@}}---,--- (iv)

...No es así como funciona, Harvey, en el momento en el que ellos den dinero para nuestra entrada, obligatoriamente tendremos que darles algo a cambio y no creo que invitarles la primera ronda de cervezas vaya a ser suficiente...

Previamente en @}}---,---...

~ (...)no iré solo, alguien irá con nosotros, ¿Te molesta?(...) ~ (...)Hola, te estaba esperando(...) ~ (...)Estás más bueno de lo que recordaba(...) ~ (...)Deberíamos esperar otros dos meses más para la siguiente vez entonces(...) ~ (...)¿Qué tiene de malo las cosas como están ahora?(...) ~ (...)amor viniste... me hiciste falta(...) ~ (...)¿Se conocen?(...) ~ (...)me voy a robar a Harvey un momento, ¿no te molesta verdad?(...) ~

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IV

Harvey

Cuando llegué a la casa, sólo encontré a la Sra. Elaine en la planta de abajo, estaba en el patio, lavándolo, almorcé, subí las escaleras y me cambié de ropa, sin bañarme, iría a la playa así que no tendría caso, me puse una camisilla del estilo que no revela la espalda y cubría mis trapecios, solo mostraba desde mis  hombros, unos shorts y unas chanclas, guardé unos bóxers de repuesto, shorts de repuesto, mi toalla, mi reproductor, mi teléfono y mi billetera en mi mochila; me dirigí hacia la parada, tomé no el primer sino el tercer autobús, no quería llegar y no encontrar a nadie ahí, el trayecto se hizo algo corto, tal vez porque estaba escuchando música mientras tanto; al bajarme encontré a sólo cinco, de los casi diez que habíamos decidido salir, Víctor, Michelle, Alexander, Eliana y Kevin; cuatro de ellos estaban metidos en el agua mientras Xander (como yo le decía) los miraba desde la orilla en una especie de carpa; cuando me acerqué a la carpa con Xander, los demás salieron del agua.

-¿Dónde estabas? Te estaba llamando, ¿tu teléfono donde lo tienes?- dijo Víctor en tono de novio celoso.

-Está aquí, tal vez no escuché porque tenía los audífonos puestos, cálmate, no te estaba siendo infiel- comenté haciéndole caer en cuenta de su tono, sonrió y me empujó la cabeza con su mano. Me desvestí y me dirigí al agua con ellos, el lugar estaba algo vacío, el cielo estaba grisáceo, el ambiente era lúgubre, el viento era fuerte y frío, el agua se sentía punzante, me sumergía tratando de lavar mis problemas, de distraerme, aunque la distracción para mí no duró mucho, ver a Xander en la orilla, en forma de bolita con el torso descubierto, mirándonos, me hacía sentir mal.

-¿Qué le pasa a Xander?

-Ni idea, varias veces le hemos dicho que venga y no ha querido, habla tú con él que eres su hermano- argumentó Eliana en defensa por haberlo dejado allá. Salí del agua y caminé hacia él; Xander y yo no éramos muy unidos, aunque en nuestros grupos de amigos teníamos ciertas intersecciones, y esa intersección era Víctor, el problema era que, Xander no era de mucho hablar siempre había sido algo reservado, distante, no tendía a prolongar las conversaciones, sólo daba respuesta a una pregunta sin añadir otra pregunta, dejándome sin opciones para hablar con él o por lo menos para establecer una conversación de dos individuos entre él y yo.

-¿Todo bien, Xander?

-Sí- dijo fingiendo una sonrisa para que me despreocupara.

-¿Y por qué no vienes?

-No traje ropa interior de repuesto, ni toalla, ni shorts- dijo bajando la mirada hacia los que estaban en la playa.

-Eso tiene solución- dije sentándome junto a él –yo puedo prestarte mi toalla, compraremos un short corriente, te bañas con él, lo desechas si te place y no te pones ropa interior al regreso.

-No tengo dinero para comprarme unos shorts, Harvey- dijo girando hacia mí.

-Yo sí lo tengo- dije dándole una sonrisa completa e infantil.

-¿Y si el zipper me agarra la verga?

-Yo te la sobaré, si quieres- dije entre risas. Él rió y giró hacia los demás, sentía la necesidad de que me hablara, de que se descargara y si nadie estaba dispuesto a hacerlo, yo lo haría, me desanimaba verle así.

