IRONÍAS - Capítulo VI
-PABLOO!!!- Escuché claramente la voz de Maxi, era él! qué mierda hacia él allí? Nunca se me hubiera cruzado por la cabeza el que él o alguno de los chicos estuviese por estos lados y el mundo se me vino encima en ése momento.
IRONIAS VI
PABLO:
No supe que hacer en el instante en que lo oí y Ezequiel tampoco, ya que frenó un poco la velocidad y giró su cabeza.
-Te hablaron a vos?- dijo él algo preocupado.
-S-sí, parece que los chicos están allá- y señalé con la cabeza el punto en la plaza en el que efectivamente se encontraban, ya que pude reconocer tres siluetas y la camioneta de Lucas.
-Que hacemos? Vamos hasta donde están ellos? O qué?- dijo, sin darme tiempo a repensar las cosas un poco más. –Sí, vamos- dije automáticamente sin saber lo que haría una vez allá con ellos y con Ezequiel.
Lentamente Eze emprendió la marcha hasta llegar donde ellos, y deteniéndose a escasos pasos frente a los chicos, decidí bajarme y acercármeles. Él por su parte, me echó una mirada algo seria y no bajó de la motocicleta –mejor así…- pensé.
Ellos me miraban algo sorprendidos, sobre todo Marcos y Maximiliano, Lucas parecía ajeno a toda aquella especie de tensión que había ya que solo sonreía contrariado. Los saludé, como siempre, estrechándoles la mano y dando una palmada en el hombro a cada uno. Les pregunté qué hacían allí, ya que no sabía que se iban a juntar en ese lugar, fingiendo grata sorpresa.
-No saluda tu amigo?- cortó sarcásticamente Marcos
-Eh? Si, sólo…-dije sin poder acomodar las palabras justas.
-Hola! Como están?- dijo Ezequiel, sonriendo tranquilamente desde atrás, levantando el brazo saludando a todos. Al parecer estaba al tanto de lo que hablábamos.
Los tres solamente le respondieron con un movimiento de cabeza y un intento de sonrisa en sus labios, dando a entender que recibieron el saludo, no esperaba más de su parte, a decir verdad... Y continué yo:
-Ahora estábamos yendo a su casa, como nosotros (los cuatro) no quedamos en hacer nada después del Club… Justo él me invitó a jugar a la PlayStation, la nueva, dice que la tiene y bueno... quise ver que tal era- dije calmado, pero analizándolo todo.
- Tenés la nueva? Que tal está?- preguntó algo emocionado mi amigo Lucas, el cual me demostró con eso, que no estaba en la posición que denotaban Marcos y Maxi.
-Sí, la compré hace unos días, esta buenísima - respondió Ezequiel.
-Ah, que bien, ya tenias planes, nosotros solamente nos juntamos por pura casualidad aquí- dijo Marcos mirando a Maxi, quien miraba a otro punto de la plaza. Serio.
-Ah sí? Y que andaban haciendo?- pregunté y me senté a su lado casi protocolarmente, pero sería por un momento solamente, y sólo para que no notaran las verdaderas ganas que tenía de irme de allí.
-Yo pasé por tu casa, tu mamá dijo que habías salido con… con Ezequiel y de allí me vine un momento para aquí, bah, la verdad que ya no recuerdo ni a qué iba a tu casa...- dijo Marcos, y su semblante cambió notoriamente a uno de completo desinterés.
-Yo pasé también por tu casa y también llegué cuando ya habías salido, pero bueno, sólo estaba haciendo tiempo por aquí y por allá y se me ocurrió pasar por tu casa… Como en un rato voy a salir con Jessica al centro, ya sabes…para matar el tiempo más que nada…- dijo Maxi. “ ...más que nada” - Que pretendía ahora? Hacerme sentir culpable y refregarme en la cara lo de su salida con ella? Eso no lo pude aguantar… pero disimulé, disimulé como siempre lo hacía…
-Ah, que bien… bueno, supongo que estamos en las mismas, no? Todos tenemos planes… Entonces nos vemos mañana en el Club. Ya me voy, si llego tarde a mi casa, bueno, ya conocen a mi madre…- dije sonriendo, tratando de dar por muerta la charla y salir de allí. Rápidamente salude estrechando las manos de los tres y me dirigí hasta Ezequiel, quien permaneció en silencio y ajeno a toda la charla, en lo que duró.
Al parecer no esperaban que me fuera de ahí tan rápidamente, ya que notaba que la cara de confusión que tenían los tres, se hizo notar. En fin, tampoco me quedaría más tiempo en ese lugar y si es que algo quedaba pendiente por decir, se hablaría mañana. Ahora tenía otras cosas en mente y nada me iba a derrumbar la estantería justo ahora que tenía un poco más claras las ideas.
Saludé desde la moto a los chicos nuevamente y Ezequiel hizo lo mismo levantando su brazo.
Ellos respondieron al saludo, aunque tímidamente y sin disimular la cara de seriedad o confusión que tenían.
-Vamos- le dije a Ezequiel, y encendió el motor de su motocicleta haciéndolo rugir y aceleró fuertemente, saliendo los dos disparados de allí.
Mientras conducía: -Qué hacemos? Podemos pasar por un kiosco y comprar algo para picotear en casa, que te parece?- me preguntó Eze, sacándome de la burbuja en la que estaba… esa charla no se olvidaría y sabía que mañana me esperaba un largo día.
-Eeeehh… si… dale, vamos- le dije. Y rápidamente llegamos hasta un maxi kiosco y compramos unas dos bolsas de papas fritas, snaks dulces y salados y dos botellas grandes de Coca-Cola. De allí partimos finalmente a su casa.
En casa de Ezequiel, el recuerdo de lo que allí había pasado hace solo unos días, me inundó inevitablemente. Pero ya no me resultaba tan aprensible, es más me estaba agradando la idea de estar nuevamente allí.
Sacó lo que compramos, lo puso en una bandeja y lo llevó para la sala, luego subió hasta su cuarto. Yo estaba sentado en uno de los sillones de su sala, contemplando nuevamente la casa de estilo náutico, de los padres de Ezequiel, miraba las fotos que colgaban en cuadros, en las paredes y las que habían en los muebles, eran todas de otra época, ya que estaban los que parecían ser los padres de Eze en cada una, él con su traje de marino y ella, con un uniforme blanco.
Me pareció raro el no encontrar alguna de Ezequiel de bebé, como suelen haber en todos lados. Pero bueno, seguro sus padres las tendrían guardadas en un lugar preciado… Eze bajó con el aparato en las manos y rápidamente se puso a conectarlo al gran televisor de LED que estaba en la sala. Al terminar, me mostró una gran cantidad de juegos en CDs azules y me preguntó cual jugábamos primero.
Algunos títulos yo sí los conocía, pero había otros que no. Pusimos uno de futbol, el PES 2013, y nunca creí que llegaría a ser tan terriblemente malo en ese jueguito!. Me goleó por mucha diferencia y aunque me explicó varias veces algunos trucos y técnicas, fue en vano… Así cambiábamos de juegos a cada rato y reíamos con cada detalle que descubríamos el uno del otro. Con el juego de zombis que puso, el cual era muy realista, no tuve problemas, ya que solo debía dispararle a los bichos esos y se jugaba en campañas de a dos y Eze era mi compañero.
Cómo nos reímos con ese juego… porque además de ser muy realista en los gráficos, las hordas de zombis, sumado al tétrico sonido de fondo, hacía que se me pusieran los pelos de punta y más de una vez me había hecho saltar del sillón por la impresión, haciendo descostillar a Ezequiel de la risa... Rápidamente estábamos acabando lo que trajimos para comer y beber.
