Jet Set (10)

Se ducharon, vistieron y salieron a tomar algo...

Se ducharon, vistieron y salieron a tomar algo, después cenaron y Helen aceptó pasar la noche con él. Por la mañana después de desayunar Helen se fue a trabajar y al rato bajó Sandro para dejar la habitación.

HELEN: ¿Ya te vas?

SANDRO: Creo que ya no me hace falta la habitación.

HELEN: Eres un cabrón, ya has conseguido lo que querías y vas a desaparecer.

SANDRO: Que nooo mujer, te vendré a buscar cada día cuando acabes, comeremos juntos y luego ya veremos.

HELEN: Ya ya, ese “ya veremos” yo ya sé lo que es gamberro.

Sandro se acercó a ella hablándole al oído.

SANDRO: ¿No te gusta?

HELEN: Cállate que me pones colorada.

Quedaron para verse cuando ella acabara su turno y Sandro volvió al barco. Lorena le esperaba.

SANDRO: ¿No está mi padre a bordo?

LORENA: Sí, me ha pedido que viniese a buscarte, quiere hablar contigo.

Fueron los dos hasta la popa, Sandro se sentó al lado de su padre, estaba serio y pensó que algo importante debía pasar.

CARLO: ¿Qué quieres tomar?

Lorena se acercó a ellos.

SANDRO: Nada.

CARLO: Lorena por favor, tráeme un vodka y a él un escocés que le hará falta.

SANDRO: Tráeme a mí otro vodka que parece que esto va en serio.

CARLO: Tráenos la botella.

Les dejó encima de la mesa el vodka con los vasitos de chupito y se apartó para dejarles intimidad, se sirvieron y se pegaron un primer pelotazo directo al gaznate.

SANDRO: ¿Qué pasa papá?

CARLO: Ya te comenté que tú hermano vendría para ponernos al día de los negocios en EEUU, hemos quedado pasado mañana para hacer una reunión.

SANDRO: Vale.

CARLO: Lucrezia ha pedido para asistir, tiene parte de las acciones y no se lo puedo negar.

SANDRO: No pasa nada, ¿o es que te molesta verla después del divorcio?

CARLO: No, no es eso, me preocupa porque tú madre nunca ha querido saber nada del negocio, ese interés repentino no lo entiendo.

SANDRO: Puede ser porque ahora es parte de él y no está contigo, querrá estar al día de lo que pasa en la empresa.

CARLO: No, debe ser otra cosa, ella siempre ha confiado en nosotros para los negocios.

Sandro no dijo nada, se tragó otro chupito y pensó en lo que sabía su madre, esa reunión iba a ser más distraída de lo que se pensaba su padre.

CARLO: Quedaremos a media mañana, pasaremos todos los informes de cómo está el negocio actualmente y después hablará tú madre, no sé qué coño nos va a decir, si tú tienes algo que decir también será el momento de hacerlo. No te comprometas con nada, no sabemos cuándo acabaremos.

Estuvieron hablando de otros temas y esperó hasta la hora que salía Helen de trabajar para ir a buscarla, comieron juntos, salieron a la calle y se pararon al lado del coche.

HELEN: ¿Y ahora qué hacemos?

SANDRO: ¿Vamos a tú casa?

HELEN: No, a mi apartamento no te llevo.

SANDRO: ¿Por qué?

HELEN: Me da vergüenza.

SANDRO: Conozco apartamentos, se lo que son, ¿o te piensas que solo estoy en mansiones y rodeado de lujos?

Helen le hacía una cara confirmándoselo.

SANDRO: Me puedes llevar sin problemas.

HELEN: ¿Dónde vives tú?

SANDRO: Yoo, bueno, vivo en un barco.

HELEN: ¡Ja!, y quieres que te lleve a mi mini apartamento, estás loco.

SANDRO: Pues vamos al barco.

HELEN: No hace falta que cada día tengamos sexo, podemos pasear un rato.

