Islas Canarias… BELLEZA, PASIÓN, FUEGO Y

Heráclito decía si no me equivoco… “Si no esperas lo inesperado no lo encontrarás, porque no será alcanzado por una búsqueda o un camino” y eso es lo que sucedió y por lo que se ve seguirá sucediendo

Cuando planifico algo suele salir bien, pero nunca suele salir al cien por cien como lo planifique o imagine. Por eso lo mejor que me ha sucedido en la vida, ha sido lo inesperado, lo que no imaginaba, simplemente porque no todo es blanco o negro, que hay una gran gama de grises.

Todo empieza estando en Madrid. Me llega un aviso por parte de Victoria, de la llamada de una persona de canarias. Era sobre un proyecto que presentamos hacía ya casi un año, en plena pandemia y parecía que se habían decantado por otro proyecto. Como suele suceder en infinidad de ocasiones. Ya no los tenía ni en mi cabeza. Habían aceptado nuestro proyecto plenamente, sin poner un pero. Claro, un año después el presupuesto se había quedado completamente desfasado. Me dijeron que no había problema, que lo entendían y que lo actualizásemos.

Le comunico a Victoria todo y me llama unas horas después comentándome que la diferencia de un presupuesto a otro es exactamente de un 31,83%, mis cálculos estaban en cuánto o cinco puntos menos y le digo que se lo envíe como lo ha calculado ella con su equipo. Al preguntarme Victoria lo que pensaba, le respondí que para el año que viene lo mismo nos decían algo y me eché a reír. Al día siguiente nos llegó la confirmación y la única condición es que este mes, como máximo la primera quincena de febrero teníamos que estar preparando a su personal. Íbamos a ir apurados pero era un proyecto de los que me gustaba y estaba en nuestra lista de los diez mejores.

Mientras estaba en Madrid me informé y me enteré de que habían tratado de ponerlo en marcha con otras empresas y el resultado fue pésimo. Dispusimos que irían tres equipos de cinco personas, viajando en distintos vuelos y hospedándose en distintos hoteles. Todo por el tema del COVID-19 y por si había un contagio que no se quedará tocado todo el equipo. La selección al ser técnica, prácticamente la hice solo, exceptuando los cambios que tenía que hacer de la primera selección por impedimentos de bajas, que no eran pocas.

Los tres equipos se hospedarían, dos en Santa Cruz de Tenerife, en distintos hoteles, el otro en el Puerto de la Cruz. Una distancia de unos 40 km. a media hora más o menos. Para mi elegí la zona sur de la isla, a unos 80 km y a unos tres cuartos de hora. Este hotel me lo había elegido Victoria, porque lo conocía y al querer estar en la zona sur, me reservo ese en concreto y donde se hospedarían conmigo tres personas más, dos técnicas y una administrativa. Sólo había tenido un trato directo con una de las técnicas, una loba con piel de cordero, porque tenía muy mala leche, pero trabajaba de diez y nadie la chuleaba, con las otras dos personas, un trato de pasada. Por eso la noche que llegáramos cenaremos todos juntos, para un primer cambio de impresiones.

Al haber llegado pronto al hotel aproveche para hacer un recorrido y ver las instalaciones, solo el ver la habitación que era una estilo cabaña, con una cama de las que me gustan de esas que caben hasta cuatro como mínimo, supe que se había excedido en el hotel, pero sé que lo había hecho para que además de trabajar me relajase. El gym estaba bien, había golf (que no se me da muy bien, aunque algo me defiendo, lo suficiente para no hacer el ridículo mucho) y el resto me pareció muy bien. Victoria se había encargado de reservar una sala pequeña para nosotros y nuestra estancia, para trabajar sin problemas.

Estaba cerca de la playa y tenía una piscina estupenda. Me informe y como quería ir a alguna playa nudista, me recomendaron sin lugar a dudas, una que estaba a unos 25 km. luego me dijeron que el coche que había reservado lo tenía en el aparcamiento desde las diez de la mañana, era un suv híbrido. Victoria lo había preparado todo bien. Después de comer, me fui a relajarme a la piscina y con el portátil a trabajar un poco y planificar mi estancia. Desde la hora de inicio de trabajo, teniendo en cuenta la hora de diferencia con la península.

