IV.- El cambio 4ta etapa. Jorge y Jorgito Lizeth

El cambio a mi 4ta etapa. Lizeth madre y esposa preocupada...

IV.- El cambio a la 4ta etapa. Jorge y Jorgito Lizeth.

La última  etapa, hasta ahora vivida, la 4ta, se dio en junio del 2003 y ha seguido hasta la fecha, 21 de abril 2020, fecha que inicio por tercera vez los relatos de mis memorias sexuales. A esta, que espero sea la definitiva, la nombré REMASTERIZADA , aprovechando que está de moda esa palabra en películas. ¿Pero cómo se dio esta etapa?

En aquella época, el ciclo escolar se terminaba a fines del mes de junio. Iniciaba el primer lunes de septiembre, así que como por el 11 de junio, como siempre, pasaba a la dirección a despedirme, al salir me encuentro a la señora Lizeth. Nos saludamos y que me dice que necesitaba platicar conmigo. Claro. Aquí o quiere que vayamos a otro lugar. Me gustaría maestra, para estar más a gusto, fuéramos a mi casa, así podré invitarle de comer. Es que… Bueno, son en sí dos cosas que mesecito platicar con usted y aunque las dos algo delicadas, pienso que la de mi hijo es casi nada con la otra que necesito platicarle.

Bien, acepté y llegamos a su casa que, para no alargar mucho esta parte, después de unos minutos, me dice.

Mire maestra, desde hace unos día veía a Jorgito algo triste, algo mal, llegue a pensar que era cuestión de drogas, es que una ya no sabe. Pero para no cansarla con detalles, fue que vi un día que entré a su recámara, tenía su mano dentro de la pijama, se estaba agarrando, y que mete rápido algo debajo de la almohada, era su foto maestra. ¡comoooo!, exclame. Bueno. Ya platicando me dijo que era porque ya saldría de la escuela y ya no la vería más. Traté de guardar la calma y con mucha paciencia, haciendo que lo entendía, fue que me platicó que estaba enamorado de ud En fin. Platicamos mucho, traté de decirle palabras de consuelo, pero seguía viendo que esta triste. Por eso decidí platicar con ud, tal vez me pueda, bueno, lo pueda ayudar.

-       ¿Pero cómo podría hacerlo yo?

-       No sé realmente, a mí se me ocurre, pero no se ud Pero créame. Lo que ud decida yo la apoyaré y sobre todo, no saldrá de nuestras bocas nada.

Me imaginé que es lo que ella pensaba. Pero desviando un poco la plática, le pregunto.

-       ¿Y la otra que a que se refiere?

-       De mi esposo y yo. Pero quiero nada más decirle que la foto que Jorge tiene, es de usted, subiendo las escaleras en la escuela, me dijo que unos de sus amigos llevó de esas cámaras instantáneas y se cooperaron algunos para un rollo y le fueron tomando fotos mientras ud subía.

Es que, mamá, me dijo, nos hemos dado cuenta que la maestra Lucero, a veces sube a los pisos de arriba y vemos que se sube la falda, así se le ve más.

Eso fue maestra, que cuando lo vi, él se estaba masturbando y en la foto,  ud va subiendo y se le ve mucho la pierna, ya me imagino que algunos de los muchachos se abran agachado para verle los cal… perdón. Pantaletas.

Yo me sentí con mucha pena, pero a la vez, me gustó, me hizo sentir bien que los alumnos se dieron cuenta. Ya no tuve duda, lo que la señora Lizeth quería que fuera muy amorosa con Jorgito . Me agradó ese detalle. Pero le insistí de qué se trataba la otra parte.

Lanzó un suspiro que no disimuló para nada y que me dice.

Mire maestra, de verdad no me lo tome a mal, pero todo surgió inesperadamente, es decir, sin pensarlo, se fue dando en la plática con mi marido y fue surgiendo tanto las ideas como los sentimientos.

Ok. Le entiendo y le prometo que haré todo para poder comprenderla.

