Jet Set (18)

Se lo guardó en el bolsillo y se acabó el whisky...

Se lo guardó en el bolsillo y se acabó el whisky tranquilamente. Cuando llegó al barco Lorena estaba sentada en el salón en un sofá leyendo una revista nerviosa, se levantó de un salto al verlo abrazándolo.

LORENA: Que nervios, estaba preocupada por si te hacía algo.

Sandro sacó del bolsillo la memoria y se la dio a Lorena.

SANDRO: Es tuya, haz lo que quieras.

Lorena la cogió, le agarró de la mano y lo sacó fuera llevándolo a la terraza de popa, avisó a un marinero y le pidió un martillo, cuando se lo trajeron destrozó el USB a martillazos, luego lo tiró por la borda al mar.

LORENA: Solucionado, al fondo del mar con la vida que tenía en aquellos momentos, lo tenía ya olvidado y ese imbécil me la ha tenido que volver a recordar.

SANDRO: Que pena, me hubiera gustado verlas.

Lorena le dio un golpe en el hombro riendo.

LORENA: Eres un guarro, ven conmigo.

Le volvió a coger de la mano y se lo llevó al camarote, le dejó de pie y ella se colocó en los pies de la cama, se fue quitando la ropa lentamente mirándole con una sonrisa, cuando se quedó en braguitas se estiró en la cama abriendo las piernas para que Sandro la viera bien, él sonreía, ella se apoyó en un codo para mantener el cuerpo erguido y se puso la mano en una pierna subiéndola, la pasó al interior de los muslos y se fue acariciando alrededor de las braguitas con un dedo, Sandro se estaba poniendo cardiaco, se tocaba las ingles metiéndose y sacando el dedito de dentro de las bragas, la subió hasta su barriga y lentamente la fue bajando metiéndola por dentro de la ropa interior empezando a masturbarse, abrió la boca un poco poniendo cara de placer mirando a Sandro fijamente a los ojos, él notaba como la polla le crecía y se le ponía dura dentro del pantalón, Lorena se tocaba con toda la mano el coño y gemía suavemente, sabía que lo estaba poniendo a cien, el bulto del pantalón lo delataba. Se quitó las bragas tirándoselas, Sandro las cogió en el aire poniéndoselas en la nariz poniendo cara de vicioso, Lorena rió y le hizo un gesto con el dedo índice para que se acercara, no perdió nada de tiempo en estar a su lado, ella lo agarró por el pescuezo y le amorró la cara en su coño.

LORENA: Ya has visto algo mucho mejor que las fotos, ahora cómetelo.

Sandro que estaba como una moto se lo comía con ganas, ella gritaba riéndose colocando las manos encima de la cama estirándose con las piernas muy abiertas, le encantaba el sexo oral con él, y le encantaba ponerlo caliente, sabía que en esos momentos lo tenía descontrolado de pasión. Sandro le comía el coño que le faltaba espacio para chupar, lamer y succionar, le levantaba el culo agarrándoselo con fuerza, le metía la lengua en el agujerito haciendo círculos, le succionó el clítoris con fuerza y Lorena pegó un grito tremendo, perdió los papeles pegándole una succión detrás de otra, ella no sabía donde agarrarse del gusto que le recorría el cuerpo, se corrió a gritos moviendo todo el cuerpo, él no le apartó la boca hasta que Lorena le dio un empujón de no aguantar los calambrazos que le daban después de correrse, le salía flujo del coño resbalándole por la piel cayendo a la cama. Sandro se levantó quitándose la ropa.

SANDRO: Prepárate que esto solo ha sido el aperitivo.

LORENA: Cariño no te pases que está muy sensible. ¿Qué haces?, ay, ay…

La estaba girando poniéndola a cuatro patas, se la apuntó en la entrada de la vagina y pegó un empujón con las caderas metiéndole un pollazo tremendo que le movió todo el cuerpo adelante a Lorena, ella pegó un grito abriendo los ojos para ponerlos en blanco cerrando los puños de gusto, Sandro la estaba follando gimiendo y gruñendo, los dos estaban como animales pegando un polvazo que los tenía totalmente enloquecidos, Lorena estaba en un estado de placer que no podía parar de gritar, le estaba subiendo un orgasmo enorme, se corrió otra vez dando bandazos con el cuerpo, al acabar se tiró hacía delante para separase de aquella polla que la estaba matando, se giró y vio a Sandro que subía a la cama encendido, la miraba con unos ojos inyectados en sangre de la lujuria, le abrió las piernas y se metió en medio metiéndosela otra vez hasta el fondo, Lorena cruzó sus brazos alrededor de su cuello.

