Javi y sus amigos, Yo Ivonne 2.

Vaya sorpresa que me llevo al ver lo que hacían Javi y sus amigos.

Javi y sus amigos, Yo Ivonne. 2

Vamos por más de esta aventura, que no se para quien es más exitante; si para Javi o para Ivonne. Al parecer nuestra protagoista es la más entusiasta con incitar a que sucedan. No dejen de seguirme en twitter como dratentacion  Demos paso a la segunda parte de la historia...

Sin mucho preámbulo bajé la mitad superior de mi camisón exhibiendo mis tetas al mismo tiempo. Son grandes y bien redondas, la areola de mis pezones es marrón muy claro y contrastando con la piel blanca de mis pechos. Los masajeé un poco y pude ver como aceleraban el ritmo de su masturbación, al parecer ninguno estaba dispuesto a acabar todavía, me sorprendía el aguante de estos chicos. Uno de ellos puso la película en pausa.

  • ¿Puede venir más cerca?... preguntó Mauricio tímidamente.

Él era quien más me sorprendía, no podía creer que un chico tan tímido se animara a masturbarse frente a sus amigos… o frente a la hermana de su amigo. No pude negarme a su pedido, el camisón cayó al piso en cuanto me puse de pie ya que no tenía de dónde sostenerse. Quedé vistiendo solamente esa diminuta tanga que dejaba poco a la imaginación y q se metía cada vez más dentro de mi vagina. Los cuatro estaban muy sorprendidos cuando desfilé modelando frente a ellos con paso muy sensual. Sus manos se agitaban frenéticamente, me sentía una estrella porno. Di un giro completo sobre mis zapatillas para mostrarles todo mi cuerpo. Al parecer David no se pudo reprimir más y se puso de pie junto a mí. Sin darme tiempo a nada agarró mi teta derecha con una de sus manos.

  • Hey, no dije que podían tocar... no me enojé, se lo dije en un tono amable pero enérgico.

Di un paso hacia atrás y cuando me di cuenta Ernesto ya estaba parado junto a mí.

  • Es que nunca hemos tocamos una, nos gustaría saber qué se siente... y a continuación agarró mi otra teta.

  • Bueno, bueno. Ya lo saben, ahora pueden irme soltando. Javi defiende a tu hermana... le rogué a mi hermano, pero éste solo se rio de mí y vino junto con Mauricio a tocar mis redondos senos.

Intentaba apartarme de ellos pero me tenían rodeada, Ernesto se colocó atrás, muy pero muy pegado a mí. Sentí su pene contra mi trasero. Moví la cadera hacia un lado para escapar y hacerlo a un lado pero insistía en rozar mis nalgas. No me quedó más remedio que apartar su pene usando mi mano. Se lo agarré y lo sostuve con la mano izquierda a un lado de mi pierna. Estaba muy duro. Como si fuera poco, éste no era el único pene que me amenazaba, podía sentir al menos dos más contra mis piernas y muchos dedos toqueteando mis tetas. Estos chicos parecían zombies sexuales. Tenía que alejarme de ellos porque pronto perderían el interés por mis pechos y buscarían otra zona.

  • ¡No chicos, basta! – Me quejé...  - Me van a hacer enojar, cálmense... pero ninguno parecía escuchar mis palabras.

Mi propio hermano imitó a su amigo y besó mi pezón derecho. Esto me produjo una caliente y morbosa sensación. Luché contra mis instintos sexuales e intenté caminar hacia el sillón que ocupaba antes, quería recoger mi babydoll, pero no podía moverme con facilidad. Tenía a estos chicos por todos lados, tenía que esforzarme mucho por dar un simple paso. Ni siquiera podía soltar los penes por mucho tiempo porque enseguida intentaban apuntarlos hacia mí.

Llegué hasta mi babydoll pero no podía agacharme para recogerlo, los cuatro aprovechaban la oportunidad de tocar mi cuerpo, varias manos pasaron por mi zona íntima, aunque se notaban temerosas de ir más allá. Los dedos apenas rozaban mi entrepierna temerosos. Aunque ninguno desaprovechó la oportunidad de besar mis pechos.