Xander y yo nos parecíamos en ciertos aspectos, teníamos exactamente la misma altura, la misma contextura el mismo color y tipo de cabello y de piel, con algunas variables, como el largo de su cabello, llegaba hasta la mitad de su frente, caía sobre sus orejas hasta más arriba del lóbulo y no cubría su nuca, a diferencia del mío, que llegaba hasta más abajo de mi parpado inferior y cubría toda mi oreja además de mi nuca, tenía la nariz parecida a la mía, como de anime, sólo que un poco más grande, más masculina, sus ojos eran cafés oscuros, un poco rasgados, eso acompañado de sus cejas rectas, le daban un aire de chico malo, tenía cuerpo de futbolista; unos pectorales bien definidos, y un abdomen plano, sin abdominales, pero plano y unas piernas bien formadas, nos decían gemelos, por lo que estábamos en el mismo grupo y nos parecíamos… un poco; después de darle un momento de meditación consigo, me moví frente a él, para ocupar su campo visual.

-¿Seguro que todo está bien?-  desvió su mirada hacia la arena, como si quisiera evitar el tema.

-Entiendo, pero si necesitas algo, me lo dirás ¿Vale?- no dijo nada, me incorporé y cuando me dispuse a marcharme, habló:

-Mis padres se divorciarán- dijo algo apesadumbrado. Él sólo necesitaba que fuesen insistentes, que le mostraran que genuinamente querían saber lo que le pasaba, no con la intención de convencerse a sí mismos de que eran buenos amigos, él quería a alguien con la intención de escuchar.

-Lamento escucharte decir eso, Xander- dije sentándome junto en posición de bolita igual que él.

-Creí que lo olvidaría si venía, pero me siguió hasta aquí, Harvey- a pesar de que mis padres estaban separados, yo no podía proporcionarle ningún consejo útil, ya que para cuando yo tenía conciencia y uso de razón, el divorcio había sucedido, no tuve tiempo de encariñarme mucho con Ernesto; hablamos sobre eso por un rato, la única forma en la que podía proporcionarle apoyo era prometiéndole estar ahí para lo que necesitara, al rato de charla, divisé dos mujeres jóvenes acercarse a nosotros, tenían aspecto de turistas.

-Hola- dijo una de ellas con español forzado y un acento inglés muy marcado.

-Hola- saludé al tiempo que Xander se daba la vuelta.

-Mi nombre es Kimberly y ella es Rachel- dijo inclinándose hacia nosotros, tenían aspecto de muñecas de vitrina, rubias de pelo ondulado y ojos muy azules, con algunas pecas y en traje de baño, muy atractivas… muy.

-Mi nombre es Harvey y él es Alexander- dije algo tonto, eran tan hermosas que debía dolerles.

-Mucho gusto, ¿Cuántos años tienen?- dijo con una sonrisa seductora. Me enmudecí, no sabía que decir, si decíamos 17 tal vez les gustaría, o por otro lado tal vez no les agradaría el hecho de que fuésemos menores de edad aún.

-17- dijo Xander en vista de que yo no respondí.

-¿Ambos?- preguntó Rachel, la chica que no se había inclinado, Kimberly giró hacia ella, como esperando una respuesta de su parte, y Rachel sin siquiera considerar el hecho de que tuviésemos sentimientos, negó con la cabeza con algo de desagrado, “Xander, la has sabido cagar”, pensé.

-Bueno, gracias de todos modos- dijo Kimberly incorporándose y alejándose con la otra chica.

-¿Querían tener sexo con nosotros cierto?

-Bueno… yo no necesito saber la edad de alguien a quien voy a pedirle indicaciones, no sé tú- comenté sarcásticamente, dejándome caer sobre la arena, Xander reía, se le estaba pasando y eso me alentaba, giró su torso un poco hacia mí y se me acercó en tono seductor.

-¿Sabes Harvey? verte así me provoca…- dijo poniendo sus brazos en mis costados y acercándose hacia mí.

-¡Xander no, que asco!- dije impulsivamente; al sentir su calor corporal tan cerca de mí, me latió la verga de golpe, no sé por qué no me había fijado en él antes.

-Oye era un chiste, además no estoy tan feo- dijo adquiriendo su posición previa y en tono de ofendido, dándome la espalda, “si él quiere hacerme sentir incómodo, yo también lo haré sentirse incómodo”, me incorporé detrás de él y pasé mis manos alrededor de su cintura:

-Discúlpame, Xandy, me cogiste descuidado, fue un reflejo, sabes que te quiero, y no hay nadie con quien yo quisiera estar más que contigo- dije apoyando mi barbilla en su hombro y él ni siquiera se dignaba a voltear, “¿aún no es suficiente para asustarlo?”

-Xandy, mírame- decía con voz suplicante apretándolo de la cintura; el contacto con Xander me estaba calentando un poco y tenía que actuar rápido antes de que me empalmara por completo, Xander giró su cabeza hacia mí fingiendo ofensa y cuando giró, le lancé un beso que lo colmó.

-Eso fue regay, Harvey- dijo cerrando los ojos con una sonrisa.