LORENA: Me vas a matar amor, me tienes destrozada.

Sandro no la escuchaba, estaba encendido volviendo a follarla, se aguantaba con las dos manos en la cama para poder mover sus caderas penetrándola sin compasión, Lorena verlo así era no bajar la excitación, el coño no podía tenerlo más sensible con tanto meneo, seguía gritando clavándole las uñas en la espalda bajando las manos dejándole un arañazo, Sandro al sentir el dolor todavía le daba más duro, las manos de Lorena llegaron al culo agarrándoselo con fuerza para aguantar el placer que estaba sintiendo. Los ojos se miraron con pasión y él dejó ir el primer lechazo caliente y espeso en su coño dando un grito medio gemido medio gruñido, Lorena al notarlo le volvió a dar otro espasmo el cuerpo corriéndose con él, disfrutaron de un largo y húmedo orgasmo, muy húmedo por la unión de los flujos vaginales y la abundante cantidad de semen que le dejó Sandro dentro.

Cayó a peso encima de la cama, al lado de Lorena que tenía el coño hinchado y rojo del polvazo que le había dedicado su amor, su amante, sus ojos bonitos cariñoso y dulce que cuando convenía era un salvaje en la cama. Sandro le besó el cuello y ella le pasó el brazo por encima, descansaron mirándose a los ojos. Cuando pasó un rato él apoyó la espalda en el cabecero, ella puso su cabeza encima del pecho de Sandro acariciándole el costado con la mano.

LORENA: ¿Crees que nos dejará en paz?

SANDRO: Eso espero. ¿Cómo tenemos el asunto de la boda?

LORENA: Tú madre me dijo que ya tenían la lista completa de invitados, le pasé la nuestra para que la incorporaran, parece que ya lo tenemos casi todo, la fecha, el lugar, invitados, la semana que viene empezaré a probarme vestidos, todo viento en popa a toda vela.

SANDRO: Estarás preciosa vestida de novia.

LORENA: ¿No te arrepentirás?, es que no me creo que nos vayamos a casar.

SANDRO: ¿Arrepentirme, de qué?, de casarme con una mujer maravillosa de la que estoy enamorado hasta las trancas.

LORENA: De hacerlo con una mujer que te trae problemas.

SANDRO: Todos tenemos un pasado, a mí me la suda lo que opine la gente. Pero si eres tú la que dudas podemos aplazarla.

LORENA: ¿Cómo voy a dudar hombre?, te quiero con locura, pero entiéndelo, para cualquier chica que no sea de tú círculo de amistades es un sueño. Yo entendía a tú padre, la vida está llena de pelanduscas locas por conseguir un partido como tú.

SANDRO: ¿Y tú qué opinas?

LORENA: Que nunca pensé que podríamos llegar a este momento. Tus padres me tratan como a una hija, me han acogido en tú familia…

Empezaba a llorar, Sandro la abrazó.

SANDRO: Ya está bien mujer, nos van bien las cosas, para que preocuparse.

Lorena lo abrazó y se relajó con la mano de Sandro acariciándole el pelo.

El sábado se reunieron para comer juntos con Lucrezia y Carlo, fueron ultimando detalles de la boda, todos estaban ilusionados y Lorena más que nadie, el cambio que le había dado la vida le costaba asumirlo.

Pasaron el fin de semana de comidas, cenas con algo de fiesta y copas, el lunes se levantaron tarde descansando del fin de semana. Estaban desayunando hablando de lo qué tenía cada uno en la agenda para ese día cuando sonó un teléfono, los dos se miraron.

LORENA: ¿Es el tuyo?

SANDRO: Está llamando Robert.

LORENA: Jooder.

Sandro sacó del bolsillo el sencillo móvil que había comprado para que contactara con él.

SANDRO: Sí.

ROBERT: Soy Robert, escúchame imbécil.

Sandro se dio cuenta que estaba bebido y le resbalaban las palabras.

SANDRO: No hace falta insultar.

