Jessica y Doroteo, hijastra y padrastro. Parte I

La tonta de mi madre no tuvo hijos con el cuando aún podía, y ahora Doroteo nos iba a dejar, pero yo no iba a permitirlo, él ahora iba a ser mío.

Hola, mi nombre es Jessica, pero todos me dicen Jessi, soy de Sinaloa, pero por cuestiones de escuela tuve que mudarme recientemente a la cd de México. Actualmente tengo 22 años y la historia que a continuación les voy a relatar, es acerca de cómo fue que me acosté con mi padrastro y terminé rompiendo el matrimonio de mi madre, pues en cierta forma yo fuí el detonante de los problemas.

Primero les quiero contar que no conocí a mi papá biológico pues este no quiso hacerse cargo de mí cuando nací, mi madre tenía 23 años en ese momento y se vió obligada a conseguir dos trabajos, por lo que la situación económica y afectiva durante mi infancia y parte de la adolescencia fue un poco complicada para mi. Fue hasta que cumplí la edad de 15 años, que mi mamá se juntó con otro hombre, su nombre Doroteo, un hombre cuarentón nada fuera de lo común, no era guapo pero sí muy simpático, tampoco era musculoso, era un hombre promedio, pero era muy gentil, educado y responsable.

Desde que mi mamá se juntó con él me agradó, era la persona más bella que había conocido hasta ese momento y al poco tiempo de vivir en la misma casa comencé a decirle papá en broma, aun sabiendo que no era mi padre biológico, a él no le importaba. Mi vida cambió bastante, nos mudamos de casa a una más grande, Doroteo aportaba suficiente dinero, así que mi mamá pudo renunciar a uno de sus trabajos para estar más tiempo conmigo, viajabamos más seguido, había abundancia en la casa, y a mi mamá se le notaba feliz.

El tiempo transcurrió así sin novedades, hasta que eventualmente me convertí en una "señorita" de casi 22 años, me había desarrollado muy bien, tenía bonita cara, un bonito cabello color castaño largo hasta la cintura y bien cuidado, pechos ni tan grandes ni tan pequeños, y un culo bien proporcionado. No tenía novio, pues mis amoríos duraban dos semanas como máximo y me aburría de ellos, ya no era virgen tampoco pues había perdido mi virginidad con mi primer novio, aunque considero que lo hice más por curiosidad que por amor, tenía muchos pretendientes pero como ya expliqué antes eso del amor no es lo mío, o así pensaba.

Estaba cursando el octavo semestre de la universidad y acababa de regresar de una estancia de 6 meses en Francia, faltaba poco para que terminara la universidad y ya tenía planeado irme a hacer la maestría a la cd de México.

Fue hace unos meses que mi vida dio un giro y comenzó a desmoronarse, por alguna razón mi papá había dado un cambio radical, pasó de ser el hombre más bello sobre la tierra, a ser un hombre conflictivo, amargado, insensible, y agresivo. Algo andaba mal en él eso era obvio, desde que regresé de mi estancia constantemente lo veía discutir con mi madre por cualquier cosa, llegaba tarde a casa y no contestaba las llamadas, sin embargo, solo tenía problemas con ella pues conmigo era muy atento, me trataba yo diría que mejor que antes de que me fuera. Platicando con mi madre, me confesó que Doroteo ya llevaba unos meses sin tocarla, para ser precisa desde que yo llegué, que no le prestaba atención, que le era muy indiferente y que ella sospechaba que él tenía una amante.

Tras escuchar a mi madre entendí que la situación era complicada, y que si no hacía algo pronto esto iba a empeorar, por lo que me decidí a buscar la manera de confrontar a Doroteo para saber de una buena vez que estaba pasando. Eso no sería nada sencillo, no quería que nadie más interviniera, por lo que elegí un fin de semana, lo iba a confrontar el viernes así que le dije a mi mamá que se fuera el fin de semana a visitar a la familia en lo que yo arreglaba todo, un solo día me bastaba, mi mamá al principio no quería que lo confrontara pues podría empeorar las cosas, pero sabía que Doroteo era muy gentil y atento conmigo, si le haría caso a alguien sería a mí, al final la convencí pues no había otra idea mejor.