Sonreíamos los dos con las ocurrencias del otro, divirtiéndonos como dos niños… en un momento dado, nuestras miradas se cruzaron sin querer… La consola ya no nos pareció tan atractiva después de que nos quedamos viéndonos a los ojos, a él se le notaba feliz, sus ojos pardos me lo dijeron cuando se encontraron con los míos e inmediatamente una línea de rubor cubrió sus mejillas, se veía tan tierno e inocente, que en ese instante dejé los controles del juego a un lado y me acerqué mas a él.
-Que te pasa?- le dije mientras le miraba fijamente.
-Nada, es que todo esto… es que no me lo creo…- dijo agachando la mirada y sonriendo tímidamente
-Qué es lo que no crees?-
-Esto..Que estés aquí, conmigo… otra vez… Vos decidiste venir conmigo- dijo y me miró
-Quería venir, y no me arrepiento de haberlo hecho para nada… Sos muy…- no pude terminar la frase.
- Muy… que?- se me quedó viendo.
-Sos muy buena persona, me gusta tu compañía, nunca lo hubiera creído, pero sí… lo sos y me acabo de dar cuenta…- dije ahora yo mas tímidamente.
-No sabes cuánto tiempo esperé para que estuvieras conmigo Pablo, en estos momentos siento que ya nada me importa, si estás aquí conmigo, me siento completo- y aproximó su mano hasta la mía, la tomó y se la llevó hasta su pecho- Sientes? Sientes como late? Estoy muy emocionado, no me lo creo! Decime que estás aquí Pablo, decíme que estas aquí conmigo, por favor- sus palabras y su voz se oían temblorosas y no soltaba mi mano… esto me produjo un escalofrío, esto era amor??? Esto que él demostraba era amor? Dios, me sentía en ese instante como si estuviera ante un hecho ajeno a mí, algo que desconocía completamente.
-S... sí, estoy aquí, estoy contigo…- dije y sentía como mis ojos se tornaban ligeramente acuosos, mi cara comenzaba a arder y mi voz se entrecortaba.
- Gracias, gracias!- Dijo y se desplomó en mis brazos, rodeándome con los suyos, abrazándonos fuertemente, sentía su respiración agitada en mi cuello. Lentamente lo separé de mí, hasta encontrarse nuestros rostros, tomé el suyo y junté nuestros labios, los suyos buscaban de los míos con desesperación, nuestras lenguas se acariciaban, y nuestro aliento se convertía en uno.
Mis manos buscaron frenéticamente su calor, recorrían todo su bien formado cuerpo, subiendo y bajando en él, las suyas hacían lo mismo, sus dedos recorrían mis cabellos y la piel de mi rostro. Debíamos separarnos de vez en cuando para no quedarnos sin aire en ese desenfreno de bocas, que producían cortocircuito en cada unión.
Mis ojos dorados se fundían con sus pardos, los cuales tenían un brillo especial, brillaban por el fulgor de la pasión que se desató en ese lugar, en ese instante, en el que nos descubrimos o mejor dicho, donde yo me descubrí… descubrí que no había nada en él, sino todo lo contrario, ya que el problema estaba y estuvo siempre en mí: el miedo y la inseguridad, esa terrible sensación de no saber qué hacer y terminar inmóvil, por miedo a caer, por miedo a fallar.
Y era feliz en ese instante eterno de pasión, que los labios de este muchacho me regalaban, era feliz por descubrir que nada malo había sucedido luego de lanzarme de lleno a este amor, el cual se creó de la nada; y que no creció alimentado poco a poco a partir de una ilusa fantasía... Cuanto tiempo perdido, cuantas lágrimas derramadas por alguien que es y nunca tuvo que dejar de ser para mi corazón más que un amigo…
Volvimos una y otra vez a fundirnos en besos, suaves y violentos, dulces y ardientes, acompañados de caricias en todo el cuerpo. El sillón nos quedó chico, mientras nos recostábamos en él, yo encima suyo, abrazando sus caderas, mordisqueando suavemente sus finos labios rosa, él correspondía a los míos con pasión de hombre, era todo un caballero y lo demostraba además, con sus caricias que tan bien se sentían en mi espalda.
Le devoraba a besos su cuello y la incipiente barba de unos días me excitaban como jamás pensé que lo haría y lamia su mentón y nuez de Adán… repartí besos como nunca y recibí los suyos de igual forma, no quería otra cosa más que sus besos, no quería despegarme de él nunca. Pero dejé que se levantara un poco y ocupé yo la posición de abajo, quedando él encima mío. Puso ambos brazos al costado de mi cabeza, irguiéndose encima de mi rostro, clavándome sus ojos verde oliva, con las mejillas sonrojadas tiernamente y mordiéndose el labio inferior. Estuvo así por un momento.
-Me… me gustas mucho… yo… yo.. te amo… Pablo - estas palabras, junto con su voz temblorosa calaron fuertemente en mi interior, avivaron la llama que ya ardía en mi corazón. No pude hacer más que volver a besarle, esta vez más fuerte y sin medirme… estaba fuera de control, nuestras bocas se enfrascaban en ese desenfreno, nuestros cuerpos se frotaban el uno con el otro. Sentí más de una vez su ya duro paquete restregarse contra el mío, el cual no tardó en responder ante tanto estímulo. Pero pasó todo a segundo plano, lo que me importaba en ese momento eran sus besos y caricias, lo que importaba ahora era ese fuego y pasión, ese amor…
MAXIMILIANO:
Mierda, allí estaban y así también se fueron… los dos. Ya no sabía que mierda pensar al respecto de todo, la actitud de Pablo me cayó como un baldazo de agua helada sumando el hecho de que el estúpido de Ezequiel estaba allí con él. -Pero que mierda- musité, mientras volteaba a ver a Marcos y Lucas que aún no cambiaban su expresión de desconcierto.
Marcos rió irónicamente, ladeando la cabeza de lado, al parecer estaba en las mismas que yo, Lucas sólo nos miraba, no entendía del todo lo que pasaba. Me sentí tan tonto en ese momento, por creer que Pablo se quedaría con nosotros o simplemente hiciera lo que cualquiera de nosotros hubiera hecho: quedarnos a hablar, ya sea con o sin Ezequiel… pero no, se fue!
Estaba cabreado, debo reconocerlo… yo que me tomé la molestia de ir hasta su casa a verle y no encontrarlo y luego hablar dos segundos con él, para que volteándonos la cara, se fuera quien sabe donde con ése. Escupí al suelo y miré mi reloj, vi que faltaba poco para las diez, debía pasar por casa de Jessica, aunque me agradaba el saber que iba a salir con ella, no dejaba de molestarme lo que acababa de suceder. Mañana seria un día que bastante iba a traer consigo…
LUCAS:
Desde el primer momento que los encontré a los dos, a Marcos y a Maxi ahí en la plaza, me pareció extraño, ya que siempre quedábamos los cuatro, ya sea por mensajes en el móvil o por face, en encontrarnos en algún lado. Y lo que pasó después con Pablo y el chico ése, Ezequiel, me dejó aun mas confundido.
Marcos miraba a un costado, no decía nada, pero su cara lo decía todo, estaba contrariado, como frustrado y su silencio denotaba que no era por una cosa sin importancia como fue la (por decirlo así) “escena” de Pablo y el otro…no, yo sabía que allí había algo más, pero me lo reservé, a lo mejor solo me estaba creando conclusiones apresuradas de puro vicio.
Ya nadie estaba hablando y eso me incomodó, así que simplemente atiné a sacar nuevamente el tema del arreglo de mi camioneta, como para que mis amigos hablasen de algo y cambiaran sus caras de fastidio. Rogaba por no fregarla…
Pero dio resultado, ya que tanto Marcos como Maxi se acercaron a ver el motor, cuando abrí el capó de la camioneta. Opinaron y escucharon todo lo que fue mi hazaña de mecánica para arreglar esa cosa y luego Maxi al ver su reloj, dijo que ya era hora de que pase por su chica, que de seguro lo esperaba.
