[Jessica] Motivadas en el torneo (Parte 4)

Mi relación con Noe decae considerablemente. Tanto que casi nos eliminan en un torneo. Pero al final volvemos a ser las mismas de siempre.

Los días pasaban y sin darme cuenta había comenzado a cambiar un habito de mi vida. Había empezado a quedar con Tamara. Incluso Noe se dio cuenta de ese detalle y muchas veces trataba de sacarme información de ella, del tipo quien era, de donde la conocía, etc. Obviamente yo no le contestaba, no quería que se entrara de aquel trió en los baños públicos.

Mara, como la había empezado a llamar, era una niña rica, guapa y encima inteligente. Vamos como Noe y como yo, pero sus padres tienen mucho más dinero que los nuestros. Cuando las dos caminábamos por la calle éramos un espectáculo para los hombres. Y encima nos gustaba. Compartíamos muchas cosas en común, aun con la diferencia de edad. Y esto lo empezó a notar Noe, que de alguna manera comenzó a sentir celos de Mara.

Yo no lo sabía, o por lo menos hasta que se lo noté, un día en un entrenamiento.

-Venga Noe, que te distraes.- Le regaño el entrenador, al ver como fallaba una recepción muy facilita.

-Lo siento.- Se disculpó y volvió a intentarlo, esta vez mejor, pero lejos de su nivel.

-¿Te pasa algo?- Le pregunté preocupada por su actitud, mientras me acercaba a ella.

-No.- Respondió muy secamente.

-Puedes contarme lo que te pasa.- Le propuse cariñosamente.

-Es verdad, como yo no tengo una amiga como Tamara, me tengo que conformar con mi hermana mayor.- Me inculpó, casi escupiéndome las palabras. No me dejo contestarle, y tras decirle algo al entrenador se marchó de la cancha. No la ví hasta llegar a casa, donde ella hizo como si yo no existiera. Para mi desgracia el resto de la casa lo notó, y al ver la actitud de Noe, decidieron preguntarme a mí, pero yo no quise contestar nada.

En cierto modo me sentía culpable, pero lo que tampoco entendía era el porqué de que ella se hubiese puesto de aquella manera sin haberme dicho antes nada. Pero aquel no era el mayor de los problemas. Una semana después teníamos un nuevo torneo y ella era mi compañera. Nuestra relación se había vuelto muy tensa y no parecía mejorar a medida que se acercaba el torneo.

Finalmente llegó el desdichado día en el que debíamos irnos al torneo. Estaba muchísimo más nerviosa que en el anterior y a Noe parecía no importarle. Esta vez íbamos como cabeza de serie, ya que las que nos ganaron en el anterior torneo no podía ir a este, por lo que éramos las favoritas.

En primera ronda, tuvimos la suerte de que nos tocara una pareja fácil. Simplemente voy a decir que les ganamos. Todo el mundo sintió que la buena pareja que formábamos en el anterior torneo, allí se había quedado porque aquí no estaba.

El verdadero problema vino en la siguiente ronda. Tuvimos la desgracia de tener que jugar contra las terceras cabeza de serie. El partido fue horrible, pero pareció que la competitividad de Noe, venció el malestar que tenia conmigo y pudimos salvar aquel partido con un ajustado marcador.

-Has estado muy bien ahí afuera.- Le felicité a Noe una vez en el vestuario. Este era muy grande y parecía tener dos secciones, separadas unas taquilla y las duchas. Nosotras estábamos colocadas en la sección mas cercana a las duchas.

Nos sentamos en unas banquetas todavía con nuestra "equitación" de jugar. Unas braguitas de bikini, con nuestro nombre en la parte trasera, de color amarillo intenso, no fosforito, y un sujetador deportivo de color negro. Teníamos bastante arena en ciertas partes del cuerpo, y el resto lo teníamos bañado por nuestro propio sudor.