No me había dado cuenta pero mis manos se movían instintivamente sobre las pijas que agarraba, hasta parecía que los estuviera masturbando, no quería que los chicos creyeran eso así que las solté inmediatamente. Ya con las manos libres intentaba empujarlos lejos de mí, pero en cuanto conseguía apartar uno, otro tomaba su lugar. Además Ernesto me tomaba con firmeza por la cintura, lo cual me impedía moverme.

Javi tomó mi mano y la dirigió hasta su pene, me sorprendió mucho que hiciera esto, pero aparentemente él no me veía como hermana en este momento, además era muy fácil dejarse llevar por la situación. Era obvio que a mí también me costaba resistirme ya que agarré su miembro erecto. Sentirlo entre mis dedos fue muy estimulante, estaba bien erecto y derramaba ya algunas gotitas de líquido seminal. Toqué su glande y eso pareció gustarle.

Sin poder resistirlo más subí mi pierna derecha al sillón, quedando así más expuesta. Los labios exteriores de mi vagina florecieron por los lados de mi tanga, que se apretó en el centro de mi sexo, escuché que alguno de los chicos soltaba una exclamación al ver esto.

Tomé la pija de David con mi mano y lo comencé a masturbar un poco. Con mi otra mano estimulaba el pene de mi hermano que latía entre mis dedos. Mi mano izquierda ya estaba en mi sexo, acariciando mi conchita por encima de la tanguita que ye tenía bien metida. Mi concha era un océano de flujos. Los dedos de Ernesto hurgaban por detrás, entre mis nalgas y mis tetas seguían acaparando bastante atención, siempre había una mano o una boca en ellas.

  • Está bien chicos, los voy a dejar jugar un ratito conmigo, porque me caen bien – “y porque estoy muy caliente” pensé – pero solamente un poquito, cuando yo diga basta es basta.

Todos asintieron. Se apartaron de mí sabiendo que esta vez yo colaboraría. Me coloqué mirando de frente al sillón individual y apoyé mis manos sobre los antebrazos, así quedé dándole la espalda a los cuatro muchachos, inclinada hacia adelante con la cola levantada expuesta a un millón de toqueteos. Aunque mantuve las piernas juntas mi vagina sobresalía entre ellas, uno de ellos tiró de mi tanga hacia arriba haciendo que ésta se meta aún más en mi concha, todos exclamaron por la sorpresa de ver mis hinchados labios vaginales totalmente mojados por mis jugos.

  • Se portan como si nunca hubieran visto una vagina... les dije.

  • Nunca habíamos visto una en vivo y en directo, y mucho menos una tan hermosa... contestó David.

  • Oh, gracias. Que lindo!

Ese dulce comentario me hizo separar un poco las piernas para que pudieran apreciarla mejor. Ninguno se movió y yo ya comenzaba a dudar, tal vez estaba asustando a estos chicos, esto era una completa locura. Me toque un poco y me exhibí para ellos. No quería que las cosas salieran de control, tenía que parar.

  • Bueno, suficiente. Espero que hayan quedado satisfechos... dije dando media vuelta, ninguno tenía cara de satisfacción, al contrario, parecían desilusionados. – Sigan con la película, yo me voy a tomar algo y de ahí me voy a acostar.

Uno de los chicos estuvo a punto de quejarse pero lo miré con mala cara, cerró la boca al instante. Caminé hasta la cocina a paso lento sólo para corroborar que me hicieran caso, se sentaron ante la tele otra vez y pusieron la película en marcha. Busqué la botellita de agua en el refrigerador y tomé un largo trago con la esperanza de que eso me enfriara un poco. Miré mi conchita sobresaliendo por los lados de la tanga, era una escena sumamente sensual y yo había estado así frente a mi hermano y sus amigos, me sentía avergonzada, sólo quería regresar a mi cuarto y no tener que verles las caras durante toda la noche.

Ninguno de los cuatro parecía muy interesado en la película, seguían tocándose sin saber que hacer, me dio mucha pena verlos así. Los había ilusionado y ahora los dejaba solos. Caminé hasta mi sillón y les dije:

  • Si quieren me quedo un ratito más, pero no se vale tocar y no quiero que se me vengan encima.

