[Jessica] La espía del baño publico (Parte 3)

Noe y yo quedamos segundas en nuestro primer torneo. Con la moral baja me aislo en unos baños publicos, donde una pareja extraña me alegra el día.

Un nuevo capítulo de esta joven chica, que parece estar gustándoles. Me alegro.

Habían pasado varias semanas desde el encuentro lésbico con Noe en las duchas del gimnasio. Nuestra relación había mejora mucho, ahora éramos más intimas y la gente lo notaba. No habíamos vuelto a hacer nada, pero de vez en cuando lo recordábamos y hablábamos sobre ello. También quiero puntualizar que aun que no era nada serio, nos dábamos golpes en el trasero, nos rozábamos con la otra y otras cosas, con más regularidad. No es algo que me moleste, pero de vez en cuando me dejaba con las ganas de más.

Al parecer, Noe decidió empezar algo un poco más serio con Tom. Y aquel día, antes de acostarme, vino a visitarme a mi cuarto.

-Jessy, ¿Tienes un minuto?- Me preguntó asomando la cabeza por la puerta.

-Claro, pasa.- Le dije mientras recogía un poco mi escritorio.

-Es sobre lo de Tom...- Parecía algo nerviosa. -No quiero que nuestra relación cambie a partir de ahora.- Me comentó como quitándose un peso de encima.

-Claro que no, pequeña.- Le contesté con una sonrisa amable. -Mientras no te desconcentres en los partidos, no hay problema.- Respondí tratando de aliviar la pequeña tensión que tenia ella, a lo que ambas nos reímos.

-Pero no quiero que cambie NADA.- Volvió a insistir remarcando el "nada".

Yo la miré sorprendida y por lo colorada que estaba en seguida entendí lo que quería decir.

-Así que mi hermanita se ha vuelto bisexual.- Comenté sin ningún problema con una pequeña sonrisa.

-Shhh...- Me chistó cerrando la puerta detrás de ella. -¿Quieres que se enteren todos?

-Perdona, perdona.- Me disculpé, mientras me acercaba a ella, a la vez que Neo se echaba hacia atrás hasta quedar atrapada por la puerta y mi cuerpo. Sin dejarle pensar, le planté un beso que ella aceptó un poco sorprendida. Tras mucho tiempo nuestras lenguas volvieron a unirse e intercambiamos nuestras salivas. Fue un beso largo y al final del mismo, Noe se me quedó mirando. -¿Esto responde a tu pregunta?

-S... Si- Contestó bajando la mirada. Y sin decir nada más se marchó a su cuarto. No hacía falta que ninguna de las dos lo dijéramos, pero estaba segura de que aquella noche ambas nos dimos una alegría en honor a la otra.

Estábamos a mediados de marzo y Fabio parecía estar mejorando en sus notas, lo que significaba que se acercaba el día de cumplir nuestro trato. Pero también había otra cosa que me mantenía distraída, y era el torneo de España de vóley playa, y antes de él otros torneos importantes para ganar puntos.

El resto de años no me había sentido así, pero esta vez era diferente. Noe y yo habíamos trabajado el doble para poder intentar hacer algo en aquellos torneos. Nuestra mayor aspiración era ganar la mayoría y sobre todo el de España para poder ir a torneos mejores y vivir nuevas experiencias.

Y en menos de una semana teníamos el primero. Teníamos que viajar a una ciudad del norte de España, no muy lejos de donde vivíamos. Yo estaba nerviosa, los nervios previos que casi todo el mundo tiene, pero Noe estaba alterada. Iba a ser su primer torneo serio y no cabía en sus pantalones.

Tras un largo viaje de vuelta, llegamos el domingo al atardecer a casa, con la medalla y copa de segundas clasificadas. Nos había ido bien en todo el torneo, pero en la final nos barrieron. En el fondo estaba contenta. Un segundo puesto eran muchos puntos para nosotras, pero era decepcionante perder la final. Nada más llegar Noe se aisló en su cuarto y yo quise salir a dar una vuelta para despejarme, todavía con el recuerdo del mal partido. Salí vestida con unos short vaqueros, una camiseta azul de manga corta y unas sandalias.