Es que. Mmmmmm. Siento que debo de platicarle todo, no sé cómo reaccionaría ud si se entera de algo que dije y no se lo confieso que dije.

Está bien. Le escucho. La verdad ya me estaba desesperando, pues sentía que al darle tanta vuelta, ella tenía algo muy importante que decirme y que algo me afectaría, no sé si para bien o para mal, pero con el antecedente de la foto, estaba yo muy nerviosa.

Bien maestra. Empiezo. Nada más le digo que esto es con base a lo que me platicaron de usted, si es cierto o no, la verdad no me interesa, es la vida de usted, lo que sí deseo es que sea verdad pues depende mi futuro.

A caray, dije. Sonreí y le dije, muy bien, la escucho.

Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando con Jorgito, no supe como manearlo, así que para empezar lo platiqué con mi marido, pero la verdad, como andamos mal en la relación, no me hizo mucho caso, así que estuve pensando esa situación y decidí verla a Ud. Pero para que él estuviera enterado, le comenté lo que iba  hacer.

-       Pero estas loca, me dijo

-       Porqué, que tiene de malo que lo hable con ella. La realidad es que tu hijo esta enamorado de ella, y sufre tú hijo.

-       Mira. Te entiendo tu preocupación, pero te digo que no es para tanto, todos los hombres, cuando somos niños pasamos por esa situación, a veces un poco diferente pero al fin es la misma, nos gusta una mujer, a veces una prima, a veces la tía, o una vecina. Y debes de entender que para él la maestra, con ese cuerpo que tiene ella, seguramente está emocionado, y no sólo él, muchos alumnos y padres, y..

-       Haber dime. La verdad, ya que estas con eso. Le pregunté. ¿Crees que es normal que tú hijo esté deseando sexualmente a su maestra?

-       ¡¡¡Claro!!!, pues no ves a esa mujer, que…

-       Anda, termina, dilo

-       Pues que está re buena esa vieja.

-       Entonces ¿te emociona esa puta?

-       Porqué le dices así.

-       Por lo que dicen de ella, que es una pinche puta que se las da a quien se las pida.

-       Oye amor, me dijo muy sarcástico, entonces yo se las voy a pedir.

-       ¿Y si puedes? Porque a mí no me tocas.

-       Pero como vas a comparar. Tú ni me haces caso y cuando te llego a acariciar, apenas te excitas, o haces algo que me motive. Sí la maestra Lucero es como es, pues únicamente hay una razón. Le gusta la verga y hace sentir muy rico al hombre que se la coja. Y te repito, si es que ella es como te han dicho que es.

-       Pero que me quieres decir?

-       Simple Lizeth. Tú apenas te mueves cuando te cojo, y hasta a veces siento que estas dormida, ni ruido haces. La maestra, con todo respeto, está superbuena, y si esa opinión tienen de ella es porque ha de ser toda una rica puta en la cama, y no me reclames, tú me estás exigiendo que te diga.

No supe que decir en ese monto maestra, y disculpe, la verdad, eran dos situaciones que se estaban dando en mi vida, como le dije antes.

Y es que era lo de Jorgito con usted y la otra, que mi marido y yo no estábamos bien en la relación, yo estaba segura que él tenía, mejor dicho, tiene otra mujer y por eso no me hace caso, así que con lo que me dijo, que se me ocurre decirle y sin pensarlo más…

-       A ver Jorge, dime así sin vueltas, por lo que me dijiste, te voy a hacer una pregunta y me vas a responder con la verdad, con lo que sientes, sin darle vueltas, y como mi marido, aunque no me quieras, o no te guste, dime sinceramente.

-       Dime, pero quiero aclarar que si me gustas y si te quiero, lo único es que eres muy fría para coger y eso, la verdad, a cualquier hombre que esté contigo lo congelas.