SANDRO: Si es lo que tú quieres, por mi no hay problema.

Helen se cogió de su brazo y pasearon, Sandro pensó que más clásica que ella no había otra, parecían una pareja de hacía ochenta años atrás paseando. A Helen le gustó el detalle, le pidió no tener sexo y él lo aceptó por ella. Después de un buen rato de paseo Helen le dio un beso en los labios.

HELEN: Me tengo que ir, ¿nos veremos mañana?

SANDRO: Mañana tengo una reunión que se puede alargar bastante, no creo que nos podamos ver, pero si me das tú teléfono te puedo llamar para vernos pasado mañana.

Se intercambiaron los teléfonos y Sandro volvió al barco, no quería salir aquella noche y beber más de la cuenta, al día siguiente quería estar con todos los sentidos en alerta.

Al llegar al barco fue a ver a su padre al despacho ayudándole a hacer las presentaciones con números y gráficos que quería enseñar al día siguiente, Carlo tenía mucho olfato con los negocios pero en temas informáticos estaba un poco perdido. Cuando salieron con todo el trabajo hecho era tarde, Lorena les había preparado la mesa para que cenaran los dos.

SANDRO: Papá, ¿te importa cenar solo y que yo lo haga con Lorena en mi camarote?

LORENA: No, no, perdone, no le haga caso, cuando usted no me necesite ya lo iré a ver.

CARLO: No te preocupes Lorena, podéis ir, yo ya estoy acostumbrado a cenar solo cada día, avisa a un camarero y me apañaré con él, me quiero ir a dormir pronto.

Lorena habló con un camarero para que estuviera atento a Carlo y pidió la cena para dos en el camarote de Sandro, esperaron que se la llevaran y Lorena la sirvió para los dos.

LORENA: No me ha gustado lo que le has pedido a tú padre, yo tengo un trabajo y me gusta cumplir bien con él.

SANDRO: Es que quería hablar contigo en privado.

LORENA: Podías haber esperado a que viniera a pasar la noche contigo.

SANDRO: Prefiero hacerlo ahora, Lorena, mañana tenemos la reunión familiar de la empresa, Lucrezia también va a asistir.

LORENA: Es normal, querrá velar por sus intereses.

SANDRO: No lo hace por eso, va a sacar lo que ha descubierto de mi padre y se va a liar gorda.

Lorena paró de comer, no había pensado en eso.

LORENA: ¿Has pensado en hacer algo?

SANDRO: No, creo que es cosa de ellos, se han pasado toda la vida una sospechando y el otro guardándoselo, ya es hora que pasen cuentas y salga la verdad.

LORENA: Espero que la sangre no llegue al rio.

Los dos se miraron quedándose en silencio, sabían que podía acabar muy mal aquella reunión familiar.

LORENA: ¿Y cómo va tú romance?

SANDRO: Bien, ya nos hemos acostado, se puede decir que salimos juntos, a Lady también la he encontrado pero no me ha querido contestar si es puta o no.

LORENA: No lo es, hazme caso.

SANDRO: Está enfadada conmigo porque me dijo que estaba enamorada de mí y no le seguí el rollo, cuando se enteró de que estaba enamorado de otra pilló un cabreo de mil pares de cojones.

LORENA: ¿Y qué tal con Helen?

SANDRO: Bien, no parece muy experta en el sexo pero le pone buena voluntad, me gusta, es tímida pero en la cama se deja ir.

LORENA: Entonces será mejor que deje de dormir contigo.

SANDRO: ¿Pero qué dices?

LORENA: Si tienes novia no quiero estar en medio de vosotros.

SANDRO: ¿Cómo vas a estar en medio?, tú sitio está aquí conmigo, como siempre, no sé si llegaré lejos con ella, tenemos que conocernos mejor.

LORENA: Algún día tendremos que dejar de hacerlo, ¿lo sabes verdad?

SANDRO: Lo sé, pero todavía no ha llegado ese día.