Caminaba por la calle pensando en mis cosas, sin prestar mucha atención a la gente y de vez en cuando parándome en algún escaparate para hacer como que miraba lo que había. En cierto modo, estaba algo afectada y sentía las ganas de llorar, pero no quería hacerlo en un sitio a la vista de todo el mundo, por lo que tras seguir andando un rato, entré en unos baños públicos. Los inodoros estaban separados por finas laminas y cada una tenía una puerta. Entré en uno y me encerré allí y comencé a llorar en silencio.

Desde dentro escuchaba a chicas hablar sobre la fiesta del sábado, a mujeres comentar el precio de los supermercados y todo tipo de conversaciones, hasta que de pronto se hizo el silencio quedándome sola allí. O eso creía. De la "cabina" de al lado provenían unos golpes sordos y unos ruidos apagados que llamaron mi atención. En circunstancias normales me hubiese marchado hace rato, pero me quedé escuchando a ver si conseguía reconocer que era.

"Parece como si..." Aquel pensamiento se detuvo cuando tras afinar un poco el oído, pude notar como alguien respiraba agitadamente. Llena de curiosidad me agaché en silencio, ya que las laminas que separaban los inodoros, no llegaban hasta el suelo ni hasta el techo, y miré por el hueco. Al principio me sorprendí, pero entonces todo tuvo sentido.

Delante de mi tenía dos pares de piernas desnudas, ambas de espaldas a la puerta. Las más cercanas a esta, tenían un pantalón y unos bóxers a la altura de los tobillos y unas zapatillas de calle. Eran robustas y ligeramente peludas. Las de delante, eran más finas y sin pelo. Unas braguitas amarillas adornaban sus tobillos y unos zapatos con un poco de tacón, estilizaban más aquellas piernas.

Volví a levantarme sorprendida y notablemente excitada. Tenía a una pareja a escasos centímetros teniendo sexo. Quizás fuera mi bajo estado de ánimo, pero no me había contentado con solo ver sus piernas y saber lo que hacían, necesitaba ver más. Por lo que con mucho cuidado, cerré la tapa del inodoro y me subí sobre esta, y muy lentamente me asomé por el hueco que quedaba entre el final de la lamina y el techo.

Tal como imaginaba, a mi lado había una pareja teniendo sexo. Ella parecía la típica pija que delante de sus padres y sus amigas es una cosa y delante de los chicos otra. Pelo largo, no tanto como el mío, ondulado y rubio. Tenía unos ojos azules muy bonitos. No tendría más de veinte años. Vestía una mini falda roja y una camiseta negra de tirantes, los cuales tenía quitados junto a los tirantes de un sujetador blanco con líneas amarillas, dejando al aire unos pechos redondos, más o menos como los míos, y coronados por unos pezones rosados y en ese momento duros, que botaban al ritmo de los movimientos de su chico. Por lo que podía ver, tenía un bonito trasero y unas piernas finas.

El chico seguramente sería uno cualquiera, que había tenido la suerte de cruzarse con la chica, cuando esta estaba en busca de un deshago. No era ni guapo ni feo, pelo negro y corto, ojos marrones, complexión media, de la misma edad que la chica, no parecía muy deportista, pero eso sí, entre sus piernas parecía tener un buen miembro, que hacia disfrutar a la pija que le costaba reprimir sus ganas de gemir.

Si cualquier de los dos hubiese mirado me hubiesen visto pero estaban demasiado concentrado en lo suyo por lo que dejándome llevar introduje una de mis manos en mis shorts. No sabía cuánto tiempo llevarían, pero tras un buen rato, la pija no pudo evitarlo y grito de placer ante el orgasmo conseguido, a la vez que yo cerraba los ojos e introducía lo más hondo que podía mi dedo corazón en mi interior, imaginándome ser yo la que gritaba.

-Para un poco y mira ahí.- Sonó la voz de la pija, pero para cuando abrí los ojos ya era demasiado tarde. La extraña pareja me miraba mientras yo los miraba, estando todos quietos. -¿Quieres unirte?- Me preguntó de pronto sabiendo que estaba muy excitada y seguramente me estaba tocando, al haber visto mi cara de placer.

Yo no contesté solo los miraba, el chico parecía estar excitándose con aquella idea, y la pija se movía lentamente sacando y metiendo el pene del chico en su vagina. Como dije antes, seguramente sería mi estado de anima, añadido ahora a mi propia excitación, que me bajé de la taza y salí de mi "cabina" para entrar en la de ellos.

