jaime cuida a tu primita
Ana María una chica educada con la rigidez de las costumbres católicas nos narra su despertar sexual y la perdida de su virginidad con el único chico con el cual tenía contacto... Su primo
“Jaime, cuida a tu primita que los adultos estamos ocupados”
“¿Y qué hago?”
“¡Por Dios hijo!, es casi una bebita, con cualquiera de tus juguetes la entretienes”.
Yo soy Ana María, la primita, entonces era una niña de 4 años, de piernas gorditas y bonitas que mi mamá besaba para hacerme reír haciéndome cosquillas y por las que recibí el mote de “la piernudita”. Soy la menor de tres hermanas, me atrevería a decir que soy la hija no planeada, “El accidente”, “El pilón” de mis papás o en el mejor de los casos, su fracasada búsqueda de un hijo varón ya que mi hermana mayor, quien se casó siendo yo una niña de 9, de nombre Pilar es 11 años mayor que yo y Almudena la segunda es casi 9 años mayor que yo. Jaime mi primo, a quien le ordenaban cuidarme, es único hijo del hermano menor de mi papá, Jaime es cuatro años mayor que yo, así que en aquel entonces tendría 8… Por la diferencia de edades entre mis hermanas y yo mi convivencia infantil fue con Jaime y de tanto “cuidar a su primita” nos hicimos inseparables
Nuestras casas, están construidas cada una en un extremo de un terreno que alguna vez fue un huerto y entre las dos casas quedó un gran jardín al que llamábamos “La huerta” con grandes fresnos, pasto, flores, una fuente de piedra y unas veredas donde solíamos montar en bicicleta, además en una esquina había un salón de fiestas donde se hacían las comidas, reuniones y fiestas familiares… Y sí, reconozco que era yo una niña muy molesta y absolutamente dependiente de mi madre, al grado que a ella, mi madre, le decían que sus hijas eran Pilar, Almudena y “Almorrana” ya que yo siempre estaba con ella, sentada en sus piernas o sujeta de su vestido y solo me podían separar de “mi mami” cuando a Jaime se le ordenaba ir por mí para llevarme de la mano para jugar a tonterías que me distraían y me alejaban de la mesa de los adultos, ya saben juegos como “A ver quién encuentra la flor más bonita” “Corre por la pelota” o simplemente “Ven vamos a ver caricaturas en la tele”
Por lo anterior la relación con mi primo se tornó en una costumbre de estar juntos, al grado que con el paso del tiempo cuando en casa preguntaban por mí, la respuesta era siempre la misma “Está en la huerta con Jaime”
El tiempo pasó y como a todas las madres del mundo a la mía le llegó el momento de sentarse a explicar las cosas a su “Piernudita”, aún recuerdo que comenzó diciéndome… “Dios mío, como ha pasado el tiempo hijita, mírate nada más, te has convertido en una chica muy hermosa, ya te creció el busto, tu cadera se ha ensanchado delineando tu cintura, tu trasero está muy bien formado y lo que me encantaba de mi piernudita se ha convertido en unas bellas y atractivas piernas de mujer…No le digas nada a tus hermanas, pero tu piel blanca con tu cabello oscuro y tus ojazos azules te hacen más linda que ellas a pesar de que tengan el cabello mu cabello rubio… Vas a traer locos a los muchachos, pero debes tener mucho cuidado con eso”
¡Vaya que una madre conoce a sus hijos!, ya que después de decir la última frase esperó segura de que yo preguntaría “¿Por qué mami?” y después de un silencio comenzó diciendo “Mira hijita, las mujeres hemos sido bendecidas por Dios ya que cuando papito deposita dentro de nosotras una semillita… Bla,bla,bla” … Y poco a poco fue soltando la “metralla” comenzando por los cambios hormonales, la menstruación, la virginidad, las diferencias con los hombres, el pene y para que servía, las relaciones sexuales y toda una lista interminable de consejos, desde cómo debe sentarse una señorita, hasta como le debe sonreír a los chicos para no dar pie a malos entendidos
Posiblemente mi única pregunta haya sido la que hacen todas las niñas en ese momento, o tal vez no, pero recuerdo que yo pregunté “¿Y duele cuando te penetran?” , ella sonrió y me abrazó diciendo “No hija, no duele, es lindo ya que es una muestra de amor, de unión, de entrega, por eso lo debes de hacer con el hombre que ames, así te entregas por amor y eres feliz… Ya llegará tu momento y sabrás lo lindo que es amar de esa manera, estoy segura que Dios los bendecirá a ti y al que te tenga designado por esposo con hijos muy lindos, así como nos bendijo a tu papi y a mí”
Me había convertido en una púber que ya llenaba el sostén del bikini que en otros tiempos se mantenía cual infantil adorno sobre mis planas tetillas y unos meses después de cumplir los 13 años aprendí en la práctica el uso de las toallas sanitarias…. Les sonará muy tonto pero ese día, el de mi primera menstruación, mi papá me llevó flores, me hicieron un pastel con una velita, mi hermana me regaló una lencería de seda, me abrazó y besó como nunca lo había hecho. Honestamente nunca entendí la razón, pero sentí muy bonito y el festejo, de no sé qué, borró de mi mente la impresión de estar sangrando por la entrepierna suponiéndolo más una bendición que una desgracia.
