Jennifer, Pamela & Chloe

Tres amigas pasando la tarde en la piscina.

  • Pasa, pasa. ¡Jennifer!¡Que sorpresa! Hacía un montón que no te veía. ¡Dame un besazo ahora mismo!

  • Claro, cariño. Acabo de llegar de Francia y he decidido pasar a saludarte....hacía ya mucho que no te veía.

  • ¡Que alegría volver a verte! ¡Estás estupenda! Ven que te voy a presentar a una amiga. Esta mañana hemos estado de compras y ahora íbamos a pasar la tarde tranquilamente en la piscina, criticando a los famosos....jeje.

  • Chloe, esta es Jennifer es una vieja amiga.

  • Encantada de conocerte. Chloe se levantó y le dio dos besos.

Jennifer le pareció una mujer muy atractiva. Aunque, al principio, pensó que la visita era un tanto inoportuna ya que había decidido acompañar a su amiga Pamela por todas las tiendas de la ciudad (algo que le aburría bastante) con la única finalidad de pasar la tarde a solas en la piscina con ella, invitarla a que se pruebe toda la lencería y trajes de baño que se habías comprado y tener una sesión de sexo dulce y excitante con su bella amiga, como las que solían tener de vez en cuando. Tanto Pamela como Chloe habían hecho realidad el sueño de muchas mujeres. Habían solucionado todas sus preocupaciones económicas, cazando a un riquísimo soltero en el caso de Pamela, y a un pobre viudo de ochenta años, que apenas le duró dos, en el caso de Chloe.

Ambas eran dos amitas de su casa, adineradas, que pasaban el tiempo en sus tonterías favoritas.

Y las favoritas de todas esas tonterías eran siempre de rollo sexual.

Desde niñas se habían sentido muy atraídas por estos temas.

Cuando eran muy pequeñas, en el colegio, les gustaba encerrarse en el cuarto de baño con otras amigas, y se dedicaban a hablar de lo que llamaban "guarrerias".

Ayer le vi la colita a mi hermano.

Yo una vez se la vi a mi padre. ¡La tiene super larga!

¡Que fuerte!

Pues yo no he visto nunca ninguna, como no tengo hermanos. Aunque si le he visto las tetas a mi hermana mayor.

Cuando se fueron haciendo mayores, además de hablar, les gustaba hacer "guarrerias". Empezaron haciendo juegos inocentes entre ellas, en los que se daban besos, se tocaban por encima de la ropa y jugaban a que unas eran las novias de otras. Un día decidieron pagarle entre todas a un niño de su clase para que les enseñase la polla. No les costo mucho convencerlo para que después se la dejase tocar.

Así, con estas experiencias se fueron formando. Y de esos juegos entre ellas, y con otros chicos creció en nuestras protagonistas un gran gusto por el sexo, en todas sus formas y variedades.

Para Chloe y Pamela no era nada extraño liarse entre ellas, sino todo lo contrario, era algo que hacían muy a menudo y que les encantaba a las dos. También les gustaba seducir a chicos jóvenes y "abusar" de ellos mutuamente, contratar a prostitutas de las que disfrutaban entre las dos y cualquier otra diversión que se les pasase por la cabeza y les apeteciese.

Que les parece si vamos a la piscina y seguimos hablando allí. Le diré a la criada que nos lleve una botella de champán y podremos darnos un baño – Dijo Pamela.

Bueno, pero yo no he traído bañador. – Comentó Jennifer.

¡Y desde cuando eso ha sido un problema para ti, golfa! – Se reía Pamela, mientras agarraba su mano y le decía – No te preocupes, cariño mío, que yo te dejo uno de los que he comprado esta mañana.

Jennifer se metió a una de las habitaciones de la casa, mientras que Pamela y Chloe, iban hacía la piscina.

