Javier

Su ano cedió, su esfínter se abrió, el glande de Fernando lo penetraba por primera vez, su esfínter acariciaba cada contorno de su cabeza y podía sentir como la corona ya era apretada a su paso por el esfínter principal y luego entró.

Javier

Javier, un hombre de facciones bien varoniles, ojos café extremadamente claros, cuerpo normal pero bien durito, un par de piernas bien desarrolladas de tanto jugar futbol toda su vida, lo que indicaba que poseía un buen trasero que era el punto de admiración de todas las chicas y de muchos machos que le conocían; en esa época era un laborando de una compañía que vendía todo tipo de artículos para ferretería y le encargaron abrir un nuevo mercado y cartera de clientes en Danlí, en el Departamento de El Paraíso en Honduras.

Pues llegó el día en que Javier llegó a Danlí y buscó alojamiento en el hotel que le indicaron sus patronos y como pudo ese fin de semana lo pasó conociendo el pueblo y los alrededores hasta donde su iniciativa daba.

Rápidamente como buen vendedor hizo amistades en el hotel y el comedor en donde conoció a Fernando, un tipo que estaba sin empleo y era vecino de la zona a lo que se ofreció a indicarle donde estaban esos negocios en el pueblo y en algunos de los alrededores a cambio de la comida diaria.

Javier accedió no sin antes fijar como única condición que tenía que aceptar una remuneración por acompañarlo y hacer el servicio de guía en este nuevo y bonito lugar.

Así fue, el sábado se encontraron por la mañana y recorrieron el pueblo completamente, Fernando realmente conocía y era muy conocido en el pueblo además de recibir muchísimas muestras de simpatía de parte de todos de por allí.

Por la tarde al regresar ese sábado Javier convidó a Fernando a la cena en el comedor de “Dorita”,  luego allí mismo platicaron un rato y tomaron algo de refrescos (aguas, gaseosas) y quedaron que al día siguiente irían a ver los juegos de fut que se llevaban a cabo en el campo de la parte baja del lugar.

Javier estaba cansado y su habitación era de las pocas con su baño privado con ducha así que al solo llegar se despojó de sus ropas quedando como fue traído al mundo frente a un espejo que reflejaba la cama de su habitación.

La habitación era de regular tamaño y tenía un jueguito de 2 sillas, tv, cama, ropero y su baño privado, una estancia muy mona para lo sencillo de aquel hotel.

Estando frotando su cuerpo con la espuma escuchó que tocaban a su puerta con algo de insistencia y tuvo que salir del agua con la toalla anudada a la cintura.

Era Fernando que venía a traer su celular que había quedado olvidado en el carro de Javier.

Este al ver a Fernando parado en su puerta le preguntó sobre su presencia pues habían quedado que se verían al día siguiente para ir al campo.

¡Mira Javier, lo que pasa es que mi Cel. es como mi mujer, no lo quiero a mi lado porque jode mucho (diciendo en voz baja: mi mujer me controla mucho con el) pero no puedo vivir sin el. Jjaajajajaa  y se quedó en el carro ahora que lo metí en la guantera para almorzar y al llegar a casa mi mujer estaba cabreada porque no le contesté sus llamadas y allí me devolví para recuperarlo.-  ¿Espero que no te moleste que venga a interrumpir tu baño?

Y Javier viendo el tono preocupado pero medio jocoso de Fernando le dice, solo espérame a que me termine de bañar ó si prefieres allí están las llaves y sácalo tú mismo del carro.

Y así fue, Fernando sacó sus cel. regresó al cuarto de Javier y como había dejado la puerta entre abierta solo empujó y al entrar vio como Javier se colocaba el bóxer dándole la espalda, dejando a la vista su fuerte, redondo y grande   culazo.

Fernando se sintió un tanto extraño por ver algo tan intimo de su nuevo amigo y patrón.

Javier lo sintió entrar y voltio rápidamente a verlo y recibir sus llaves sin saber la situación que pasaba su nuevo amigo.

Fernando por unos instantes miraba a Javier en su casi total desnudez, esas piernas gruesas y bien peludas, junto con un par de pantorrillas que ya quisieran muchísimos tener: sus pies de buen tamaño enfundadas en un par de sandalias de esas tipo V que lo hacían lucir sexy con ese atuendo de bóxers color piel que asemejaba a una total desnudez.

Inmediatamente Fernando tuvo que volver a la realidad y se despidió de Javier con un apretón de manos y prometiendo venir temprano para llevarlo al fut.

