Irresistible ( segunda parte )
Una joven, rebosante de belleza y sensualidad, tiene que afrontar variopintas y excitantes experiencias. En este episodio se narra como conoce a la familia de su novio
Irresistible ( segunda parte )
Después de recuperarse un poco del enorme esfuerzo que habia hecho, Bea recuperó la bata roja que había tomado prestada del
cuarto de los padres de Belen, tapando abochornada su desnudez mientras Rubén la miraba con una sonrisa boba en el rostro.
Su novio exhaló un suspiro de fastidio, mientras se volvia a guardar el pajarito dentro de sus pantalones.
-- Tengo que irme -- dijo mientras se abrochaba los vaqueros -- Mi padre me va a matar -- repitió sin dejar de sonreir.
Se acercó a su novia y le dió un suave pico en los labios.
-- Me voy - - otro besito -- me tengo que ir -- otro besito -- ojalá pudiese quedarme - - besito tierno --
Bea solo atinaba a asentir, su mente todavia trataba de asimilar lo que acaba de pasar.
Rubén se despidió, cerrando la puerta del piso con cuidado de no hacer mucho ruido mientras ella mantenia cerrada la bata con
sus manos y lo observaba en completo silencio.
Cuando su novio se marchó, se sento en el sofá y se peinó la melena hacia atrás con las dos manos.
No se podía creer lo que habia hecho, pudor y excitación luchaban en su cerebro.
Se acarició los labios rememorando los besos que le acababa de dar Rubén, miró a su alrededor, la habitación estaba en
penumbras apenas iluminada por la luz de las farolas de la calle. Recordó donde estaba y que había más gente dentro de la
casa... -- ¿les habrian oido? -- un calor intenso trepó hasta sus orejas -- dios, que vergüenza, si les habian oido --
Se acarició el vientre recordando que no habian utilizado preservativo, pensó que lo más probable es que no hubiese
complicaciones, estaba en sus dias poco fertiles, aún asi...
Las imagenes de ella y Rubén en el sofá se agolpaban en su mente, acelerando su pulso... empitonando sus senos...
la respiración se le aceleraba... su coñito empezó a humedecerse otra vez.
-- ¿como es posible? -- su mano empezó a juguetear con su pezón acariciandolo con el dedo corazon. -- ¡que locura! --
Su otra mano acariciaba la parte interna de su muslo -- No me le creo, ¿como he.. . -- de repente fue consciente de que se
estaba toqueteando y se avergonzó aún más -- ¿pero que me pasa? -- se dijo mientras levantaba las manos, sorprendida.
Decidió que lo mejor era que intentase dormir un poco, por la mañana estaria más despejada.
Cuando se aproximo a la habitación de su amiga, volvió a oir la dulce voz de Sade entonando "Paradise", desde el otro lado
de la puerta, se quedo parada un segundo con la mano extendida hacia el pomo de la puerta.
Abrió con un cuidado y miró a traves de la rendija de la puerta.
Belen estaba casi de espaldas a ella, ligeramente ladeada, con la cabeza metida entre las piernas de Miguel su mano masturbaba
el falo del chico mientras lamia sus testiculos. Ambos completamente desnudos.
Era enorme, solo podia compararlo con el de Rubén, pero es que era tan grande como el de los actores porno de la pelicula
que habia visto esta tarde... tenia razon, eran venticuatro centimetros, con un buen grosor, lo que Belen habia empezado a
recorrer con su lengua.
Miguel, con un brazo puesto sobre sus ojos se dejaba hacer, mientras Belen ensalivaba con pasión aquel monstruoso falo.
Bea ensimismada se acariciaba un seno con una mano, metida por la abertura de la bata mientras restregaba sus rodillas una
contra la otra tratando de retener un repentino torrente de fluidos que la resbalaron por los muslos, arrastrando la mezcla
rosada que habian compuesto la sangre y el esperma de su novio.
La manita de su amiga apenas abarcaba a rodear la base de ese pollón, cuando comenzo a chuparsela con entusiasmo.
Bea se abrió la bata separó un poco sus piernas y comenzó a acariciar su clitoris, metiendo la otra mano dentro de la bata,
mientras seguia pellizcando sus pezones con la otra, hipnotizada viendo como su amiga trataba de desancajar su mandibula
para engullir ese enorme cacho de carne mientras se introducia dos dedos en su coño, completamente depilado.
Los ojos de Bea iban de la polla de Miguel al coñito de Belen alternativamente, mientras Belen se masturbaba freneticamente
sin dejar de chupar con avidez, la musica de Sade envolvia aquella escena, una lamparita, con un pañuelo puesto encima, emitia
una luz rojiza, iluminaba la estancia haciendo que pareciese una pelicula porno barata.
Ahora el capullo desaparecia dentro de su boca, ahora desaparecian los dedos dentro de su rajita, la saliva y los fluidos
corporales emitiendo destellos rojizos, Bea se mordió el labio mientras sus dedos le daban placer, cada vez más energicamente,
entrecerro los ojos, estaba a punto de correrse...
Miguel había colocado sus manos sobre el pelo de Belen y sujetaba su cabeza mientras movia su pelvis, su amiga emitió un
sonido sordo, como si se ahogara, pero seguia dejando que el chico la follara la boca, mientras seguia metiendo y sacando los
dedos en su coñito, los ojos de Bea se encontraron con los de el... Miguel la estaba sonriendo.
Cerró la puerta, avergonzadisima... empezó a dar pasos hacia atrás muy despacio.
Fué hasta el cuarto de los padres de Belen, se metió dentro de la cama, por debajo de las sabanas, sin quitarse la bata,
cerró los ojos y se obligó a dormir... media hora más tarde, lo consiguio.
Cuando despertó por la mañana, tenia la boca pastosa, la garganta seca y el coñito dolorido. Pasados los efectos analgesicos
del alcohol, solo le quedaba una bonita resaca y sufrir las consecuencias de su himen desgarrado.
Se dirigió hacia la cocina, abrochandose bien la bata y se bebió un vaso de agua, de dos largos tragos, sus tripas parecieron
protestar y tuvo que acelerar el paso hacia el cuarto de baño.
Sentada en la taza del retrete oyó unas voces amortiguadas desde la entrada, Miguel y Belen, pero no pudo entender sus
palabras, oyó como se cerraba la puerta que daba a la calle. Supuso que Miguel se había marchado. Mejor. Le daba un corte
terrible encontrarse con el. Al rato, Belen intentó entrar en baño, estaba puesto el seguro.
-- ¿Quien esta ahi dentro? -- dijo Belen.
-- Yo, ya salgo -- contestó Bea. -- ¿Le habria dicho Miguel que les estaba espiando? - - se preguntó a si misma.
Cuando salió Belen estaba de pie, esperando su turno para entrar, cruzaron un escueto " Buenos dias " pero el rostro
ruborizado de su amiga, no dejo ninguna duda al respecto, se lo habia contado, seguro.
Fue a la cocina, pensando como podria explicarle a su amiga, que habia sido todo un accidente, que no queria espiarlos, joder,
ni siquiera sabia que se lo estaba montando con un tio, cuando recordó que Belen tenia novio, en su pueblo.