El caso es que la primita había crecido y el primito se había convertido en un chico de 17 años que fijaba su vista en el triangulito blanco de mi entrepierna cuando usando el uniforme escolar me sentaba en el piso frente a él para jugar con un juego de mesa, lo que sin duda fue la causa de que me ordenaran “Cuando juegues con tu primo ponte pantalones” e inexplicablemente en nuestras madres nació la inquietud por saber dónde estábamos y que hacíamos, así que un domingo comiendo en la huerta ambos recibimos una nueva y estricta orden que mi tía nos expresó en nombre de nuestros padres “No queremos que estén en la huerta cuando oscurece, necesitamos ver donde juegan y a que juegan”
Ante la pregunta de “¿Por qué?”. En contra de lo que estábamos acostumbrados esa vez no hubo explicación alguna a su orden ya que su respuesta fue cortante e hiriente “Porque se los estamos ordenando y váyanse a jugar” , minutos después escuchamos como mi padre exclamó “No, no, no, ¿cómo pueden pensar eso?” Mi tío en tono molesto les reclamó a nuestras madres “Acepto que hay que estar al pendiente de ellos, pero lo que suponen ya es mucho, no se pasen” y nosotros sin entender de lo que hablaban seguimos con nuestro juego de mesa. Días después vimos cómo a un lado del salón de fiestas se construía una plancha de concreto donde se puso una canasta de basquetbol y recibimos una nueva orden “Están en edad de hacer deporte, de hacer ejercicio, eso les quitará los malos pensamientos, además recuerden que mente sana en cuerpo sano, así que déjense de jueguitos sentados en el piso uno frente a la otra y hagan ejercicio, los balones están en el salón de fiestas” … ¡Su peor error!, ya que hacer deporte implicaba que los pantalones se cambiaran por shorts deportivos y las camisas por camisetas atirantadas …. Y el mirar, en tocar
¿Recuerdan cómo al jugar basquetbol evitábamos que nos quitaran el balón?... Efectivamente, botándolo frente a nosotros y protegiéndonos del atacante con el trasero, así que ya se imaginaran a la “piernudita” ya con 14 años y al primito muy cerca de los 18, ambos en shorts y camiseta jugando basquetbol para “Alejar los malos pensamientos” …. No tienen idea del tiempo que pasaba botando la pelota y Jaime detrás de mí intentando quitármela sin esforzarse en lo más mínimo, mientras que yo en un muy inteligente y efectivo movimiento de defensa lo mantenía alejado del balón empujando su pubis y lo que en él se abultaba ¿Adivinen con qué?… En efecto. con mi trasero… Aún recuerdo como él se dejaba caer a mis pies para observar bajo mi camiseta que se levantaba en el momento de brincar y levantar los brazos para lanzar la pelota buscando encestar
Y cuando los papás nos veían me aplaudían y comentaban pecando de inocencia “Jaime…Te venció tu prima con ese giro que hizo y terminaste en el piso”. Y así tenía que ser ya yo tenía una gran habilidad para burlar a mi contrincante con mis giros y saltos sorpresivos que dejaban al descubierto parte de mi abdomen…. A veces, o sea cuando podía, el tiempo no me alcanzaba para cambiarme el uniforme escolar, solo me daba tiempo de quitarme, el sostén y sacar la blusa que se usaba metida bajo la falda, de esa forma Jaime tenía un “mejor punto de vista” sobre mi gran habilidad para hacerlo caer cuando hacía mi magistral giro acompañado de un brinco para así lograr esos encestes dignos de los profesionales. Y si tomamos en cuenta que se levantaba mi falda plisada y mi holgada blusa se separaba de mi cuerpo pienso que le daba a mi primo un excelente punto de vista del porqué casi siempre le ganaba jugando basquetbol.
Al paso de dos o tres meses, mi espejo, el fiel confidente de las mujeres, me mostró que mis dolores musculares en piernas, nalgas y abdomen no eran en vano ya que el ejercicio iba favoreciendo mis formas femeninas… ¡Dios! ¡Qué feliz estaba yo de jugar basquetbol todas las tardes con mi primo!
Dos adolescentes, chico y chica, Piernas y hombros desnudos, camisetas que se levantan separándose del cuerpo, un levantado trasero femenino que se junta “defensivamente” contra un varonil pubis sintiendo como su excitante firmeza se oprime sobre las nalgas, manos tocando “accidentalmente” sobre la piel desnuda de brazos, vientre y muslos, fuertes y redondas nalgas masculinas de las que me sujetaba para cometer faltas al reglamento evitando que él saltara ¿Qué se podía esperar de todo eso? …. El caso es que el deporte que buscaba alejar los malos pensamientos se convirtió en el motivo de “eso”, eso que es fácil de explicar con la biología, pero difícil de hacerlo desde el comportamiento humano y que se resume en dos palabras “Despertar sexual”
Debo reconocer que sí hacíamos ejercicio, ¡Dios como sudábamos!, nos deteníamos hasta que quedábamos agotados de fingir jugar basquetbol buscando la cercanía del otro y poder sentir, ver, tocar y oler al sexo opuesto… Después del ejercicio solíamos entrar al salón de fiestas donde teníamos nuestras toallas para secarnos el sudor y donde también bebíamos un poco de agua…. Claro que mientras lo hacíamos Jaime no separaba la vista de mis muslos, al notar esa mirada tan especial coquetamente comencé a subir alternadamente mis pies a una silla para bajar a mis tobillos las gruesas calcetas que por consejo materno siempre usaba. “Cuando juegues a la canasta con tu primo ponte estas calcetas hija, no te quiero ver con las pantorrillas raspadas y Dios nos libre de algún moretón o una cicatriz que le quite lo lindo a tus piernas”.
Y mientras bajaba mis calcetas con mi movimiento le mostraba accidentalmente lo que mi holgado short dejaba ver de mi entrepierna. No cabía la menor duda de que yo le gustaba a mi primo y él a mi… ¿Amor?, no, no lo creo, si un gran cariño, pero no amor, ni enamoramiento adolescente, solo gusto, gusto por el sexo opuesto.
Un día que terminamos el juego entramos al salón donde tomamos unos refrescos del refrigerador, Jaime se sentó en una silla y yo con toda la perversa intención de coquetear me senté sobre la mesa frente a él, Jaime fijó su vista en mis muslos y yo fingiendo secar el sudor de mi frente con mi toalla apoyé un pie sobre la silla donde él estaba sentado para mostrarle un poco más, él nervioso me dijo
-Me gustan tus piernas
-Por algo me pusieron el apodo que me pusieron ¿no?
Respondí fingiendo una total indiferencia, como si me hubiese dicho que le gustaban mis zapatos, pero el insistió diciendo
-De verdad Ana Mari, te has convertido en una chica muy linda, me encantan tus piernas, tu trasero, tu cara, tus pechos, eres muy, muy bonita, de seguro eres la más popular en la escuela
No respondí a lo que decía, simplemente nos miramos fijamente a los ojos y cual si fuese una orden le dije
- ¡Bájame las calcetas!
Claro que hizo lo que estaba implícito en mi orden, me bajó las calcetas y acarició mis pantorrillas, acarició mis muslos y se atrevió a meter el dedo bajo mi short para tocar mis bragas apoyando su mejilla en mi pantorrilla exclamando con voz sensual
-Que suave piel tienes
Yo lo miraba emocionada sin decir palabra cuando noté a mi hermana Almudena caminar hacia el salón
- ¡Ahí viene Almudena!
