Javi, mi primera follada a un hombre.
Escarceo gay y primera vez que penetré a un hombre.
A Javi lo conocí a través de una página de contactos; pues un anuncio buscando un amigo mamón y él me escribió proponiéndose para tal fin.
Quedamos una noche entre semana; pasé a recogerlo y me pareción muy majo a primera vista.
Tenía bastante pluma y era muy delgado, olía maravillosamente y no paraba de sonreir.
Nos retiramos a un lugar tranquilo y directamente se lanzó a besarme; si bien no tengo por costumbre morrearme con hombres, Javi me dió un beso que me puso a mil. Rápidamente nuestras lenguas estaban entrelazadas y nuestras manos acariciándonos.
Tenía un paquete enorme, como unos instantes más tarde comprobaría.
Pasamos al asiento de atrás y rápidamente nos deshicimos de nuestra ropa, quedándonos en calzoncillos; su paquete era enorme y enseguida me lancé a explorarlo. Javi no paraba de suspirar y tenía mi polla a tope.
Su herramienta era enorme, unos 20 cms por lo menos, dura pero no demasiado; me encantó restregármela por la cara, besar sus huevos y acabar metiéndomela en la boca. No podía remediarlo: habíamos quedado para que me la mamase y era yo el que estaba con un rabo en la boca, pero el deseo me podía.
Tras unos minutos lamiendo su polla, Javi tomó la revancha y sacando su enorme falo de mi boca, buscó el mío con la suya. Se lo metió directamente hasta el fondo de su garganta y me lo mamaba como un auténtico experto; suave, lento, fuerte, rápido... uff, mi polla se puso que explotaba. Tanto que aunque no estaba previsto, le dí la vuelta y sin pensarlo ni un instante introduje dos dedos en su ano, que estaba super blandito, y tras lanzar un gemido que me sonó a una grata invitación, se la metí de un sólo golpe.
Era la primera vez que cabalgaba a otro hombre con tanto deseo en mi cuerpo, su culo era delicioso, calentito y estrecho. No recordaba haber disfrutado tanto en un coche.
Mientras lo follaba con auténtico frenesí, mi boca buscaba su boca, su cuello, mordiendo sus hombros, su nuca... no me conocía a mí mismo; era sensacional.
Con mi mano izquierda me aferraba a su nalga, mientras con mi mano derecha agarraba su miembro con auténtico fervor; ya no estaba erecto, pero seguía siendo enorme.
Así estuvimos durante un rato hasta que noté que iba a explotar y sacando mi polla, Javi se volvió para metérsela de nuevo en la boca; ahora me lo estaba follando igual de profundo pero por la boca, fué maravilloso. Empece a soltar leche mientras Javi tragaba no sin cierta dificultad para respirar, pero el cabrón no dejó escapar ni una sola gota. Estuvo chupando mi polla, pubis y huevos hasta que la dejó exhausta y flácida. Creo que fué una de las mejores mamadas que me han hecho en la vida, sinceramente.
Ahora era mi turno: me bajé hasta su pollón y metiéndomelo nuevamente en la boca, empecé a succionar su glande hasta que se puso duro como una piedra. Me encantaba tenerlo en la boca, no me cabía semejante trozo de carne, era una sensación fenomenal.
Estuve mamando y masturbándolo un ratito, hasta que noté sus primeras sacudidas de pelvis, lo que me anticipaba su inminente corrida. Me la saqué de la boca y empecé a meneársela con las dos manos; su leche no se hizo esperar y empezó a brotar, salpicándome la cara, que no aparté de su pubis. Tuvo una corrida muy abundante y recuerdo que necesité un paquete de pañuelos para limpiársela toda.
Nos dimos un largo beso, nos vestimos y lo devolví al punto en donde lo recogí.
Al llegar me dijo si quería que me la mamase de nuevo, pero era tarde, y mi mujer, a lo mejor, también quería algo.