Javi y sus amigos. Yo Ivonne. 1

Vaya sorpresa que me llevo al ver lo que hacían Javi y sus amigos.

Javi y sus amigos. Yo Ivonne. 1

Las aventuras no paran, vaya que Ivonne tiene una vida muy agitada y ha pasado por varias batallas, la cuestión es saber como ha librado cada una de ellas.Muchas gracias por todos sus mensajes a dratentacion gmail com No se olviden de tambien seguirme en twiter como dratentacion. Es un gusto poder platicar con ustedes y conocerlos digitalmente. Vamos con la historia, no se diga más...

Mientras mi hermano reía a carcajadas junto con sus amigos en la sala, yo preparaba la maleta de mi esposo, saldría de viaje y regresaría mañana. En cuanto todo estuvo listo despedí a mi esposo con un gran beso en la boca, él me dio una nalgadita y se despidió con la mano mientras se iba en el auto.

Llevamos un par de años casados y seguimos comportándonos como una pareja de adolescentes, tenemos sexo cada vez que podemos y lo disfrutamos mucho. Estaba muy caliente y deseosa de hacer el amor a Rafa, pero el trabajo me lo quitaba por una noche. Yo soy Ivonne.

Como ya lo saben, tengo un hermano un año más chico que yo; y otro que es mi consentido, Javi; al cual le llevo veinte años. Hoy tiene ya 18 años y acaba de terminar la preparatoria, ya está listo para salir al mundo y estudiar una carrera universitaria. Siempre ha sido un buen estudiante y siempre hemos sido muy apegados, al grado de que me han preguntado si es mi hijo. Está de visita con nosotros cada que puede, le gusta estar aquí y disfrutar de la alberca que tenemos. Si pudiera ser mi hijo por la edad, pero no lo es. Más bien fue un traspié de mis padres.

En ese momento tres de sus amigos se encontraban con él en la sala. Me acerqué a ellos para preguntarle si no les hacía falta nada, sus amigos se comportaban de una manera un tanto tonta y cohibida conmigo. Creo que los intimidaba un poco. Soy una mujer de físico privilegiado y sé que despierto fantasías y deseos en muchos hombres. Tengo el cabello largo a media espalda y lacio, color oscuro. Mantenerme cerca del gimnasio ha favorecido mucho mi figura, conservo un cintura bien torneada y unas nalgas que se mantienen redondas y paraditas. Siempre han sido mi mayor atractivo y arma de seducción. Mi piel es blanca, muy tersa y tonificada por los tratamientos de belleza que regularmente me hago.

Noté que uno de los amigos de Javi no dejaba de mirar mi escote, y eso que no era muy amplio. Tener las tetas operadas y de tamaño considerable, hacía que llamara más la atención. El curioso era Manuel, un joven delgado y alto, de casi 1.80 mts. Parecía ser un chico muy tímido por eso no lo reprendía por mirarme. Lo mataría de la vergüenza, además no me hacía ningún daño y de hecho me gusta que los chicos me vean, me gusta llamar su atención.

  • En un rato nos vamos, Ivonne – me anunció mi hermano luego de decirme que no necesitaban nada.

  • ¿Puedo preguntar a dónde van?

  • A la casa de Mauricio, vamos a… ver unas películas... me llamó un poco la atención el tono que empleó, pero Javi no era de mentir, así que debía confiar en él.

  • ¿Por qué no se quedan acá?... les sugerí. La verdad es que me daba un poco de temor quedarme sola en la casa toda la noche... - Rafa no vuelve hasta mañana al mediodía, así que no molestarían para nada.

  • ¿Y tú Ivonne?

  • Yo estaré en mi cuarto viendo Netflix, estoy algo cansada así que me voy a acostar temprano... no era cierto, pero no quería que pensaran que les arruinaría la fiesta quedándome con ellos... - Podemos pedir unas pizzas para la cena y todo.

Estuvieron de acuerdo con mi idea, cada uno de los chicos envío mensaje a su casa avisando dónde estarían. Era responsable de Javi y estaría más tranquila sabiendo que mi hermano se quedaba en casa y a su vez me tranquilizaba la idea de no quedarme sola. Comimos las pizzas en cuanto llegaron, a ninguno le disgustó que yo cenara con ellos, de hecho parecían muy felices. En un par de ocasiones escuché comentarios y cuchicheos en secreto, donde los chicos me halagaban. Le decían a Javi cosas como “que buena esta Ivonne”, “que linda está tu hermana”, etc. Yo me hacia la sorda pero esos comentarios me dibujaban una sonrisa en el rostro.