Antes de ir a la piscina tenía claro que la estancia en el hotel iba a ser aburrida, refiriéndome al resto de los huéspedes. Porque al ver el hotel, no creía que hubiera gente joven o de mi edad y no me equivoque, porque de los que vi en el restaurante y al llegar, ninguno bajaba de los 60 largos. Lo bueno, que seguro que no molestaban. Estando en la piscina llegó un grupo de personas, todos entre 60 y 70 años. Exceptuando una mujer que tenía entre 30 y 35 años. Por cómo estaba con ellos pensé que era la hija de alguna de las parejas, que eran alemanes. Porque la mayoría de las personas que vi, eran de nacionalidad inglesa y alemana.

Aunque notaba miradas hacia mi persona y al llevar gafas de sol, podía verlo mejor, me dediqué a seguir a lo mío. La mujer joven, que estaba espectacular, se tiró al agua y llevaba un micro bikini que al salir del agua se le transparentaba absolutamente todo. Lo único que le fallaba, si es que se le podía decir que algo fallaba, era que llevaba el pelo muy cortito. Al contrario que sus acompañantes, estaba bastante morena y alguno de ellos tenían color gamba. Tenían un trasero bien colocado, un pecho grande y una figura de guitarra. En el recinto de la piscina éramos los más jóvenes y no sé por qué, pero me acordé de que no había llamado a Aitana y la llamé. Me cogió la llamada y no me dejo decir nada… “Te llamo en un rato, que estoy ahora mismo con un paciente” le dije que no se preocupara y seguí a lo mío, hasta que me llamó.

- Perdona que antes te haya cortado así pero es…

- Que te vas a disculpar, lo primero es lo primero.

- Ya pensaba que no me ibas a decir nada, porque como no contestabas…

- Es que quería llamarte y decirte lo que fuera de palabra.

- ¿Y qué me querías decir?

- Pues que había recibido tu mensaje. Lo que pasa que se me ha complicado mucho todo y eso… te he llamado ahora.

- Qué seco estás. ¿Sigues enfadado conmigo?

- No estoy seco y no me enfade, tú decides algo, que es muy personal y no queda otro que admitirlo. Si lo de seco es porque no te he dicho ahora o no he insistido en que tomemos algo, es porque es un poquito complicado.

- No hay nada complicado si se tiene interés en algo.

- Jajaja… ¿Este fin de semana cómo lo tienes?

- Ves, es que no dices una cena, tomar una cerveza, una copa… NO… un fin de semana entero. Ves como asustas… Jajaja…

- Es que estoy en Tenerife y para que el viaje te compensara.

- Jajaja… me han dado muchas excusas para no quedar conmigo, esa nunca, jajaja…

- ¿Pero te vendrías?

- Jajaja… reconóceme que eres un poco fantasmilla.

Era tontería seguir hablando y por eso me disculpé muy cortésmente, antes de dar por finalizada la llamada. Que conste que no me enfade. Sólo que iba a hacer una cosa y me gustaría ver su cara, pero me conformaría con esperar su reacción. Llame a la agencia de viaje que trabaja con nosotros, les encargue un billete de avión para el viernes por la tarde, que llegaba aquí para la cena. Les dije que lo enviaran a mi trabajo. Luego llamé a Victoria, le pedí un favor, que comprara un ramo de flores y los enviará a Aitana con el sobre que iba a llevar la agencia de viajes. Una vez que lo hice me llamaba al móvil Macarena, la que decía que era una loba con piel de cordero. Me decía que estaban ya en el hotel y haciendo el check in. Como siempre decidida y también la veteranía era un grado, que tenía ya 55 años y muchos tiros dados.

Para que no se alteraran ni nada por el estilo, se lo dije recalcándoselo… “Estoy en la piscina, no hay ninguna prisa, te lo repito NO HAY NINGUNA PRISA, subir a vuestras habitaciones, hacer lo que tengáis que hacer, poneros cómodas y estaré por aquí” ella me dijo que entendido. Era una mujer de pocas palabras en las respuestas. Hicieron acto de aparición las tres y me quedé deslumbrado con una de las tres mujeres. Nunca me había fijado o es que era otra, se trataba de Rosalía de 35 años. De 1,68 aproximadamente. Siempre la había visto vestida con un estilo entre dramático y creativo, de tal manera que era difícil saber el físico que tenía.

Está vez llevaba un estilo más artsy y se distinguía que tenía un cuerpazo. Nos fuimos a la zona de la cafetería y no esperaron para contarme posibles incidencias. Les dije los horarios que íbamos a tener y lo que teníamos que hacer cada uno. Siempre fiscalizando el trabajo de los otros grupos. Luego cenamos juntos y les dejé claro, que una vez finalizado el horario establecido, no era necesario ir en comandita, que disfrutaran de la isla y de lo que se terciara. Después de cenar me quedé con Rosalía hablando de otras cosas y me dio una relación de los problemas de algunos de los que habían venido, no lo hizo por chivarse, lo hizo por si había algún fallo que supiera ser un poco benévolo, entre ellas estaba Rosalía, un problema con el novio o pareja, no me dio detalles.

