Isabel
No tengo dudas de lo que voy a hacer, ni tampoco de si se lo merece o no, por lo que a mí respecta solo está recogiendo la tempestad que sembro entre nosotros.
Cuando después de mucho tiempo se alcanza lo que se ha deseado durante muchas noches de insomnio y días de amargura es sorprendente que el cuerpo te reaccione con nerviosismo y cierta ansiedad. No tengo dudas respecto de lo que voy a hacer con Isabel, ni tampoco de si se lo merece o no, por lo que a mí respecta solo está recogiendo la tempestad que sembró entre nosotros.
Suena el timbre de mi apartamento. Es puntual. Le abro la puerta. Tal y como le pedí esta irresistible vestida como a ella le gusta, altiva, elegante, marcando su imponente figura y siendo un foco de atención que cualquier mortal difícilmente puede resistir contemplar detenidamente. Ahí está con sus zapatos rojos de interminables y finos tacones semejantes a aquellos que alguna vez clavo en mi carne, sus medias negras de encaje pegadas a sus lindas piernas cuyo fin se pierde junto con su monte del deseo bajo la falda que es también de color negro y que se ajusta a su contorno realzando su figura, su camisa es blanca, entallada, provocativa al estar lo suficientemente desabotonada como para permitir que los ojos se recreen en su pecho prominente por naturaleza y por los efectos de su sujetador que seguro es a juego con el precioso tanga que debe cubrir esa concha que tanto placer me ha dado.
Le hago pasar. La noto nerviosa, después de los últimos días que ha pasado entiendo que es normal máxime cuando no sabe lo que le puede esperar en esta noche que, salvo un nuevo capricho del destino, será la última entre los dos. Pero me estoy anticipando mucho, quizás no he explicado que sucede y sea mejor hacerlo así, no para justificar lo que terminare haciendo sino para que sepan toda mi historia.
Será cosa de un mes que nuestras vidas se volvieron a cruzar desde el día en que Isabel me dejó. Llevaba una vida normal con mi trabajo, mi pareja, mil planes para el futuro y viviendo el día a día, casi había olvidado todo el daño que consiguió hacerme, apenas si volvía a mi cabeza lo que sucedió en aquél último día entre los dos, pero desde el mismo instante en que volví a verla mi mundo se vino abajo como un edificio que se acaba de derribar. Mi cuerpo se quedo paralizado, solo mis ojos eran capaces de moverse siguiendo sus pasos, observándola, deseando una vez más su cuerpo con la misma fuerza con que odiaba a la persona que era. Ella no me vio, al fin y al cabo que importancia tenía un técnico en protección de datos que había ido a la empresa donde trabajaba para ajustar sus equipos a la legislación vigente al respecto.
Como vino se fue pero los efectos que su visión dejaron en mi permanecieron durante un tiempo más prolongado. Por mi cabeza pasaron mil ideas distintas, millones de sentimientos conocidos, imágenes que quería tener enterradas y un sufrimiento que solo quería olvidar desde aquel día. Sin embargo en cuanto pude recobrar un poco el sentido de la sin razón en la que me había embarcado decidí que tenía que aprovechar aquella ocasión. Estaba en la empresa en la que ella trabajaba con acceso total a los ordenadores así que aproveche para meterme en su ordenador personal a través de la red que tenía el sistema.
No fue difícil encontrar el terminal que utilizaba ni tampoco sortear las claves de acceso que tenía establecidas, no porque fuera un hacha de la informática sino más bien porque aun a pesar del tiempo transcurrido desde que nos separamos ella conservaba sus acostumbradas contraseñas que afortunadamente no había olvidado. Empecé a buscar entre sus archivos. No me interesaba su trabajo, quizás hubiera algún dato sensible pero no creo que hubiera sabido que era lo que me pudiera servir. Quería encontrar archivos personales y cuanto más ocultos mejor. Tenía en el ordenador de todo un poco, fotos de viajes, de amistades, de la familia, de su boda y marido, incluso alguna que otra foto algo más subida de tono que iba encontrando suya sola o con su marido, lo que significaba que ya iba en el buen camino, pero necesitaba algo distinto, tener unas fotos indecentes suyas no colmaban las necesidades que tenia, aunque observándolas mi verga deseara poseerla y penetrarla tal y como veía en algunas de las fotos. Aplique todo lo que sabía para buscar ese archivo que pudiera utilizar hasta que la fortuna se alió conmigo y di con él.
Isabel tenía que estar realmente segura de la privacidad de su ordenador de empresa para guardar aquello allí lejos de la atenta mirada de su marido o de cualquier curioso. Sinceramente no me extraño nada lo que me encontré después de lo había sufrido en mis propias carnes por la depravación de Isabel pero es de suponer que su marido estaba mejor dotado que yo económicamente y con él sí que le interesaba guardar las formalidades.
Había un poco de todo en los archivos que encontré en aquella carpeta titulada "Nirvana". Por una parte tenia guardadas conversaciones subidas de tono, algún video suyo en orgias y lo más recurrente eran fotos con el que debía de ser el más habitual de sus amantes con quien no parecía privarse ni privarlo mucho de nada. Quería encontrar el cofre del tesoro y encontré las minas del rey Salomón. Incrédulo por mi suerte me apresure a sacar una copia de aquel archivo guardándola en mi pen drive. El resto de la tarde solo pude pensar en que es lo que debía de hacer con aquel tesoro que tenía y como hilar mi venganza para hacer que se sintiera tan humillada como me hizo sentir a mí.
Quizás lo más difícil que he hecho a nivel personal desde aquel día fue lo que sucedió en mi casa aquella misma noche. Sabía que era lo correcto pero despedirme de mi novia fue realmente duro. Cuando llego a la casa le prepare la cena regada con un buen vino, realmente fue más vino que cena por lo que no tardó mucho en caldearse el ambiente entre los dos y con total desenfreno pasamos a entregarnos el uno al otro. Estábamos en el sofá terminando nuestra segunda botella de vino sentados el uno en frente del otro. Mi novia se había cambiado la ropa de trabajo para ponerse un vestidito de falda muy corta de andar por casa con unos finos tirantes que ya caían por sus hombros. Por mi parte vestía todavía con los pantalones y la camisa con que había ido a trabajar. Aun a pesar del fuego que ardía en mi interior a causa de Isabel contemplar a mi novia tan sexy y provocativa, con la piel con un color vivo por el alcohol que estábamos ingiriendo y perlada por el sudor debido a la ola de calor que en aquellos días se instaló en la ciudad hizo que sin mucha dificultad mi verga presentara una hermosa erección debajo de mis pantalones. Esta circunstancia no fue ajena a sus ojos alargando una de sus piernas hasta posar el pie sobre el bulto frotando su planta contra mi pantalón. Al tiempo que su pie jugueteaba con mi falo con la mano que no tenia ocupada sujetando la copa de vino libero sus dos pechos bajando su vestidito para poder acariciárselos a placer, lo mismo desplazaba la mano por debajo del pecho para terminar cogiéndolo entero que con un dedo acariciaba la aureola del pecho haciendo que el pezón se endureciera a la par que mi verga, no sé bien si bajo el efecto de su pie o de las caricias que se propiciaba ella misma.