Ernesto, otro de los amigos de mi hermano, parecía que iba a quebrarse el cuello intentando mirar bajo mi vestido. No era muy largo y mis piernas se sentían libres estando al descubierto. El muchacho estaba sentado frente a mí y como sólo había una mesita entre nosotros, podía tener una buena vista de mis piernas. Al principio me sentí un tanto incómoda, el chico disimulaba muy mal su fijación por mis pies y piernas. Me provocaba cierta ternura verlo intentar verme sin que yo me diera cuenta. Al contrario de Mauricio, Ernesto era un muchacho mas chaparrito, de hombros anchos y nariz gorda. Daba toda la apariencia de ser un poco lento y bobo, pero según Javi era bastante listo. Si lo era no lo estaba demostrando en ese momento.

Mi vestido era bastante suelto y holgado, con cualquier movimiento se ondeaba. Decidí darle una pequeña recompensa por sus esfuerzos y separé un poco las piernas, justo lo necesario como para que sólo él pudiera ver mi ropa interior; pero lo suficiente como para que la notara sin dificultad a su mirada.

Yo tenía puesta una tanga blanca de algodón, nada muy espectacular pero sin duda le gustaría lo que iba a ver. Estuve en esa posición durante unos segundos y cuando lo miré de reojo me sorprendí al notar un pequeño bulto sobresalía de su pantalón. Inmediatamente cerré las piernas, no quería provocarle una erección al chico. Me sentía nerviosa, yo una mujer mayor exhibiéndome frente a un chico de 18 años. Me sorprendió que el chico se excitara tanto con tan poco. Era como ver un bikini, no era para tanto.

Terminamos de cenar y yo me encargué de recoger y limpiar todo. Los chicos se fueron a la sala donde estaba la pantalla. Mi marido y yo nos habíamos encargado de armar un verdadero Home Theater. Teníamos una pantalla de 70", un buen equipo de audio y un gran sillón en el que entraban cuatro o cinco personas cómodamente. Además había otros dos sillones individuales, uno a cada lado del sillón mas grande.

Me despedí de ellos, no quería robarles más tiempo. Me dirigí a mi cuarto quitándome las zapatillas de tacón alto mientras caminaba y en cuanto cerré la puerta me quité el vestido. Me llevé una sorpresa al hacerlo; de pronto recordé que no traía una simple tanga blanca, eso fue en la mañana. Luego de bañarme en la tarde me la cambié por algo más sugerente, una tanga roja bastante pequeña y con tela que transparentaba todo. Lo peor era que hacía sobresalir los labios de mi sexo por los costados. Ahora entendía por qué Ernesto se había excitado tanto. Pobre chico, jajaja. Un involuntario calor invadió mi zona íntima, me calentaba saber que el chico había visto mi conchita bajo esa tanga transparente.

Me quité el brassiere dejando mis tetas libres, mis pezones estaban algo excitados y comenzaban a ponerse duros, los toqué apenas solo para comprobar que me había puesto cachonda. Decidí ignorar las reacciones de mi cuerpo. Me acosté en la cama y encendí el televisor. Estuve viendo un programa por casi una hora y media, pero los pensamientos habían vuelto para atormentarme. No podía sacarme de la cabeza la idea de que esos chicos fantasearan con mi cuerpo y que me miraran de esa forma.

Deslicé mi mano hacia mi entrepierna y toqué mi depilada conchita. En menos de un minuto ya estaba estimulando mi clítoris con mi dedo y podía sentir mi vagina humedeciéndose. Mi necesidad de sentir placer se apoderó de mi. Mordí mi labio inferior cuando una loca idea se cruzó por mi cabeza. No era algo que no hubiera hecho antes, así podría hacerlo de nuevo sin mayores consecuencias. No sería más que un jueguito divertido. Acomodé mi mojada tanga y me levanté.

Busqué en mis cajones algunos de mis mejores babydolls, encontré uno color negro, tipo faldita con ondas. Era algo transparente, por un momento me pareció demasiado provocativo, pero sin meditarlo mucho, me lo puse. Se ajustaba muy bien a mis senos, hacía que mis pezones se marcaran. Si la luz era buena, tal vez podría verse la areola hinchada que los rodeaba. Abajo el babydoll era todo lo contrario, no era ajustado para nada, parecía flotar sobre mis piernas sin casi tocarlas. Cubría apenas lo necesario como para que mi tanga no se viera. El tema es que era roja y no hacía juego. Me la quité y busqué otra color negro. Encontré una que era apenas un triangulito con una fina tira elástica, me la puse. Me calcé mis zapatillas transparentes de tacón alto, unas de las que me ha regalado Rafa. Las especiales les llama él. Unas de las que me pide que use cuando tenemos sexo.