Macarena una vez que acabamos de hablar, se fue con las otras dos y me quedé solo. Estaba tranquilo y vi llegar a la mujer espectacular, se sentaron en una mesa pegada a la mía. Él me preguntó en inglés si era de aquí. Le entendí perfectamente pero le dije que no le entendía y entonces fue ella la que habló, en un español bastante aceptable e hizo de traductora. Eran ingleses y se llamaban Amber y Randall. Randall solo soltaba alguna que otra palabra en español y en muchas ocasiones ella no me traducía lo que Randall le decía. Hablamos poco y fue al oírles cuando descubrí que eran marido y mujer. Escuchaba atentamente pero como si no prestara atención.

Por la mañana como siempre salí a correr y a pararme en un sitio a observar el amanecer que era lago espectacular en ese lugar. Ese día fue una mañana de trabajo intenso, tanto que no nos dio tiempo ni a parar a hacer un descanso. Me quería ir a la playa nudista que me habían recomendado, pero al no haber tenido ni un minuto de descanso, quise compensarlas llevándolas a comer a un sitio especial, pero dijeron que mejor una cena, lo que me vino muy bien y me marche rápido, eso si antes me agencie un par de sándwiches y una botella grande de agua.

Penaba que la playa estaría casi desierta, pero no es que estuviera llena, pero había bastante gente. Por su aspecto la mayoría parecían extranjeros y había de todas las edades, por lo menos lo que vi de primeras. Vi un sitio que me gustaba, me desnude y me quede allí. Comí los sándwiches y me tumbe a tomar el sol. La temperatura era agradable, estaríamos a unos 20º o 21º. Había mucha tranquilidad. Llevaba más de media hora cuando veo que se acerca la que me parecía Rosalía, pero no lo sabía seguro. Porque entre otras cosas llevaba un sombrero floppy de ala ancha y un vestido largo de playa, pero era el andar lo que me hacía creer que era ella.

Me fijo bien y veo que camina gesticulando, pero no veo que lleve ningún móvil en las manos. No se pone muy lejos de mí y al oírla sé que es ella. Se quita el sombrero y el vestido. Debajo lleva un bikini negro. Ahora logro ver que lleva un auricular inalámbrico. Está enfadadísima y al final finaliza la conversación o discusión con un… “VETE A TOMAR POR… IMBÉCIL, QUE ERES UN IMBÉCIL” y deja caer dentro del bolso de playa el auricular y suena su móvil, lo coge y corta la llamada sin atenderla. Lo hace varias veces. Se desnuda y la veo de espaldas, al culito no se le puede poner ninguna pega, ni tampoco a sus piernas, que después de verlas no entiendo porque siempre las lleva tapadas.

Se gira de pronto para colocar las cosas y la veo de frente, esta mas que buena, tiene un cuerpo muy tonificado, cuidado y un abdomen perfecto, lo que me dice que hace muchas horas de ejercicios. Los pechos son grandes y aunque logra tenerlos bastante alzados, el peso y la gravedad hacen que caigan un poco, lo justo para hacerlos más hermosos. Pezones de areola grande y oscura. El vello púbico estaba muy cuidado y recortado. Miro hacia donde estaba tumbado y se le quedo cara de turbación, se puso toda roja y no fue capaz ni de saludar. Hasta que reaccionó y levanto la mano a forma de saludo.

Se tumbo boca abajo y giro su cabeza para el lado contrario. Ya puestos me venía hasta bien, porque me apetecía darme un baño y me podría vigilar mis cosas, por eso me acerqué a ella… “¿Rosalía te importaría vigilar mis cosas mientras me doy un baño?” giro su cabeza, elevo un poco su cuerpo poniendo sus brazos por debajo y sin enseñar más de lo que podía enseñar… “Pero el agua estará muy fría… vamos que si vigilo tus cosas” me respondió con nerviosismo y me fui al agua después de darle las gracias.

Después de un buen raro en el agua, me fui a mi sitio, le di las gracias de nuevo, me seque y al pasar me despedí. Me hizo gracia verla tan confundida. Porque con un cuerpo así… no se puede estar tan azorada. Llegue al hotel, me duche me cambie y me fui a tomar una cerveza a un sitio, donde se ve una de las mejores puestas de sol, puestas que lo ideal serian verlas con una buena compañía. El sitio es uno que se llama El Puertito de… había poca gente y esas vistas me ayudaban a pensar, a recordar… y cuando estaba en lo mejor me llama Macarena, que al verlo me extraño, porque si me llamaba era que algo importante había sucedido… “Carlos, tenemos un problema…” y me cuenta que las dos personas que tenían que preparar al personal de la empresa, había dado positivo y el lunes tenían que empezar.