Cuando se dispuso a cambiar de postura para tumbarse completamente en el sofá introduciendo la mano bajo el tanga con el fin de comenzar a acariciar su rajita aproveche para desnudarme por completo así como hacer lo propio con ella. Mientras ella seguía masturbándose puse mi mano sobre la suya para tocar donde ella tocaba e introduciendo mis dedos junto con los suyos en su vagina a su deseo y capricho. Era delicioso ver como se retorcía de placer sobre todo cuando nuestros dedos estaban dentro de ella moviéndose frenéticos en un aparente caos sin sentido. Como mi copa aun tenia vino acto seguido derrame el resto de liquido que quedaba sobre sus pechos intentando infructuosamente a base de lametones que no se derramara sobre el sofá, aunque era difícil empresa más difícil se hacía aun si en vez de lamer los surcos que el vino trazaba me centraba en succionar sus pechos y a morderlos cual fruta madura que su cuerpo me ofrecía. Solo hubo un surco que no pude evitar seguir. Caía desde el centro de sus dos pechos hasta el ombligo, camino que mi lengua recorrió pausadamente. Insatisfecho del poco vino que bebí de su lindo ombligo agarre la botella que bebíamos, quitando las manos de su entrepierna situé mi cabeza en tan privilegiada posición volcando el contenido de la botella sobre su bajo vientre de forma que terminaba derramándose por los labios de su sexo mezclándose con sus fluidos hasta mi boca. Aquella mezcla de fluidos desbordaba mis sentidos relamiendo cada centímetro de su vulva hasta el punto de introducir toda la lengua en su vagina buscando aquel fabuloso néctar. Por sus gemidos pude saber que aquel juego le proporcionaba un inmenso placer coronado con un orgasmo que le hizo temblar entera.
Sin dejarle tiempo para recuperarse me abalance sobre ella introduciendo de un solo golpe toda mi verga en su interior. Ella sujetaba sus piernas tirando de las mismas hacia atrás para facilitar la penetración al tiempo que la profundidad que alcanzaba en su vagina. Entendiendo que no buscaba suavidad apoye mis manos sobre el sofá para hacer mejor palanca comenzando a embestirla con dureza. Fue entonces cuando tome la determinación de seguir adelante con mi venganza dejando aquella misma noche a mi novia. No fue por egoísmo ni por un irrefrenable deseo de venganza sino por pura necesidad que comprendí cuando estando encima de ella la mire al rostro y era la cara de Isabel la que veía delante de mí. Comprendí que si llevaba a cabo el plan que había trazado aquella tarde quizás acabaría con la persona que era pero si no lo hacia el veneno que ella había depositado en mí y que durante tanto tiempo había estado latente después de volver a verla me acabaría corroyendo por dentro hasta destrozarme y destrozar a quien estuviera cerca de mí. En todo caso, aun a pesar de aquella visión continué follando con mi novia hasta que finalmente me corrí dentro de ella.
Fue al rato de haber terminado cuando estando en la cama le explique a mi novia que me había sucedido algo, aquello me había hecho replantearme muchas cosas y necesitaba tiempo para decidir que hacer con mi vida. Como era de esperar no se lo tomó nada bien, sobre todo porque no entendía muy bien qué es lo que había pasado para aquel cambio. La verdad es que no podía explicarle que me había pasado ni tampoco que es lo que iba a hacer durante ese tiempo de reflexión por lo que no podía decirle mucho más. Me maldijo, me repudio y termino jurando con lágrimas en los ojos que no volvería a verme en la vida. La verdad es que no se lo reprocho pues la situación que le plantee fue de todo menos justa y comprensible pero era el precio que tenía que pagar para poder hacer lo que mi ser tanto me reclamaba. Se marcho de mi vida aquella misma noche.
Al día siguiente era tanta la determinación que tenia respecto de lo que quería hacer que apenas notaba el cansancio de no haber podido pegar ojo en toda la noche por la pena de lo que había perdido. Volví a la empresa de Isabel, otra vez me conecte en la red accediendo a su terminal y le deje un mensaje en su archivo "Nirvana" para que lo leyera en cuanto se conectase: "Ya conozco tus secretos amiga, si no quieres que otras personas también los conozcan será mejor que te portes bien y a partir de ahora hagas lo que te diga paso por paso y sin rechistar lo más mínimo. No te voy a permitir ninguna tontería." Como carta de presentación no estaba mal pero además le añadí una dirección de correo electrónico y su contraseña que había creado para la ocasión diciéndole que la visitara todos los días a primera hora para ir viendo las instrucciones que le daba y que debía cumplir a rajatabla.
Como la planta donde Isabel tenía su propio despacho estaba diseñada con separaciones de cristal desde la mesa donde estaba trabajando aquella tarde pude contemplar el momento en el que ella debió de abrir la sorpresa que le había dejado viendo perfectamente como el desconcierto y la angustia se reflejaron en su cara. Su tez morena había perdido color quedando sus preciosos ojos verdes hipnotizados en la pantalla, las manos puestas sobre el teclado permanecían tan quietas como el resto de su ser salvo por el temblor que evidenciaba el terrible momento que estaba atravesando y, por último, pude apreciar como su precioso pecho se hinchaba agitadamente tanto como podía pareciendo que le faltaba el oxigeno a sus pulmones, por momentos creía que su camisa no sería capaz de contener tan magníficos senos y se terminaría rasgando.
Su reacción me confirmo que había dado en el clavo respecto de lo que necesitaba para poder exprimirla tanto como gustase. Ahora tenía la tranquilidad suficiente para aguantar cualquier farol que quisiera echarse sobre la importancia del archivo que le había copiado. Cualquiera que me hubiera observado tenía que haber pensado que era idiota por la cara de satisfacción que debía de tener en esos instantes. El resto de la tarde se me hizo corto entre el trabajo y las miradas que echaba a Isabel, quien por lo que vi mejor hubiera sido que se hubiera ido de la oficina para despejarse pues prácticamente quedo catatónica el resto del tiempo que estuvo allí.
Al día siguiente más o menos a mitad de la mañana le mande el primero de los mensajes dándole instrucciones. "Querida amiga, mañana tendrás que venir a la oficina sin sujetador y con una camisa donde se marquen los pezones y también las aureolas. Puedes ir con chaqueta pero en la oficina tendrás que ir solo con la camisa y quiero que te dejes ver por tus compañeros." Aquel día no pude comprobar que cara ponía al recibir el mensaje así que lo aproveche para adelantar todo el trabajo que se me había atrasado y lo suficiente para poder estar atento al espectáculo que vendría en el siguiente día.
Isabel no me defraudo, estaba impresionante al día siguiente cumpliendo a la perfección con el pequeño encargo que le había hecho. Para la ocasión prefirió ponerse con unos pantalones ejecutivos y una camisa que debía de ser de seda que se cruzaba por la parte delantera definiendo de forma magistral la forma de sus generosos pechos. Era evidente que ese tipo de prendas no son para ponérselas sin nada debajo pues tal y como le pedí no solo se marcaban sus siempre desafiantes pezones sino que a ratos bien que se apreciaba la aureola. También se porto bien dándose más paseos de los habituales por los distintos departamentos de la planta dejándose ver. Como seria previsible esos paseos causaron un gran revuelo dentro de la oficina siendo sus pechos origen de los más variados piropos y comentarios de los hombres y foco de las críticas más acidas del resto de las mujeres, si bien alguna también se sumo a los elogios. Pero de entre todos los comentarios me quede con el de los becarios que había en la empresa, chavales que estaban empezando en la universidad y que por una razón u otra habían recalado allí. Eran tres y de lo más locuaces lo que facilitó que en los pocos días que había estado por allí ya hubiéramos trabado cierta confianza, circunstancia que me dio una buena idea para mi siguiente petición.
