Jet Set (4)

Estaban sentados hablando y alguien se puso a su lado...

Estaban sentados hablando y alguien se puso a su lado, Lorena levantó la vista y vio a una morenaza guapísima, Sandro se levantó para saludarla.

LADY: Hola encanto, ¿has venido acompañado?

Le dio un beso en los labios a Sandro, pero bien dado, abriéndolos un poco y todo. Él las presentó, se saludaron entre ellas con la cabeza, Lady le habló al oído.

LADY: ¿No me dirás que estás con la competencia?

Sandro se partía de risa, le respondió también al oído.

SANDRO: No guapa no, podemos decir que es una compañera de trabajo, trabaja para mi familia.

LADY: Que no me entere yo que si buscas una profesional te vas con otra, ¿o no te gustó lo del otro día?

Sandro le puso la mano en el culo.

SANDRO: Lo del otro día lo repetiremos, siempre que nos pongamos de acuerdo en el precio.

Lady le sonrió y le plantó otro beso en medio de los morros, se despidió de Lorena moviendo la cabeza y desapareció en medio de la gente. Lorena estaba sorprendida de la actitud de la chica.

LORENA: ¿Y esa?

Sandro se descojonaba de risa pensando en la conversación con Lady.

SANDRO: Esa es una profesional, es diferente.

LORENA: ¿Una profesional, de qué?

SANDRO: De la vida nena, de la vida, que es prostituta mujer.

LORENA: No me jodas, con todas las tías que conoces y te tiras, ¿te hace falta una puta también?

SANDRO: No me negarás que la chica es guapa y está bien.

LORENA: Sí, de guapa y buena lo está un rato, pero me has sorprendido.

SANDRO: Pues te voy a sorprender más, ¿sabes que se ha pensado que tú también eras puta?

LORENA: La madre que la parió, desde luego que esto está lleno de gente muy rara.

Sandro se moría de risa.

Volvieron al barco, Lorena fue con Sandro a su camarote, él la desnudó despacio, le quitó la ropa y cuando estaba solo en braguitas, se arrodilló delante de ella besándole el chichi por encima, con dos dedos se las fue bajando lentamente y las acompañó con sus labios por encima del pubis de Lorena dándole un beso en la rajita, solo le dejó su regalo en el cuello, se desnudó él y la tumbó en la cama, la besó, le repasó todo el cuerpo con sus besos y lamidas.

Lorena sentía sus labios recorrerle el cuerpo con los ojos cerrados, se estaba mojando el coño solo de notarlo, fue abriendo las piernas para que Sandro se fuera colocando en medio, él se dejó caer encima de ella, Lorena le pasó los brazos alrededor de cuello besándose, la polla buscaba el agujerito de su vagina, lo encontró y muy lentamente la fue penetrando haciendo que se sintiera llena, que estaba dentro de ella, jadeaban y se miraban a los ojos follando muy lentamente, Lorena le pasaba las manos por la espalda y el culo, Sandro le acariciaba las tetas con sus pezones duros y sensibles, se besaban, se miraban a los ojos y volvían a besarse, querían traspasarse todos los flujos de sus cuerpos, se excitaban poco a poco y seguían moviéndose lentamente, la excitación los tenía atrapados, gemían uno en el oído del otro, el calor les subía, tenían que dejar de besarse por lo continuados que eran los gemidos, Lorena movía sus caderas siguiendo el ritmo de Sandro y fueron llegando lentamente a un orgasmo compartido, él seguía con su ritmo sin dejar de penetrarla profundamente y ella lo agarraba con más fuerza apretándole la espalda con una mano y el culo con la otra, se corría con la cabeza para atrás con los ojos cerrados y con la de él enterrada en su cuello, disfrutaron de un orgasmo largo y profundo, se besaron y se miraron a los ojos. Se miraban con cariño, con la complicidad de haber vivido un momento tan íntimo.

Sandro se salió de encima, se abrazaron de lado, Lorena colocó la cara en su cuello y se lo besó delicadamente, no decían nada. Sandro pensaba que con pocas chicas podía follar de aquella manera, el ambiente que se creaba, la sensibilidad, los sentidos a flor de piel. Lorena se convencía de que si alguna vez tuviera una pareja quería que fuera como Sandro, sentirse acariciada como lo hacía él, que le pusiera la dulzura que él sabía ponerle y que la follara como lo hacía él, no podría conformarse con otra cosa.