-Mira que suerte has tenido chaval.- Comentó la pija irguiéndose y dejando al aire el miembro del chico. Tal como imaginaba era grande. Seguramente de las más grandes que había visto nunca. Estaba completamente llena por los fluidos de la chica, la cual se quitó las bragas para tener mejor movilidad con las piernas. -Bueno, ¿Qué? ¿Vas a hacer algo o solo vas a mirar?- Me preguntó ante mi pasividad.

Como si fuera una esclava me arrodillé y empecé a masturbar el pene del chico. Mi mano se pringó de los fluidos vaginales de la pija, pero no me disgustaba. Es más, me excité un poco más y sin darme cuenta me encontré con el miembro del joven dentro de mi boca y este sujetando mi cabeza por la excitación.

-Vaya putita que hemos encontrado.- Comentaba divertida la pija sentándose en el inodoro y empezando a masturbarse mirándome como le hacia la mamada al joven.

Yo seguí a lo mío saboreando el pene del chico y los fluidos de la pija, que por cierto me gustaron mucho, pero debo de admitir que el comentario de la pija me excitó bastante. Estar siendo tratada con una esclava, me excitó tanto que sin querer aumenté el ritmo de mi mamada.

-Me voy... A correr...- Me avisó, pero yo seguí trabajando. Quería recibir su esperma, estaba tan excitada por culpa de la pija y el tamaño del pene del chico que deseaba que eyaculara en mi boca. Segundos después cumplió mi deseo, llenando mi cavidad bucal con todo su esperma. Tuve que tragar una parte para poder seguir lamiendo el pene y sacarle todo su esperma.

-Joder con la puta. Hasta se traga tu corrida la muy cerda.- Rio divertida, sin separar su mano de su vagina.

Un poco cansada, pero realmente excitada, por los comentarios de la pija me levanté con la boca llena del esperma del joven, y me acerqué hasta ella para plantarle un beso en la boca. Quiso forcejear, pero en cuanto conseguí que mi lengua y la suya se tocasen, no pudo más que rendirse ante mí y me devolvió el beso, mezclando nuestras salivas y pasándonos el semen la una a la otra.

El chico debía de estar alucinando. Seguramente había pasado de no comerse una rosca a que dos rubias, seguramente las dos mayores que él, y con un tipazo, se estuvieran besando en sus narices mientras jugaban con su esperma en la boca. El chico estaba tan excitado que aun tras haber eyaculado su pene no descendió un solo milímetro tras nuestro espectáculo lésbico.

-A ver, pija. Las ordenes las voy a dar yo, ¿Entendido?- Le dije de pronto a la chica tras separarnos.

-Perdona pero me llam...

-No me importa tu nombre. Eres una pija de mierda, y así te llamaré si me da la gana.- Realmente estaba disfrutando controlando a aquella chica. No es que me cayera mal, simplemente ocurrió así. -A ver, quítate de ahí.- Le ordené a la pija, la cual se levantó algo enfadada. -Y tu, siéntate ahí.- Le dije al chico, que obedeció sin decir nada. -Ahora, cabálgale.- Le ordené a la chica.

-Y una mierda. No le voy a dar ese gus...

¡ZAS!

Un tortazo mío la hizo callar al instante. No le había dado fuerte, pero la mejilla empezaba a colorarse.

-Cabálgale.- Volví a ordenarle, y esta vez, la pija se sentó sobre el chico y tras introducirse el duro y grande pene del joven, empezó a botar.

Entonces, yo me acerqué por su espalda y agarré sus pechos y pellizqué sus pezones, mientras besaba y lamia un lateral de su cuello. El joven agarraba a la pija por la cintura, ayudándole en sus movimientos sin dejar de mirarme. Entonces para sorpresa del chico, volví a besar a la pija, la cual me beso sin ningún tipo de reparo. Solté uno de los pechos de la joven y dirigí mi mano hasta los testículos del chico, acariciando primero la espalda y el trasero de la pija, que gimió de placer al sentir mis caricias.