ROBERT: Que te calles coño, quiero más dinero, no pensarías que sería tan tonto de darte todas las fotos por la miseria que me pagaste.

SANDRO: Que es lo…

ROBERT: Que no hables, quiero más pasta y quiero hablar con Lorena.

SANDRO: Ya te dije que eso es imposible, hicimos un trato…

ROBERT: Me importa una mierda el trato que hicimos, quiero más dinero y follarme a tú novia cabrón, te voy a poner los cuernos y haber si tienes cojones de casarte con la zorra.

Sandro cerró los ojos para no alterarse.

SANDRO: Lo que usted dice es imposible, ya le avisé que no le convenía engañarme.

ROBERT: ¿Imposible?, os estaré vigilando, en algún momento ella se quedará sola y ese momento lo aprovecharé, me la follaré por delante, por detrás y para acabar me correré en su boca, se la llenaré de leche para que tú la beses con cariño después gilipollas.

SANDRO: Yo intentaba ayudarte hijo de puta, amenazando a mi familia se te ha acabado el crédito cabrón, hazme caso, desaparece y no molestes más.

Lorena estaba siguiendo la conversación asustada. Sandro colgó.

LORENA: No nos va a dejar tranquilos, se acabará el dinero en cuatro días malgastándolo y volverá a pedir.

SANDRO: No te preocupes cariño, cuando vas a negociar algo siempre tienes que tener una segunda jugada preparada por si la primera no sale bien, está claro que con este tío tendremos que cambiar de estrategia.

LORENA: Tengo miedo, es muy violento y si va borracho o drogado más.

SANDRO: No te preocupes, es una buena jugada la que tengo en la manga.

Ese mismo día por la tarde lo vieron mirando el barco desde el paseo, Lorena se puso muy nerviosa y Sandro la intentaba calmar.

SANDRO: En el barco estás segura cariño, hay gente para defenderte de sobra, a partir de ahora pondremos a dos hombres de guardia en la pasarela, solo necesito dos días para prepararlo todo.

Lorena pensaba que se lo decía para calmarla sin mucha convicción, Sandro estaba demasiado tranquilo. Se quedaron en el barco dos días enteros viendo a Robert merodear por el paseo, al tercero Sandro le dijo a Lorena que se pusiera guapa para salir a cenar, ella se moría de miedo solo de pensarlo pero Sandro le insistió.

Por la noche salieron en el coche de Lorena, Sandro se aseguró que Robert los estaba siguiendo, aparcó en un lugar muy extraño que no lo hacía normalmente, convenció a Lorena para salir del coche y dirigirse a unas callejuelas oscuras y estrechas.

LORENA: Sandro me estás asustando, estas calles es precisamente lo que a él le va bien para hacernos daño.

SANDRO: Tranquila cariño que no pasará nada.

Robert paró el coche y vio como se metían en la calle, pensó que se lo estaban poniendo a huevo, fue caminando detrás de ellos sacando del bolsillo una navaja, cuando los atrapara le pondría la navaja en el cuello al pijo aquel, obligaría a Lorena a chupársela delante de él y se la follaría contra la pared, ese tío no sabe quién soy yo pensaba. Los vio girar una esquina, aceleró el paso y antes de llegar salió un tío borracho, sucio y mal vestido tambaleándose.

TIO: ¿Me das algo de dinero para comprar vino?

ROBERT: Que te jodan borracho.

Al pasar por su lado notó un pinchazo en un brazo y todo se volvió negro perdiendo el sentido.

Lorena y Sandro llegaron a una plaza donde había uno de sus restaurantes preferido.

LORENA: ¿Me quieres explicar porque hemos dado esta vuelta cuando podíamos haber aparcado en la puerta?

SANDRO: Para pasear un poquito cariño.

Lorena sabía que alguna cosa le ocultaba, prefirió no insistir sobre el tema. Cenaron, rieron y se lo pasaron bien, en medio de la cena Sandro recibió un mensaje, lo leyó y miró a Lorena.

SANDRO: Un negocio que me ha salido de puta madre.

LORENA: Y a estas horas te avisan.

SANDRO: Sí cariño, por lo del cambio horario y esas cosas. ¿Quieres ir a tomar una copa después?

LORENA: Prefiero tomarla en el barco si no te importa.

SANDRO: No hay nada que temer Lorena.