Estuvieron de acuerdo con la propuesta, eso los animó bastante y continuaron jalándosela. Me senté en el sillón y dejé mis piernas un poco separadas, me miraban más a mí que a la película. Se había convertido solamente un ruido de fondo. Fui la primera en darse cuenta que la película había.

  • Se terminó... les avisé – ¿Tienen más o esa era la única?

  • Tenemos muchas más... dijo Mauricio poniéndose de pie de un salto.

Se dirigió hacia una mesa que estaba detrás del sofá. Yo me acerqué para curiosear un poco y eso provocó que los demás también se levantaran. El chico delgado abrió una mochila y extrajo varias cajas de DVD, todos con portadas muy sugerentes y títulos sumamente raros. Me puse a analizar el material de estos muchachos cuando ellos volvieron a amontonarse sobre mí. Sentí sus manos tocándome por todos lados, pero no me animé a decirles nada.

  • ¿Ya las vieron todas?... pregunté mientras David me tocaba un pezón. Le agarré los testículos y los moví entre mis dedos.

  • Si, ya las vimos a todas... contestó Javi. – Ya no son tan divertidas.

  • Preferimos mirarla a usted... agregó Mauricio.

  • Ahh que tierno!... solté el DVD que tenía en la mano y agarré su pene como si fuera lo más natural del mundo, lo frote por un momento. Pude sentir mis fluidos bajando por mis piernas.

No solo las manos de los muchachos se mantenían ocupadas, mis manos pasaban de un pene a otro constantemente, me agradaba la idea de sentir tanta virilidad en ellos. Mi hermano se colocó detrás de mí y comenzó a acariciarme las nalgas y la rajita en medio mientras se masturbaba con la otra mano.

  • Se nota que les gusta tocarme. Me están poniendo un poquito incómoda.

  • ¿Le molesta? – preguntó Mauricio apartándose. – No pero no se pasen.

  • ¿Ivonne, me puedes dar un beso?... la pregunta de Ernesto me tomó por sorpresa, giré hacia él y me quedé mirándolo.

  • ¿Un beso dónde? ¿En la boca?... pregunté incrédula.

  • No, acá... señaló la punta de su verga.

  • Ahh!!! pero qué listo saliste... no pude evitar reírme de la solicitud del chico.

  • Es solamente un beso... insistió. – No tiene que hacer nada más.

  • ¿Nada más? ¿Seguro?

  • Seguro…

  • Dale Ivonne, es solo un beso… uno para cada uno... acotó mi hermano. Mordí mi labio inferior, después de todo lo que les había dejado hacer, un simple beso en la puntita de sus penes no significaba nada.

  • Está bien... accedí. – Pero se sientan en el sofá.

Obedecieron sin chistar. Se sentaron uno al lado del otro y yo me preparé para hacer lo prometido. La tremenda calentura y excitación que sentía me hacía actuar sin pensar mucho. Me acerqué al grupo de penes erectos y me en cuclillas. Supuse que debía comenzar con Ernesto ya que él fue el de la idea. Tomé su pija con ambas manos y la miré detenidamente, de verdad tenía un tamaño considerable. Pude ver unas gotitas de líquido pre seminal saliendo de la punta. Acerqué mis labios y lo besé justo ahí, sentí el líquido pegajoso en mi boca, me quedé allí por unos segundos y luego me aparté sólo para acercarme al siguiente. Este era David. Repetí la acción de tomarlo con las dos manos y darle un suave beso en la punta. No era la gran cosa, podía hacerlo tranquilamente hasta con el de mi hermano. De hecho a continuación le tocaba a él. Mis manos se aferraron con firmeza a su tronco y mis labios se posaron sobre su glande.

Sentir esos penes rozando mis labios me ponía aún más cachonda. Tomé el cuarto u último pene, el de Mauricio; y lo besé con las mismas ganas que a los demás.

Noté que habían quedado poco satisfechos, de hecho yo también lo estaba, por eso empezando desde Mauricio hasta Ernesto besé los núbiles penes otra vez. Estaba tan excitada como ellos y necesitaba más. Me levanté y caminé hasta el sillón individual, allí me senté y separe un poco mis piernas. Usando dos dedos comencé a frotar mi concha para deleite de ellos y les dije:

  • Yo también quiero besitos.

