(iv) soy la puta de mi pueblo

Rosita y Maruca tienen su luna de miel, Liseli y Filomena tienen su primera noche lésbica,a solas y la Chivita se emputece por segunda vez, con el comisario chantajista.

(IV) SOY LA PUTA DE MI PUEBLO

Liseli y Filomena estaban asustadas después de la tremenda paliza que les propinara doña Chayo, estaban heridas y sucias, las dos aún vivían con su mamá, pero esa noche decidieron pasarla juntas, fueron a la casa de Filomena porque su familia tuvo que viajar a la capital para ver si alguno de la familia lograba sacar la visa americana. En cuanto llegaron, se desnudaron y se metieron a la regadera, era muy placentero sentir el agua fría con aquel inmenso calor, además atenuaba las pequeñas heridas, los moretones y el dolor en el alma que sentían por no poder demostrar su amor a todo el mundo.

Desde pequeñas fueron vecinas, amigas y compañeras en la escuela, todo ocurrió cuando Liseli cumplió años, le regalaron un vestido nuevo, pero en esa época aun no tenían la casita que tienen ahora, así que Filomena la acompañó al río para bañarse a conciencia, las dos se miraban los insipientes pelitos que empezaban a adornar sus cuquitas, Filomena, que era la mandona, le dijo que se tocaran las “cositas”, como Liseli no se atrevió, Filomena acercó su mano, le abrió las piernitas y le manoseo la “cosita”, a Liseli le gustó tanto que ella también lo hizo, luego vinieron los besos, primero en las mejillas, pero Filomena la tomo de la cabeza y la besó en la boca, ese fue el principio de una pasión desbocada, con las hormonas alborotadas, empezaron a darse placer en sus sexos, nadie les enseñó, fue el instinto y el amor, los que las llevaron por los caminos prohibidos de Lesbos.

Luego de bañarse, se lamieron las heridas, así como hacen los animalitos, Filomena, acostó boca abajo a Liseli y empezó a besarle ese lugar donde empieza a crecer el cabello, Liseli encogió los hombros del placer que sintió, bajo por su espalda hacia esas nalguitas que le encantaban, las abrió y metió su lengüita en el culito de su amorcito, Liseli levantó las nalguitas para sentir más ese órgano invasor, no aguantó más e hicieron un 69 de ladito, les encantaba, así podían comerse más ricos los chochitos y jugar con sus culitos, se metían los deditos y se venían una en la boca de la otra, pero antes de dormir, tenían que hacer la tijerita, Filomena entrelazó sus piernas en las de Liseli y las dos sintieron la calentura de la otra en sus cuquitas, se abrazaron , se besaron, se frotaron las tetitas y acabaron.

Don Goyo y doña Chayo tenían una verdadera batalla campal en su cama:

-…no son inventos míos, yo lo vi con estos ojos que se han de comer los gusanos.

-No me cambiés el tema ¿Por qué andabas borracha? ¿Dónde conseguís el trago?

-Te vi, y con dos, viejo impúdico.

-Pero ¿qué viste? Ellas solo me estaban limpiando la sangre.

-Sí, como no, te tenían desnudo y la trompuda esa… ¿Cómo se llama?

-Filomena.

-¡Bien que sabés ¿verdad?! La trompuda esa te estaba haciendo cochinadas con la boca.

-¡Qué no! tenía la camisa manchada de sangre y por eso me la quitaron.

-¡Quiero el divorcio!

-No me podés hacer eso, ya vienen las elecciones…

-Y ¿Por qué no pensaste en eso antes de meterte con unas muchachitas? Viejo degenerado.

-Hagamos una cosa, vos me has estado jode, que jode, para que done el terreno pegado al parque para hacer una iglesia, andá a hablar con el cura… pero no nos divorciemos todavía.

-Mañana mismo voy, ya va a ver esa meretriz como se le acaba ese su negocito de lujuria y perdición, ya que vos no pudiste hacer nada, ya vas a ver como la palabra del Señor acaba con la maldición de mi adorado San Isidro.