Se dieron un piquito de buenas noches y se durmieron.

Al día siguiente Sandro volvió a ir al hotel a ver a Helen, esta vez se sentó tomándose un café, se miraban, a Helen se le escapaba la risilla y tenía que apartar la mirada, se tomaba el café muy lentamente, sin prisas, tenía toda la mañana para tomárselo mirándola. Helen no entendía que hacía aquel hombre otra vez sentado mirándola, en realidad sí que lo entendía, estaba claro que estaba allí por ella, antes de conocerlo no lo había visto nunca, si era la segunda vez en pocos días que estaba debía de ser por ella. Sandro pensaba que decirle cuando acabara el café, si había ido para verla sería de inútil largarse sin decirle nada, por su sonrisilla estaba claro que ella sabía porque estaba allí.

Se levantó y se acercó a recepción, Helen lo miraba sonriéndole, una sonrisa diferente, no era la misma sonrisa profesional de las otras veces.

SANDRO: Buenos días Helen.

HELEN: Buenos días señor, ¿en qué puedo ayudarlo?

SANDRO: ¿No podrías dejar de llamarme señor?, pienso en mi padre cuando lo oigo.

HELEN: Son las normas del hotel señor.

SANDRO: ¿Tomando un café conmigo cuando acabes podrías dejar de decírmelo?

HELEN: Si aceptase tomarlo, podría pensármelo.

Giraba un poco la cara para disimular la risilla.

SANDRO: Solo quiero hablar un rato contigo, así podré dejar de venir por cualquier escusa para verte.

HELEN: Señor, ¿me está diciendo que viene para verme a mí?

SANDRO: Mire señorita Helen, ya veo que me está tomando el pelo, tal vez no sea buena idea, buenos días.

Caminaba para la salida.

HELEN: Señor.

Sandro se giró mirándola.

HELEN: A las quince horas.

Se sonrieron y se fue. A las tres de la tarde estaba esperándola mirando la puerta desde el coche, la vio aparecer por una esquina, debió salir por alguna puerta lateral del hotel. Salió del coche y se le acercó.

SANDRO: Gracias por aceptarme el café.

HELEN: No me des las gracias. ¿No pretenderás que me suba en ese coche contigo?

Sandro se miraba el coche extrañado.

SANDRO: ¿Qué le pasa a mí coche?

HELEN: Que yo no me subo en eso.

Sandro se lo volvió a mirar, buscaba si le pasaba algo al coche sin encontrar nada raro.

SANDRO: ¿Pues qué hacemos?

HELEN: Iremos caminando.

Le hizo andar como un kilometro y medio, lo metió por unas callejuelas y entraron en un bar antiguo, con las sillas y las mesas de hierro y mármol. Lorena pidió dos cafés y se sentó en la mesa que ella escogió, Sandro le fue a decir algo…

HELEN: No digas nada todavía, primero prueba el café

Se quedó en silencio hasta que un hombre mayor les llevó los cafés y le dieron el primer sorbito.

SANDRO: Hostia que bueno, ¿cómo pueden hacer aquí este café?

HELEN: ¿Te crees que solo vosotros los que estáis forrados podéis disfrutar de cosas buenas?

SANDRO: Eso me ha parecido un poco…

HELEN: Mira, yo ya sé lo que quieres y te avanzo que conmigo no lo encontrarás.

SANDRO: ¿Eres adivina?

HELEN: Mejor, se quién eres, lo que haces con las chicas y yo no quiero ser una muesca más en tú currículum.

SANDRO: ¿Muesca?, pero que muesca.

HELEN: Que te vas follando todo lo que se mueve, por cierto que tienes buen gusto y eso me alaga, pero a mí no me van esas cosas.

SANDRO: Helen por favor, yo solo quiero tomar un café contigo y hablar.

HELEN: Ya estamos hablando.

SANDRO: Pero si solo hablas tú.

HELEN: ¿Y por qué te interesas por mí, por una recepcionista, es alguna apuesta con tus amigos súper ricachones?

SANDRO: Que no coño.

Helen le daba el último sorbo al café.

HELEN: Bueno, el café se ha acabado y tú tiempo también.

Se levantaba cogiendo el bolso.

SANDRO: Si no me has dejado preguntarte nada.

HELEN: Tú me has dicho que querías tomarte un café conmigo, pues ya está, ya me lo he tomado, adiós.

