IS.01x02.Descubrimientos

La vida de Florecilla comienza a desarrollarse en un ambiente de lujos, satisfacer a su anciano esposo es su unica ocupacion, pero el viejo Don Erasmo tiene un secreto que Florecilla estara a punto de descubrir...

Buen día tengan todos ustedes, agradecimientos por los comentarios que aunque no han sido muchos me han alagado bastante, que bueno que les guste lo que mi retorcida mente es capaz de crear, sigan haciendo sus comentarios, recuerden que de eso vivo y que cada vez que comentan algo por más breve que sea fomentan mi necesidad de seguir escribiendo. Gracias a quienes me han comentado mis relatos, no mencionare nombres, solo les diré que aprecio el tiempo que tienen de leer mi trabajo, y que en gran medida el desarrollo de la trama ira enfocada en lo que ustedes opinen  o sugieran. Gracias y les recuerdo que en case a sus comentarios y a su interés será posible y en la medida de mis posibilidades el seguirles escribiendo…

MUCHAS GRACIAS DE ANTERMANO POR LEERME, NO OLVIDEN DEJAR SUS COMENTARIOS DE ESTE CAPITULO 2...

ADVERTENCIA…

EL RELATO SIGUIENTE CONTIENE PALABRAS ALTISONANTES MISMAS QUE PODRIAN SER OFENSIVAS PARA ALGUNAS PERSONAS, DE TIPO SEXUAL, VIOLENTO, RACISTA Y DE OTROS TEMAS QUE PODRIAN SER TABU O DE TIPO INMORAL. ASI MISMO PODRIA SER DEMACIADO FUERTE PARA ALGUNAS PERSONAS, SI NO ERES DE MENTE ABIERTA Y/O EN ALGUN MOMENTO DE LA TRAMA NO LLEGAS A TOLERAR LO QUE SE DESPRENDE SE RECOMIENDA DEJAR DE LEER.

ESTE RELATO ES IMAGINARIO, NO REFLEJA DE NINGUNA MANERA LA MANERA DE PENSEAR O DE SER DE LA AUTORA, MISMA QUE SE DESLINDA DE CUALQUIER MAL USO QUE PUDIERAN DARLE A SU OBRA…

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ISLA SOBREVIVIENTES

Capitulo 2. DESCUBRIMIENTOS

Debo admitir que me resultaba muy entretenido satisfacer a Don Erasmo cada que me lo pedía, es más, debo aceptar también que moría de ganas por hacerlo cada noche, sin embargo, el pobre hombre apenas llegaba a la cama y se dormía generalmente. Yo dormía a su lado, el calor era cada vez más intenso, como de costumbre dormíamos desnudos, era ya común que las personas lo hicieran así, de verdad dormir con cualquier tipo de ropa era sofocante, e incluso, mucha gente durante el día optaba por vivir desnudo dentro de sus residencias o sus hogares, los cuales eran diseñados para aguantar el intenso calor sin la necesidad de tener ventanas que dejasen al descubierto la desnudes de sus habitantes.

Nuestra habitación estaba diseñada de ese modo, carecía de ventanas y en su lugar a la altura del techo y por la parte del muro que daba a los patios había unas ventilaciones con abanicos, los cuales giraban según la dirección en donde debería de correr el aire, las ventilas también podían cerrarse para que durante el invierno el frio no fuera tan intenso. Yo moría de ganas por que nuestra habitación estuviese refrigerada como la mayoría de los adinerados señores, los síndicos y los senadores. Todos aquellos hombres de leyes, los ingenieros y arquitectos, los médicos, todo aquel que poseía un estatus alto podían a veces costear que su residencia estuviera climatizada, no así los barrios pobres que apenas podían gozar de luz pública, mucho menos pagar por tener climas o ventiladores eléctricos. Aun a pesar de toda la riqueza de Don Erasmo, su salud le impedía vivir en un ambiente climatizado, su cuerpo no resistía los cambios bruscos de temperatura, así que durante el tiempo que vivió dormí con el así, desnudos y sudorosos, pero no me importaba, pues a pesar de ser la esposa de un anciano, yo me sentía adulta, viviendo con un hombre que me proporcionaba todos mis caprichos, y yo siempre, como una buena esposa lo confortaba a él.