-Pues tú te lo buscaste- dije empujándolo y levantando una rodilla, para tapar la erección que me había causado el calor y la suavidad de la piel de Xander. Me dí vuelta para ver qué tanto se había llenado o vaciado la playa y vi que otra pareja se acercaba, pero está vez ambos eran hombres.

-Hola- dijo un joven, alto, ejercitado, tez blanca, de cabello liso rubio, corto, peinado en dirección hacia su cara, nariz recta, ojos redondos cafés, tenía una perforación en un costado de su labio inferior, tenía acento norteamericano.

-Hola- dije un poco nervioso, ya que cuando unas extrañas se acercan lo primero que piensas es “me quieren follar” pero cuando unos hombres se acercan es inevitable pensar “maldita sea, me van a robar”.

-¿Alguno de ustedes habla inglés?- preguntó curioso. Levanté la mano levemente mientras Xander revolvía mi cabello con su mano como delatándome.

-Hola, mi nombre es Andrew y él es Brett- dijo apuntando hacia atrás, a un hombre muy alto y musculado, como si tuviese un gimnasio, tez morena, cabello castaño en púas, una perforación en una oreja, nariz algo curvada, ojos negros y una islita de vello facial en su mentón.

-Yo soy Harvey, y él es Alexander- ya para ese entonces me calmé un poco, no iban a robarnos unos turistas.

-Es un placer, estamos aquí porque queremos hacerles una invitación.

-¿Invitación?

-Sí, a los dos.

-Sigo aquí, Harvey- dijo Xander detrás de mí -¿Qué están diciendo?

-Nos están haciendo una invitación- Xander alzó la mirada a ellos, los reparó por unos instantes.

-Te vieron abrazándome por la espalda- dijo sin dejar de verlos.

-¿O a ti tratando de besarme quizás?- dije acusándolo.

-Di que no.

-Ni siquiera han hecho la invitación.

-¿Y eso que importa? Son gays.

-Lo cierto es, Xander, que necesitas una distracción, escucharé la invitación y si me parece muy descarada les diré que no, no voy a preguntarte si te parece o no, porque lo haré de todos modos- dije volteándome a Andrew.

-¿Qué clase de invitación?

-A un bar- dijo con una sonrisa de complacencia al ver que nos mostramos interesados.

-¿Qué bar?

-Andrómeda- dijo girando hacia Brett, esperando alguna clase de corrección en el nombre del establecimiento.

-A Andrómeda- dije volviéndome a Xander.

-¿Andrómeda?- dijo con cara de tonto y los ojos iluminados.

-Eso fue lo que dijo, ¿Por qué? ¿Qué es Andrómeda?- pregunté curioso.

-Harvey, es un club para hombres- dijo mordiéndose el labio inferior.

-¿Con bailarinas y todo eso?

-¡Sí!

-Lástima, tendré que decirles que no- dije con voz de lamentación.

-¿Por qué?- se apresuró Xander.

-“¿Por qué?” Xander, no sé como funciona aquí, pero de donde vengo, no puedes entrar a un club nocturno sin identificación y si no estoy mal, no consigues de esas hasta que tienes 18, no quiero que llamen a casa a decir que tienen que ir a buscarme a una celda, porque estaba en un antro sin una identificación, olvídalo.

-Andrómeda no es un antro, Harvey, está en la zona norte de la ciudad, y la entrada es costosa- dijo en tono burlón.

-Eso no lo hace menos antro, Xander- dije volviéndome a Andrew.

-¿Entonces?- preguntó el turista.

-Verás Andrew, noso…

-Sólo Drew- me corrigió con una sonrisa.

-Claro… la cosa es que… no podemos aceptar- dije secamente.

-¿Y por qué no?- dijo sin ocultar su decepción.

-Porque no tenemos la edad suficiente para entrar- argumenté.

-¿Cuántos años tienen?

-17, ambos.

-Eso no será problema, pagaremos lo que se requiera para que les permitan la entrada- dijo encogiéndose de hombros.

-Dice que pagarán la entrada, por los cuatro, y los cargos adicionales que requieran para que nos dejen entrar a nosotros- giré hacia Xander.

-¿Van a pagar nuestra entrada con cargos adicionales? Ahora sí estoy convencido de que nos quieren follar, Harvey.

-Mira, iremos, estaremos un rato, conoceremos el lugar y si empiezan a propasarse, nos iremos ¿estamos?

-No es así como funciona, Harvey, en el momento en el que ellos den dinero para nuestra entrada, obligatoriamente tendremos que darles algo a cambio y no creo que invitarles la primera ronda de cervezas vaya a ser suficiente- dijo sarcástico; la verdad es que yo sí quería ir, quería sacarme a Dil de la cabeza, como fuera y con quien fuera, y si Andrew quería ser ese alguien, no iba a desaprovechar la oportunidad, me acompañase Xander o no.