No esperaron ni un segundo, se acercaron los cuatro. Ernesto y Javi se sentaron en el piso justo delante de mí y los otros dos se quedaron de pie, uno a cada lado. Al estar prácticamente acostada en el sillón, los penes de los chicos que estaban parados quedaban a pocos centímetros de mi cara. Los dedos de Ernesto se introdujeron en mi concha y mi hermano se concentró en tocar mi clítoris, parecían estar analizándola. Agarré las dos pijas que tenía a mi alcance y comencé a jugar con ellas mientras los otros exploraban mi sexo. Tanto toqueteo hacía que me mojara más. Javi introducía sus dedos y me tocaba la concha con total libertad. Daba una clase a sus amigos de como tocar a su hermana. Todos se masturbaban deleitándose con verme ahí, con las piernas abiertas y desnuda para ellos.

  • Mmmm, eso me gusta... dije y le di un besito a Mauricio en su palpitante pija.

Javi me tocaba con mayor velocidad, yo sentía mi clítoris a punto de estallar. Quería que me la metieran pero no me animaba a decirlo. Tocaban mis tetas y mis piernas, mientras Javi me hacía estallar de placer. Luego Ernesto se animó a más, comenzó a chuparme la concha, se centraba en mi clítoris. Al parecer tantas películas porno le habían enseñado cómo hacerlo. Mientras me chupaba yo daba besitos a los penes que tenía en las manos, me animé a sacar un poquito la lengua y a darle finas lamidas casi imperceptibles. Mi hermano tomó el lugar de Ernesto, con una mano se masturbaba al tiempo que se inclinaba para oler y besarme la conchita. Mauricio se apartó para reservar su turno y Ernesto me ofreció su pene. Continuaba dando besos a diestra y siniestra sin reprimir mis gemidos de placer, la lengua de mi hermano entraba y salía de mi vagina y luego me daba fuertes chupadas en el clítoris.

Tenía la cabeza inclinada hacia atrás y las piernas muy abiertas. Ya no podía luchar contra la tentación. Me dirigí hacia el pene de Ernesto y le di una lamida a todo el largo del tronco justo cuando mi hermano dejaba de chupármela y Mauricio ocupaba su lugar. El muchacho rubio se apartó para dejarle lugar a Javi, inmediatamente pasé mi lengua por su miembro, como si se tratara de un helado. Yo gemía sin parar, me sorprendía que Mauricio me estuviera haciendo un oral tan rico, me la comía con placer, su cabeza se sacudía de un lado a otro haciendo brotar jugos de mi interior.

En el momento en que estaba lamiendo a la verga de Ernesto ocurrió algo inesperado pero que en algún momento tenía que pasar. Mi lengua estaba a punto de llegar a su glande cuando fuertes chorros de espesa leche saltaron directo a mi. Lo masturbé para que sacara hasta la última gota. Casi en el mismo momento Javi se vino, haciendo saltar más cálida leche sobre mis tetas. Le llegó el turno a David a chupar mi sexo, mientras Mauricio volvía a acercarme su verga. Yo estaba empapada de semen y él vino dispuesto a darme más. Acabó rápidamente sobre mi dejando mas semen sobre mi cuello y mis tetas. Llegué al clímax y tuve un riquísimo orgasmo llenando de mis jugos la boca y cara del chico rubio.

El comprendió lo que había ocurrido y dejó de chuparme, se acercó hasta mí con su verga en mano y se masturbó mientras yo frotaba mi clítoris. Recibí nuevamente ese líquido sexual sobre mi cuerpo, me sentía una zorra de primera y no me importaba, lo disfrutaba. Con una mano me masturbaba y con la otra esparcía toda esa gran cantidad de semen sobre mi cuerpo.

Poco a poco me fui tranquilizando y recobré la cordura. Estos chicos debían pensar que yo era igual a las mujeres de sus películas porno. Me reincorporé y los miré a todos con una sonrisa, ya había terminado todo. Me sentía plena y complacida, ellos lo habían disfrutado y yo también. Les dije que quería darme un baño antes de irme a dormir, no podía acostarme con el cuerpo cubierto de semen.

