Ivan 3

La tercera y ultima parte de las aventuras sexuales entre nosotros.

IVÁN III

Les agradezco todos los correos con sus comentarios y críticas acerca de mis relatos, muchas gracias queridos lectores, los tomo todos en cuenta, en esta ocasión les voy a platicar la tercera vez que me encontré con éste rico bisexual y una chica.

Pasados unos días de la rica cogida en el hotel, Iván me llamó ya muy entrada la noche al celular:

  • ¡Hola!, cómo estás, espero que no tengas planes para mañana, es viernes y quisiera saber si nos podemos ver.

  • ¡Qué suerte tienes! – Dije en son de broma -, precisamente acabo de cancelar una cita, ¿a qué hora nos vemos?

  • Mira, es cosa de ir a una pequeña reunión y después… ¿quién sabe? – finalizó malicioso.

  • Me gusta más lo de "quién sabe", ¿en dónde es?

  • Es en casa de una compañera de la oficina, quiere que vaya porque acaba de estrenar su apartamento, solo que

  • Hay algo raro en tu voz, ¿qué hay de raro? – pregunté.

  • Lo que pasa es que ella quiere tener una fantasía y me pidió que se la cumpliera, ¿aceptas? – terminó preguntando suplicante.

  • Si va a haber sexo entre todos, ¡acepto!

  • Gracias, ya verás que no te vas a arrepentir, es súper caliente, nos vemos mañana a las 7 en

Anoté los datos y el nombre de ella, también le dije para terminar la llamada:

  • No se te olviden los condones texturizados, ¡son excelentes!

Su risa resonó a través del auricular y colgó, me quedé pensando en lo que me acababa de proponer, él y yo cogiéndonos a una mujer, era algo fuera de lo que acostumbrábamos, pero en fin, mi condición de bisexual me ponía en ventaja con ellos, podía disfrutar tanto de un apretado culo como de una húmeda concha, me acosté pensando en el futuro encuentro, no sabía lo que acontecería

Llegué a la dirección poco antes de la hora, toqué el timbre y una voz femenina respondió a mi llamado:

  • ¿Diga?

  • ¿Aquí vive Vicky?, soy amigo de Iván, mi nombre es M….

  • Empuja la puerta en cuanto suene el timbre, pasa por favor.

Llegué hasta la puerta abierta de su casa, Vicky me recibió con una sonrisa:

  • ¡Adelante!, ponte cómodo, Iván no debe tardar, ¿gustas algo de tomar?

  • Gracias, prefiero esperarlo, mucho gusto –dije extendiéndole la mano -, soy

No me dejó terminar:

  • Tú debes ser M…, es un placer conocerte, Iván me ha platicado de ti – comentó mientras estrechaba mi mano.

  • Espero que sean cosas buenas –dije-, no me gustaría causarte una mala impresión.

-No lo creo, habla maravillas de ti, toma asiento, podemos platicar un poco mientras llega.

Nos sentamos y comenzamos a charlar animadamente hasta que fuimos interrumpidos por el sonido del timbre.

  • Ése debe ser él, permíteme voy a abrirle – dijo mientras se retiraba.

Al momento en que salió pude apreciar su redondo trasero, ya que el vestido que la cubría dejaba adivinar su cuerpo, el cuál era sostenido por unas piernas llenitas, torneadas y blancas, sus pechos abundantes pugnaban por escapar de su sostén, algo bajita, agradable, cabello negro y lacio, boca con labios gruesos, justo como me gustan para que se apoderen de mi caramelo.

Entraron juntos e Iván me saludó con agrado, se sentaron junto a mí y la plática no tardó en iniciarse:

  • ¡Qué bueno que pudiste venir! – Dijo Iván -, espero que te la pases bien esta noche.

  • Para eso son los amigos, no me agradezcas nada – respondí.

  • La que tiene que agradecer soy yo – dijo Vicky -, los dos han sido muy amables al aceptar mi invitación, quiero que se diviertan lo más que puedan – terminó mientras se levantaba para servir unas copas.

Como la hora de la cita había pasado, pregunté a Vicky:

  • ¿Esperas a alguien más?

Su risa resonó por toda la sala, a modo de respuesta se quitó el vestido por encima de la cabeza dejando ver un sostén negro, semitransparente, que a duras penas contenía sus senos, un provocador liguero enmarcaba aún más su amplia cadera, sus piernas estaba cubiertas por unas medias brillantes, agitó su negra cabellera y, poniéndose las manos en las caderas, dijo provocadoramente:

  • ¿Acaso necesitamos a alguien más?, lo que me hace falta lo tienen ustedes, mi fantasía es poder meterles por sus culos mis juguetes y hacerlos gozar como nunca.

