Jet Set (17)
Pasaron un par de días...
Pasaron un par de días.
Estaba Sandro en el despacho en videoconferencia con su padre y algunas personas más del trabajo, a Lorena le enviaron un mensaje, lo miró y salió a cubierta para abrirlo.
“Hola guapa, soy Robert, ahora ya tienes mi teléfono también. Te espero en el mirador del acantilado esta tarde a las cuatro y media”
LORENA: “Y una mierda, déjame en paz”
ROBERT: “Te interesa bastante lo que tengo que decirte, si no vienes lo que se te puede ir a la mierda es tu vida en el país de las maravillas”
Lorena se enfadó, borró la conversación. Miró la hora, tenía que ir, Robert era un tío impredecible y podía hacer alguna locura, se quería enterar de sus planes, que apareciera de buenas a primeras no era buena señal, algo buscaba.
A las cuatro le dijo a Sandro que salía a hacer algunas compras, Sandro tenía un día ocupado con reuniones virtuales y se despidió con un beso sin darle importancia. Lorena paró en el centro para comprarse ropa interior, tenía que volver con algo para defender su coartada. Condujo hasta el mirador, aparcó y vio a Robert sentado sobre el capó de un coche, bajó y se acercó a él.
ROBERT: Que cambio chica, pareces una señora vestida tan elegante, se nota que pasta no te falta y tú novio de pacotilla que tienes te cuida muy bien.
LORENA: Dime qué coño quieres que tengo prisa.
Robert le tocaba el vestido por el cuello como comprobando se era buena la tela, Lorena se apartó.
LORENA: ¿Pero qué haces?
ROBERT: ¿Tienes prisa por volver con el niño pijo de tú novio?, si no debe saber ni como tocarte el coño, porque tú siempre has sido muy exigente en esas cosas.
LORENA: Qué, qué quieres que me voy.
ROBERT: Para empezar que tal si subes a mi coche y me haces una buena mamada como me hacías antes y me corro en tu boca puta.
LORENA: Eres un cerdo, lárgate, no pintas nada aquí.
Lorena se dirigía a su coche.
ROBERT: Volverás a tener noticias mías.
Lorena no le contestó, bajando al puerto pensaba que Robert alguna cosa había venido a buscar y la intranquilizaba.
Subió al barco con la bolsita de la compra, Sandro salió a su encuentro con una copa de escocés en la mano.
SANDRO: ¿Ya has vuelto?
LORENA: Sí cariño.
Le dio un beso en los labios.
SANDRO: ¿Vienes a tomar algo?
LORENA: Prefiero ir a cambiarme y dejar esto en el camarote.
Sandro le agarró la mano llevándola a popa, se dirigió a la chica que hacía el trabajo de Lorena antes.
SANDRO: Ponle otro escocés con hielo a Lorena por favor.
LORENA: ¿Ya eres como tú padre que decides lo que la gente va a tomar sin preguntar?
SANDRO: Ven y siéntate conmigo por favor.
Le trajeron la copa y se sentaron los dos juntos, Sandro le hizo un gesto con la cabeza a la camarera y esta desapareció. Miró fijamente a los ojos a Lorena.
SANDRO: ¿Qué?
LORENA: No sé, ¿pasa algo?
SANDRO: No quieras disimular que te conozco y con la cara pagas, te lo pregunto otra vez, ¿qué?
Lorena pensó que no podía mentirle a Sandro y menos por un tío como Robert.
LORENA: Robert me ha enviado un mensaje esta mañana para que nos viéramos.
SANDRO: ¿Y no me has dicho nada y te has visto con él?
LORENA: Lo siento Sandro, creo que es un problema mío y no quiero meterte en medio.
SANDRO: Cualquier problema tuyo es mío también, ¿no lo entiendes?
LORENA: Ya lo sé cariño, es una persona de mi pasado que no sé qué pinta apareciendo ahora.
SANDRO: ¿No habrá intentado propasarse contigo?
LORENA: No tranquilo, todo está bien.
Lorena bebió doliéndole tener que mentir a Sandro, esperaba poder solucionarlo sin tener que darle explicaciones.
