Jekill y Hyde 5

El pasado siempre vuelve

EL PASADO SIEMPRE VUELVE

  • Disculpe señora, es la sorpresa, no esperaba visitas, pase, pase.

La hice pasar y cerré la puerta. Una vez adentro, se me acercó felina

  • ¿Siempre eres tan tímido, o sólo conmigo ? Comentó, rozando suavemente mi pecho con las uñas.

  • Señora, por favor ¿qué hace ?

Reculé un paso, mientras Hyde apretado por el slip del pantalón, se desperezaba a lo largo, sobre el costado de mi pelvis. Cuando ella se dio cuenta, introdujo su mano por el elástico del pantalón, mordiéndose el labio inferior.

  • Uyy, que tenemos por aquí. Se reía hasta que lo rodeo con la mano y palpó el tamaño.

  • ¡Madre de mis amores!, exclamó bajando el short. Tomo mi polla con las dos manos, mirándome a los ojos sorprendida con la boca abierta. La tomé del pelo con una mano, mientras con la otra le apunté la polla a la boca.

  • ¡Traga puta! Y vaya si tragó, era la madre de las felatrices. Se zampó media polla de un bocado y a lo largo de cinco minutos, me ofreció la ópera prima de las mamadas.

No quise acabar así. Agachada como estaba, le arranqué el top y la levanté de las axilas, y así tomada la arrojé a la cama. Se dejaba hacer mirándome extasiada. Le saqué el pantaloncito y el tanga, que se quedaba pegado de lo mojada que estaba. Me subí entre sus piernas y sin ningún juego previo le levanté las rodillas. Teniéndoselas pegadas a sus hombros le ensarte la polla despacio mirándola a los ojos. La muchacha me miraba excitada, sin llegar a entender lo que le estaba pasando, cuando de pronto, explotó en un orgasmo descomunal. Lo que siguió fué coser y cantar y duró hasta la salida del sol, en que se fué, para que no la viera nadie salir de mi habitación. Por lo menos eso era lo que pretendía.

El resto de la semana, vino todas las noches, hasta que el viernes a la tarde se volvió a encontrar con Saúl en el refugio.

  • ¿Cómo vas con el palurdo ?

  • Bien, ya lo tengo comiendo de mi mano, está loco por darme un beso.

  • Me imagino. Quiero que lo cites para mañana a la noche, en el refugio cerca del pinar.

  • ¿Qué le vas a hacer ? Preguntó Sara preocupada.

  • Le vamos a ofrecer dinero, para que se venda.

  • ¿Y si no acepta ?

  • No creo que sea tan estupido.

Y así fue nomás, esa misma noche, después del primer polvo, Sara me avisó que al otro día a las diez de la noche, su hermano quería verme en el refugio del pinar para informarme de algo muy importante, que había descubierto.

De entrada me supo mal. Ese refugio se había construído para los taladores y era el más escondido de todos, ubicado en un pequeño claro entre los pinos, para colmo era el único que no estaba conectado.

Esa noche cuando llego al refugio, me llama la atención un gran montículo cubierto con una lona. Cuando me estoy por acercar, salen del refugio: Saúl, acompañado de una Sara con los ojos llorosos y el hijo de puta de Ricardo, el hijo de Don Javier. Ambos están armados. He caído en una trampa.

  • Creíste que me iba a olvidar de la golpiza, piojoso ? Veremos si eres tan valiente, cuando te enterremos vivo.

Se acercó al montículo y destapó un gigante pozo de un metro por dos, pero de dos metros de profundidad.

  • El hombre inteligente se dejo engañar por una puta como un estúpido, ja, ja, ja,

  • ¿Que se siente morir en este lugar ?. Aquí no vuelve nadie hasta la tala de primavera, y enterrado tan hondo, nunca te van a encontrar. Vas a estar solo para toda la eternidad Ja, ja, Ja

  • ¡No tan solo!

Exclamó Ramón acompañado de Pepe, el marido de Carmencita y sus dos hermanos. Todos armados con escopetas. Ramón, perro viejo, había sospechado la encerrona cuando vió con Julia, en el monitor de su casa, la reunión de Sara y su pareja del día anterior,

La reacción de los macarras no se hizo esperar, se voltearon y empezaron a disparar, produciendo la reacción de mis amigos. Solo atiné a saltar sobre Sara -tirándola en el piso- y cubrirla con mi cuerpo para protegerla.