Ya decidida, con el pulso acelerado, salí de mi cuarto dispuesta a pasearme delante de los chicos vistiendo ese conjunto sumamente erótico. Luego regresaría a mi cuarto a masturbarme. Necesitaba pasar por la sala para poder llegar a la cocina, con la excusa de buscar algo para tomar.

Entré en la sala del home theater por la puerta del costado izquierdo del sofá. Apenas vi a los chicos me quedé congelada, con los ojos abiertos como platos. Ellos escucharon mi llegada y reaccionaron de la misma forma que yo. Un silencio sumamente incómodo se manifestó, pero rápidamente fue interrumpido por unos gemidos a poco volumen provenientes del televisor. Nada de lo tenía en mente me hubiera preparado para tan electrificante escena.

Los cuatro chicos, incluido mi hermano; estaban sin pantalón. Pude ver cuatro jovenes penes totalmente erectos. Estaban sentados frente al televisor viendo una película porno con la cual se masturbaban.

Siempre he disfrutado y soy partidaria de la masturbación. Javi ha sido beneficiado por mi en ese aspecto. Pero hacerlo en grupo, junto con sus amigos!  Soy partidaria de que la masturbación es una necesidad que debemos satisfacer, me encanta que Javi lo haga, respeto su privacidad. Ya antes habíamos tenido Javi y yo nuestras propias experiencias al respecto, era nuestro más grande secreto.

Los cuatro chicos estaban pasmados mirándome fijamente, ninguno había intentado siquiera cubrir sus pijas, de hecho; aún seguían con sus manos en sus penes. Como si solamente hubieran puesto pausa a la masturbación. No sabía si dar media vuelta y cerrar la puerta. Eso sólo preocuparía a los chicos, sentirían que fueron descubiertos haciendo algo malo y eso les produciría mucha vergüenza. La culpa era mía, por cometer la estupidez de venir hasta acá a hacerme la hermana cachonda.

  • ¡Uy, disculpen!... dije sonrojándome al máximo. – No sabía… las palabras se trababan en mi boca, los chicos intentaron cubrirse con sus manos, se veían tan avergonzados como yo. – No, está bien… no se detengan, es mi culpa… no quise... No sabía cómo explicarles ni que decir.

  • ¡Ivonne! perdón, pensé que ya estabas dormida... mi hermano Javi intentó levantar su pantalón del suelo.

  • No pasa nada. No quiero arruinarles la… no sabía si llamarlo fiesta. – Fue mi culpa, no debí asomarme así de improvisto.

  • Disculpe señora, lo que hicimos estuvo mal... se lamentó Ernesto mientras intentaba tapar su pija.

  • No tiene nada de malo, de verdad… es normal… Alguno de los chicos puso la película en pausa, en la pantalla se veía una mujer blanca de pelo negro y cuerpo espectacular recibiendo un grueso pene por la vagina. – Lamento haberlos interrumpido, no se que decir, que pena. - Yo siempre he sido muy liberal y no me espanta ver lo que están haciendo. Es natural en chicos de su edad.

  • La culpa es nuestra, esta es su casa, no debimos… dijo David, el cuarto chico. Un muchacho rubio de cabello corto que era muy guapo, seguramente era el que más atraía a las mujeres de los cuatro.

  • Es mi culpa... insistí. - Si quieren pueden seguir viendo su película.

  • Tu hermana es muy buena – dijo Mauricio .

  • Yo soy una mujer comprensiva y moderna, yo también pasé por la adolescencia… Hice muchas locuras, no tengo derecho a recriminarles nada a ustedes. Fue un accidente encontrarlos así, yo busco algo para tomar en la cocina y los dejo tranquilos.

Caminé hacia la cocina pasando por detrás del sofá, todos me miraron pasar, evidentemente habían notado mi atuendo, la situación no era tal como la imaginaba pero podía ver la reacción de cada uno con mis propios ojos. Sus erecciones se les pusieron aún más duras, incluso a mi propio hermano.

  • ¿De verdad no le molesta que sigamos?... volvió a preguntar David.

  • En serio, sigan con su película y con lo que estaban haciendo, yo no los molesto más... dije tomando una botella de agua del refrigerador. Sus caras eran de asombro y desconcierto.