Lucrezia tenía en su casa a Carlo, estaban en el sofá que normalmente se ponía ella mirando el mar estirados, ella con la cabeza en su hombro y él le pasaba la mano por la espalda acariciándosela.
LUCREZIA: Si hubieras estado más tiempo así conmigo en vez que con tus putas por ahí no me hubiera divorciado de ti.
CARLO: Estoy intentando mejorar Lucrezia, ser mejor persona.
LUCREZIA: Ya, a la que pienses que me tienes segura volverás a hacer de las tuyas.
CARLO: Que no cariño, que estoy cambiando de verdad.
LUCREZIA: ¿Sabes algo de Vicenzo?
CARLO: ¿Qué?
LUCREZIA: Ya me has oído.
CARLO: Ha montado varios negocios por Italia, parece que le va bien, seguro que debe de estar lavando dinero para “ellos”.
LUCREZIA: ¿Lo volveremos a ver?
CARLO: No sé, ¿tú qué piensas?
LUCREZIA: Que no puedo vengarme de él, me corroe por dentro pero es mi hijo, un cabrón pero mi hijo, parece que toda la mala leche se la quedó Vicenzo, y todo lo bueno Sandro.
Carlo la abrazó y ella se acurrucó con él.
Robert paseaba por las calles, hasta que encontró una que se veía claramente que había varias putas, se acercó a una.
ROBERT: ¿Cuánto cobras?
CHICA: Cincuenta por una mamada, cien si quieres follar.
La cogió del brazo y la metió en un callejón lleno de mierda, se sacó la polla.
ROBERT: Venga chupa guarra.
CHICA: ¡Eh!, si no me pagas primero no te hago una mierda.
Se sacó varios billetes del bolsillo contándolos para que sumaran cincuenta, la chica los cogió y se los metió en un bolso que llevaba.
CHICA: Muy bien cariño, ahora sí.
Se agachó y se la metió en la boca chupándosela, llevaba un momento y Robert le agarró la cabeza metiéndosela hasta la garganta, ella intentaba salirse y él la agarró por el pelo follándose su boca, la levantó sujetándola por el brazo.
CHICA: ¿Pero qué haces cabrón, estás loco?
La giró contra la pared, le bajó las bragas y se la metió en el culo follando como un loco.
ROBERT: Te gusta Lorena, lo disfrutas pedazo de puta, toma pollazo guarra.
Se corrió y tiró a la chica al suelo de un empujón, estaba acojonada de la actitud agresiva y fuera de sí de aquel tío, Robert recogió su bolso del suelo, le robó el dinero que llevaba y se fue caminando con chulería.
Pasó una semana que no ocurrió nada, Lorena pensó que se había ido y la dejaba tranquila, una mañana que estaba sola porque Sandro había salido de viaje para volver ese mismo día recibió otro mensaje, puso mala cara, ya se imaginaba de quien era, lo abrió y se puso la mano en la cara llorando, era una foto de hacía muchos años de ella bebida en la cama desnuda, con las piernas abiertas y otra chica que conocía le estaba abriendo el coño, las dos miraban a la cámara riendo, se acordó que el que hacía la foto era Robert.
Al momento sonó el teléfono, contestó sin decir nada.
ROBERT: ¿Te gusta la foto?, te la envío de recuerdo, para que te acuerdes que en otros tiempos eras una cerda.
LORENA: ¿Qué quieres?
ROBERT: Verte y follarte como lo hacía antes puta.
LORENA: Estás loco.
ROBERT: De momento quiero explicarte algo, ven a mi apartamento.
LORENA: No voy a ir a ningún apartamento, ¿te crees que soy idiota?
ROBERT: Pues quedemos a las tres en el paseo delante de la playa pequeña, y ven sola, no quiero tener que romperle los dientes a tú novio el multimillonario.
Lorena colgó y lloró de nuevo, se daba cuenta que aquello no iba a terminar tan fácilmente.
A las tres caminaba por el paseo y vio a Robert sentado en un banco, se acercó y se quedó delante de él manteniendo una distancia.