Noe no me contestaba y yo buscaba su mirada, incluso inconscientemente me descubría admirándola. Su cuerpo joven, bonito y sudado me estaba excitando y me estaba desviando de mi objetivo: Conseguir que la relación con Noe vuelva a ser buena.

Nos desnudamos y tras coger una toalla y el champú, la seguí a las duchas. Noe se mantenía distante y yo tampoco sabía como abordarla. Pronto íbamos a terminar la ducha y no había conseguido ningún avance, cuando una voz nos sorprendió a las dos.

-¿Hay alguien aquí?- Era una voz masculina.

Un poco asustada, salí de la ducha y me coloqué la toalla al rededor de los pechos, para taparme hasta las rodillas. Me asomé al pasillo central, donde estaban nuestras cosas, y en la puerta de la entrada había dos chicos.

-Perdonad, pero está ocupado.- Les dije sin asomarme mucho. Entonces aproveché para fijarme en ellos. Eran dos chicos altos de entre veintidós y veinticinco años, supuse, y musculados. Uno tenía el pelo negro y corto y ojos marrones oscuros, mientras que el otro también tenía el pelo corto, pero este era castaño claro y ojos verdes.

-Ya lo siento, es que nos habían dicho que este era nuestro vestuario.- Intento justificarse el de pelo negro.

-Bueno, pero os tendréis que ir al otro pasillo y esperar hasta que nos duchemos, ¿Trato?- Les dije.

-Está bien.- Contestó de nuevo el de pelo negro, tras haber cruzado sus miradas.

-Que buena estaba, ¿No?- Le escuché decir a uno de ellos en bajo al otro mientras me volvía a la ducha.

-Joder, hermanita, vaya pedazo de tíos tenemos a unos metros.- Le dije tratando de que se alegrara un poco.

-¿Y qué?- Preguntó indiferente. -Llámale a Tamara, tu amiga, y fóllatelos si quieres.- Me recriminó, pero no le deje girarse. Antes de eso, le crucé un tortazo que se hizo escuchar por todo el vestuario. -¿Qué coño haces?

-¿Están bien chicas?- Se oyó preguntar a uno de los chicos.

-Sí, sí, tranquilos.- Contesté yo. -¿Qué problema tienes? ¿No entiendes que ella, aunque sea mi amiga o mi mejor amiga, tu eres mi hermana?- Le dije ya enfadada.

-Pues mucho no te importare si me has dejado de lado por una chica que no sé de dónde ha salido.- Me recriminó Noe.

-Lo ves... Sigues sin darte cuenta.- Le dije decepcionada.

-¿Darme cuenta de qué?- Preguntó con desgana.

-Joder, que tu eres mi hermana pequeña. Y eso no va a cambiar en la puta vida.- Le contesté sacando de mi interior todo mi enfado.

-Jessy...- Aquello pareció calar hondo en Noe, que tenia las lagrimas apunto de salírsele.

-Ven aquí, enana.- Y ambas nos fundimos en un tierno abrazo. Yo le acaricié la cabeza mientras le daba suaves besos en la frente.

-Lo siento.- Trato de disculparse Noe.

-Tranquila. ¿Quieres que llame a los chicos?- Le sugerí guiñándole un ojo.

-Vale. Pero trae nuestros trajes. Que si quieren algo prefiero que me desnuden.- Sugirió Noe con una pequeña sonrisa que yo acompañé. Tras coger los uniformes, les quitamos la arena en la ducha y nos los pusimos. Entonces salí y me asomé al pasillo de los chicos. Tenían el torso desnudo.

"Uau..." Pensé sin aparatar la mirada de ellos. Entonces llena de confianza salí de mi escondite. En cuanto me vieron se levantaron de golpe y sus miradas se clavaron en mi. Mi cuerpo, mojado por el agua, adornado por tan poca ropa, no paso desapercibido para ellos ni para sus miembros que comenzaron a crecer bajo sus pantalones. Me estaba excitando mucho y temía perder el control.

-¿Ocu... Ocurre algo?- Me preguntó el chico de pelo negro, si apartar la mirada de mi cuerpo.