-Nos vemos mañana, chicos! Ah y córtala con eso vos!- dijo Maxi quitándole el cigarro que Marcos se llevaba a la boca. Luego dándonos la mano a los dos, se subió a su motocicleta y rápidamente se fue.
Marcos guardó la casi vacía cajetilla de cigarrillos y se volvió a sentar en la banca de la plaza, otra vez el silencio lo inundó todo. Quise preguntarle cosas acerca de lo del día en la práctica y la nueva formación, pero infructuosamente, ya que sólo fueron monosílabas respuestas las que salían de su boca. Al final terminé sentándome a su lado, dándome por vencido a esa ya muerta charla, mirábamos los dos a la gente pasar, en silencio…
Definitivamente, si quería evitar que mi alter ego sarcástico saliera y la embarrara completamente, decidí que lo mejor era irme a casa, después de todo ya era algo tarde como para andar por ahí con la mugre que llevaba puesta, y aunque así salí de casa no me importó en un principio, pero al darme cuenta que estaba en una plaza por no decir bastante transitada, concluí que estaba lo bastante roñoso, como para que empezaran a verme raro.
-Qué vas a hacer vos?- le pregunte a un dubitativo Marcos
No sé, tal vez me quede un rato más aquí, o me vaya a dar unas vueltas por ahí y luego a mi casa… que, ya te vas?- Preguntó
-Sí, mira la hora que es y yo aquí con esta mugre, sólo salí a probar la “chata” y me los encontré a ustedes… y me olvidé de la roña que traía jeje- dije levantándome del banco.
-Ah… bueno, mañana nos estamos viendo entonces…- dijo, mientras volvía a sacar los cigarros..,
Dale, y hazle caso a “mamá” mira que si seguís con eso, mañana no vas a correr ni dos metros jajaja- dije señalándole el cigarro que intentaba encender.
-jajaja Si claro, este es el último- dijo él
-Seguro…¬¬ dale che, nos vemos- y dándole la mano, me despedí de él y me subí a mi camioneta y partí de allí. Por el espejito del costado del lado del conductor, pude ver que nuevamente se sentaba y extendía las piernas, soltando el humo gris del cigarrillo que acababa de encender.
-Mañana será un día bastante movidito…- me dije en un suspiro.
MARCOS:
Me encontraba sumamente encabronado, no creí que Pablo reaccionara así y mucho menos que llegara a afectarme de la forma en que lo hizo. El humo de mi cigarrillo ya quemaba mi garganta, me había bajado casi toda la cajetilla en lo que duró mi salida y de nada sirvieron para menguar lo que se arremolinaba frenéticamente en mi interior.
El bullicio de la gente, que cerca mío pasaba, se volvió demasiado insoportable, las risas de niños, las voces y más voces de la gente lo único que hacían era ponerme más incomodo. Con coraje acabé lo que quedaba del cigarrillo y tras ver la hora en mi celular, decidí que era el momento de irme sin más de ése lugar.
Monté mi motocicleta y aceleré, saliendo sin saber bien a dónde ir exactamente. Mi barrio no tenía muchas lugares interesantes más allá de la plaza y algunos locales de comidas o tiendas, así que simplemente estuve yendo y viniendo de aquí para allá… viendo a las personas pasar, con sus problemas y buena fortuna, con sus vidas a sus espaldas…
Me sentía tan desilusionado, hubiera preferido que Pablo se quedara un poco mas con nosotros, nosé, como para hablar de cualquier cosa como siempre, e incluso no me hubiera molestado que el mismo Ezequiel se quedara ya que después de todo el era tan parte del equipo como cualquiera de nosotros cuatro y aunque sabía perfectamente que Maxi no se lo tragaba, me hubiera importado muy poco en ese momento, con tal de que Pablo simplemente se quedara con nosotros…
-Pero cómo me gustaba engañarme a mí mismo- me reproché por ese pensamiento tan hipócrita, ya que yo deseaba desde un primer momento estar a solas con Pablo para sincerarme con él, ya que no hubiera podido con nadie más que él. Usé la situación inesperada de hace un momento de él y Ezequiel, para no aceptar que era yo el inseguro y como un chivo-expiatorio tratar de ocultar con eso el peso que era para mí el tener que recurrir a alguien más, usando ese extraño suceso… ay Dios, mi ego…- reí irónico.
Vagué sin parar por largo rato. Mi mente ya se había calmado un poco, ya que pensé que iba a tener mil y un momentos más para poder hablar con Pablo a solas... - Desde cuándo se me acabaron las ganas de ocultar quien realmente soy? - reflexioné para mis adentros… y porqué pensé que Pablo vaya realmente a entenderme? Después de todo, yo en cierto punto estaba prácticamente condenando a mi amigo por las raras actitudes que tenía últimamente, otra vez la inseguridad…
- Es el miedo - me dije… y era verdad, era simplemente porque tenía miedo y quería que Pablo lo supiese antes, para que si en cierto momento, José Miguel llegara a abrir la boca, fuera Pablo mi pilar en ese momento si los demás llegasen a no entenderlo, y tuviera aunque sea a una sola persona a quien recurrir.
Pero porqué no podía hacerlo por mi cuenta? Porqué no enfrentarme a lo que venga yo sólo? O sea como en un principio, desde que asumí lo que era y que es lo que quería para mi… Nadie estuvo conmigo en ese momento y sin embargo heme aquí, sigo en pie. Frené en un lugar apartado de mi barrio, me quedé pensando un momento. Una imagen pasó por mi mente y se maquinó por sí sola la idea, era simplemente perfecta, no era ni malo ni bueno y no necesitaría de nadie. Decidí entonces combatir fuego con fuego y extirpar de raíz lo que ahora apremiaba y me tenía la cabeza un disparate… José Miguel…
Tomé mi celular y miré el mensaje en el que me había puesto su dirección. Me iba a tirar un lance y me llegaría hasta allí, no sabía lo que me esperaría pero muy poco importaba ahora, este era el momento y las cosas no se pudieron haber sucedido tan precisamente adecuadas, para que tomase tal decisión por mi mismo… y acelere en ese instante buscando la calle que me llevara hasta su casa.
PABLO:
Nunca creí que llegara a sentir lo que estaba sintiendo en ese momento, en ese sillón; ahí los dos solos. Nuestros labios pasándose el calor del otro, compartiendo la tibieza y la suavidad, Ezequiel era todo un experto, se amoldaba a mí, su lengua bailaba con la mía y nuestros cuerpos ya no resistían a tanta excitación. Nos frotábamos de tal forma que parecía que nuestra ropa fuese inexistente y sintiéramos la piel del otro en cada fricción. No lo aguantaba más, pero me era imposible el apartarme de esos labios finos y suaves. Mi polla estaba en todo su esplendor bajo mis pantalones y rogaba por salir, de hecho comenzaba a doler, pero aun así seguimos besándonos.
Eze se separó un poco de mi rostro y alzó el suyo para verme a los ojos nuevamente. Sus pardas gemas tenían un brillo especial y la sonrisa que esbozó en ese instante contrastó de manera perfecta. El era un chico bastante lindo, su cabello rubio oscuro contrastaba con su piel blanquecina ligeramente bronceada, la incipiente barba de unos días le daba ese aire de inocencia y masculinidad que me recordaba a vagamente a Maximiliano, pero él era distinto, Eze tenía una cara angelical que de cierta forma me daba una especie de seguridad… Aunque Maxi…- aparté esos pensamientos velozmente.
Se sentó y extendió su mano para ayudarme a hacerlo también, los dos nos quedamos mirando nuevamente, con el silencio como música ambiente, ambos respirábamos algo agitados y mi rostro como el de él, estaban ardiendo.