SANDRO: Te esperaré mañana aquí a la misma hora.

HELEN: Como quieras, la puerta está abierta para todos.

Helen se fue y Sandro pensó que la tía era muy rara. Salió del bar caminando de vuelta para ir a buscar el coche, le sonó el teléfono, era su madre pidiéndole que cuando le viniera bien la fuera a ver que quería hablar con él.

La fue a ver aquella misma tarde, Lucrezia estaba en el mismo salón y se repitió el mismo ritual del té.

LUCREZIA: Sandro, ¿tú sabes de donde viene la fortuna de la familia?

SANDRO: Yo sé que el abuelo era pescador, papá aprovechó la barca con el auge del turismo para pasear a los turistas y llevarlos a las playas que no se podían llegar a pie, después compró una barca más grande y poco a poco fue ampliando la flota, de ahí pasó a un barco para transportar mercaderías y más tarde otro, tuvo suerte supongo y acabó con una naviera con barcos que navegan por todo el mundo. Pudo invertir en el tema del petróleo, y ahora es el negocio más rentable que además lo transportamos con nuestros propios barcos.

LUCREZIA: ¿Y no te parece como mínimo raro que en tan poco tiempo pudiera hacer todo eso?

SANDRO: Mamá, ¿en qué estás pensando, todo esto no será porque os habéis divorciado?

LUCREZIA: Solo te pido que estés atento, puede que te pida algo y me gustaría que lo hicieras por mí.

Sandro no tenía ni idea de lo que le quería pedir su madre, ni el por qué de aquella conversación.

SANDRO: ¿No estás exagerando un poco mamá?

LUCREZIA: Por supuesto a tú padre no se te ocurra decirle nada, en unos días te llamaré, puede que todo sea una tontería mía y no tengas que hacer nada.

Sandro se fue de la casa de su madre no sabiendo que pensar, ¿tendría Lucrezia fundamentos para sospechar de algo de la familia, o era que simplemente se aburría y necesitaba distraerse con alguna cosa?

De vuelta fue a tomarse una copa antes de volver al barco.

Entró en el local, se dirigía a la barra para pedir algo y se le cruzó Lady.

LADY: Hola, ¿hoy estás solo?

SANDRO: ¿Y tú?

LADY: Yo siempre estoy sola.

SANDRO: Te invito a cenar, ¿nos vamos de aquí?

Lady se cogió a su brazo con una sonrisa sacándolo del local. Fueron a cenar a un restaurante romántico, bonitas vistas y buena comida.

LADY: ¿Aquí es donde te traes a esas pijas que te follas?

SANDRO: Y las que no son pijas y también me follo también.

Lady sonreía, no era fácil pillarlo en algo, siempre tenía una salida para todo, le gustaba, lo veía guapo, inteligente y sabía por experiencia propia que follaba bien. A Víctor ella le atraía por su seguridad, parecía ser una chica libre que hacía lo que le venía en gana cuando quería, además del cuerpazo que gastaba y lo guapa que era.

Era consciente que en aquel momento las chicas por las que se estaba sintiendo atraído como no se había sentido nunca era ella y con Helen, otra belleza diferente, otro cuerpazo de infarto parecido al de Lady, una era morena y la otra rubia, una con ojos negros y la otra de un azul transparente que parecía que le veías el fondo, cuando le miraba a los ojos tenían el poder de atraparlo. Y lo diferentes que eran una de la otra, una que sabía perfectamente lo que les gustaba a los hombres, una profesional del sexo y por lo que había podido comprobar muy buena, la otra parecía tan tímida que tenía miedo a salir con él. Otra que siempre le atrajo fue Lorena, pero ella era diferente, a ella la quería como a una hermana, con la diferencia que follaban y de qué manera, siempre la consideró más como de la familia que otra cosa.

LADY: ¿Por qué te acostaste conmigo?

SANDRO: Por qué negociamos y llegamos a un acuerdo.

LADY: No me refiero a eso y lo sabes, te podías haber ido a la cama con al menos el cincuenta por ciento de las mujeres que habían en el casino, cuando estabas jugando en la ruleta tenías unas cuantas a tú alrededor que se les estaban mojando las bragas.

Sandro se encogía de hombros mientras bebía vino de la copa.

LADY: Tú ya estás de vuelta de todo, ¿me equivoco?, te pareció una aventura diferente follarte a una prostituta.

