Ivonne, una hermana muy excitante. 6

La situación cada vez sube más de tono, habrá que tomar el control, todo está en manos de Ivonne.

Ivonne, una hermana muy excitante. 6

El final de la serie, vaya que Ivonne sabe como manejar las cosas...

Eran las cinco de la tarde. Al pasar por la sala se asomó y lo vio adormilado en el sillón. No quiso despertarlo para no parecer una descarada y se metió en el cuarto del gimnasio donde estaba la bicicleta de spinning. Esperaría haciendo algo de deporte, un rato que iba a servirle para relajar sus cachondas emociones.

Sonó el timbre de la puerta. Ivonne no lo oyó y fue su hermano quien se levantó a abrir. Era el socio de su marido.

- Sr. Kuri, Buenas tardes.

- ¿Dónde está tu hermana? No me ha enviado unos malditos informes que le pedí.

- Creo que está en el gimnasio haciendo spinning.

- Haciendo spinning, no puede ser posible! Esta mujer me tiene harto.

El viejo se dirigió refunfuñando hacia el cuarto donde su hermana hacía deporte. Javi se metió en la sala, aunque se mantuvo pendiente a la escucha. El Sr. Kuri irrumpió precipitadamente en el gimnasio y la encontró pedaleando en la bici. Enseguida se fijó en el ajustado y elástico cachetero negro y en el rítmico vaivén de sus tetas, sólo cubiertas por una estrecha tira que le tapaba los pezones. Qué buena estaba. Ivonne, ruborizada al verle plantado con su mal genio bajo el arco de la puerta, se bajó de la bici de un salto.

- Sr. Kuri

- No me has mandado los informes… le gritó indignado.

Dio unos pasitos hacia él, con las tetas desafiantes bajo el escaso brassiere, con las areolas a la vista del viejo libidinoso.

- Yo, es que, iba a hacerlo ahora y…

- No entendiste que eran urgentes!... Javi oía la brusquedad del jefe y la sumisión de su hermana. Deja de perder el tiempo y vamos al despacho.

- Sí, sí, ahora mismo…

La dejó pasar para poder fijarse en su trasero. Le vio el cachetero metido bien clavado, con las nalgas moviéndose y vibrando a cada paso. La siguió a corta distancia, embobado viendo como meneaba el culo. Pasaron frente a la sala. Ivonne cruzó una mirada con su hermano, quien se asomó solo para comprobar cómo el viejo devoraba a Ivonne con la mirada. Bajaron hacia el sótano y decidió seguirles. Verla en aquel plan sumiso ante el socio de Rafa le hizo que se le empezara a parar. Se quedó en cuclillas en el borde de la escalera para poder espiarlos. Su hermana sabía que estaba allí escondido porque a veces le miraba de reojo. El Sr. Kuri se sentó en el sillón. Ella se encontraba a su lado, de pie, ligeramente inclinada hacia la mesa, buscando entre las carpetas los informes que debía haber enviado. Sus tetas parecían escapar del diminuto top.

- Es que he estado muy ocupada, Sr. Kuri... se disculpó.

- No me salgas con esos pretextos, eres una niña fresa que se la pasa todo el día en el gimnasio y tomando el sol. Déjate de cuentos.

- No volverá a pasar, Sr. Kuri.

- Eso espero porque no puedo seguir así, no querrás que le diga a Rafa…

- No se ponga usted así, perdón.

Continuaba buscando nerviosamente. El viejo verde cometió el descaro de pasarse la mano por encima de la bragueta, como para calmar la erección. Verle las tetas y el cachetero metido en el culo le estaba excitando. Le dio tremenda nalgada en una de las nalgas, dejándole en la piel la mano señalada.

- Qué buena estás Ivonne, muy buena.

- Auch!, Sr. Kuri... se quejó volteando hacia él, con la mano en la nalga dolorida.

El, giró el sillón hacia ella.

- Pareces una zorra vestida así... Se sobó de nuevo el bulto ante sus ojos.- Te gusta calentarme, ¿verdad?

- Sr. Kuri!!! pero que está diciendo???.

- Enséñame las tetas, Ivonne, quiero verte las tetas, vamos, pórtate bien conmigo… Miró hacia su hermano un segundo, tiempo suficiente para ver que se estaba masturbando, volvió de nuevo la cabeza hacia el viejo, quien no paraba de pasarse la mano por encima de bulto en bajo su pantalón. - Vamos, zorrita, deja que te vea las tetas. No te pongas delicada ahora. Los dos sabemos que eso es lo que quieres, zorra!