LORENA: Tú eres muy confiado y hay gente mala por el mundo.

SANDRO: Eso es verdad, a veces confío demasiado en la gente y tendría que ser más cabrón.

Le sonrió y Lorena pensó que estaba fatal de la cabeza, parecía que se tomaba a broma el asunto de Robert y a ella no le hacía puta gracia. Cuando salieron del restaurante un marinero les había ido a buscar el coche y los estaba esperando para llevarlos al barco.

LORENA: Todo esto es muy raro, ¿qué has hecho?

SANDRO: Nada, pasear un poco antes de cenar, ahora con la barriga llena no me apetece volver hacerlo, ya está.

Se tomaron la copa, tuvieron sexo y Sandro durmió como un angelito, Lorena no tanto de la preocupación, que Robert estuviera vigilándolos no le gustaba nada.

Al día siguiente Lorena no paraba de mirar el paseo buscando a Robert, parecía que no estaba, se lo dijo a Sandro y le contestó que ya vendría más tarde, que igual se había quedado dormido, Lorena medio se enfadó con él por estar tan tranquilo y hablarle con un tonillo medio cachondeándose.

Pasaron dos días, Sandro invitó a sus padres a cenar aquella noche en el barco, cuando llegaron se reunieron todos en popa tomando algo antes de cenar.

LUCREZIA: No me gustaría cenar muy tarde que tú padre está mayor y ya no aguanta trasnochar mucho.

CARLO: ¿Pero qué dices?, aquí la única que se hace mayor eres tú.

LUCREZIA: Que poco caballero que eres, mira que decirme vieja, te vas a quedar sin…, tú ya sabes a que me refiero.

Lorena se reía y Sandro miraba la hora.

SANDRO: Es que estamos esperando a un invitado más, no creo que tarde mucho.

A los pocos minutos entraban dos coches en el puerto, se pararon delante de la pasarela del barco, de uno de los vehículos salió un tío que debía medir dos metros de alto por dos de ancho abriendo la puerta de atrás, bajó Vicenzo con un maletín. Carlo había estado siguiendo los coches con la mirada poniéndose de pie, todos miraban, solo Sandro sabía quién era.

CARLO: ¿Qué coño hace este aquí?

Hizo el gesto de empezar a caminar y Sandro lo paró.

SANDRO: Papá, lo he invitado yo, me ha hecho un favor y que menos que agradecérselo con una cena.

Lucrezia estaba en silencio, pensaba que no volvería a ver a su hijo nunca más, tenía como todos emociones contradictorias, sabían lo que había hecho siendo joven, eso les producía rechazo, pero era de su familia, hijo y hermano, eso siendo tan defensores de la familia les ponía la duda en la cabeza. Cuando llegó con los demás los padres ponían cara de circunstancias, Lorena no sabía por qué exactamente y Sandro habló primero.

SANDRO: Bienvenido Vicenzo, esta es tú casa.

VICENZO: Gracias hermano, no creo que sea muy buena idea que me quede. Toma, aquí está todo.

Sandro recogió el maletín y se lo dio a Lorena, le dijo que lo abriera, se sentó y lo abrió sacando de dentro un viejo ordenador portátil.

LORENA: ¿Y esto?

VICENZO: Ahí está todo lo que os preocupaba, ya está arreglado.

Entonces se dio cuenta Lorena, debía ser el ordenador donde Robert guardaba las fotos.

LORENA: ¿Y…?

VICENZO: No hay más copias y no os molestará mas.

LORENA: Pero…

VICENZO: No preguntéis, ya está todo solucionado.

CARLO: ¿Se puede saber qué pasa?

SANDRO: Que Vicenzo me ha ayudado con un problema que tenía, lo ha solucionado rápido y eficaz.

VICENZO: Adiós a todos.

CARLO: Nosotros queremos hablar contigo, ¿verdad Lucrezia?

Lucrezia movía la cabeza confirmando lo que había dicho Carlo, Vicenzo también la movió y entraron los tres dentro para hablar con intimidad.

LORENA: ¿Qué pasó con tú hermano?

SANDRO: Desavenencias familiares cariño, haber si hablan y lo solucionan.

Se sentaron los tres en unos sillones.

CARLO: ¿Cómo te va?