Lorena lo miraba con una sonrisilla, no se sabía si la relación de Sandro iría hacía adelante o no, pero tenía que avisarlo, si algún día tenía una relación seria ella se apartaría le gustase o no.

Acabaron de cenar, Sandro se levantó de la mesa cogiendo a Lorena de una mano ayudándola a ponerse de pie, se agarraron como si fueran a bailar, ella le pasaba los brazos por el cuello y él por la cintura, Sandro parecía que le había leído el pensamiento.

SANDRO: No te alejes nunca de mí por favor.

Lorena le acariciaba el pelo mirándolo seria.

LORENA: Algún día pasará, tú encontrarás a alguien con quién querrás tener una relación seria y yo no pintaré nada.

SANDRO: Mi madre me dijo en una ocasión que yo soy tan golfo como mi padre, con ella disimulé, pero sé que tiene razón, la única chica que he querido que estuviera a mi lado siempre has sido tú, las demás no te llegan ni a la suela del zapato, sé que no me porto bien contigo y tendría que cuidarte más.

Lorena se apartó un poco agarrándole la cara con las dos manos mirándole a los ojos.

LORENA: Escúchame Sandro, lo nuestro está bien y es divertido, pero tú necesitas a alguien que te convenga, no sé si será Helen, igual no, pero algún día la encontrarás, una mujer con la que serás feliz, con la que querrás tener una familia, entonces no tendrá ningún sentido que sigamos con lo nuestro.

SANDRO: Cállate por favor.

Acercó su cabeza agarrándola por la nuca y la besó, un cálido beso en los labios. Sandro la entendía y sabía de qué le estaba hablando pero nunca tuvo esos planes, tal vez acabaría muy enamorado de Helen, pero mucho tendría que cambiar la situación para querer llegar con ella a tener una familia, no se sentía preparado en esos momentos, siempre pensó que cuando se cansara de hacer el golfo como le decía su madre se quedaría con Lorena, ella cumplía todos los requisitos para hacerlo feliz y era consciente que no se portaba bien con ella, otro tío la cuidaría como una joya para que no se fuera de su lado. Lorena sentía los labios de Sandro en medio de los suyos, su relación con él duraba de hacía unos años y siempre tuvo claro que más tarde o más temprano se acabaría, se había enamorado de él pero nunca se lo diría, él tenía que hacer su vida con alguien que le conviniera y esa no era ella, no podía ser ella.

Sandro le fue desabrochando la camisa lentamente, ella le miraba a los ojos, aquellos ojos tan bonitos que la volvieron loca el primer momento que lo vio, le desabrochó la falda por detrás bajándosela y la dejó caer al suelo, llevaba una combinación de las que le había regalado él y estaba preciosa. Lorena le quitó el polo y le desabrochó los pantalones bajándoselos, él se quitó las zapatillas quedándose los dos en ropa interior, se volvieron a besar con ternura, le agarró por la cintura y la llevó a su cama estirándose los dos, la besó a la vez que le quitaba el sujetador, se miraron a los ojos acariciándole un pecho jugando con los dedos encima del pezón, a Lorena le empezaron a brillar los ojos de excitación, le besó el cuello, ella cerró los ojos acariciándole la cabeza, Sandro sabía cómo excitarla, fue bajando la boca y le cogió un pezón en medio de su labios chupándolo, lamiéndolo y succionándolo acariciándole la otra teta con la mano, Lorena gimió levemente, fue bajando pasándole la lengua por la barriga llegando a las bragas, las agarró por los lados y se las fue bajando a la vez que le besaba encima del chichi, abrió las piernas esperando la lengua de Sandro, aquella lengua que cuando se movía por su sexo la ponía a mil, sabía moverla por el sitio justo en el momento que debía hacerlo, se conocían mucho, tal vez demasiado pero no iba a desaprovechar momentos como aquel, lo que tuviera que llegar ya llegaría.

LORENA: Sí, así, que bien lo haces, sigue, sigue.

