Iván, un hermano como Dios manda, II (final)

Entonces mi hermano se sentó en el suelo bajo la máquina y llenó su boca hambrienta con mi culo,ya que mi agujerito y aledaños quedaban expuestos en un enorme boquete en el asiento dispuesto para tal fin.Y aquello ya fue la gloria en la tierra.Empecé a babear completamente enajenado por el placer...

Me desperté con la polla de Iván en la boca. Nos habíamos quedado dormidos después de hacer un 69 que conseguimos acabar a la vez. Si hay una cosa que me encanta en este mundo más que ninguna otra es el sexo entre sueños.

Sin  estar totalmente despierto empecé a besarle las pelotas hasta que una nueva erección y un gemido de placer me indicaron que Iván también se había despertado.

El reloj de la mesita me informó de que eran las tres de la mañana.

  • Tamara se va a preocupar. Debes irte - dije, pero nada más hacerlo me metí su polla entre los labios.

  • En realidad vine a hablar contigo pero parece imposible. En cuanto aparezco te lanzas a por mi rabo.

  • Lo siento. Hoy tenía muchas ganas de polla. ¿De qué querías hablar? - y de nuevo, traje de saliva.

Mi hermano se incorporó y me sacó la verga de la boca.

  • Alex... ¿Estamos bien?

  • ¿Que si estamos bien? ¿A qué te refieres?

  • Si tú estás bien.

  • Perfectamente.

Iván encendió la luz de la mesita.

Lo hizo para poder mirarme con preocupación y que yo pudiera ver cómo me miraba con preocupación. Es un poco teatrero.

  • No te estarás enamorando de mí...

  • Por supuesto que no. Eres mi hermano.

  • Eso no impidió que yo lo hiciera de ti hace dos años.

  • Pero yo no soy tú. ¿Qué pasa? ¿Te estoy agobiando con tanto sexo? ¿O me he puesto muy empalagoso estos días? Es estupendo tenerte conmigo, eso no puedo ocultarlo.

  • Pero, ¿no hay nada más? ¿No va más allá?

  • Para nada - mentí.

Iván sonrió, aliviado.

  • Perfecto, es lo que necesitaba saber. Tengo que pedirte un favor.

  • Dispara.

  • Me ha pillado tan de sorpresa como te va a pillar a ti. Tamara quiere quedarse aquí. Quiere tener el bebé en Mallorca.

  • ¿Por qué? - pregunté, intentando parecer despreocupado.

  • Porque dice que sus padres le organizan la vida y está cansada de tener que consultar cada cosa que hace con ellos. Dice que es su oportunidad de hacer su propia vida. Además, no esperaba que tú fueras tan lindo (palabras textuales) ni que nos lleváramos tan bien tú y yo. Quiere que busque trabajo aquí, que le presente a mamá, alquilarnos un pisito cerca de la playa y, bueno, que nuestro hijo sea mallorquín.

  • Qué precipitado todo.

Mi hermano pasó por alto mi comentario.

  • Me ha pedido que te pregunte si nos podemos quedar contigo hasta que nos organicemos. Su padre ha cogido un rebote que no veas y ya no le va a seguir pagando el hotel. Pero tenía que asegurarme de que tú y yo estamos bien antes de pedírtelo.

  • ¿Puedo negarme?

  • ¿Quieres negarte?

  • Si Tamara se queda aquí ya no podremos follar tan a menudo.

  • Al revés. Si Tamara no se quedara aquí tendríamos que volver a Barcelona, porque a casa de mamá me niego a llevarla. No pienso pisar esa casa en lo que me quede de vida. Y si nos tenemos que volver a Barcelona, tú y yo ya no podremos follar nada.

Me reí nerviosamente aunque tenía ganas de llorar.

  • ¿Te has oído? Parece que me estés estorsionando con la promesa del sexo.

  • Pensé que me dirías que sí.

  • Aún no te he dicho que no.

  • Pues decídete ya.

  • Será raro teneros aquí.

  • ¿Por qué?

  • Joder, Iván. No hace falta que esté enamorado de ti para que lo que hacemos me haga sentir cierto... remordimiento. No sé si podría convivir con Tamara.

  • Podemos dejar de acostarnos si te da mal rollo.

  • Ja, ja -dije sin pizca de humor. - No, no quiero dejarlo -añadí, para dejar clara mi postura.

Iván se tumbó a mi lado y me dió calor con su cuerpo desnudo.

  • No debí pedírtelo. Lo siento. Pero necesitamos quedarnos en algún sitio.

  • No te preocupes. Quedaros el tiempo que queráis. Conmigo.

  • ¿Estás seguro?

  • No sé en qué coño estaba pensando. Eres mi hermano. Y vas a ser papá. Y yo tío. Y encima os quedáis aquí. Te tendré siempre cerca. No puede ser mejor. Perdona por estropearlo todo. Primero hablo y después pienso.

  • No has estropeado nada. Sólo estábamos hablando. Ésta es tu casa y es normal que tengas dudas. Incluso remordimientos. Nuestra situación es bastante extraña.

  • Dile a Tamara que sí. Y veníos cuando queráis. Ya encontraremos tú y yo... los momentos.

  • Gracias - dijo Iván, empezando a pasear su polla morcillona por la raja de mi culo.

Cerré los ojos y me dejé hacer sabiendo que las cosas iban a ponerse muy difíciles en adelante.

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Durante los meses que Tamara vivió en mi apartamento Iván y yo tuvimos que follar en los lugares más extraños. Aprovechábamos los días que había que hacer la compra para enrollarnos en los baños del centro comercial de turno, lo que hacía que al final siempre hubiera alguien más involucrado en nuestros polvos, desde un espontáneo hasta algún guardia de seguridad del que hubo que escapar y algún otro que se unió a la fiesta. La playa, el coche, todos aquellos lugares aptos para adolescentes cachondos volvieron a formar parte de nuestros encuentros.