Se llegó el viernes, eran las 9 de la mañana cuando desperté, Doroteo ya se había ido al trabajo y mi mamá se iría a su viaje en la tarde, me metí a bañar y me preparé para ir a terminar un proyecto con mis compañeros, salí de casa a las 10 y estuve fuera durante 6 horas, pues después de terminar el proyecto nos fuimos a comer pizza para celebrar que habíamos terminado y cuando vi que eran las 4 de la tarde decidí regresar, pues Doroteo siempre solía llegar a eso de las 5. Al llegar a casa abrí la puerta principal sin hacer ruido pues tengo esa costumbre, seguí caminando hasta llegar a la segunda puerta, la cual estaba abierta, supuse que mi mamá había olvidado cerrarla antes de irse o quizás Doroteo había olvidado cerrarla al entrar, continúe sin hacer ruido, pensé en ir a darle un vistazo a su habitación para asegurarme si mi mamá o Doroteo estaban en la casa, pero al acercarme noté que no había nadie, supuse que quizás mi mamá se había ido y que Doroteo aun no llegaba. Me dirigí a mi habitación para dejar mis cosas y al llegar vi que la puerta estaba semiabierta, se me hizo sospechoso pues siempre la dejaba cerrada, y allí fue que me lleve la sorpresa de mi vida, no podía creer lo que estaba presenciando, Doroteo estaba sentado en una orilla de mi cama junto al cesto donde pongo mi ropa sucia, tenía en una de sus manos varias prendas mías y en la otra uno de mis calzones, el cual ponía en su cara mientras lo olía.

Yo:

-Papá qué haces?!! - dije mirándolo sorprendida.

Al verse descubierto, Doroteo se me quedó viendo por un momento sin saber que hacer, solo intentó esconder rápido la mano con la que sujetaba mi calzón. Yo sabía lo que estaba pasando, Doroteo era un pervertido y había aprovechado mi ausencia para meterse en mi habitación y así poder oler mis calzones.

Doroteo:

-Hija... llegaste... es que… no este… estaba...- balbuceó mientras trataba de pensar qué decir.

Que situación tan bochornosa, no estaba muy segura de que hacer, me había preparado mentalmente para hablar de los problemas familiares y esto no me lo esperaba. Sin embargo, tome valor y lo reprendí por lo que estaba haciendo.

Yo:

-Cómo es posible que usted ande haciendo estas cosas, y peor aún, que me las haga a mi que soy su hija - dije en tono muy serio.

Doroteo:

-Perdoname hija, de verdad perdoname, no se por que lo hice, me deje llevar, en serio no quería incomodarte - dijo tratando de disculparse.

Yo:

-¡¿Cómo no vas a saber por qué?! No mientas papá eso que has hecho es imperdonable, has violado mi intimidad, me has ofendido.

En ese momento se sintió tan presionado que no sabía qué decirme. ¿Cómo podría justificar lo que había hecho? Lo había encontrado infraganti oliendo mi ropa íntima sucia tal cual si fuese un puberto, su única reacción fue la de comenzar a suplicarme que lo perdonara y no le dijera a nadie. Me sentí mal al verlo suplicando, él había sido tan bueno conmigo todo este tiempo que no podía dejarlo así nadamás, pero antes tenía que resolver los problemas desde la raíz, así que aproveché el pleito para recriminarle su actitud con mi mamá.

Yo:

-No papá, dígame la verdad, ¿por qué ha hecho esto y porque ha cambiado su actitud durante los últimos meses? ¿por qué busca pleitos constantemente con mi mamá? - dije mirándolo fijamente.