-Veréis... Es que...- Empecé a decir sensualmente mientras me acercaba a ellos provocadoramente. Cuando me planté entre ellos, llevé mis manos a sus paquetes. Los acaricié y los agarré. Eran grandes, no tanto como el de Tristán pero casi, y algo gordas. Ellos se quedaron sorprendidos pero se dejaron tocar por mí, sin decir nada. Con algo de dificultad desabroche ambos pantalones y se quedaron únicamente con unos bóxer. -Podéis tocarme.- Le avisé.

Ambos tragaron saliva a la vez. Con cierta timidez estiraron sus manos hasta mi y cada uno agarró uno de mis pechos, mientras yo había vuelto a coger sus miembros.

-Veamos que hay bajo esta tela.- Dije, bajándole el bóxer al de pelo negro. Me quedé sorprendida con el tamaño de su pene, pero en seguida lo cogí entre mis manos y comencé a masturbarlo.

-A mi también... Por favor...- Me dijo el de pelo castaño, que parecía mas joven que el otro. Sin dejar de masturbar al primero, baje el bóxer del otro y quede complacida al ver que era casi igual que el del otro. Sin hacerme esperar agarré, el otro pene, y empecé a masturbarlo a la vez que al otro.

-Parece que lo vamos a pasar bien.- Reí, completamente excitada, al encontrarme arrodillada junto a aquellos miembros. Pero entonces me levanté, cortándoles un poco el royo.

-¿Porque te vas?- Me preguntó inocentemente el joven.

-No se vuestros nombres y acabo de dejar sola a mi hermana en la ducha.- Ronroneé tratando de excitarlos. Obviamente la táctica funcionó.

-Yo soy Alex.- Respondió el joven de pelo castaño y ojos verdes, dando un paso adelante, con tal de que no me marchara. Me estaba gustando aquel chico.

-¿Y tú?- Le pregunté al mayor mordiéndome el labio.

-No puedo hacerlo, tengo novia.- Contestó únicamente, pareciendo tener su primer momento de lucidez.

-Es una pena.- Dije apenada. -Lo siento también por ti Alex.- Le dije dándome la vuelta.

-Espera.- Me detuvo. -Vamos Ed. ¿Quién se va a enterar?- Le preguntó Alex, que no quería desaprovechar aquella oportunidad.

-Eso Ed. Solo lo sabremos nosotros cuatro.- Le guiñe un ojo.

Ed, miro a su amigo y compañero de pareja del torneo. Cerró los ojos y suspiró.

-¿Dónde está tu hermana?- Preguntó directamente.

-Venid conmigo.- Les pedí, cosa que hicieron, sobre todo Alex, que estaba que no cabía en el mismo.

En cuanto llegamos a las duchas, vimos a Noe, mojarse bajo el agua, con el traje de partido. Seguramente aquella visión, convenció completamente a Ed, y Alex se excitó aun mas. Yo entré en las duchas, mientras ellos se quedaron quietos en la entrada de las mismas. Cuando Noe me vio llegar, me recibió con un lascivo beso en la boca, mientras llevaba sus manos a mis glúteos.

-¿Vais a quedaros allí?- Les pregunté separándome un segundo de Noe.

Ambos entraron y se quedaron a un metro de nosotras, como dejándonos dar a nostras el primer paso y elegir.

-¿Edades?- Preguntó Noe, colocándose a mi espalda y besándome el cuello a la vez que agarraba mis pechos. Los penes de ambos botaron de excitación al verla hacer esas cosas.

-Diecinueve.- Respondió Alex, tan enérgico como todo el rato.

-Veinticinco.- Respondió Ed, no muy convencido. Parecía que en cualquier momento su lado fiel, volvería a flote.

-¿Hermanos?- Preguntó de nuevo Noe, separándose de mi, y acercándose a Ed. Antes de que este pudiera responder, Noe empezó a acariciar su torso y a morderse los labios justo delante de él.

