[Javi] Un punto y final. (Parte 20)

Amanezco junto a Carla... Me parece que sin ella, nada volverá a ser igual.

A la mañana siguiente cuando me desperté, pude escuchar como en la calle llovía y con bastantes ganas. Al abrir los ojos, comprobé que aun con aquel tiempo entraba suficiente luz por la ventana como para que pudiera ver bien en el interior de mi casa, y por unos instantes me quedé sorprendido. Tarde unos segundos en recordar la noche de sexo con Carla, y sonreí al verla tumbada a mi lado, dormida. Le acaricié la cara con suavidad, pero ella lo notó y se despertó.

-Bueno días…- Le susurré, mientras ella entornaba los ojos. Al parecer, también, tardo en recordar lo ocurrido la noche anterior y me sonrió algo sonrojada.

-Buenos días.- Me contestó a la vez que alargaba el cuello y me daba un beso suave en los labios.

Continuamos tumbados mirándonos y sonriendo, sin decirnos nada, para no estropear aquel momento. Pero algo sí que lo estropeo.

-Carla…- La voz de Julia, proveniente de mi cuarto y los posteriores pasos de esta, nos hicieron ponernos alerta. -¿Dónde estás?- No sabíamos que hacer, ni que decir. Carla actuó un poco más rápido que yo, poniéndose la camiseta del pijama y asomándose por encima del sofá, justo cuando Julia salía de mi cuarto. -¡Oh! Estas ahí…- Comentó al verla de cintura para arriba. -¿Dónde está Javi?- Preguntó. Ya que le parecía raro ver a Carla sola en el salón.

-Emmm… Está preparando el desayuno.- Mintió Carla. -¿Por qué no vas a ducharte?- Le sugirió esta.

-Buena idea. Así me quitó las pintas de borracha y resacosa que tengo, jajaja…- Ambas hermanas rieron, mientras yo aún seguía tumbado en el sofá.

-Avísame que luego quiero ir yo.- Le dijo Carla, haciéndolo todo un poco más real. Tras un gesto afirmativo de Julia, y cuando esta desapareció en mi cuarto, Carla dejo escapar un suspiro y se tumbó a mi lado. -Por los pelos…- Dijo conteniendo una sonrisa.

-¿De qué te ríes?- Le pregunté haciéndome el ofendido.

-Ya sabes… Ahora a prepararnos el desayuno, jeje…- Finalizó, ya sin poder aguantar la sonrisa.

Tras darnos un nuevo beso y comprobar que Julia no estaba, nos vestimos y mientras Carla iba a mi cuarto para prepararse e ir a la ducha, yo fui a la cocina a preparar el desayuno. Mientras servía el zumo de naranja en unos vasos, no pude evitar acordarme de la noche con Carla.

-¿Necesitas ayuda?- Preguntó de pronto Julia desde la puerta de la cocina, vestida como el día anterior, provocando que pegara un vote del susto, ya que no la había escuchado llegar.

-E… pues… ¿Te importaría bajar a por unos bollos a la panadería, y ya de paso coges pan para el medio día?- Le pregunté poniendo cara triste.

-Está bien.- Contestó ella para que dejara de poner mi ridícula cara.

-Gracias. En la entrada esta mi cartera y las llaves.- Le dije.

Poco después escuché cerrarse la puerta de la calle, por lo que a mi máxima velocidad, puse a calentar tres tazas de leche y coloqué el resto del desayuno en la mesa. Sin perder un segundo entre en mi cuarto, y para cuando entré en el baño, ya estaba desnudo. Cuando Carla reparó en mi presencia me miró sorprendida.

-Tranquila. Ha salido a comprar unas cosas. Estamos solos.- Le conté mientras entraba en la ducha. Ambos sonreímos y nos besamos mientras yo iba mojándome.

Aquel momento era distinto al de la noche anterior, y se notaba. Nuestras manos buscaban con frenesí el cuerpo del otro. Mientras mi manos viajaban entre sus pechos y su trasero, pasando por su vagina, los de ella se mantenían casi todo el tiempo en mi entrepierna. Nuestros besos eran más fogosos y nuestras ganas de unirnos eran más salvajes. No tardé en orientar a Carla contra la pared, y tras colocar mi pene en la abertura de su vagina, empecé a embestir contra ella.

Se notaba en cantidad, la ausencia de Julia, ya que Carla no reprimió ni un solo gemido ni grito. Con una de mis manos agarraba su cintura, manteniéndola a mi lado, mientras que con la otra amasaba sus pechos y pellizcaba sus pezones. De vez en cuando Carla, giraba la cabeza buscando mis labios, los cuales encontraba. Dos orgasmos después Carla me pidió que le dejara verme, por lo que la alcé en el aire, aunque ella mantenía un pie apoyado en el suelo completamente de puntillas, y continúe empujando contra ella mientras, ahora, nos besábamos casi todo el rato.

-Dime lo de ayer…- Me pidió entre gemidos.

-¿El qué?- Le respondí, sin detener mis embestidas.

-Lo de anoche…- Ronroneo excitada.

-Te quiero… Carla…- Le susurré al oído.