VICENZO: Bien papá, los negocios van bien, ya no es como antes, ahora se gana dinero con contactos y con información privilegiada.

CARLO: Si necesitas algo, no dudes en hablar con nosotros.

VICENZO: Lo siento mucho mamá, sé que te he fallado, ya os dije que es un peso que llevo toda la vida, pero no puedo volver atrás y cambiarlo.

LUCREZIA: Dios Vicenzo, eres mi hijo, yo te parí, no puedo desearte nada malo.

VICENZO: Decirme que queréis que haga y lo haré, papá me dijo que estuviera en Italia y ahí he estado hasta que me llamó Sandro, tenía un problema y yo se lo podía solucionar, siempre que me pidáis algo estaré para ayudaros, mañana volveré con mi familia y dejaré de molestaros.

Lucrezia y Carlo se miraban.

LUCREZIA: Ven con tú mujer y los niños a visitarnos por favor, me gustaría besar a mis nietos.

Vicenzo miró a Carlo.

CARLO: Somos poca familia Vicenzo, tenemos que intentar estar unidos.

VICENZO: ¿Lo conseguiremos?

LUCREZIA: Vamos a intentarlo por lo menos.

Sandro y Lorena miraron el portátil.

LORENA: ¿Estarán todas las fotos aquí?

SANDRO: Si lo ha dicho Vicenzo seguro que sí.

LORENA: Robert le puede haber engañado que es muy cabrón.

SANDRO: Ya te aseguro yo que le ha dicho la verdad.

LORENA: ¿Y no nos volverá a molestar?

SANDRO: Seguro que no, le deben de haber pagado un viaje para que desaparezca.

LORENA: ¿Un viaje?

SANDRO: Si mujer, estará en la otra punta del mundo o vete a saber dónde. Ya te dije que tenía una segunda jugada para negociar preparada.

No le quería decir a Lorena de lo que era capaz Vicenzo, conociendo a su hermano mejor no pensar lo que hizo con Robert, ni le preguntó ni ganas de saberlo.

Esa noche se volvió a reencontrar “la familia”, eran conscientes que el pasado no se puede borrar, puedes eliminar las pistas, como Lorena con las fotos o Carlo con los negocios ilegales, pero en el interior y en el círculo más cercano saben que existió y ahí está, la decisión era si perdonar o mantenerse lejos unos de otros para girarle la espalda a la realidad. La conclusión que llegaron era que mejor mirar el pasado directamente y aceptarlo por si en algún momento se tenían que defender de él.

Con una buena cena se fueron limando flecos, Vicenzo volvería con toda la familia para pasar unas vacaciones, se les invitó a la boda y la familia inició el proceso de reconciliación.

Se celebró una gran boda, con nervios de Lorena de verse en medio de algo tan grande, guardar el secreto del vestido, persecuciones por la calle de los periodistas, fotos y reportajes en las principales revistas, en poco tiempo pasó de ser una desconocida a salir fotografiada por todas partes con Sandro o sin él. Rechazó entrevistas, quería mantener su intimidad todo lo posible.

A nuestra pareja Lorena y Sandro no les podía ir mejor, tampoco era difícil, se querían, se respetaban y lo tenían todo a favor, pasaban tiempo juntos, trabajaban poco y ganaban mucho.

Carlo se fue retirando de los negocios dejando a Sandro al frente, le había demostrado carácter e inteligencia para llevarlos y decidir sobre su vida, lo que había estado buscando los últimos años para dejárselos con tranquilidad. Carlo puso todo su interés en Lucrezia, con la que acabaron volviendo a vivir juntos, ella se negó siempre a volver a casarse, lo tenía que mantener en tensión para que no hiciera “tonterías”. Vicenzo pasaba temporadas viviendo cerca de la familia y otras dedicándose a sus “negocios” italianos, nadie preguntaba a que se dedicaba exactamente.

Y Adriano seguía siendo él, una compañía diferente en cada cena que quedaban y el convencimiento que el enamorarse no iba con su filosofía de vida.

Lorena estaba embarazada de pocos meses de la primera niña, se le notaba un poco la barriguita y paseaban por el paseo marítimo con Sandro cogidos del brazo, hablaban y reían cuando Sandro se quedó mirando fijamente a una chica que estaba sentada en un banco mirando el mar, se acercaron a ella.

SANDRO: Hola Helen.