-Estás exagerando, Xander, mira, te prometo que no dejaré que la pasé nada a tu retaguardia, confía en mí, hace un rato te morías por entrar a Andrómeda.

-Todavía me muero por entrar, pero ya no estoy tan seguro.

-Iremos- le dije a Andrew.

-¡Genial! ¿El viernes está bien?- dijo eufórico.

-El viernes- afirmé.

-¿Algún número de teléfono?- dijo sacando un dispositivo móvil de su bolsillo, le dí mi número telefónico y marcó de inmediato, el teléfono empezó a sonar en mi mochila y él colgó al escucharlo.

-Ese es mi número, afinaremos los detalles en la semana, ¿vale?

-Vale.

-Nos vemos entonces- dijo mordiéndose el labio inferior con una mirada seductora e incorporándose, se alejaron dejándonos a Xander y a mí solos en el lugar.

Dilan

-¿Dilan? ¡Dilan, reacciona!- dijo Sergio chasqueando sus dedos frente a mí -¿Qué si vas a venir con nosotros?

-¿A dónde?

-A Euphoria, estás bien ido chico, como te tiene Sonia de mal- comentó fingiendo preocupación, “Si supieras que no es ella la razón del problema”.

-¿Cuándo?

-¡Ya!, Coño Dilan, la conversación ocurrió frente a ti, irá gente de otras facultades también, amigos de amigos, estuvimos enviando mensajes, mientras tú te follabas a tú novia en la otra sede.

-¿Sólo irán personas de esta sede?

-Esa era la regla, además así estarás un poco alejado de Sonia, te haría bien por lo que me doy cuenta, entonces ¿vendrás?

-Sí, claro sí iré- dije sacudiendo mi cabeza “¡Ya Dilan! ¡Supéralo! No volteó porque tenía los audífonos puestos, no porque estuviese molesto, no eres el centro del universo, además si se molestó contigo ¿Qué importa?, tienes a Sonia y a Simón, ¡A la mierda Harvey!” era lo que me repetía. Nos dividimos en grupos para tomar los taxis hasta el lugar, nos habíamos quedado hasta más allá de las 21:00 en el campus, hablando y organizando algún plan para la noche, creo que fuimos los únicos en toda la discoteca que llevamos puesta la misma ropa desde las 6:00 de ese día, al llegar nos quedamos afuera por un momento, Euphoria, está en un segundo piso, sobre un restaurante de comidas rápidas que lleva el mismo nombre y colores de la fachada, entramos a comer algo y luego subimos a la discoteca, tenía las paredes de cristal, con columnas entre ellos de color blanco con líneas aleatorias fucsia, pagamos la entrada e ingresamos, ya había algo de gente pero no estaba tampoco tan lleno, apenas eran las 22:00, nos sentamos y nos dieron la primera botella, bebimos un rato y de igual forma nos levantábamos a bailar para “sudar” el alcohol y no embriagarnos tan rápido; los minutos pasaban y me sentía ido, adormecido, pero todavía tenía uso de razón, sabía lo que decía y lo que hacía me senté en un sofá en una de las esquinas del lugar, puse mis manos en mi cabeza y me recosté al espaldar, cuando sentí un cuerpo cayendo junto a mí.

-¿No me digas que ya estás ebrio?

-No lo suficiente, pero creo que empezaré a rechazar trago en las siguientes rondas- dije sin quitarme las manos de la cara, el volumen de la música me impedían reconocer un patrón de voz particular, así que tuve que quitarme las manos de la cara por un momento para ver de quien se trataba, era Simón, pero no se veía excitado, ni malhumorado, el trago también empezaba a manifestar su efecto en él.

-Te estuve buscando en el almuerzo ¿Dónde estabas?

-Salí- dije algo incómodo, me molestaba cuando Simón me celaba, no tenía porque hacerlo no éramos nada, yo a él no le debía nada.

-¿Estabas con Sonia?

-Sí, Simón estaba con Sonia- dije frotándome la cara con desesperación.

-Asumo que almorzaron juntos.

-No me lo tomes a mal Simón pero… ¿de verdad quieres tener esta conversación o hay algún punto al que quieras llegar?

-No, no hay punto, sólo quiero que hablemos.

-Entiendo- me sentí un poco mal por haberle hecho ese comentario. Hubiésemos empezado a tener una conversación en la que eventualmente él diría algo que me hiciese enojar y lo dejaría en el sofá solo, pero mi teléfono empezó a sonar, lo saqué apresuradamente de mi bolsillo, y alejé un poco la pantalla para leer, de quien se trataba ¡Era Harvey! No pude contener la emoción, “no estaba molesto”, me incorporé y salí del recinto, pulse el botón verde pero no atendí, bajé las escaleras para poder escuchar mejor y entonces hablé:

-¿Harvey?