ROBERT: Hola putita, siéntate a mí lado.
LORENA: ¿Qué quieres?
ROBERT: Pero que prisas tienes siempre, así no te podré follar como quiero, necesito mi tiempo para correrme en tú culo de novia pija, que fina y que guarra te has vuelto.
LORENA: Si solo me quieres ver para decirme guarradas mejor me voy.
Se iba a girar.
ROBERT: Tengo algunas fotos más parecidas a la que te he enviado, una buena colección, la de pajas que me he hecho mirándolas, me da la risa cada vez que lo pienso, me estaba haciendo una a punto de correrme y te vi en la tele, al lado de ese novio finolis dejando que os hicieran fotos como si fueras una actriz de Hollywood, se me cortó hasta la paja, como una guarra como tú ha podido llegar hasta aquí, como si fueras una princesita, has aprendido mucho para embaucar a un tío como ese.
LORENA: Ya está bien, ¿qué es lo que quieres?
ROBERT: Ya te lo he dicho, follarte, y que me mantengas claro, tú haces el paripé con el picha corta de novio que tienes y yo te follaré como te mereces, me das un dinero cada mes para que pueda vivir bien y todos contentos, mejor que pueda vivir muy bien, con buenos coches y lo que haga falta.
LORENA: ¿Te crees que yo dispongo de dinero?, es de él, él me mantiene a mí idiota.
ROBERT: Bueno, ya pensaremos algo, porque supongo que no te interesa que las fotos lleguen a la prensa, que escándalo verdad, una chica tan distinguida y que se descubra que también es tan puta.
Se levantó y se fue caminando riéndose, Lorena se sentó tapándose la cara, aquello se le estaba escapando de las manos y no sabía qué hacer. La única manera era ser sincera con Sandro y que él decidiera que quería hacer, se lo merecía por su sinceridad y lo que le había demostrado que la quería, aunque su decisión fuera apartarse de ella.
Volvía al barco, le había mentido a Robert, ella disponía de dinero para sus gastos, de mucho dinero, Sandro se empeñó en abrirle una cuenta corriente con un montón de euros, medio en broma medio en serio le dijo que si estaba con él no sería por el dinero, que a partir de ese momento tenía lo suficiente para vivir como quisiera sin él, si estaban juntos era porque se querían y no por el puto interés. En el pasado cumpleaños de Sandro le regaló un coche muy especial que costó una riñonada, pero tenía claro que el dinero no sería suficiente para Robert, estaba mucho más loco que cuando lo conoció.
Esperó a Sandro aquella noche para cenar con él.
LORENA: Hoy he vuelto a ver a Robert.
SANDRO: ¿Qué pasa con ese tipo Lorena, que hace entrometiéndose en nuestras vidas?
LORENA: Como te dije lo conocí cuando él era modelo, empezamos a salir, íbamos a fiestas sin parar, me introdujo en las drogas, me hacía fotos desnuda o en la cama con él o con una amiga. Empezaba a tener buenos contratos y ganaba dinero, pero estaba loco, cuanto más dinero ganaba más derrochaba en drogas y fiestas, me di cuenta a tiempo que aquella vida no era para mí y me fui. Con el tiempo me enteré que perdió todos los contratos que tenía y que se arruinó, la verdad es que ya se podía ver tal como vivía. Esa es la verdad Sandro, si no quieres que sigamos siendo pareja lo entenderé, me ha dicho que tiene varias fotos mías muy comprometedoras, que si no hago lo que me pida se las venderá a la prensa, si no estoy contigo no le servirán de nada.
Empezaba a llorar tapándose la cara. Sandro se levantó abrazándola.
SANDRO: Tranquila, tranquila, lo solucionaremos juntos, ¿cómo voy a separarme de ti con lo que me ha costado llegar hasta aquí para no perderte?
LORENA: No quiero que salgas perjudicado por mi culpa, ni tú ni tú familia, te quiero mucho, antes me haré daño a mí que hacértelo a ti, ¿no lo entiendes?