-- Jooooder -- entró en la cocina y se sentó en una silla, su amiga había puesto una cafetera en la cocina, de gas butano,
las llamas danzaban entre los colores azul y naranja, no solia tomar café... hoy le vendria bien, uno bien cargado por favor.
Belen llegó a la cocina cuando la cafetera acababa de subir, sirvió dos tazas con abundante café.
-- ¿Con leche? -- si, por favor. -- el azucar esta ahí, en ese tarro. -- vale, gracias --
Se sentaron a tomar el café en silencio, Bea miraba abstraida por la ventana mientras su cabeza pensaba que podia decir.
-- Jamás se la habia chupado a nadie -- soltó Belen de repente, muy seria.
Ambas amigas se miraron y rompieron a reir, a carcajadas, se rieron hasta que los ojos se les llenaron de lagrimas.
-- Asi que tu y Miguel... -- Logro decir Bea recuperandose aún de la risa.
-- Siempre me ha gustado, ayer bebimos mucho y antes de darme cuenta... -- El rostro de Belen se ensombreció.
Bea pensó en que era normal que le gustara Miguel, era alto y guapo, un poco gordito quizá pero si no fuese tan timido y
callado, las tendria haciendo cola. Luego recordó que ayer habia descubierto otro de sus encantos, se ruborizó.
- - Nunca le habia puesto los cuernos a Charly -- su novio del pueblo, Carlos, Charly para los amigos.
Belen miraba el fondo de la taza de café en su mano, pensativa. Bea le cojió la otra mano y la apreto suavemente.
-- Le quiero mucho , ¿sabes? -- dijo su amiga sin despegar los ojos de la taza -- Se que Charly me ha puesto los cuernos
pero yo nunca... -- notó como Bea retiraba su mano y ponia una expresión de sorpresa.
-- Dos veces, que yo sepa -- continuó Belen -- por favor, no pienses que lo hecho por venganza, no ha sido eso. - -
La sorpresa de Bea no se debia tanto al hecho de que su novio le hubiese puesto los cuernos, lo que contaba Belen de su pueblo
daba a entender que allí disfrutaban de una moral laxa, por decirlo de alguna forma, lo que más le sorprendió es que no se
lo hubiese contado, eran inseparables desde hace más de un año y se lo contaban todo, bueno, parece que todo, no.
Belen le siguió contando como ayer después de dejarla en baño estuvieron un rato bebiendo y bailando y cuando ella y Miguel
se sentaron en el sofá, este empezó a bromear con el hecho de que Rubén durmiese con sus bragas en la cara.
-- Era algo insolito, ya sabes que Miguel no suele hacer ese tipo de bromas -- comentó Belen con una timida sonrisa
Bea no imaginaba como sus braguitas habian podido llegar hasta la cara de Rubén pero no quiso interrumpir a su amiga.
Todos empezaron a retirarse a sus casas, Alicia y Pedro se llevaron a Eva, que iba borracha perdida, Masi se fue a su cuarto
bastante tocado, también. -- Ni me enteré de cuando se fue Marino -- dijo con un ademán.
-- El caso es que cuando quise darme cuenta, ya estabamos liados -- Belen miró a su amiga que hacia todo lo posible para
que su rostro permaneciese inmutable mientras la escuchaba. -- No se como, de repente, estabamos en mi cama -- tragó saliva
-- Estaba encima de mi, restregandome su... cosa, mientras nos besabamos y... bueno, ya la vistes -- Belen miró a Bea
-- Belen, de verdad, que yo no... -- empezó a decir Bea antes de que Belen la callara con un gesto
-- Bueno, el caso es que se quitó la camiseta y se le salia del pantalon... ¡le llegaba hasta el ombligo! - - continuo Belen
-- No podia dejarle asi, asi que se la saque del pantalon y le hice una paja, el me toco a mi también y eso fue todo hasta...--
Bea empezaba a sentirse un poco incomoda con la conversación, la polla de Miguel era de las pocas cosas que recordaba de ayer
con claridad, le vino a la mente la imagen de Belen tragandose aquel sable y apretó sus muslos, empezaba a excitarse.
Belen parecia estar buscando la mejor manera de continuar con su historia, sacudió la cabeza y continuó.
-- Tenia que hacer pipí -- dijo poniendo su mejor expresión de niña pequeña -- cuando volvia a mi habitación te oí, en el
comedor... -- Los ojos de Bea se abrieron como platos -- no pude evitar echar un vistazo.
- - ¡¿Me viste?! -- Bea alzó mucho la voz y Belen puso cara de culpabilidad -- ¿Que viste? -- preguntó más bajito
-- Te estabas quitando la bata de mi madre cuando mire - - dijó belen entornando los ojos y frunciendo la boca.
Bea hizo memoria... recordó quitarse la bata justo antes de lanzarse a chupar la polla de Rubén. Instintivamente se tapó la
boca con la mano, el subconsciente, ya se sabe.
- - Estabas preciosa... no podia apartar los ojos -- Belen miraba como daba vueltas la cuchara en su taza de café.
- - Nunca te habia visto así, me pusistes como una moto - - tragó saliva - - empecé... empecé a tocarme.
La cabeza de Bea daba vueltas, entre las imagenes que le venian a la cabeza de lo que habia hecho con Rubén e imaginarse a
su amiga tocandose mientras les miraba, se empezó a poner a tono, otra vez...
Un calor intenso la azotó desde las orejas hasta la entrepierna, una punzada de dolor se reavivó en su vagina, justo cuando
recordó como había perdido su virginidad, pocas horas antes.
-- Lo siento mucho, tia... de verdad, no queria espiar a escondidas, estaba como hipnotizada... -- dijo Belen con un
hilo de voz -- fué tan bonito... -- la respiración de la chicas se volvia más intensa, ambas rememoraban lo que habia pasado.
-- ¡¡Rriinnngg!! -- el timbre del telefono las sacó bruscamente de su ensoñación.
Belen se apresuró en descolgar el telefono de pared que habia en la cocina.
-- ¿Si? -- ah !hola! -- si, si, esta aqui -- estabamos desayunando -- espera, te la paso -- es Rubén --
Una sorprendida Bea se levantó para cojer el auricular, dando la espalda a su amiga.
-- ¿Ruben? -- contestó al telefono mientras su amiga la abrazaba por la espalda, poniendo la oreja cerca del aparato.
- - Hola, estoy con mis padres -- dijo Rubén muy rapido -- quieren que vengais a casa de mis tios, ya han hablado con tus
padres, dicen que pasan a buscarte en media hora, que estes preparada. - - Rubén solto toda la parrafada de golpe, sin dejar
a Bea decir nada. - - luego te cuento --
Bea estaba alucinando, los padres de Rubén y los suyos apenas habian cruzado cuatro palabras, que ella supiese, ella misma
solo habia intercambiado saludos educados con ellos, aunque vivian todos en el mismo barrio.
Intentó preguntar pero Rubén lo dejó bastante claro, estaban escuchando lo que decia, estaba todo decidido, estate preparada.