Le dije que ya hablaríamos y me fui hacia el aeropuerto a recoger a Aitana, que por cierto aterrizo su vuelo y no estaba ella. La llamé y me salía el contestador, deje un mensaje y me fui a la cena con las tres compañeras. Al llegar le dije a Rosalía que ella y yo sustituiríamos a los que habían dado positivo. Se puso muy nerviosa, porque decía que lo suyo no era hablar en público y menos ejercer como si fuera una profesora. El lunes salimos temprano y en el camino le fui diciendo cómo hacer para no ponerse nerviosa y lo que tenía que hacer si se quedaba en blanco, de todas maneras le había preparado unas fichas para que le sirvieran de guía.

Al llegar nos reciben Juan Carlos (dueño y señor de la empresa) su hijo Nuño (la realidad que tiene un nombre de origen canario) de 40 años, 1,70 un poco rellenito. Nos reunimos en un despacho y hablamos de trabajo. Juan Carlos al poco se fue, porque era su hijo quien llevaba prácticamente todo, según él, decía que ya estaba de salida y había que dejar a la juventud. Al irse Nuño nos dijo que aunque el origen era una empresa familiar ahora ya no, aunque siguiera la familia dirigiéndola y para acabar la conversación, que por cierto estuvo mirando el reloj de forma contante, me dijo… “Es que yo me voy esta tarde a la península y se quedará mi mujer a cargo de todo y parece que se retrasa” , le dije que podíamos empezar y cuando llegara pues no la presentaba.

Así lo íbamos a hacer cuando aparece la mujer y me toca tragar saliva, a ella le paso lo mismo y cuando Nuno nos iba a presentar, ella y yo dijimos nuestros nombres. Si, la conocía, era Olga, habíamos estudiado juntos, bueno en cursos distintos, ella era un año menor, hasta llegar a la universidad. Olga es hija de militar que ascendió y le destinaron a Canarias. Me fui de verano y al regresar había desaparecido. De esto hacia como dieciocho o veinte años. Olga era de la misma estatura de su marido, morena, ojos marrones y de cría muy desarrollada, ahora estaba mucho mejor. Nos dio mucha alegría el reencuentro y a mi cabeza me legaron imágenes de esos tiempos pasados.

No es que fuéramos novios, pero estábamos bastante unidos e hicimos nuestras cosas, peo nada de penetrarla, porque decía que le daba miedo por el tamaño. Eso sí, hacia unas pajas y unas mamadas increíbles. Pienso que el secreto estaba en que le encantaban hacerlas. Pero no paso más, meternos manos, sexo oral y hasta ahí. A la hora de comer, se me acercó y me dijo que me invitaba a cenar. Acepte de inmediato y me dijo donde cenaríamos. Por eso le dije a Rosalía que se llevara el coche y que ya nos veríamos al día siguiente. A la cena apareció Olga de lo más sugerente y estuvimos recordando muchas cosas, no dejándome de preguntar por amigos.

- Olga… ¿Pero por qué te desconectaste de todos? Nadie lo entendió.

- Pues porque me cogí un gran enfado con mis padres y el mundo. Me quise quedar en casa de una tía, pero ya conoces a mi padre, no lo permitió y entre como en una depresión.

- Pero eso pasaría, porque te veo estupenda.

- Si claro que paso y menos mal, pero ya me hice a este lugar que es maravilloso, luego en la universidad conocí a Nuño y dos niños preciosos.

- Me alegro de que te vaya bien. ¿Qué edad tienen tus hijos?

- 16 y 14.

- ¿PERO CUÁNTO LLEVAS CASADA?

- JAJAJA… desde la universidad. Me case embarazada.

- A tu padre le daría un infarto. Que decía que éramos malas compañías.

- Jajaja… sobre todo tú, que decía que estabas siempre rodeado de chicas y no tan chicas. ¿Sigues igual?

- Depende… jajaja… ¿Y cómo te va?

- Pues muy bien, una buena situación. Una familia política que me quieren mucho y un marido que me da todo lo que quiero.

- Pues no se puede pedir más. Cuanto me alegro.

- Hombre siempre se puede pedir algo más.

- ¿Cómo qué?