-       Bueno, dejemos ese detalle para aclararlo después. Así como me estás juzgando y comparando con la puta de la maestra. Espera… Como no uso minifaldas maestra, fui a la recámara y que me quito la pantaletas y el bracier, me puse nada más, una camisa de él, mis zapatillas y que regreso a la sala. Que me ve y pude verle la cara de asombro, en parte me sentí bien, pero a la vez, sentí duda. ¿Será entonces que yo soy la que está fallando?

A ver Jorge, ¿cómo me ves y así te guastaría que saliera cuando algunos de tus amigos estuvieran aquí? ¿Qué me portara como una puta como la maestra y me dejara manosear o hasta coger?

-       Queeeeeee buenísima te ves. ¿Por qué nunca habías querido ponerte así de sexy… o de puta, como lo quieras ver?

-       La verdad maestra me sacó de onda su reacción, y me desarmó, así que no podía hablar de lo desconcertada que estaba. ¿Te gusto así?

-       Mucho

-       ¿De veras mucho?

-       Sí, me has dejado impresionado, te ves súper rica, no me puedo aguantar pinche puta.

Ya no supe que decir maestra, me dijo pinche puta y se abalanzo sobre de mí, me emocionó, me sorprendió, no sabía que decir, Uy que se me sale.

-       Entonces, ¿te gustaría que fuera yo una pinche puta como la maestra de Jorge? ¿Aunque se las diera a quien me las pida? ¿y sean tus amigos?

-       La verdad Lizeth y no me lo tomes a mal, pero estas rebuena, siempre me has gustado mucho, si no te hago mucho caso es porque te portas muy fría, pero así como ahora saliste como te vi, como te portaste, me gustas mucho, me encantaaaaaas. Yo no puedo evitar que se las des a quien te la pida, eso es decisión tuya, pero si me haces sentir rico a mí, no solo me gustaría que fueras como la puta de Lucero, Queeee seaaaas máaaaas putaaa. Si tú me dices. Sabes Jorge, he sentido más ganas de coger y me gustaría que me cogieran más, mano se tú o un amigo o un primo o alguien más. Si eso, Lizeth me da la garantía de que me vas a coger como nunca y me harás sentir el sexo muchiiiiismo, yo encantado de apoyarte y que seas más puta de la más grande puta que haya habido. Aún si fuera más puta que la maestra de Jorge.

Así maestra con todo eso, he pensado en que usted me ayude, que me diga que hago, quiero ser una pinche putota como usted. Ya con lo que he platicado, me dicen que es tremendo el sexo, yo no me he dado el tiempo para sentir o para desarrollar eso. Por eso, ayúdeme. Enséñeme a ser una perra puta, más que usted.

Pues entonces Lizeth deberemos empezar por ponerse una minifalda. Pero no tengo. Tráigame una falda la recorté lo mejor que pude. Póngasela y una blusa, que más o menos se transparente y sin bracier. Así lo hizo. Se veía muy bien. Como se siente. Pues algo con pena. No se preocupe, vamos a salir a comprar algo, y fíjese como la ven.

Salimos a la calle y ya ni se diga, todo mundo la veía, y al vernos juntas nos decían cosas. Unas bonitas y otras muy fuertes. ¿Ya ve Lizeth?

Sí.

Eso será la situación que vivirá cada vez que salga a la calle, y si se viste así en una fiesta o reunión que haga, seguramente habrá alguien que le diga cositas y le proponga momentos de diversión.

Después de algunos consejos y detalles que debería de tener en cuenta, me fui a casa quedé con ella de regresar el sábado para platicar con Jorgito.

Para no perder tiempo en todo lo que platicamos y pasó.

Me senté en el sofá y como en dos minutos llegó Jorgito. Lo saludé y le pregunté que qué tenía, así me dijo y estuvimos platicando un rato.

No puedo negarles el placer que sentía con tener a Jorgito junto a mí, el de 12, yo de 23 y saber que podía cogérmelo como yo quisiera y disfrutar de su verga.