SANDRO: ¿Eso te pareció?, que era la primera vez que estaba con una puta.

Lady no decía nada mientras masticaba, sabía que no había sido la primera vez, la seguridad como negoció era de alguien que lo había hecho otras veces, pero que a ese tío parecía que todo le sudaba la polla también, pensaba que seguramente sería por tener tanto dinero que le permitía comportarse así.

LADY: No, lo que me sorprendió es que te quedaras conmigo y no con otra gratis.

Sandro reía por dentro pensando que le estaba dando una imagen que él no creía tener, nunca había pagado por follar, fue la primera vez porque ella le gustó.

SANDRO: ¿Después de perder lo que había perdido en la ruleta crees que me importaba pagar para poder estar contigo?

LADY: Ya sé que el dinero para la gente como tú no tiene el valor que le puedo dar yo, pero aun así no lo entiendo.

SANDRO: ¿Quieres que te diga la verdad?

LADY: Pues estaría bien.

SANDRO: Porque me gustas, eres guapísima, tienes un cuerpazo y además natural, no como a otras que como le apreté las tetas un poco más de la cuenta, me quedó con la silicona en la mano.

Lady se moría de risa, se miraron a los ojos, fueron parando de reír y se miraron serios.

LADY: Tú también me gustas, eres guapo y un tío muy interesante.

SANDRO: ¿Qué te gustaría hacer cuando cenemos?

LADY: Pasar la noche contigo.

SANDRO: Directa y al grano.

LADY: ¿Me llevaras a tú casa?

SANDRO: Te llevaré a un hotel.

Mientras esperaba que le trajeran la cuenta de la cena, Sandro llamó por teléfono reservando la suite más grande de uno de los hoteles de la ciudad.

Salieron del restaurante agarrados a buscar el coche. Sandro pensaba porque le atraía tanto aquella mujer, ella tenía razón solo tenía que buscar en la agenda del teléfono y encontraría alguna belleza dispuesta a acostarse con él aquella noche, incluso dos cuando alguna vez lo había deseado. Aquella mujer tenía un imán con él que lo atraía.

Llegaron a la habitación, Lady dejó el bolso encima de un sillón y daba vueltas mirándola, entró en la habitación, abrió la puerta del cuarto de baño y sus ojos se le fueron a una gran bañera con burbujas.

LADY: Desde luego los ricos sabéis vivir bien, que pedazo de bañera nene.

Sandro le sonreía, le gustaba lo espontanea que era. Se acercó a ella por detrás y le besó el cuello pasándole las manos por delante, ella ladeó la cabeza para ofrecérselo y llevó una mano para atrás para acariciarle la parte baja de la espalda, le bajó la cremallera del vestido dejándolo caer, abrió el cierre de un collar que llevaba dejándolo encima de un mueble junto con un par de pulseras que le quitó, le desabrochó el sujetador y saltaron dos tetas de buen tamaño, naturales, con su lógica caída que tan bien le sentaba aquel cuerpo espectacular, se arrodilló detrás de ella y le besó el culo por encima de las bragas, Lady sonreía, le estaba gustando la delicadeza que su acompañante mostraba desnudándola, Sandro le agarró las bragas por los lados y lentamente las fue bajando descubriendo delante de su cara un culo precioso, cuando se las quitó le agarró las nalgas con las manos y las lamió y chupó, metió la lengua en medio de la raja bajando lentamente, Lady cerraba los ojos, se paró en el ojete pasándole la lengua, ella jadeaba, se estaba calentando con la lengua de Sandro jugando por allí atrás.

Sandro se levantó desnudándose, le agarró de la mano llevándola a la bañera, Lady se hizo un moño para no mojarse el pelo y los dos en pelotas se metieron en la bañera que burbujeaba lentamente, se miraron a los ojos, Lady se fue colocando encima de él besándolo desde arriba, Sandro levantaba la cabeza para que ella le metiera la lengua en la boca acariciándole la cara, las manos de él recorrían aquel cuerpo monumental, aquellas curvas que se unían a unas piernas preciosas que acaban en un culo que lo volvía loco. Lady le pidió que se sentara en el borde de la bañera, ella se metió en medio de sus piernas arrodillada dentro del agua y le agarró la polla pajeándola lentamente, le volvió a mirar los ojos, los dos sabían que ya estaban dentro de la magia de un buen polvo, le chupó el glande a la vez que le agarraba la polla por la base y le acariciaba los huevos con la misma mano, bajaba lentamente su cabeza introduciéndosela más profundamente succionándola, Sandro gemía, aquella mujer era muy buena con la boca pensó, cuando consiguió metérsela entera la volvió a sacar lentamente repitiéndolo varias veces, él movía las piernas del gusto, por la mamada y por las caricias en sus huevos que no cesaban.