Pero como todo aquello resultaba incómodo Iván acabó tirando de sus viejas amistades. Un sábado por la noche, con Tamara a dos días de romper aguas, Iván me llevó a casa de un tal Esteban, un oso de unos cincuenta que tenía la casa llena de todo tipo de artilugios sexuales y la polla más gorda que haya tenido el placer de llevarme a la boca.

Después de tomar unas copas y de ver un par de capítulos de Torchwood mi hermano y Esteban decidieron que era el momento de que yo probara alguno de los juguetes.

Esteban me hizo sentar en una especie de columpio mecánico mientras me explicaba que se trataba de un multimasturbador. Me desnudó y me ató al asiento con correas, después me colocó los pies en unos estribos y los colocó de tal forma que mi polla desapareció entre mis propios muslos. No me pareció una postura ni muy cómoda ni muy excitante, pero tenía un buen empalme por la situación. Esteban cogió un bote de lubricante, se llenó su manaza de líquido y me lo esparció por la polla y mis piernas, que la aprisionaban.

  • Viene muy bien cuando estás sólo. Te deja las manos libres para pellizcarte los pezones o meterte cosas por el culo - explicó Esteban.

Luego le dio a un botón y los estribos comenzaron a moverse lentamente adelante y atrás haciendo que mis propios muslos me masajearan la polla.

Esteban me ajustó una goma a la base del pene que impedía que se escapara con los roces continuos para arriba o para abajo y de pronto fui incapaz de articular una sola palabra. Iván me preguntaba que qué tal pero el gustazo que estaba sintiendo no me permitía responder. Se me pusieron los ojos en blanco del gusto. Es difícil explicar la sensación, porque sentía que podía aguantar horas con el roce que me proporcionaban mis propias piernas lubricadas sobre el glande sin llegar a correrme pero sintiendo un placer que iba in crescendo sin parar.

Entonces mi hermano se sentó en el suelo bajo la máquina y llenó su boca hambrienta con mi culo, ya que mi agujerito y aledaños quedaban expuestos en un enorme boquete en el asiento dispuesto para tal fin. Y aquello ya fue la gloria en la tierra. Empecé a babear completamente enajenado por el placer y parece que fue la señal que esperaba Esteban para sacarse su pollaca monumental y llenarme la boca de carne dura sin muchos miramientos.

La comida de ojete que me estaba dando mi hermano, aquel movimiento mecánico de mi propia piel envolviendo mi falo y una polla como jamás había llenado mi boca (que además no paraba de regalarme un delicioso precum) hizo que en menos de un minuto no aguantase más y me corriera entre espasmos. La leche lubricó aún más mis piernas y el roce se hizo insoportable pero Esteban no paró la máquina, quizá ni se percató de que me había corrido, y siguió follándome la boca con su vergajo descomunal.

Con el incesante movimiento (y la ley de la gravedad) parte de mi lefa rodó por los costados de mis depilados cojones hasta mi ano. Mi hermano chupeteó mi corrida relamiéndose de gusto mientras se zurraba un buen pajote, pero tampoco paró la máquina. Me di cuenta de que no había perdido la erección y que lo más desagradable de la fricción postcoito había pasado y había vuelto de nuevo a dar paso a un placer constante aunque algo artificial. Pude centrarme entonces en saborear la experiencia de tener toda esa carne dura colmándome la boca. Me encanta mamar pollacas, sentir cómo se me llena toda la boca. Esteban me follaba la cabeza sin compasión y yo no paraba de fabricar saliva que le empapaba bien ese monstruoso vergajo.

Aquella fue la última vez que follé con mi hermano y ni siquiera fue romántico (además de que lo compartí con un tercero). Aunque he seguido viendo a Esteban y no me falta sexo del bueno sigo enamorado hasta la médula de mi hermano Iván.

Mi sobrino nació dos días después de aquel último encuentro con mi hermano en casa de su amigo Esteban e Iván se transformó en un padrazo. Se acabó el sexo entre nosotros y cualquier alusión que yo hiciera sobre el mismo sólo recibía silencio por su parte.

Han pasado dos años desde entonces y, bueno, hace una semana empecé a escribir esta segunda parte de mi historia porque ha habido novedades. Iván ha dejado a Tamara. Tuvieron una bronca monumental delante de toda mi familia. Mamá planeó una cena con la ilusión de que Iván reconociera que desde la muerte de papá no había motivo para que no volviera a pisar su casa (papá nos maltrataba a todos y el recuerdo pesaba demasiado). Gracias a la intervención de Tamara al final la cena se celebró en casa de mamá. Era la primera vez que Iván y yo volvíamos a esa casa desde que conseguimos independizarnos.

Los malos recuerdos afloraron, todo el mundo estaba super tenso, y Tamara se desvivía por intentar comprender nuestras tiranteces y por poner algo de paz. Al parecer Iván estaba muy irascible desde hacía días, y estar en aquella casa no le hizo ningún bien.

En fin, la cosa es que la bronca fue subiendo de tono y de pronto Iván soltó la bomba. Él no es el padre de mi sobrino.

Nadie se explica porqué eso tiene importancia después de haber sido su padre y haberse comportado como tal durante dos años. Yo desde el principio me había olido que había algo raro en esa relación y me parece horrible que a la primera pelea Iván decida romper el pacto que tuvieran.

Pero es mi hermano. Y lo quiero. Y apoyo cualquier decisión que tome.

Dentro de unos días me voy a Barcelona a verlo (se buscó billete al día siguiente de la pelea) y espero poder darle algo de paz... o lo que necesite.

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