-Quieres que subamos a mi habitación?- me preguntó con una sensual sonrisa.
-Sí, va-vamos…- dije tímidamente, no se me olvidó lo que pasó en esa habitación… y no me importó.
Subimos tomados de la mano, rápidamente y tras cerrar la puerta nos enfrascamos en un ardiente beso. Caímos como por inercia a la cama y él se acostó sobre mí para devorarme el cuello, llenándolo de besos, sus manos se metían hábilmente por debajo de mi camiseta, estaban algo frías haciendo que se me erizaran todos los vellos del cuerpo.
Llegó hasta mi pectoral y comenzó a sobarlos, mis pezones se levantaron por tanto toqueteo y comencé a hacer lo mismo en el cuerpo de Ezequiel. Lentamente tiré de su camiseta, sacándosela, dejando ver su cuerpazo. Lo mismo hice con la mía, ya que no veía razones para tenerla puesta y nos volvimos a abrazar. Su pecho contra el mío se movía al son de la respiración. Sus caderas impulsaban su polla en un vaivén contra la mía, sentía que ya no aguantaba más así que tomando la iniciativa, guié mis manos hasta la cremallera del pantalón de Ezequiel, al hacerlo toqué el enorme bulto que para nada se disimulaba en su entrepierna, me sentí tan tonto al sacar mi mano de allí, como si hubiese tocado una brasa, pero fue por la impresión.
-Es-estás seguro, amor?- dijo él mientras me miraba y me besaba el cuello para luego descender con besos hasta mis pectorales
-Sí, quiero hacerlo, yo…quiero…- dije arqueándome al sentir su lengua dibujar en mi estomago.
-En ese caso…- y comenzó a bajar lentamente el cierre de mi pantalón…
Tras soltar el botón y bajarme el bóxer, mi polla salió eyectada de ellos, se erguía majestuosa y en la punta, en el glande, se veía brotar el pre-seminal, como una gotita brillante.
Me miró con ojos lascivos mientras se ubicaba a la altura de mi miembro, desde mi ángulo se lo veía tan sensual… con los ojos brillantes y ruborizado por la excitación. Entonces comenzó a lamer despacio el glande, como si de un dulce se tratase, tallándolo con la lengua de arriba abajo, con sumo cuidado. Me retorcía del gusto, curvando mi espalda y soltando leves gemidos cada vez que esa ardiente lengua rozaba mi capullo, apretaba los dientes, pero los gemidos y exhalaciones salían por sí solos, con mis dedos retorcía las sabanas de su cama, estaba disfrutando bastante y sin necesidad de alcohol en mi sistema.
Encerró mi capullo completamente en su tibia boca e incluso dentro de ella prosiguió a masajearlo con su lengua, nunca creí que eso se podía hacer, pero me gustaba demencialmente, al punto de gemir fuertemente del placer que eso me daba. Comenzó a introducirse lentamente el resto del tronco y con una mano le daba un masaje a mis bolas, suave y parsimoniosamente. Me extrañaba la habilidad de dar placer que presumía en mi cuerpo este chico, pero mis sentidos sólo agradecían por ello. Lamia mis bolas despacio y a cada una atendía de igual forma. Me correría en cualquier momento si seguía a este ritmo, por lo que discretamente decidí acercarme hasta sus labios y volverle a besar.
Aprovechando esto, ahora yo comencé a frotarle la verga por sobre la tela de su pantalón, haciendo suspirar profundamente a Ezequiel, quien se tendía para estar más cómodo en la cama, ahora iba a ser mi turno de darle placer, o por lo menos lo que sabía. Desabotoné su pantalón y descubrí su amigo, el cual tenía un buen tamaño y ya se encontraba humedeciendo la blanca tela de los bóxers que traía puesto.
Olisquee la gota marcada y rocé con mi nariz varias veces la punta de esa torre que amenazaba con rasgar la tela. Esto al parecer le gusto a Ezequiel ya que en casi susurros me pedía más…- oh así.., mmm … oh- decía mordiéndose el labio inferior. Liberé esa columna de carne rosa que se encontraba humedecida en pre-seminal, llevándomela a la boca tras haberlo hecho, trabaje su capullo con igual parsimonia, tal cual lo hizo él anteriormente con el mío. Lo sentía caliente y palpitante, Ezequiel se movía imitando una penetración en mi boca, por lo que lentamente fui dejando pasar el resto de su tronco por mi boca hasta sentir su glande en el fondo de mi garganta. Di paso a un sube y baja que ya estaba haciendo delirar a mi chico, y de vez en cuando paraba, solamente para verlo gozar con mis propios ojos, con una mano masturbaba ese caliente falo y con la otra apretujaba sus huevos.
Terminé de sacarle completamente su pantalón y luego hice lo mismo con el mío, aventándolo por ahí, quedándonos completamente desnudos. Me levanté de la cama, poniéndome de pie y lo miré esta vez de cuerpo entero… era un puto dios! Le dediqué la sonrisa mas maliciosa que tenía y me lancé a su cuerpo nuevamente para regarlo de besos… sus pezones, sus abdominales y su ombligo, luego puse mi oído sobre su pecho desnudo y pude oír sus palpitaciones agitadas mientras seguía masturbándolo. Su voz grave palpitaba dentro suyo cada vez que gemía roncamente. Me gustaba, me gustaba en serio todo lo que estaba haciendo en ese momento.
Él se irguió y me tomó de los brazos, nos acostamos mirándonos frente a frente, sonriendo tímidamente y tras darme un beso en la nariz dirigió su atención a mis piernas. Sobaba cada una hasta llegar al inicio de mis nalgas, luego tomó ambas y las lamió un poco. Comenzó a descender hasta donde descansaba mi pequeño “botón” y allí se quedó a juguetear con él, primero con sus manos y ya después con su lengua bañada en tibia saliva… me miró y mi cara de aprobación le dio luz verde para que hiciese lo que quisiera, yo estaba en un trance, y cada roce de su parte, producía verdadera electricidad en mi.
Después de ensalivar bastante mi entrada, comenzó a explorar con sus dedos lentamente… una a una, las falanges de su dedo medio comenzaban a abrirse paso por mi estrecho agujero, la sensación me trajo los recuerdos de cuando fui desvirgado por Ezequiel en esta misma habitación pero en una circunstancia totalmente diferente, ahora estaba disfrutando más que aquella vez, porque esta vez yo consentía a mis sentidos para que se dejasen hacer y puedan asimilar al máximo todo el placer que este chico tenia para darme sólo a mí.
Un dedo, luego dos… por ultimo un tercero y ya estaba totalmente dilatado. Mientras lo corroboraba por su cuenta, me daba suaves besos en el estomago, después de esto, se levantó y acercó nuevamente hacia mí, me tomo de la nuca y acariciándome los cabellos suavemente, me miro a los ojos…
- Te amo tanto… y quiero que sepas algo…- dijo, yo apenas si podía procesar la información debido a la terrible excitación que tenia.
-Q-que?…- dije entrecortadamente mientras acariciaba su piel.
-jamás te voy a dejar sólo, nunca permitiré que derrames una lagrima más por nadie, no mientras yo esté con vos, te amo, te amo demasiado- yo simplemente enmudecí ante lo dicho, no creí que calaran tan profundamente las palabras salidas del corazón de este hermoso chico, ya que de repente me entró una intensa sensación de miedo, pero miedo a no saber si era real lo que estaba pasando…
-Te quiero- atiné a decir apenas porque me costaba hacer que las palabras salieran de mi boca.
Nos besamos y fue el beso más ardiente y más sentido que hubiéramos podido tener en toda la noche. Su respiración era profunda y lo sentía con cada exhalación suya en mi cuello, al cual recorrió a besos mientras descendía nuevamente hasta abajo, dejando en el camino, un sendero de suaves besuqueos.