-Decime pues ¡¿Dónde conseguís el trago?!... sí, ahora hacete la dormida…

Calixto estaba furibundo, no entendía como su patrón, ese que se decía su amigo, hubiera sido capaz de desvirgar a la mujer se sus sueños:

-…pero cuéntemelo todo desde el principio.

-Mire pues… pero no se vaya a enojar conmigo… a la Maruca y a mí nos contrató la patrona…

-¿Y la Liseli y la Filomena?

-Ellas dos llegaron cuando los contrataron a ustedes… pero no me interrumpa pues… cuando yo llegue, la patrona estaba enojada con el patrón, a saber, qué le hizo ese cabrón, pero pasó días sin hablarle… el patrón parecía león enjaulado… a cada rato se andaba agarrando la paloma y de tanto agarrársela se le ponía dura como piedra para moler maiz…

-¿Y usted por qué se la andaba mirando?

-Pues porque el hombre solo bañándose se mantenía y como no cerraba la cortina pues se le miraba todo el chorizo.

-¿Y usted que andaba haciendo en el patio?

-Lavando ropa y una no es de palo… ¿qué hubiera pasado si usted ve a la patrona en pelota? ¿No la hubiera visto?

-No porque yo no estaría lavando ropa… sígame contando pues…

-Un día que la patrona se llevó a la Maruca a hacer el mercado… ¡pum!… me aparece el patrón en pelota, pero venía como desquiciado, traía la paloma como si fuera a volar…

-A volar huevo querrá decir.

-Cállese o ya no sigo… se me tiro encima y sin decirme nada, me subió la falda y como ese día yo estaba lavando mis calzones, pues no tenía… me inclinó sobre la pila y me metió la paloma de un solo vergazo… mi pobre panocha tronó ¡plop!... me había hecho mierda mi virginidad…

-¿Y a usted le estaba gustando?

-Pa que mentirle, al principio no, me dolía mucho el hoyo, pero ya despuesito… pues si sentía bonito.

-¿Bonito o rico?

-Rico… pero no quería decir la palabra para que no se enojara… luego sentí como si agarrara un alambre pelado de la luz y tuve mi primer orgasmo de mi vida, luego el patrón comenzó a rugir y me bañó toda la pepa de leche.

-¿Cuántas veces más se la cogió?

-Solo otra, pero cuando se contentó con la patrona ya no me buscó.

-¿Y le dio el culo?

-Ese ni a usted se lo he dado.

-Dígame la verdad ¿el Robelio no se la cogió?

-Ya le dije que no, no sea necio.

-O sea que ¿yo soy su segundo hombre?

-Sí, papito… Dígame ¿Por qué tiene la verga parada?

-No sé.

-¿Le calentó que le contara como el patrón me desvirgó?

-No, me puse como la gran puta.

-Tal vez usted, pero como su cabeza de abajo no piensa, esa se pone dura, aunque usted no quiera.

-No sé qué me pasó… cuénteme cómo se la cogió la segunda vez…

Robelio y Maruca cogieron hasta la madrugada, cuando Robelio le contaba como se había cogido a Rosita, Maruca se calentaba y se lo chingaba, luego Maruca le contaba como la había cogido Calixto, Robelio se calentaba y vuelta a coger, en un descanso:

-Todavía no le creo que el cura se la haya cogido ¿Cómo le hizo?

-Yo no hice nada… yo trabajaba en la parroquia de San Mateo y el Padre Manuel era mi jefe, yo hacía la limpieza, cocinaba y todo, pero un día me dijo que le dijera a mi mamá que mejor que me quedara a dormir en la casa parroquial, porque era muy peligroso que yo me regresara de noche a mi casa y mi mamita me dice: -Sí, mejor m’hijita, además con el cura está segura- Si supiera la pobre…

-Pero cuente pues, como empezó todo.

-Pues había un muchacho que la hacía de sacristán, jardinero y mandadero y como el cura tenía que viajar muy seguido a la cabecera departamental, pues nos quedábamos mucho tiempo solos, un día que me roba un beso…

-¿Y usted que hizo?