-¿Dilan? Hola, ¿Cómo estás? ¿Qué fue el escándalo del fondo? ¿Estás en una fiesta?

-Sí algo así, en una discoteca- reconocí algo apenado.

-Dilan, es lunes, mañana hay clases, ¿en qué pensabas?- dijo en tono de hermano mayor.

-No sé, no pensaba- reí.

-En fin, oye encontré unas llamadas perdidas tuyas, ¿está todo bien?- es cierto lo había llamado, recordé que eso había incrementado el temor de que estuviese enfadado.

-Sí, sí estoy bien.

- ¿Seguro?

-Sí Harvey, no pasa nada, sólo quería notificarte que había terminado de hablar con Sonia, en caso de que siguieras en el campus.

-Entiendo, bueno, entonces, te dejo no quiero distraerte de la fiesta, sé que puede sonar algo aguafiestas, pero modérate Dilan, mañana hay clases- sentí algo de preocupación en su tono, me gustaba eso, y no quería que colgara, así que usé el pretexto de haber tomado para “abrirme” con él.

-¡Harvey!- me apresuré antes de que colgara.

-¿Sí?

-¿Estás molesto conmigo?

-¿Por qué me preguntas eso, Dilan?

-Por lo de esta tarde, por dejarte por Sonia.

-No Dil, no estoy molesto, no pasa nada, yo me fui con Wanda, ¿recuerdas?- me entusiasmaba el hecho de que me hubiese llamado “Dil” de nuevo, en 18 años, Harvey había sido el primero que me diera un apodo.

-Pero, como no te despediste y no atendiste las llamadas, pensé que estabas molesto- dije en tono de niño pequeño.

-No Dil, no estoy molesto… oye ¿Estás ebrio?- su tono de voz cambió.

-¡No!- espeté ofendido.

-Dime por favor que no estás solo y que alguien te llevará en un taxi- dijo ignorando mi respuesta, esta vez sí se oía molesto.

-Harvey, me dijiste que no estabas molesto- quebré mi voz a propósito.

-No estoy molesto, Dilan, responde la pregunta que acabo de hacerte- decía una cosa, cuando su tono sugería totalmente lo opuesto.

- No estoy solo, pero me iré por mi cuenta- hubo silencio tras un suspiro del otro lado del teléfono.

-¿Harvey?

-Dime donde estás, Dilan- dijo como apunto de estallar de ira.

-En Euphoria- dije algo asustado.

-¿Cuál es la dirección?- mi corazón se aceleró, “vendrá a buscarme” no pude evitar sonreír.

-¿Vendrás a buscarme?

-¿Cuál es la dirección, Dilan?

-¡Oye, no tienes que preocuparte, no seas latoso!, no eres mi madre ni mi novio, ni siquiera Sonia es tan absorbente, ¡dame espacio Santiago!- dije fingiendo molestia, me había arriesgado, “insiste por favor, insiste” suplicaba.

-¡¿Pero cómo pretendes que no me preocupe, Dilan?! Estás ebrio, y hoy es lunes y para empeorarlo, me sales con que regresarás solo- dijo ofendido –Quiero que me des la dirección del lugar- reía mudo y me retorcía de felicidad en el muro en el que me había sentado, no me la podía creer, de verdad iría por mí. Le dí la dirección y el cerró diciendo que llegaría tan pronto pudiera. Volví a la discoteca y bebí un poco más para desinhibirme con él cuando llegara y fui abordado por Simón, que no se veía feliz.

-¿Ya?

-Sí, ya.

-¿Quién es Harvey?- preguntó con un tono de celos de infarto, asumí que divisó su nombre en la pantalla de mi teléfono con la llamada entrante; seguro había bebido más para poder tener el valor de preguntarme por él.

-Es un amigo.

-¿Lo conozco?

-No, no lo conoces- el tono y la actitud de Simón no me amargarían, me sentía imperturbable, Harvey vendría a buscarme, nada podría borrarme la sonrisa que se me dibujaba en el rostro.

-¿Hace cuánto hablan?

-¿Y este interrogatorio?

-Me dejaste plantado en el sofá esperándote, te tardaste un siglo allá abajo hablando, me dejaste la conversación a medias- dijo reclamándome, la música hacía que sólo Simón y yo atendiéramos la conversación, cosa que agradecía.

-Bueno ya estoy aquí, ¿De qué querías hablarme?

-Eso no importa ya, dime ¿has estado con él al tiempo que estás conmigo? ¿Él también te la ha mamado?

-No, Simón, ¡Esta escena es ridícula!- le lancé cabreado, me molestó que se hubiese referido a Harvey de esa forma, me levanté de la silla y él me sujetó.

