IRONÍAS Capítulo IX (1/2)

Las idas y vueltas que se pueden dar en una discoteca desconocida para los cuatro amigos...

IRONIAS IX (Parte 1 de 2)

MARCOS:

¿Deja-Vu? Mi cara y la de todos fue de sorpresa, primero al escuchar hablar a Pablo después de mucho rato sin hacerlo, y segundo por el lugar que él proponía para salir. Ni idea tenía yo de ése lugar.

-Ó Nitro, no sé... tal vez al karaoke del centro, ustedes vean a qué lugar vamos... no?- dijo rápidamente, recomponiéndose de su sorpresiva aparición.

Maxi se le quedó viendo un poco extrañado, mientras que el colorado y yo mirábamos a ambos.

-¿Deja-Vu?- habló por fin Maxi, mientras buscaba las llaves de su casa. -No es la que está en el centro?- preguntó.

-Aahh! Sí, pero ese lugar se llena dechetos (pijos, niños ricos, etc)- dijo Lucas acomodándose la ropa, alistando las llaves de su camioneta.

-Era una sugerencia, ustedes propongan algo también!- decía Pablo con la voz un tanto arrastrada. Notaba un cierto nerviosismo y aunque estuvo así desde la conversación en su casa, no podía dejar de pensar en que allí había algo más. Yo lo sabía!

-Y porqué de repente las ganas de ir a otro lado y no a Cu4tro?- pregunté yo, un tanto impaciente por seguir aun en casa de Maximiliano.

-Ése lugar ya aburre... Hasta soy capaz de ir a emborracharme a la plaza, pero Cu4tro me tiene las bolas por el piso...- dijo Maximiliano, un tanto disconforme con la propuesta de ir a la disco a donde siempre íbamos. De todas formas seguía sin verle razón alguna para decir eso.

-Ya está, vamos a dar unas vueltas por ahí, hasta que veamos qué lugar está bueno para ir- dijo Lucas con sabiduría salomónica. Todos hicimos caso y sin acotar más nada, nos subimos a la camioneta, Pablo se ubicó atrás y yo estaba indeciso si ir con él en la parte trasera o ubicarme en el asiento del copiloto. No lo pensé mucho y me senté junto a Lucas.

El colorado puso música en el potente sistema de sonido que el año pasado le instaló a su camioneta. Al ritmo de la música electrónica del momento, salimos en dirección al centro.

Durante el recorrido miraba de reojo a Pablo a través del espejo retrovisor. Estaba perdido mirando por la ventanilla, Maxi no le hablaba, estaba tecleando en su celular, seguramente mensajeándose con Jessica. Lucas y yo hablábamos puras trivialidades sin mucho sentido. El ambiente dejaba entrever cierta tensión.

-Estos están más muertos...- dijo un tanto irritado mi amigo el conductor, al no escuchar más que la música que sonaba por los parlantes. -Che, si sabía que íbamos a ponernos en este plan, mejor me quedaba en mi casa- dijo el colorado, hablándoles a los de atrás, mirándolos por el espejo retrovisor. Escuché como Maxi suspiraba fuertemente, casi como un resoplido.

Pero aún así el silencio siguió reinando dentro del vehículo.

-Entonces? Qué hacemos?- pregunté yo, aunque fue más un decir por decir, ya que no esperaba nada de nadie.

-Vamos a Cu4tro- dijo el conductor, luego de meditar un segundo la respuesta,  ya que estábamos sobre la hora y aun no habíamos decidido a donde iríamos. Ninguno puso objeción alguna y dejamos que Lucas condujera hasta el lugar, que hasta hace un rato, era el menos atractivo de todos.

Llegamos en unos minutos y en el lugar ya había una pequeña fila para entrar, agradecimos por no tener que estar demasiado tiempo haciendo fila por una entrada y cuando las tuvimos por fin, entramos. Pablo y Maximiliano estaban mudos, literalmente estaban nulos. Lucas tenía una cara de pocos amigos y yo… yo solo miraba.