Temblando por los nervios, Bea consiguió acabarse el café de un trago, darse una ducha y encaminarse al cuarto de Belen
enfundada en su albornoz en apenas quince minutos, cuando echó mano de su ropa, su amiga le dejó bien claro que no la dejaria
ir en vaqueros a conocer a la familia de su novio, buscaron sus braguitas por el comedor, no aparecian por ninguna parte,
nervios, -- te dejo una de las mias -- , más nervios, Belen encontró un vestidito de verano, sin mangas, rosa clarito con
un estampado de flores blancas y falda hasta la rodilla que a Bea le pareció precioso.
- - Si te gusta, te lo regalo, no me lo he puesto ni una vez, no me va. - - Belen se encojió de hombros.
Saco de un cajon un tanga rosa y sujetador a juego, al ver el rostro de su amiga, visiblemente avergonzado, dejo caer un:
- -Es lo que hay -- con una sonrisa traviesa en los labios.
El tanguita le quedaba un poco justo, metiendose entre sus labios vaginales, descarado y el sujetador aún más, estrujando y
levantando sus deliciosos pechos, demasiado atrevido para Bea, Belen estaba encantada. No habia tiempo de discutir.
El vestido la quedaba como un guante realzando su estrecha cinturita y sus bien torneadas piernas, pero era más escotado de
lo que Bea habia pensado en un principio, dejando entrever la parte superior del sujetador rosa. Mohín, no hay tiempo.
El sonido del claxon del coche del Padre de Bea, anunció su llegada desde la calle.
Se enfundó sus sandalias y se despidió de su amiga en la puerta del piso.
-- Algun dia -- pensó Masi desde su habitación, mientras las veia despedirse desde su puerta entreabierta, acababa de
masturbarse oliendo las braguitas de Bea -- algun dia... -- se repitió a si mismo.
Sus padres y su hermano esperaban en el coche, los primeros, encantados con la idea de conocer a los padres de Rubén,
Tomás ,enfurruñado, estaba seguro de que iba a aburrirse como una ostra. Sus padres le contaron como el padre de Rubén habia
llamado para invitarlos a pasar el dia en casa de su hermano, insistiendo hasta que le tuvieron que decir que si.
-- Parece muy simpatico -- Su madre sonreia a Bea desde el retrovisor -- Estas preciosa, cariño --
Se dirigian a un pueblecito fuera de Madrid, en la sierra de Guadarrama, cerca se Segovia. Por lo visto, era el cumpleaños
del tio de Rubén y gran parte de su familia iba a asistir a la celebración.
Rubén y sus padres les esperaban en el pueblo, donde les saludaron efusivamente, antes de explicarles que el chalet de su tio
estaba a las afueras del pueblo y que era facil perderse buscando el sinuoso camino que les llevaria hasta alli.
El chalé de su tio era una preciosa y ostentosa construcción situada en una posición ventajosa, con unas vistas increibles,
estaban podridos de dinero y disfrutaban de una propiedad enorme, con piscina y pista de tenis incluida.
La joven pareja asistió bastante cortada al desfile de parientes, que piropeaban a Bea, saludaban con educación a su familia
y hacian bromas y chascarrillos a Rubén, casi siempre en ese orden.
Les guiaron hasta una enorme mesa, al aire libre, con un mantel de un blanco brillante, en la que destacaba un cochinillo
asado, con toneladas de comida, quesos, jamón serrano y otros embutidos salpicaban las fuentes de fina porcelana, junto con
botellas de vino crianza y otras viandas. Habian llegado a la hora de comer y la numerosa familia de Rubén se disponia a dar
cuanta del suculento banquete. Bea vió entonces quien presidia la mesa, ¡era el viejo que la habia metido mano en el autobus!.
- - Bea, este es mi abuelo Manuel - - Rubén la guiaba agarrando su mano.
-- Pero bueno, que preciosidad Rubén -- dijo aquel vejete sonriendola y levantandose para darle dos sonoros besos en sus
ruborizadas mejillas -- que preciosidad - - repitió contemplandola de arriba abajo.
-- ¿Era el? -- se preguntaba la joven - - desde luego, se le parecia -- Bea solo le habia visto fugazmente por encima del hombro
y luego un segundo, entre la gente agolpada, justo antes de que se cerrasen las puertas. No estaba segura.
-- Antes era "Lolo" -- dijo el abuelo con una mueca -- Ahora soy Don Manuel, la edad no perdona. -- sonrió.
Hacia un precioso dia de primavera, con un sol radiante, que les acariciaba calidamente. Nutridos setos llenos de flores
decoraban aquel idilico jardín, con el canto de los pajaros embriagando la atmosfera.
Se sentaron a comer, entre risas y bromas, mientras Bea recordaba lo que Rubén le habia contado de su abuelo.
Sabia que el padre del padre de su novio habia enviudado hace unos años y, desde entonces, sus hijos lo acogian en sus casas,
turnandose, también sabia que Ruben lo adoraba, desde pequeño habia tenido una relación muy cercana con el, pasaban los
veranos en su finca, en Andalucia, donde se dedicaba a trabajar la tierra, entre viñedos y otros arboles frutales.
Mientras comian, Bea no podia evitar, mirar de soslayo a aquel ancianito que aparantaba tener más de sesenta años, con la
piel aceitunada y curtida por el sol, aunque en realidad solo tenia cincuenta y cinco, no era más que un crio cuando su
primogenito, "Toño", les obligó a el y a su señora a contraer votos nupciales precipitadamente.
-- No, no podia ser el mismo vejete del autobus - - Don Manuel sorprendió a Bea mirandole y la sonrió cordialmente.
Si la habia reconocido, no se le habia notado nada, el patriarca de la familia disfrutaba de aquella reunión bromeando y
paladeando el vino en cada sorbo. De hecho, aunque habia refrescos y agua, todos, menos dos de los pequeños primos de Rubén,
de ocho y diez añitos, bebieron aquel delicioso vino, incluido Tomás. Un dia es un dia y todo eso.
Poco despues de haber soltado los cubiertos, sacaron una enorme tarta helada de chocolate con relleno de vainilla y una crema
de chocolate amargo, con dos velas, una con forma de cuatro y otra de cero, cuarenta tacos.
Toño sopló las velas, después de que todos cantaran el cumpleaños feliz, entre fuertes aplausos.
Al principio, Bea solo pudo contestar con monosilabos cuando los parientes de Rubén le hablaban, era timida y aquella
situación la superaba, después de dos copas de vino y comprobar la calidez y simpatia de todos, empezó a encontrarse cada vez
más a gusto en su compañia, mantenia una conversación con Vicky, la hija mayor de Toño, que tenia veinte años, cuando los
pequeños empezaron a pedir, a gritos, que les dejasen bañarse en la piscina.
-- Vale, pero daros prisa en entrar al agua antes de empezar la digestión - - contestó su madre
Vicky sugirió que se dieran todos un baño, su novio Adrian que estaba a su lado, se levanto como un resorte, encantado con la
idea, los adultos declinaron la idea, no, no, bañaros vosotros, jovenes, yo no me puedo ni mover, dijo uno de los tios de
Rubén. Rubén la hizó un gesto con la cabeza, interrogandola con la mirada, mientras sus primos se levantaron en tropel para
ponerse los bañadores, Bea trató de disculparse, no tenia el cuerpo para nadar ahora mismo, entre la resaca y las emociones
del dia de ayer.