Se posicionó frente a mi entrada, la cual esperaba con los brazos abiertos o mejor dicho, con las piernas abiertas… Escupió en su mano y frotó con la saliva a su pija, que apuntaba al pequeño orificio rosa que se disimulaba entre mis nalgas – Dime si te duele, me detendré si me dices ok?- dijo preocupado por mí. –Hazlo, estoy bien…- le dije acomodando mi posición para recibirle. Lentamente acercó la punta de su miembro y pude sentirle tibia, con suavidad comenzó a pujar, la sensación era inconfundible y aunque sentí un poco de incomodidad al principio, se volvió más llevadero luego de que mi cuerpo empezara a recibirle bien.
Cuando estuvo hasta la mitad, se acercó a mi rostro y me depositó un beso en los labios, y al hacerlo terminó de meter el resto de su verga y solté un fuerte gemido que se perdió en los labios de mi amante… comenzó a sacar y meterla lentamente pero graduando la velocidad, no dejaba de mirarme y de vez en cuando volvía a besarme, yo disfrutaba cada embestida porque lo hacía con delicadeza. Mis piernas rodearon su cadera y a él no le molestaba, en cierto momento la cabalgata aumentó su velocidad fuertemente y yo ayudaba con mi cuerpo, los dos gemíamos de placer, y la transpiración de ambos chorreaba por nuestros poros, bañándonos completamente.
Cuando se acercó nuevamente, escondió su rostro en mi cuello, deslicé mis dientes hasta el suyo, le di un beso y un pequeño y vampírico mordisco cerca de su yugular, esto lo puso de tal forma, que empujó fuertemente hasta hacerme prácticamente gritar mientras él gemía con la voz ronca, resoplando en mi nuca. Estábamos llegando a límites insospechados en lo que a capacidad se refería, ya que yo me sorprendí de mi propia resistencia y del vigor de Ezequiel. Nos habíamos convertido en autómatas en nuestros movimientos y el vaivén se prolongó por un buen rato. El éxtasis se sentía próximo ya que la cadera de Ezequiel bombeaba con más rapidez…
MARCOS:
Me había costado un poco encontrar la dirección, pero como había tomado como punto de referencia una calle que yo conocía bien, finalmente la encontré. Estaba relativamente cerca de mi barrio y al parecer el lugar era tranquilo. Busque en las casas la numeración indicada en el mensaje, hasta que di con un lugar que parecía una pensión, más que un domicilio particular.
Dudé un momento una vez que estuve frente a la puerta, pero luego recordé porqué estaba allí. Así que decididamente toqué el pequeño timbre que daba a la calle. En un primer momento nadie salió, y esto complicó un poco más mis inquietudes. Volví a tocar un par de veces y nadie salió. Maldije mi suerte y me giré sobre mis talones para irme de ese lugar, a decir verdad estaba muy molesto ya que esperaba encontrármelo allí a Enzo y aclararlo todo de una vez, para evitar problemas a futuro más que nada.
Estaba por subirme en mi motocicleta, cuando tras de mí escuché que alguien me llamaba por mi nombre.
- Marcos?- escuché una voz masculina, pero que sonaba como a media voz.
Me giré y efectivamente era él, Enzo… debo reconocer que la primera impresión me flasheó ; el estaba vestido de entrecasa, con una camiseta mangas cortas, con varios años encima al parecer y un pantalón corto deportivo y en chanclas, aunque sus músculos se mostraban bien definidos bajo la tela, me llamó poderosamente la atención las fachas con las que me salía a atender este chico. Además su cara mostraba una terrible expresión de desconcierto, tristeza y cansancio. Unas inequívocas ojeras marcadas bajo sus ojos, me hicieron preguntarme por dentro, si esto iba bien.
-N-no creí que ibas a venir, la verdad que yo creí no vendrías…en serio- dijo y rió suave e irónicamente.
-Yo también nunca creí que iba a venir, pero lo estuve pensando todo el día y creí que lo mejor era hacerlo, ya que te debo una explicación por lo del otro día… -dije
-Mira, las cosas no son como parecen y no quiero que pienses algo que no es- solté tranquilo, pausadamente como para que entienda, sin tener que llegar a un lío mayor.
-Ah… bueno, está bien… discúlpame vos también a mí entonces, por haberme puesto en ése plan en el vestuario- sus palabras sonaban muy débiles, como si estuviera realmente cansado, su cara no ayudaba, la imagen y la actitud que ahora tenía para conmigo, no encajaba para nada con la de la mañana, era otra persona.
-No hay drama, todo bien, aún seguimos siendo compañeros de equipo, no te preocupes- dije tratando de levantarle el poco ánimo que tenía, la verdad que su semblante me dio un poco de pena… ahora me había entrado la curiosidad?!? Es que con todo lo que había sucedido en el vestuario, desde su intimidante charla, hasta la invitación a su casa, la verdad que esperaba otra cosa, y honestamente, el encontrarme con esta otra actitud por parte suya, me dejaba mucho más frustrado que lo que estaba antes. Y al parecer ya no había nada más que hacer en ese lugar, por lo que un incomodo silencio se interpuso entre nosotros.
-Bueno, creo que mejor me voy, ya hablamos lo que teníamos que hablar así que…- Dije con mis manos en los bolsillos, y girando hacia mi motocicleta.
-Espera! no querés pasar un rato?- dijo a mis espaldas, yo no supe que hacer o decir en ese instante, ya que no veía más razones por las cuales quedarme, dentro del todo ya habíamos aclarado gran parte del asunto. Pero aun así y sin entender porqué, volví sobre mis pasos. En mi interior sentí como se desarrollaba nuevamente mi seguridad, gracias a la aclaración que le di a Enzo, reforzando la imagen que siempre traté de mantener, la de un chico normal, “hetero” y seguro, que por poco y se destruye por ese pequeño desliz… pero ahora quedaba una inquietud más: acaso Enzo era gay?
PABLO:
Ezequiel empujaba frenéticamente y ambos gemíamos por ello, yo me masturbaba con fuerza y sentía como la transpiración me chorreaba por todos lados, Ezequiel ardía, hasta podía sentir su olor mezclado con el sudor que se evaporaba de su piel caliente, estaba llevándome al éxtasis y mi cuerpo simplemente se dejaba llevar. Ezequiel se irguió sobre sus rodillas flexionadas y comenzó a embestir mas salvajemente, su verga que entraba y salía sin dificultad de mí, estaba durísima y llegaba hasta el fondo, sus huevos golpeaban en mi culo y yo ya no disimulaba mis terribles gemidos.
-Me-me corro aah!- dije mientras me masturbaba con una mano y con la otra tocaba sus abdominales. Un potente disparo de leche salió precipitándose en mi pecho, cerca de mis pectorales, luego con menor intensidad, salieron cuatro más, bañando mi estomago. Ezequiel se aproximo hasta los restos de la corrida y con la punta de su lengua levantó las blancas gotas, se acercó a mi rostro y la introdujo en mi boca para que saboreara de mi propia acabada. El beso fue corto y en seguida siguió follándome, parecía no querer acabar nunca, pero luego tomó mis caderas con ambas manos y bombeó con fuerza, miró hacia arriba y con una expresión de fuerza en sus ojos dijo
-Aaaah! –ya me corro! aah!- dijo e introdujo violentamente su verga y pude sentir en mi interior el caliente fluido, llenándome por completo, sentía su pija palpitar, y su cuerpo agitado, dando los últimos espasmos. Volvimos a besarnos, esta vez con cuidado de no quedarnos sin aire. Se salió de mi interior y se recostó frente a mí. Me miraba tiernamente mientras recuperaba la respiración, acariciándome una mejilla, con una línea de rubor bajo sus ojos.