-Ahora besaros.- Les ordené. La joven parecía que iba a contestarme y el chico estaba un poco perplejo ante aquello, como si en todo ese rato no se hubieran besado nunca. Como parecían no decidirse entre acatar mi orden o desobedecerme, pellizqué un poco mas fuerte a la chica que en seguida entiendo mi mensaje y se lanzó a por la boca del chico. -Ahora yo.- Les dije y ambos se separaron y yo comencé a besarme con el chico mientras la pija aumentaba un poco el ritmo mientras gemía sin impórtale si hubiese alguien, señal de que estaba a punto de alcanzar un orgasmo.

-¡Hija de p...!- Gritó en un explosivo orgasmo que me puso la piel de gallina. El joven se levantó para dejar sentada a la pija, y que esta se recuperará.

Ante aquella escena yo me empecé a desnudar. Primero la camiseta azul, dejándome puesto un sujetador de color azul. Después me deshice de los shorts, quedando con mi ropa interior de color azul y las sandalias.

-¿Te gusta?- Le pregunté al joven que no dejaba de mirarme, mientras su pene parecía dar votes de alegría.

-S... Si.- Contestó tímidamente pero sin apartar la vista de mi cuerpo.

-Arrodíllate.- Le ordené y el obedeció. Delante de él, deslicé mis braguitas azules y apoyando mi pierna en una de las paredes, deje toda mi vagina, depilada y húmeda, a su vista. -Demuéstrame lo que vales.- El pareció entender mi orden y se hundió en mi vagina. Era bastante torpe. Seguramente no habría hecho eso nunca, pero quería darle un voto de confianza al chico y traté de direccionarlo para que me hiciera pasar un buen rato.

-¿Te gusta que te coman el coño putilla?- Me preguntó la pija acercándose a mí, viendo que ahora yo estaba distraída.

-Va mejorando.- Le contesté, pasando por alto su insulto, que no hizo más que excitarme más.

La pija sonrió pícaramente y sin decirme nada, me quitó el sujetador y empezó a amasar mis pechos. Después me pellizcó los pezones mientras se introducía uno de ellos en la boca y lo lamia y lo mordía. Aquella pareja estaba consiguiendo excitarme de verdad, y poco tiempo alcancé mi primer orgasmo entre fuertes gemidos de placer.

-Mira como se ha corrido la cerda.- Comento la chica poniendo su mano en mi vagina tras apartar al chico. Se sorprendió tanto al notar tan húmeda mi entrepierna, que se excitó ella misma y se lanzó contra mis labios. -Venga fóllatela.- Le ordenó la pija al joven. Este obedeció y me penetró casi de golpe haciéndome gritar.

Mientras el joven me embestía con todas sus ganas, la pija amaba mis pechos y manteníamos unidos nuestros labios sin soltarnos un instante. Entonces, como me permitió mi posición y las embestidas del joven, coloqué a la pija contra la pared con el culo en pompa pero con la cabeza girada hacia mí, para poder besarla.

-Dale también a ella.- Le dije al joven que sorprendido se detuvo y después de mirarnos a las dos, salió de mi interior y tras colocarse detrás de la pija empezó a embestirla, igual que hacia conmigo escasos segundos antes. -Recuerda que ahora tienes dos coños que satisfacer.- Le avisé al joven que pareció entender lo que quería decirle.

En aquel momento estaba realmente excitada. El chico se colocaba detrás de la pija y la embestía un rato, después se coloca frente a mí, y me proporcionaba el mismo servicio, mientras nosotras nos besábamos y nos tocábamos el cuerpo como podíamos: Pechos, culo, la vagina si esta estaba libre, etc.

Poco después, la pija tuvo un nuevo orgasmo que la dejo casi tirada en el suelo por el agotamiento. Yo miré al chico provocadoramente, aumentando la llamada del deseo en su interior, y este no tuvo más remedios que saciar sus deseos con mi cuerpo. Me utilizó como si fuera un saco de carne, pero estaba tan excitada que no me importaba. Sus embestidas pronto me regalaron un orgasmo, pero él no dejo de bombear contra mí. El deseo era tal, que en cierto momento me alzó en el aire y siguió embistiéndome fuertemente. Aun para ser tan joven e inexperto, era todo un semental.