Cuando todo terminó, Ricky y Saúl estaban muertos y lamentablemente, Pepe también. A pesar del dolor sus hermanos, separaron su cuerpo y lo cubrieron con la lona que tapaba el pozo. Luego, tomaron los cuerpos de los agresores y los tiraron dentro.

Estoy tan conmovido por la muerte de Pepe, que no me doy cuenta que Ramón ha hecho bajar a Sara al pozo. Cuando tomo conciencia, la veo mirarme con lágrimas en los ojos murmurando:

  • Lo siento.

  • Que haces Ramón, ¿ Estás loco ? Le grito

  • Lo necesario.

Y ante mi desesperación, le pegó un tiro en la cabeza con la pistola de Saúl.

Los enterramos, tapamos el pozo, alisamos el terreno y lo cubrimos con ramas caídas. Envolvimos el cuerpo de Pepe con la lona y volvimos en silencio a la estancia.

Esa noche volví al cuarto de Ramón y me dormí llorando abrazado a Julia, la muerte de Pepe y la imagen de los ojos llorosos de Sara, me corroían la conciencia.

Finalmente lo de Pepe pasó como un ataque de cuatreros. Por la pareja, extrañamente, no preguntó nadie.

Para alivio de todos, se habían ido repentinamente sin avisar. Don Jaime ni se enteró de lo de su hijo, estaba preso y hacía mucho que no tenía noticias de él.

Al entierro de Pepe fuimos todos, era muy querido. Carmencita dolorida, pasó toda la ceremonia abrazada a mi cintura con la cabeza en mi pecho. Yo la abrazaba conmovido, se me retorcían la entrañas, la muerte de Sara y Pepe, me dolían en el alma.

Esa noche estaba tirado en mi cama, meditando desnudo mirando el techo a oscuras, cuando la puerta de mi habitación se abrió y cedió paso a una figura femenina. Se sacó la bata que cubría su cuerpo desnudo, se metió en la cama y me abrazó. El perfume inconfundible de Doña María me envolvió.

  • Julia me contó todo. Siento lo que has tenido que pasar, te has convertido en el ángel salvador de esta familia.

Estiró su cara y me besó. Un beso suave, que se fue convirtiendo en profundo y sentido, con lágrimas volcadas por los dos. Se montó sobre mi ya erguida polla y se la metió en el coño. Despacio, suavemente me estuvo follando un rato largo hasta que logró que nos corrieramos casi juntos. Cayó rendida sobre mi torso y se fue quedando dormida murmurando.

  • No se que vamos a hacer el día que te vayas.

Cuando desperté a la mañana, ya no estaba.

Una semana más tarde, me avisaron que me acerque a la tranquera de entrada, que preguntaban por mí. Me acerqué y me quedé helado.

El pasado me había encontrado.

ROSA

Parada frente a mi, preciosa, vestida con un vaquero elastizado, remera marcando lolas, campera y botas de piel, delineando su apetecible figura y mirándome emocionada, con lágrimas en los ojos esta Rosa. Pasados unos segundos de duda, tiró sus bolsos al piso y vino corriendo hacia mí, saltando a mis brazos.

  • Madre mía José, que pedazo de hombre te has vuelto.

  • Mira que tú…. Hermosa como siempre.

Y así entre risas y lágrimas de ella, charlando encimándonos uno a otro la llevé a mi cabaña ante la mirada preocupada de María. Le preparé la cama en el sillón de la antecámara y le acomodé la ropa en una cajonera que tenía allí.

Para aprovechar la tarde salimos a caminar por los alrededores, conversando sin tocar ningún tema espinoso. Como el tiempo era caluroso, comimos afuera y nos fuimos a dormir temprano.

Al otro día, nos levantamos temprano, nos duchamos por turnos y fuimos al establo donde ensillamos mi caballo y una yegua mansa para ella. Pasamos todo el día entre risas paseando por el campo, comimos bajo un árbol de una vianda que llevamos y volvimos al atardecer, cansados pero satisfechos por la bella tarde compartida. Cenamos a la fresca, nos bañamos y caímos rendidos en la cama.