- Contigo a pesar de los años, hay confianza. Nuño es un buen hombre, pero en la cama es mas bien flojito y no sabes la cantidad de ocasiones que he pensado en ti o más bien en una parte de ti.

- JAJAJA… pues está a tu completa disposición. Si sigues siendo tan buena como antes.

- Me falta práctica, pero seguro que tú me ayudarías y por eso tienes reservada una habitación en el Puerto de la Cruz. Una habitación doble. ¿te parece bien?

- No sabes lo que me ponen las mujeres tan decididas.

No hizo falta decir más, salimos del restaurante y nos montamos en su coche. La arrancada que tuvo ya fue de nota, la conducción entre Lewis Hamilton y Fernando Alonso. Recuerdo de haber echo ese recorrido y tardar entre 20 o 30 minutos, en otras ocasiones que he estado allí, pero esta vez seguro que tardamos menos. Mientras ella aparcaba baje a inscribirme en el hotel y luego ella enero de forma más desapercibida. Ella dijo que iba al baño y sonó su móvil, no me hacía falta preguntar porque se veía la cara de su marido. Puso el altavoz.

- Nuño, ¿Qué quieres ahora?

- Es para darte las buenas noches. ¿Qué hacéis?

- Pues ahora mismo estoy en el baño y estamos cenando, luego iremos a tomar algo, porque me ha dicho que si aceptaba la invitación cenar, el invitaba a tomar una copa.

- ¿Dónde te va a llevar?

- No tengo ni idea.

- Es que ese amigo tuyo es todo un puntal, tengo que reconocerlo.

- Si, siempre ha sido muy majo.

- ¿Este es el que tiene un…?

- Nuño de verdad, que preguntas tienes y yo que se.

- No te enfades. Que ya sabes que todo lo que hagas me parece bien. Es más me gusta que hayas salido, porque nunca sales a cenar con amigas ni con nadie.

- Pues ya está, por una vez que salgo, no me  estés llamando que queda muy mal. ¿Qué te preocupa?

- Nada (Se le notaba dudoso)

- Venga di lo que estás pensando.

- ¿Y si tu amigo te quiere, o intenta…?

- Suéltalo… ¿FOLLAR…?

- No me gusta que hables de esa manera… pero sí.

- Pues no me lo ha propuesto, pero si me lo propone, lo mismo sí.

- ¿Qué quieres decir con lo mismo?

- Pues que me follaría. Pero no me lo ha propuesto.

Se fue con el móvil al baño y seguía oyéndoles. Hablaban con mucha confianza y mucha naturalidad. A él se le veía un hombre enamorado y entregado. A ella la encontraba feliz, como liberada y que entendía a su marido. La conversación termino con la promesa de ella diciéndole, que si pasaba algo, aunque fuera un beso, se lo contaría con todo detalle y eso parece que le dejo tranquilo, aunque ella le decía, no sé si para que se quedara tranquilo… “Pero ya te digo, que Carlos es muy respetuoso y no creo que ni lo intente” , una vez acabo la llamada, tardó un poco y apareció en lencería blanca, sujetador, braguitas y medias, que debía de haber llevado en el bolso. Todo blanco inmaculado. Recordaba a la perfección sus tetas, le habían crecido bastante.

Se acercó hasta donde estaba, nos fundimos en un beso muy goloso y deseado. Después me desabrocho al camisa y me la quito. Continuo hacia abajo y una vez me desnudo, cogió suavemente mi polla, me miro mientras la acariciaba dicen dome… “Que tonterías se pueden decir de jovencita…” sabía que lo decía por lo que siempre repetía cuando me la quería follar, lo de que le daba miedo por el tamaño. Pero no había perdido práctica, seguía haciendo unas mamadas inolvidables, poquísimas mujeres las hacen mejor que ella o igual. No dejaba de mirarme mientras no paraba de ponerme cachondo.

Hasta que se la metió en la boca y se le escapó un gemido de placer, como se me escapó a mí. Buenos recuerdos me vinieron a la cabeza y me entraban más ganas de follarla. Por eso me la lleve a la cama y nos pusimos a hacer un fabuloso 69. Había cambiado, ahora ella lo disfrutaba mas y no tardó en tener un buen orgasmo que lo restregó en mi boca y una vez lo tuvo, cambio de posición y me dijo que quería sentir dentro, se puso boca arriba, quería que la follara en esa posición y me fui a poner un preservativo y me decía… “No, no, no… por favor te quiero sentir plenamente, no hay peligro de que em quede embarazada…” puso carita de niña buena, pero no quise hacerlo sin preservativo.