Por eso yo cada noche esperaba a que se recostara y me dijera: “Florecilla, mi dulce capullo, ven y dale felicidad a este pobre viejo”, yo siempre le respondía: “Lo que mande usted mi señor, soy suya”, el sonreía, entonces yo tomaba su casi flácido miembro y lo acariciaba, despacio muy despacio, después lo metía en mi boca y lo lamia, lo chupaba con delicadeza, a veces rápido, a veces lento,  de eso dependía mi humor y mis ansias de tenerlo en mi boca, su miembro apenas se podía sentir vivo, a mi no me importaba, para mi ese anciano era tan hombre como mi padre cuando montaba a mi mama en las noches, cuando ellos creían que dormíamos, y al menos yo podía escuchar los gritos de placer que mi madre soltaba, cuando decía a gritos de éxtasis lo enrome y duro que era el palo de mi padre, y a veces gritando que deseaba que la partiera en dos.

El tiempo comenzó a pasar, Don Erasmo condujo al pueblo a un nuevo estatus de progreso, poco a poco se pudo ver su mano en las calles, los robos bajaron, reparo las viejas escuelas y los hombres trabajaban sus jornadas diarias y habían comenzado a realizar costumbres de esparcimiento los fines de semana, esos días bebían en la cantina, cogían mujeres y algunos practicaban deportes, a veces en ese orden, a veces cogían, practicaban un deporte y bebían, y otras solo cogían y cogían hasta desfallecer, otras solo bebían, otras veces cogían mientras bebían, en fin, esa era la rutina diaria. Don Erasmo no, el trabajaba día a día, los fines de semana y cada hora, en mi comenzó a crecer las ansias de un hombre que me robara la inocencia, sin embargo cada noche me conformaba con el miembro casi flácido de Don Erasmo, el cual tocaba y chupaba hasta dejarlo seco. Sin embargo, con el paso del tiempo comencé sentirme vacía, cada noche le daba placer a Don Erasmo, pero yo deje de sentirme satisfecha con eso, aun así yo cumplía mi papel cabalmente, todas las veces que me pedía ser satisfecho lo hacía.

Llegue a fastidiarme, así que un sábado cualquiera me decidí a ir a ver a Don Erasmo a su trabajo, me dirigí a su oficina, me vestí hermosa, con ropas holgadas, y debajo de estas una lencería muy fina y sexy, yo sabía que a él le gustaba que usara debajo de mis vestidos la ropa que usaban las cabareteras y las prostitutas de las cantinas y prostíbulos del pueblo, por ello lo hacía.

Cuando llegue a su oficina note que estaba todo vacio, abrí la puerta con mi llave, la que abría todas las puertas de la casa y del trabajo de Don Erasmo, el acostumbraba en tener una llave maestra para todo, y yo, como su mujer tenía una copia, entre sigilosa, quería darle la sorpresa de encontrarlo trabajando en su escritorio, despojarme de mi vestido, dirigirme hacia él y darle placer con mi boca a su verga hasta dejarla seca. Sin embargo, cuál fue mi sorpresa que al entrar a su habitación Don Erasmo se encontraba penetrando a un jovencito un poco más joven que yo al tiempo que otro joven moreno de una edad aproximada de 25 años lo cogía muy duro a él, Don Erasmo jadeaba, gritaba y decía cosas como las que mi madre le decía a mi padre cuando él la montaba en las noches pidiendo ser partido por la mitad por la verga enorme de aquel negro fornido que lo partía en dos con su verga.