Doroteo no podía mirarme, comenzó a llorar y entonces me empezó a contar por qué había hecho todo eso. Me dijo que él a sus 53 años se había dado cuenta que quería hijos, y mi madre por su edad ya no podía embarazarse, que eso había contribuido a que el dejara de interesarse en ella sexualmente, pero que esos deseos reprimidos se habían acumulado y aunque en un principio lo intentó, no deseaba saciarlos con ella, pero que en cambio yo, me había puesto tan guapa que poco a poco comenzó a verme de distinta forma, ya que muy en el fondo él sabía que yo no era su hija biológica, así que cada vez me miraba más como mujer y menos como su hija, que era mucha la tentación cuando andaba con minifalda por toda la casa, no podía dejar de verme e imaginarse cómo sería mi cuerpo desnudo, y que en algún momento fue tanto el deseo hacia mi, que comenzó a acudir a mi habitación cuando no estaba para oler las prendas que en algún momento habían tenido contacto con mi cuerpo.

Doroteo:

-Lo siento hija, de verdad perdoname por lo que he hecho, te he fallado- dijo al momento que volvió a romper en llanto.

En ese momento me sentí conmovida, quien no ha visto a un hombre llorando no lo entendería, y lo peor es que era el hombre que más me importaba. No soporté más y también comencé a llorar al tiempo que corrí a abrazarlo para reconfortarlo, fue un momento muy emotivo, le dije que lo entendía y que lo perdonaba, él estaba siendo presa de sus instintos primarios y se había contenido a tal punto que ante la imposibilidad de tenerme como su mujer, se conformaba simplemente con oler mis calzones, eso era lo más cerca que estaba de acceder a mi.

Yo ya había notado desde hace tiempo que a mi papá cada vez me lo topaba con más frecuencia dentro de la casa, y en un par de ocasiones creo haberlo descubierto mirándome el culo al girar repentinamente cruzando miradas y notar que el veía hacia la zona baja de mi cuerpo, pero no creí que me estuviera acechando de esa manera.

Dejó mis prendas sobre la cama y se fue a su habitación en silencio, mientras que en el camino se secaba sus lágrimas. Me quedé muy preocupada pues quiero mucho a mi papá, y haría cualquier cosa por él, por lo que comencé a idear la forma de resolver este problema pero todo apuntaba a que yo era la causa principal, saber que mi papá deseaba meterme a la cama no era algo fácil de asimilar, quizás tendría que comenzar a vestir diferente para no llamar tanto su atención, sin embargo, ya había despertado el deseo en él, y aunque me cubriera todo el cuerpo el sabría lo que hay debajo, tras pensarlo detenidamente poco a poco una idea algo descabellada comenzó a rondar por mi mente, había un par de alternativas para solucionar este problema, una es que él tratara de seguir conteniendo sus deseos, pero eso no solucionaría nada, al contrario su estado emocional sólo se agravaría, y la otra es que yo me entregara voluntariamente a él, lo cual era una locura. Lo estuve pensando durante un buen rato, no quería que sufriera, quería volver a verlo feliz, que volviera a ser aquel hombre tan bello y bueno que una vez fue, y a ratos pensaba que si me metía con él sin que nadie más se enterara es como si nunca hubiera pasado, que solo sería una vez, quizás en mi vida me acostaría con otros hombres que no harían ni la mitad de lo que él ha hecho por mí, entonces ¿por qué no hacerlo con él?

Después de pensarlo por un rato, llegue a la conclusión de que no era necesario llegar tan lejos, quizás bastaba con enseñarle mi cuerpo, a lo más dejaría que me acariciara y ya en su soledad él podría desfogarse para quedar satisfecho, así que la decisión estaba tomada, lo iba a hacer, me iba a quitar la ropa frente a él, pero debía ser este fin de semana, debo admitir que a la vez sentía un poco de miedo pues no estaba segura de las repercusiones que habría.