-- Ni siquiera he traido bañador -- Bea negaba con la cabeza
-- Te puedo prestar uno, no te preocupes. -- contestó Vicky mientras tiraba de su brazo -- ¡vamos siquilla! -- bromeó
Bea se dejó arrastrar hasta la habitación de Vicky, que le proporcionó un bikini blanco que, al parecer, se le había quedado
pequeño, Vicky estaba entradita en kilos y era solo un poco más bajita que Bea.
Bea estaba a punto de preguntar a Vicky donde podia cambiarse, cuando esta empezó a despelotarse sin perder tiempo, su piel
tostada no tenia marcas del bañador, por ninguna parte. La candidez de nuestra protagonista la llevo a escandalizarse un poco
pero, -- alla donde fueres... haz lo que vieres - - se dijo y se quitó el vestidito que tan bien la quedaba.
-- ¡Joder, que buena estas, cacho cabrona! -- Le gritó Vicky mientras Bea despegaba el tanguita de su intimidad, dejandolo
caer hasta sus tobillos. Se ruborizó, Vicky la observaba sonriente tratando de enfundar sus enormes ubres dentro de un bikini
rosa, con corazoncitos.
Se puso el bikini blanco lo más deprisa que pudo, no le quedaba mal, la parte de arriba un poco holgada, pero le sentaba bien,
concluyó al verse reflejada en el espejo que vicky tenia en el armario de su cuarto. Agarraron un par de toallas y bajaron.
Los parientes varones de Rubén habian sido de lo más educados hasta ahora con Bea, solo echando rapidas miradas a su escote y
su culito, sin que ella se diese cuenta, pero cuando apareció con su cuerpecito apenas tapado por esas dos piezas de tela, se
les pusieron los ojos como platos, siguiendo los movimientos de sus gluteos mientras se alejaba. La mujer de Toño incluso
le dió una colleja a su marido, enfurruñada.
La picina era grande y tenia forma de "L", separando la zona más profunda de otra en la que los niños podian hacer pie,
estaba rodeada de cesped bien cortado, e incluso tenia dos duchas de metal para remojarse antes y después de cada baño.
Podridos de dinero, estaba claro, solo el mantenimiento valdria un ojo de la cara.
Cuando llegaron Bea y Vicky, Tomás, el hermano pequeño de Bea, y dos primos de Rubén de trece y catorce años saltaban desde el
borde de la piscina, intentantando salpicar lo maximo posible, Rubén se duchaba echandose el pelo hacia atrás con las manos y
Adrian, las observaba acercarse sonriente con los brazos apoyados en el borde. Los dos pequeños jugaban donde no cubria.
Las chicas se ducharon y se metieron en el agua, Vicky utilizó una escalera para entrar poco a poco, mientras que Bea se tiró
de cabeza con un buen estilo, buceó un poco hasta la parte menos profunda saliendo de sopetón arqueando la espalda hacia atrás
para que se lo colocase bien el pelo. Rubén la miraba con una cara muy rara, durante unos segundos Bea no supo que le queria
decir con esa mirada hasta que este la señalo sutilmente con la mano hacia sus pechos.
La parte de arriba del bikini se había descolocado, dejando aquellas preciosas tetitas a la vista de todos.
-- ¡Joder! - - exclamó Bea flexionando las piernas para ocultar sus encantos por debajo del agua -- ¡Joder, joder, joder! --
Se colocó la parte de arriba del bikini, roja como un tomate, sin dejar de mirar hacia abajo.
- - Tranquila, nadie lo ha visto - - dijo Rubén acercandose a ella.
Para la timida joven, ya era bastante corte que lo hubiese visto el, asi que no miró a su alrededor para comprobar si las
palabras de su novio eran ciertas, afortunadamente, por que, menos Vicky que estaba buceando, ninguno la habia quitado el ojo
de encima, ni siquiera su hermano, se relamian por dentro.
Los pequeños chapoteaban a su alrededor, hasta que uno se colgó de la espalda de Rubén y el otro, envidioso, se agarró de la
mano de Bea, que lo cojió en brazos. La joven pareja jugó con los pequeños durante un rato, mientras Vicky y Adrian se
abrazaban melosos sujetados a una escalera. Los tres adolescentes tramaban algo...
-- ¡A por Rubén! - - gritó el que tenia catorce y sus dos jovenes primos saltaron desde el borde y atacaron al sorprendido
Rubén tratando de hundirlo bajo el agua. Los dos pequeños reaccionaron ante la brusquedad de los adolescentes saliendo
rapidamente de la piscina, observando desde una zona segura. Tomás no se atrevió a lanzarse a por el novio de su hermana,
apenas si lo conocia y solo miró como sus dos nuevos amigos forcejeaban con Rubén que se dejo hundir bajo el agua después de
plantar un poco de lucha.
-- ¡A por Bea! -- gritó entonces Tomás y saltó al agua agarrandose al muslo de su hermana mientras los otros dos adolescentes
trataban de hacerle perder el equilibrio, empujandola uno mientras el otro se agarró de su brazo y trataba de zancadillearla
Bea les sacaba casi una cabeza y estaba en forma, además el judo se basa en el equilibrio, no era presa facil.
Tres pares de manos se afanaban en empujarla y tirar de ella en varias direcciones, le palparon las tetas, le agarraron el
culo y le pasaron la mano por la entrepierna, Bea no se molestó pensando que lo habian hecho por accidente.
-- ¡Pero ayudame, Rubén! -- logró gritar a su novio, que tan solo les miraba y se reia, el agua salpicaba por todas partes.
El chico de catorce años logró posicionarse a la espalda de la joven mientras Tomás le sujetaba una pierna, apoyó su pie en
la parte de atrás de la articulación de la pobre chica mientras tiraba de ella, con una mano en cada teta.
Bea cedió al fin y se hundió en el agua, aquellos tres pares de manos parecieron multiplicarse, la magreaban a conciencia,
unas manos le agarraban los pechos a conciencia, palpando, sacudiendo y estrujando aquellas divinas mamas, otras se
concentraron en su trasero haciendo chocar una nalga contra la otra, apretandolo en movimientos circulares, una mano se coló
dentro de la braguita del bikini y paseó sus dedos por su rajita, dando tres rapidas sacudidas arriba y abajo. Bajo el agua
Bea cerró los ojos asi que no podia asegurarlo pero le parecio que incluso la besaron en la boca, lenguatazo y todo.
Cuando emergió del agua, no se lo podia creer, estaba en estado de shock, llenó de aire los pulmones y se recompuso como pudo,
tratando de aparentar una dignidad que, ahora mismo, no sentia. Ruben la miraba con la misma expresión extraña de antes.
Esta vez Bea no tardó tanto en adivinar que era lo que la indicaba, miró hacia abajo para comprobar que la parte de arriba
habia desaparecido, se tapó los pechos con las manos y miró alrededor con verdadero panico, buscando la prenda, la tenia uno
de los primos de Rubén que salia del agua, riendo.
-- ¡Oscar, devuelveseló! -- gritó Vicky al ladron desde el agua.