En cuanto tuve ocasión me puse manos a la obra. Sabía que por su forma de ser una de las cosas que más daño le haría sería obligarla a degradarse con gente que ella considerara inferior y estos tres becarios encajaban a la perfección para la ocasión. Así pues el segundo mensaje que le mande fue "Querida amiga, vas por el buen camino si sigues cumpliendo tan bien lo que te voy mandando. Mañana quiero que vuelvas a ir sin sujetador y también sin tanga. Tienes que vestir falda con medias de liguero que dejen llegar el aire a tu concha. La parte de arriba la dejo a tu elección pero que permita sacar fácilmente tus pechos. Cuando creas más conveniente quiero que busques a alguno de los becarios de tu planta, lo lleves a algún lugar discreto, le permitas magrearte los pechos y finalmente le termines haciendo una paja mientras te masturbas. Para no manchar nada debes beberte toda su corrida."
Lo que paso al día siguiente no lo pude ver, sin embargo voy a intentar reproducir la conversación que mantuvieron los tres becarios al final del día que por suerte compartieron conmigo:
"- No me vais a creer lo que me acaba de pasar.
-Prueba chaval.
-Sabéis que la estirá me ha llamado a su despacho, verdad?
-Claro.
-Yo no lo sabía, pero que gustazo, no? Sobre todo si llevaba un modelito como el de ayer que le marcaban tanto esas ubres que tiene joder como me puse ayer cuando la vi.
-Bueno hoy tampoco iba nada mal pero lo de ayer con lo que me ha pasado hoy no es nada.
-Vamos hombre que sabemos que eres un fantasma.
-Bueno os lo podéis creer o no pero a mí que me quiten lo bailao.
-A ver, cuenta, que es eso tan jodidamente increíble que ta pasao.
-Pues eso, que ma llamao al despacho y nada más entrar por la puerta me ha pedido que la siga.
-No me lo puedo creer, jajajaja, te ha pedido que la sigas uuhhhh uuuuhhhhh.
-Si si ríete.
-Vamos déjale seguir.
-Pues eso, me lleva a la planta de abajo, una de esas salas de reuniones, de las pequeñas que solo tienen las ventanas que dan hacia a fuera.
-Si bueno y entonces te ha pedido que cojas un fajo de expedientes para subirlos, no? Jajajaja.
-jejeje muy gracioso. En el momento que cerró la puerta te juro que me acojono. Se puso a un palmo de mí y me dijo que ni se me ocurriera decir una palabra, una sola palabra de lo que iba a pasar en aquella sala que me hundiría para el resto de mi vida y que me andará con ojo por si me pasaba algo.
-Pero bueno.
-Joder tío como se pasa, no? Y eso a que vino exactamente.
-La cosa es que inmediatamente después me dice que me siente, lo hago y la tía guarra va y se saca los pechugones de la camiseta que llevaba y joder macho que cosa más increíble.
-Mira tío no se qué tas fumao pero eso no se lo cree nadie.
-Ya te he dicho que te creas lo que quieras pero lo cierto es que esa tía es un puton y no contenta con enseñármelas me dijo que se las comiera y tocara lo que quisiera.
-Claro, y entonces fue la de administración de la séptima planta y te la chupo.
-No, no. Mucho mejor.
-Mejor?
-Después de que le chupara esos duros pezones que tiene todo lo que quisiera y que tuviera el nabo a punto de reventar el pantalón va y me ordena la muy guarra que me baje el pantalón y los calzoncillos.
-No puede ser verdad que esto te haya pasado a ti que eres un mierda.
-Joder tío, ni yo mismo me lo creo. Imagínate esa tía súper dura que esta rebuena allí diciéndome que me baje los pantalones lo cual hago con mi cipote más tieso que un mástil y va la muy zorra y se pone en frente de mi con la falda subida y con una mano me empieza a masturbar y con la otra se toca ella.
-No puede ser verdad tío, no puede ser.
-Joder y no os podéis hacer una idea de lo bien que mueve las manos esa tía.
-Dios, dime que encima te la follaste.
-Que va tío, ya te he dicho que esa guarra sabe lo que se hace y en un plis plas hizo que me corriera. Tendría que pedirle que le diera clases a mi novia.
-Joder tío que fuerte. Y entonces qué.
-Pos nada. Me volvió a repetir lo de que era hombre muerto si le contaba algo a alguien y me dijo que limpiara el lefazo del suelo.
A la historia le dieron mil vueltas más y, al menos los días que seguí allí, rara era la ocasión que pasaba después de verla a ella que no hicieran algún comentario o broma sobre aquello y lo que más adelante les ocurrió. El caso es que me pude enterar a la perfección de lo bien que había ido todo excepto por la salvedad de no haberse bebido el semen del chico, pero eso ya lo arreglaría a su debido momento, lo importante era que todo iba según lo planeado y mi venganza se iba consumando.
Esta vez no tenía prisa por contestarle así que me espere a la tarde del día siguiente para hacerlo. "Querida amiga. Primeramente tengo que pedirte disculpas por que creo que ha habido una confusión por mi falta de claridad a la hora de explicarte las cosas. Te dije que hicieras al pie de la letra lo que te dijera sin tonterías. Sin embargo, se que no has cumplido con lo que te pedí. Es una pena porque lo estabas haciendo muy bien pero al final decidiste que no querías beber el semen de ese chaval. Ahora estas en deuda conmigo. Esta vez y solo esta vez no le mandare nada a tu marido. Lo que ha ocurrido hoy es inaceptable pero te voy a dar una segunda oportunidad antes de empezar a mandar los archivos a tu marido. Mañana iras vestida a la oficina de la misma forma que hoy. Llamaras a los tres becarios y los llevaras al mismo cuarto donde has estado hoy con uno de ellos. Una vez allí te desnudaras completamente y les explicaras que deben masturbarse mientras tú haces lo propio dejándoles ver perfectamente cómo te tocas los pechos, el clítoris y finalmente como te introduces uno por uno todos los dedos hasta meter la mano entera en tu coño. Cuando se corran deberán hacerlo cada uno en un vaso cuyo contenido tu beberás después hasta la última gota. No volveré a consentir más errores."
Debido a que el trabajo que tenía que realizar en sus oficinas era en todas las divisiones al día siguiente ya no estaba en la misma planta que Isabel ni que los becarios, tenía que confiar en que el miedo la obligaría a cumplir con lo que le había ordenado pero no tenia forma de saber si lo haría bien o no sin levantar suspicacias. No obstante, coincidencia, justicia poética, el destino o lo que fuera hizo que al salir de las oficinas coincidiera con uno de los becarios, de los tres el que menos crédito daba ayer de la historia de su amigo. Por su semblante diríase que al menos en parte Isabel sí que había cumplido pero al menos tenía que intentar saber hasta qué punto lo había hecho o no, así que como el que no quiere la cosa me dirigí a él de forma casual.