-Te amo- dijo sonriendo. Yo simplemente le miraba, correspondiéndole la sonrisa, acariciando su pecho.
Me tomo con sus brazos, me acercó hasta él y comenzamos a besarnos apasionadamente, nada importaba ya, me sentía extraño, seguramente eran las endorfinas por tanto placer, pero lo que experimentaba era un estado de plenitud y satisfacción que nunca sentí, podría ser alivio? No lo sé, pero lo tome como felicidad, sí, eso podría ser… Felicidad.
Me recosté sobre su pecho y su respiración me calmó, mi mirada se perdió en un punto fijo del piso y pensé en muchas cosas…
-Y ahora qué?... que vamos a hacer?- dije sin despegar la mirada de la nada a la que estaba viendo.
-Pablo, vos querés… querés ser mi novio?- preguntó tímidamente él, mientras acariciaba mi cabello con una mano y con la otra me abrazaba y pegaba mas a él.
-Novio-novio-novio-novio-novio-novio-novio-novio-novio-novio-novio-novio-novio- se repetía en mi cabeza esta palabra
-Novio- y apareció en mi mente el rostro de Maxi
-Novio-y aparecieron los rostros de mis amigos.
-Novio- y me vi a mi mismo de espaldas a Maximiliano, que estaba tomado de la mano de Jessica.
Tras un largo instante de duda, miré a los ojos a Ezequiel en silencio, le di un pequeño beso y pegué mi frente a la suya – Si, quiero ser tu novio, quiero tu amor, lo quiero...- y lo volví a besar.
-Te amo mi vida, nunca te voy a dejar- dijo él, yo volví a recostarme sobre su pecho.
-A partir de ahora nosotros… Tendremos que ocultarnos, lo sabes o no?- dije sin mirarle, sintiendo el calor de su cuerpo.
.Sí, lo sé y odio la idea-
-Es por nuestro bien, si no… no funcionará…- dije con resignación
-Estoy dispuesto a aceptar el precio, siempre voy a estar con vos, sos mío y yo tuyo, no dejaré que sufras nunca, eso tenelo por seguro mi amor… aunque duela, voy a tener que ocultarle al mundo lo que siento por vos- dijo acariciándome la espalda.
-Y tenemos que bañarnos…- le dije, volviendo a quedar pensativo, con la mirada perdida, recostado sobre su pecho y dibujándole círculos con un dedo sobre su pecho cerca de su corazón.
-Es necesario?... quiero quedarme así, al lado tuyo, sintiendo tu olor y calor toda la noche, o mejor dicho toda la vida…- dijo mirándome con un pucherito en sus labios y esa franja de rubor que no se le iba aun.
-Yo tampoco, pero… estamos llenos de “todo” jejeje- le dije mirando mi estomago, el cual aun tenia los restos de su acabada…
Nos besamos y tocamos nuestros cuerpos desnudos, esta vez con otro sentir, ya que éramos novios, empezábamos en ese momento a recorrer un nuevo camino. Este definitivamente iba a ser un nuevo comienzo.
MARCOS
Lentamente me acerqué hasta Enzo, quien me abrió la puerta y me hizo pasar, me condujo por un pasillo hasta dar con una escalera que llevaba a un segundo piso, efectivamente era una pensión… al llegar hasta lo que parecía un pequeño mono ambiente, me indico que pasara y lo esperara en una sala pequeña, eso sí, amueblada con buen gusto y adecuada para un adolescente, me llamo la atención que no viviera con su familia, ya que el rondaría mi edad y sin embargo se encontraba alquilando solo.
Él se perdió a su cuarto y yo me senté en un sillón frente a un televisor y una mesita ratona. Luego de un momento, salió con una camiseta de cuello en V color roja, y un pantalón tipo bermuda de jean, la verdad que ahora estaba más pasable que lo visto anteriormente…
- Quieres tomar algo? Tengo gaseosa, jugo, agua?- preguntó mientras se dirigía a su cocina. Su voz aún sonaba apagadiza.
-Eeeeh…sí, agua está bien- contesté.
Comencé a comerme las uñas y miraba a la pequeña cocina adonde se dirigió él, estaba poniéndome nervioso nuevamente y esta vez no encontraba los porqués… Segundos después salió él con dos vasos en las manos. Se acercó hasta mí y me dio el vaso con agua y con dos hielos. Se sentó frente a mí, en un puf de cuero y encendió la televisión, lo único que se escuchaba en ese lugar eran los sonidos que salían del aparato. Me sentía incomodo, pero por mí, ya que él estaba mirando pensativo hacia su vaso. Me dispuse a hacer algo, las dos opciones que tenia era hablar de algo o simplemente irme de allí.
-Emm… vas a ir mañana al Club?- comencé yo.
-Eh?- aam sí… si voy a ir. Trato de no faltar nunca- dijo él
-Ah, si ahora que me doy cuenta, no faltas nunca-dije yo.
-Sí, la verdad que lo paso muy bien allí, es una buena forma de despegarme de todo, es… es un buen lugar el Club no?-
-Sí, supongo que lo es…- dije con cierto desdén
-Espero que la nueva formación sirva para golearlos a los del Vallibián… no?- dijo él.
-Sí… En tu formación hubo cambios fuertes, en la nuestra no tanto, pero puede que ya no sea lo mismo-
-Porque?-
-No, nada, son cosas mías jeje-
-Ah…- dijo y tímidamente sonrió
Un silencio nos rodeó, pero José me miró a los ojos con seriedad y se dispuso a hablar. Sentí en mi interior que ya sabía lo que podía ser.
-Marcos, yo… -
-Sos gay?- Corte simple y llanamente. Nervios 1 – Marcos 0
-Ehh… Sí- y agachó la cabeza y noté como apretaba sus dedos contra la fragilidad del vaso de vidrio en sus manos, pero sonreía irónicamente.
Dejé mi vaso en la mesita, respiré profundo y me levanté de mi asiento, mis pasos se dirigieron a él, quien seguía con la cabeza gacha y una seria expresión, al parecer no notó lo que hice. Me detuve delante de él, para luego agacharme y poner mi rostro al frente al suyo. Tomé con mi mano su mentón y lo levanté para que me mirara a los ojos. Sentí algo de pena al ver esa sombra en sus ojos, que esquivaban los míos.
No sabía lo que hacía, mi cuerpo estaba actuando por sí solo. Atrás quedaba la postura que intenté formar frente a él, ahora yo me identificaba con él… yo sentí en algún momento lo que él estaba sintiendo ahora y que no dudó en confirmármelo por medio de su respuesta… yo nunca hubiera podido hacerlo, no hubiera tenido las agallas que él tuvo para hacerlo. Yo me hubiera negado a muerte, e incluso peleado, el miedo al rechazo siempre pudo más sobre mí, por lo que ahora admiraba su valor.
Y lo abracé, rodee su espalda con un brazo y con el otro mantenía levantado su rostro para que me mirase.
-No tenés porqué sentirte mal, no lo hagas- le dije, sentí como mis sentimientos empezaban a traicionarme, humedeciendo mis ojos y creando un nudo en mi garganta, era el sentimiento de la impotencia y no pude más. Le zarandee un poco para que reaccionase y me mirara
-Marcos, yo… yo no quise, nunca quise ser lo que soy! No quise esto para mí… lo perdí- dijo el sollozando con lagrimas en los ojos
-Enzo, pará un poco, esto no tiene nada de malo! No hiciste nada malo, sos lo que sos y lo que importa es eso, no te pongas mal!-
-No, no es eso, no me entendés- se secó los ojos con su mano y levantó la mirada para verme a los ojos, tomo aire y continuó.