-          ¡Don Erasmo! – grite sorprendida, el tiempo se detuvo unos segundos, Don Erasmo se sorprendió de verme, aun así con mucha calma despidió a sus amantes, yo estaba en shock, tal fue mi sorpresa que no supe que hacer me congele de inmediato, el regreso sus pantalones arriba lentamente, y se sentó, entonces dijo:

-          No esperaba que te dieras cuenta de esta manera… que lamentable, sin embargo ahora lo sabes y supongo que te debo una explicación. Siéntate y relájate un poco… - Don Erasmo camino lento a su vinera, ahí tenia los mas deliciosos y finos vinos que podía comprarse, entonces tomo uno, sirvió dos copas y me entrego una: -“bebe”- Me dijo, entonces comenzó a relatar:

-          Ciertamente no soy impotente, ni la guerra me dejo así, siempre he sido gay, desde los inicios de mi infancia. Te pedí en matrimonio para desviar todo tipo de sospecha sobre mi sexualidad…

-          Pero, ¿Por qué?,- le pregunte ya más calmada

-          Porque cuando termino la guerra salve la vida de un soldado que a su vez se convertiría en uno de los más fieles seguidores del que ahora es nuestro rey. Cuando lo hice me expuse a radiación, y mentí diciendo que había quedado impotente. Como modo de resarcir el daño y por haber salvado la vida de esta persona tan importante se me otorgo riqueza y poder, sin embargo y como vez, no perdí mi virilidad, es solo que estar con una mujer no me satisface, los hombres en cambio me ponen más duro que el acero. Ahora lo sabes, así que tienes dos opciones, puedes ser mi cómplice y vivir con los lujos que tienes tú y tu familia, o puedes delatarme y mi castigo será la muerte. He vivido bien, así que si muero no me podre quejar.

-          Don Erasmo… - de pronto me quede sin palabras, sentía algo que no podía explicar, sin duda Don Erasmo me había engañado, no solo me fue infiel si no que me mintió y traiciono no siendo honesto conmigo. Pero a decir verdad no podía denunciarle, sería mi palabra contra la de mi esposo, un esposo que no me satisfacía en nada, eso podría no ser justo, pero aunque lo apreciaba tanto y de verdad me encantaba darle placer con mi boca no nacía de mi interior entregarle mi virginidad.

-          ¿Qué me dices mi niña?- pregunto nuevamente, yo respondí:

-          Supongo que deberá dejar de trabajar tanto y verse con sus amigos más seguido en casa Don Erasmo… - El viejito sonrió y dijo:

-          Supongo que tienes razón esposa mía.

Regresamos a casa en la limosina de Don Erasmo, habría sido el impacto del momento, o solo es que era demasiado inocente para darme cuenta, pero su chofer era el mismo chico blanco y delgado cuyo trasero había estado siendo penetrado por Don Erasmo, el pobre apenas pudo dirigirme la mirada, yo lo mire fijamente y sonreí, después le dije:

-          Quita esa cara Juan, parece que has visto a un muerto, llévanos directo a la casa, aun debes terminar un trabajo que dejaste a medias con el señor Erasmo. – Juan me miro sorprendido, yo le sonreí y él se apresuro a subir al auto. Juan era un chico muy joven, trabajaba con Don Erasmo desde la edad muy temprana, tenía dos años menos que yo apenas sabía leer y escribir, había aprendido por obra de Don Erasmo, lo único que sabía hacer era conducir y por su puesto ¡ser cogido!

Me di cuenta entonces que el Negro fornido que había estado partiendo en dos a Don Erasmo Era “El Negro Yo” su nombre era Josh pero le decían “YO” o “Negro yo” por el sonido de las dos primeras letras de su nombre, tenía el  doble de edad que yo y una verga privilegiada, su largo era casi el de mi brazo completo cuando se le ponía dura.

Cuando llegamos a la casa ordene a los sirvientes que se tomaran el día, les di indicaciones directas que todos los sábados debían de terminar sus labores y seria el domingo de descanso obligatorio para todos, para ello las mucamas debían dejar todo limpio y preparado, los jardines debían quedar limpios y ordenados y nada debía faltar para que pudiéramos estar solos en la casa solo Don Erasmo, su chofer, su guardaespaldas y yo, su mujer, no tengo que decir que su guardaespaldas era “El Negro yo”. Ellos debían permanecer pues eran los únicos indispensables para que Don Erasmo y yo pudiéramos pasar el día juntos, así nadie se enteraría de nada y nadie sospecharía nada. Al resto de la servidumbre les cayó en gracia mi decisión y la aceptaron de buena gana y rápidamente hicieron sus labores y se fueron.