La música retumbaba por el lugar, el cual se iba llenando de a poco y la gente que pasaba nos miraba sonriente, ya que siempre solíamos estar a la misma hora en el lugar. Ya nos conocían… un par de chicas pasaron cerca nuestro y cortésmente les devolvimos el saludo, en realidad Lucas y yo lo hicimos, porque Pablo estaba nulo y Maxi pues… estaba en lo suyo con Jessica por mensajitos.

Le dije a Lucas que fuésemos por bebida. Ya en la barra encargué cuatro vodkas con pulpa y mientras esperaba a que me los sirviesen, Lucas habló.

-Vos sabés que se traen esos dos?- dijo el colorado, con un movimiento de cabeza en dirección a Pablo y Maxi, los cuales seguían parados, uno al lado del otro, pero como si ninguno de los dos notara la presencia del otro.

-La verdad que no…- mentí, admito que siento que hay algo ahí, por el lado de Pablo, ya que es al que mas conozco y con el que más me entiendo, pero por el lado de Maxi, solo puedo decir que seguramente es algo con Jessica. Puede que me equivoque pero definitivamente siento que Pablo está demasiado raro, no sé que pueda ser, pero mi intuición no me engaña. Lo que puede llegar a molestarme es el que Pablo me lo oculte, o que por lo visto, se esfuerce en hacerlo…- Debe ser que están con problemas del corazón…- le dije al colorado, el cual no cambiaba su cara de fastidio.

Ya con los tragos, marchamos en dirección a los chicos, los cuales seguían sin dar señales de ánimo. En ese momento sonó el celular de Pablo, el cual hizo un gesto y salió en dirección a una terraza al aire libre para hablar más tranquilo o… con más privacidad. Esto acrecentó un poco mas mis inquietudes y sólo pude ver como se perdía entre la gente para salir.

Luego de unos minutos volvió y la tensión que creí sentir en la camioneta, la volví a sentir entre nosotros nuevamente. Comenzamos a mover los pies, como quien no quiere la cosa, y ya estábamos bailando, cada uno con su vaso plástico, sin decir una palabra, mirando de aquí a allá a cuanta chica pasaba y admito que nunca me aburrí tanto en un lugar así.

PABLO :

Mi celular vibró y vi que se trataba de Ezequiel. Como pude salí hasta una terraza y traté de escucharle entre la música y el bullicio de la gente que se encontraba al aire libre fumando.

- Asi que fueron a Cu4tro al final? Preguntó divertido Ezequiel.

-Si, hay gente, pero la verdad que hubiera preferido estar en otro lado. Donde estas? escucho un poco de música…- le dije y me sentí un poco raro por el tono de reproche con el que salió lo último.

-Jaja… estoy en Deja-Vu, te dije que iría con mis amigos y la verdad que está muy bueno… aun está abierta la oferta para que te vengas si ves que la disco en la que estas se pone aburrida… conmigo no la vas a pasar mal, lindo…- dijo en un tono que incluso con la música, logró ponerme la piel de gallina y una electricidad paso de la bocina del móvil hasta llegar a mi entrepierna.

-Si me ves por allá sabrás que no estuvo tan bueno Cu4tro…- le dije en un tono igual de sugerente. –Nos vemos, no bebas demasiado…- le dije con amor.

-Nos vemos amor… y VOS no vayas a beber demasiado…- dijo, riéndose por lo bajo y colgó. Volví con los chicos, los cuales apenas si se dieron cuenta y no dijeron ni preguntaron nada al respecto. Estábamos ahí los cuatro parados con los vasos en la mano, sin hacer nada. Fue Marcos quien empezó a mover un piecito y así todos comenzamos tímidamente a imitarlo y a bailar en ronda como solíamos hacerlo siempre, eso si; en un absoluto silencio, mirando a cualquier parte.

No por nada era nuestro lugar de marcha habitual; ya que por entre medio de la multitud, y aun con cierto desorden en mi cabeza por los acontecimientos recientes y por el alcohol, pude ver rostros familiares. Algunos de los chicos del Club pasaban y al vernos nos saludaban, la mayoría de ellos bien acompañados o algunos como nosotros, en grupito puramente masculino.