Cuando Sandro creyó que había estado suficiente tiempo dándole placer a él, la levantó sentándola a ella intercambiando las posiciones abriéndole las piernas, le fue pasando la lengua por los muslos subiendo poco a poco hasta su rasurado coño, empezó por arriba y fue bajando metiéndole la lengua en medio de la rajita moviendo la lengua, Lady abría las piernas todo lo que podía, Sandro no tenía ningunas prisas en comérselo, ella jadeaba con una mano encima de la cabeza de él acariciándole el pelo, notó como le apretaba la cabeza contra sus coño y lamió y chupo más fuerte, Lady dejó ir un fuerte gemido moviéndole la cabeza para que le diera placer donde ella quería, notaba que estaba a punto de correrse y empujó a Sandro para que apoyara la espalda en la pared de la bañera, se le sentó encima y lo besó, le repasó con la lengua los labios comiéndose sus propios flujos a la vez que le agarraba la polla y se metía la punta en la vagina, dejó caer el culo y se empaló dando los dos un grito de placer, Lady se movía sensualmente encima de él sujeta por su brazos que le acariciaban la espalda y el culo, se sujetó a sus hombros incrementando el ritmo, le seguía agarrando el culo con una mano siguiendo el ritmo que ella imponía y con la otra le apretaba las tetas pasándole los dedos por encima de unos pezones grandes y duros, veía como Lady gemía más fuerte mirando para el techo cerrando los ojos, el orgasmo le llegaba, ella abría los ojos y la boca empezando a correrse, se movía más rápido encima de él, el agua salpicaba y los gritos le salían de la garganta rebotando en las paredes.

Se abrazó a su cuello dejándose caer encima de su cuerpo, lo besó con ternura un par de veces y le susurró al oído.

LADY: No puede ser que me corra así contigo, no es normal, ¿Qué coño me estás haciendo?

SANDRO (riendo): Yo no te he hecho nada, te lo has hecho tú sola nena.

Lady sonrió y le besó los labios con pasión.

LADY: A mi corazón joder, a mi corazón que le estás haciendo, me estoy enamorando de ti como una gilipollas.

SANDRO: Ostia Lady, no sé si eso es buena idea.

LADY: Ya sé que contigo tengo poco que hacer, pero es lo que siento que quieres que te diga, no me puedo correr con nadie si no siento algo, y contigo lo hago tan fácilmente.

Sandro la abrazaba preocupado, le gustaba mucho y se sentía muy atraído por ella pero lo de enamorarse no lo había sentido. Lady volvió a susurrarle.

LADY: Llévame a la cama y fóllame, fóllame como si esta noche no hubiera otra mujer en el mundo.

Salieron de la bañera, Sandro la secó con una toalla con delicadeza, ella le miraba fijamente a los ojos, se estaba enamorando de aquel tío que la cuidaba, que era tan cariños y dulce, pensó que era una lástima que él nunca la llegaría a querer por lo que era y por la diferencia de clases sociales.

Cuando estuvieron los dos secos Sandro la llevó hasta la cama agarrándole una mano, la estiró, se puso a su lado y le besó los labios con delicadeza, solo un poco, porque Lady es una mujer ardiente y le sacó la lengua para que se la comiera acariciándole la cara, se fueron excitando, ella le agarraba los huevos acariciándoselos, él le frotaba suavemente el chichi mojado cuando se dio cuenta que estiraban de su polla para acercársela al coño, se fue colocando encima, Lady se la orientó y con un pequeño empujón se la introdujo, ella levantó un poco las caderas y llegó hasta el final con un gemido, se frotaron las lenguas una contra la otra fuera de la boca, iniciaron una follada lenta, se movía debajo de él facilitando que las penetradas fueran profundas. Sandro notaba el roce de las paredes vaginales, parecía que ella contraía la vagina abrazándole la polla, le hacía sentir placer que expresaba en su cara y sus gemidos acompañados de los de Lady, sus manos le apretaban el culo contra ella como queriéndose penetrar más cuando llegaba al fondo. Lady fue acelerando sus movimientos debajo de él, sus manos en el culo aceleraban los apretones, su cuerpo se tensaba, la respiración y los gemidos se aceleraban, le subía un calor dándole señales que se iba a correr de un momento a otro.