Sandro le ponía la boca encima del clítoris succionándoselo suavemente haciéndole gemir, lo hacía con más fuerza y le sacaba un grito de placer. Ella estiró de su cabeza besándolo.

LORENA: Fóllame, fóllame joder que me tienes ardiendo.

Bajó las manos agarrándole los boxes estirando de ellos, saltó la polla tiesa de Sandro que se la agarró dirigiéndola a la vagina, la penetró con delicadeza, Lorena se le agarraba a la espalda como una gata sintiendo su miembro como entraba dentro de ella, como se deslizaba por su interior dándole placer sintiéndose llena. Sandro se abrazaba a ella pasándole los brazos por debajo, ella lo apretaba contra su cuerpo con sus manos en la espalda a la vez que se la acariciaba, una mano la bajaba tocándole el culo, le gustaba notar los movimientos de Sandro, arriba, abajo, en círculos. Se besaban, jadeaban y gemían, a Lorena le empezaba a subir un fuerte orgasmo desde sus entrañas, cerraba las manos agarrándose con fuerza a la espalda y al culo de Sandro, metió la cara en su cuello y se tensó corriéndose, gritaba apretando sus labios en el cuello para no montar un espectáculo en el barco. Sandro se daba cuenta que la tenía a punto, le aceleraba las penetradas y Lorena tensó el cuerpo entre sus brazos, al esconder la carita en su cuello sabía que sería un fuerte orgasmo, fue oírle el primer grito y empezar él a correrse. Lorena sentía como Sandro le llenaba el coño de leche, como gemía vaciándose dentro de ella llegando los dos al éxtasis.

Se quedaron abrazados en silencio recuperándose, Sandro se apartó colocándose los dos de lado, Lorena le agarró la cabeza apoyándola en su pecho, él le besó una teta cerrando los ojos y ella le acariciaba el pelo, cuando Sandro se durmió a Lorena le cayeron unas lágrimas, le abrazó más la cabeza besándosela y se durmió.

Al día siguiente desayunó con su padre acabando de preparar la reunión bajo la atenta mirada de Lorena por si les faltaba alguna cosa, a media mañana les acompañó hasta la lancha, se despidió de Carlo y con Sandro se sonrieron, la procesión iba por dentro con la incertidumbre de cómo acabaría la reunión familiar.

Quedaron en una discreta sala de reuniones de un céntrico hotel, Sandro se encontró con su hermano abrazándose, hacía meses que no lo veía, la última vez fue en un viaje que hizo a EEUU para pasar unos días con él y negociar con una empresa, cuando había una negociación importante que hacer Carlo lo enviaba a él, disponía de la paciencia que él no tenía y sabía darle la vuelta a las conversaciones para llevarlas al lado que le interesaba. Pasó una semana con su hermano y su familia, acabó follando con la hermana de su cuñada, vivía cerca de ella porque su cuñada se lo pidió para no estar sola sobre todo al principio de llegar al país, conoció a su marido pero parecía que no se llevaba muy bien con él, nadie se enteró sino su hermano ya se la habría liado.

Estaban los tres de pie hablando cuando apareció Lucrezia, saludó a sus hijos besándolos y a Carlo con un gesto de cabeza frio y distante. Cerraron la puerta y se sentaron, Sandro conectó el portátil a una pantalla grande para que todos lo vieran, fueron pasando imágenes de una presentación, mientras Carlo hablaba de la empresa, explicaba cómo había ido el último año con alguna intervención de Sandro sobre cómo iban las últimas negociaciones. Después se levantó Vicenzo para informar del negocio en América, habían pasado algo más de dos horas, miraron a Lucrezia por si quería decir algo.

LUCREZIA: A mí no me va a hacer falta ninguna presentación para lo que tengo que decir.

Estaban los cuatro sentados alrededor de una mesa redonda, Lucrezia miró a Carlo con rabia.