Muy temprano en la mañana así como habían acordado Fernando llegó a traer a Javier, en el hotel él era bien conocido y solo pasó con entera confianza hasta llegar a la habitación de Javier.

Tocó la puerta varias veces y no respondía nadie, tocó un poco más fuerte y nada, probó la perilla de la puerta y esta lo dejó entrar.

Al entrar a la habitación vio que Javier estaba en la cama tendido boca abajo y su cuerpo tenía una frazada cruzada por sobre sus nalgas de forma muy breve dejando ver muy bien por uno de sus lados que todo el cuerpo estaba desnudo y que esa montaña de músculos que se adivinada bajo la manta era muy real, era el trasero de Javier que se presentaba muy sensualmente ante él.

Fernando sintió como su verga se volvía algo morcillona, no pudo retener a su mano que palpó la verga bajo sus jeans donde comenzaba a crecer.

Un par de apretones y pensó que si era conveniente haber entrado así, el amigo se miraba que dormía aún, pero tomó valor, se acercó a la orilla de la cama que era iluminada brevemente por la luz de la mañana que se escurría de entre las cortinas de la ventana y daba una tonalidad muy brillante en aquel cuerpo tostado por el sol salvo en ese par de glúteos que se entreveían cobijados por la manta de dormir.

Las piernas de Javier salían hacia la parte baja de la cama cubiertas de su pelambre que más bien parecía que fuera un pantalón trenzado por la madre naturaleza en ese hombre que se adivinaba grande y fuerte tirado en su lecho al ser mecido por un agradable sueño.

Fernando llamó a su amigo: JAVIER!!!  JAVIER!!!??, este solo se movió un poco en la cama para hacer que la cobija se callera del todo quedando con todo su cuerpo a la vista de Fernando.

Él ya no sabía que hacer, todo estaba muy mal; su nuevo jefe desnudo y tendido en la cama frente a él, él mismo con una creciente erección que sus bóxers flojos no iba a poder disimular si no hacía algo y optó por tocar el hombro de Javier y volver a llamarlo para que se despertara.

Empujo el hombro de Javier un par de veces y este respondió levantando su cabeza un tanto de la almohada, girándose hacia donde venía esa voz que le despertaba y al ver a Fernando solo dijo HOOOOOOlllllllllllllllllllaaaaaaaa, buen día.!!!!!

Javier en ese momento tomó conciencia de su desnudez y rápidamente se tapó, pidiendo disculpas a Fernando por sus fachas y Fernando muy rojo de la vergüenza fue quien no encontraba palabras para disculpar su atrevimiento de entrar sin ser escuchado pero informó de su preocupación al no haber recibido respuesta las primeras veces que tocó la puerta.

Javier se relajó y dijo que no había problema.

Tomó los calzones que tiró al piso y se los colocó, a los ojos de Fernando aquello era nuevo para él.

Javier se dirigió al baño sin poder ocultar la erección matutina en sus bóxers de los ojos de Fernando.

La mañana transcurrió excelente, Javier fue presentado a los muchachos del equipo de fut amigos de Fernando, quedando que se encontrarían entre la semana para jugar.

Fernando por su parte no daba crédito a todo lo que pasaba por su cabeza.

Nunca en su vida había tenido pensamientos homosexuales hacia otro tipo y ¿Porqué ahora?, ¿Porqué con este señor que era ahora su jefe?

El día pasó, el lunes llegó; temprano esta vez Javier ya estaba esperando a Fernando en el comedor para desayunar y luego comenzar su jornada laboral juntos con Fernando como guía de negocios del lugar.

Para Javier todo estaba saliendo mejor que lo planeado, nunca pensó que su ayudante sería tan conocedor de los negocios y poco a poco se fue dando cuenta que Fernando fue durante mucho tiempo vendedor de diversos artículos y por ende conocía a casi todos los dueños de tiendas de Danlí y sus alrededores.

Las semanas se fueron acumulando y los negocios iban viento en popa, los pedidos se fueron, la mercancía llegaba a tiempo y forma, no podía ser mejor.

Javier tenía comunicación con su mujer que por lo apretado de la situación se marchó a España para trabajar con su madre y no le quedaba otra que pajearse con las interminables llamadas calientes que se hacían cada vez que podían.

Con el paso del tiempo, los meses vinieron y con ellos el verano.