SANDRO: Claro que lo entiendo, lo que tienes que entender tú es que por un problema que tengamos no podemos rendirnos, ya conoces cosas de mí familia, somos los primeros que tenemos que callarnos, ¿somos fuertes juntos o no?
Lorena lo miraba con los ojos llorosos, le abrazó muy fuerte.
LORENA: Somos fuertes.
SANDRO: Pues lo solucionaremos juntos.
En el camarote antes de meterse en la cama Lorena se cepillaba los dientes delante del espejo, Sandro le miraba el culo por debajo de un camisón muy cortito, él se había puesto un pantalón de pijama para dormir, a Lorena le gustaba que lo hiciera sin nada arriba para poder apoyar su cabeza en su hombro o su pecho y poder acariciarle sin ropa que le molestara. Lorena se agachó para enjuagarse la boca y le pudo ver unas finas braguitas, se acercó y le apretó el culito con su polla medio morcillona, ella lo miró a través del espejo sonriendo dejando el cepillo de dientes, Sandro le pasó las manos por delante agarrándole las tetas y le besó el hombro al lado del tirante del camisón, Lorena llevó una mano para atrás metiéndola por dentro del pantalón agarrándole la polla, le apretaba con fuerza las tetas jugando con los pezones, se le marcaban debajo de la fina tela duros y salidos. Ella lo pajeaba lentamente poniéndosela tiesa, él le besaba y lamía el cuello.
Lorena dobló el cuerpo hacía delante sacando el culo para restregarlo con la polla, le bajó las bragas por debajo del culo y se sacó la polla apoyándola en el agujerito del coño, la movió un poco para lubricarle la punta, ella seguía mirándolo por el espejo con la cara excitada, Sandro se la metió lento pero con decisión hasta el fondo, Lorena gimió y se le fueron de la cabeza los problemas, él estaba dentro de ella, eso le hacía que solo tuviera los sentidos puestos en aquel momento y lugar, dejando que su cuerpo se abandonase a los sentimientos que tenía por aquel hombre, notaba cada roce de sus manos en las tetas, los pezones parecía que le iban a explotar de lo duros que los tenía, el coño se le mojaba con la polla de Sandro moviéndose dentro, le resbalaba entre sus paredes vaginales haciéndola gemir de placer, un placer que le hacía cerrar los ojos y abrir la boca para dejar salir el aire, llevaba una mano para atrás acariciándole la cadera, necesitaba sentir su piel, el movimiento adelante atrás que tanto placer le proporcionaba, al gusto se le unía un calorcito que le subía por el cuerpo, se le acumulaba en la cara, notaba como se le iba poniendo colorada y el placer le aumentaba, los gemidos los había convertido en gritos y su culo se movía empujando para atrás en cada embestida para hacerla más intensa, sabía que el orgasmo estaba a punto de llegar…
LORENA: Sandro, cariñooo…
Se dejó abrazar por un placer que le recorría todo el cuerpo, las piernas le temblaban, los ojos se le ponían en blanco, la mano ya no acertaba a seguir acariciando a su amor y un tremendo grito salió de su boca corriéndose, su amante que la conocía bien sabía cómo moverse en esos momentos para que el orgasmo le durara y fuera bajando la intensidad lentamente.
Lorena apoyaba una mano en el espejo recuperándose y Sandro le sacaba la polla pasándole la mano por el sensible coño mojándosela de flujo para lubricarle el agujerito del culo, Lorena lo miró por el espejo a los ojos, se los veía encendidos de pasión, ella estaba relajada por el orgasmo y sonreía de ver a Sandro tan excitado, notó como se tensaba la piel del culito y poco a poco se le iba abriendo hasta volver a cerrarse un poco abrazando la polla con el glande dentro, él estaba muy excitado y no había perdido tiempo en dilatarlo, sintió un poco de dolor apoyando la mano en pubis de su pareja para que no se moviera, necesitaba que el culo se acostumbrara y relajara con ese grosor dentro, dejó que la introdujera un poco más y empujando con las caderas hacia atrás se la metió entera dando un grito, Sandro la acariciaba y ella se movía lentamente dejando que le fuera follando el culo despacio, que se fuera dilatando lo suficiente para que él pudiera apretar, acelerar, gemir y gritar llenándoselo de leche, Sandro se apartó y un chorro de semen le cayó del agujero a las bragas, Lorena se las subió, se giró y lo abrazó besándolo.
