Ivan, un encuentro casual

El encuentro y comienzo de nua bella relación entre dos hombres en la gran ciudad.

Enviado el 2 de Julio

Me sentía extenuado, era jueves tarde, llevaba una semana agotadora de trabajo, había tenido que viajar a dos ciudades distintas esa semana, múltiples reuniones en la oficina, almuerzos de trabajo interminables y aun me quedaba un viernes agotador por delante.

Decidí que ya era suficiente por ese jueves y a las seis de la tarde apagué mi computadora y salí de mi oficina.

Justo al lado del edificio de mi compañía había un bar bastante agradable, con una decoración muy acogedora y que incitaba al relax, esos bares que llaman chill out y que tan de moda están últimamente.

Pasé por delante de dicho bar y pensé, ¿Por qué no tomarme un gin tonic? Era una buena manera de descargar tensiones y con una agradable música quizás hasta me relajaba un poco de tanta tensión.

Entré en dicho local, el ambiente era bastante agradable, el olor era muy cautivador a inciensos y algunas hierbas que desconocía, la luz no era oscura pero si de una intensidad muy cómoda, la música sugerente. Busqué un sitio cómodo donde sentarme, pude elegir porque el local aun no estaba muy lleno, había algún grupo de chicos jóvenes que tomaban cafés y otras copas tumbados en una especie de camas esparcidas por el local.

Una vez me acomodé, vino a atenderme un chico, al principio no me fijé mucho en él, pero su agradable y simpática manera de presentarse y preguntar que me apetecía tomar me hizo mirarle a los ojos y quedé gratamente sorprendido cuando vi una profunda mirada que salía de unos ojos verdes maravillosos de una intensidad de color que jamás había visto en mi vida.

Le pedí me trajera un gin and tonic y el chico encantador me explicó como estaría mas bueno y me dijo que el me lo iba a preparar de manera que seguro me iba a encantar. Yo embobado como estaba le dije que me encomendaba a el y que me iba a saber buenísimo.

Era un chico de unos veinticinco años quizás unos pocos mas, de media estatura, quizás tirando a bajito, pero por lo que podía imaginar tenia un cuerpo agradable, delgado pero fibroso, el pelo cortito con unas patillas circundaban su mandíbula, unos labios carnosos y bajo estos una mosca de vello, vestía estilo grunge, pero se veía bastante limpio.

Al poco tiempo vino con la bebida, se acercó a mi colocando una enorme copa de balón llena de hielo sobre la mesa, puso en ella un chorrito de jugo de limón y vertió de una botella de Bombay una buena dosis de ginebra y añadió la tónica , después con una cucharita larga los batió durante unos segundos y ya listo para beber, todo esto lo iba haciendo dándome explicaciones de cada uno de los pasos que daba en la elaboración de tan común combinación, pero el le estaba dando una cariz que parecía me estaba preparando un coctel de lo mas elaborado.

Iván, que así me dijo que se llamaba estaba arrodillado junto a la mesa cerca mía, pude apreciar que olía de manera especial, llevaba una colonia con un aroma suave que le daba un aire de recién bañado.

El chico una vez me sirvió se quedó mirando con una sonrisa que mostraba una bella dentadura blanca de dientes perfectos. Esperó que yo diera un sorbo y probase el coctel y diera mi aprobación.

Gracias Iván, está francamente bueno, eres un barman maravilloso, le dije sonriéndole,

-Gracias a ti, es gratificante que tíos como tu sepan saborear cosas preparadas con cariño.

No creas que a todo el mundo lo trato de la misma manera, dijo a continuación.

Yo me quedé un poco cortado ante aquella manifestación del joven y le respondí un poco intimidado.

Mil gracias por el cumplido, te agradezco toda tu cortesía para conmigo, pero soy un tipo muy normal, no creas que soy nada del otro mundo.

-De eso nada, te he visto desde que entraste y me fijé en ti nada más que pusiste el pie dentro y tú no eres un tío normal como los muchos que entran aquí cada día.

Iván me estaba dejando aturdido, no se qué pretendía aquel chico, me sentía alagado y no sabia si me estaba tirando los tejos o que ocurría pero me quede sin palabras para responderles. Solo pude encogerme de hombros y hacer un gesto de impotencia ante tantísimas amabilidad.

-ja ja ja, no te cortes hombre, no es mi intención amargarte el trago, pero te lo diré de manera clara y directa.

Me gustaste mucho nada mas que llegaste y por eso he actuado de esa manera contigo, ahora si quieres mándame a la mierda por se tan directo.

Nada de eso Iván, tu también me has gustado y mucho, nada mas que vi tus ojos me dejaste cautivado, pero no esperaba que un chico como tu se fijara en mi y menos que estuviéramos ahora hablando tan sinceramente los dos.

-Bueno, si te apetece podemos vernos un poco mas tarde, dentro de un rato llegan mis compañeros y podré marcharme, hoy tengo solo medio turno y podríamos ir juntos a algún sitio.

Perfecto, hoy he salido un poco antes de la oficina porque estaba saturado, pero si te apetece podemos dar una vuelta y tomar algo juntos, espero a que termines tomándome este estupendo gin&tonic .

-No se hable mas, voy a atender a esa gente que me están llamando y vengo otro ratito contigo.