Elevó las manos y se apartó las tiras del top hacia los lados, mostrando sus dos redondos pechos, de rosados pezones y grandiosas areolas, turgentes, firmes, desafiantes.

- Ohhh… Qué suerte tiene Rafa… Ummm… Qué buena estás… Qué tetas más ricas… Tócatelas un poquito...

Se las acarició muy suavemente, levantándoselas y aplastándoselas con las manos, de manera muy cachonda, mirándole a los ojos.

  • Cómo me gusta… Ohhh… Sigue… Continuó acariciándose los senos mientras él se bajaba la bragueta. Se desabrochó el pantalón, se lo abrió y destapó una verga delgada y corta, de piel blanquecina, rodeada de un vello canoso muy denso y con los huevos arrugados. Comenzó a jalarse la pija muy despacio, embobado de como se acariciaba las tetas Ivonne.

  • Uff, hijita, qué buena estás. ¿Por qué no me la chupas? Seguro que sabes mamarla muy bien -. Ella siguió inmersa en el manoseo de sus pechos, sin dejar de mirarle a los ojos -. Arrodíllate, zorra, quiero que me la chupes…

Ivonne se arrodilló entre sus piernas. Como a ella le gustaba, primero le acarició con la manita izquierda los huevos, después sostuvo la verga por la base para mantenerla vertical y se acercó para mamarla. El viejo se reclinó suspirando y mirando hacia el techo cuando notó cómo la lengua y los labios de Ivonne le recorrían su falo. Sus tetas le rozaban las piernas. Subía y bajaba la cabeza a un ritmo constante, sin pausa, hasta que los labios rozaban el vello canoso, dejando todo el tronco bañado en saliva. El viejo se movía en el sillón cómo queriendo metérsela más en la boca, con la boca abierta y los ojos como platos. Se la mamaba con lentitud recorriendo toda con los labios. Le estaba dando una mamada a un tipo de setenta años, al socio de su marido. El viejo ya estaba gimiendo aceleradamente. Ella se la comenzó a jalar más de prisa, hasta que eyaculó sobre su mano chorritos de leche muy espesa, le dio un par de jaladas mas para vaciarlo por completo. El viejo respiraba por la boca agitadamente y con dificultad.

- Ivonne, qué mamada!!! me has dejado seco.

  • ¿Le ha gustado?

- Sabes chuparla muy bien... Se guardó la pija y entonces ella se levantó tapándose de nuevo las tetas. - Tu marido no tiene que saber lo zorra que eres... le dijo subiéndose la bragueta y levantándose para ajustarse los pantalones.

- Por favor, Sr. Kuri, no le diga usted nada a Rafa.

- Tranquila. Eres mi zorrita, nadie tiene por qué enterarse... Le dió un asqueroso beso en la mejilla. - Ahora tengo que irme. Quiero esto listo para mañana, ¿me has entendido?

- Sí, Sr. Kuri, como usted diga.

Se hizo a un lado para que pasara y esperó tras la mesa hasta que oyó arriba la puerta de la calle. Su obsesión sexual la había arrastrado a tal lujuria que no le había importado darle una mamada a un viejo libidinoso, socio de su marido, frente a los ojos de su hermano. Aquello ya parecía una enfermedad, una adicción muy fuerte.

Cuando se disponía a subir las escaleras, su Javi apareció detrás de una planta con la verga de fuera. La empujó contra la pared, manoseándola por todos lados, arrancándole el top y aplastándole las tetas con su pecho.

- ¡Cariño, estoy en casa!... se escuchó la voz de Rafa.

- Será mejor que me suba... le dijo ella. Aguanta un rato aquí abajo, ¿me entiendes? Yo lo entretengo.

Javi asintió, se hizo a un lado guardándose la pija y subiéndose el traje de baño. Ivonne se acomodó el cachetero y el top mientras subía. Sentía como su conchita estaba empapada en sus propio jugo. Rafa la esperaba arriba. A su marido le dio un beso en los labios, tras haberle mamado la verga al Sr. Kuri.

A la mañana siguiente, como de costumbre; se levantó a la vez que su marido. Pensaba terminar cuanto antes los informes para enviarlos al Sr. Kuri, pero cuando estaban desayunando; recibió una llamada suya. Rafa ya se había ido.