Al otro día fuimos a desayunar al comedor, y nos atendió Carmencita con los ojos llorosos, seguro que todavía, le dolía la muerte de Pepe, pasamos a saludar a Julia para que Rosa conociera a mis ahijados y realmente nos atendió mal. Quizás pensara que iba a contar algo de lo nuestro. Finalmente, preparamos los bañadores y la vianda y nos fuimos a pasar el día a un remanso entre unas piedras,  que es alimentado por una pequeña cascada, formando un paisaje encantador.

Pero si el paisaje era maravilloso, ver a Rosa con su bikini brasilero era una alucinación, después de almorzar nos echamos a la sombra y recostada con su cabeza en mi pecho, llegó el momento temido.

  • El día que nos viste a tu padre y a mí, era la primera vez que estábamos juntos. Él llegó temprano de su noche de poker y encontró a tu madre enculada por Roberto y se volvió loco

  • Vino a casa a contarmelo desesperado, y una cosa fue llevando a la otra y terminamos enredados. Tus padres quedaron muy heridos como pareja.

  • Roberto quedó muy mal, con una lesión cerebral y falla renal. A pesar de lo que hizo, no lo pude dejar tirado. Durante dos años tuve que atenderlo como a un inválido.

  • Cuando finalmente falleció, Raúl vino a ayudarme a juntar todo para desprenderme de sus cosas y en un cajón de su armario encontramos unas memorias con grabaciones. Tu padre tuvo la mala idea de verlas en tu casa, y se encontró con que tu madre y mi esposo llevaban mucho tiempo enredados. Inclusive realizando tríos y orgías .

  • La esperó a tu madre a la vuelta del trabajo, le mostró los videos, y en medio de la discusión, tuvo un ataque cardíaco y falleció. Tu madre sufrió tal impresión, que tuvo un brote psicótico del que nunca se recuperó. Todavía está internada.

Yo escuchaba el monólogo de la destrucción de mi familia con una angustia creciente en la boca del estómago. Pero como un suceso lejano que le pasó a un yo anterior.

  • ¿Sabes algo de Joaquín?

  • Lo de él fue solo un golpe. Pero él y tu novia llevaban mucho tiempo enredados a tu espalda. De hecho ese día festejaban la novedad del embarazo de ella. Lamentablemente se separaron por las continuas infidelidades de él.

  • Tienen una nena preciosa. Rubia de ojos azules, que si no supiera que jamás se acostó contigo, juraría que es tu hija. Es la mimada de sus abuelos. Se desviven por ella, más ahora que ella retomó los estudios.

  • Ella sabe donde estás, al igual que yo, te encontró en las redes, pero no tiene coraje de contactarte. Sé que visita mucho a tu madre y le lleva a la nena.

Cuando terminó la historia y haciendo un resumen, Rosa era una pobre víctima.

Mi madre un puta redomada, que vivía de orgía en orgía en nuestras narices.

Mi padre, que era un hombre de cincuenta años, frío y cerebral en todo, se vuelve loco por la traición de mi madre y en vez de matarlos a los dos, se va a follar a la vecina, sin haberla catado nunca antes.

Juana que es prudente y recatada escondiendo mi violación por vergüenza propia, le cuenta con lujo de detalles como celebraba un embarazo infiel.

Rosa sabe que Juana no folló conmigo pero insinúa mi posible paternidad.

Y sobre todo eso, está José, el joven inocente e impoluto y no el loco irracional que arrasó con todo, pura y exclusivamente por la ira que le provocó descubrir que era un estúpido.

Lo peor de todo era saber, que semejante pornográfica versión de los hechos, hubiera colado en mi vida anterior. Y esta mujer, que ignoraba en quien me había convertido ahora, gracias a un ambiente puro, frontal y sin dobleces, lo sabía. Y hacía uso de ello.

Entender eso, puso las cosas blanco sobre negro.

La tarde estaba cayendo y mi humor había desaparecido. Recogimos en silencio y volvimos. Me pegué una ducha y me fuí a dormir sin cenar.

A mitad de la noche, me despertó una húmeda sensación agradable entre las piernas. Gracias a  la luz de la luna que entraba por la ventana, pude distinguir la cabeza de Rosa haciéndome una mamada de escándalo. Para mi asombro se tragaba más de media polla.

  • ¿Qué haces Rosa ?

  • Lo que vengo deseando desde que te ví. No te imaginas lo caliente que estoy.