Época de calor y como estaba en un lugar nuevo, con nuevos amigos Javier lo tomó a bien quedarse por allí en la semana santa que tenía libre.

Su ya gran amigo y compañero de trabajo le dijo que él se quedaba solo en casa cuidándola como perro guardián porque su mujer y sus hijos se fueron a San Pedro Sula a visitar a los suegros y reunirse con toda la familia de por allá.

Los amigos decidieron salir con otro grupo de gente de por allí a un río cercano a bajar el calor de la temporada.

El lugar muy rico y bonito, todos en calzonetas bañando y salpicando agua, Fernando no dejaba de admirar ese cuerpo que tanto le atraía y sabía no podía tener.

Javier propuso a su amigo ir a explorar el lugar y así lo hicieron, con sus cuerpos cubiertos solo con las calzonetas que usaron para bañar se internaron entre las plantas que habían en los alrededores, pasando por unos sembradíos de diferentes plantas, arboles y arbustos frutales, café y otros.

La tierra era muy fértil y las plantas eran frondosas y productivas.

Llegaron a un afluente del río en que estaban y caminando descubrieron una poza que ni el mismo Fernando conocía.

Se adivinaba el agua fresca y limpia guardada por la copa de un inmenso árbol.

Rápidamente los amigos como si fueran niños se tiraban de un risco cercano haciendo zambullidas y jugando de lo mejor.

Pasaron un buen rato y treparon un risco desde donde se divisaba la posa mejor, a lo lejos también se miraban los amigos sin ellos mismos ser vistos por la posición de altura en que estaban.

Fernando se quejó que la calzoneta lo estaba lastimando en la entrepierna por la humedad y el roce de no andar nada más abajo.

Javier le dijo que debiera quitársela para evitar que lo raspara y descansara del roce del mismo.

Fernando se negó, se puso colorado como tomate de solo pensar desnudarse frente a Javier, Javier le dijo que no pasaba nada, que él ya lo había visto desnudo aquella vez en el cuarto y además eran machos y nada nuevo se iba a ver.

Fernando accedió y se sacó su calzoneta y Javier lo imitó diciendo que así tomaría el sol desnudo junto con su amigo mientras sus calzonetas se secaban al natural igual que ellos.

A Javier le llamó mucho la atención el contraste de su cuerpo con el de Fernando ya que Javier media 1.75 mts. aproximadamente peludo a más no poder, principalmente sus piernas y nalgas que estaban cubiertas de una mata de pelos gruesos y largos y su amigo de solo 1.25 mts. de altura completamente lampiño en sus piernas y pecho; con una mata pequeña el pubis y axilas, pero con un pene que bien doblaba el suyo propio y eso sin parar ó ¿estaría camuliano? (a medio parar), porque se veía grande aquello no mas.

Sí, Fernando es un hombre bajito y de cuerpo compacto por los ejercicios de fut y laborales de los diferentes trabajos que había realizado que iban desde ayudante de albañil, vendedor, acomodador en bodegas y otros más.

Javier lo vio y le dijo con la confianza que habían alcanzado de todas las bromas gastadas entre uno y otro: Papo Fernandito, lo que no te quitaron en altura te lo dieron en pijón y ser rió de su amigo Fernandito JAJAJjajajJIJIJjijiajajajiajajaa

Pues vea nomas compadrito pá servir está.

Y se rió también de la burrada que acababa de decir allí a la par.

Javier observaba a aquel hombre a su lado que por su tamaño pareciera más bien un adolescente pero que en el medio de sus piernas se cargaba un rabo de tamaño familiar, ¿Cómo haría su mujer para aguantar todo aquello? Porque ella era de estatura regular pero aquello si se miraba colosal.

Fernando se durmió un rato que Javier aprovecho para observar a este hombre que estaba tendido a su lado completamente desnudo como nunca lo había visto y que mostraba un cincel de un tamaño que nunca había notado en ningún tipo de el gimnasio, equipo de fut o del equipo de natación al que había pertenecido.

Pasaban un par de minutos desde que Fernando dio signos de estar dormido por un leve ronquido que dejaba escapar cuando Javier notó que aquel mazo de carne comenzó a dar pequeños movimientos que indicaban que su amo estaba soñando algo sexual.

La verga de Fernando comenzó a engrosar y a alargarse hacia un costado de la ingle haciendo que la piel que cubría su cabeza se fuera retrayendo dejando el glande cada vez más pelado y su tronco más grueso y liso.