-- ¡Devuelveseló! -- le gritó Ruben también
Oscar, que por lo visto se llamaba así, se limitó a hacer girar su trofeo encima de su dedo, dos de los tios de Rubén al oir
el tono de voz de Vicky que parecia cabreada, se levantaron de sus sillas y se acercaron un poco a la piscina, a ver que
pasaba, cuando vieron a Bea en el agua tratando de tapar sus senos con sus manos, se quedaron mirandola, embobados.
Bea se moria de verguenza, se pegó a la pared de la piscina para ocultarse y agarrandose al borde, se movió hacia la parte
más profunda aprochando la forma de "L" para ocultarse de sus miradas.
Rubén y Vicky salieron de la piscina para recuperar la prenda de Bea, los jovenes corrian por aquel enorme jardin, riendo y
pasandose el bikini, burlando a sus primos mayores que corrian de un lado para otro, gritandoles que pararan, en serio, parad
ahora mismo, -- ¡dejadlo ya joder! --, ni caso, más carreras.
Bea se quedó encajada en el hueco de una escalerilla asiendose de la barandilla con las dos manos. Casi se le saltaban las
lagrimas, su maltrecho pudor la atormentaba.
-- ¿Estas bien? -- le preguntó Adrian mientras se acercaba por su espalda y se pegaba a ella agarrando la escalerilla justo
por encima de sus manos.
No, Bea no estaba bien, habia enseñado las tetas no una, sino dos veces, a media familia de su novio, unos pequeños satiros
le habian atacado sexualmente y eso que Adrian le habia puesto entre las nalgas no ayudaba, precisamente.
El novio de Vicky deslizaba su pecho por su espalda, restregando una firme erección entre sus nalgas. Bea seguia en estado
de shock, otro ataque por sorpresa, sin darle tregua. Era demasiado.
-- Espera, deja que te ayude a taparte -- La mano de Adrian le agarró un pecho desde atrás, a mano cambiada, aplastando el
otro con su antebrazo, mientras no dejaba de menear el contenido de su bañador contra su culito.
Bea no entendia en que podia ayudar a tapar sus pechos el que Adrian, primero amasara su pecho con su mano, para empezar a
acariciar su pezoncito, dandole suaves pellizcos, mientras la punta de su verga parecia querer desafiar la elasticidad del
bañador y habia quedado apoyada en su coñito, punteando sin descanso.
La pobre chica no podia resistir un ataque simultaneo a dos partes tan sensibles de su anatomia y empezó a excitarse.
Cuando comenzaba a soltar una de sus manos para apartar la mano de Adrian de sus pechos este soltó la suya de la escalerilla
colgando todo su peso de la chica, atenuado por el agua, eso si, forzandola a sujetarse con fuerza con las dos manos.
La otra mano de el se deslizó por su vientre, se metió dentro de su bragita y empezó a acariciar su coñito.
-- Te follaria aqui mismo -- le susurró Adrian al oido y empezó a lamer y mordisquear su oreja.
Aquel lenguaje soez encendió más a Bea que la estimulación previa, la punta de su miembro presionando su chochito le hizo
pensar que si, de estar solos se la follaria con ganas. Adrian seguia moviendo sus manos con sorprendente habilidad y
coordinación, haciendo que se acelerara su respiración y se le disparara el pulso, haciendola olvidarse de todo, para
concentrarse en las dulces sensaciones que estaba experimentando, dos dedos invadieron su intimidad, Bea soltó un gritito de
sorpresa y dolor, las manos de aquel chico, los besos y chupetones que su boca hacia ahora en su cuello y la nueva sensación
que le proporcionaba el agua fria de la piscina ahi abajo, eran demasiado para su joven e inexperto cuerpo, estaba venciendo
toda su resistencia.
Dos falanges no paraban de entrar y salir de su coñito, hasta media articulación, mientras la otra mano le retorcia suavemente
el pezón, su firme miembro ahora estaba aprisionado entre sus nalgas y no dejaba de chupar y besuquear su cuello y su oreja.
Bea estaba con la lengua fuera, literalmente. Sentia aproximarse su orgasmo y ya ni siquiera le importaba lo poco apropiada
que era esa situación, movia sus caderas, acompasando sus movimientos con la penetración de los dedos, buscando que estos
llegasen mas adentro, que se internaran más profundamente en ella.
-- ¡Bea! ¡Ya lo tengo! -- su principe azul corria hacia ellos, proclamando su victoria. -- ¿Bea? - -
El calor de Adrian desapareció de su espalda, sus manos se retiraron en el momento critico, Bea se quedo quieta, sin volverse,
tratando de recuperar el aliento...
Queria gritar a Rubén para llamar su atención pero no logró articular bien, su respiración estaba demasiado acelerada.
Solo pudo emitir una gruñido extraño y agitar una mano para llamarlo.
Rubén le dió aquel dichoso bikini y caballerosamente, se volvió para dejar que se lo pusiera. Cuando Bea logró tapar sus
senos y comprobar que, gracias a dios, el cierre no estaba roto, salió de la piscina, ya se habia bañado bastante.
Adrian nadaba tranquilamente, con buen estilo, por cierto.
Después de darse una ducha, la pareja se tumbó al sol a secarse, Rubén trataba de quitarle importancia al incidente del bikini,
achacandolo a las travesuras propias de unos crios, Bea no dijó más de tres palabras seguidas.
- - Ya -- claro -- si -- no pasa nada -- estoy bien, tranquilo -- no me enfado -- de verdad -- seguro --
Su novio aprovechó que estaban solos para explicarle que, tras llegar tan tarde a casa, su padre le pidió explicaciones y
que, cuando le dijo que habia estado con ella, se empeñó en invitar a toda su familia, que ya era hora de que se conocieran,
lo que Rubén omitió era que tras descubrir la sangre en la ropa de su hijo y deducir lo que habia pasado, su padre le abrazo
con fuerza, henchido de orgullo paterno, no queria avergonzar a su recatada novia.
Se quedaron un rato en silencio, viendo como sus primitos pequeños jugaban a las palas.
Al poco rato, Vicky anunció ya con ropa de calle que ella y Adrian se marchaban, habian quedado con unos amigos, eso relajó
mucho a Bea, que se propuso olvidar aquel dia de piscina, ya que no sabia ni como empezar a contarselo a su novio.
Adrian no se acercó a despedirse solo les hizo un gesto con la mano, desde lejos.
Las tiernas atenciones de Rubén y la vision de aquellos niñitos jugando lograron que el cerebro de Bea volviese del tiempo
muerto que se habia tomado. A lo lejos, la risa cantarina de su madre daba a entender que lo estaba pasando bien y que quizá
se habia pasado un poco con el vino. Bea cerró los ojos mientras el sol lamia su divino cuerpo.
La madre de Rubén se acercó hasta donde estaban para pedirle a su hijo que se diera un paseo hasta el pueblo.
-- Tienen que traer nuestro regalo, para tu tio y el de la mensajeria se ha perdido, acaba de llamar, que no sabe llegar
hasta aqui, ya sabes como esta esto de escondido, asi le enseñas un poco el pueblo a Bea. --
Rubén, solicito, no puso ninguna pega a pegarse un paseito hasta el pueblo cuando el sol todavia calentaba lo suyo.
Se cambiaron de ropa, Bea se libró encantada de aquel maldito bikini, que tiró de mala manera en el bidé del baño de Vicky.