-Que tal.
-Realmente bien.
-Vaya me alegro.
-Tío sabes qué.
-No, dime.
-Que la historia de ayer ha resultado ser cierta.
-Vamos hombre como va a ser eso así. Vuestra jefa esa no puede haber hecho lo que nos conto.
-Que si, que si, te juro que es verdad.
-Como es que hoy estas tan seguro.
-Lo ha vuelto a hacer.
-El que? Cascársela a vuestro amigo? No!
-No, eso no, mucho más fuerte.
-Pero que estás diciendo.
-Que si, que si tío, esta vez ha sido con los tres.
-A los tres os la ha cascado.
-No eso no.
-Entonces.
-Joder ha sido igual que lo que nos conto. Nos llamo a su despacho y de allí al cuarto de reuniones y entonces allí nos soltó el rollo ese de que si contábamos algo de lo que íbamos a hacer nos mataba y entonces va la tía y se desnuda. Joder tío esta mejor que las tías de las revistas, que cuerpo
-Desnuda de desnuda.
-Si tío como su madre la pario, imagínate que incluso apenas tenía ni un pelo en el conejo, joder que morbo y que tetas.
-Ya! No es por meterme, pero entonces que.
-Ah! Si, entonces nos dice que nos hagamos unas pajas mientras ella se masturba y que podemos mirarla pero no tocarla. Ha sio difícil de verdad no entrarle pero esa, vamos, nos mata ella misma del tirón si hubiéramos intentado algo.
-Y se ha masturbado delante vuestra.
-Vaya que si lo ha hecho. Primero lo normal de las pelis porno, un poco de magreo de tetas, un poco de acariciarse suave, pero en cuanto ha entrado en faena no ha parado hasta meterse la mano entera y eso que parecía que le dolía bastante al hacerlo.
-En serio, así da gusto tener jefes.
-Que va tío, si la empresa esta es un lio para eso, aquí no te enteras de quien es tu jefe, solo de quien está por encima tuyo, bueno y esta zorra lo está y mucho.
-Que fuerte.
-Bueno pa fuerte lo mejor que no te lo he contao todavía.
-Y que es.
-Va la tía guarra y nos dice que cuando nos corramos lo hagamos en unos vasos. Al principio nos extraño un poco pero no estaba la cosa para decirle que no así que lo hicimos.
-En vasos?
-Ya te digo, pero es que lo de los vasos ha sido para que cuando terminó con lo de meterse la mano y los tres nos habíamos corrido va la tía se coge los vasos y se los bebe.
-Os lo juro que si es verdad es la historia más increíble que jamás me han contado.
-Te entiendo tío, me cuesta creérmelo hasta a mí.
Intercambiamos alguna palabra más intrascendente y cada uno tomamos rumbos diferentes.
Después de lo sucedido me pase algunos días sin decirle nada. Por una parte no me gustaba la idea de no controlar lo que hiciera o no al no poder verla, agravado por la circunstancia de que ya estaba terminando mi trabajo en su oficina, y, por otra parte, simplemente quería hacerla sufrir pensando en por qué no le escribía.
Finalmente, a los 5 días de haber terminado el trabajo le mande un nuevo e-mail con el siguiente paso que había preparado para ello. "Querida amiga. Mañana por la tarde quiero que te tomes un descanso en el trabajo para ir al parque que tienes en frente del edificio de tus oficinas. Cuando estés allí dirígete a los alrededores de la fuente y al indigente más mayor que veas tienes que hacerle la mejor mamada de su vida sin que use condón. Debes de tragarte todo su semen. Todo lo que te he dicho tienes que hacerlo en el parque en un lugar abierto" Previamente había paseado yo por el parque sorprendiéndome de ver entre los indigentes a uno de ellos que destacaba por parecer el padre o el abuelo de los demás. No sé como seria ese hombre normalmente pero daba la impresión de no haberse lavado en mucho tiempo por lo que no creo que la experiencia le fuera a gustar mucho a Isabel.
Tanto fue así, sin ni siquiera saber lo que realmente le esperaba, que por primera vez me contesto a mis mensajes. "No sé quién eres ni de qué va esto pero si crees que se la voy a chupar a un pordiosero vas listo. No tienes ni idea de con quién estás jugando." La respuesta que le di fue bastante sencilla, por una parte le envié el extracto de una de sus conversaciones privadas, por otra parte le dije "Sigues sin entender que aquí el que pone las reglas soy yo. Otra vez me obligas a castigarte y la paciencia se me está acabando. Mañana harás lo que te he dicho que hagas en el parque. Cuando termines recibirás instrucciones sobre tu castigo. Quedas advertida que la próxima vez no te llamare la atención así que más te vale esmerarte con lo que hagas a partir de ahora"
Al haber acabado el trabajo no tuve ningún problema en cogerme un descanso en mi empresa por asuntos propios, realmente no había problema porque no había mucho que hacer y así el jefe se ahorraba mi sueldo. De esta forma pude irme al parque sin ningún problema para esperar a que ocurriera el acontecimiento y de paso ver donde podría ser que se fueran a esconder en el parque para saber donde podría colocarme para verlos mejor. Realmente mi intención aquella vez no era solo verlos. Con los ahorros que tenía para el viaje que mi novia y yo teníamos planeado para este año me compre una mini cámara que hacia justicia al término de mini, casi diría que era como las que utilizan estos reporteros camuflados que se la juegan infiltrándose para sacar las noticias. Así pues, a las 5 ya estaba en el parque vestido de forma en que no se me reconociera a simple vista y con mi cámara lista para grabar todo lo que debía pasar entre Isabel y el indigente.
Tardo en venir, fue sobre las 6.30 cuando apareció en el parque. La forma en que iba vestida no era la normal para un día de oficina al llevar unos vaqueros y una camiseta más o menos ancha. Creo que no era el único que no quería que le reconocieran aquella tarde, aunque estando tan cerca de su oficina su temor a ser descubierta por algún compañero que se tomara un descanso era mucho más fundado que el mío. Como le ordene se dirigió a la fuente buscando con la mirada a los indigentes que estaban por allí apostados.
Tal y como dije, el viejo realmente destacaba entre sus compañeros por la veteranía de su rostro respecto del de los demás. Cuando Isabel se acerco a él estaba hablando con otro par de indigentes, situación que me agradaba por complicarle más aun la vida a Isabel y aumentar la vergüenza que debía de estar sintiendo. Por otra parte, su ira era evidente por como apretaba los puños. Seguro que en la palma de su mano tenía que verse la marca de sus uñas incrustada en su piel.