Su forma de actuar nos dejó unos instantes paralizados, pero en cuanto Iván recobró el aplomo, se levantó, la tomó entre sus brazos y comenzó a besarla, ella se pegó ansiosamente, deseando hacer realidad su sueño, sus manos comenzaron a desvestir a Iván con una prontitud inusitada, me levanté para unirme a la excitada pareja, haciendo y dejándome hacer todo lo que nuestras calenturientas mentes dictaban, en cosa de segundos él y yo quedamos completamente desnudos, nuestros garrotes se hinchaban más a cada instante, dejándonos listos para la sesión de sexo, Vicky se retiró un poco para apreciar la magnitud se los penes y comentó con voz entrecortada:

  • ¡Miren que parados están! – Dijo mientras señalaba con ambas manos nuestros caramelos -, se antojan bastante, ¿no es cierto?

Asentimos en silencio mientras cada uno veía la estaca del otro.

  • ¡Quiero que se den unas mamadas para ver que tan grandes los tienen! – ordenó.

Le obedecimos rápidamente, me acosté sobre el sillón con la verga apuntando al techo, Iván se acostó sobre mí para hacer un rico 69, abrí mi boca para dar paso al caliente instrumento que estaba ante mis ojos, comencé lamiéndolo para que el gozo fuera mayor, Iván por su parte se lo clavó totalmente dentro se su húmeda boca, succionándolo de una manera que me hacía vibrar por la deliciosa chupada, Vicky se acomodó frente a nosotros para poder ver cómo las espadas desaparecían dentro de nuestras bocas, ocasionalmente nos acariciaba las bolas o nos daba de nalgadas, tan concentrados estábamos en dar placer al otro que no supimos en qué momento trajo un maletín con juguetes sexuales, solo lo supimos hasta que nos interrumpió diciendo:

  • ¡Ahora es tiempo de ver sus ricos culos!, ¡muéstrenmelos abriéndose las nalgas! – nuevamente su voz era enérgica.

  • Lo que tú digas Vicky – respondimos al unísono -, tus deseos son órdenes.

Nos hincamos sobre la alfombra y cumplimos su mandato, abrimos las nalgas con ambas manos dejando al descubierto nuestros oscuros anillos, nuevamente golpeó nuestros traseros, los pellizcó y lamió por todas partes lo que hizo que nos calentarnos mucho más, tomó el tubo de lubricante y vació lo suficiente entre nuestros cachetes posteriores haciéndonos excitar al límite, lo esparció poniendo especial cuidado de meter solamente un poco uno de sus dedos dentro de las estrechas aberturas, yo gemí por la rica sensación de tener algo en mi ansioso culo, Iván solo acertó a echarse para atrás y lograr que el dedo se incrustara hasta el tope dentro de él, la penetración digital nos preparó para lo que vendría después, Vicky nos dijo:

  • Elijan con cuál consolador o vibrados quieren ser ensartados, tengo de muchos tamaños y grosores.

Los dos volteamos para ver una impresionante colección de penes artificiales, había de muchos colores y texturas, uno me llamó la atención por su forma, tenía una serie de bolitas una cada vez más grande que la anterior, finalizando con una bastante grande, un poco mayor que el ancho de la cabeza de mi garrote, lo tomé vencido por la curiosidad, deseando que el placer que me provocara fuera mayúsculo, Iván eligió uno con medidas similares a mi pene, en cuanto elegimos nuestro instrumento de placer, nuevamente nuestra dominatriz nos dijo:

  • Ahora quiero ver cómo se lo clavan entre ustedes, no se vayan a venir porque la leche está reservada para mí, háganlo como las putas que son, cójanse rico y hagan todo lo que quieran, menos meter sus reatas en los culos.

Vencidos por la calentura, nos dispusimos a meter las artificiales espadas en sus fundas, me puse sobre Iván como si fuéramos a repetir el 69, abriéndole las piernas logré insertar la punta del garrote de látex, cooperó alzando las caderas para que se lo encajara todo en su ano, como mis nalgas quedaban hacia arriba, no tuvo mayor problema en introducirme cada una a una las bolitas a través de mi anhelante esfínter, cuando trató de empujar en mi interior la más grande, mi reacción fue de dolor, mi orificio no podía dar cabida a tan gruesa bola, dejándome descansar, nuestras bocas buscaron los rígidos penes que estaba a su alcance, las mamadas que nos dimos fueron casi con desesperación, nuestros culos estaban llenos y deseábamos vaciar los torrentes de crema en donde fuera, en cualquier parte interior, ya sea boca, culo o vagina.

La escena debió ser tan ardiente que Vicky se nos unió clavándose dos vibradores en sus aberturas, se sentó sobre uno metiéndoselo por atrás mientras que por delante se insertó el más grueso que poseía, los jadeos y gemidos de los tres se confundieron en una sinfonía de placer, satisfacción y calentura, al momento en que anuncié que me venía, Vicky nos separó de la posición en que estábamos sin sacarnos los penes artificiales del culo, me tumbó sobre la espalda y me chupó la verga hasta que los espasmos de mi orgasmo cesaron, luego tomó la reata de Iván y le sorbió hasta la última gota de semen, por último nos hizo que le metiéramos los consoladores mientras le mordíamos las tetas, haciendo que su venida fuera tan abundante que sus jugos escurrieron desde su concha hasta la parte interior de sus muslos.

Espero sus comentarios en mi correo.

Don Pato

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