Le dije asustada y antes de ponerme de pie él besó la parte interna de mis muslos haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo, me levanté tomando mi toalla y salí rápido del salón dejándolo ahí sentado seguramente buscando la forma de levantarse sin hacer notoria su erección, al pasar junto a mi hermana ella me gritó
- ¡No te me acerques que estás toda sudada!
Y entró al salón donde solo la escuché decirle a Jaime
- ¿Me sacarías una bolsa de hielo del congelador?... Tengan cuidado con lo que hacen primo… Creo que no deben de hacer tanto ejercicio les puede hacer daño
¿Indirectas de mi hermana?, pienso que si …. El caso es que yo entré a mi casa y ya en mi recámara entré al baño, llené la bañera y me metí al agua caliente, permanecí un rato inmóvil pensando en Jaime, conforme comencé a pasar el jabón por mis piernas, algo comenzó a quemarme por dentro, algo similar a lo que sentí cuando él me había besado en los muslos, algo que con los ojos cerrados intentaba revivir en mi mente acariciando mi piel. Pasé mis manos sobre mis pechos sintiendo la dureza de mis pezones, bajé por mi vientre hasta llegar a mi sexo y sentí placer al acariciarme, placer que se acrecentó cuando instintivamente comencé a frotar con mis dedos encima de donde comenzaban mis labios vaginales, una inexplicable y placentera tensión se comenzó a apoderar de todo mi cuerpo, apretaba mis dientes mientras me frotaba, mi respiración era agitada, pese a mis esfuerzos no podía mantener mis ojos abiertos y por fin una especie de placentero “calambre” me hizo brincar relajándome y cuando volví a tocar mi sexo volví a sentir ese brinco dentro de mí… Tiempo después me enteré que esos “calambres” eran las contracciones del orgasmo…Por lo pronto diré que esa fue la primera vez en que me masturbé y había sentido un gran placer, permanecí inmóvil pensando que era una delicia, sonreí y pensé en que Jaime tal vez había hecho lo mismo pensando en mí, en ese momento mi mamá tocó la puerta del baño para preguntar si estaba bien, yo regresé de mis pensamientos, respondí que sí y abrí la ducha para enjuagarme.
Por la noche mientras intentaba conciliar el sueño recordaba las pláticas con las compañeras de escuela referentes a masturbarse, que se sentía rico arrastrarse en el piso, montarse sobre uno de esos cojines redondos que adornan las camas cuando están tendidas, usar el asiento de la bicicleta, el aparato para darse masaje, deslizarse montada sobre el barandal de la escalera y otra serie de supuestas formas de auto complacerse, reí al imaginar las veces que se tendría una que deslizar por el barandal de la escalera antes de sentir ese placer y donde terminaríamos si nos sucediera a medio barandal, tontamente me imaginé tirada en el piso de la sala donde comienza la escalera con los ojos perdidos en la inmensidad del placer y poco a poco me fui quedando dormida.
Al día siguiente después de jugar y sin preguntar Jaime me bajó las calcetas y besó mis pantorrillas, yo le pregunté
- ¿Has besado a alguna chica en la boca?
-Si claro
¿Qué otra cosa me podría responder?, al fin hombre y nunca aceptaría su inexperiencia “Enséñame” le dije y él se acercó a mí, juntó sus labios a los míos y ahí quedo todo, días después le pregunté
- Y a esa chica ¿la besaste como a mí el otro día o como lo hacen en las películas?
Su respuesta fue práctica, se acercó a mí y con su pulgar apoyado sobre mi mentón me hizo separar mis labios y juntó su boca entreabierta a la mía para iniciar con el ritual de la pasión, juntamos nuestras lenguas, mezclamos nuestras salivas y nos mordimos suavemente… ¿Qué puedo decir?, sin duda la mejor explicación de un beso la dio Miguel Hernández en sus “Nanas de cebolla” al decir... “Un fuego correr dientes abajo buscando el centro”. ¡Y vaya que lo sentí!, sentí como ese fuego dentro de mí humedecía inexplicablemente mi sexo y mis bragas, por vez primera entendí a que se referían al decir “Me hizo mojar las bragas”, juntamos nuestros cuerpos para repetir el beso una y otra vez mientras su firme erección se oprimía sobre mi vientre y sus manos se metían bajo mi short y bragas tocando mis nalgas, sentí su dedo pasar sobre mi ano y tocar entre mis labios vaginales… ¡Oh Dios!, como deseaba desnudarme y que hiciera conmigo… No sé…lo que él quisiera
Sin embargo, el temor pudo más que la excitación y entre jadeos le dije
-No, ya no Jaime, vamos a dejarlo así, nos van a ver primo
-Otro beso y ya, nadie nos está viendo
Me dijo él sumamente excitado frotando sus dedos sobre mis labios vaginales, con su otra mano tomó mi mano y la puso encima de su erección, yo le acaricié el pene frotando sobre su short, pero el terror me hizo separarme de él y salí del salón sin voltear la cara, ya en mi habitación cuando me metí a bañar terminé masturbándome acostada en el piso con mis piernas abiertas bajo el chorro de agua y terminé pasando una noche agitada entre sueños eróticos donde Jaime me desnudaba y se subía sobre de mí.
¿Deseo? ¿Curiosidad? ¿Hormonas? ¿Libertinaje? ¿Inmoralidades?... ¡No lo sé!... Tal vez era la mezcla de todo, pero sin duda alguna que las cosas no iban a parar ahí, así que al día siguiente estando sola en casa lo miré desde mi ventana botando el balón en la cancha, bajé vistiendo aún el uniforme escolar y al llegar a la cancha él me retó diciendo
- ¿Un partido a 20 puntos?, él que pierda hace lo que el otro le diga
De inmediato supe lo que quería, así que fingí vergüenza inclinando mi cabeza hacia abajo y moviendo mi cadera con la natural picardía y coquetería que hay en toda mujer, con una risa nerviosa pregunté o más bien propuse algo que lo hizo dejar caer el balón
- ¿Y si mejor jugamos a lo de ayer?... Mis papás y Almudena salieron y tus papás no han regresado del trabajo….