-Menudo hallazgo has hecho, pija.- Le felicité a la chica entre gemidos de placer. Me encontraba abrazada con las piernas y los brazos a su alrededor para no caerme, a la vez que el me agarraba del trasero para mantenerme en el aire, y de vez en cuando le regalaba unos besos profundos con lengua, que el recibía con ganas. Sin poder creérmelo alcancé un segundo orgasmo, más fuerte que el anterior, pero el joven siguió bombeando.

-Me falta... Poco.- Me avisó sin detenerse.

-¿Quieres correrte sobre las dos?- Le preguntó la pija, que ya estaba más recuperada y se le notaba excitada.

-S... Si...- Contestó él como pudo, sin dejar de embestirme.

Cuando no le quedaba mucho para eyacular, me dejo en el suelo y yo me arrodillé junto a la pija, con la que empecé a besarme, mientras el joven se masturbaba con aquella visión. Segundos después nuestras caras, pelos, bocas y pechos estaban recubiertos de semen.

-La segunda vez que te corres y casi nos podemos duchar.- Exclamé sorprendida por la increíble cantidad de semen que nos recubría. Por su parte, la pija se limitó a tragar lo de su boca y limpiar el pene del joven, aprovechando para saborear mis fluidos.

-No pensé que esto acabaría así.- Dijo la pija volviendo a mi lado. -Pero ha sido mejor.- Sonrió satisfecha.

-Ni yo...- Contestó tímidamente el joven.

-Pues a mí me habéis alegrado el día.- Le contesté con una sonrisa. Tras recuperarnos empezamos a vestirnos. -¿Te importa si te cambio la ropa interior?- Le pregunté en forma de broma a la pija. La verdad es que aquella idea me excitaba.

-Vale.- Contestó ella simplemente y me lanzó su ropa interior.

En realidad lo dije en bromas, pero me resultó excitante cambiarme la ropa interior con aquella chica. Tuvimos la suerte de tener tallas parecidas. A todo esto el chico alucinaba. Tras limpiarnos un poco, salimos sin levantar sospechas y por petición mía, fuimos a tomar algo a un bar cercano.

-A todo esto, todavía no sé vuestros nombres.- Traté de romper el hielo, tras sentarnos en una mesa un poco apartada.

-Mi nombre es Tristán.- Dijo el chico.

-Yo me llamo Tamara.- Dijo la pija.

-Encantada, yo soy Jessica, aunque pueden llamarme Jessy.- Ambos me saludaron y seguimos hablando mientras Tristán tomaba una Coca-Cola, Tamara un Nestea y yo un zumo de frutas.

Me enteré que ambos no se conocían de nada, y que tal como predije, en un calentón de Tamara, fijo un objetivo y se lo llevó al baño, donde yo los encontré. Tristán tenia diecinueve años y Tamara había recién cumplido los veinte. Ambos se sorprendieron al escuchar mi edad y podría llegar a afirmar que ambos se excitaron al pensar que habían tenido sexo con alguien mayor que ellos, sobre todo Tristán.

Tristán fue el primero en dejar la mesa, no sin antes darnos su teléfono por si algún otro día estábamos interesadas en un nuevo deshago, pero nosotras no le dimos el nuestro. Una vez Tamara y yo solas, comenzamos a hablar de todo tipo de cosas, incluso comentamos lo ocurrido en el baño y ambas nos excitamos al recordarlo. Incluso el tener su ropa interior aumentaba mi propia excitación, y seguramente la suya, pero no sabría decirlo.

Tras acabar de tomar lo nuestro salimos a dar una vuelta hablando de todo tipo de cosas. Casi parecíamos amigas de toda la vida, y aunque no lo fuéramos, ambas sabíamos que habíamos encontrado, por cosas del destino una buena amiga. Finalmente nos tuvimos que despedir no sin antes intercambiarnos los números.

Cuando llegué a casa, todo el mundo me notó más contenta. Simplemente no podía evitarlo. Aquella ración de sexo desenfrenado con dos desconocidos y el haber ganado una nueva amiga, habían conseguido aliviar todas mis tensiones, y aunque todavía seguía teniendo en la mente aquella derrota, ya poco me importaba. Obviamente no le conté a nadie aquel escarceo, ni si quiera a Noe y una vez en mi cuarto, me desnudé y guarde la ropa interior de Tamara.

Cuando me acosté aquella noche, sabia que aquel fortuito día, no iba a ser la única vez que los vería.