Follamos despacio en un principio, ella se agarraba a mi cuello y me comía la boca, cuando se la sacaba, ella se relajaba pero cuando se la volvía a meter, me “destrozaba” los labios. Me engancho con sus piernas mi cintura y cada vez se le notaba mas excitada. Afloje un poco mi ritmo y eso le molesto, se movía ella tratando de que no me relajara y así estuvimos, en un tira y afloja un rato, hasta que sin que ella se lo esperara me puse a follarla con furia, mas de la que ella se esperaba. “Joder Carlos las de veces que he soñado con este momento, creía que nunca iba a ser posible… AAAHHH… AHORA NO PARES, SI, SIIIIIIIIII… ¡YA… YAAAA!” y tuvo una sonora corrida.

Ya la había follado en la posición que ella quería y ahora me la follaría como a mí me apetecía. La puse a cuatro patas y me puse a follarla de esa manera, desde que se la metí no paro de “gritar” y cuando empecé a azotar su culito… “Te has vuelto más cabronazo y follas de vicio” era una gozada ver como se movía, deje de azotarla y me puse a follar con mis dedos su culito… “¿TAMBIÉN TE GUSTA HACERLO POR AHÍ?” fue una pregunta retórica, porque era más que evidente. Después de corrernos los dos, nos tomamos un pequeño descanso porque ella fue al aseo.

Se acurrucó en la cama, quería que la abrazara y nos quedamos en la posición de la cucharita. Una posición que es “peligrosísima” estando conmigo. Poco a poco y con pequeños movimientos tuve una erección de caballo ante ese culito. Está vez se la metí sin preservativo. Lo suficiente para que mi polla se lubricara con su coñito. Luego se la saque y se la coloque en la entrada del culito. Fui metiéndosela con tranquilidad, sin prisas y me daba la impresión de que poco lo había hecho por ahí.

Le hice una ligera insinuación, entre otras cosas, para provocar que dijera algo y con una leve risa… “Carlos no es eso, es que la de mi marido no es de tu calibre ni por aproximación, pero sigue como vas…” cuando ya le tenía metida la mitad de la polla, me eche para atrás y se la saque prácticamente toda. Luego otra vez a empezar y ella se dejaba follar. Ahora pase mis manos por detrás para agarrarme bien a sus tetas, tenía ya bien “castigados” sus pezones y la sentí tan cachonda que era el momento adecuado, porque le metí el resto de mi polla de una vez… “DESGRACIADO… ¡AVISA! Que mamonazo… ahora ya no te pares…” y mis embestidas cada vez eran más fuertes. Volvía a gritar y gemir sin cesar, echaba su brazo atrás para agarrarme por el cuello, se giraba y nos morreábamos.

Se corrió una vez y solo gritaba que era una pasada y que apretara más. Estuve follándola un buen raro y estaba esperando que estuviera a punto, para que nos corriéramos juntos, ya me estaba costando aguantarme y en el momento que note que Olga se empezaba a correr de nuevo, lo hice también, sus gemidos y sus gritos, se escuchaban con los míos. Aquí nos relajamos mas y fue ella la que empezó a hablar… “No creo que se vaya a repetir de nuevo y lo mismo no es bueno, porque no vaya a ser que Nuño se mosquee y se cargue tu trabajo” esa era su preocupación y no quise hablarlo. Poco después se fue porque ella tenía que ir a su casa y me quede  adormir en el hotel.

Por la mañana de camino a Santa Cruz, Rosalía me llama para decirme que donde estaba y si iba a ir. Le dije que ya estaba de camino y que no me faltaba mucho. Sabía que iba a resultar llamativo acudir con la misma ropa, algo inusual en mí. Sin embargo ella iba muy bien. Sabía que se estaba quedando con las ganas de preguntarme algo, me refiero a saber que había hecho por la noche. La vuelta iba conduciendo ella, iba sentado a su lado. Con las gafas de sol puestas y los ojos cerrados. Iba relajado y haciéndome la composición del fin de semana.

Porque tenía que regresar a Valencia, vacunarme y de paso aprovechar para una proposición de inversión inmobiliaria que me habían hecho, un supuesto chollazo, que si me fiaba de algo era porque estaba por medio mi amigo el inmobiliario que tenía buen ojo. Aunque alguna vez había patinado, pero las menos. Pero mis pensamientos estaban siendo interrumpidos por el silencio de Rosalía que solo se rompía con algún que otro carraspeo.

- Rosalía en tu puerta, hay una bolsa con caramelos.

- ¿Y para que me hacen falta caramelos?