-N... No...- Contestó Ed, dejando morir su ultimo rastro de fidelidad. Justo entonces, Ed, agarró a Noe por su trasero y la besó. Noe se dejo hacer, mientras Ed, la llevaba contra la pared.

Yo los miraba excitados y Alex, no aparataba su vista de mi.

-Yo soy la mayor... ¿Te importa?- Le dije con un suave ronroneo.

-No.- Contestó seguro de si mismo. -Me gustan que sean mayores que yo.- Afirmó decidido, aunque en realidad Alex no había tenido muchas experiencias sexuales, seguramente lo dijo para cumplir.

-Pues trae ese pedazo de poya que tienes, que tengo hambre.- Le dije agachándome. El dio un único paso, y dejo su pene a la altura de mi cara. Sin esperar un segundo, la introduje en mi boca, y Alex soltó un gemido de excitación. Con mis manos acariciaba sus testículos y me ayudaba agarrando su pene.

A pocos metros de nosotros, Ed, había bajado las braguitas de color amarillo de Noe hasta el suelo y tenia hundida la cabeza en la entrepierna de Noe, que gemía y se apretaba los pechos excitada. Mi mamada se estaba alargando, pero Alex parecía estar aguantando sus ganas de alcanzar su límite.

-No ten gas miedo. Cuando quieras córrete, solo hazlo.- Le avisé. Y como si aquello hubiera si un detonante, no hizo falta más que volviera a introducir su pene en mi boca, para que me la llenara de semen. Por culpa del sobresalto, una parte se salió de mi boca y cayó por todo mi cuerpo. El resto lo tragué entero, para después limpiar bien su pene.

-Lo siento.- Se disculpo al no haberme a visado.

-Tranquilo, pero la siguiente avísame.- Le dije riéndome, para seguidamente besarnos. Al principio, note como le desagradaba, pero al final se acostumbro. Quizás nunca había probado su semen, y aquella experiencia debía estar gustándole, ya que en seguida su pene, volvió a estar duro y grande como antes. Notaba sus manos recorrer mi cuerpo, sin saber muy bien que hacer o por dónde ir. Pero con algo de ayuda mía, consiguió sacarme el sujetador negro.

-Que grandes.- Exclamó al ver mis pechos firmes y en su sitio. No me dejo hacer nada. Alex, se lanzó contra mis pechos y los amasó entre sus manos, a la vez que pellizcaba los pezones. Poco después, empezó a lamerlos y a morder suavemente mis pezones.

-Ummm... Como me gusta.- Le animé, provocando que el pusiera más empeño en su trabajo. Poco a poco iba sintiendo las ganas de que su pene me penetrara, por lo que me separé de él y me tumbé en el suelo. Levanté mis piernas y separé un poco las braguitas amarillas dejando a la vista mi depilada y húmeda vagina. -Métemela Alex.- Le pedí mordiéndome el labio inferior. Alex, no lo dudo, y tras ponerse encima de mí, acercó su miembro hasta mi entrepierna y lo introdujo lentamente.

-Joder... Que calentito.- Gimió él, sin dejar de meter su pene. Una vez lo tuvo dentro del todo, la volvió a sacar y repitió la misma operación pero cada vez con más velocidad e intensidad. En menos de un minuto, Alex, embestía fuertemente contra mí, arrancándome gemidos de placer.

Durante aquel bombardeo, giré la cabeza hacia Noe y la vi de rodillas, completamente desnuda y haciéndole una mamada a Ed, que gemía de placer y acariciaba la cabeza de Noe.

-Noe... ¿Por qué no venís?- Les pregunté entre gemidos. Ella saco el pene de Ed de su boca y nos miró. Después miró a Ed y haciéndole una señal se acercaron a nosotros. Sin molestar a Alex, Noe, se colocó de rodillas sobre mi cara, para que lamiera su vagina, mientras ella volvía a la acción con el pene de Ed.

-¡Oh! Si... Ahí, ahí, Jessy...- Gemía Noe, con mis lengüetazos.