No me dejó terminar de hablar me tomó del brazo y me llevó dentro del salón, ahí me abrazó y besó apasionadamente encendiendo nuevamente todo mi fuego, hizo que me acostara sobre una mesa, besó mis muslos, se arrodilló en el piso, levantó mis piernas sobre sus hombros, separó las bragas de mi sexo y lo comenzó a besar, acariciar y lamer. Yo enloquecí de placer al grado que conforme mi excitación crecía con mis manos iba apretando cada vez más la orilla de la mesa, apreté mis labios buscando que mis gemidos involuntarios no fueran tan notorios y de pronto comenzaron una serie de placenteras contracciones que me hicieron brincar rítmicamente. Al terminar todo ese placer él se puso de pie entre mis piernas y preguntó afirmando
¿Te viniste rico verdad?
¿Qué?
Pregunté y él agregó
-Tu orgasmo, lo sentí en mi boca
De modo que venirse era sinónimo de tener un orgasmo, quedé impresionada al comprender mi desconocimiento sobre el sexo, por algo se burlaban de mí mis amigas en la escuela al platicar sobre el tema, mi inocencia rayaba en la estupidez, era yo una chica del siglo XXI que nunca había visto información sobre el sexo y mucho menos pornografía en internet, ni en ningún otro lado por temor a ser descubierta por mis padres. Perdida en mis pensamientos observé a Jaime de pie entre mis piernas con su miembro fuera de la bragueta de su short, nerviosa, o mejor dicho emocionada, alcance a ver lo que mi postura me permitía y ansiosa por verlo bien busqué que me lo presumiera diciéndole
- ¿Es grande?... Enséñamelo ¿Sí?
No hubo respuesta, sosteniéndolo con su mano lo acercó a mi sexo y me aterré al sentirlo tocar mis labios vaginales
- ¡No!, ¿Qué vas a hacer?
Grité muy asustada y respondió
-Es mi turno Ana Mari, yo también necesito venirme
- ¿Lo vas a meter?... Soy virgen Jaime, no lo hagas
-Solo la puntita, déjame hacerlo, si te molesta me dices y me masturbo en tus piernas
- ¿Y si me embarazo?
-Te juro que no me vengo adentro
-Pero de todos modos me embarazo si me lo metes
- ¿Cómo crees?... Déjame hacerlo, te lo suplico
Me quería poner de pie y salir corriendo de ahí ya que Jaime estaba fuera de razón y no se detendría, él lo deseaba, lo ansiaba y lo iba a hacer sin importar mis súplicas…Pero no pude… Yo también estaba rendida por el deseo, lo quería, quería saber que se sentía ser penetrada, además si él me había dado tanto placer yo debía de corresponderle, no podía hacer menos, así que me calmé ante lo inevitable, lo miré a los ojos y con el tono de voz más tierno que pude le dije
-Hazlo con cuidado, pero no me vayas a embarazar
Solo sonrió… Cada mujer elige como y cuando perder su virginidad y yo había elegido perderla de una manera muy estúpida y poco romántica, sobre una mesa, con mi falda levantada y mis bragas hacia un lado de mi vulva. Al sentir su glande separar mis labios vaginales para abrirse camino hacia el interior de mi vagina, suspiré de placer, sentí molestia cuando él intentó meterlo más…. Sin embargo, no lo soportó… Cuando apenas había metido el glande dentro de mí, la suavidad y el calor de mi vagina lo obligaron a separarse de golpe, con su mano apoyó su miembro sobre mi pubis, se inclinó hacia mí como si se fuera a recostar sobre mi pecho, cerró sus ojos y sentí algo caliente mojar la piel de mi pubis y mi vientre… ¡Qué terrible es la ignorancia! ya que fue la experiencia la que me enseñó que ellos eyaculaban aventando fuertes chorros de semen.
Cuando él terminó de eyacular y borró de su rostro su gesto de placer se enderezó y yo levanté mi cabeza para observar el blanco semen que se confundía sobre la blanca piel de mi pubis y vientre, mi ombligo estaba lleno de ese cálido y espeso líquido blanco… En ese momento fui presa del temor y el arrepentimiento “Qué hubiera pasado si lo llega a arrojar dentro de mi” era mi pensamiento, me enderecé y me puse de pie, él me tomó del brazo, me dijo algo que el terror no me permitió entender, me besó en la boca sin que yo respondiera al beso y salí rápidamente del salón sintiendo sobre mi piel el cosquilleo que producía su semen escurriendo hacia abajo hasta mojar mis bragas, corrí a mi habitación aterrada de que su semen se metiera en mi vagina y llegando me desnudé para meterme bajo la ducha.
Los siguientes días jugamos basquetbol sin tocar el tema, solo nos mirábamos en silencio al entrar al salón a secarnos el sudor y beber agua platicando de trivialidades como el frío, el calor, la escuela…. En resumen, actuábamos como lo deben de hacer los primos, hasta que un día Jaime preguntó
- ¿Sigues enojada?
Seria respondí
-Nunca lo he estado
-Por favor Ana Mari
- ¿Por favor qué?
El me abrazó y me dijo
Perdóname por haberte dejado así, pero… No sé por qué no lo pude hacer… Fue demasiada excitación, te prometo que no vuelve a pasar, te quiero, me gustas mucho y necesito demostrarte que puedo satisfacerte como la hermosa mujer que eres, además….
¡Ya no hables de eso Jaime!... ¡Claro que no va a volver a pasar! ___ Interrumpí de forma violenta y después en tono de coquetería pregunté
¿De verdad te gusto?
-Te quiero, te quiero mucho
-Bueno, eso debe ser ya que somos primos, pero te pregunté si te gusto
Respondí seria y él puso su mano sobre mis nalgas para oprimirme contra su cuerpo y agregó
-Solo que en éste momento a la que tengo en mis brazos y a la que le estoy diciendo lo que siento y lo mucho que me gusta, no es a mi prima, sino a la mujer más hermosa del mundo
Me besó en los labios, yo no me resistí y abrí mi boca para disfrutar el calor de su beso, al separar nuestras bocas aún con el sabor de su saliva en mis labios, me separé de él y me fui a mi casa. No bajé a jugar los días siguientes y el fin de semana no baje a comer con la familia bajo pretexto de tener que estudiar, el lunes siguiente al domingo familiar, tan solo lo observaba por la ventana de mi recámara botando el balón y encestando cuando entró a mi cuarto mi hermana Almudena
-Hace una semana que no juegas básquet con Jaime ¿Se puede saber la razón?