Ven Jorge, mira. Vamos a hacer un pacto. Yo seré tu novia de mentiras, eso porque sabes que soy casada, pero lo importante que podrás visitarme cada mes, con tus calificaciones y si son de 9 para arriba, podrás cogerme como quieras y las veces que quieras. Si son de 8 a 9, nada más podrás cogerme una vez. Debajo de 8 solo podrás acariciarme y besarme.

Mientras le decía eso, le acariciaba la pierna y sentía como él se iba calentando, y yo… ni se diga. Ya no pude y le agarro su bulto, le bajo el cierre, le meto la mano y saco su verga, que rica….dura, grande… y se la empiezo a acariciar, mientras lo veía como se ponía, yo sentía su verga dura, y  que me empino y se la empiezo a mamar, estaba bien mojado, anda amor bésame, y le agarré la cara y  me la pegue a mis pechos, el me empezó a chupar mis pezones y a succionar, yo no aguantaba mis gemidos no podía detenlos y  así… así, no les miento, tuve un orgasmo tremendo. Su verga en mi boca y yo succionándola, mmm, aaaa, mmmmmm que rica… y me la mete hasta adentro de mi garganta, una rica verga primeriza, mmmmmm. Y se la mamo de repente siento el chorro de semen me llena la boca, yo me la meto hasta adentro y siento su verga como si llegara hasta mi estómago…. Queeee rico.

La tenía bien dura, pues claro, sus 12 años de edad significaban mucho, así que me acuesto boca arriba en la alfombra y lo jalo, se sube en mi me agarra las piernas, me las abre y me la deja ir… Queeee ricoooo.

Mmmmmm… así, amor, así sigue sigue, métemela fuerte, fuerte, hasta adentro Toooodaaaa, mi panocha es tuya y mi culo…. Anda dame todooooo…aaaaaaa…aaaaagg. Y sentí otro orgasmo súper rico.,

Lo abracé lo bese, después él aprendiendo también me beso y me agarraba mis pechos, ya estaba yo desuda y le quiete la ropa, así me puse de perrito y que me la mete, siento como su verga abría mi vagina y que rrrrriiiiiicoooo….

Me cogió bien rico 2 veces más y en la última nos quedamos unos minutos abrazados con su verga dentro de mi panocha, yo la sentía y lo sentía a él muuuuuy rico.

Que me la saca, le puse un poco de papel y se la limpié. Que me dice que ahorita regresaba que iría al baño. Yo puse mi pierna sobre el respaldo del sofá y con papel en mi mano me fui limpiando, y me acariciaba mi panocha que aun latía bien rico por lo que Jorgito me había hecho sentir.

De pronto sentía algo, y que abro los ojos. Que veo a un hombre alto, parado, con la verga en su mano. Si me sorprendí, mi instinto fue levantarme.

-       No maestra, no se asuste, soy el papá de Jorge, déjeme admirarla por favor, no se mueva, quédese así, déjeme disfrutarla otro ratito, está usted rebuena.

-       Yo me enderecé pero al escuchar lo que me decía.

Ya más calmada, y viéndole la vergota, me puse de nuevo como estaba, abrí mis piernas y una estirada sobre el sofá, la otra sobre el respaldo, me empecé a frotar con mis dedos mi vagina, abriendo un poco mis labios vaginales y con la otra frotándomelos despacio, la verdad, me emocioné, pues si fuera algo malo, estaría Jorgito o su mamá, pero ninguno de los dos estaba. Así que opté por seguirle dando lo que me pidió. Con una mano me acariciaba mi vagina, con la otra mi pecho y mis dientes mordisqueaban mis labios, la verdad sentía una excitación muy fuerte, no sé por qué, era algo distinto.

-       Te gusta veme así?

-       Me fascinas.

-       Que te gustaría hacerme.

-       Lo que mucho deseaba de mi mujer y ella no quiere. Nunca ha querido.

-       Pues que tan malo es eso que le pides?

-       Pienso que no.

-       Dime.

-       Que te pares, te empines y recargues en el descansabrazos y te abras tu culo, me digas. “Anda verga linda, métemela, rómpeme mi culo, soy toda tu puta rica, tu perra insaciable, cooogeme, anda”

-       ¿Nada más eso?