-¿A dónde vas?

-Al baño, y no quiero que me sigas- dije sacudiendo mi brazo con violencia. Me alejé, entré al baño y me senté en un inodoro a esperar que Harvey llegara a rescatarme, eché mi cabeza hacia atrás y cerré mis ojos; no sé cuanto tiempo pasó cuando sonó mi teléfono, era Harvey.

-Ya estoy afuera, no pagaré la entrada para ir a buscarte, Dilan, despídete de tus amigos y sal, te espero- dijo cerrando, me incorporé, Salí del baño, anuncié mi partida en la mesa y una amiga se ofreció a acompañarme a pedir el taxi, le dije que no se preocupara que alguien me esperaba afuera; alzando la mirada entre la gente pude ver su cabello, estaba de espalda a la discoteca mirando hacia la otra acera, ella se despreocupó y me dejó ir solo, y llegando a la salida, me encontré nuevamente con Simón, cuando lo vi, estuve tentado a golpearlo.

-¿Te irás?

-No quiero escenas Simón, me esperan afuera- dije de mal humor.

-¿Te acompaño?- dijo algo tímido, en vista de mi antipatía; accedí sólo para que me dejara ir, cuando salimos, ahí estaba Harvey de espalda, apoyando los brazos en una barra metálica, se veía hermoso, más que siempre o tal vez yo estaba muy ebrio, llevaba una camisilla ajustada que lo mostraba tal cual era, tenía un cuerpo bastante trabajado, pero por cuestiones de genética no se había hinchado como un armario, conservaba su contextura, se veía delicioso y además traía puestos unos shorts, su cabello estaba húmedo y llevaba una mochila tejida.

-Harvey- llamé detrás de él, se dio vuelta y vi que tenía los ojos un poco rojos y aspiraba bruscamente, recordé entonces que había ido a la playa, estaba serio, distante… molesto.

-¿Ya?- dijo secamente.

-Sí ya- dije con la cabeza gacha; esperaba un Harvey sonriente, atento y caballero y entonces recordé la conversación que habíamos tenido por teléfono hacia unos minutos.

-Puedes irte, Simón- Dije girando hacia él y vi que Simón estaba ido por el atractivo de Harvey, pensé que le estaría lanzando indirectas de celos con la mirada y fue todo lo contrario, lo estaba desnudando en su mente, cosa que me hizo enfurecer.

-Que ya te puedes ir, Simón- dije apretando su hombro, haciéndolo volver en sí, me miró avergonzado y volvió al recinto, Harvey ni siquiera se percató de su presencia, apenas y volteó a mirarme a mí, caminó adelante bajando las escaleras, cuando estuvimos ambos en tierra firme giró hacia el restaurante.

-Deberías comer algo- dijo mirándome, a lo que solo pude asentir, aceptaría todo lo que demandase, no quería que se enojara más, al menos no por mi culpa, no conmigo. Entramos, me indicó que me sentara y el se acercó a la barra, al cabo de unos segundos volvió con un hot-dog en un plato y un vaso de soda, me los presentó y se sentó, empecé a engullir el producto, al tiempo que él apoyaba un codo sobre la mesa y metía sus dedos en su cabello, aguantando su frente con su palma, miraba un punto fijo en la mesa, me mataba verle así.

-¿Estás molesto?- pregunté tímido.

-No es exactamente la expresión que usaría para describir cómo me siento ahora- dijo metiendo su mano completa en su cabello echándole hacia atrás y poniendo ahora su mentón en su dedo pulgar y cubriendo su boca con un costado de su dedo índice, miraba hacia fuera del negocio, me sentía nervioso, quería que me hablara, aunque fuese para regañarme, lo sentía frío, apenas y podía masticar y tragar viéndole en ese estado.

-¿Harvey?- dije con la boca seca, a pesar de la soda, tenía una pésima salivación en ese momento.

-¿Hm...?- lanzó un gemido sin voltear para hacerme saber que me ponía atención.

-Cuando te dije por teléfono que eras latoso y que quería espacio… no quise decir eso, no debí tratarte así- dije con la voz entrecortada; Harvey no se movió, siguió mirando hacia fuera, no dijo nada… había dado en el clavo, lo había lastimado, la había cagado, sentí un nudo en la garganta, me sentía impotente, tenía rabia conmigo mismo, sentí la necesidad de llorar, se me encogía el corazón, y el silencio de Harvey no hacía las cosas más fáciles.

-¿Harvey?- dije con dificultad, él sólo giró sus ojos hacia mí -…lo siento- dije casi llorando, volvió a mirar a la calle, se reclinó en el espaldar de la silla y cruzó sus brazos; había perdido el apetito, sólo tenía cabeza para lo que nos estaba pasando.