La tomé suavemente del mentón y la subí sobre mi cuerpo. Me erguí sobre la cama y la levanté en brazos. Salí de la pieza, salí de la cabaña. Le dí un beso en la frente y la tiré en el abrevadero para caballos.

  • Enfríate. Si piensas que voy a follarme a la amante de mi padre, estás peor de lo que imaginaba.

Pegué la vuelta y me metí en mi pieza, trabé la puerta y me fuí a dormir. Al otro día ella ya no estaba. Tomé mi caballo y pasé solo toda la jornada en el campo. Tenía mucho que pensar.

Me preguntaba, si me pesaba la posibilidad de tener una hija, y me contestaba que ser padre, es mucho más que un aporte de genes ocasional, producto de un polvo rabioso sin amor. Es un derecho que se gana con amor, con la dedicación en la crianza y el compromiso en la educación. Con el cariño y la entrega diaria. Ramón es el mejor ejemplo de ello y los padres de Juana también.

Siempre me haré responsable, si es que soy el padre y se me reclama. Y sé que la madre lo sabe. Me ha ubicado por las redes, según Rosa, y me conoce bien, a pesar de lo que hizo. Pero derechos, no tengo ninguno. La niña tiene a sus padres, separados o no y tiene a sus abuelos que la quieren. No voy a meterme yo a destrozarle la vida con una historia tan desgraciada.

Mi padre ha muerto y mi madre está desquiciada, lo siento mucho, pero  el respeto de un hijo también se gana.

Volví a casa tarde, me duché y me acosté tranquilo, con las ideas claras. A media noche,me despertó  la misma sensación placentera del día anterior

  • ¡Pero. La puta madre !

Prendí la luz de la mesita cabreado y me encontré con las cabezas de Carmencita y Julia pasando la lengua por mi polla, una de cada lado, mirándome de reojo con una sonrisa.

En el momento que consideraron que estaba lo suficientemente dura y lubricada, Julia se tomó de los barrotes del cabecero y me estampó el coño en la boca, mientras Carmencita se trepó a mi polla y se empaló lentamente. Lamí goloso ese manjar querido y cuando me prendí a su clítoris, estalló en un orgasmo maravilloso entre convulsiones.

Cuando se calmó, se bajó de la cama, se agachó y me habló al oído.

  • Perdona el abuso, pero si no le daba un empujoncito,a esta mujer que te adora, no se decidía más, de paso, me dí un gustito.

Me dió un beso en los labios y se fué.

Carmencita me miraba preocupada, como asustada, moviéndose despacio. Cuando la tomé de la nuca, la acerqué a mi y me prendí a su boca, me abrazó fuerte, puso en marcha sus caderas y no paró hasta la mañana. Joder con la niña, me dejó para el arrastre.

A la mañana siguiente desperté, con ella acostada sobre mi cuerpo, mirándome fijo.

  • Pensábamos que te ibas con la golfa. Estábamos mal

  • ¿Pensábamos, estábamos?  ¿Julia y tú ?

  • Y María. Se los veía muy bien juntos. Demasiado

Me trajo recuerdos de un pasado, en el que mi inocencia,me hacía muy feliz. En cuanto quiso venderme basura, sobre el día en que perdí esa felicidad, la ilusión se esfumó.

CARMENCITA

Han pasado cinco años. Otra vez Carmencita me dejó destrozado. Me siento en el borde de la cama con dolor de cintura pero con Hyde ronroneando como un gatito satisfecho.

Me estiro bostezando feliz. Saberme amo y señor de mi casa y protector de la gente que quiero, me hace sentir muy respetado.

Me levanto y al asomarme a la ventana veo que Julia, María y Carmencita están charlando a las carcajadas. No se por que me temo que soy el objeto de sus burlas. A la mierda la idea del respeto.

Veo a mis  mellizas de cuatro años jugando mimosas con mis ahijados y me agarro la cabeza.

  • Joder, la que me espera.

Y así, como rayos divergentes que parten de la primera gota de tinta que cayó sobre el papel.

La vida de nuestros compañeros de aventura fué en busca del destino final.

Roberto y Raúl encontraron la muerte, Raquel la locura y Rosa la soledad.

Joaquín su perversión, Juana la sumisión y su hija, el amor de sus abuelos.

Y nuestro amigo José, una familia que lo quiere de verdad.

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