Eran las 9pm cuando me metí a bañar, me seque el pelo y me lo planché, me puse un conjunto de ropa interior de encaje muy sexy, y un vestido corto entallado de color negro pensando en lo que mi papá me había dicho, estaba lista. Eran las 10 pm cuando fui rumbo a su habitación, mi corazón latía fuerte por lo que iba a hacer, cuando entré la tele estaba prendida, mi papá se dió cuenta de mi presencia, al verme descubierta le pregunté si ya estaba más tranquilo, a lo cual dijo que sí y me comenzó a rogar de nuevo que no le contara a nadie lo que había pasado, me acerqué a él y lo volví a abrazar, le dije que no se preocupara por eso, que no se lo contaría a nadie.

Dude por un momento en continuar, pero ya estaba ahí, me puse nerviosa pues no sabía como decirle a qué iba. Le dije que mi mamá se había ido a visitar a su familia porque seguía muy molesta con él, y que yo me había quedado con la intención de resolver los problemas que había en la casa, pero que no me esperaba todo eso por lo que él estaba pasando, que en parte me sentía halagada de que un hombre como él se fijara en mí, pero que jamás me podría tener por que yo era su hijastra y él debía respetar eso, que mejor se quitara esos deseos de la mente y que para ayudarlo a abandonar esas ideas lo ayudaría, entonces le dije:

Yo:

-Te vengo a proponer algo papá… Si tanta es tu obsesión por ver mi cuerpo desnudo… Estoy dispuesta a mostrartelo por completo si quieres- dije un poco nerviosa.

Doroteo:

-Estas segura?- dijo mientras me miraba asombrado.

Yo:

-Te lo mostraré para que puedas auto complacerte- dije mientras me ponía de rodillas sobre la cama.

Él se incorporó para poder verme de cerca y noté que mi papá dormía en ropa interior, sin más rodeos hice las sábanas a un lado y comencé a quitarme el vestido, el se me quedó viendo impresionado, continúe y me desabroché el brasier, el seguía mirándome sin decir nada, ahí me di cuenta que quitarme la ropa no sería gran cosa si realmente quería ayudarlo, así que le dije que podía masturbarse si quería, que esto quedaría solo entre nosotros, entonces papá se quitó la ropa interior, y pude verle la verga, la tenía de buen tamaño y un poco gruesa, ya se le había puesto dura, me quedé ahí viendo como se la jalaba, pero después de un rato perdió la erección. Supuse que no se sentía cómodo, le pregunté que qué pasaba y dijo que no era suficiente, que necesitaba más, que masturbarse él mismo no lo excitaba, mi plan estaba fracasando, la idea era que el se viniera mientras me veía desnuda, así que para no perder más tiempo debía hacerlo yo, aunque la verdad me daba un poco de miedo agarrarle la verga a mi papá, tomé un poco de valor, le dije que yo lo iba a hacer y para agilizar las cosas iba a dejar que me tocara también. Me acerqué y tomé su verga entre mis manos, lo empecé a masturbar mientras él comenzó a acariciarme los pechos, luego bajó su mano a mi vagina y me comenzó a estimular también sobre la ropa, estuve así unos minutos pero él no daba muestras de querer venirse, luego se me cansó la mano lo cual le dije, lo solté para tomar un descanso y mi papá de inmediato me tomó de la cintura jalandome hacia el y comenzó a chuparme los pechos, ésto no estaba planeado, pero lo dejé hacerlo, me los estaba babeando como desesperado a la vez que me manoseaba las piernas y las nalgas, me estaba dando un buen faje, en un momento mi reacción fue pegarlo más a mis pechos, luego nos separamos y pude notar que su verga estaba más firme que antes, me acarició unos instantes el cabello y me comenzó a jalar hacia abajo indicandome que quería que se la chupara, dudé por un instante, nunca se la había chupado a nadie pero por el estaba dispuesta a hacer una excepción, así que agarre su verga de nuevo y comencé a estimularlo un poco, sus testículos ya se veían más grandes que antes, luego me la metí en la boca y comencé a chupársela, lo escuche gemir mientras me acariciaba la espalda y luego comenzó a masajearme las nalgas a la vez que me estimulaba de nuevo sobre la ropa interior, en un momento metió sus dedos bajo mi calzón y dio con mi vagina, el tacto de su piel me excitó al instante y comencé a lubricar, seguí chupándosela cada vez con más entusiasmo, no me dí cuenta que ya habíamos llegado muy lejos hasta que me separó de él de manera un poco violenta, se abalanzó sobre mí y me comenzó a manosear nuevamente.