Si no fuera por todo el resentimiento que tenia acumulado hubiera podido decir que verla intentar explicar a ese hombre lo que necesitaba hacer resultaba hasta cómico. No hacía falta saber interpretar los gestos ni leer los labios para comprender que quería terminar aquello lo antes posible pero la vergüenza y el asco de lo que iba a realizar añadido a la situación que se podía provocar si los otros se enteraban de sus deberes hacia realmente difícil que le explicara todo. El hombre no era un becario barbilampiño al que pudiera darle órdenes ni amenazarle tan impunemente como había hecho con los chavales. Ella lo sabía y su frustración era evidente por eso. Sus gestos e intentos de apartar al viejo de los otros dos indigentes eran notorios pero el hombre desconfiaba de ella, lo que hizo que se granjeara mi simpatía por no fiarse de aquella mujer.
Después de 15 minutos de intentos frustrados de apartar al hombre la crispación de Isabel fue tal que se le acerco al oído para, supongo, susurrarle que si se portaba bien le chuparía la verga. La expresión del hombre al instante era una mezcla de asombro y suspicacia, era lógico que no diera crédito a que una mujer tan atractiva, aun intentando pasar desapercibida, quisiera alegrarle la tarde de tal forma sin más. Sin embargo, el giro que dieron los acontecimientos fue sorprendente a la vez que toda una alegría para mis planes. El viejo señalo a sus dos compadres diciéndole algo a Isabel mientras lo hacía. Ella reacciono gritándole, haciendo gestos de que estaba loco, se empezó a mover de un lado a otro hasta que al final rompió a llorar tapándose la cara con las manos. La gente no podía entender nada de lo que estaba pasando pero yo sí que lo hacía, aquello era cruel pero no era nada que ella no se hubiera ganado a pulso.
Cuando por fin se repuso secándose las lágrimas de la cara estaba completamente derrotada y a merced del viejo, aunque en verdad sabia que cada vez estaba más a mi merced cumpliéndose la venganza que durante tanto tiempo había soñado. Debió de decirle que aceptaba sus condiciones porque enseguida los cuatro se encaminaron hacia otra parte del parque algo más retirada de las miradas ajenas. En aquella zona había algo más de setos donde poder ocultarse pero me las arregle para poder buscar un sitio donde poder grabar la escena viéndosele bien la cara a mi querida amiga.
Cuando finalmente me instale el viejo ya tenía los pantalones bajados estando Isabel de rodillas en frente de él mientras que los acompañantes estaban tumbados como si de una sesión de cine de verano al aire libre se tratara. El viejo lejos de mostrarse agradecido o amable con ella demostró ser un autentico déspota. Todavía tenía bastante flácida la verga, aunque de un tamaño sorprendentemente considerable, pero eso no fue impedimento para que le agarrara de la coleta y le obligara a directamente meterse todo el miembro en su boca. Isabel reacciono como si le fueran a dar arcadas, no sé si por el asco o por lo profundo de la penetración de su boca, el caso es que finalmente teniendo metido todo aquel miembro en su boca no le paso nada más allá de la cascada de lagrimas que fluían de sus ojos.
Tirando de su coleta el viejo, sabiéndose dueño de la situación, iba moviendo la cabeza de Isabel al ritmo que más le gustaba. La verga cada vez se iba alargando un poco más y sobretodo engrosándose haciendo muy difícil que la boca de Isabel pudiera dar cabida a tan portentoso miembro. Pero eso al viejo le daba igual, tanto era así que finalmente decidió sujetar la cabeza de su inesperada victima con las dos manos para penetrarla como lo hubiera podido hacer por cualquiera de sus otros dos orificios. Los pocos respiros que le daba a su boca solo eran para golpear su cara con la verga volviendo a continuación a introducirla sin miramientos en su boca. Por fortuna para Isabel aquel déspota no tardo demasiado en correrse inundando su boca de semen que, por la última acometida que recibió, se vio obligada a dejar caer al suelo a causa de la arcada que le dio al recibir tan a dentro la descarga. Los otros dos viejos, que habían aprovechado la escena para masturbarse a la par, aplaudieron ante el "triunfo" de la bestia de su compañero ante la bella desconocida.
Completamente humillada, asqueada y hundida sin esperar un solo segundo más se puso en pie y salió corriendo lejos de aquel viejo y sus amigos sin reparar en lo más mínimo que aquel episodio tan desagradable de su vida lo había inmortalizado para poder atormentarla tanto como quisiera en adelante.
De vuelta en casa pensando en lo que había tenido ocasión de ver me puse a contemplar la posibilidad de si quizás ya era suficiente venganza por todo lo que me había hecho, aunque tenía pensadas alguna que otra cosa más para ordenarle. El estado en que la vi hacia que mis entrañas no me dejaran tranquilo pensando en si mi venganza del monstruo que para mí era ella justificaba mis actos. Por primera vez tenía dudas sobre lo correcto de mis acciones teniendo en cuenta el daño que le estaba causando por el camino de vejaciones al que la estaba sometiendo. Los siguientes días los pase replanteándome que era exactamente lo que estaba haciendo y adonde me llevaba al final del camino. La idea de terminar con aquello fue tomando forma, quizás incluso con esfuerzo por mi parte podría volver con mi novia y retomar el camino de mi vida sin pensar más en Isabel.
Que pobre iluso fui. Durante los días que estuve cavilando sobre qué rumbo tomar Isabel me escribió otro e-mail descargando toda su ira contra mí por lo que le estaba haciendo pasar, amenazándome, insultándome y advirtiéndome que por lo que le había hecho pasar si no le devolvía el archivo "Nirvana" y me olvidaba de él no habría sitio donde me pudiera esconder del infierno en que convertiría mi vida. Aquello tenía gracia. "Querida amiga, debo decirte que tus amenazas están vacías para mí. No soy un desconocido que ha decidido amargarte la vida o simplemente aprovecharse de ti, soy la persona a la que tu más daño has hecho en tu vida cuando te lo di todo. Desde el día que me dejaste, desde lo que me hiciste aquel maldito día, mi vida ha sido un intento de olvidar ese inferno al que me enviaste. Nada me puedes hacer que no me hayas hecho ya. Ahora que sabes quién soy también quiero que sepas que después de lo sucedido en el parque pensé en dejar de molestarte más pero tu mensaje me ha abierto los ojos, te mereces cada cosa que te haga multiplicada por mil por lo que me hiciste, por el desprecio que me has demostrado y por el daño que me has infligido. Sin embargo te daré una buena noticia y una mala. No pienso dedicar mi vida a hacerte sufrir, solo quiero devolverte lo que me hiciste, por lo que esto que te hago terminará pronto, antes de lo que imaginas, la mala noticia es que aun no ha terminado y ahora que sabes quién soy tengo menos razones para permitirte tonterías como las que has hecho. No quiero volver a recibir un mensaje tuyo que no te pida, no quiero que vuelvas a desobedecerme y sobre todo quiero verte humillada y sufriendo tanto como lo hice yo por tu culpa."
La decisión estaba tomada, llegaría hasta el final con todas sus consecuencias y no me importaba demasiado que se enterara de quien era puesto que al final lo tendría que hacer de todas formas cuando cumpliera el último de los deberes que le iba a mandar hacer. Ya no había vuelta atrás posible.