El agua de la regadera estaba tibia, casi fría; eso me ayudó no solo a enjuagar la leche de mi piel sino también a bajar mi temperatura corporal, dejé que el agua cayera sobre mi cara y cerré los ojos. No podía quitarme de la mente la imagen de esos viriles miembros jóvenes. Sentía que me habían poseído. Lavé mi vagina, pero de tan solo tocarme, sentí la necesidad de seguir, quería más. Tuve que admitir que aún no había quedado satisfecha.

Tomé una toalla y me sequé. De mi cajón de lencería tomé un coordinado muy pequeño y transparente. El brassiere era de media copa, tipo balconette. Dejaba mis pezones por fuera mostrándose orgullosos sobre mis hinchadas areolas.  Me puse mis zapatillas, tomé mi bata y me envolví en ella. Regresé a la sala donde estaban los chicos. Aún no quería irme a dormir, mi cuerpo necesitaba desahogarse de nueva cuenta.

  • Javi, ya es tarde, por favor vayan a dormir... les indiqué tomando de nuevo mi postura de hermana responsable.

  • Pero Ivonne, no es tan tarde, solo un rato más....

  • No, a dormir he dicho chicos, ya bastante tuvieron el día de hoy.

Los chicos apagaron la pantalla y se dirigieron a dormir al cuarto de visitas y a la habitación que ocupaba Javi. Se despidieron y justo antes de que Javi cerrara la puerta, le dije:

  • Javi, ven por favor. Necesito hablar contigo.

Su cara de susto y desconcierto no se hizo esperar. Salió de su habitación cerrando la puerta tras de él.

  • Qué pasó Ivonne? Estás enojada conmigo?

  • Ven, acompáñame... le dije tomándolo de la mano y llevándolo a mi recámara.

Me acompañó sin decir palabra, no sabía que sucedía y porque lo había llamado. Cerré la puerta y lo dirigí al baño. Lo senté sobre la taza y le dije...

  • Javi, necesito que me prometas que lo que sucedió con tus amigos no se lo dirán a nadie. Tiene que ser un secreto que guardarán para siempre.

  • Claro Ivonne, no te preocupes...

  • No, si me preocupo. Imagínate que los chicos anden contando por ahí lo que pasó, no sabría que hacer y me molestaría muchísimo contigo. Tu no quieres eso, verdad?

  • No Ivonne, claro que no. Yo me encargo de que no digan nada. Pero no te enojes conmigo.

  • Está bien, confiaré en ti. Javi, tu sabes que te quiero mucho y que eres mi consentido, en verdad necesito que juren no decir nada nunca. De otra forma ya no podremos seguir teniendo nuestros secretos tú y yo.

  • Si Ivonne, yo me encargo. Pero no te enojes conmigo, nunca pensé que fuera a suceder algo así. Sabes que yo no le he dicho a nadie de nuestro secreto.

  • Está bien, no se diga más. Confío en tí y espero te hagas cargo.

  • Si, te lo prometo, lo juro... dijo Javi firmemente, esperando mi perdón.

Lentamente me hice un poco para atrás y justo antes de abrir mi bata...

  • Javi, creo que te mereces algo especial por lo que me acabas de prometer. Algo especial para tí, lo quieres?... dije mientras abría lentamente mi bata.

  • Si, claro que lo quiero Ivonne, me encanta todo lo que haces...

  • Está bien, pues entonces acaba lo que empezaste hace un rato... deje caer mi bata. Mis tetas aparecieron desafiantes enmarcadas por el fino brassiere que dejaba ver mis pezones por completo. Los tenía durísimos.

Tomé a Javi por la cabeza y lo acerque a mi conchita, pidiendo me volviera a chupar como lo había hecho antes. Subí mi pie en el borde de la tina, dejando paso abierto para que su boca comenzara a chuparme. Así lo hizo, con su lengua acariciaba mi clítoris, mis labios vaginales; vaya que me hacia gozar. Estaba tan excitada, que bastaron un par de minutos para tenerme estremeciendo a cada beso y lengüetazo.

  • Si Javi, siiiiii!, sigue cariño, siiiii, asíiiii!!!! Que rico me lo haces Javi, que rico!!!... decía yo mientras con mis manos apretaba su cabeza contra mi sexo. El no paraba de chuparme y de meter su lengua en mi vagina.