Eran eso de las tres de la mañana, cuando comenzamos a juntar dinero y esta vez era Lucas quien se encargaba de ir a por más alcohol a la barra. Fue en una de esas incursiones en las que mientras lo esperábamos aun bailando en nuestro sitio, se nos acercaron tres chicas.

Las mujeres, las cuales no estaban para nada mal, debo reconocer, se presentaron como Julieta, Cecilia y Kari, ésta última particularmente se había fijado en mí de una manera especial y no dejaba de mirarme mientras se presentaban y contaban algunas cosas difíciles de entender por los decibeles del lugar. Observé la actitud de Maxi por un momento y noté que les prestaba cierta atención, en mis adentros me preguntaba si se le pasaba por la cabeza tener algo con alguna de ellas, y hasta creo, me sentí un tonto por pensar que Jessica podría no enterarse tal vez jamás de aquello.

Marcos y Lucas, que recién se había unido al ahora grupo de siete, se animaron un poco por la presencia de aquellas muchachas que decían estar vacacionando y que era la primera vez que venían a Cu4tro. Yo por mi parte comenzaba a sentirme un tanto cohibido por la situación, ya que aquella morena de ojos verdes, algo parecida a Jessica, no dejaba de mirarme de pies a cabeza, con una sonrisa siempre en los labios.

Maximiliano sugirió que nos movamos a un lugar no tan atestado de gente, pero en ese momento las chicas dijeron que se irían al baño un momento. Luego de decirles que las esperaríamos cerca, Lucas y Marcos comenzaron a cuchichear de aquella inesperada oportunidad  ligue que se les presentó.

Animados por el alcohol y las chicas tal vez, Lucas hablaba de Cecilia y Julieta, como si ya tuviera algo.

-No sé ustedes chicos, pero esta noche fue muy buena idea venir a este lugar... - dijo con sorna mientras miraba en dirección al baño de mujeres. -Están muy buenas las tres! Justo una para cada uno, aunque vos Maxi, no cuentas aquí, ya tienes tu chica...- le dijo dándole un codazo a Maxi, quien sólo sonreía.

-De dónde habrán salido, no sé ni me importa, pero parece que esta va a ser una noche con variedad...- dijo Marcos, tendiéndose en mis hombros, yo sólo correspondía con una sonrisa, ya que tenía muy poco interés en aquellas chicas.

Al rato las chicas volvieron con una botella de lo que parecía ser tequila, limón y sal, pedimos unos shots, esos vasitos chiquitos para tequila y nos sentamos en una mesa, algo sorprendidos por la iniciativa de las chicas.

-Me imagino que le entran al tequila, no?- preguntó con picardía Kari, quien con  una sonrisa segura repartía los vasitos y los llenaba con aquel destilado que muy poco me agradaba. Todos reímos y aceptamos, yo con cierta duda; conozco mis limitaciones como bebedor y eso me pintaba como algo a lo que debía alzar mis alertas.

Entre canción y canción, íbamos haciendo la ronda del tequila, era ciertamente gracioso ver como mis amigos fruncían el seño cada vez que deglutían aquella bebida y cómo aquellas chicas, aparentemente inocentes, lo bebían sin más. Yo intentaba no mostrarme débil delante de ellos, pero con mucho esfuerzo lograba pasar aquel terrible destilado, quemaba mi garganta y debía hacer un gran esfuerzo para no devolverlo. Sentía mis ojos llorosos al momento de tragarlo, pero sólo era por un momento.

A ratos pensaba (en mis pequeños momentos de cordura) en que porqué me encontraba en esa situación, yo ya estaba empezando a hastiarme de tener que complacer a los demás, y sin embargo ahí me encontraba; bebiendo con gente, en este caso las chicas, las cuales no me interesaba en lo absoluto el tener que agradarles, pero por tener que mantener una estabilidad con mis amigos, me llevaba a tener que estar haciendo ese terrible esfuerzo de beber  tequila.

Tranquilamente podría estar con el chico con el que me sentía bien, pasando un rato juntos, pero no...