-       Sí

-       Y Lizeth ¿no ha querido hacerlo?

-       No.

-       Pero ¿por qué?

-       Dice que no es una puta. Que es una señora. Que solamente las putas hacen eso.

Yo me sonreí pero casi suelto la carcajada, me controlé.

-       Y dime la verdad. ¿Te gustaría que ella fuera como yo, o más?

-       La verdad, ya lo platicamos y sí, como me gusta ella, pero no me hace sentir bien y es algo fría. Por eso, si va a ser una perra puta, y me hace sentir rico y me satisface en todo, claro, lo que está dentro de lo normal, no le voy a pedir cosas que se pasen. Pero no me importaría que hasta vinieran sus amigos a visitarla y se la cogiera. Pero que fuera como tú o más.

Que me levanto, me puse mis zapatillas, no dije nada, mi corazón latía fuerte y rápido, me emocionaba estar haciendo algo que él deseaba y yo lo iba a complacer. Me le quedé viendo, con una sonrisa bien coqueta y mis ojos que le pedía me cogiera, mordía mis labios para que el notara que estaba yo deseándolo y se calentara más. Me di la vuelta, me recargué en el descansabrazos y me empine casi recostada, pues al ser chaparrita, me quedaba muy cómodo el sofá para estar en esa posición, moviendo mi cadera suavemente de un lado a otro, me puse mis manos en mis nalgas, pude verlo como estaba casi junto a mí, del lado izquierdo, y su vega ya chorreaba el líquido cristalino tan rico que les sale.

-       Te gustaría besarme mis nalgas antes de meterme tu verga? Sentí como me agarró las piernas, las fue acariciando y sentí su boca en mi hoyito, tan caliente estaba que no le importó como habíamos cogido su hijo y yo.

-       Que hermosa eres y que riquísima. Ojala le enseñes a mi mujer esto.

-       Si tu la apoyas, claro que sí

-       De verdad lo harías?

-       Sí.

Ya no dijo nada, que siento como me pone su verga en mi hoyito y me la mete un poco, y después la saca, la vuelve a meter  y la saca, yo me calentaba cada vez más. Que la empieza a empujar, y Queeee ricoooo, le dije…aaaaaah…..mmmmmm... siiii, así… cógeme, disfrútame, anda besa mi piel disfruatmeeee…. Soy tu pinche puta… así vas a tener a tu mujer, vas a ver y podrás hacerla como tú quieras, pero por ahora hazme tuya, tómame, cógeme como quieraaaaaas….aaaaaah, sentí súper rico cuando la metió toda y sentí sus huevos como chocaban con mi vagina. Recordé algo y lo vi sobre mi hombro, no podía creerlo, me emocionó mucho más me hizo recordar a mis amigos en la primaria cuando me cogían.

Lo hicimos como tres veces en diferentes posiciones y ya la última, igual después de unos minutos se levantó, espera me dijo. Se fue al baño y en dos minutos regresó.

-       No se cómo te sientas, si quieres estar más conmigo o ya estas cansada.

-       Ya, la verdad, ha sido muy fuerte este día.

-       Bueno, ya está una toalla y una bata en el baño, en la recámara de enfrente es de las visitas, está tu ropa… ¡Mi ropa! Me dije para mí misma, a qué hora se fue solita.

-       Si mi amor… mi puta rica, estábamos cogiendo y mi mujer se la llevó…

-       ¡¿Comoooo?!

-       Aparece Lizeth con una sonrisa. Yo desnuda, quise taparme que me dice, ande no se preocupe, ya la hemos estado viendo. Y no sabe que tanto me ha enseñado. Le agradezco mucho. No le dé pena.

Pues me fui a bañar y sorpresa, cuando salgo de la recámara de vistas ya bien arreglada, estaban en la sala los tres. Que me dice Lizeth.

-       Pues usted dígame cuando empezamos las clases, mejor dicho, cuando continuamos las clases, ya espesé hoy viéndola.