  • Si Javi, me vas a hacer acabar... Javi, que rico!!! Ahhhh!!!!, ahhhh!!!!!! Javiiiiiiii!!!!!... fue mi últmo gemido cuando exploté en un orgasmo delicioso, dejando derramar todos mis jugos sobre la cara de mi hermano. Estaba empapada, había salido un gran chorro de mi liquido de mi sexo. Era lo que necesitaba, acabar intensamente para saciar mi calentura.

Me recobré después de un par de espasmos, alejando la cabeza de Javi de mi concha. Con su mano derecha ya se estaba masturbando, ya tenía la pija erecta a su máxima capacidad y se la jalaba rítmicamente.

  • Te moje cariño... te gusto probarme Javi? Viste como me hiciste venir?...

  • Si Ivonne, me encanta tu sabor, me encanta todo de ti... dijo mientras se pasaba la lengua por los labios acabando de beber todo mi jugo.

  • Y veo que también quieres acabar de nuevo cariño, lo vas a hacer para mi Javi? Te estas masturbando para mi Javi?... pregunté libidinosamente.

  • Si Ivonne, me tienes loco...

Me comencé a acariciar las tetas, a pellizcar mis pezones con la mano izquierda, mientras que la derecha ya estaba en los testículos de mi hermano. Se los agarraba y acariciaba jugando con ello. El se seguía masturbando cada vez con más velocidad.

  • Sigue Javi, sigue!!! Quiero que saques toda tu lechita Javi, quiero que me la des. La quiero sentir en mi, dale Javi, dale!... le decía viendo como sus ojos se cerraban por momentos por el placer que estaba sintiendo.

Solté sus huevos. Subí mi pie y zapatilla derecha al borde de la taza donde estaba sentado. Mis pie alcanzaba a rosar su escroto. Le ofrecí mis tetas para que las chupara. Tomó mi pezón y comenzó a mamarlo y succionarlo delicioso, lo hacía muy rico causándome placer y un poquito de dolor.

  • Sigue papito, sigue Javi. Sigue así cariño, quieres acabar en mi pie? Quieres llenar de lechita mi pie Javi?...

  • Si Ivonne, siiiiii!!!!! Siiiiiii!!!!!! Ahhhhhhh!!!!... dijo arqueando un poco la espalda.

Sentí como su leche caliente caía en mi pie y mi zapatilla. Dos chorros habían bañado mis dedos. Me separé y me senté sobre el borde de la tina.

  • Que rico papi, que rico acabaste cariño. Que rico Javi... le decía mientras subía mi pierna acercándole mi pie a su cara. - Ahora límpialo papito, limpia mi piecito y mi zapatilla que tanto te gustan cariño, límpialos Javi...

Tomo con su mano mi zapatilla y sin sacarla de mi pie, comenzó a lamer todo el semen que se había escurrido en el. Pasaba su lengua por mis deditos y mi empeine, limpiando y probando su propia leche. No dejaba lugar de mi pie y la zapatilla sin lamer.

  • Así papi, que rico. Así me gusta, que me lo dejes bien limpiecito. Así Javi, eres un buen chico, eres un muy buen chico.

Bajé mi pierna, me levanté y me volví a cubrir con la bata.

  • Ahora vete a dormir y recuerda tu promesa... le dije autoritariamente.

  • Si Ivonne, si. Eres la mejor!!!...

  • Lo se cariño, mas vale que cumplas si quieres que sigamos jugando tu y yo. Entendido?

  • Si Ivonne, entendido. No habrá problema, será un secreto.

Javi ha cumplido con un caballero. Al entrar a la universidad dejó de frecuentar a tres de los chicos. Dos fueron a estudiar a otro país y el tercero a otro estado. Ernesto se quedó en la ciudad, decidió ya no seguir estudiando. Trabajaba en el negocio de su padre.  Los tiempos no coincidían mucho y también se alejó poco a poco.

Para mi suerte, todo había marchado bien. Sin complicaciones, pero si con los beneficios que eso nos había traído a Javi y a mi. A fin del día, todo queda en familia, que no? ;)

Besitos

Dra Tentación