LUCREZIA: ¿Cómo has podido estar conmigo durante tantos años habiendo ordenado asesinar a mi familia?

Carlo y Vicenzo se quedaron de piedra por las primeras palabras de Lucrezia, Sandro se lo esperaba y no le afectó tanto. Carlo bajó la cabeza poniéndose la mano en la cara, la levantó mirando a los ojos a su ex mujer.

CARLO: Yo no lo ordené Lucrezia.

LUCREZIA: Tú decidías todo lo que pasaba en aquellos momentos hijo de puta.

Vicenzo se tensó sorprendido, Sandro siguió con la cara de póker, era la primera vez que le oían a su madre una mala palabra.

CARLO: Que yo no lo hice te digo.

LUCREZIA: Eres un monstruo que tenías acojonada a toda la región, te tenían más miedo que a un dolor de muelas cabrón, ¿tuvieron que ser ellos los escogidos para dar un escarmiento a los demás?

CARLO: Lucrezia, no estoy orgulloso de lo que hice en esa época pero te juro que yo no di esa orden.

Lucrezia levantó la voz.

LUCREZIA: ¿Entonces por qué todo el mundo dice que fuiste tú?

Carlo se puso de pie mirándola.

CARLO: Porque no supe quien había sido y no podía dejar que pensaran que no controlaba la organización, acepté que fui yo y ya está. Los que lo hicieron desaparecieron, no sé si están vivos o muertos.

Lucrezia también se levantó mirándolo con odio.

LUCREZIA: Eres un mal nacido, un monstruo sin escrúpulos ni sentimientos, no eres más que un asesino sanguinario de mierda y me las vas a pagar, esto no quedará así.

CARLO: Te juro por nuestros hijos que no fui yo.

Lucrezia se quedó en silencio, si se lo había jurado por sus hijos no mentía, no lo habría jurado en vano, se hubiera excusado de otra manera antes, sabía que los adoraba y por ellos no juraría una mentira.

Empezó a llorar.

CARLO: No fui yo Lucrezia, nunca me hubiera atrevido a hacerle daño a tú familia, nunca.

LUCREZIA (enfurecida y gritando): ¿Entonces quién fue, quién lo ordenó?

Se hizo un tenso silencio y se escuchó una voz.

“Fui yo”.

Los tres se giraron sorprendidos mirando a Vicenzo, estaba sentado con la cabeza baja, Carlo se tapaba la cara con la mano.

LUCREZIA: No Vicenzo, tú no pudiste ser.

Vicenzo levantó la cara mirando a su madre.

VICENZO: Sí mamá, me he arrepentido y me ha carcomido por dentro toda la vida. Hacía poco que había entrado en la organización para aprender de papá, en una de las reuniones unos hombres le explicaban que su suegro no quería pagar y otros comerciantes se estaban negando por su culpa, papá les dijo que lo solucionaría, le llamaron para atender el teléfono, me explicaron que si pasaba más tiempo toda la isla se pondría en contra de ellos y eso no lo podíamos permitir, que debíamos de dar un escarmiento para ponerlos a todos en su sitio, yo les di el permiso, yo asumí la responsabilidad y ellos cumplieron. Cuando lo hicieron y me di cuenta de la animalada que había hecho, cómo te había destrozado a ti y a la familia, quedé con ellos en la montaña, les disparé, los maté, los enterré y allí deben seguir sus cuerpos.

Lucrezia y Sandro lo miraban horrorizados, por el hecho y por la frialdad como lo explicaba, Carlo giraba la cabeza mirando por la ventana, pensó que si ese era el ejemplo que le había dado a sus hijos cuando eran pequeños que mierda de padre había sido.

LUCREZIA: Tú no Vicenzo, tú no.

Carlo se acercó a ella y Lucrezia apoyó su cabeza en el pecho de su ex marido llorando amargamente. Sandro estaba tan sorprendido que no sabía qué hacer.