- Por el carraspeo que tienes, son buenos par la garganta.

- Perdona no me había dado cuenta, intentare no hacerlo más.

- Esos carraspeos son por tener mal la garganta o por querer decir algo y no saber cómo hacerlo, e incluso por alguna pregunta que se atraganta. Así que puedes preguntar o decir lo que quieras tranquilamente, que se quedara dentro del coche.

- Prefiero seguir con mi silencio, que aprecio mi trabajo y aunque das la imagen de ser empático, la realidad que tu estas aquí y yo aquí (Hizo un gesto poniendo una mano en una posición alta y otra más baja)

- Vamos a ver, nos hemos visto desnudos completamente, eso acerca más tus manos. Y si te digo que puedes decir lo que quieras, es que puedes hacerlo. (Volví a cerrar mis ojos )**

- Pues vale… me preocupa de que pase algo con Olga y se vaya a freír puñetas todo, porque nos salpicaría a todos y lo de habernos vistos desnudos… ha sido algo accidental no buscado. (Lo dijo todo de un tirón y sin tomar aliento, ni me moví)

- Pues no te tienes que preocupar por nada. Que con que te preocupes de hacer bien lo que tienes que hacer ya tenemos ganado mucho camino y por lo de la playa, no te preocupes tampoco que no ha sido nada que me pueda asustar.

- No te pases, que no soy ningún adefesio tampoco.

- Jajaja… relájate, respira y cuenta hasta diez. Que no he dicho que seas un adefesio, lo que he dicho que no me ha asustado ni estar desnudo ni verte desnuda y no añado nada mas, porque no quiero malos entendidos.

- Puedes hablar, que igual que me has dicho que puedo decir lo que quiera, tú puedes hacer lo mismo.

- Déjalo, mejor sigo callado.

Ese viernes tenía que regresar a Valencia, porque me habían llamado por un posible negocio particular y ya de paso me pondría la tercera vacuna. El viernes estuve en Madrid lo justo y luego en el AVE a Valencia. Ahora voy a contar lo que puede ser el principio de algo o el final de nada. Antes de ir a la vacunación, me pase por una cafetería a dar el pésame al dueño, que me había enterado que un familiar había fallecido. La cafetería es una que queda junto al gimnasio que voy o solía ir porque desde el COVID-19 no he vuelto a ir.

Le di el pésame y cuando me iba a marchar entraba Xavier de 42 años, 1,75 y un bicharraco de tío. Para mí el mejor practicante de crossfit, es una autentica máquina, una mula. No hay quien le iguale. Nos sentamos y tomando un café hablamos de todo un poco. Hasta que vi salir del gimnasio cinco mujeres y había una en particular que me llamaba la atención, porque siempre me la llamaba. Es una mujer de no más de 40 años y uno de los mejores cuerpos que he visto. Tampoco era algo que me extrañase, mujer que se tiraba horas en el gimnasio, haciendo sobre todo spinning, que daba gusto verla en la distancia y como no le era suficiente algo entre zumba y fitness, aunque había oído comentarios de que también hacia los mismos ejercicios con pesas.

Iba como siempre explosiva. Destacaba sobre las otras y no es que las otras estuvieran mal. Leggins de cintura alta, con un buen ajuste, que levantaban los glúteos y sin ninguna costura que pudiera afear ese culito. Un top de manga larga, con una cremallera delantera. Todo de color verde y negro. Se notaba o parecía que tenía un pecho importante. El top era gracioso, porque las mangas llevaban un orificio para meter el pulgar. Nunca hago comentarios sobre las mujeres, no soy de los que cuando ven a una mujer que está bien, empiezan con comentarios de ningún tipo. Pero Xavier se dio cuenta de a donde miraba…

- Se te van los ojos, pero reconozco que es normal. Están todas muy bien. Se tiran hasta cuatro horas.

- Reconozco que son muy bellas. (No quise añadir nada mas)

- Ya pero a ver si coincidimos… ¿para ti cual es la que está mejor?

- Para mí la de verde y negro. (Conteste por no hacer un feo, pero fui escueto y se lanzó a contarme la vida)

- Pues hemos coincidido y además folla como los ángeles, no hay nada que no haga.

- Hombre precisamente como los ángeles… pero de todas maneras de lo que te cuenten créete la mitad de la mitad. (No quise hacer ningún comentario de lo que me parecía)

- Quien me lo ha contado tiene toda mi credibilidad, que se acuesta con ella.

- Te lo repito… la mitad de la mitad.

- ¿Te la follarías?

- Vaya pregunta.