Ya les dije como y que íbamos a hacer. Lo primero era poner a prueba a Jorge que de verdad estaba preparado para ver a su mujer con otro.

El plan fue. Un amigo mío se vería en x estación del metro, ella y Jorge se suben al metro. Jorge de un lado de la puerta, ella del otro, y detrás como si no se conocieran, bueno, de hecho no se conocían, pero sabrían que era él, porque llevaría una playera negra puesta. Es un amigo de un metro ochenta de estatura y se parará atrás de ella, la empezará a manosear, ella se dejará hacer de todo lo que él quisiera. Así lo hicieron. Pero fueron más allá.

Según me platicó Lizeth al otro día.

Me fue a ver a la escuela a la hora del recreo, no pude asombrarme lo bien arreglada que se veía y…

-       Pero Sra. Qué bien se ve, y esa minifalda, que bien le queda, que bonitas piernas tiene, mire como tiene a varios profesores viéndola, y una que ora maestra.

-       De verá me veo bien.

-       Claro. Porque la duda?

-       Es que hace rato, antes que mi esposo se fuera, me puse así y le mostré como vendría, se fue encima de mí, me agarraba y me decía que me veía hermosa y que se le antojaba cogerme, no me dio tiempo, me abrió las piernas, por costumbre estuve a punto de decirle que se estuviera quieto, pero me acorde que debía de ser otra mi actitud y me dejé, al contrario, lo acaricié como recuerdo que usted lo estaba haciendo el sábado. Aunque tenía yo muchas ganas de expresar lo que sentía, me daba pena gemir de la misma forma que yo sentía. Pero algo pude hacer y noté que entre más hacia ruido él se excitaba más, por eso me di valor para quitarme esos prejuicios y que le empezó a agarrar el cabello, y me pegue su cara a mis pechos, le decía, anda amor, disfruta a tu pinche puta, anda así… así… aaah… y tuvimos nos ricos orgasmos. Yo sentí bien rico como me llenó mi vagina de su lechita.

-       Que bien Lizeth me da gusto. Ya platicaremos más de detalles. Y como les fue con mi amigo.

-       No lo va a creer.

-       Que pasó

-       Pues estaba yo bien excitada, la verdad, de sentirle su cosa a ese amigo suyo, y que me asusta mi marido. Pensé que iba a discutir algo pero me quedé sin hablar, y su amigo también.

-       ¿Saben?  Vamos a la casa, se me ocurrió algo, ¿podría ir? Le preguntó. Sí claro, le dijo.

Pues para no quietarle tiempo maestra pues ya falta poco para que termine el recreo. Entramos a casa y en la sala que mi marido me agarra de la cintura. Me para a un lado de la silla del comedor, me agarra la mano y la pone en el respaldo. Me agarra la falda y la enrolla un poco más, la sentí que se veía un poco mi nalga. Volteé a ver a Jaime, y estaba con los ojos bien abiertos viéndome, no me quitaba la vista. Qué le pregunto.

-       ¿Le gusta Jaime como me veo?

-       No me gusta…. Me fascina… Envidio a Jorge, que se la puede comer cada vez que quiera.

Que nos dice mi marido. Miren. Les voy a confesar algo. Desde que se fue la maestra el sábado, me estuve imaginando como te verías amor. Y ayer que fuimos a comprar la ropa y la tanga, también estuve pensando en eso mismo. Quiero disfrutarte amor. Es que desde que platicamos aquella vez que ibas a ir a ver a la maestra y me dijiste enojada que entonces sería yo feliz si tu fueras una puta, desde entonces me e imaginado cosas.

-       Hay amor, le dije, pero como qué.

-       Pues por ejemplo, en rifarte.

-       ¿Cómooo?

-       Sí, mira. Imagínate que organizamos una reunión con algunos amigos tuyos o míos, y que accidentalmente sales baño con la falda agarrada de arriba del resorte de la pantaletas, y ellos te ven. Lógicamente Se van a emocionar al verte, y yo como que me asombro y te digo. “Amor… tienes la falda agarrada con la pantaletas” y bueno. Ya te platicaré después lo demás.