-Le metí una su trompada o usted que creyó ¿Qué me iba a bajar el calzón?

-No, pero…

-Otro día, que me da una nalgada y va otro trompón, no aprendía el pendejo, pero lo más peor, fue el día que me estaba cambiando de ropa, porque me manché haciendo un atol y que entra el Chepe…

-¿El Chepe era el sacristán?

-¿Y quién otro? Usted sí que es bien mulita ¿verdad?

-Va, no me regañe y siga pues.

-Pues que entra el, Chepe… el sacristán, para que me entienda… que me ve medio encuerada, se me tira encima y me comienza a besar el pescuezo, yo pataleé, pero él era más fuerte que yo, me arrancó el calzón, se sacó el chorizo, se me subió encima… y que entra el Padre Manuel, el Chepe salió corriendo y ya nunca volvió al trabajo.

-Pero el cura ¿Qué hizo?

-Se le quedó viendo a mi cuquita, yo como pude, me tapé y me dijo que al rato tenía que ir a confesarme con él, yo le dije –ta bueno- y se salió.

-¿Y fue?

-¿Pa dónde? Fui pues… bueno, después de la persignada y toda la cosa me preguntó que qué hacíamos con el Chepe en mi cama, yo le conté la verdad, pero como que no me creyó porque me preguntó como tenía su chorizo el Chepe y yo le dije la verdad.

-¿Y cómo lo tenía?

-Usted ya está igual que el cura… pues lo tenía… grande… grueso… mojado… cabezón… venoso…

-¿Y todo eso vio en un segundo?

-Lo mismo me dijo el cura… luego me preguntó si se la había chupado… yo le dije que nunca había hecho eso… me preguntó si me había gustado ver el pájaro del Chepe, yo le dije que no sabía y entonces me preguntó si quería ver su pajarito, yo le pregunté si eso no era pecado, pero me dijo que solo ver, no… me asomé por frente del confesionario y le vi su sotana subida y el pájaro cabeceando, yo solo abrí la boca…

-¿De las ganas?

-¡No! Del susto, me jaló para dentro, me manoseo toda, me encaramó sobre su pito y me lo ensartó en mi papaya, ahí mero dentro de la iglesia.

-Entonces ¿con el cura perdió su virginidad?

-No, fue con Don Goyo, ¿por qué cree que mi mamá me mandó a San Mateo?

-Entonces ¿su mamá lo supo?

-¿Cómo cree que consiguió el puesto de secretaria de la Municipalidad?

Luego de que cerrara la puerta, la Chivita desnuda, subió las escaleras hacia la habitación, el Comisario Benjamín Guerra, se deleitaba viendo como ese par de nalgas sabrosas, se bamboleaban a cada paso de ella, la Chivita estaba consciente de la calentura que provocaba en el Comisario y justamente por eso, quería salir rápido de ese chantaje, se acostó boca arriba, abrió las piernas y:

-Venga, acá está su puta.

-Pero así no, Chivita, por lo menos invíteme a un whiskicito.

-Eso no está en el trato.

-¿Y qué? ¿Quiere que me lo monte y ya?

-¿No quería una puta? Aquí la tiene, aproveche.

-Pero no así, Chivita, por lo menos deme un besito.

-Las putas no besan, solo cogen.

-Pero si maman.

-Sí, pero eso se cobra aparte.

-¿Cuánto?

-En lugar del 8%, cóbreme el 5.

-¿Por una mamada? Está pendeja… 7.

-6.

-No. 7.

-Venga pues.

Fue testigo del espectáculo más denigrante que ella había visto jamás, no se había fijado en lo feo que era, al quitarse la gorra, se dio cuenta que casi estaba calvo, tenías los ojos irritados, como de drogadicto, de la nariz le salían pelos ensortijados, le faltaba un diente y una cicatriz atravesaba su cara, cuando el Comisario se quitó la camisa, vio una panza enorme, llena de pelos, sudada y con estrías, sus tetillas le colgaban como pechos de mujer vieja, al quitarse el pantalón, la cosa empeoró, se le veían unas piernas raquíticas, huesudas y lampiñas, era una masa deforme y apestosa, se acercó a la Chivita y al bajarse el calzoncillo sucio, le enseño un pene mediano, más bien pequeño y con los huevos llenos de pelos canados, parecía una pintura de Dalí.