Las venas en el mástil de la verga de Fernando fueron apareciendo, se marcaban cada vez más a medida se ponía más y más parado; en cuestión de un par de minutos más esa riata se levantó y apuntaba al cielo, era impresionante ver como un cuerpo pequeño podía ser poseedor de una riata que parecía de caballo de lo grande que era.

Javier nunca había visto algo igual excepto en las pelis porno en que una chava sueca se metía unos postes que él consideraba eran truco de cámara.

Javier intentó no mirar pero su vista era atraída hacia aquel poste de luz que se alzaba a su lado a unos palmos de su propia mano, de su costado, eso no podía estar ocurriéndole a él.

Él no es gay, tiene su mujer, está lejos y varios meses tiene de no enchufar pero no es gay y él lo sabe bien.

Muchas veces se cogió a incontables mujeres hasta que apareció su esposa actual a la cual quiere mucho y respeta por igual.

Pero, PERO; este hombre que ahora es su empleado y que hace dormido a su lado en pleno campo abierto, bajo un cielo azul turquesa que los baña con rayos de sol fuertes y brillantes que causan calor y sudor ¿ó será sudor por ver ese descomunal rollo de carne que yace parado como mástil a su lado?.

Javier bajó a la posa a nadar para cambiar sus pensamientos y al rato regresó al lugar donde estaba Fernando esperando que la erección hubiera pasado, pero que va; al trepar lo primero que pudo ver fue como se erguía la riata de Fernandito de entre sus piernas mismas que estaban totalmente desparramadas para dar cabida a un par de pelotas grandes y brillantes por la falta de pelos en ellas.

Javier miró a sus alrededores y comprobó que no había nadie y a medida se acercaba sentía como su corazón palpitaba por estar al par de un hombre desnudo con la verga parada y que esa verga es la más grande nunca vista por él.

Su verga que era de un tamaño para nada despreciable, saltó rígida como piedra y su mano se apresuró a tomar en su palma para darle masaje que aliviara el dolorcito rico que sentía tras estar en presencia de su verga Rey la verga de Fernando.

Javier no pudo más, los meses de no tener a nadie a su par para disfrutar hicieron que comenzara un meneo suave, sutil; solo lo necesario para poder disfrutar todo aquello que sus ojos le trasmitían y que su mente no atinaba a creer.

Javier se situó al lado de Fernando y cerrando los ojos a ratos y a ratos mirando a este Príapo que reposaba con sueños sexuales en los que él no sabe es el principal protagonista de la situación.

Javier se desbocó a darse placer con su mano mientras Fernando dormía.

Javier hacía ruidos que se volvían guturales al ser ahogados en su garganta y que según él no serían notados por nadie, pero no fue así; Fernando salió de su sueño y al abrir los ojos pudo ver como Javier estaba arrodillado a su lado procurándose un pajazo descomunal.

Por los sonidos y la posición de Javier, Fernando supo que era todo por él y por su verga descomunal.

Fernando no sabía que hacer pero su instinto lo guió a extender la mano por entre las piernas de Javier y muy sutilmente con su dedo medio rozó la parte del ano de Javier que pegó un susto al sentirse tocado allí.

Allí donde nadie ni su mujer había osado tocar, donde él nunca toco en ton singular a aquel que sentía esa tarde de verano junto a Fernando.

Miró hacia Fernando y observó sus ojos clavados en su cara, su brazo que se perdía entre sus piernas que al estar de rodillas dejaban el espacio justo para que su mano le tocara allí, allí el culito, la entrada de su cueva de macho nunca traspasada y que ahora un dedo intentaba penetrar.

Su cuerpo sudaba a causa de la excitación, su ano tenía algunas gotas de ese sudor que lo había alcanzado al bajar desde su espalda y que él ahora sentía que se juntaban a causa de ese dedo que jugaba en los alrededores del orificio que era resguardado por un pucho de pelos que servían de guardias que en vez de proteger se mesclaban entre si a causa del sudor permitiendo que aquel dedo cada vez se deslizara más y más hacia su centro su orificio anal.

Su mano no dejaba de subir y bajar por su verga, Javier se estaba transportando a una dimensión para él desconocida, su mente divagaba entre si era sueño o realidad, ese dedo que ahora pujaba por entrar, ese dedo que ahora se sentía como presionaba y como su esfínter perdía fuerza ante el.

Javier sentía como el dedo de Fernando ya había entrado hasta el primer nudillo del dedo y aquello era colosal.