HELEN: Ya no me llamo así, ahora soy Anastasia, ¿cómo estás, estáis embarazados?

LORENA: Sí, es una niña.

SANDRO: ¿Dónde está Lady?

Helen levantó los hombros cambiando la voz.

LADY: Yo tampoco me llamo Lady, hemos estado un tiempo en una clínica psiquiátrica y he tenido que dejar a Helen coger el mando y esconderme yo para que nos dejaran salir, al final los convenció con esa vocecita de retrasada que tiene. ¿Cómo estás Lorena?, lo pasamos bien en una ocasión.

A Lorena le costaba aguantarse la risa.

LORENA: Muy bien, me alegro de verte.

HELEN: No digas eso que gracias a mí estamos en la calle y trabajando.

SANDRO: ¿Volvéis a trabajar?

HELEN: Sí, estoy enamorada de nuevo, lo estoy esperando, hemos quedado aquí.

LADY: No le hagas caso, esta se enamora de una chapa tirada en la calle y me la lía, al final acabará viniéndose conmigo como siempre.

Se despidieron y la dejaron discutiendo con ella misma, se reían pensando en el pobre hombre a quién debían estar liando en esos momentos. A Sandro en el fondo le daba pena Helen, o Lady, el cuerpo era de una, ¿pero de quién era el carácter predominante? , probablemente era una mezcla de las dos, cuando estaba con ellas una demostraba tener mucho carácter pero nunca fue agresiva con él, la otra parecía más tímida y retraída pero fue la que le soltó la hostia más fuerte que le habían dado en la vida.

Siguieron con su paseo y Helen se levantó corriendo detrás de ellos.

HELEN: Os dejo mi tarjeta, tal vez algún día necesitéis nuestros servicios.

Lorena cogió la tarjeta y la mano de Helen mirándole a los ojos.

LORENA: ¿Te enamoraste de Sandro?, o todo fue mentira.

HELEN: Siempre me enamoro, pero sé que no puedo pasar de ahí, mi hermana me necesita y no quiero dejarla sola.

SANDRO: ¿Cómo que tú hermana?

HELEN: La que tú conoces como Lady, es mi hermana gemela Alize, yo me llamo Celine, somos inseparables, sabemos que no podemos enamorarnos y vivir con un hombre dejando a la otra sola, estaremos siempre juntas.

LORENA: ¿Pero tú eres consciente que las dos estáis dentro de un solo cuerpo?

Helen le miró los ojos triste.

HELEN: Es una niña me has dicho.

LORENA: Sí, será una niña.

HELEN: Cuidarla mucho los dos, no dejéis que se vaya y no os pasará como a mí.

SANDRO: ¿Qué te pasó Celine?

Celine se pasó la mano por la cara, miró el mar pensando y se giró mirándolos a los dos.

CELINE: Éramos inseparables, a ella se le metió en la cabeza que quería bañarse en la piscina de casa un día que estábamos solas, yo no quise ir y me fui a mi habitación, me quedé dormida y una hora más tarde oí ruido en el jardín, cuando salí mi padre estaba vestido dentro del agua sacando a Alize, se fue, su cuerpo estaba allí pero ella ya no, no podía permitirlo, si yo hubiera ido con ella no se hubiera marchado, así que no dejé que se fuera, se quedó conmigo para siempre, compartiremos el cuerpo y lo que sea pero nunca más me separaré de ella.

Sandro y Lorena se quedaron a cuadros sin saber que decir, Celine le tocó la barriga a Lorena.

CELINE: Seguro que será guapísima, quererla mucho y hacerla feliz.

Giró la cabeza mirando el paseo y cambió la cara riendo, como si se hubiera olvidado de lo que les explicó.

CELINE: Me voy, ya ha venido mi enamorado a buscarme.

Salió corriendo y se cogió del brazo de un chico, pasaron por su lado.

CHICO: ¿Qué quieres hacer hoy?

CELINE: Pasear, pero no te pases o te tendré que dar otra hostia.

Lorena y Sandro se sentaron en un banco, ella apoyó la cabeza sobre su hombro y él le pasó el brazo por la espalda.

LORENA: ¿Qué fuerte no?

Se quedaron en silencio, relajándose mirando el mar.

Estuvieron un rato y se levantaron alejándose por el paseo agarrados de la mano.

FIN