Al enterarse de quien era realmente me mandó una contestación pidiéndome perdón por lo que me había hecho, me decía que por aquel entonces era una niñata caprichosa, egoísta y cruel a quien no le importaba nada más que ella misma pero que desde entonces había cambiado, ahora tenía una vida normal sin rastros de aquella persona y sobre todo me decía que aunque fuera imperdonable lo que me había hecho me lo compensaría de la forma que quisiera rogándome que acabara de una vez con lo que le estaba haciendo. No le respondí, no tenía sentido hacerlo. En vez de eso me dedique a preparar la siguiente fase de mi venganza en concreto fui a hacerle una visita a la persona que me iba a ayudar a llevarla a cabo, quien, como esperaba, accedió sin ningún reparo a hacer lo que le pedí.
"Querida amiga, como se que gustas mucho de ir al teatro este próximo viernes quiero que tú seas la protagonista de la obra que he preparado exclusivamente para ti. Como buena actriz deberás vestirte adecuadamente para la ocasión. El personaje que vas a representar es el de una puta, así pues deberás ponerte la mini falda más corta que tengas sin preocuparte si deja ver tus cachetes o incluso los bajos de tu tanga. Ponte medias de rejilla y arriba una camisa que no abotonaras sino que ataras al final de tus pechos lista para descubrirlos a la menor oportunidad. No te cortes con el maquillaje, a tu cliente le gustará. Deberás ir en metro hasta el lugar que te indicaré el mismo viernes al medio día. Allí te esperará tu cliente, no te preocupes por quien es, él te reconocerá. Una vez estés con él sigue al pie de la letra todas sus órdenes."
La persona con la que había hablado para que dispusiera de Isabel a su antojo era un viejo conocido de un gimnasio al que fui hace tiempo. El individuo en cuestión era todo un perla, era el tipo de persona que al verla por la noche en una calle vacía te haría cambiar de acera para no cruzarte con él. No era especialmente alto, estaría alrededor del 1,75 de estatura, pero tras mucho tiempo de gimnasio habiéndose tomado productos para culturistas tenía el cuerpo realmente vigorizado manteniendo hoy por hoy bastante bien tonificados sus músculos. Además, para realzar su aspecto amenazador tenía la cabeza rapada y varios tatuajes que adornaban su cuerpo pasando desde un tribal que envolvía todo su hombro izquierdo a escritura hebrea en su antebrazo izquierdo y otros que no merece la pena señalar.
Como dije sabía que mi amigo no tendría ningún reparo en tirarse por la cara a una bella mujer como era Isabel, incluso me comento que la idea de hacerlo delante de mí, como le propuse, le encantaba pues siempre le gustaba "tener público cuando se montaba a una yegua". A su vez tenía asegurado que aquel hombre sería de todo menos dulce con ella puesto que además de su estancia en la cárcel por robo con violencia también se hablaba en el gimnasio de las denuncias de sus novias por agresiones o directamente veíamos los efectos de las mismas en sus caras y cuerpos. En todo caso, eso no era lo que quería para Isabel dejándole claro cuando hable con él que no debía de agredirla, podía hacer lo que quisiera con ella pero sin golpearla ni causarle un dolor innecesario.
Así pues, a las afueras de la ciudad alquile un chalet no muy grande a su nombre donde los tres pasaríamos la noche del viernes al sábado sin que nadie viniera a molestarnos. Después de mandarle un mensaje a Isabel indicándole el lugar y la hora donde la recogerían hice lo propio con el perla de mi amigo diciéndole también que antes de ir a por ella pasara a recogerme a mí para irnos los tres juntos a la casa.
A la hora convenida nos presentamos los dos en su coche, él conduciendo y yo en la parte de detrás, en el lugar fijado para recogerla. Su aspecto era impresionante vestida tal y como le pedí, teniendo dificultades ella al andar para que la falda no dejara al descubierto más de lo justo y necesario en ese momento. Al llegar junto a la puerta del coche mi amigo llamándola por su nombre le dijo que se subiera junto a él en el asiento de copiloto. Así lo hizo mirando hacia atrás para comprobar quien era el acompañante de aquél hombre.
Rápidamente me reconoció pero ninguno de los dos dijimos nada intercambiando únicamente nuestras miradas de odio que ambos compartíamos. Tal situación solo duro unos instantes cortando lo que parecía un intento de Isabel de decirme algo pues mi amigo sin dilaciones ni preámbulos le agarró de la cara por la boca con una mano obligándola a mirarle al tiempo que le decía "Zorra! Esta noche eres mía, no suya, así que no te distraigas y céntrate en hacer lo que te mande." Ahora que tenía su atención le soltó la cara para empezar a tocas sus pechos por encima de la camisa diciéndole "Estas realmente rica y pienso gozarte a fondo así que déjate de perder el tiempo y enséñame lo que sabes hacer con tu boca."
Mientras que empezaba a poner el coche en movimiento ella se inclinó para situar su cara a la altura de la entrepierna de él. Desde detrás no podía ver como lo iba haciendo pero sí que veía su cabeza subir y bajar una y otra vez, escuchando junto a los ruidos propios de la felación que le estaba practicando los comentarios que él refería a lo bien que la chupaba. Como el traslado hasta el chalet era de una media hora, por efecto de las continuas caricias que ella practicaba a su miembro él se termino corriendo en su boca llenándola una vez más de semen caliente que esta vez sí que tuvo que tragar pues sujetando él su cabeza con su verga aun introducida en la boca no la soltó hasta que entendió que ella se lo había tragado todo.
Al llegar a la casa mi amigo la cogió por la muñeca llevándosela al dormitorio que habíamos preparado para la ocasión. Al ver las correas preparadas para sujetar todas sus extremidades Isabel se asustó pidiéndome una vez más que terminara con aquello porque ya no podía aguantarlo más. No hizo falta que le contestara nada pues fue mi amigo quien cogiéndola la tiro sobre la cama diciéndole muy claro que si no se comportaba tendría que usar su propio cinturón para calmarla.
Por primera vez vi en sus ojos realmente sensación de miedo, de pánico al comprender que aquella noche si no obedecía las órdenes de la persona que tenía en frente de sí sería algo más que su matrimonio o su dignidad lo que estaría en peligro. Yo confiaba que mi amigo cumpliera con su palabra y que la amenaza solo fuera un intento de domarla pero sin llegar a materializarla. Afortunadamente nunca tuve que saberlo ya que Isabel a partir de ese momento fue absolutamente dócil y complaciente ante los caprichos de mi amigo.
Cuando mi amigo se cercioro de que la tenía completamente dominada comenzó a reírse solo parando para besarla en la boca introduciendo su lengua tanto como podía en su garganta. Sus manos lejos de estar paradas comenzaron a desanudar su camisa para liberar sus magníficos pechos. Una vez conseguido su objetivo apenas si tardó unos segundos en meter uno de los pechos de Isabel en su boca. Era evidente por la forma en que succionaba y mordía el pecho que le estaba haciendo daño a Isabel pero, salvo algún leve quejido, ella se dejaba hacer agarrándose a la cabeza de aquel hombre dispuesto a someterla a sus más bajos deseos.
Si no era su boca la que se cerraba sobre sus pechos eran sus manos las que lo hacían dejando una marca enrojecida allí donde se posaban como muestra de la fuerza con que le apretaba. Sus nalgas y muslos no corrieron mejor suerte una vez que la despojo de su minifalda arrancándole de un tirón el tanga de hilo negro que apenas podía contener su hermoso sexo.