LADY: Así, así, me corro, me corro, Sandroooo.

Y con su nombre en la boca se volvió a correr de forma espectacular, la tensión fue bajando, la respiración se tranquilizaba, sus manos más relajadas le acariciaban la espalda a Sandro que la besaba con cariño con su polla “aparcada” en el fondo de su vagina.

LADY: No la saques cariño, me gusta sentirla dentro, sentirte dentro de mí.

Sandro la besó, se volvieron a entregar las lenguas y el cuerpo de Lady fue despertando lentamente, le pasó los brazos por el cuello, el beso se aceleró y Sandro comprendió que era la hora de comenzar de nuevo, se incorporó apoyado en sus rodillas con las piernas de ella por encima de las suyas, estiró de sus caderas para acercársela más, desde esa posición podía follarla moviendo sus caderas y acariciarle el cuerpo, la cara, los pezones que parecían que iban a explorar, bajaba la mano por su barriga y Lady se agarraba fuerte a la sabana porque sabía lo que iba a hacer Sandro, le puso la mano encima del chichi y con dos dedos le fue frotando el clítoris mientras la follaba con más fuerza. Lady soltó un grito cerrando los puños, se sentía follada y pajeada a la vez, el placer era intenso y no podía controlar su cuerpo que le daba bandazos para soportarlo, gemía, gritaba, movía la cabeza, estiraba con fuerza de la sabana agarrándola con sus manos. Sandro seguía su ritmo, sabía que iba bien por la reacción de ella, la veía excitada, que le daba placer, mucho placer por sus movimientos y gritos, aceleró un poco más sus dedos encima del clítoris y los de sus caderas para metérsela con más fuerza, todo el cuerpo de Lady se tenso en plancha, abrió mucho los ojos y la boca y comenzó una corrida espectacular, gritaba como si le acercaran un hierro ardiendo, estiraba con tanta fuerza de las sabanas que las sacaba del sitio, Sandro seguía con su ritmo y esperó a que Lady cayera agotada de golpe para sacarle la polla y dejar de masturbarla.

Lady jadeaba mirándole, Sandro veía en sus ojos lo que sentía por él. Lady se estaba enamorando por momentos de aquel hombre, ella sabía que no lo pasaría bien con él, Sandro tenía una vida demasiado fácil, todo lo tenía al momento cuando quería incluidas las mujeres, pero no lo podía evitar, los sentimientos la traicionaban, aunque ella intentara convencerse de que no era buena idea enamorarse lo estaba haciendo.

Sandro se estiró a su lado, ella lo colocó boca arriba, le dio un beso rápido en los labios a la vez que le agarraba la polla, le miraba a los ojos pajeándolo, se sonreían, ella pensaba, te voy a hacer disfrutar de una corrida que te vas a enterar chaval. Bajó la cabeza y se metió la polla en la boca, primero el glande chupándolo y pasándole la lengua por todos lados, después media polla que chupaba y succionaba sin dejar de masturbarlo con dos dedos, y finalmente se la metió entera aguantando la respiración y apretando para hacérselo sentir, Sandro suspiraba y gemía cerrando los ojos, Lady levantó la cabeza dando una bocanada de aire, le había dejado toda la polla llena de saliva, lo pajeó resbalándole la mano, el sonido de la paja estaba excitando a Sandro cuando Lady se la volvió a meter entera de golpe, él levantó el culo de la cama de gusto, la sacó hasta la punta y la volvió a meter sacándola de nuevo succionando, Sandro se volvía loco, se lo estaba follando con la boca proporcionándole un placer inmenso, las entradas y salidas de su boca fueron cada vez más rápidas, él empezó a notar que no aguantaría mucho, Lady veía como los huevos se le contraían y la polla le palpitaba, en un par de subidas y bajadas más Sandro le estaba entregando toda su leche a grito pelado, lechazos que empezaron en su garganta, después en su boca, ella seguía follándose la boca notando como le bajaba la intensidad de las eyaculaciones, Sandro abrió los ojos jadeando, Lady le miró sin dejar de pajearlo cayéndole por los labios el semen, a Sandro le pareció una imagen muy excitante y sensual. Lady se relamió la leche que tenía en los labios y le dio un par de repasadas más a la polla dejándosela limpia tragándose las últimas gotitas que salían por la punta.