-       Pero de ¿dónde se te ocurrió?

-       Es que en internet hay esos relatos y a veces los leo para motivarme y masturbarme, y cuando dijiste que podrías ser una puta… me despertaste el deseo de llevar a cabo esos que leí y me gustaron.

Como ahora que te vi en el metro con Jaime. No podía dejarlo así. Mira, agarrada de la silla hacemos de cuenta que vas en el metro agarrada y Jaime te manosea.

Pues así lo hicimos maestra., Jaime me paso a agarrar los pechos, yo la verdad me calenté mucho, le mamé la verga varias veces, me gustó, la tiene bien grande, y me empinaba y me la metía fuerte que hasta mis piernas se estiraban solitas y temblaban, creo que de la excitación. También me disfruto mucho Jaime y mi marido, cuando se fue Jaime, me pidió que me bañara, pues quería disfrutar mi cuerpo completamente, como si fuera virgen.

-       Hay maestra Lucero, ese día cogí como nunca lo había hecho, me cogieron por todos lados y tuve como 5 orgasmos tremendos. Concluí en algo.

-       En qué le pregunte.

-       Quiero ser una putísima más puta que usted. ¿Me va  ayudar?

-       Claro amiga, claro.

Nos reímos un poco y nos despedimos.

Volviendo al sábado anterior, me despedí. Me dice Jorge.

-       Mire maestra, una vez, en alguna junta para firma de boletas, platicamos oros tres padres y yo sobre ud. La verdad se lo digo porque sé que usted es de mente abierta. Entre broma y en serio, dijimos que cuando podríamos pagar por una noche o una tarde al menos con usted. Dijimos varias cantidades. Yo dije, la verdad con ese cuero de vieja, le doy 5,000.00 (10,500.00 ahora en el 2020)

-       ¿A poco?

-       Sí. La verdad sí.

-       Pues no era broma maestra, por lo que está haciendo por nosotros tres, vale eso y más. A mi mujer le despertó ese deseo escondido de coger como una puta. A Jorgito centrarlo a su corta edad, pues estuvimos platicando de usted ahora que se metió a bañar y se arreglaba, lo vi mucho más maduro, no se imagina el bien que le hizo. Y a mí, el cogerme a una puta rica era algo que deseaba, la verdad si he cogido con una que otra amiga, pero no es más que eso. Meterla y ya. Pero así como usted se puso y lo que hacía y como se movía, me hizo sentirme en el paraíso, y no solo eso, si mi mujer le aprende aunque sea la mitad, seré un hombre muy feliz. Y eso toooooddooo eso gracias a usted.

Me sonreí, y le dije, bueno falta todavía que le enseñe otras cositas a Lizeth. Me despedí de la señora y de Jorgito, y ya en la puerta al despedirme de mano de Jorge, que siento que me da algo de papel. No diga nada maestra por favor. No sabemos como agradecerle, esto es algo material, mientras que usted nos ayudó en algo emocional.

Ya no dije nada y el resto de la tarde y por varios días me hizo pensar lo que pasé, lo que recordé de mi infancia, en fin que fueron sentimientos muy encontrados, pero llenos de placer y satisfacción, por lo que había ayudado a la familia de Jorgito y bueno…

Toda esa revoltura de ideas y sentimientos, me provocó que ya no me preocupara por sí, mi marido me descubría o no, yo necesitaba decirle pero no me animaba, pues fueron casi dos años de novios y llevábamos 1 año con dos meses de casados de ocultarle. Ya para disfrutar que otros hombres se desahogaran conmigo, era muy padre. Pero ¿cómo hacerle para que mi marido sospechara o se diera cuenta?

Ya era septiembre, faltaban unos días para mi cumpleaños 24. Que se me ocurre algo y que le llamo a Octavio, primo de mi marido. Le platiqué que quería hacer y cómo podríamos. Así pasó.