Italiano a la carta
Trabajando de edecán visite un restaurant italiano, sabía que ordenar... hasta que conocía mi acompañante.
Comencé a trabajar de edecán cuando por azares del destino conocí una amiga que trabajaba en lo mismo, ella me invitó a dos o tres eventos hasta que me contrataron y como tenía mas o menos dominio del ingles me enviaban a los congresos y simposiums internacionales, ella solía decirme que sus mejores experiencias habían sido con gente de otras partes del mundo pero que los mejores para ella seguían siendo los italianos por su tamaño y por como la hacían sentir. Realmente al principio era super excitante estar con toda esa gente de todas partes del mundo y conocerlas, pero con el pasar del tiempo y viendo que no llegaba nada bueno fue perdiendo el chiste hasta que llegó Alessio.
Alessio no era el clásico ejecutivo que solía ir a los congresos, para empezar el tenía 28 años, era alto, delgado, rubio, con unos pectorales muy bien marcados que daban ganas de morderlos y unos ojos que decían "te deseo, acércate y verás que tanto", a el mi amiga y yo lo habíamos visto desde que entró por la puerta y tomó su asiento en la segunda fila, como era el más joven y atractivo de los exponentes era obvio que dos o más estaban tras de el, así que aunque había sentido una gran atracción por el decidí dejar el camino menos congestionado y hacer mi trabajo.
Cuando el primer día terminó nos llevaron a todos a comer comida italiana, habían asignado a una edecán como acompañante de cada uno de los exponentes. Al llegar al restaurant con un vestido negro descubierto por la espalda, un escote un poco pronunciado por delante y con una abertura en la pierna y sin saber quien era mi pareja, no sabía que esperar, me senté en la mesa donde deberíamos estar todos y esperé a que mi acompañante llegara. Estaba tan entretenida tratando de descifrar que demonios era que cosa en la carta cuando un leve roce en mi espalda me hizo volver, al voltear, me di cuenta de que se trataba del italiano por el que todas derrapaban, realmente se veía muy apetitoso con su traje negro y una corbata azul, para mi sorpresa sabía hablar muy bien español y me dijo "yo soy tu cita esta noche, espero que no te importe" tragué un poco de saliva y como mejor pude conteste, "para nada espero que a ti tampoco", se sentó en la mesa y comenzamos a charlar, yo realmente no escuchaba lo que me decía por que me encontraba perdida en sus ojos y en imaginarme gracias a lo que mi amiga me había dicho como sería en la cama, entre lo que pensaba, las copas de vino y los pequeños roces que nos dábamos por debajo de la mesa comencé a excitarme, creo que el lo notó porque sus roces sobre mi pierna cada vez iban subiendo más y más por la abertura de mi vestido hasta llegar a mi liguero. Cuando llegó a él, el calor que yo sentía había hecho que se me encendieran las mejillas, me palpitara mas rápido el corazón, mi respiración se acelerara y mis bragas se mojaran.
Mientras cenábamos "accidentalmente" deje caer mi tenedor sobre su pierna el cual recogí inmediatamente y pude comprobar el tamaño de su miembro sobre la tela del pantalón, ese pequeño roce bastó para que volteara a verme con los ojos encendidos y deslizara su mano aún más arriba de lo que ya había llegado tocando apenas con la punta de sus dedos mi coño ya bastante caliente, me sonrió y acercándose a mi oído me sugirió que fuéramos a caminar cuando terminara la cena, realmente era un lugar hermoso, tenía grandes jardines y fuentes espectaculares, cuando todos terminaron tomé mi bolso y me deslicé hacía el jardín esperando a que llegara Alessio; estaba tan entretenida observando la fuente y pensando en arrancarle la ropa que cuando llegó no me dí cuenta, me abrazó por la cintura y me acercó hacia el yo podía sentir su pene totalmente parado y duro, sentía como punzaba y con cada punzada crecía más, nos miramos por una fracción de segundo y nos besamos, sus labios eran carnosos y su saliva tenía un sabor dulzón, me penetraba con su lengua la cual movía con ternura dentro de mi boca, mordía mi labio sin lastimarme, pero eso hacía que me excitara más, comencé a deslizar mi mano de su cuello hacia sus pectorales, realmente como lo había pensado, tenía unos pectorales bien formados los cuales apreté un enterrando mis uñas un poco, así comencé a bajar por su abdomen, para finalmente llegar al cierre de su pantalón, para cuando yo ya había llegado ahí, el ya había encontrado la manera de meter su mano por mi escote y me amasaba mis senos con fuerza, tocando primero con los dedos la punta de mis pezones y después con toda la mano mi seno completo.
Comencé a bajar el cierre de su pantalón y separándose un momento me llevó hasta una fila de árboles donde solo la luz de la luna alumbraba, me coloco en contra de un árbol y me pregunto "que se te antoja hacer?" , "chupartelo" contesté, me miró con ojos de deseo y el mismo fue quien bajo el cierre de su pantalón y liberó al animal, comencé a deslizarme rozando mi cuerpo contra el de el, cuando tuve su verga frente a mi cara comprobé su gran tamaño y grosor, realmente se veía exquisita y comencé a mamarla; primero lento, deslizaba mi lengua a todo lo largo de ella y llegaba hasta la punta donde movía mi lengua un poco en círculos y eso lo hacía estremecer, después fui acelerando un poco más el ritmo, con lo que el empezó a emitir pequeños gemidos de placer los cuales trataba de ahogar para que no nos descubrieran.
Mis bragas estaban completamente mojadas y el calor que sentía en mi cuerpo me nublaba la razón, a tal grado llegó mi excitación que me levanté, lo alejé un poco de mí y dejé caer mi vestido sobre el césped, debajo de el solo llevaba mis bragas negras, mi liguero, mis medias y unos zapatos negros de aguja, me miró atónito y me contemplo por un instante, comenzó a recorrer con la punta de sus dedos mi frente y mi cara y fue deslizándolos hacia abajo sobre mis senos, mis pezones, mi abdomen, mi vientre, hasta llegar a mis bragas, la cuales hizo a un lado y dándome un beso metió sus dedos en mi hoyito, tocándome el clítoris y volviéndolos a deslizar dentro, solo los besos que me daba impedían que gritara de placer, recorría con su boca mi cuello, y bajaba hasta mis senos mordiéndolos, y besándolos, yo trataba de ahogar mis gemidos mientras el arrodillado chupaba mi coño con su lengua, recorriendo todo y haciéndome sentir gran placer al mover su lengua rápidamente sobre mi clítoris, se levanto y me vlteó contra el árbol de espaldas a el y comenzó a frotar su miembro entre mis nalgas, llegó el momento en que le dije " ya no aguanto más métemelo por favor" con una sonrisa en los labios, me tomó de las nalgas y me cargó poniéndome frente a el con mis piernas alrededor suyo, me recargo contra el árbol y antes de metérmelo de un solo golpe me beso, al sentirlo dentro una descarga recorrió mi cuerpo y con cada penetración suya me acercaba más y mas al final, cuando me dijo que ya se venía me aferré a el con más fuerza con mis piernas y sentí el calor de su semen dentro de mí.
Me colocó suavemente en el césped y ayudo a vestirme. Regresé a mi casa con una sonrisa en la boca y sabiendo que pedir la próxima vez que ordenara...un italiano a la carta.