Después de tanto tiempo volvía a verla desnuda tan hermosa como la recordaba desde la última vez, el tiempo parecía que no había pasado para ella como para el resto de mortales. Su cuerpo era una perfecta escultura de piel lisa y vertiginosas curvas que hacían del suyo un prototipo de cuerpo femenino fruto de todo el tiempo que le dedicaba a su cuidado personal. Aunque tuvo un tiempo donde una mata de pelo cubría su sexo aquello cambió manteniendo desde entonces hasta hoy por hoy un triangulo de pelo muy recortado justo encima del inicio de sus labios vaginales los cuales permanecían inmaculados a la espera de un invasor que fuera a turbar su calma.
Verla en aquella situación provocaba en mi reacciones contrapuestas. Por una parte, la semejanza de aquella situación con parte de la que me hizo vivir el día en que me dejó me provocaba un profundo rechazo al tiempo que la sensación de estar reabriendo una vieja herida, pero, por otra parte, verla desnuda, tan radiante y entregada a los placeres de la carne sacaba de mí toda la debilidad de mi propio cuerpo. No era solo mi amigo el que volvía a tener la verga erecta, notaba debajo de mis pantalones como mi propia verga quería guerra sintiendo las palpitaciones que me pedían abalanzarme sobre ella para penetrarla. Sin embargo, supe resistirme pues sabía que mi momento aun no había llegado, ella sería pronto para mí pero en aquélla habitación tenía que ser de mi amigo.
Mientras que por mi cabeza pasaban todas estas ideas observe como mi amigo estaba terminando de sujetar a Isabel a la cama con las correas que había. Estaba tumbada boca abajo, si bien con un cojín debajo de su vientre para alzar sus caderas ofreciendo una visión magnifica de la entrada a su vagina y ano, teniendo sus extremidades dispuestas en forma de cruz sin posibilidad de poder ofrecer mucha resistencia al limitar sus movimientos.
Mi amigo una vez que la tuvo bien sujeta le soltó un sonoro azote en uno de las nalgas riéndose y mirando hacia mí. Al primero lo siguió un segundo azote y un tercero y un cuarto, así hasta conseguir que el culo de Isabel estuviera totalmente enrojecido. Ella estaba sollozando no sé si por el dolor de los azotes o por la humillación a la que la estábamos sometiendo, pero sus lagrimas no decían toda la verdad de lo que en aquel momento estaba sintiendo. Cuando mi amigo si dio por satisfecho de azotarla pasó la palma de su mano por la entrepierna de Isabel riendo una vez más y diciendo "Sabías que eras una guarra de mucho cuidado, mira lo empapada que estas y solo te he dado unos cuantos azotes". No podía dar crédito que aun a pesar de la forma en que la estábamos tratando ella pudiera estar excitada y disfrutando con aquello.
El que estaba encantado era mi amigo. Animado por el descubrimiento que acababa de hacer con una de sus manos seguía acariciando el sexo de Isabel sin la menor delicadeza mientras que con la otra se masturbaba poniendo a tono su verga antes de darle todo el protagonismo. Las caricias a Isabel eran con movimientos fuertes y bruscos llegando a meterle un par de dedos por su vagina y tirando de ella hacia arriba sin la menor contemplación alzando su cadera. Isabel gritaba y gemía pero no podía decir si por el dolor o el placer que le causaba, incluso por una mezcla de ambos. No me atrevería a decir que la situación fuera de su agrado, ni tan siquiera recordaba entre sus videos que algún hombre o mujer la hubiera tratado así, pero tampoco sería capaz de poner la mano en el fuego para decir que hasta entonces no estaba disfrutando en cierta forma con la situación que estaba obligada a soportar.
Soltando la mano que tenia para masturbarse mi amigo separó una de las nalgas dejando al descubierto la entrada de su ano. Con uno de los dedos que ya tenía bien embadurnado con los abundantes fluidos que salían del cuerpo de Isabel comenzó a penetrar su hermoso culito. Nuevamente no fue cuidadoso con ella introduciendo desde el primer momento la totalidad del dedo en su estrecho agujero. Los gritos de Isabel ahora eran inconfundiblemente de dolor cerrando fuertemente sus ojos en un gesto de sufrimiento. Lejos de suavizar la penetración a la espera de que dilatara su esfínter al primer dedo lo acompaño un segundo con la única lubricación de la saliva que el mismo iba depositando a la entrada de su ano. Sus gritos aumentaron en proporción al espacio que ocupaban los dedos en el interior de su cuerpo.
Entre tanto dolor le concedió un pequeño respiro cuando libero su culo para embadurnar su verga con crema obviamente con la intención de seguir el camino que sus dedos habían empezado a abrir. Rápidamente enfilo la punta de su verga a la entrada de su ano. Isabel se agarro fuertemente a las sabanas pues no esperaba ninguna clemencia por parte de mi amigo acertando plenamente en su pronóstico. Nada más introducirle la cabeza del miembro con cada acometida que le daba metía mas parte del mismo dentro de su culo intentando llegar hasta el fondo lo antes posible. El estar en un chalet lejos de todo el mundo resultó de lo más conveniente puesto que los chillidos de dolor resultaban atronadores aunque no duraron tanto como esperaba pues poco a poco los gritos fueron siendo sustituidos por gemidos acompasados a las penetraciones que le iba dando mi amigo. Primero se puso sentado sobre sus nalgas cabalgando sobre ella como si de un caballo salvaje se tratara pero pronto cambio su postura para tumbarse sobre ella agarrándose a sus pechos para poder penetrarla mejor siendo así como se terminó corriendo dentro de ella de una forma abundante a decir por el líquido que después iba saliendo desde su interior.
Mi amigo tardo un rato en recuperarse tras el cual soltó a Isabel de sus correas. Dolorida y con el cuerpo algo entumecido se vistió como pudo pero sin poder ponerse el tanga que había resultado roto. Nos marchamos sin esperar mucho más dejándola a ella donde la habíamos recogido pensando en que volviera a su casa sucia, desaliñada y chorreando aun semen. Contemplarla resultaba realmente desolador para quienes la conocíamos pero el castigo para mí era justificado en comparación con su comportamiento. En todo caso ya estaba a punto de terminar quedando únicamente el encuentro que tenía reservado para los dos.
Pensando en que se recuperara de la experiencia que había tenido que soportar en nuestro anterior encuentra me espere un par semanas para escribirle el que sería último mensaje. "Querida amiga. El final del camino ya está cerca, tan solo nos queda un último paso que dar. Te espero en mi casa dentro de dos días por la noche. Ven guapa como solo tú sabes ir." Tras escribir él mensaje me senté a esperar pensando en que es lo que quería que pasara en la que sería la última noche donde se terminaría mi venganza dándome cuenta que después de tanto tiempo desenado este momento en que Isabel estaría a mi merced realmente no sabía que es lo que le quería hacer. La sed de venganza junto con la necesidad de humillarla habían quedado sobradamente saciadas gracias a los diversos tormentos por los que le había obligado a pasar, por otra parte, no tenía la menor intención de volver con ella puesto que sería una vida de tormento esperando constantemente a que me diera una puñalada por la espalda figurada o literalmente y el hecho de pensar en convertirla en mi esclava no satisfacía ninguna inquietud que pudiera tener. La venganza ha de tener un principio y un fin sino ante la constante búsqueda de la venganza el alma se convierte en un desierto cuyas arenas te desgarran hasta hundirte en el mayor de los abismos. Sin embargo, tenía que cerrar el círculo que se inició el día que me dejó, cerrar por fin todas las heridas que dejo abiertas Isabel en mí y solo había una forma de hacerlo, terminar lo que empezamos los dos solos.