-No me he sentido bien…Estoy menstruando
- ¿Y llevas una semana menstruando?, haré una cita con mi ginecóloga ya que eso no es normal
No respondí, ella me miró, sonrió y preguntó asegurando
- ¿Te gusta Jaime verdad?
-Cómo crees, somos primos
“Y a la prima, se le arrima” … O se le mete
¡Almudena!
¿Qué?... A ver si entiendo, lo que me quieres decir es que como Jaime es tú primo, por esa simple razón ya dejó de ser el muchacho guapote y atractivo que es, el que te hace sentir cosquillitas ahí abajo
¡No sé a qué te refieres!
-A mojar las bragas hermanita… Tus bragas… las que varias veces he lavado para que mi mamá no lo note, ¿Lo entiendes?... Hablo de sexo Ana María
-No sé porque las tendrías que lavar tú, si tenemos lavadora ¡Además yo no sé nada de sexo!... Solo lo que me dijo mi mamá
-Si claro, lo de la semillita que pone el hombre en la mujer… Pero de seguro no te dijo que esa semillita la empuja dentro de la mujer con la verga endurecida entrando y saliendo una y otra y otra vez provocándonos un enorme placer que nos hace gemir, gritar y a veces llorar de placer
-No, no me dijo nada de eso__ Respondí molesta y ella sonriendo me ordenó
- Entonces ven… Siéntate, te voy a explicar la verdad sobre la semillita
Me senté en la cama a su lado y me dio una clase muy, muy completa sobre sexo, me habló del sexo vaginal, oral, anal, del placer de sentirse llena de semen, me confió que ella tenía relaciones con su novio quien es su actual esposo, me dijo que primero usaban condón y después ella había decidido tomar pastillas anticonceptivas, me explicó sobre los métodos anticonceptivos y al llegar al método del ritmo, yo pregunté
- ¿Te embarazas si lo haces menstruando?
-No, pero es una cochinada, a ninguna le gusta hacerlo menstruando, pero uno o dos días antes o después de menstruar son días muy seguros… ¿No estarás pensando en?...
¡¿Cómo crees?! __ Ella sonrió y agregó
Yo no creo nada, solo piénsalo muy bien, ya que después de sentir el placer de estar desnuda entre los brazos de un hombre, de sentir sus besos y sus caricias en toda tu piel, de sentirlo dentro de ti y que te lleve al sublime placer del orgasmo, te enloqueces de amor por él y ya no puedes dejar de hacerlo… Te aseguro que el día que lo hagas te va a pasar lo mismo que a mi… Te va a encantar la verga hermanita, después de la primera vez todas nos volvemos muy putas
Las dos soltamos la carcajada, nos dimos un beso, se puso de pie, salió de mi cuarto y yo me dediqué a devorar pornografía en internet…. Al día siguiente, miércoles por la tarde, bajé con Jaime a la cancha de básquet y ante su pregunta de por qué me había ausentado yo le respondí que no estaba enojada con él sino que me sentía mal por estar menstruando, él me dio un beso en la mejilla y nos sentamos en el piso de la cancha a platicar, yo usaba shorts y él no separó la vista de mis piernas, no hubo cercanía física ya que estábamos frente a las ventanas de ambas casas, pero cuando nos pusimos de pie para irnos cada quien a su casa nos despedimos con un beso en la mejilla y al hacerlo me dijo
-Me encantan tus piernas, pero me gustaría ver todo lo demás
-Ya lo viste
-Entiende Ana Mari, te quiero mucho, me gustas mucho y necesito hacerte el amor
Me sonrojé, moví mi cabeza afirmando varias veces, me di media vuelta y al comenzar a caminar dije
-Queremos lo mismo
Al día siguiente jugamos por menos de media hora y al entrar al salón nos sentamos frente a una de las mesas para tomar un refresco y más que una petición de mi parte, le di una orden
-Enséñamelo
El me miró, se levantó de la silla y de pie frente a mí, abrió la bragueta de su short y puso su erecto pene frente a mí… ¿Qué puedo decir?, era grande, bello, excitante para cualquier mujer, a pesar que en mi mente no imaginaba que pudiera caber dentro de mí, lo toque con mis manos, estaba duro pero era cálido y suave, en su tronco resaltaban algunas venas y su glande era de piel color de rosa brillante y donde comenzaba era un poco más ancho que el tronco y el llamado cinturón del glande era más rojo, casi morado, de mis lecturas en internet había aprendido que ahí estaba su mayor sensibilidad, era lo que frotaba la vagina al meter y sacar buscando el placer, en la punta resaltaba el orificio de la uretra por donde salían los chorros de semen y al preguntar acerca del líquido trasparente que salía, Jaime me explicó que era un lubricante similar al que sentimos nosotras cuando mojamos las bragas por la excitación.
Besé el glande y como ya me había convertido en una “experta de pornografía de internet” me arrodillé frente a mi primo y disfruté de su bello pene con mi boca, era muy placentero, tanto por lo que yo sentía al tener su glande dentro de mi boca como por el placer que le estaba dando al escuchar todo lo que me decía sobre lo maravillosa que era y lo mucho que lo hacía disfrutar… Siguiendo sus instrucciones lo mojaba con mi saliva y lo masturbaba para meterlo nuevamente a mi boca y así lo hice por un buen rato hasta que sentí dentro de mi boca como se endurecía más de lo que estaba, él sujetó mi cabeza con sus manos, y recibí sus deliciosas descargas llenar mi boca, al terminar me levanté y entre al baño del salón, escupí su semen en el lavabo, enjuagué mi boca y dejé correr el agua para lavar los residuo
Me había gustado tenerlo en mi boca, no me molestó el sabor del semen, pero me hizo recordar cuando de niña insistí que mi papá me diera un trago de su copa de vino tinto, ante mi gesto al tragar él preguntó si me había gustado y yo respondí “Sabe rico, pero me aprieta la lengua”, ahora con el semen diría lo mismo. Pero lo realmente excitante y placentero fueron las expresiones de placer de Jaime, “Eres increíble, una maravilla de mujer” “Que rico mamas” “Tu si sabes complacer a un hombre” y al vaciarse en mi boca “Me encantas, te adoro, eres lo máximo” … Mi ego estaba por las nubes, no había una mujer como yo sobre la faz de la tierra
Al salir del baño observé mis rodillas sucias por el polvo del piso, me acerqué a mi primo quien me besó en la boca para decirme otra vez que me quería y que era yo una mujercita muy linda, muy sensual, que me deseaba y quería hacerme el amor. Yo sonreí, le di un beso en la boca y diciendo “Te quiero Jaime”, me despedí retirándome a mi casa… Ese día lo decidí, en la primera oportunidad haría el amor y perdería la virginidad. “¿Virginidad?” , me pregunté sonriendo, ¿Qué mujer puede decirse virgen después de lo que ya habíamos hecho? Acababa de disfrutar con mi boca un hermoso y delicioso pene recibiendo en ella sus cálidas descargas de semen ¿Entonces, como era? ¿Tan solo había dejado de ser virgen de la boca?... Ya no importaba puesto que estaba decidida a dejar de serlo como lo dictan las costumbres sociales, por la vagina y desnuda en la cama… ¿El elegido?... ¡Mi primo!