Chloe, ya estaba un poco resignada, pensando que esa tarde no iba a poder disfrutar del cuerpo de su amiga. Al menos Jennifer parecía una chica muy interesante y estaba bastante buena. Le encantaba la idea de verla en bikini. Además sabía la clase de ropa de baño que usaba su amiga, así que seguro que iba a ser bastante interesante verla.

Las dos estaban ya en la piscina, en sus tumbonas, tomando el sol cuando llegó Jennifer.

Venía con en bikini de color fucsia, que le cubría sus pechos. Eran muy grandes. Chloe calculó que debía de usar una talla 100 como mínimo. Le parecía una vista maravillosa, pero le decepcionó que llevase puesto un pareo que le cubría la parte de abajo.

Que guapa estás Jennifer. Te queda muy bien el bikini. ¡Mejor que a mi! – Le dijo Pamela.

No digas tonterías. He tenido que ajustarlo por que me venía grande. Yo tengo unas buenas tetas, pero es que lo que tu tienes son unas ubres de vaca.....jajaja!

Jajaja – Rieron todas.

Vamos siéntate aquí, con nosotras.

Jennifer se sentó con ellas, pero no se quitó el pareo.

Por que no te quitas eso, que hace mucho calor – Le dijo Chloe, ansiosa por verle las piernas.

Es que no se, me da un poco de cosa...... – comentó Jennifer.

Veras Chloe, es que mi amiga Jennifer tiene un secretillo, que, es algo especial. – Dijo Pamela - ¿Por qué no se lo enseñas?

¿Seguró? – Dijo Jennifer – A lo mejor le parece un poco....

¡No te preocupes! No solo no se va a asustar......sino que creo que le va a encantar! – rió Pamela.

Vale, pues está bien, así me quedo más tranquila.

Se levantó y dejó caer el pareo. Los ojos de Chloe se abrieron como platos al notar un enorme bulto bajo el diminuto tanga que vestía Jennifer.

A continuación se bajó también la braguita y una enorme tranca saltó hacía las dos chicas que la miraban, asombrada una y divertida la otra.

¡VAYA POLLÓN! – Exclamó Chloe.

Bueno, pues ya sabes mi pequeño secreto. – Le dijo Jennifer

¡Más bien, tu gran secreto!....jaja – Todas se rieron, mientras Jennifer se sentaba al lado de Chloe.

Si no os importa, me voy a quitar el tanga. Es demasiado pequeño para mi – Comentó Jennifer.

¡Claro! ¡Sin problemas! Yo me voy a quitar la parte de arriba, que no quiero que me queden marcas por el sol – exclamó Chloe

Venga, pues todas en pelotas....jajaja – Se reía Pamela, mientras se quitaba la parte de arriba y le lanzaba a sus compañeras el pequeño tanga que llevaba.

Se quedaron todas desnudas. Chloe estaba encantada con la amiga de Pamela. Empezaron a hablar, pero de vez en cuando no podía evitar clavar los ojos en el miembro de su amiga. Era muy grande, y no paraba de pensar en como debería de ponerse cuando estuviera en erección.

Puedes ponerme un poco de crema en las tetas cariño. A ver si con tanto sol se me van a quemar – Le pidió Pamela a Jennifer.

Sabía que Chloe estaba deseando hacer algo más que hablar con Jennifer, así que inventó una excusa para facilitarle el camino. Sabía que a Jennifer lo que más le gustaba de las chicas, eran sus tetas. Se volvía loca cuando tenía la ocasión de llevarse a la cama a una mujer pechugona. En más de una ocasión se había liado con ella y le había tenido que dejar que mamase de sus melones como si fuese una niña pequeña.

Cuando Jennifer empezó a untarle el protector solar sobre las tetas, ocurrió enseguida lo que ella esperaba. Se había lanzado como una loca a magrear las peras de su amiga y no se paró a pensar ni un segundo en que estaba desnuda, así que lógicamente le vino una erección tremenda, y como no tenía nada de ropa, no había forma de que pudiese disimularla.