Cuando la casa quedo sola El negro yo inspecciono la zona para asegurarse que en efecto no había nadie, una vez dado su rondín regreso a la habitación no antes cerrar todas las puertas y ventanas entonces volvió donde nosotros estábamos, yo me sentía extraña de volver a ver a Don Erasmo que ahora se encontraba no solo en posición para ser penetrado si no que desnudo con sus dos amantes. El Negro yo sé desnudo rápidamente y saco su monstruosa verga, escupió el culo de Don Erasmo y su verga, después le dejo ir su mortal instrumento al viejecito, a Don Erasmo se le puso duro su instrumento en cuanto sintió la poderosa riata de El Negro yo introducirse con fuerza en su culo, en cuanto su verga se puso dura Juan ya estaba en posición de ser cogido, sin embargo el viejo Erasmo le pidió que se sentara, el joven no pudo comprenderlo, Don Erasmo siempre lo cogía en cuanto el Negro yo le hundía su instrumento.

-          Hoy quiero que mi mujer pruebe mi miembro duro y en su máximo esplendor Juan, después de todo estamos todos en deuda con ella, ¿no lo crees?

-          Como usted ordene Don Erasmo – acepto el jovencito de mala gana- y agrego después: - pero señor, si su mujer perdiera su castidad usted o ella quedarían expuestos.

-          No te preocupes, Juan, esta verga siempre estará disponible para ti mientras pueda ponerse dura con la ayuda de Josh, además a ti también te gusta usar tu miembro, no creo que Josh tenga inconveniente en prestarte su trasero mientras mi verga penetra el culo de mi mujer. Porque tengo presente que ella debe mantenerse pura hasta mi muerte, así nuestro teatro estaría completo, y ella podrá desposar a otro varón con su castidad intacta.

-          No es eso mi señor- insistió el jovencito, vi en sus ojos que no mentía, Juan era bisexual, me di cuenta que no deseaba el trasero de un hombre tosco como el Negro yo, sino que preferiría una vagina húmeda o un delicado culo femenino.

-          Josh, puedes mamar mi vagina si es que te hace sentir mejor- le dije, y agregué: - así tendrías acceso también a la verga de Don Erasmo si quieres lamerla, además puedes tocar, chupar y acariciar todo mi cuerpo siempre que respetes mi castidad – el chico sonrió y todos comenzamos un bacanal de lujuria.

Don Erasmo realizo el mismo procedimiento con mi culo que el que el Negro yo había realizado en el de él, la diferencia fue que su miembro no era tan grande y lo introdujo despacio en mi, el dolor era insoportable, yo no resistía el dolor, pero me aguante, no quería que pensaran que no era digna de formar parte de sus acciones sexuales, la verga de Don Erasmo era en efecto muy dura y dolorosa en mi culito virginal, pero no me queje, deje que Don Erasmo desflorara a su antojo mi culo hasta que se hartara, Juan comenzó a chupar mi vagina, la lamia con destreza y yo comencé a excitarme, trate de olvidar que la riata de Don Erasmo estaba en mi ano y me concentre en la mamada que Juan me estaba propiciando, de pronto vi que el jovencito se masturbaba su pequeño pene. Así, los cuatro disfrutándonos comenzamos a explorar nuevas sensaciones, me volví parte de aquel grupo sexual de Don Erasmo y sus amantes, me sentí infinitamente especial de ser la única mujer y mas que los tres respetaban mi castidad que podía valer mas incluso después que Don Erasmo partiera de este mundo. Ese fin de semana fue de nuevas experiencias, después de haber llegado todos al éxtasis descansamos un rato, en cuanto Don Erasmo pudo volver a sentir la verga enorme del Negro yo su pito se torno duro nuevamente, entonces Juan pudo sentirlo, como premio a su espera tuvo mi culo el cual estaba aun dilatado, esta vez el dolor no fue tan grande, el pene de Juan era más pequeño aun que el de Don Erasmo y su penetración me causo placer, al final del día mi culo descanso con la leche de Don Erasmo y la de Juan que me dejaron satisfecha de haber sentido mi primera penetración, yo fantasee con que mi desvirgada vaginal fuera tan épica, como la vez que mi ano fue desflorado…