La película se puso en movimiento otra vez, ellos parecían algo tímidos, desde la cocina podía ver todo ya que no hay pared que divida un área de la otra, solamente hay una barra. No movían sus manos, estaban tanteando la situación con cuidado, como si yo fuera a decirles algo. Tomé un pequeño sorbo de agua sin apartar la vista de esos cuatro miembros erectos, nunca en mi vida había visto tantos penes jóvenes al mismo tiempo. Me sentía tan cachonda que no podía pensar claramente. Caminé de regreso a mi habitación sin decir nada, pero en cuanto pasé por detrás del sofá Ernesto me dijo:

  • Señora Ivonne, no hace falta que se vaya… si no le molesta... fue una insinuación, seguramente quería mirar mi cuerpo por un rato más y le calentaba la idea de que yo lo viera masturbándose.

  • Ustedes necesitan privacidad para ver su película. No quiero molestarlos.

  • De verdad señora... agregó David. – No nos molesta para nada, pero si le es incomodo, lo entiendo... este chico era un encanto, hasta parecía apenado porque me marchara.

  • ¿Incómoda?... la verdad es que no me ponía incómoda, pero si muy cachonda. Tenía que admitir que yo me la había buscado al venir hasta acá vestida de esta forma, podría quedarme un ratito, para que no se sientan culpables y luego regresar a mi cama. – No, para nada, no me pone incómoda. - Los acompaño si quieren.

Para demostrar seguridad me senté en el sillón individual de la izquierda, este no miraba hacia el televisor, sino que apuntaba derecho hacia los chicos. Inmediatamente noté sus miradas en mí. Estaba muy sonrojada, no sólo porque se estaban masturbando sino también por las explícitas escenas de la película. Nunca había visto material de este tipo delante de mi hermano. La mujer en la pantalla ahora estaba acompañada por dos hombres, uno la penetraba desde atrás por la vagina y el otro le ofrecía su pene, para que ella pueda mamarlo. Mis ojos iban de la pantalla a los miembros erectos de los chicos. Me di cuenta de que estaba muy tensa, tenía las piernas juntas y las manos sobre las rodillas, intenté relajarme un poco, dejarme llevar. Me senté más cómodamente, apoyando mi espalda contra el respaldar del sillón y separando levemente las piernas. Ninguno decía nada, pero los ojos se movían constantemente, a veces se centraban en mí y eso hacía que me incomodara aún más, ya que los tenía justo delante, tocándose pensando en mí. Pero la excitación recorría mi cuerpo, esto iba haciendo que todo me importara menos, después de unos momentos, ni siquiera me importaba que mi hermano y sus amigos se masturbaran mirándome. Al contrario, me tenía muy excitada.

Dejando mis preocupaciones de lado separé un poco más mis piernas, la muy escasa ropa que cubría mi entrepierna dejaba ver mi sexo con facilidad. La diminuta tanga negra mostraba los labios de mi sexo sobresaliendo por los lados. Me concentré en la película mientras mi hermano y sus amigos me miraban sin dejar de masturbarse. Los chicos se daban con ganas, sus manos se movían constantemente y sus erectos miembros parecían dotados de vida propia. En la película la protagonista estaba siendo penetrada por tres hombres, uno por cada agujero disponible, yo luchaba contra mis ganas de masturbarme.

  • Espero que no piensen que las mujeres hacemos esas cosas... les dije. – En estas películas todo es actuado… y mal actuado. La mayoría de las mujeres no se comportan de esa manera.

  • Si Ivonne, lo sabemos... mi hermano Javi tampoco parecía preocupado por estar masturbándose frente a mí delante de sus amigos. – Pero es muy caliente imaginar esas cosas, y mucho más lindo verlas... puse una de mis piernas sobre el antebrazo del sillón. Esto dejó una gran separación entre ellas y la diminuta tanga tapaba muy poco mi mojada conchita.

  • Ivonne ¿usted se…? – Ernesto fue el primero en llamarme por mi nombre, pero no se atrevió a completar la pregunta.

  • ¿Si yo qué? – pregunté intrigada, los cuatro miraban directo hacia mi vulva, esta estaba apretada en un pequeño triángulo de tela negra y amenazaba con salirse por los lados, la división de mi vagina se notaba mucho. – Me masturbo?, alguna que otra vez. Como se los dije antes, es lo más natural...

  • ¿Usted podría mostrarnos sus pechos?... se animó por fin. La pregunta me tomó por sorpresa, los miré incrédula, los cuatro con su mejor cara de súplica.

  • No creo que eso sea apropiado... como tampoco era apropiada la forma en la que estaba sentada frente a ellos.

  • Bueno, pero nosotros estamos aquí desnudos… y usted puede vernos... comenzó diciendo David. – Nosotros solamente le pedimos ver un poco. Creo que es justo... justo o no yo ya no tenía muchas ganas de seguir argumentando.

  • Está bien, pero solamente un ratito, después me voy a mi cuarto... todos asintieron con la cabeza.

Continuará...

Besitos

Dra. Tentación