-Y… yo a ti, Javi… ¡Ah!- Me contestó con un último grito mientras ambos teníamos un orgasmo y yo eyaculaba dentro de ella. Con la respiración entre cortada, nos mantuvimos quietos, bajo el agua, aun con mi miembro dentro de ella.

Poco después y tras habernos duchado en condiciones, salimos hasta mi cuarto. Yo con la toalla por la cintura, miraba a Carla como se vestía con la ropa interior de Cris, y después se vestía con la ropa del día anterior.

-Te voy a echar de menos…- Me dijo con tristeza, mientras nos dábamos unos suaves besos.

-Y yo a ti…- Le contesté.

Pero antes de que a cualquiera de los dos se le escapara alguna lagrima, Carla se enderezó y salió de mi cuarto. Me quedé sentado en la cama, algo abatido, pero al escuchar abrirse la puerta, rápidamente me vestí. Al salir, fui a la cocina y allí me encontré a las dos hermanas esperándome para desayunar. Julia había traído unos croissants, bollo que le gustaba mucho a su hermana, pero sospecho que algo pasaba cuando esta dio las gracias con pocas ganas. Desayunamos en silencio y al finalizar, Carla se marchó al salón.

-Ahora no puedes mentirme.- Me dijo de pronto Julia, poniéndose a mi lado en la fregadera mientras yo fregaba. -¿Qué tal follando con mi hermanita?

-De que habl…

-No te hagas el tonto. Os he visto follando como locos en la ducha. ¿O te creías que me iba a tragar lo del desayuno?- Su pregunta no buscaba respuesta, pero se me quedo mirando.

-Era la idea.- Bromeé sin mirarla.

-No estoy para chistes. Algo le pasa a mi hermana y sé que tiene que ver contigo. Así que más te vale que no lo averigüe, porque si no su coño será el último que pruebes.- Me amenazó marchándose de la cocina.

Tragué saliva asustada. Tras recomponerme seguí fregando, y después me dediqué a limpiar la cocina. Cuando terminé no tuve más remedio que ir al salón donde las dos hermanas parecían esperarme. Esperaron a que me sentara y ambas se giraron hacia mí, aunque Carla se mantenía un poco distanciada.

-Javi, nos vamos a ir. No queremos molestarte más. Ya has hecho demasiado por nosotras.- Me explicó Julia, al ver la pasividad de Carla.

-No puedo reteneros aquí, además que hoy era el día para volver al pueblo de Lucia, pero aun y todo no molestabais.- Le contesté yo, con tono tranquilo.

-Javi… Yo no volveré al pueblo. No tengo ganas.- Me dijo Carla, sorprendiéndome. Esperaba poder volver a estar con ella, pero por su tono aquello parecía un adiós.

-Está bien… Como quieras.- Le dije con cierta pena.

-Bueno, pues… Nos vamos.- Finalizó Julia levantándose y animando a Carla a hacerlo también. Recogieron sus cosas y las acompañé a la puerta. Se despidieron de mí con dos besos, y pude notar como Carla evitaba mirarme a los ojos. Cuando cerré la puerta, un sentimiento de soledad me invadió, pero como tenía que prepararme para marchar hacia el pueblo de Lucia, intenté evitar pensar en nada.

Dos horas después, cuando me faltaba poco para salir, alguien llamo a la puerta. Intrigado por saber quién era, deje lo que estaba haciendo y me dirigí a la puerta. Cuando la abrí me quedé sorprendido por quien esperaba en el rellano.

-¡Javi!- Gritó Ana, saltando hacia mí, agarrándome con sus piernas por la cintura, y besándome en la boca. Yo por instinto la agarré, y sin darme cuenta le devolví el beso.

-¿Ana?- Pregunté sorprendido.

-Ejem…- Tosió Cris, haciendo que Ana se soltara de mí.

-¿Cris?- Pregunté mirándola. -¿Qué hacéis aquí?- Les pregunté mientras entraban en casa con las maletas del viaje.

-Los padres de Lucia volvieron ayer.- Explicó con tono aburrido y un poco triste Ana.

-Y nos dejaron quedarnos hasta hoy para coger el autobús.- Continuo Cris, pasando a mi lado para entrar a la casa, no sin antes darme un beso como el de Ana. -Y aquí estamos.- Finalizó.

-Pues justo, justo. Me faltaba nada para irme.- Les avisé cerrando la puerta.

-Yo me voy a duchar… Estoy agotada.- Avisó Cris. Pude ver una sonrisa pícara en los labios de Ana.

Entonces, mientras Cris se iba al baño, Ana se quedó en la habitación y yo me fui al salón. La tele no conseguía distraerme de los pensamientos que se arremolinaban en mi cabeza. Pero si lo hizo un gesto a ambos lados de donde yo estaba. Allí aparecieron Cris y Ana, completamente mojadas y desnudas. Las mire de arriba abajo y me excite.

-Tenemos mucho que recuperar.- Dijo Ana.

-Ven, Javi…- Ronroneo Cris.

Yo me levante y me acerque a ellas. Me desnudaron, mientras nos besábamos y acariciábamos de arriba abajo, hasta que Ana se sentó en el sofá con las piernas completamente abiertas.