Cuando se dio cuenta se quedó un poco parada. Se sentó de nuevo y les dijo

Espero que me disculpéis, no he podido evitarlo. Llevo varios días sin sexo y últimamente, a la más mínima se me levanta.

No te preocupes preciosa. Estás entre amigas. – Le dijo Chloe - ¿Me dejas que te ayude?

Jennifer asintió. Chloe se sentó a su lado y con la mano le agarró la cola a su amiga.

La tenía muy suave. Lentamente empezó un suave movimiento arriba y abajo, que Jennifer encontraba delicioso.

Esto me recuerda cuando en el colegio los chicos me daban dinero para que les hiciese una paja – Decía Chloe mientras sobaba la polla a su nueva amiga.

Pues seguro que te hiciste millonaria, porque lo haces genial – Le respondió Jennifer.

Chloe continuaba con sus movimientos rítmicos, dándole besitos a Jennifer en el cuello y por sus pechos. Poco a poco fue recorriendo con la lengua todo el torso desnudo, hasta llegar al ombligo, donde se detuvo, jugueteando, haciendo circulitos alrededor de él.

Notaba que cada vez estaba más excitada, así que decidió aumentarle el placer al máximo, bajando aún más y metiendose de golpe en la boca, el enorme trozo de carne super excitado.

No continuó lamiéndosela como una loca, quería disfrutar un rato del sabor de Jennifer. Se detuvo en la puntita, por la que pasaba su lengua suavemente, de derecha a izquierda, de arriba abajo, en todas direcciones, como si estuviese chupando un helado. Los gemidos de Jennifer estaban siendo muy fuertes.

Además de recibir placer, Jennifer también disfrutaba dándolo, por lo que hacía tiempo que había deslizado sus dedos entre las piernas de su amiga, de donde entraban y salían en un ritmo acompasado que provocaba que los jugos de la bella Chloe resbalasen por todos sus muslos, empapándola.

¡Creo que me voy ya! ¡Me voy ya....! – Gritaba Jennifer.

Lo hizo por cortesía, para avisar a Chloe, a la que acababa de conocer, de que estaba apunto de explotar, pero Chloe no parecía muy preocupada ante la idea de que le llenasen la cara de semen.

De hecho no varió un ápice su actuación, siguió lamiendo a su amiga, aumentando el ritmo, apretando los labios cada vez con más fuerza sobre el pene tieso que apresaba en su boca.

¡Ahhhh! ¡Fantástico! ¡Ha sido fantástico! – Le dijo Jennifer.

Acababa de llenarle la boca a Chloe con toda su esencia. Ésta la había dejado seca y parecía haberlo disfrutado casi más que ella. Se lo había tragado todo, no había dejado escapar ni una gota y levantando la vista hacía ella se relamía mientras sonreía a Jennifer.

¡Me ha encantado! ¡Ha sido delicioso! – Exclamaba Jennifer mientras abrazaba a Chloe.

Estaban apretadas, la una contra la otra, cuando cayeron en la cuenta. Estaban oyendo unos gemidos de fondo, que en ese momento se tornaron en gritos:

¡ME CORROO! ¡ME CORROOOO! – Gritaba Pamela como una loca.

Tenía las piernas bañadas por sus jugos vaginales. Se había excitado mucho mirando a sus dos amigas y también había encontrado el medio de darse placer.

Uff! Que bueno! – Exclamo – Estabais tan liadas entre vosotras que no he querido molestaros. Pero yo también lo he pasado bien. Le he encontrado una segunda utilidad a la botella de la crema solar.

Pamela separó las piernas y pudieron ver que tenía la botellita dentro de su precioso y depilado coño.

ja, ja, ja – Todas quedaron tendidas en las hamacas, riéndose y recibiendo el calor del verano en sus cuerpos desnudos, comentando que tendrían que repetirlo pronto.

Fin

¿Continuará?

Me encantaría recibir comentarios: bluejrx@yahoo.es