Rápidamente pudo sentir como el dedo de Fernando entró todo, como Fernando buscaba en su interior su próstata y la masajeaba con una cadencia sin igual, como corrientes de energía brotaban desde ese punto y lanzaban fuertes rayos de placer a su verga, su cabeza a través de toda su columna vertebral y lo hacía estremecer toda su anatomía.

Javier se sabía un completo macho, pero la visión de la verga de Fernando y ese dedo que por primera vez hurgaba su ano virgen hasta allí lo invitó a tomar con su otra mano la lanza poderosa de carne que se presenta ante él como un ariete que lo invita a montar.

Javier no supo a que hora sus piernas no respondían a su cordura y se colocó a horcajadas sobre Fernando y solamente lo bajaron para que la chalampa que coronaba esa verga hiciera contacto con su ano que solo había sido tocado por el dedo de Fernando y de allí por nadie más.

En su mente él sabía que no debía hacer eso, que su ano no resistiría nada igual, aquello era largo, grueso y lo iba a dañar.

Su cerebro dibujo el trozo de carne que había en la entrada de su retaguardia virga de pene aún.

Sus piernas aflojaron un poco más y la cabeza de esa verga comenzó a entrar, de su ojete brotaba precúm en abundancia y sentía como si fuera gelatina que lo invitaba a bajar mucho más.

Su ano cedió, su esfínter se abrió, el glande de Fernando lo penetraba por primera vez, su esfínter acariciaba cada contorno de su cabeza y podía sentir como la corona ya era apretada a su paso por el esfínter principal y luego entró.

Su cuerpo cayó ensartado en aquella columna de carne maciza, sus piernas temblaron, sus manos se apoyaron en el pecho de Fernando y de su frente caían gotas de sudor, su boca ahogó un grito de dolor, un grito de placer y solo sonidos de animal herido, de bestia gozando salían de su garganta.

Javier nunca sintió en su vida nada igual, ninguna mujer le dio placer similar, era un hombre que lo estaba haciendo gozar, sentía toda la verga de Fernando en sus entrañas sentía como lo taladraba en lo  más hondo de si, podía sentir como él apretaba ese mazo de carne con sus intestinos y como al entrar o salir se frotaba en su próstata haciéndolo gozar.

Fernando empujaba su verga en las entrañas de Javier para gozar más, las nalgas de Javier pegaban en la base del pubis de Fernando y los huevos y paloma de Javier rebotaban en su abdomen como pelotas y la verga como una regla de carne dura que causaba a Javier un gozo sin igual.

Javier olvidó pajearse y se dedicó a sentir en sus entrañas como entraba Fernando en él.

No supieron cuanto tiempo pasó, Javier en una sentada que dio, sintió como desde sus entrañas, alojados en lo profundo de sus huevos; su esperma fue disparada en enormes chorros de leche bien cuajada de tanto tiempo estar guardada con tonalidad media cremosa y blanca los chorros llegaron a la barbilla de Fernando y cubrieron du pecho un montón, otros pasaron su hombro y tras ese estallido de poder, esa erupción volcánica de la verga de Javier la verga de Fernando pudo sentir como estaba siendo estrujada por esos esfínter que la rodeaban y que actuaban como guantes que le sacaron hasta la ultima gota de placer.

El culo de Javier se llenó de leche que hicieron que sintiera como el ariete caliente de Fernando llegó a entrar un poquito más y antes de acabar como se hinchó para luego depositar el semen en su interior.

Ambos estaban empapados de placer y sus bocas se juntaron, Fernando no terminaba de salir de Javier y este disfrutaba de la sensación de estar así, penetrado hasta lo más profundo de su ser, que esa manguera de carne los unía como uno solo allí bajo el sol.

Fernando abrazó a Javier contra sí, lo besó en la boca y Javier pudo sentir que en los labios de Fernando había caído un par de chorros de su propio semen y por primera vez lo degustó, lo compartió con su hombre en su primer beso de amor homosexual.

Descansaron uno al lado del otro, no hablaron, solo se tocaban y se besaban mucho más.

Luego, a lo lejos se escucharon los pitos de los carros llamando a los demás, en la poza testigo de su amor se lavaron los restos de su pasión y se unieron a la caravana de familias que formaban un montón.

Espero te haya gustado, nombres y lugares fueron cambiados pero la esencia quedó igual.

LUDAVAGI

Piscis03ma66@hotmail.com