-¿Quieres?- dije ofreciéndole hot-dog.

-Si ya no quieres más, déjalo en el plato, sólo tómate la soda- dijo sin voltear; “¡Ya Harvey, por favor, deja de tratarme así!, ¡¿no te das cuenta del daño que me haces?! ¡Te dije lo sentía!, ¿Qué más puedo hacer?” gritaba dentro de mí.

-Ya no quiero soda.

-Pues entonces vámonos- dijo poniéndose de pie, abandonó el lugar y yo lo seguía como un niño; pidió un taxi y lo abordamos, no hablamos en todo el recorrido; cuando llegamos a mi casa, le pagó al taxista todo él solo, sin pedirme un peso, caminamos hasta la entrada de mi casa, en esa ocasión yo caminé adelante ya que él no había estado en mi casa jamás, llegué y le entregué las llaves para que abriera, mi estado no me permitiría ajustar la llave en la cerradura, cuando abrió todo, me hizo pasar y me sentó en el sofá de la sala.

-¿Necesitas algo más antes de que me vaya?- su tono no había cambiado.

-¿Te sentarías un momento?- le pregunté con tono de niño reprendido; él tomó aire y se sentó junto a mí, lo miraba a la cara descaradamente, él apenas giraba su rostro para verme, y fue ahí, teniéndolo tan cerca que me desmoroné, metí mi brazo entre el suyo y su cuerpo y lo abracé, lo apreté fuerte contra mí.

-Lo siento, Harvey no quería preocuparte- dije hundiendo mi cara en su cuello, tenía un olor a mar que me provocó lamerlo, pero me abstuve de hacerlo; él giró su cuerpo para poder abrazarme, tomó mi cabeza con su mano y frotó su cabello contra el mío.

-Lo importante es que estás aquí, prométeme que no volverás a hacer esto, Dil, no puedes ser tan desmesurado, sobre todo si piensas regresarte solo, pudieron haberte robado y pudieron dejarte en algún callejón- susurró en mi oído, se oía preocupado, el enojo menguaba y me aferré aún más a él, quería sentirlo más cerca de mí.

-Lamento haberte dicho que eras latoso, eres un gran hombre y si fuera gay, me gustaría que mi novio fuese como tú- dije avergonzado, me estaba lanzando sin pensar a futuro, le dí un beso en el cuello  que me supo a salado y me sujeté a él aún más, Harvey acarició mi espalda y me dio unas palmadas para que me apartara.

-Sí estás bien ebrio, Dil- dijo con una sonrisa. Verlo sonreír me devolvió el alma al cuerpo “las cosas serán como en un principio” pensé “¿Se molestará mucho si lo beso en los labios? Él debería entender que estoy ebrio y que los ebrios hacen cosas arriesgadas” la idea cruzó por mí mente pero luego pensé que había sido mucho por ese día, que tantas emociones encontradas lo harían colapsar. Sonreí y le di un beso en la mejilla que me supo a gloria.

-Sólo lo suficiente- le insinué.

-Ya deberías ir a la cama, y yo debería irme, tengo mi primera clase a las 7:00 hoy- Dijo retirando mis brazos de su cintura.

-¿Hoy? ¿Y Qué hora es?

-Casi las 2:00- no pensé que fuese tan tarde, “no iré mañana a la universidad eso es seguro”.

-¿Y por qué no te quedas? Es algo tarde para que estés andando solo, puedes quedarte en mi cama y yo dormiré en el sofá.

-Aunque suena tentador- dijo bajando la cabeza sonriendo –tengo que decir que no, no traigo ropa conmigo, y el sofá se ve incómodo sobre todo para alguien en tu estado.

-Tengo otro sofá en mi habitación.

-En serio tengo que irme Dil, entre más alarguemos la conversación será aún más tarde… o temprano- no pude evitar reír al comentario mientras él se ponía de pie, giró en dirección a la puerta y tuve de nuevo esa sensación de “No lo dejes ir Dilan, ¡haz algo!”, pero en esa ocasión sólo lo observé hasta que giró su cabeza hacia mí, me sonrió por última vez y cerró la puerta tras su salida, dejándome sólo en la oscura habitación; me recosté en el mueble tratando de reponerme a la borrachera que se intensificó cuando él abandonó el lugar, me puse en pie, caminé hasta mi habitación con ayuda de mis manos, ya que no quería encender ninguna luz, me quité los zapatos únicamente y me dejé caer en la cama.