- JAJAJA…

Y cambié de conversación. La lleve al crossfit de nuevo, porque al vernos se quejaba que por el COVID-19 habían cambiado los espacios en el gimnasio. Quiso volver a la conversación con la mujer de verde y negro, por eso le enseñe la pista que me había montado en el campo y sabía que iba a alucinar. Ya se olvidó de la mujer. Era un fanático del crossfit y sabía lo que pasaría. Me preguntaba donde lo tenía montado y quería ir un día. La mujer de verde y negro se acero con otra de las mujeres, nos saludaron y Xavier me las presento, la de verde y negro era su mujer. La amiga Estela y ella Eloísa la mujer de Xavier. Quisieron meterse dentro de la cafetería y al sentarnos dentro Eloísa se quitó el top de maga larga y se quedó con un sujetador deportivo estilo top corto a juego, era lo suficientemente fuerte para sujetar esos pechos que si eran bastante grandes.

Xavier estaba vacilón y se aguantaba reírse. Mientras hablábamos analizaba la conversación anterior de Xavier. Mis conclusiones que era un toca huevos, que quería vacilarme o que perseguía saber si haría algo con ellos, una forma de tantearme. Podía ser una de las dos opciones, porque una tercera no la había. Me decante mas por la segunda por la actitud de su mujer. Quien se quita con el fresquito que hacia el top de manga larga, salvo que sea para exhibirse y que vean lo buena que esta. Tuve que dejarles porque me tenía que ir a vacunar y Xavier me insistió en ir al campo, le explique que ahora no estaba en Valencia, pero me comprometí a llamarle en cuánto regresara.

Mientras me están vacunado me llama Aitana, dejo que suene y no atiendo la llamada, pero cuando acabara la llamaría. Parece que se habían puesto de acuerdo porque me llama Victoria, dejo sonar también. Acabo llamo a Victoria y le digo que voy para allí. En cuanto llegue llamare a Aitana con tranquilidad. Victoria me dice que hay reuniones en las que debo de estar porque son posibles clientes y las ha pospuesto lo que ha podido. Llamo luego a Aitana…

- Aitana, no te he cogido antes que me estaban vacunando. Ya era hora de que dieras señales de vida… ¿Estas bien? ¿Va todo bien? ( Se lo preguntaba por el plantón que me había dado y por no contestar a mi llamada )

- Todo muy bien.

- Pues me alegro.

- Si quieres saber porque no fui, es algo fácil de explicar… camino del aeropuerto me arrepentí y…

- No me tienes que dar explicaciones y tampoco te las he pedido. Me alegro de que estés bien y sobra seguir con esta conversación, ahora te dejo que tengo que hacer cosas.

No di opción a más y finalice la llamada. Porque consideraba que eso lo mismo estaba bien el mismo día o incluso el siguiente, pero no a estas alturas. Hable con Victoria para que fueran dos personas a canarias en sustitución de los que habían dado positivo. Hubo que hacer todo deprisa y corriendo. La vacuna no me sentaba mal con la segunda, pero me daba la sensación de estar soñoliento. Me fui para casa a darme una buena ducha. Así lo hice, me senté en la cama con una toalla a la cintura y más de doce horas después me desperté.

Está vez el efecto de la vacuna me vino muy bien, porque dormí como ya no recordaba. Victoria se encargó de avisar a Rosalía que el lunes ya estaría los sustitutos y que ella volviera a lo suyo, que yo ya llegaría. El lunes llegue y después de hacer unas cosas, me fui a la playa que el día acompañaba. No dije a nadie que había regresado. Dos horas más o menos después, Rosalía llegaba a la playa y se sorprendió al verme, se quedó parada y no sabía que hacer, ya que esta vez me vio antes de desnudarse. Estuve tentado de decirle que se acercara, pero lo pensé mejor y no lo hice. Ella resolvió sus dudas y se acercó hasta donde estaba.

- Buenas tardes, ¿Te molesta si me pongo aquí?

- No me molesta y buenas tardes. ¿Hoy no vienes peleándote con nadie por el móvil?

- Pues no, afortunadamente no me ha llamado ningún hombre importunándome. Que además de que no sabéis hacer dos cosas a la vez, los hombres sois o por lo, menos tenéis un punto misógino.

- Eso es igual de injusto que como los que dicen que todas las mujeres son frígidas y que las guapas no son inteligentes.

- Puede ser que tengas razón.

- ¿Solo puede…?

- Que pesado… si, tienes la razón.

- ¿Por qué estas tan irascible? ¿Siempre eres así?...

Y para alegrar el día…( youtu.be/atZBz4zddrQ )