  • Tráeme la documentación a la oficina... le pidió el Sr. Kuri. -Tengo mucha prisa de tener esos reportes.

  • Sr. Kuri, me faltan de conseguir algunos datos.

- Que me los traigas, carajo... apremió con sus malos modos. - Ya me los terminarán aquí.

  • Está bien, en un rato se los llevo.

Cuando salió de casa, Javi aún dormía. Iba despampanante. Llevaba una faldita corta, plisada, de color rojo y una blusa blanca de botones al frente. Sin brassiere y con una tanga negra de satín. Zapatillas abiertas de tiritas y tacón alto. Llegó a la oficina y saludó a numerosos compañeros. Se entretuvo un momento con una amiga del departamento de imagen. Después subió al tercer piso donde estaban ubicados los despachos de dirección. Su marido se sorprendió al verla y salió  a recibirla.

- ¡Cariño! ¿Qué haces aquí? Y qué guapa vienes.

- Me ha llamado el Sr. Kuri hecho una furia para que le trajera estos informes y luego quería pasarme a que me hicieran las uñas.

- ¿Quieres un café?

  • Perfecto, un café rápido.

Se acercaron a la cafetera y Rafa sirvió dos cafés. Estaban platicando cuando el Sr. Kuri abrió la puerta de su despacho.

- Ivonne, pasa: llevo toda la mañana esperando.

- Ahora mismo, Sr. Kuri.

Le entregó el vaso a su marido y se metió al despacho con el jefe. Con cara de palo, Rafa vio cómo su socio cerraba la puerta y se quedaba a solas con su mujer. No podía imponerse ante el viejo. No le gustaba nada que la tratara así, pero el muy cabrón tenía la sartén por el mango y debían acatar sus órdenes para seguir prosperando.

En el despacho, Ivonne se dirigió hacia la mesa y le entregó una carpeta. La abrió y barajó unos documentos para asegurarse de que estaban debidamente ordenados. La tomó desprevenida. La abrazó por detrás pegándose a ella, besándole el cuello y la oreja. Tocándole las tetas por encima de la blusa.

  • Sr. Kuri, por favor, mi marido está ahí fuera… Protestó ella tomando valor y oponiéndose.

  • Pero que te pasa Ivonne, no es esto lo que quieres? No es por eso que te exhibes como una zorra frente a mi?

  • Tal vez si, pero no será tan fácil. Habrá condiciones y ciertos puntos que cubrir... dijo ella haciéndose a un lado y viéndolo fijamente.

  • A si??? y cuales son?

  • Simple, seré yo la que decida cuando, como y donde. Tú te encargaras de tener todo listo, como yo te lo pida.... dijo autoritariamente dirigiéndose a el socio de su marido en primera persona. - Después, te costará. Quiero que le subas el sueldo a Rafa un 100% y le des las vacaciones que merece, un mes al menos... demandó Ivonne.

  • Eso quieres?, hacerle justicia al marido, a mi socio; no tengo problema, considéralo hecho... respondió el Sr. Kuri de manera petulante.

  • Y por último, yo también quiero ser socia de este despacho. Ya mucho he trabajado para ti, así que quiero mi parte.

  • Vaya que eres ambiciosa y sabes negociar... - Yo ya no estaré mucho tiempo por aquí, ya han sido muchos años dedicados a esta empresa. No tengo hijos ni nadie a quien dejársela... dijo pausada y pensativamente.... - Está bien, te propongo un trato. Rafa queda con el 25% del negocio, tú con el otro 25%. El resto será mío. Y me complacerás como yo quiera.

  • Está bien, acepto su propuesta... dijo Ivonne.

  • Pues entonces ven aquí y...

  • No!!! no es tan rápido. Primero quiero ver el acuerdo por escrito. Firmado, me entiendes?... exclamó Ivonne contundentemente.

El viejo dio un paso atrás y se sentó en su escritorio.

Un mes después en una elegante comida, Rafa recibía un sustancioso incremento de sueldo en su posición de director de servicios publicitarios y la noticia de que sus acciones de la empresa se incrementaban a un 25%. Ivonne en el mismo festejo, se integraba a la firma como directora de cuentas y se convertía también en socia del negocio. El Sr. Kuri anunciaba su retiro, dejando a su sobrino como director asociado.

El viejo verde había cumplido su palabra, ahora estaba en Ivonne, cumplir con la suya...

Besitos

Dra. Tentación