Italia con amor (Cap1: Panteón de Agripa)

Siempre fui una persona abierta a conocer gente, nada problemática y dispuesta al dialogo antes que a la discusión, digamos... que es complicado sacarme de punto. Hasta un cierto dia...

Siempre fui una persona abierta a conocer gente, nada problemática y dispuesta al dialogo antes que a la discusión, digamos... que es complicado sacarme de punto. Hasta un cierto dia...

Acababa de llegar a Roma para empezar a trabajar en una empresa eólica francesa, estaba entrando en un nuevo país, con cultura diferente, donde una vez mas me tocaba comenzar de 0. Es cierto que estoy acostumbrado al empezar nuevas vidas, de hecho he de reconocer que me gusta, y bastante. Pero esta vez era diferente porque partía realmente de la nada, sin conocer absolutamente a nadie.

Buscando en el medio del agujero negro de la soledad un poco de luz, se me ocurrió contactar con la asociación con la que me fui de intercambio a Alemania años atrás. Pensé que igual tendrían una sede, una delegación o algo, supongo que sería el optimismo de alguien que esta vacío. Tramite Facebook conseguí el contacto de una persona, una llave para abrir la puerta al exterior, y sin corto ni perezoso me armé de valor para llamarla directamente. Los jovenes de hoy en día no nos asusta enviar mensajes a gente que no conocemos, usamos tinder, badoo, instagram, whatsapp rapidamente pero cuando hay necesidad de llamar nos asustamos como un niño antes de su  primer beso.

La voz de Alessandra rápidamente contestó al movil, su voz aterciopelada, tenue y simpática atravesó rápidamente mi tímpano para enborrachar mis neuronas con oxcitocina, como si de ron de baja de calidad se tratase, esos licores que emborrachan rápido pero son lentos en desaparecer de tu cuerpo. Retomo que me pierdo tratando de calificar el sentimiento solo de escucharla, le comenté que llevaba ciertos días por Roma y que estaba trabajando, que no encontraba compañía para poder conocer la ciudad y que si podía ser ayuda de alguna forma en la asociación. Digamos que me estaba agarrando a un clavo ardiendo. Ella fue muy amable en darme largas. La verdad que con su voz me había "fatto colpo", palabra que usan en italia para definir un flechazo.

Su amable rechazo no me había rendido, necesitaba que llegara el momento en el que abandonara la amabilidad para rechazarme o para besarme de forma brusca y sutil a la vez, un mordisco acompañado de un pulsante beso que te duele y te duerme a la vez, por ello la volví a llamar, su vaga escusa de que ahora mismo no tenía actividades programadas por el cambio de dirección en la asociación no me convencían... Esta vez respondió un poco mas seca con un simple Ciao, di cosa hai bisogno? me quería decir mas de un  hola ¿que necesitas?, me quería decir que quieres de nuevo, español estas pasando la delgada línea de la pesantez, a lo que yo respondí con un dubitativo tengo un par de dias libres y no se donde tomarme un buen cafe, ¿podrías aconsejarme alguno?. Esperé varios segundos a ver si me colgaba.

Y aquí estoy esperando, en una cafeteria en frente del panteón de agripa, admirando su majestuosidad en lo que viene Alessandra.