Lady se levantó riendo de ver como lo había dejado, estirado en la cama sin moverse con los brazos abiertos que parecía un Cristo en la cruz, se metió en la ducha con el pelo recogido, Sandro llegó detrás de ella, la vio al través del cristal, pensó lo guapa que era y lo bien que le quedaba el pelo recogido dejándole toda la carita despejada.

Entró abrazándola por detrás, Lady sonreía, Sandro se puso jabón en las manos pasándoselas por todo el cuerpo, se estaba volviendo a excitar y la polla le volvía a crecer, ella llevó una mano para atrás y al cogérsela la notó dura otra vez.

LADY: ¿Qué te pasa, vuelves a estar calentito cielo?

Sandro apoyó su cuerpo contra la espalda de Lady y lo arrastró hasta la pared de cristal, le pasó la mano enjabonada por el culo lubricándole el agujerito.

LADY: Gamberrete, ¿quieres hacérmelo por el culito?

SANDRO (excitado le susurraba): Estoy loco por hacerlo, tú cuerpo me hace perder el norte.

Lady, que tenía la polla en su mano se la fue acercando al culo, apoyó la punta en el ojete.

LADY: Despacio por favor.

Sandro empujó con cuidado, al primer intento no lo consiguió, ella se la volvió a colocar, volvió a apretar un poco y se desviaba, Lady sacó un poco el culo para atrás, y la apuntó de nuevo notando la punta en el centro del agujero, Sandro movió las caderas lentamente y notó como entraba despacio y apretada la punta, Lady abrió los ojos dejando ir el aire, pasó la mano que sujetaba la polla a un cachete del culo de Sandro y apretó un poco indicándole que la metiera más, la fue introduciendo lentamente, ella jadeo fuerte apretándole el culo, Sandro paró.

LADY: Ya lo tienes cabroncete, un poco más y entrara entera.

Se acercó un poco más a su cuerpo y poco a poco la polla fue entrando hasta hacer tope con su cuerpo en el culo de Lady, le besó el cuello y la apretó contra la pared, la sacó un poco y la volvió a meter, Lady gruñó, Sandro le preguntó si le había hecho daño y ella le respondió que siguiera que la estaba poniendo muy caliente.

Lady miraba al través del cristal de la ducha y veía el reflejo de sus cuerpos en el espejo del baño, eso la estaba excitando, Sandro había conseguido sacársela casi entera y volver a meterla, Lady volvió a agarrarle el culo haciendo fuerza contra ella, le entró la polla de golpe hasta el fondo dando un grito, Sandro se la sacó hasta la mitad y volvió a repetir el pollazo profundo, a Lady le tembló todo el cuerpo dando otro grito, él entendió que le gustaba y siguió, ella no quitaba la vista del espejo viendo como Sandro daba golpes de caderas penetrándola, se estaba mojando el coño y no de agua, se excitaba, por primera vez pensó que se podría correr con alguien follándole el culo, en cada golpe al juntarse los cuerpos por la embestida, gemía o gritaba, él hacía rato que gemía de lo cachondo que estaba. Sandro pasó una mano por delante de ella y le frotó el coño con dos dedos, Lady puso los ojos en blanco del gusto y Sandro vio claro que se iba a correr, fue pegar el primer grito por el orgasmo y él disparar el primer tiro de leche dentro de su culo, veía por el espejo medio borroso como Sandro la agarraba por las caderas volviéndose loco follándosela y corriéndose, les temblaban las piernas a los dos apoyándose en la pared de la ducha, se miraron sonriendo, Sandro no entendía la habilidad que tenía ella para no mojarse el pelo, era tremenda.

SANDRO: ¿Estás bien?

LADY: Ha sido una de las mejores corridas que he tenido.

Se abrazaron, se besaron, acabaron de ducharse, se secaron y metieron en la cama para pasar la noche juntos.

Cuando Sandro se despertó ella ya no estaba, recordó el polvazo de la noche anterior y sonrió.

Le vino una idea a la cabeza, se vistió y fue a desayunar al hotel donde trabajaba Helen.