¿Saben? Mi abuela, una bella mujer española, de grandes ojos azules como el cielo, niña refugiada de la guerra civil, a pesar de lo mucho que había sufrido huyendo al lado de sus padres vivió más de 90 años. El caso es que ella para diferenciar entre bien y mal solía decir “La diferencia está en que Dios nunca concede el bien que estás suplicando, pero el diablo siempre concede el mal que estás pensando” . Y así fue conmigo, ya que la respuesta del diablo a mis aberrantes pensamientos llegó esa misma noche durante la cena en que mi papá nos dijo que iríamos a Cancún el fin de semana
- ¿Por qué papá?... Yo tengo examen mañana a medio día, he estado estudiando toda la semana, ya ven que ni a jugar básquet he bajado… Pero ya ni hablar, les pediré asilo a mis tíos
-Ellos también van, vamos a ver si compramos unos condominios, pero ni hablar hijita, lo primero es la escuela, ya iremos en otra oportunidad y más seguido si compramos los condominios
Quedé decepcionada y justo cuando mi mundo se comenzaba a derrumbar él preguntó
¿Te da miedo quedarte sola?
No
De igual forma tu primo se va a quedar en su casa, así que si necesitas algo le hablas por teléfono
-Está bien, eso haré
¡Qué rápida es la mente cuando de pecar se trata!, en menos de dos segundos ya había hecho mis planes “ Mañana seguramente termino de menstruar y podremos hacerlo en mi cama”.
Al día siguiente en la mañana al despertar, revisé mi toalla sanitaria y solo había en ella unas pequeñas gotas de mi menstruación, mis papás y mis hermanos se despidieron de mí y Almudena me llevó a donde esperaba el autobús escolar y en tono de broma me dijo
-No hagas algo de lo que después te vayas a arrepentir, pero si decides hacerlo cuídate y disfrútalo al máximo ya que para bien o para mal, la primera vez siempre es algo inolvidable, te amo hermanita
- ¿Y con quien lo podría hacer?
Pregunté dando a mi voz un tono de imposibilidad a lo que ella decía, y su respuesta fue sonreírme con picardía… ¿Lo sabía? ¿Nos habría visto en nuestros arrebatos dentro del salón?, ¡Que importaba si era mi cómplice! Le di un beso y subí al autobús escolar. Cuando regresé a casa comí en la cocina con Pilar, la mujer del servicio y mientras lo hacíamos llegó Jaime quien, preguntando con palabras, pero proponiéndome algo más con la mirada, saludó a Pilar y habló en plural preguntó “¿Necesitan algo?”, sin separar mi mirada de la suya respondí
Necesitamos terminar el juego de ayer… Vas arriba cuatro a cero pero te pienso ganar
Lo dudo
Estoy en muy buena forma primito
Estoy seguro de eso, pero aun así “te pienso blanquear”
Reí mientras lo retaba con la mirada, por la tarde bajé a jugar con él como todos los días en un juego que fue más tocarnos y acariciarnos que basquetbol y al terminar le dije
-Me voy a bañar y tú debes hacer lo mismo, a las 7 se va Pilar y regresa hasta el lunes
Su cara se iluminó y sonrió… Mientras me bañaba tomé una decisión muy loca, ¡afeité mi pubis!, claro que no había mucho que afeitar, al salir del baño unté bastante crema sobre mi cuerpo, quería que sintiera mi piel más suave que en otras ocasiones, sobre mi cuerpo desnudo me puse una bata de noche y cuando lo hacía Pilar tocó a mi puerta para decirme que si yo quería le avisaría a su esposo que se quedaría a acompañarme, lógicamente me negué afirmando que no se preocupara, que se fuera con su esposo y su hijo a su casa.
La vi salir de la casa y bajé a cerrar pasando el cerrojo, al hacerlo sonreí segura de que nadie podría abrir desde afuera aun teniendo llave, subí al cuarto de Almudena para poner unas gotas de su sensual perfume en mi cuello, pechos y pubis. Cuando Jaime llegó me gritó desde la cocina y yo le respondí
-Cierra con llave la puerta y sube a mi recámara
Al llegar lo observé vistiendo unos shorts y una chamarra deportiva, al llegar a mi recámara quedamos frente a frente, tal vez a dos metros de distancia uno del otro. No había razón para preámbulos seductores ya que los dos sabíamos muy bien lo que íbamos a hacer, así que de deshice el nudo del cinturón de la bata y la abrí preguntando
- ¿Así me querías ver?