-Que guarra... Le come el coño a su hermana.- Volvió a exclamar Alex, excitado ante aquello, aumentando un poco más la velocidad de sus embestidas. Llevándome a un fuerte orgasmo, que acompañé con un sonoro grito. Aun y todo, yo seguí lamiendo la vagina de Noe, que le estaba empezando a costar lamer el pene de Ed.

-Alex... ¿Quién te ha dado permiso para parar?- Le dije, desde debajo de Noe.

-Pensaba que necesitarías descansar un poco.- Me contestó. Pero no hizo falta nada mas, para que Alex volviera a la carga, haciéndome gemir y gritar de placer.

-Noe, quiero follarte.- Le pidió Ed. Esta, se colocó a cuatro patas, dejando aun su vagina a mi disposición a la vez que empezaba a machar mi clítoris y a lamerlo de vez en cuando tratando de no molestar a Alex. Ed entendió la jugada, y se arrodillo detrás de Noe. Tras apuntar, introdujo su miembro en ella y yo me dedicaba a hacer lo mismo que me hacia Noe, aunque de vez en cuando no podía evitar, lamer los testículos de Ed.

Los únicos que faltaban por llegar a un orgasmo, eran Ed y Noe, pero no se hicieron esperar. Ambos con un grito de placer, el de Noe siendo más sonoro, alcanzaron su primer orgasmo. Pero Ed, sacó a tiempo su pene de Noe y eyaculó sobre mi cara, que también recibía los excesos de flujo de la vagina de Noe.

-Mirad como me habéis puesto.- Les regañé. Pero más que tomárselo a malas, se rieron y fue Noe la que se dedicó a limpiarme la cara, colocándose sobre mí, dejando su vagina al alcance de Alex, que no desaprovechó la oportunidad y tras darme unas rápidas embestidas, sacó su pene de mi interior, para introducirla en Noe, que empezó a gemir. Ed, que no quería quedarse apartado, se colocó en la misma posición de antes y Noe y yo, nos dedicamos a limpiar su pene con nuestras bocas.

Alex iba cambiando de una a otra, mientras nosotras le hacíamos una doble mamada a Ed. Noe y yo, aprovechábamos para besarnos y nuestras manos bailaban más en nuestros cuerpo que en el Ed, aunque no lo dejábamos a parte.

-Para Alex, que quiero probar a Ed.- Le avisé y saliendo debajo de Noe, me levanté. Ed, se tumbó y yo me quité las bragas y me senté sobre él, introduciéndome su miembro enteró. Empecé a cabalgarlo mientras a nuestro lado, Noe seguía a cuatro patas recibiendo las embestidas de Alex.

Los gemidos inundaban las duchas y nuestros cuerpo, más que estar mojados por el agua, estaban llenos de sudor. Ed, amasaba mis pechos y pellizcaba los pezones, mientras yo seguía con mis movimientos. Pero aquella situación me pedía mas, por lo que al final descendí sobre él, dejando mis pechos a la altura de su boca. Ed no dudó un instante y acrecentó la intensidad de mis gemidos.

-Muérdelos... Si...- Le pedía entre gemidos, y el obedecía. A veces mordía con demasiada fuerza, pero aquella mezcla de dolor y placer me volvía loca. Tanto que poco después tuve mi segundo orgasmo. Justo a la vez que Noe, que a mi lado gritaba como una loca por las embestidas de Alex.

Agorada por mi segundo orgasmo, caí sobre Ed, que viendo que yo no me movía, empezó a mover él sus caderas, haciendo que su pene entrar y saliera de mi, excitándome.

-Vaya golfo estas hecho.- Le dije, con una sonrisa, mientras empezábamos a besarnos. -Y eso que tienes novia.- Aunque las penetraciones de Ed eran lentas, estas me estaban volviendo loca. Y él lo podía notar en nuestros besos, que cada vez eran más lascivos y lujuriosos, además de los suaves gemidos que conseguía arrancarme.