Yo:

-tranquilo papá! -

Sentí sus manos explorando mi cuerpo, su respiración ya era algo agitada, no supe que hacer mientras él me empezó a lamer el cuerpo y comenzó a restregarme su verga, siguió con eso un rato hasta que ya no pudo más, entonces me jaló del brazo y me hizo ponerme en cuatro justo delante de él, me agarró de la cintura y rápidamente me bajó el calzón, lo sospechaba, mi papá me iba a coger.

Yo:

-No papá, eso no!- dije mientras me cubría la entrepierna con la mano rápidamente.

Pero no me escuchó, parecía otra persona, estaba visiblemente excitado y al ver que no me iba a dejar me tomó a la fuerza, me sometió y luego se recargó sobre mí para inmovilizarme, yo por mi parte reconozco que estaba con la vagina mojada pues ya me había excitado con todo lo que habíamos hecho, pero él era el esposo de mi mamá y no podía dejar que esto pasara, entonces comencé a sentír su verga deslizándose entre mis piernas hacia mi vagina.

Yo:

-no papá, espera!- le dije asustada como último recurso ante lo que iba a hacer.

Yo ya había visto sus dimensiones mientras lo masturbaba y por lo mismo tenía miedo de que me la metiera, pero no me hizo caso y siguió con sus intenciones, di un suspiro cuando lo sentí abriéndose paso en mi vagina, por fin lo había hecho, me había penetrado, me comenzó a masajear los pechos mientras yo le decía que se saliera, pero al contrario, me la embono hasta el fondo, y cuando mi vagina se estaba acostumbrando a él, sin demora me apretó los pechos con fuerza y fue ahí que me comenzó a bombear con una virilidad impresionante.

Yo:

-no papá, así no, esperate!- le dije intentando detenerlo.

Doroteo:

-callate ya! Si bien que andabas de buscona, ahora me vas dar las nalgas- dijo mientras me embestía.

Yo:

-es que esto no está bien! -

Doroteo:

-que te calles! -

Se empezó a escuchar en toda la habitación el ruido que hacíamos en la cama, de cerca escuchaba el de nuestros cuerpos, me quedó claro que no me iba a soltar hasta obtener lo que quería, además tenía razón, yo era la que andaba de buscona, había ido a su habitación y me había quitado la ropa frente a él, me había dejado meter mano, e incluso se la estuve chupando, sin embargo, no pensaba llegar hasta ese extremo, creí que con desnudarme frente a él bastaba pero me había equivocado, lo había tentado tanto que mi papá ya estaba bien caliente, lo que necesitaba ahora era un buen culo para bajarse la calentura, y el mío era el único cerca, tenía lo que él quería justo entre mis piernas y ahora lo iba a tomar a la fuerza.

Doroteo:

-ahorita te voy a quitar lo buscona!-

-esto te sacas por andarme provocando - dijo mientras me seguía embistiendo.

Yo:

-no! te juro que no lo hacía a propósito-

Doroteo:

-no te hagas pendeja!-

Debo reconocer que yo tengo un carácter muy fuerte, no me dejo de nadie, pero por alguna razón la violencia con la que Doroteo me estaba sometiendo me calentaba bastante, pasaron los minutos y a pesar de que yo "me resistía", mi cuerpo estaba reaccionando a sus besos y caricias, a su calor, se me erizaba la piel, yo ya estaba sudando, las múltiples sensaciones en todo mi cuerpo eran muy intensas y poco a poco me incitaban a ceder.