Por fin llega el día. Suena el timbre de mi apartamento. Es puntual. Le abro la puerta. Tal y como le pedí esta irresistible vestida como a ella le gusta, altiva, elegante, marcando su imponente figura y siendo un foco de atención que cualquier mortal difícilmente puede resistir contemplar detenidamente. Ahí está con sus zapatos rojos de interminables y finos tacones semejantes a aquellos que alguna vez clavo en mi carne, sus medias negras de encaje pegadas a sus lindas piernas cuyo fin se pierde junto con su monte del deseo bajo la falda que es también de color negro y que se ajusta a su contorno realzando su figura, su camisa es blanca, entallada, provocativa al estar lo suficientemente desabotonada como para permitir que los ojos se recreen en su pecho prominente por naturaleza y por los efectos de su sujetador que seguro es a juego con el precioso tanga que debe cubrir esa concha que tanto placer me ha dado.
Le hago pasar. La noto nerviosa, después de los últimos días que ha pasado entiendo que es normal máxime cuando no sabe lo que le puede esperar en esta noche que, salvo un nuevo capricho del destino, será la última entre los dos. Apenas si entra en la casa la recibo con un beso en sus labios pintados de una rojo más intenso aun que el de los zapatos. Su respuesta son unos labios fríos como un tempano de hielo pero eso no me detiene, sujetando su cabeza con las manos continuo besándola por el cuello abriendo la camisa para ir besando sus hombros y la parte alta de los pechos que todavía están tapados por su precioso sujetador. Con mis manos le bajo los tirantes del sujetador y continuo besando los pechos hasta llegar a la copa de los mismos aprovechando para juguetear con sus duros pezones con mi lengua. Le pido que se desprenda de la camisa y del sujetador mientras acaricio sus pechos haciéndolo ella de una forma mecánica, fría e impasible como si no fuera su cuerpo el que estaba cubriendo con mis besos y caricias.
Dejando por un momento sus pechos continúo desnudándola al bajar la cremallera de su falda para despojarla de ella a continuación. También le quito el tanga de encaje negro que lleva puesto dejándole tan solo las medias que se sujetan a sus muslos y los zapatos. Ahora que ya está lista para mí la conduzco hasta el salón donde le pido que se siente encima de la mesa. Al hacerlo me situó entre sus piernas contemplando como un líquido blanquecino sale desde sus labios. Su cuerpo vuelve a traicionarla mostrando que aun a pesar del frio de su trato es un volcán lo que arde en su interior. Pruebo con mi lengua su sabor que recordaba delicioso moviendo mi lengua por toda la extensión de sus labios vaginales provocando que mi boca se inundara de los cada vez más abundantes fluidos de ella.
Al mismo tiempo que voy saciando mi boca con su cuerpo me desvisto yo también. Me ayudo con las manos para separar sus labios vaginales facilitando el acceso de mi lengua a cada rincón de su vulva recreándome en cada pasada que hago por sus labios. Al final cuando jugueteo con su clítoris al separarme un poco puedo ver como su vagina se dilata y contrae pidiendo a gritos que mi verga llene el espacio que está vacío en su interior así pues alzándome la penetro con suavidad en la misma postura que está separando sus piernas y echándolas un poco hacia atrás para facilitar la profundidad de la penetración. Mis movimientos son pausados metiendo todo la verga dentro de ella para prácticamente volver a salirme por completo con cada penetración, lo hago realmente despacio pero no por ello noto que pierda el menor vigor que tenía al comenzar. Entonces saliéndome de su interior agarro una silla sobre la que me siento haciendo que Isabel a su vez se siente sobre mi miembro dándome la espalda. De esta forma fácilmente con una mano cojo uno de sus pechos y con la otra le estimulo el clítoris mientras que ella mecánicamente sube y baja sin que pueda evitar por mucho que quiera que sus gemidos se escapen de su boca al dejarse penetrar más adentro o al mover más rápido mis dedos en su clítoris. Intenta moverse deprisa para hacer que me corra lo antes posible con la intención de terminar pero no le dejo que lo haga obligándola a llevar un ritmo más normal o haciendo moverse su cintura hacia delante y detrás lo que provoca que sea ella quien llegue a tener un orgasmo que le hace contorsionarse entera sobre mí.
Estando apenas recuperada la levanto en brazos portándola hacia la cama donde la tumbo de costado volviendo a penetrarla enseguida. Tanto ha sido lo que ha pasado en estos días que en ningún momento me opone la menor resistencia a lo que le voy indicando o haciendo si bien se mantiene fría en su gesto solo perturbado por las lágrimas que de tanto en tanto caen desde él. Me abrazo a ella aumentando el ritmo y la fuerza de mis acometidas, noto que estoy cerca de correrme así que sin salirme de ella la tumbo boca arriba aumentando el movimiento de mis caderas hasta sentir la explosión que se produce en su vagina. Ella no me mira pero veo que no dejan de brotar lágrimas de sus ojos. De repente sus labios se mueven para decirme que me odia y que pensaba que ya no podía haberle hecho más daño pero que había encontrado la forma de hacerlo.
Me levanto dejándola tumbada en la cama, salgo del dormitorio en dirección a la ducha donde permanezco por largo rato esperando que el agua arrastre lejos de mí toda lo suciedad que se ha adherido a alma por culpa de Isabel sintiendo poco a poco una sensación de confort al pensar que ya se acabó todo. Al volver a la habitación ella permanece quieta en la misma postura en que le dejé. Pongo el pen drive con su archivo "Nirvana" junto a su mano y al oído le digo que haga el favor de vestirse y marcharse pues ya no hace nada en mi casa. Tan obedientemente como antes recoge sus cosas y se prepara para marcharse pero antes de salir la sujeto para advertirle que ya no tendré el archivo pero que le grabé un video con el viejo del parque por lo que lo mejor para todos será que no nos volvamos a ver. Sin decir nada asiente con la cabeza saliendo de mi casa y espero de mi vida. Cuando cierro la puerta siento confluir todos los sentimientos que he pasado hasta llegar a este momento, pienso en todo lo que he dejado atrás y en lo que he hecho, me tiemblan las piernas y caigo roto al suelo sin que pueda explicar si lloro por alegría o lastima. El circulo se ha completado, mi venganza terminó, ahora puedo continuar con mi vida sea cual sea la vida que tenga por delante.
Esta ha sido la historia de la venganza que cambio mi vida o lo que queda de ella desde entonces. No creo que mucha gente simpatice con lo que hice a Isabel, menos aun que se pueda justificar mi comportamiento, quizás algunas personas me disculparían si conocieran que paso aquél día en que Isabel me dejo y lo que ella y sus amigos me obligaron a soportar hundiéndome para el resto de mi vida pero esa es otra historia.