Harvey

“Estoy orgulloso de ti, es lo que un caballero hubiese hecho, no te aprovechaste de la situación, estaba ebrio y hubiese sido un caos en la mañana siguiente” escuchaba en mi oído mientras caminaba a hacia la residencia, “Y yo por el contrario pienso que eres un cobarde, las oportunidades se presentan y no regresan, que decepción Harvey Santiago, ni siquiera pudiste darle un beso, a pesar de que él se arriesgó dándote dos” retumbaba en mi otro oído, haciéndome caer en cuenta de la dualidad que Dil me había hecho desarrollar; “No le hagas caso, Harvey, el también está orgulloso, aunque no lo diga, además Dilan te besó porque estaba ebrio, no porque así lo quisiese, estaba bajo mucha presión tras la discusión” / “No hables por mí, estoy decepcionado, no orgulloso, DECEPCIONADO, además no saldrás con esa estupidez de estaba ebrio y con eso lo excusarás, cuando estás ebrio haces cosas que no serías capaz de hacer sobrio pero aún así querrías hacer, los besos en el cuello son insinuaciones sexuales, tú estabas ahí cuando lo leímos, coño, ¡Harvey te ordeno que te regreses ahora mismo!” la conversación continuó conmigo atrapado en el medio, estaba mucho más preocupado por el hecho de que de verdad estuviera sucediendo algo como eso dentro de mí, que por escuchar sus consejos.

Cuando llegué a la residencia me senté en la terraza, me cubrí la cara con ambas manos, estaba vuelto un nudo de sentimientos, pensaba en Dil, en Xander, en Sonia incluso en Andrew, en mi cobardía disfrazada de caballerosidad, en mis miedos disfrazados de precaución.

-Ya cállense- dije en voz alta, el ruido en mi cabeza era aturdidor y este empezaba a convertirse en un tenue rumor tras mi comentario, y fue hasta entonces que empecé a escuchar ruidos que venían desde la planta de arriba, pero no ruidos cualquiera ¡gemidos! Y no precisamente esos gemidos que haces cuando comes algo que te gusta, gemidos provenientes de dos voces distintas acompañados de el sonido de lo que bien podía ser una cama mal ajustada “la Sra. Elaine va a correr a Sandro” pensé; la habitación de Sandro daba hacia la terraza mientras que la de Camilo y mía daba hacia el patio trasero; me incorporé, abrí los candados de la reja, subí las escaleras y me paré frente a la puerta de la habitación, no para escuchar mejor y pajearme, todo lo contrario, debía advertirles que hacían mucho ruido y que la Sra. Elaine podría despertar y echarlo, tomé aire “es por el bien de Sandro”, toqué la puerta tres veces:

-¿Qué pasa?- atendió Sandro abriendo la puerta rápidamente con algo de altanería y era comprensible, a nadie le gusta ser interrumpido en pleno acto.

-Sandro, no te quiero interrumpir, pero los gemidos se oyen hasta la terraza y la Sra. Elaine podría escuchar.

-¿En serio?- dijo mostrando interés en la materia.

-Sí, no te estoy diciendo deberías parar, sólo que lo hagan con el volumen más bajo.

-Gracias, Harvey- dijo urgido y haciéndome un guiño. Me sentía bien conmigo mismo, tres buenas obras en el día, definitivamente iría al cielo cuando muriera.

-Te dije que gemías muy alto Cami, era Harvey- sentí como si reventaran un vidrio detrás de mí tras escuchar a Sandro del otro lado de la puerta, me quedé inmóvil, “Camilo, ¿mi compañero de cuarto?... Nah debe ser una Camila amiga de Sandro”.

-¿Harvey llegó?- “Sí, era Camilo, mi compañero de cuarto, esa era su voz” aceleré el paso para que no me viera ahí y pensara que estaba espiando, quité el seguro, entré, lancé mi mochila en el suelo y me tiré sobre la cama con ropa y me cubrí con las sábanas, me puse de espaldas a la puerta para fingir que estaba dormido, tratando de evitar lo inevitable.

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La próxima semana...

~ (...)Harvey, espérate... Hay algo sobre lo que quiero hablarte(...) ~ (...)¿Cuántas veces o con cuántas personas?(...) ~ (...)quería preguntarte si… te gustaría salir hoy, en retribución(...) ~ (...)gracias por regresar la llamada, te confieso que me había asustado un poco(...) ~ (...)¿ustedes son pareja?(...) ~ (...)se fue de ligue(...) ~

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Ahoy! ^^ Aquí está el cuarto capítulo, espero que les guste, y de igual forma que en los anteriores los invito a comentar y a valorar, sus observaciones y opiniones son de mucha importancia para mí, me hacen saber que quieren que la historia siga siendo publicada, Ahora, respecto a un comentario previo, no he terminado la historia aún, tengo ya capítulos avanzados, no los publico de tajo porque luego me quedaría sin nada que presentarles y empezaría a escribir bajo presión y yo bajo presión no trabajo muy bien, así que... no siendo más... Nos vemos en una semana -^^- Saludos!