-Javi… Por favor…- Me pidió abriendo los labios de su vagina.

Sin decir nada me agaché y hundí mi cabeza entre las piernas de Ana, la cual no tardo en comenzar a gemir. No sé si fue por el lugar o por les gemidos, pero mi excitación aumento considerablemente. Levanté la vista un segundo y me quedé sorprendido por lo que veía. Allí no estaban ni Cris ni Ana besándose y tocándose. Ni si quiera yo estaba lamiendo la vagina de Ana. Sentadas en el sofá había dos Carlas. Tarde unos segundos en recomponerme, pero en seguida volví con furtividad a la entrepierna de Ana, para mí, la entrepierna de Carla.

Tras mi feroz lamida, Ana tuvo un orgasmo intenso, que la dejó exhausta, en el  sofá. Cris sorprendida por cómo había lamido a Ana, se arrodillo en el sofá, poniendo en el culo en pompa, hacia mí. Yo, cegado por mi ilusión óptica, me acerqué detrás de ella y empecé a penetrarla. Mis embestidas eran fuertes, casi con desesperación, provocando que Cris gritara. Estaba demasiado excitado manteniendo relaciones sexuales con dos Carlas, por lo que un escalofrió de placer me recorrió el cuerpo. Para cuando Cris tuvo su orgasmo, yo me separé de ella y me masturbe hasta eyacular sobre la espalda de Cris y los pechos de Ana.

-Joder… Javi… ¿Qué te pasa?- Me preguntó Cris, con la respiración entre cortada.

Entonces las miré y me di cuenta de lo que había hecho. Una lágrima salió de mis ojos.

-Lo siento, Ana…- Le dije dándole un suave beso.

-De verdad, que lo siento, Cris…- Le dije dándole otro beso a ella.

Ahora con otra lagrima cayendo por mi cara, me vestí, ante sus atónitas miradas, y salí corriendo de casa. No quería llevarme nada de aquella. No quería tener nada que las recordara. Salí de la casa para no volver a entrar nunca. Aunque me quedara solo para siempre, nunca volvería.


[Epilogo]

Tras salir de la que había sido mi casa, en la cual había vivido tantas cosas con Cris y con Ana, fui a por mi coche. Por suerte tenía las llaves en mi pantalón. Conduje durante un buen rato, hasta que finalmente llegué a mi destino. Aparqué lo más cerca que pude, y me acerqué hacia el portal, que estaba buscando, con mucho nerviosismo. Me detuve unos metros antes de llegar, pensando, recapacitando, hasta que una voz a mi espalda me hizo girarme.

-¿Javi? ¿Qué haces aquí?- La voz de Carla era inconfundible. A su lado, Julia me miraba con la misma cara de sorpresa por encontrarme allí. -Me ha llamado Cris, que están preocupadas, porque de repente te has ido de casa.- Me comentó, ante mi pasividad. -Voy a llamarla, para decirle que estas aquí.- Me avisó sacando el móvil.

-No…- Contesté con voz baja, pero la suficiente para que Carla y Julia me escucharan. -No les llames.- Le pedí mirándole a los ojos.

-¿Por qué no?- Me preguntó.

-Solo te lo preguntare una vez. Después me iré.- Dije con tono tranquilo. -Carla… Ven conmigo. Huyamos y vivamos juntos, en otro lugar.- Le pedí. -Desde que te has ido esta mañana me he dado cuenta de muchas cosas. Por favor, ven conmigo.- Finalicé estirando mi mano para que ella viniera y la cogiera.

-Javi… yo…

-¿Tu estás loco? ¿Por qué se iría Carla con un tipo como tú?- Le cortó Julia, colocándose delante de ella y fulminándome con la mirada. Yo seguía mirando a Carla, la cual se asomaba por un lateral de su hermana.

-Si de verdad no quieres, me marchare y te dejare en paz.- Insistí.

-Pues ve…

-No.- Gritó Carla.

-Pero Carla…- Se giró repentinamente Julia para mirar a su hermana.

-Lo siento Julia… Pero le quiero.- Y con aquella última frase, y unas lágrimas de alegría cayendo por sus mejillas, avanzó corriendo hasta mí. En el último momento saltó y yo la agarré mientras nos besábamos. Tras un intensó y largo beso, olvidándonos de Julia, la bajé al suelo. Carla miró a su hermana. -Lo siento.- Repitió antes de que nos marcháramos. Subimos a mi coche y pusimos rumbo a cualquier lugar.

P.D.: Quiero agradecer y dedicar este relato a Hime. Gracias por tu apoyo.

P.D.: Este relato significa el final de la temporada de “La serie de Javi”. En un futuro, quizás (seguramente) vuelva a escribir sobre él. Pero por ahora quiero dedicarme a otras ideas. Gracias a todos los que habéis leído mis relatos, a los que me hayáis valorado y sobre todo a los que me habéis comentado. Me ilusiona ver cómo la gente se toma la molestia de decirme lo que le ha gustado y lo que no. Eso me ayuda a mejorar. Gracias a todos.