-Jessy...- Me llamó la atención Alex, que estaba de pie a nuestro lado. Según me erguí, su pene quedó al lado de mi cara. Mirándole, entendí lo que quería, y no me hice de rogar. Mi boca succionaba su pene, mientras Ed, seguía penetrándome, pero cada vez con mas intensidad.

En un rápido vistazo, vi a Noe, bocarriba en el suelo, tratando de recuperarse del orgasmo. Pero aun así, no pude mirarle durante mucho tiempo. Ya que Ed, cada vez cogía mas velocidad y fuerza.

-Me voy... A correr...- Me dijo Ed, sin dejar de moverse.

-Dentro ni de coña.- Le dije levantándome de un salto enfadada. -¿Tu eres imbécil?- Aquello me había cortado el royo. Me parecía excitante que un hombre pudiera llenarme por dentro, pero en aquel momento solo sentí enfado.

-Si quieres puedes correrte en mi boca.- Le dijo Noe, que estaba de rodillas mordiéndose un labio. Ed no lo dudo y se acerco a ella, que en seguida comenzó a hacerle una mamada.

-Yo también quiero.- Pidió Alex, acercándose a Noe.

Como una verdadera profesional, Noe, masturbaba a los dos, a la vez que iba a introduciéndose el pene de uno y luego de otro seguidamente. Yo me encontraba levantada mirando a mi hermana disfrutar, y no podía evitar excitarme.

-Se que quieres, Jessy. Ven conmigo.- Me convenció Noe, y me arrodillé a su lado. En ese momento, ambas comenzamos a lamer los dos penes y a masturbarlos. Nos los cambiábamos sin debernos mucho y a veces se lo ofrecíamos a la otra. Vamos que aquellos dos debieron de pensar que éramos una putas de verdad.

-Joder... Me corro...- Aviso Alex, que en ese momento tenía su pene dentro de mi boca.

-Y yo...- Dijo Alex, mientras Noe lo masturbaba a la vez que le lamia los testículos.

Poco después, ambos eyacularon casi al mismo tiempo. Alex llenó mi cara y mi pelo de su semen, mientras que Ed hacia lo mismo con Noe. Tras sacarles todo el esperma, Noe y yo nos miramos y empezamos a besarnos mezclando el semen que teníamos en nuestras bocas. Tragamos lo que teníamos y nos limpiamos la una a la otra, y aunque los chicos parecían excitados, sus penes no se levantaba.

-¿Ya no hay más?- Fingí tristeza.

-No habéis dejado hechos polvo, y ahora tenemos un partido.- Dijo Ed, casi regañándome.

-¿Edgar? ¿Alex?- Una voz, los llamaba desde la entrada del vestuario.

-Estamos en la ducha.- Contestó Ed.

-Pues salid ya que si no llegareis tarde al partido.- Les avisó la voz, para de seguido cerrar la puerta.

-Joder, vamos, vamos.- Se apresuró Alex, levantándose seguido de Ed, para ir a cambiarse. -¿Os volveremos a ver?- Preguntó Alex, antes de salir de las duchas.

-Quien sabe.- Respondió Noe mordiéndose el labio inferior.

-Caguen todo...- Se quejaba Alex, mientras se marchaba. Un minuto después escuchamos cerrase la puerta del vestuario.

-Menos mal que de vez en cuando tienes buenas ideas.- Me dijo Noe, encendiendo una de las duchas y limpiándose el sudor.

-Es lo que tiene ser tu hermana mayor.- Bromeé guiñándole un ojo.

Al final aquel torneo lo ganamos con nuestro mayor nivel. Nadie podría haberse imaginado que nuestra relación hubiera mejorado tanto gracias a dos chicos y sus grandes miembros. Cabe decir, que ellos perdieron ese partido. Seguramente estarían distraídos pensando en dos hermanas.

Al volver a casa como las campeonas del torneo, Noe decidió salir con sus amigas de discotecas a bailar, mientras que yo aproveché para quedar con Mara y contarle aquel cuarteto de las duchas.