Era su pareja, su amor, su amante, al que había deseado en silencio durante años y pudo cumplir su sueño compartiendo su vida, nadie le iba a hacer daño, estaba dispuesta a defenderlo costara lo que costara.
Pasaron un par de semanas sin noticias de Robert, el tío no tenía prisas, prefería esperar que a Lorena se la fueran comiendo los nervios. Lorena y Sandro habían hecho un parón en el trabajo para tomar un café, estaban hablando de varias cosas que Lorena había pensado para el casino y sonó el teléfono, ella se lo enseñó sin descolgarlo, Sandro se lo cogió de las manos.
SANDRO: Hola.
ROBERT: Quiero hablar con Lorena.
SANDRO: No señor, lo que tenga que hablar tendrá de hacerlo conmigo.
ROBERT: Sabes que pasa, que la única que lo puede arreglar es ella, contigo no tengo nada que hablar.
SANDRO: Permítame corregirle, soy yo quien puede ayudarle, nadie más, así que solucionemos este mal entendido lo antes posible.
Robert tuvo la sensación de que le estaba tomando el pelo, tanta educación y tanta finura le estaba tocando los cojones.
ROBERT: Ya está bien de gilipolladas, o hablo con Lorena o unas fotos muy divertidas les llegaran a la prensa.
Sandro mantenía un tono de voz tranquilo y suave, como si le hablara a un niño pequeño, sabía que eso le pondría nervioso.
SANDRO: Mire señor le veo un poco nervioso, estoy intentando ayudarle y no me escucha. Usted está dispuesto a enviar esas fotos a la prensa, sin cobrar nada, sin sacar nada a cambio, tendría que aprender a negociar, lo que le puedo ofrecer yo no se lo puede ofrecer nadie.
ROBERT: Lo que yo quiero es follarme a la guarra de tú novia.
SANDRO: Otro grave error señor, usted no le va a poner un dedo encima a Lorena, olvídese, antes se matará a pajas. ¿De verdad se cree que con unas fotos nos va a hacer daño?, ¿que las publicará alguna revista sin avisarme antes?, si alguna se atreve puedo comprar la empresa y desintegrarla, todos saben lo que tienen que hacer menos usted, saben que tienen que mantener su puesto de trabajo. Pero usted es poco ambicioso, se lo estoy diciendo, negocie conmigo que no se arrepentirá.
Se hizo un momento de silencio, a Robert le habían girado la tortilla y no sabía ni que decir.
SANDRO: Venga señor, quedemos un día y hora para hablar en persona, no tengo todo el día, como comprenderá tengo negocios que atender.
Robert colgó el teléfono sin decir nada, Sandro miró a Lorena descojonándose de risa.
SANDRO: Ha colgado el idiota, no sabe ni donde está.
LORENA: Es que eres la hostia tío, no entiendo porque le hablas con tanta amabilidad .
SANDRO: Porque es lo que él no se esperaba, esperaría alguien acojonado por lo que pudiera hacer con las fotos, si le desactivaba esa opción pensé que lo desconcertaría, no puedo ni quiero negociar en su terreno, tengo que hacer que él venga al que a nosotros nos interesa.
Era verdad, Robert estaba dando vueltas al apartamento donde vivía comiéndose la cabeza sin entender nada, él se moría de ganas de follarse a Lorena pensando que tenía unas fotos para obligarla, y ese tío le estaba diciendo que no tenía nada, que era un inútil y lo único que podía hacer era hablar con él, pegó un grito tirando una lámpara y la mesa donde estaba contra la pared de rabia.
Tardó tres días en volver a llamar para reunirse, lo hicieron en un reservado de una terraza que conocía Sandro, le invitó a lo que quiso tomar y se sentaron.
ROBERT: Esperaba ver a Lorena, ¿se está escondiendo de mí?