Ella lo tomó con su mano y al bajarle el prepucio expelió un olor hediondo, tenía una mancha blanquecina entre la cabeza y el tronco y fue incapaz de llevársela a la boca, le suplicó que por favor se bañara, pero el comisario se negó, la agarró del cabello y le zambutió la verga en su boca delicada, fueron tales las arcadas que le provocó, que le vomitó la verga del asco, el maldito degenerado la agarró a bofetadas, ella le pegó una patada en los huevos y cayó sobre el vómito, no tuvo más remedio que aceptar ese baño, pero se la trajo consigo de los pelos, él la hincó a golpes, la Chivita tomo el jabón y le lavó con esmero esa pequeña protuberancia que tenía por pija, ella lo masturbaba con la esperanza de que el maldito se viniera y terminar con esta tortura, pero el Comisario no estaba dispuesto, quería disfrutar al máximo a ese monumento de mujer, ni en sus más fantasiosos sueños, creyó tener la oportunidad de cogerse a una joven tan bella y tan rica, internamente se vanagloriaba de su poder.

Cuando la bella estuvo segura que la masa deforme estaba limpia, se llevó la verga a la boca y se la mamó con ganas, cerró los ojos y pensó en León, se la chupaba con esmero, quería hacerlo acabar pronto, pero el maldito, era un viejo zorro, la agarró de los pelos y le violó la boca, la bella que estaba acostumbrada a tragar la enorme verga de León, ésta se la comía entera… pero no acababa… el Comisario la paró de los pelos, la inclinó y bajo los chorros de agua fría, le zampó la verga, la Chivita apenas si la sintió, pero pegó un alarido como si le destrozara los ovarios, eso entusiasmo al primate, que le dio con todo… pero no acababa.

Aprovechando que el animal se secaba, eso que él tenía como cuerpo, ella fue a limpiar su vómito a la habitación, luego la roció con un spray con olor a flores y se tiró de nuevo en la cama, el animal se le tiró encima, le chupó las tetas, ella cerraba los ojos, luego bajó a su panocha y se la lamió con delicadeza, la bella abrió los ojos, nunca imaginó que ese hombre con apariencia de bestia, le chupara la cuca con tanta sabiduría, nunca había sentido nada igual, se retorcía de placer y luchaba internamente por no sentirlo, pero su cuca vencía a su mente, estaba empapada… de pronto, el muy perro, se chupó el dedo medio y se lo dejó ir por todo su hermoso culo, luego se prendió al clítoris y la bella se agarró de las colchas, tensó todo su cuerpo y estalló en un orgasmo delicioso.

El perro sonreía satisfecho, la bella estaba avergonzada de ella misma, tenía ganas de matar al comisario y salir corriendo, pero el perro tenía otras intenciones… tomó las piernas de la doncella, las subió a sus esqueléticos hombros y se la volvió a coger, la bella gritaba como poseída, el animal se movía como los perros, como justamente pensaba la bella que era su violador:

-Voltéese, me la voy a chimar por el culo.

-Eso tampoco está en el trato.

-Va, le cobro el 6 %

-5.

-6.

-Entonces se va a quedar con las ganas.

-Va, 5.

La volteó, le abrió las deliciosas nalgas y le chupó el culo, la bella no supo por qué, pero levantó las nalgas, cerró los ojos y pensó que estaba con un príncipe, el perro se agarró la verguita y le costó mucho trabajo metérsela, se la punteaba, pero no entraba, sus erecciones ya no eran iguales que cuando violaba a las muchachas por los caminos, pero la bella le agarró la pijita, se la trató de meter ella misma, pujó, como si fuera a cagar y logró que le entrara la pequeña protuberancia, ella se movía con ganas, le apretaba la verga con todos los músculos del culo, para que no se le saliera, así se la estuvo cogiendo por mucho rato… pero el maldito no acababa.