VICENZO: Y ya que me estoy confesando lo haré del todo, tarde o temprano te enterarás papá, sigo haciendo negocios con ellos, les he financiado algunas operaciones, dinero que me devuelven con intereses y somos socios en otras cosas.

Carlo le había puesto cariñosamente una mano encima de la cabeza a Lucrezia, sujetándola contra su pecho mientras lloraba.

CARLO: Vete, no quiero saber nada más de ti, coge a tú familia y vuelve a Italia con tus “amigos” y sus negocios llenos de mierda.

Vicenzo se levantó, pasó por el lado de Sandro apoyándole una mano en el hombro como despedida, él se quedó sentado en shock por todo lo vivido en ese corto espacio de tiempo. Su madre se separó de Carlo y cogió el bolso.

LUCREZIA: Será mejor que me marche, esto ha sido demasiado para mí.

CARLO: Cualquier cosa que necesites no dudes en llamarme.

Lucrezia le miró agradeciéndoselo con la cabeza, abrazó a Sandro y salió de la sala. Se quedaron los dos mirándose sin decir nada, que se podían decir después de todo aquello.

CARLO: Vamos a recoger todo esto y volvamos al barco.

Cuando llegaron Lorena les vio las caras y supo que algo grave había pasado, se sentaron en la popa y le pidieron un vodka y un whisky, necesitaban algo fuerte para reaccionar, Lorena se lo sirvió y se quedó en su sitio, los tres pasaron mucho tiempo sin decir nada.

Había pasado bastante rato que Lorena se les acercó, Sandro la miró.

LORENA: Señor, debería comer algo, dígame que quiere y se lo prepararemos.

CARLO: No tengo hambre Lorena muchas gracias.

SANDRO: Pide que nos preparen algo ligero por favor.

Lorena asintió con la cabeza y se fue. Sandro ayudó a su padre a levantarse, estaba destrozado y ya no podía disimularlo, se sentaron en una mesa en el exterior.

CARLO: Tantos años sospechando sin atreverme a investigarlo seriamente para qué no llegara este momento y al final ha salido.

SANDRO: ¿Tú sospechabas de Vicenzo?

CARLO: ¿Quién iba a ser?, nadie se hubiera atrevido a hacerlo si no lo autorizaba alguien de la familia, si no había sido yo, ¿quién quedaba?, ¿Por qué te piensas que lo envié a EEUU?, si se hubiera quedado por aquí no sé si hubiera podido vivir cerca de él sin que saliera el tema, prefería no saberlo.

SANDRO: Hostia puta papá.

CARLO: Y además sigue trabajando con ellos, los años que me costó poder legalizar todos nuestros negocios para salirnos de esa mierda y mi propio hijo me traiciona. Tú madre debe estar hecha polvo del dolor.

SANDRO: La iré a visitar esta tarde papá.

CARLO: Sí por favor, estoy preocupado por ella.

Comieron un poco y Sandro fue a ver a su madre, estaba estirada en un sofá mirando el mar ausente.

SANDRO: ¿Estás bien mamá?

LUCREZIA: Me parece que es la primera vez que me llamas mamá sin que te llame la atención.

Sandro le agarraba una mano.

LUCREZIA: Desde que me enteré he odiado tanto a tú padre y resulta que había sido mi propio hijo, todavía no me lo puedo creer. Vete Sandro, prefiero estar sola, me va a costar superarlo pero lo haré.

Estuvo un rato más haciéndole compañía a su madre y volvió informando a Carlo. Se fueron temprano cada uno a su camarote, Lorena entró en el de Sandro estirándose a su lado.

LORENA: ¿Cómo ha ido todo?

SANDRO: Las vacaciones que nos quería invitar mi padre se han ido a la mierda, voy a tener que estar cuidando de ellos un tiempo.

LORENA: ¿Quieres hablar de lo que ha pasado hoy?

SANDRO: Mejor que no.

Se abrazaron, Lorena le acogió la cabeza en su pecho abrazándosela, no había visto tan preocupado a Sandro nunca.