SANDRO: ¿Lorena, quién es Lorena?, creo que nuestro negocio no tiene nada que ver con esa señorita.
ROBERT: ¿Cómo que no?, las fotos son suyas, y muy sugerentes por cierto, de tener si tiene que ver.
SANDRO: El material que tratemos tanto da, lo importante es la negociación, y eso lo tienes que hacer conmigo, si negociamos drogas, fotos o ladrillos no tiene importancia, te daré mi teléfono para que contactes conmigo directamente, Lorena no va a recibir ningún mensaje ni llamada más tuya.
El teléfono que le dio lógicamente no era el suyo, era uno de pre-pago que compró para la negociación.
A Robert lo estaban liando otra vez, él quería llevar el peso de la negociación pero no le dejaban, lo despistaban y dejaban sin argumentos.
ROBERT: Está bien, ¿qué propones?
SANDRO: Llegar a un acuerdo económico para que usted mejore su vida y yo recupere todas esas fotos.
El tío se recostó en el asiento pensando, sonrió.
ROBERT: Dos millones y son todas tuyas.
SANDRO: Perdone, usted no lo ha entendido, sus fotos no valen nada, si le pago es para hacerle un favor, ya le dije que quería ayudarle, le daré cincuenta mil, dígame como lo quiere, un cheque, una transferencia o en efectivo, decídalo y el próximo día que nos veamos haremos el intercambio.
Robert se quedó con la boca abierta sin saber que decir, cuando se dio cuenta Sandro se estaba levantando saliendo de la terraza. Caminó un poco y entró en otro restaurante para comer con Lorena.
LORENA: Has tardado poco.
SANDRO: No le he dejado negociar una mierda, le daré algo de dinero, que nos devuelva las fotos y a tomar por culo.
Lucrezia se estaba cambiando en su habitación para comer con Carlo, se abrió la puerta y entró él, estaba en sujetador y bragas.
LUCREZIA: ¿Qué haces aquí?, tú estás cogiendo demasiadas confianzas ya.
CARLO: Ya sabes que siempre me ha gustado verte como te vistes.
LUCREZIA: Eso lo podías hacer mientras fuiste mí marido, ya no lo eres, así que lárgate.
Carlo se acercó cogiéndola por la cintura besándole el cuello.
CARLO: ¿No quieres que sea tú marido cariño?
LUCREZIA: ¿Marido?, nooo, eres mejor como amante.
Rieron y Carlo la puso encima de la cama a cuatro patas, le bajó las bragas y su pantalón, se sacó la polla y se la metió de golpe haciendo que Lucrezia pegara un buen grito.
CARLO: Así que prefieres que te folle como un amante.
LUCREZIA: Eres mucho mejor amante que marido “desgraciao”.
CARLO: ¿Qué me has dicho?
LUCREZIA: Que folles y calles que es lo único que haces bien.
Dos días más tarde Sandro recibió un mensaje de Robert para que le preparara el dinero en efectivo, quería encontrarse en la misma terraza para hacer el intercambio. Cuando se vieron Sandro le invitó a un escocés de primera, Robert lo saboreaba sin prisas, Sandro se relajó en su silla para darle la imagen que él tampoco tenía ninguna prisa.
ROBERT: Hay que ver los ricos como os cuidáis, no había probado este whisky.
SANDRO: Saboréalo tranquilo, no tenemos prisas.
Pasaba el rato y Robert no veía la tensión que él esperaba para aumentar la cantidad de dinero.
ROBERT: ¿No estás dispuesto a pagar más?
Sandro con la cabeza lo negó.
ROBERT: Pues vamos va.
Sandro puso encima de la mesa una bolsa.
SANDRO: Te puedes quedar con la bolsa de regalo.
Robert se la puso en las piernas y la abrió para contar por encima.
SANDRO: Soy una persona de palabra, está todo.
ROBERT: Ahora podría largarme y no darte las fotos.
SANDRO: No creo que te convenga, pero eres libre de hacer lo que quieras.
Robert se bebió de golpe lo que le quedaba del whisky y le tiró un USB a Sandro que cogió en el aire, se fue sin despedirse.