Cuando ya habían abierto la puerta para salir a la calle, el abuelo de Rubén, Don Manuel, paró a su nieto con un grito.
-- ¡Ruben! -- dijo mientras entraba en el recibidor -- ¿Vais al pueblo? ¿Te importa comprarme tabaco? - - depositó un billete
en la mano de su nieto, sin esperar una respuesta. Ruben no pudo negarse.
-- ¿Te importaria echarme una mano cariño? -- le preguntó entonces a Bea -- Quiero preparar un juego y necesito ayuda, además
asi disfruto un rato más de tu compañia que casi no hemos hablado -- se agarró al brazo de la joven.
Bea no supo negarse, miró a su novio con una expresión en la cara que significaba "Ayuda" o "no me dejes sola"
Rubén tenia muchas buenas cualidades, pero no era muy despierto, antes de que Bea pudiese decir nada, ya habia salido por la
puerta. - - No tardo nada -- genial, gracias por tu ayuda --
El abuelo guió a la joven hasta una habitación del piso de arriba, despues de coger una bandeja de metal de la cocina.
Nada más entrar al cuarto cojío un par de marcos de fotos de una estantaria, rapidamente, sin que Bea alcanzara a ver que
fotografia enmarcaban y los puso boca abajo, el cuarto estaba lleno de posters, Michael Jordan sonreia luciendo el uniforme
de los "Bulls" de Chicago desde encima de la cama, estanterias llenas de libros juveniles, incluida una colección completa de
esos libros de "elige tu propia aventura", el cuarto de un chico joven.
-- Ahi, en ese armario, en la puerta de arriba, tiene que haber un estuche azul, de terciopelo, ¿Te importa? - - dijo el abuelo
colocando una pequeña escalera que habia detrás de la puerta.
Bea se encaramó a la escalera y abrió la puerta del armario que llegaba hasta el techo, estaba lleno de juegos de mesa, hasta
los topes, Monopoly, Trivial pursuit, Juegos reunidos... no veia el estuche azul.
- - No lo veo -- dijo Bea sin volverse -- mira al fondo - - contesto el abuelo -- Bea apartó un juego de parchís, luego el
Hundir la flota, nada que no lo veia.
- - Levanta esos de la derecha, a ver si va estar ahí - - Bea rebuscaba con la cabeza metida dentro del armario, apartando
unos, levantando otros, nada que ahí no estaba.
-- ¿No lo encuentras? -- No -- pues nada, dejaló, ¿donde lo habrán metido? --
Cuando Bea sacó la cabeza del armario, El viejo la sonreia desde abajo, de la escalera, su rostro estaba rojo como si hubiese
hecho ejercicio... recordó que llevaba falda, con tanga debajo además... su rostro también se puso rojo.
-- ¿Habria mirado debajo de su falda? -- El calor se adueño de sus pomulos.
El abuelete le ofreció su mano para que bajase y se apresuró a guardar la escalera tras la puerta, luego puso la bandeja que
habia subido en las manos de la joven.
Empezó a poner cosas encima de la bandeja mientras la chica, aún nerviosa, la sujetaba.
-- Este es el cuarto de Rubén, ¿sabes? -- empezó a decir -- este es su trofeo de futbol --colocó un trofeo de cristal
ahumado -- esta figura la pinto el, le llevó casi un mes acabar de pintarla -- colocó una enorme figura de plomo que
representaba a un demonio, pintado de rojo y negro -- este molino se lo regaló mi señora, que en paz descanse, le tiene mucho
aprecio -- coloco un molino de ceramica de unos cuarenta centimetros de altura en la bandeja.
-- ¿Para que es todo esto? -- preguntó Bea
-- Para jugar a un juego -- contesto el abuelo con una radiante sonrisa. -- Me encantan los juegos --
Colocó unas cuantas cosas más, la bandeja pesaba lo suyo y Bea hacia lo posible por mantenerla en equilibrio.
Una bola de cristal, otra figurita de porcelana, un walkman... todo, por lo visto, tenia mucho valor para su novio.
Cuando parecia que el viejo parecia satisfecho con su trabajo Bea preguntó -- ¿Y ahora que? --
-- Primero... ¡musica! -- encendió una pequeña mini-cadena, la cinta de cassete que empezó a sonar resultó ser el
Some Great Reward de Depeche Mode, a un volumen bastante alto.
-- El juego se llama "no dejes caer la bandeja" -- dijó el abuelo y moviendose a una velocidad imposible para su edad se situó
detras de Bea y le agarró los pechos.
-- ¡¿Pero que hace?! -- Bea estaba atonita -- No, por favor, otra vez no -- suplicó mientras el viejo la magreaba
Las manos del vejete apretaban, mientras sus dedos gordos recorrian los senos desde su nacimiento hasta los pezones
apretandolos contra sus nudillos, celebrando con una respiración fuerte y audible cada recorrido.
La pobre Bea no se había recuperado aún del todo del ataque de la piscina y su cuerpo reaccionó enseguida a las caricias de
el abuelo de su novio, sus pezones se endurecieron y empezó a mojar el tanguita. la bandeja temblaba y se ladeaba, Bea
conseguia a duras penas mantenerla recta. El paquete del viejo, más bajito que ella, rozaba con la parte baja de su culo y
cuando su atacante se posicionó entre sus piernas, le acarició su coñito, cada vez mas mojado.
El viejo se afanaba en exprimir aquellos melones, echando el aire por la boca cada vez más excitado, la bajo la parte de
arriba del vestido dejandolo caer hasta sus temblorosos brazos, Bea intentó liberararse de su abrazo aprovechando que habia
roto su abrazo, pero el abuelo la cojió otra vez por la cintura evitando que escapara...
-- ¡Clinc! -- la pequeña bola de cristal estuvo a punto caerse de la bandeja y ahora estaba tumbada, rodando de lado a lado.
-- Tienes que tener cuidado... -- dijo el abuelo mientras liberaba sus pechos del sujetador rosa sacandoselo hacia arriba.
El contacto de sus manos callosas sobre su piel, hizo a Bea morderse el labio reprimiendo un gemido de placer.
Parecia que vijo estaba empeñado en ordeñarle las tetas apretando cada vez más vigorosamente, hundiendo sus gruesos dedos en
su carne y pellizcando sus inhiestos pezones.
Cojia aire fuertemente por la nariz y lo exhalaba por la boca sobre su hombro, un escalofrio sacudió a la joven haciendo
tambalearse los objetos de la bandeja. El viejo satisfecho por la reacción de la chica a sus caricias decidió premiarla
lamiendola la clavicula y llevando una de sus manos a su culo, sin soltar su pezoncito con su mano izquierda consiguió
arremangar la falda con su derecha, al introducir su mano y empezar a sobar su culito, recordó lo que habia podia podido
contemplar antes, con todo detalle, desde debajo de la escalera.
-- Llevas braguitas de guarrilla, ¿eh? - - dijo tirando del tanga hacia arriba haciendo que este se clavara en su coñito.
A Bea le empezaron a temblar las piernas, sus fluidos empezaban a recorrer sus muslos. Los pequeños tirones que le estaban
dando al tanguita, le abrian los labios de su coño, mandando descargas de placer a su cerebro.