No necesitaba decir nada ya que su expresión había dicho todo, pero aun así exclamó
-Eres una belleza prima, una verdadera belleza
Acto seguido y sin más él abrió su chamarra y se bajó el short para mostrarse desnudo ante mí ya que no se había puesto ropa interior… ¡Qué belleza de formas varoniles las suyas! Y su enorme erección hinchada de deseo era como una reluciente espada desenvainada lista para la batalla, se acercó a mí, me besó en la boca y yo respondí apasionadamente, mi bata cayó al piso al tiempo que su chamarra y haciendo uso de sus pies se quitó los zapatos y los shorts dando comienzo al juego previo al que se refería mi hermana... Cuerpos ardientes, tocándose, besándose y lamiéndose ansiosos por dar y recibir placer
Después todo fue maravilloso, mi espalda sobre la cama, mi risa nerviosa al sentir sus besos en mis pies, en mis piernas, en mi cuello y en mi boca…Bocas abiertas que se juntaban para mezclar sus salivas en medio de respiraciones agitadas y excitantes alientos, sonidos involuntarios como mi profundo suspiro al sentir el calor húmedo de su boca apoderarse de mis pechos adolescentes apretando con sus labios mis endurecidos pezones, o mi sonora inspiración que acompañó los brincos que en mi vientre produjeron sus manos cuando recorrieron suavemente mis contornos mientras besaba mi blanca piel metiendo la punta de su lengua dentro de mi ombligo y qué decir del fuerte gemido de placer al sentir su boca apoderarse de mi sexo, gemido que se convirtió en gritos de placer mientras agitaba mi cabeza y terminó en un sonoro pero dulce suspiro que dejó fluir placenteramente las contracciones de mi vagina y mi ano relajando todo mi cuerpo…. ¿Venirse?, eso es un error, más que venirse debería ser “Irse”, irse al cielo del placer.
De rodillas entre mis piernas separadas mientras que yo con la mirada le vigilaba la hombría, después de haber cumplido a la perfección con los primeros tercios, Jaime entró a matar, su estoque se fue hundiendo en mi carne lentamente “hasta la empuñadura” quedando inmóvil con su pubis pegado al mío. ¿Dolor?, en mi caso fue mentira, solo una pequeña molestia que fue desapareciendo conforme iba llenando mi virginal vacío Apoyado en sus antebrazos a los lados de mi cabeza quedó sobre de mí por un maravilloso instante en que pude observar su musculoso pecho, después nos miramos a los ojos fijamente con una mirada llena de complicidad frente a nuestro consumado incesto, de pronto él se sonrió y claro que había razón para hacerlo ¡Era el vencedor y lo sabía! el primero en abrirse camino entre los húmedos pliegues de mi vagina y nuestras miradas cambiaron tal vez agradeciéndonos mutuamente el placer de sentir la maravilla de estar unidos … Jamás podré olvidar esa maravillosa sensación de sentirme llena, de sentirme deseada, penetrada y gozada por un hombre… La inigualable realidad de saberme mujer
Acercó su cara a la mía y nos dimos el beso más ardiente, tierno y amoroso que nos hubiéramos podido dar, un beso tan especial que me hizo sentir que era su solicitud y mi permiso para que iniciara con el maravilloso ritual de entrar y salir repetidamente por el ardiente camino de mis entrañas, puse mis manos sobre sus músculos brazos al tiempo que su pene cada vez más endurecido abría mi vagina una y otra y otra vez… Se detuvo en lo más profundo de mi ser, su pubis golpeó en el mío presionándome sobre la cama, su cuerpo se arqueó, sus ojos desorbitados intentaron darme una última mirada, los cerró, levantó su cara hacia el plafón y comenzó a gemir al ritmo de sus contracciones que yo sentía dentro de mi vagina acompañadas de un especial y maravilloso calor. Cerré mis ojos con más ternura que placer al saber que me estaba dando todo, que se quedaba dentro de mí… Él era mii hombre y yo su mujer
¿Orgasmo?, No, no lo tuve, ¿Placer?, Todo, absolutamente todo el placer de sentirme mujer, bella, atractiva, deseable, el placer de poseer un cuerpo capaz de provocar en un hombre el éxtasis que el rostro de Jaime mostraba sin poderlo ocultar. Después de permanecer unos segundos recostado sobre de mí, me dio un cálido beso de agradecimiento en la boca, se arrodilló nuevamente y abandonó mi cuerpo, yo me enderecé al sentir un cosquilleo en mi vagina y al ver fluir fuera de ella su blanco semen nos miramos a los ojos y sonreímos. Jaime se dejó caer boca arriba a mi lado y permanecimos un largo rato en silencio, pensativos en lo que habíamos hecho, acabábamos de cometer el pecado más aberrante, el incesto, el que nos había abierto de par en par las puertas del infierno y sin embargo yo me sentía muy bien… Tal vez esa es la técnica usada por Satanás, “Tú peca y yo me encargo de que no te arrepientas”
Nos acostamos de lado y me abrazó por la espalda acariciando mi cuerpo, mientras veíamos la televisión, me inundó de besos, caricias y expresiones de cariño acompañadas de frases sobre lo mucho que le gustaba y la excelente mujer que era yo en la cama. Yo esperaba la llamada de mi madre, la cual llegó casi una hora después. Me levanté rápidamente a responder el teléfono en el hall y mientras hablaba sentí como su semen recorría mi muslo cayendo sobre el piso de madera laminada, miré a mi primo de pie bajo el marco de la puerta de mi recámara, subí un pie sobre el sofá y le enseñé su semen, él fue por unos pañuelos desechables y limpió con ellos el piso y mi pierna.
Al hacerlo me excitaba así que lo empujé con mi mano regañándolo con la mirada, y cuando él vio que ponía el auricular sobre su base, se metió debajo de mí para besar y lamer mi sexo, el solo hecho de saber que había lamido su semen de mi vagina me prendió excitándome al máximo, se puso de pie y nos besamos haciéndome disfrutar en su boca el especial sabor del semen, me arrodillé frente a él para besar sus testículos, con mi mano sujeté lo que tenía enfrente de mí y disfrute de su endurecida hombría frotándola sobre mi rostro, besando, lamiendo y saboreando el excitante sabor del que estaba impregnado, el sabor de haberse frotado dentro de mi vagina… Jaime me levantó tomándome por los brazos y regresamos a mi recámara donde me acostó boca abajo sobre la cama y conforme besaba cada parte de mi cuerpo me decía lo mucho que le gustaba lo que besaba, repitiéndome mil veces que estaba ”buenísima” lo que sin duda me hacía sentir única
Mis pies, mis piernas, mis nalgas, mi espalda, mi cuello, todo mi cuerpo lo cubrió de besos humedeciéndolo con su saliva, para después separar mis piernas y devorar mi sexo llevándome al borde del orgasmo, cuando dejó de hacerlo yo protesté, pero mi protesta fue acallada con una profunda y certera estocada la cual de un solo golpe se hundió hasta el fondo de mis entrañas ocupando toda mi vagina, al sentirme herida de placer levanté mi cabeza y grite con fuerza, él preguntó
¿Te lastimé?