-Yo nunca quise esto para mí, siempre traté de ser lo que todos querían, hasta que un día descubrí que algo andaba mal en mi Marcos, no era normal! me gustaban los chicos y eso no podía ser… pero “eso” era mucho más fuerte que yo- hipó un poco y siguió - nunca se lo dije a nadie porque creí que eso estaba muy mal y algo no estaba bien en mi interior… Pero un día no pude más y se lo conté a mi hermano mayor y él no lo toleró, me golpeó y me exigió que me olvidara de eso… pero traté Marcos, te juro que traté, pero eso iba más allá de mí.
Se calló por un momento y miraba al techo, como acordándose de lo que le sucedió, yo estaba helado, estaba de piedra, la persona que tenía mi lado definitivamente no era la que crucé el otro día en los vestuarios del Club.
-Mi hermano se calló todo el tiempo en el que intenté mostrar la imagen que todos querían de mí, pero yo ya no era el mismo, el aparentar ser “normal” se convirtió en una tortura que día a día tenía que aguantar…solo- me miró y sonrió tan amargamente que fruncí el ceño, como si me doliera esa irónica sonrisa.
-Esto pasó un día, cuando estaba en tercero de secundaria, en otra ciudad porque en realidad soy oriundo de Santa María… pasó que un chico que iba en otra división, Ramiro, se me declaró, dijo que gustaba de mí y yo prácticamente me enamoré de él en ese instante, yo no quería que sucediera pero pasó, y aunque salimos por bastante tiempo en secreto, nos descubrieron al final… fue mi hermano junto a unos amigos suyos y….- suspiró hondo, tomo un sorbo a su bebida y luego continuó:
- Él, luego de golpear a Ramiro, hizo lo mismo conmigo y me llevó frente a mis padres, mi madre simplemente calló… todo el tiempo se calló- una lagrima amenazaba con salir de uno de sus ojos- mi padre, tras darme una paliza, me dijo las peores cosas que jamás escuché salir de su boca y mi hermano le apoyaba, yo me sentía la persona más miserable, indigna y sucia de la tierra, me odié a mi mismo como no tienes idea Marcos- dejo su vaso en la mesita y volvió a agachar su cabeza- En esos momentos quise morirme…
-Desconocía lo que yo era, desconocía a mi familia, todos me odiaban… ellos odiaban lo que yo era!- Se calmó un poco y con los dedos entrelazados prosiguió su historia.
-Mi padre me dio un ultimátum; me dijo que dejara de hacer todo lo que hacía, ya que según él, todo lo que hice hasta ese momento estaba mal. Tuve que dejar… al único chico que me quiso y al igual que yo quedo destrozado, y las lágrimas de sus ojos me lo dijeron ese día… Ramiro…- Realmente le costaba seguir, pero por algún motivo quería soltarlo todo conmigo, tal vez era la primera y quizás la última vez que lo haría, así que trataba de hacer lo posible por no quebrarse más y contarlo todo. Yo lo tenía rodeado de un brazo y una mano en el suelo, de apoyo ya que estaba en cuclillas frente a él.
-Días después de romper con Ramiro, me sentía como una cascara vacía, nada tenía importancia en mi vida, nada… seguí yendo a clases, pero nada era igual. Realmente lo extrañaba… un día no aguanté mas y en un lugar escondido del colegio, me encontré en secreto con Ramiro. En ese lugar yo… perdí mi virginidad con él y no me importó mas nada en este mundo. Para desgracia mía, un amigo de mi hermano nos vio juntos y al volver a casa, una paliza mucho más violenta que la anterior, me dio mi padre y tras dejar en claro que era un puto asqueroso, me… me echó de su casa… mi madre.. no tuve oportunidad de ver su cara ese día… agarré todo lo que consideraba como mío en ese lugar y me fui sin rumbo por ahí, rebotando en casa de parientes, que por pedido de mi padre, no me alojaban por mucho tiempo- suspiró, un poco más calmado.
-Cuando pude juntar la plata necesaria para poder irme de la ciudad, llamé por última vez a Ramiro, él nunca dejó de quererme y me dolió como no tenés idea, el decirle adiós… sufrí tanto ese día, que todavía me duele el recordarlo… pero nunca se me cruzó por la cabeza el pedirle que se viniera conmigo, no… yo no soy tan cruel como para haberle alejado de su familia, como la mía lo hizo conmigo… así que por eso me arranqué el corazón y se lo entregué como a mi cuerpo aquel día en el que fui suyo…-
Yo sobaba su hombro, trataba de reconfortarlo, pero no me miraba, tenía su vista puesta en la nada.
-Llegué a esta ciudad sin saber que iba a ser de mí, y los primeros meses fueron terribles… tuve que hacer de todo para conseguir pequeñas trabajos para sacar algo de plata para el día, pero siempre tuve suerte, hasta que un día un viejo, dueño de un pequeño bar me tomó, primero como ayudante de cocina y de allí no paré hasta ahora, gracias a ese hombre a quien Dios puso en mi camino y que me dio una mano grande, hoy tengo el trabajo que tengo y la vida que llevo…- Que … que pasó con Ramiro? Volviste a verlo? –pregunté yo, concentrado en su historia, la cual me hizo repensar un montón de cosas en mi vida y hacerme sentir un poco mal por lo fácil que es la mía en comparación con la suya….
-Casi un año después de que me fui de casa, intenté comunicarme con él, pero no volví a saber más nada... Ya pasaron cinco años desde que mi fui de casa y en ese tiempo mi… mi familia nunca se ocupo de buscarme o saber de mí. Quise volver, a buscar a Ramiro, pero su familia volvió a Uruguay… fue entonces cuando le perdí el rastro y hasta ahora me lamento el no poder haberle amado más, en el tiempo que duró lo que tuvimos… Pero sabes qué? Finalmente asumí lo que soy, sí, soy gay y nada me importa, no me arrepiento de nada y hasta puedo decir que agradezco todo lo que la vida puso en mi camino, lo bueno y lo malo, sabes por qué? Porque ahora puedo ser yo mismo, no tengo la necesidad de ser alguien más, ni aparentar. Soy yo…- dijo y comenzaron a brotar las lágrimas de sus ojos.
-No llores, yo… yo te entiendo- dije apoyándolo más a mí, pero inesperadamente se levanto de forma brusca y me miró con los ojos bañados en lágrimas y con la cara seria.
- No! vos no me entiendes! No podés siquiera entender lo que siento, nadie jamás se detuvo a pensar en mi y en lo que siento! Lo que soy, lo que ves fue todo gracias a mí! lo que ves es lo que hice para poder sobrevivir en este mundo lleno de gente como vos!- dijo con la voz entrecortada por el llanto, estaba alterado y las lagrimas de sus ojos me impactaron.
-Sí que entiendo! Sé lo que es tener que aparentar, sé lo que es querer algo y no poder tenerlo por miedo! Sé lo que es el miedo!- levantaba la voz - yo… yo también soy… también soy gay…- dije y luego callé y agaché el rostro. Nadie hablaba, y nuevamente el televisor era quien ponía la música de fondo…
El estaba parado frente a mí, luego se acercó lentamente y tomó mi rostro con sus manos, levantó mi vista hasta encontrarse con la suya. No decíamos nada, simplemente nos veíamos a los ojos, humedecidos por el llanto. Era como si él buscase algo en ellos…
-Sí, sufriste al igual que yo… pero no estás muerto sabes?- dijo con una expresión conciliadora
-Y vos no sos una cascara vacía, en serio, admiro lo que sos y te pido perdón…- dije apenado.
- Perdón? Porque? En esta vida por lo único que se puede pedir perdón es por lastimar a quien se quiere, incluso a sí mismo- dijo tratando de reconfortarme.
-No, te pido perdón por que en un primer momento e hipócritamente mi intención fue la de negarte y negarme, como siempre lo hago…- dije mirando a un costado.