-- Hmmmm - - a Bea se le escapó un gemido, el viejo estaba en la gloria.
-- Seguro que estas empapada, ¿eh putita? -- su mano empezó a acariciar su chochito desde atrás, se le empaparon los dedos.
Bea intentó, en un alarde de fuerza de voluntad, cerrar las piernas con fuerza dejando atrapada la mano del vejete entre sus
muslos, este se limito a sacar su mano y, sin perder tiempo, pasarla a la parte delantera, introduciendo si manaza por debajo
del tanguita rosa, Bea echó el culo hacia atrás tratando de escapar de aquella mano que empezaba a estimular su botoncito,
sin piedad, la bandeja se inclinó hacia un lado y la bola de cristal rodó hasta caer por el borde, afortunadamente golpeó en
uno de sus pies y eso amortiguó su caida, evitando que se rompiera en mil pedazos.
Bea ni se enteró, bastante tenia con luchar contra las placenteras sensaciones que la estaban proporcionando aquellas manazas,
con las rodillas un poco flexionadas meneaba sus caderas intentando que la mano que tenia entre las piernas no le diese
tanto placer, el movimiento hacia que su culito estimulase el paquete del abuelo, que cada vez respiraba más excitado.
La mano izquierda abandonó su pecho para unirse a la otra bajo su falda, antes de que supiese que pasaba, Bea ya tenia el
tanga medio bajado, a la altura de sus muslos, dos gruesos dedos invadieron su coñito desde atrás mientras la otra mano
seguia acariciando su clitoris, por delante. En ese momento, empezaba a sonar "somebody" una balada demasiado noña para mi
gusto, -- Share my innermost thoughts, Know my intimate details... -- muy apropiado, con un quedo gemido, Bea se corrió.
La bandeja casi se le cae de las manos, el enorme demonio rojo salió volando y se estrelló en el suelo, marcando con los
cuernos de su cabeza el lugar del impacto, Bea convulsionó su cuerpo y fue un pequeño milagro que no se le cayesen más cosas
Lejos de parar el viejo aceleró sus movimientos haciendo que el orgasmo de Bea se prolongara, por encima de la música se
oian los dedos del viejo entrando y saliendo de su coño. - - ¡chof, chof, chof, chof, chof! --
Bea ya gemia a pleno pulmón, si dejar de contorsionarse ante las oleadas de placer que sufria su cuerpo. Estaba a punto de
tener otro orgasmo, las manos del abuelete no cejaban su particular tortura, entonces el viejo paró, se llevo sus dedos a su
boca y los chupó con deleite.
- - Mmmmmm ¡delicioso! - - cojió con cuidado la bandeja de manos de la joven, que apenas podia mantenerse en pie -- creo que
esto ya no nos hará falta -- la depositó encima de una mesa de estudio, al otro lado de la habitación.
Bea seguia de pie, en el mismo sitio, la piernas se le doblaban y se apoyaba en la pared, con los ojos semi cerrados.
El viejo la tomó en sus brazos como si fuese una muñequita, aquel adorable viejito, que apenas superaba el metro sesenta de
estatura, habia pasado toda su vida trabajando los campos y era fuerte como un toro.
La llevó a la cama en volandas y la depositó con mucho cuidado, a lo ancho, con sus largas piernas sobresaliendo por el borde
y apoyadas en suelo, por un momento Bea pensó que todo habia terminado, entonces el le arremango la falda y le quito el tanga,
alzando una de sus piernas, la joven intentó erguir su cabeza justo cuando el abuelo agarraba sus caderas y comenzaba a lamer
su coño, con sus manos Bea intentó apartar la cabeza del viejo de su entrepierna pero se aferraba a ella como una lapa.
Su lengua exploraba cada rincon de su coñito con ansia, devorando con avidez su joven chochito, sorbiendo sus jugos
ruidosamente, era su primer cunnilingus (que ella supiese) y la experiencia le estaba resultando imposible de soportar.
-- ¡Delicioso! - - las palabras del abuelo humillaban y excitaban a Bea por igual -- ¡Que rico! --
Bea se sentia morir, sus manos habian dejado de empujar la cabeza del vejete para empezar a presionarlo contra su pelvis,
sus caderas se movian solas, no paraba de gemir, mientras la lengua y los labios del viejo le proporcionaban una estimulación
desconocida para ella, sin dejar de chuparselo todo le alzó las piernas agarrandolas por la parte de atrás de las rodillas
y ahora la lengua del viejo no solo lamia si no que se introducia en su rajita, Bea apoyó los pies en el borde de la cama,
mientras sus manos empujaban con fuerza la cabeza del abuelo buscando la liberación del extasis. La lengua del viejo ahora
alternaba entre el coñito de la joven y su ano ensalivandolo todo, la pobre chica estaba disfrutando de cada poro, estria o
pliege que esa lengua, le estaba otorgando y cuando el viejo utilizó su mano para estimular su clitoris mientras perforaba su
chochito con su lengua, le sobrevino otro orgasmo.
-- ¡dddiiooooohhhss! -- Una buena cantidad de saliva salió despedida de la boca de la joven.
Al igual que en el primero el viejo no paró de estimular a la chica y esta se revolvia en la cama, gimiendo y dando sacudidas
con sus caderas, mientras la penetraba con dos dedos se quedó observando a esa preciosidad de jovecita disfrutando de un
intenso y prolongado orgasmo, no cabia en si de gozo.
-- ¿Te ha gustado? -- le dijo con sorna -- Parece que lo estas disfrutando, viciosilla --
Bea casi ni le oia, estaba extasiada, su piel perlada en sudor, jadeando para recuperar la respiración y el viejo seguia
masturbando su sensible chochito con sus dedos, mientras la otra mano habia subido hasta sus tetas alternado caricias de una
a otra, nunca en su vida había sentido algo parecido. De repente, la estimulación cambió sutituyendo el viejo sus dedos por
su glande, que recorria su rajita, arriba y abajo empapandose en sus jugos. Cuando la joven abrió otra vez los ojos, descubrió
al abuelo entre sus piernas. De algun modo se habia desnudado, completamente.
-- No, eso no, por favor, eso no -- Bea suplicó entre jadeos -- por favor, Don Manuel - -
-- llamame Lolo - - dijo el vejete, y de una estocada, lenta y profunda se la enterró hasta los huevos.
Bea puso los ojos como platos, aquella verga inflamaba sus entrañas, una ola de calor se extendió por su cuerpo, dejandola sin
respiración, se derretia de gusto, una especie de ronroneo acalló sus protestas. Mientras el viejo agarraba fuertemente sus
pechos, la tiena y suave piel desbordando entre sus dedos, seguia metiendosela, despacio y hasta el fondo, una vez y otra,
y otra... Su coñito parecia disfrutar de cada centimetro de la polla del viejo, que la acariciaba por dentro, expandiendo las
paredes de su utero a su paso.