¡No, no!, grité de placer ___ Le dije enloquecida por la ansiedad
-Y te haré gritar más primita
- ¡Sí! Hazlo, hazlo ya por favor…. ¡Estoy ardiendo Jaime!
Quería volver a sentir el placer que me había dado con su lengua, quería saber si se sentiría igual con el roce de su pene y él comenzó con el ritual.... ¡Qué delicia!, ¡Qué maravilla!, ¡Qué genialidad de la naturaleza!, con razón nos reproducimos como conejos. Su endurecido pero suave y ardiente pene comenzó de nuevo a entrar y salir abriéndose camino dentro de mi frágil cuerpo, solo que ésta vez lo hacía más rápido, más fuerte, entraba hasta el fondo empujando mis entrañas y al hacerlo su pubis movía mis nalgas hacia mi espalda y sus testículos golpeaban sobre mis labios vaginales. Yo gemía y mi gemido era una mezcla de ansiedad y súplica, súplica para que siguiera haciéndolo y ansiedad por llegar al final… ¿Al final de qué? No lo sabía, pero estaba segura que mi cuerpo tendría que responder de alguna forma a la tensión que estaba acumulando con el continuo entrar y salir en mi vagina de esa delicia llamada pene.
Mi vagina, trataba de cerrarse cada vez que él salía seguramente para darle el placer de abrirla nuevamente a su antojo con cada uno de sus embates, sentía mi piel húmeda de sudor y de pronto sentí una enorme tensión que endureció todos mis músculos, mis ojos se perdían dentro de sus orbitas y mi visión se comenzó a nublar, ¡Era atemorizante!
- ¡Abrázame Jaime!
Grité y él me lo metió hasta el fondo para recostarse sobre mi espalda metiendo sus manos debajo de mí apretando mis senos, levantó su pubis y se dejó caer hundiéndose hasta el fondo haciéndome expresar un involuntario y sonoro “Ahh” de placer, él repitió su movimiento lentamente, una, dos, tres veces….Levanté la cara, de mi boca abierta escurría mi saliva sobre la almohada, mi vista se ennegreció “¡Jaime”! grité atemorizada, cuando de pronto algo intenso y maravilloso invadió mi cuerpo haciéndome temblar y brincar al ritmo del más grande placer que hubiera sentido en mi vida, al terminar esa maravilla en mi mente solo había un pensamiento “Te equivocaste madre, esto no es lindo, esto es la locura, la mayor genialidad de la creación”.
Aún sin reponerme de todo el placer que había sentido Jaime quedó inmóvil dentro de mí, sentí su miembro llenando toda mi vagina, estaba duro, muy duro como si fuera un palo de escoba * (Mango de la escoba)* clavado en las entrañas, tal vez por eso se refieren al sexo como a “Echarse un palo”, apretó mis senos y apoyó su cabeza sobre mi hombro diciendo
-Uff, que rico me vine…Eres increíble Ana Mari, te amo
-Yo a ti... También te amo primo
Pero seguramente eran palabras vacías llevadas por la satisfacción del placer dado y recibido… Yo no lo había sentido terminar sin embargo no dije nada que no fuera “No te salgas” … Nos giramos quedando el detrás de mí manteniendo su pene dentro de mi vagina y así con su cuerpo profundamente unido al mío entre caricias y besos fuimos perdiendo el sentido hasta que amanecí abrazada de él
El día siguiente fue increíble, permanecimos desnudos por la casa sin salir al jardín y dando rienda suelta a nuestra lujuria… Hubo besos y caricias, sexo y orgasmos, me encantó hacerlo de a perrito y probé la otra penetración y en medio de todo eso nos juramos amor, nos hicimos novios y hubo promesa de matrimonio.… Ese sábado cuando contaba apenas con catorce años de edad, tenía novio, estaba comprometida en matrimonio, pero la única realidad es que había dejado de ser virgen de todos lados. El domingo despertamos abrazados y agotados de tanto sexo. El se puso su short, su chamarra y sus zapatos y al despedirse de mi besó mis pechos y nos dimos un gran beso en la boca
¿Qué vamos a hacer prima?__ Me preguntó y yo respondí
Ya nos pusimos de acuerdo en que decir, no vayas a cambiar tu versión
No me refiero a eso, hablo de…. No me hagas caso, sigamos con el plan y a ver qué pasa
Se fue a su casa y minutos después sonó el teléfono, al responder escuché la voz de mi primo diciendo
- Te amo Ana Mari, de verdad no sabes lo que significas para mí y no sé qué hacer, yo…
Un chasquido cortó su charla y terminó preguntando
- ¿Seguimos siendo novios? .... ¿Jugamos básquet en la tarde?
-Sí y como todas las tardes primo… Te adoro
- ¿Cómo te fue hija?
Preguntó mi mamá sentada en la cocina junto a mi hermana
-Bien má
- ¿Y tú primo?
-Ni idea… No lo vi para nada, solo me hablaba en la noche para preguntarme si necesitaba algo
¿Por qué lavaste tus sábanas?
Ni me recuerdes, que fue un horrible accidente de menstruación, se me movió la toalla mientras dormía y sangré sobre las sábanas, ¡Hasta tuve que lavar el colchón carajo!
¡Ana María!, no es lenguaje para una señorita decente
Almudena me miró a los ojos y en su mirada pude observar un dejo de espanto e incredulidad, le aguanté la mirada, no podía, no debía dejarme vencer, nos miramos unos segundos después ella sonrió y se levantó de la mesa, no le separé la mirada mientras caminaba para salir de la cocina…. ¡Lo sabía!, sin duda lo sabía, pero nunca me comentó nada
Ella supo que ese fin de semana había perdido la virginidad y bien que sabía con quién. Nunca nos ha reprochado nada, a mí por el inmenso amor que me tiene y a Jaime… Bueno, ¿Qué le podía decir? Si él solo cumplía órdenes “Jaime cuida a tu primita…”, Solo que ya había aprendido cuál de sus juguetes era con el que yo más me entretenía