Pasado casi una hora Iván y yo estábamos en la calle caminando uno al lado del otro, la verdad que no se me ocurría ningún sitio donde ir con él, no lo conocía y ni idea de cual serían sus preferencias.

Iván iba vestido de manera informal mientras que yo iba de típico ejecutivo con mi traje gris y corbata, pero ese contraste no parecía importarle nada.

Vio que yo no tomaba iniciativa y el decidió adelantarse a mi incertidumbre proponiendo que fuéramos a un bar que me gustaría donde tomar otra copa, solo pude asentir y seguirle en su euforia.

Estuvimos tomando otra copa y después entramos en un pequeño restaurante donde cenamos a la luz de velas y con una música de violines, ya eran casi las once de la noche y tenia ganas de volver a casa, llevaba todo el día trotando por la ciudad y me encontraba cansado, estábamos tomando la ultima copa de tinto e Iván directo como siempre me preguntó

-¿y ahora donde te apetece que vayamos? No me apetece nada separarme de ti.

Bueno, creo que lo mas prudente es que ahora vayamos a casa ¿no crees? Le respondí.

muy bien, pero iremos a tu casa ¿no? No quiero irme solo a la mía.

Fuimos a buscar mi coche, nos fuimos a casa, yo vivo en una zona residencial de la ciudad no muy lejos de donde trabajo, subimos a casa y nada más entrar le dije que se acomodara.

Iván se acercó a mi diciendo que estaba deseando hacerlo desde que me conoció me dio un calido beso en los labios.

No había tenido tiempo ni de encender las luces del salón y ya estábamos los dos abrazados acariciando y palpando las partes del cuerpo del otro.

Fuimos desnudándonos el uno al otro de manera violenta, queríamos palpar la piel acariciar el cuerpo desnudo lleno de lascivia, lo fui conduciendo hasta mi dormitorio, donde lo arrojé sobre la cama una vez que ya solo le quedaban los boxers blancos puestos.

El me esperaba con una cara de deseo impresionante y comencé a bajarle sus boxers hasta que lo dejé completamente desnudo.

El, no perdía el tiempo y también tiró de los míos dejándome denudo ante el y comenzamos a rozar nuestros cuerpos en un vayven desenfrenado lleno de lujuria.

Iván a pesar de no ser nada alto, tenia un cuerpo proporcionado, muy blanquito comparado con mi morenez y sus partes erógenas no eran nada despreciables, tenia una bonita polla de tamaño importante debajo de esta dos buenos cojones peluditos colgaban llamándome a que los lamiera, su vello no excesivamente voluminoso era claro pero precioso, la verdad que el chico me encantaba.

Comenzamos a lamernos mutuamente cada uno de los rincones de nuestros cuerpos, enredándonos en un maravilloso sesenta y nueve lamí con fruición la polla y los huevos de mi nuevo amigo, paseándole mi lengua por el rosado ano que suplicaba que le diera saliva, hurgue con mi lengua dentro de su ano, mientras Iván sin dejar de trabajarme cada una de mis partes gemía lleno de placer.

Estaba claro que quería que fuese yo quien le penetrase primero y buscando un condón en la mesita de noche lo lubriqué mejor con un poco de crema y colocándome el preservativo comencé la faena penetradora de aquel bello joven.

Al principio gimió en señal de dolor, paré y de manera delicada fui adentrándome en les entrañas hasta que mis cojones toparon con su cuerpo, señal de que ya estaba todo dentro y tras esto, comencé un rítmico mete y saca que hizo delirar de gusto a mi chico.

Yo quería desmayarme de gusto pero deseaba fervientemente no dejar que Iván se fuera disgustado de mi casa y mientras pude estuve dándole fuego por su culo hasta que en un momento comenzó a eyacular sobre su pecho y fue la señal inequívoca de que yo me vendría tras el.

Fue un polvo maravilloso. Inolvidable, este tío era un experto en la cama, pero la ternura que me transmitió me dejó enganchado a él.

Dormidos profundamente, olvidé poner el despertador y sobre las once de la mañana despertamos con nuestros cuerpos entrelazados.

Tenía varias llamadas perdidas en mi móvil de la oficina, pero decidí no responder, bastante dura había sido la semana, estaba decidido, había comenzado el fin de semana y quería pasarlo junto a Iván.

Hoy no vas a ir a trabajar, si quieres podemos salir de la ciudad ahora cuando nos bañemos, así no encontramos atascos en la carretera.

-¿Dónde vamos a ir? Tendré que pasar por casa a recoger ropa y llamar al bar para que busque a alguien que me sustituya.

Muy bien, hagamos eso, preparémonos, nos vamos al norte, tengo una casita en Asturias, si salimos ahora podremos estar en ella esta tarde, allí podremos ir a la playa, pasear por el monte y estar juntos que es lo que mas deseo en este momento.

-perfecto deseamos lo mismo, si te parece, ni voy a ir a casa por ropa, compro un cepillo de dientes y me apaño con ropa que tu me dejes, aunque me quede larga, tu eres mas alto que yo. ja ja ja.

Cometimos esa locura de chiquillos, íbamos felices en el coche camino de Asturias, compramos un cepillo de dientes para Iván nos fuimos a casa y allí comenzamos un maravilloso fin de semana.