El abuelo de su novio era fuerte y fibroso, a pesar de su edad y se movia con una energia y soltura impropias de un cincuentón
se lanzó a lamer sus pechos, chupando y dando mordisquitos a sus pezones, mientras sus caderas no paraban de moverse lenta
pero firmemente, Bea intentó decirle que eso no estaba bien, que tenia que parar en un momento de lucidez pero el miembro del
viejo, presionaba un punto dentro de su vagina que mandaba descargas electricas a traves de su columna y solo salieron
gemidos y grititos de sus labios, el viejo aceleró sus movimientos, ahora la penetraba a buen ritmo, la joven se retorcia de
placer debajo suyo, arqueando su espalda, mientras el se deleitaba con sus reacciones, se sostuvo sobre sus brazos estirados
para disfrutar del espectaculo de ver a aquella joven ninfa disfrutando de los empellones que le daba su herramienta.
- - ¡Aaah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ay, dios!... que... gusto... no... no... me... muero - - Bea deliraba mientras la empalaba sin piedad.
Su belleza le conmovió, esa jovencita gimiendo con cada una de sus embestidas era lo más bonito que habia visto jamás.
Aceleró aún más y las piernas de Bea se entrelazaron en su espalda facilitando la penetración, el viejo se tumbó sobre ella
aplastando sus pechos y besó apasionadamante su boca entreabierta, metiendo su lengua en esa boquita perfecta. Bea se habia
abandonado al placer, ya no existia nada, solo en lo que estaba sintiendo, sus manos apretaban las nalgas del abuelo y
su lengua danzaba con la suya, dentro de su boca, cada vez la follaba más deprisa y su coñito rezumaba de sensaciones
increibles, que envolvian su mente en una dulce y humeda neblina, impidiendola pensar en otra cosa que no fuese, que no
queria que parase de darle placer, ambos sudaban y gemian ahogadamente sin abandonar aquel torrido beso y sin parar de mover
sus caderas, la joven clavó las uñas en las nalgas de su improvisado amante, tratando que aquel ardiente miembro se hundiese
más profundamente en su interior, tras un par de arreones más, La joven volvió a correrse.
Se quedo sin respiración, por un momento, creyendo que se moria y casi, no le hubiese importado, se apretujó contra el
curtido cuerpo del viejo, cuando el momento pasó vio como el apretaba sus dientes, las contracciones de su vagina, le habian
puesto al limite.
-- ¡Me... voy a... correr! -- gritó el vejete entre jadeos -- Voy a... llenarte ¡Voy... a llenarte... de leche! --
El panico reactivó, de repente, el omnubilado cerebro de Bea, empujando con sus manos y girando sus caderas la joven logró
salir de debajo de el, interrumpiendo la penetración, el sorprendido viejo la miró y el dolor se reflejó en sus ojos, ella
vió como aquella gruesa y venosa polla parecia moverse con vida propia, dando pequeñas sacudidas.
Casi sin pensar, se lanzó a por la verga del abuelo y se la metió en la boca, chupó el glande con fruición, mientras su manita
masturbaba el tronco, el dió un respingo ante la reacción de esa joven inexperta que la chupaba como si fuera una profesional,
-- ¡Creo... que... te quieroooo!... -- la voz brotó desde el pecho del viejo, haciendo retumbar las paredes.
Segundos más tarde eyaculó, lanzando varias y abundantes descargas de semen, la joven recibió la primera en garganta y apartó
su cara sorprendida aunque no dejó de agarrar firmemente aquella verga que lanzó otras descargas de semen a su cara, cuello y
pechos, se tragó sin pensarlo el semen de su boca. Cuando el viejo la vió asi, cubierta de semen mientras sujetaba su polla,
pensó que, quizá, era esta la imagen más bonita que había a visto en su vida.
Bea pensó que el sabor era amargo, pero estaba bueno y que le era familiar.
Se quedaron muy quietos, mientras les bajaban las pulsaciones y su respiración se normalizaba, el la observaba, pensando en
la suerte que había tenido, habia disfrutado de un polvo salvaje con una criaturita celestial y ella lo habia gozado, estaba
seguro, pensó que si cayese muerto en ese preciso instante, moriria feliz.
Bea estaba sentada en la cama con las piernas cruzadas, su mirada, fija en la figurita de plomo que se le había caido antes.
El viejo dió una fuerte palmada y se levanto de la cama de un salto, se sentia como su tuviese veinte años, sonriente como
un colegial, abrió de par en par la ventana y empezó a vestirse.
-- Será mejor que te vistas, tenemos que salir de aqui -- miró a la joven, que seguia con los fijos en el demonio rojo,
siguió su mirada -- no te preocupes por eso - - ella casi, ni parpadeaba.
Después de vestirse el, la levantó suavemente asiendo sus axilas e hizo lo mismo con ella, la joven se dejaba llevar como un
automata, sin emitir ningún sonido, su mente todavia trataba de asimilar lo que habia ocurrido.
Canturreando el abuelo colocó los objetos de la bandeja, más o menos como estaban, luego colocó los marcos de las fotos en su
sitio, una con la foto de un joven en la playa y otra vestido de marinero, en su primera comunión. Era Oscar.
Bea lo reconoció como el joven adolescente que habia robado la parte de arriba de su bikini, en la piscina.
-- Pero que tonta soy -- dijo con un hilo de voz -- tonta, tonta, tonta... --
El viejo no la contestó, la acompaño hasta un pequeño cuarto de baño, la limpió la cara y el cuerpo con una toalla mojada en
agua, todo con mucha suavidad, sin decir nada y sin parar de sonreir. Arreglo sus ropas y la guió hacia las escaleras.
Cuando bajaban al salón, oyeron como Rubén entraba en la casa, dejando caer las llaves ruidosamente en un pequeño recipiente
de piedra del recibidor.
-- ¡Ya era hora! -- le gritó su abuelo -- ¡¿Te has perdido o que?! -- dejó a Bea de pie en el salón, acercandose a la puerta
del chalet dando pequeños saltitos con la punta de los pies, como un crio cuando no quiere hacer ruido.
Ruben trataba de meter en la casa un paquete rectangular, largo y estrecho, bastante voluminoso, lo sujetaba con una mano
mientras trataba de cerrar la puerta con la otra.
-- El mensajero -- contestó Ruben enfadado -- El si que se había perdido, estaba en la otra punta del pueblo. --
-- Bueno, bueno, vamos al jardin con los demás, que tu tio todavia no ha abierto los regalos -- dijo el abuelo dando dos
fuertes palmadas en la espalda de su nieto.
Los tres salieron juntos a reunirse con los demás en el jardin.
Mientras todos miraban como el tio Toño abría los regalos, Raul se extraño al notar a su novia tan callada y pensativa.
-- ¿Estás bien? -- le susurro al oido
-- Pues veras, no mucho, por que después de que dos de tus primos y mi hermano pequeño me metieran mano en la piscina, el
novio de tu prima me ha hecho un dedo maravilloso y, para rematar la faena, tu abuelito, al que se que adoras, me ha echado
un polvo brutal, que me ha hecho correrme como una perra, para acabar corriendose en mi boca -- pensó la joven.
Tras meditar su respuesta un segundo decidió decirle que si, que estaba bien, solo un poco cansada.
Este relato se ha escrito casi solo y ya tengo en la cabeza algunas de las cosas que contaré en el siguiente, asi que
puedo prometer que habrá una tercera entrega. Esperó sinceramente que su lectura os haya hecho disfrutar tanto como a mi
escribirlo. Un saludo.