Doroteo :

-de ahora en adelante ese culito va a ser mío! Que te quede bien claro, oiste!!? -

Doroteo era mi figura paterna pero al final de cuentas también era un hombre como cualquier otro, tenía sus necesidades sexuales, y yo las mías, él llevaba unos meses sin tocar a mi madre y yo tenía 2 años sin novio, reconozco que de vez en cuando me masturbaba pero definitivamente no es lo mismo que tener sexo real, ambos necesitábamos desfogar y ante está situación finalmente mi mente dio prioridad a mis instintos.

Yo:

-está bien, pero no le cuentes a mi mamá- le dije con voz agitada.

Lo acepté, ya no tenía caso resistirme, después de todo yo había provocado todo esto en mi idea de ayudarlo, y la controversia de si debía acostarme con él ya no tenía sentido pues el acto se estaba consumando, además yo también tenía ganas de coger, lo mejor sería terminar con esto y entregarme a él de una buena vez, así que me quedé callada mientras me hacía suya, él tras ver que estaba dispuesta se separó un momento y me quitó los calzones por completo, yo era una mujer que estaba más allá de los estandares a los que Doroteo estaba acostumbrado, tener un culo como el mío en su cama era una situación que lo tenía extremadamente excitado, entonces estando todavía en cuatro me agarro fuerte contra la cama mientras yo solo me sujeté de las sabanas ante lo que venía, y fue ahí que me la empezo a meter como si la vida se le fuera en ello, sentía su verga entrar y salir con velocidad provocándome un delicioso cosquilleo, comencé a gemir y a suspirar de placer, me estaba dando la cogida de mi vida.

Doroteo:

-ah! que ganas te traía! -

Lo escuchaba decir cosas, pero me quedaba callada, y tras un rato de estarme revolcando con Doroteo sentí cuando me rodeo la cintura con sus brazos, deduje que no tardaba en venirse, en ese momento pensé en que quizás era cuestión del destino que yo terminara esa noche en la cama con él, para que pudiera cumplír su deseo de ser padre, ya que por culpa de mi madre nos iba a dejar, la muy tonta no tuvo hijos con él cuando aún podía y se le había ido el tren, pero yo no iba a dejar que se fuera, él ahora iba a ser mío, así que tomé la decisión de que yo se los iba a dar, fue en ese instante que motivada por el deseo hacía Doroteo pare más la cola para que culminara el acto como es debido, él interpretó mi lenguaje corporal y entonces me la metió hasta el fondo, luego se dejó caer sobre mí mientras suspirabamos en sincronía.

Nos quedamos acostados de cucharita y después de un descanso lo hicimos nuevamente, Doroteo era muy bueno en la cama, luego de eso se quedó dormido e intenté hacer lo mismo pero no podía conciliar el sueño, acababa de traicionar a mi madre de la peor manera, pero creo que era necesario. El acostón con él había sido tan intenso que yo estaba segura de que iba a quedar embarazada esa misma noche, solo era cuestión de tiempo para confirmarlo. A partir del siguiente día yo ya era la mujer de Doroteo y comenzamos a tener sexo con mucha frecuencia, cuando regresó mi mamá aunque ocultamos lo nuestro vino el desenlace de su relación, él se fue de la casa, tiempo después confirmé que estaba embarazada y para que mi mamá no sospechara obvio le diría que era de alguien más, y dos meses después me fui a vivir con el supuesto papá.

Tuve que posponer mis planes de hacer la maestría, mi madre no sabe que estoy viviendo con Doroteo y ella por su parte se juntó con otro hombre, no se tardó ni medio año en conseguirle reemplazo, quizás ya andaba de buscona también desde hace tiempo.

Al final de cuentas estoy siendo muy feliz con Doroteo, no me arrepiento de nada, sexual y sentimentalmente nos complementamos bien.