Luego le dieron ganas de probar ambos hoyos, la puso de perra y le metía la verga en la cuca y luego por el culito abierto, la bella fingía que la estaba matando a puros vergazos, pero el maldito… no acababa.

-Dígame cosas ricas, hábleme, dígame que la vuelve loca mi verga… si ya sé, eso no está en el trato… en lugar del 5 %, le cobro 4… ¿quiere?

-3

-No, 4.

-Entonces seguiré callada hasta que acabe.

-Va, 3.

…así, Benjamín… deme duro, como su apellido, deme guerra… deme verga… que rico siento como me abre el culo… que rico me coge… ay… cuidado comisario… me lastima… ay… es que tiene la verga muy grande… ¡Cuidado, animal!... me va a partir en dos… ay… mal parido hijueputa…

-Que rica puteada me dio… siga, que me calienta…

-2.

-Ni mierda, de tres no bajo.

-…no importa, putearlo va a ser un placer… eso se lo hago gratis… ¿usted sabe que es la bestia más despreciable que hay sobre la tierra?

-Sí, sí, dígame más…

-Es un hijueputa chantajista que se aprovecha de niñas inocentes como yo... que le tengo que dar el culo y encima dinero, para poder trabajar honradamente… maldito, cara de mi culo.

-Que diera yo por tener cara de su culo… con lo bonito que lo tiene.

-Coma mierda, viejo panzón, calvo y hediondo violador… solo porque la necesidad tiene cara de chucho, le estoy dando las nalgas… pero gócelo, cabrón, hijo de su puta madre… porque nunca más va a tener a un culo como yo…

-Dígame que le gusta mi verga.

-Que me va a gustar su verguita… si ni cosquillas siento…

-Pero bien que mueve el culo.

-Lo hago para que acabe pronto, culero maldito…

-Así, que rico… siga.

-No me tiene que decir que siga, me da placer humillarlo, viejo de mierda…

-Ja, ¿quién será la humillada? Puta de dos pesos.

-Pero le va a salir cara esta culeada, hijo de la chingada, ya veré como le hago para que reciba su merecido, bestia sucia, degenerada…

-Sí, me gusta mucho que las putas, como usted, me hablen sucio cuando me las cojo.

-Acabe, engendro del demonio, bestia apocalíptica… hijo de la malinche, deme verga… lléneme el culo de leche, pues…

-Ya voy… es que tiene tan apretado el culo… ay… ¿Sabe qué? Le doy una semana para que ponga show de putas en el local, ponga a cualquiera de sus muchachas, si no, le vuelvo a cerrar esa su mierda.

-No chingue, ya le dije que en mi negocio no hay putas…

-¿O pone putas? ¿o usted misma va a tener que atender a los clientes? Y a mí no me va a cobrar, está hablado.

-Está hablado, su culo…

-Bueno… o pone show de putas o de muere de hambre, usted dice…

-…va… le pongo show de putas si me cobra el 1%.

-2.

-Va, 2.

-Pero siempre y cuando usted sea mi puta particular… hable pues.

-Déjeme, estoy pensando.

-Está culeando, perra callejera.

-Estoy haciendo negocios, solo que cada quien lo hace a su manera, yo estoy negociando con mi culo.

-… va, pero entonces no me cobre nada y siempre seré su puta.

-Ni que tuviera la cuchara de oro, no, 1% y es mí última oferta.

-Va, 1, pero con una condición… yo voy a ser su puta particular, pero usted no le puede contar a nadie.

-Va, ordénese, publíquese y cúmplase.

-No, ni mierda de publíquese, ¿no le dije que no le dijera a nadie?

-No joda, así se dice… así, putita… apriéteme la verga con ese culo tan delicioso que tiene…

-Ya no aguanto más, acabe, por favor, siento que me cago.

-Aguántese, chula, ya me voy a venir… así… mueva el culo pues… ya… muévase hija de puta… ya… ya… me vengoooooooooooooo…

Entonces apareció León frente a la cama y se desmayó.

CONTINUARA.