-Eso no importa, ser gay nada tiene de malo y eso es algo que tenés que saber- dijo
-Lo sé… es que a veces el miedo me supera entendés? Y es por eso que no puedo ser…-
-No puedes ser vos mismo…- dijo él, levantando mi barbilla con sus dedos y acercando su rostro al mío, me besó delicadamente.
Se sintió extraño en un principio y me tensé por la impresión, pero luego me sentí cómodo sintiendo la tibieza de los labios de aquel chico, que tomé con mis manos su rostro y correspondí intensamente a aquél beso…
PABLO:
No quería levantarme de esa cama, sabía que debía ducharme, estaba sudado y con olor a sexo encima, pero quería quedarme allí en la cama, abrazado a mi novio… mi novio, que extraño sonaba… pero era linda la sensación en el estomago cada vez que lo repetía… Ezequiel se incorporó y sin dejar de sonreírme me tendió su mano para ayudar a levantarme, nos pusimos de pie y así desnudos como estábamos, nos abrazamos, yo cruce mis brazos por su cuello y él los suyos en mi cintura, apoyándome más a él, nuestras vergas se aplastaron entre ellas y nosotros nos besábamos.
Nos separamos y comenzamos a buscar y levantar nuestras ropas del piso, pusimos nuestras prendas en la cama y él me tomo de la mano y me llevó a su pequeño cuarto de baño que tenía en su habitación. Nos metimos bajo el agua de la ducha que comenzó a bañarnos completamente. Con sus manos, comenzó a frotarme el jabón por la espalda y aunque era una extraña sensación, me gustaba mucho. Me giré e hice lo mismo, pero con su torso, sus abdominales se marcaban perfectamente y por encima de ellos frotaba mis manos enjabonadas. Nos besábamos de tanto en tanto, bajo el agua, disfrutando la presencia del otro.
Terminamos de ducharnos y salimos envueltos en toallas a cambiarnos, yo no encontraba mi bóxer por ningún lado y estaba simplemente con una toalla anudada en la cintura, no recordaba donde había ido a parar en ese desenfreno de pasión. Busqué en todos lados, pero el maldito no aparecía. Ezequiel ya tenía puesto el suyo, pero no dijo nada acerca del mío.
-Buscabas esto amor? Jajaja- dijo con una sonrisa llena de picardía y pendiendo de su dedo índice, estaba el dichoso calzón.
-No seas…- dije frunciendo el ceño, pero con una sonrisa – Dame!
-Lo querés? Vení por él!- Y de un rápido manotazo me quito la toalla, dejándome completamente desnudo y se echó a correr por la habitación.
Me sonrojé terriblemente y comencé a corretearlo por toda el cuarto, tratando de alcanzarle, parecíamos dos chiquillos, él reía de ver mi cara toda roja y además porque estaba desnudo tras él. Saltaba a la cama, pasando a través de ella corriendo y en un descuido pisó el control remoto que encendió el televisor de su cuarto, no le di importancia, solo quería mi bóxer!
Sonaba en la TV un tema musical, ya que justo estaba en un canal de videos musicales, y el tema era algo así: - miras hacia arriba, ahí solo está el cielo… Apoya tu cabeza, te llevaré a lo más alto y no nos desvaneceremos en la oscuridad, no te permitiré desvanecerte en la oscuridad… ¿Por qué preocuparse ahora? Estás a salvo… toma mi mano, por si acaso, y no nos desvaneceremos en la oscuridad… se desvanecen en la oscuridad…-
Lo seguí persiguiendo, pero infructuosamente, él era más rápido que yo, ambos reíamos como idiotas, pero estábamos felices, muy felices. La canción seguía sonando de fondo y yo me sentía volar, ya no me desvanecería en la oscuridad…
-Y no nos desvaneceremos en la oscuridad…-
Cuando lo tuve frente a mí, no pensé mucho y me lancé a él, literalmente lo tacleé, tal como lo hice un montón de veces con otros chicos en los partidos que teníamos en el Club, él no se lo esperaba y caímos en la cama, el se descostillaba de la risa, y de un manotazo le quité mi bóxer.
-jajaja Sos bueno tacleando, auch!… jajaja- reía mi novio y se sobaba el pecho, yo estaba encima suyo y rompí en risa a todo dar, al verle con esa cara de felicidad.
-jajaja te dije que me lo devolvieras! Jajaja- y nos levantamos y terminamos de vestir. Debía volver a casa.
-Tengo que volver a mi casa, mis viejos se preocuparán, sobre todo mi mamá…- le dije…
-No quiero que te vayas, quiero que estés siempre conmigo- dijo y me abrazó por la cintura, desde atrás y empezaba a besarme el cuello.
- yo también, pero tras esta puerta se encuentra el mundo real, te acuerdas?-
-Lo sé, y lo detesto, pero vos siempre te encargarás de traerme a este mundo maravilloso no?- dijo mientras hablaba sensualmente cerca de mi cuello.
-Así es… mientras, llévame a mi otro mundo porfa.., ya es tarde…- y esta vez me giré yo y le besé.
Tras más besos, salimos de su casa y montados en la moto, subimos las calles hasta llegar a mi casa.
-Mañana es nuestro primer día, nuestro primer día de noviazgo oficial…- le dije, mientras le daba un furtivo beso, eso sí, mirando a todos lados
-Así es, y aunque tenga que aparentar que no, haré lo que sea por darte todo lo que tengo en mi corazón, mi vida- dijo con una sonrisa tierna y tomo mi mano.
-Bueno, nos vemos mañana en el club… amor- y tras sonrojarme por lo último, entré a mi casa.
MARCOS:
Nuestras manos comenzaban a recorrer el cuerpo de cada uno, la respiración de Enzo se sentía temblorosa y sus labios buscaban de los míos furiosamente, desesperadamente… tuve que apoyarme de la pared para no caer, el iba demasiado aprisa, pero igual trataba de corresponderle como podía, en la televisión, que seguía encendida, pasaban el un tema en ingles al que pude interpretar sus letras. Los besos seguían su ritmo y las caricias acompañaban el desenfreno que se produjo sin querer…
-No nos desvaneceremos en la oscuridad, se desvanecen en la oscuridad…-
Sus manos estaban deslizándose hacia mi bragueta, pero por alguna razón yo no quería que siguiera, solamente detuve sus manos y lo miré a los ojos, el puso una cara de resignación y se detuvo. Tome su barbilla y levanté su rostro para que me mirara.
-No, no vine aquí por esto, y no es necesario que lo hagas, no te estoy pidiendo nada, sólo quiero que estemos así, está bien?- dije yo, con mis ojos puestos en los suyos, que ya se encontraban nuevamente tratando de esquivarles.
-Se desvanecen en la oscuridad…-
-Perdona, yo… creí que… discúlpame…- y se apretó mas a mi cuerpo, con un sentido abrazo…
-Estoy seguro que te diste cuenta apenas me viste, tras la puerta, que no estaba nada bien. Bueno, es que hoy… hoy es el cumpleaños de Ramiro y…- calló, se sentía fatal consigo mismo
-No te preocupes, de seguro él aún piensa en vos- dije tratando de reconfortarlo.
-Gracias Marcos, creo que puedo confiar en alguien después de todo, gracias de verdad…-
-Este mundo puede parecer frío y gris, pero tú y yo estamos hoy aquí…
Y no nos desvaneceremos en la oscuridad, no nos desvaneceremos en la oscuridad…-
-No hay nada que temer, pero igual tememos… Vamos a estar bien, sólo mantén la fé…
Y no nos desvaneceremos en la oscuridad… se desvanecen en la oscuridad…
-Que… que vamos a hacer a partir de ahora?- le pregunté tímidamente.
Enzo sólo se acercó a mí para plantarme un beso profundo en los labios.
Diedicado a todos los que leen esta serie, sean pocos o muchos.. Saludos! :D