Tras un corto lapso, nos acabamos la botella, entonces las chicas, ahora mucho más animadas por el alcohol, nos sacaron a bailar. Yo estaba terriblemente mal, apenas si podía seguirles. Al parecer Kari, quien parecía estar muy lucida, me tomo de la mano y me jaló tras de sí, las demás chicas hicieron lo mismo con Lucas, Marcos y Maximiliano, quienes  algo tambaleantes le siguieron el ritmo. Las luces, el sonido y ese humo que odio tanto, bloqueaban mis sentidos y sólo podía seguir siendo arrastrado por aquella morena a la pista de baile.

La música en ese entonces, solo era un revoltijo de sonidos estridentes y la realidad se tornaba cada vez más confusa. Los chicos gritaban y bailaban desaforados, pero yo sólo escuchaba un sordo sonido sin forma. De entre la gente, Cecilia apareció con un vaso plástico grande, cargado hasta la boca de una bebida azul. No lo pensaron dos veces, y comenzaron nuevamente la ronda de bebida. Si bien yo estaba bastante ido por el alcohol, no podía no beber, cada vez que me pasaban el vaso, le daba grandes sorbos y sentía que ya nada me importaba, me sentía liviano y con una enorme excitación. Seguía las luces con mis ojos y de vez en cuando se encontraban con los de esta chica, Kari, quien parecía igual de lucida que en un principio y aplaudía con ganas al grupo,

Los chicos... bueno no sé cómo era el estado de los chicos, pero me parece que estaban igual que yo, ya que Maxi y Marcos saltaban con la música y las chicas animaban al Colo, quien se había desabotonado la camisa mostrando su blanquísimo pecho, rematados por algunas pecas.

Nada me importaba, nada tenía sentido y no le veía importancia, sólo quería beber y saltar lo más alto que podía, reía como un demente y abrazaba a Kari por la cintura y luego a Marcos y así con todos. En más de una ocasión erré de tropezar y hasta de bañar a alguien que pasaba con un vaso de bebida, al igual que casi devuelvo todo lo que había bebido, pero forzosamente pude contenerlo.

No me reconocía...

MARCOS:

Las caderas de Cecilia golpeaban contra la mía, estaba eufórico, no podía contenerme, varias veces intenté besarla, pero nunca se dejó, y aunque no entendía aquella actitud de su parte, mucho menos entendía la mía... besar a una chica? El alcohol verdaderamente me hacía llegar a estados de euforia en los que yo no era consciente de lo que hacía. Con los sentidos nublados, pude divisar entre las luces de colores a Pablo, el cual bailaba y se movía con una gracia singular y una soltura envidiable, reía como un loco y yo simplemente quería más y más de todo.

En pleno baile, con los sentidos ofuscados por el alcohol, me acerqué a Pablo y lo tomé de la cintura, comencé a bailar muy cerca suyo y a él no le importaba, me seguía el ritmo como podía, varias veces tambaleamos al punto de casi caernos, pero seguíamos, Kari y las demás chicas nos aplaudían y animaban. El colorado y Maximiliano hacían lo mismo con Ceci y Julieta, Kari nos apuntaba con su celular y tomaba fotos, en las cuales hacíamos piruetas tratando de posar para ellas.

En un momento de calma, cuando cambiaron de ritmo de música, salimos a una terraza. Encendí un cigarrillo y se los ofrecí a los chicos y a nuestras nuevas acompañantes, las cuales aceptaron con gusto, ninguno de mis amigos aceptó.

-Qué calor que hace ahí dentro, no se puede respirar...- dijo Cecilia apoyándose en mi hombro para desajustarse los zapatos de plataforma que llevaba.

-No sabía que había chicos así de prendidos en esta ciudad...- dijo Karina acercándose a pablo, el cual se había sentado en una silla cercana a unas mesas. Noté que estaba bastante mal, ya que juntó sus manos y apoyando los codos en sus rodillas agachaba la cabeza tratando de recuperarse.

-Escuché que hay otra disco que se pone muy buena... cuál era Juli?- preguntó Kari arreglándose el cabello y la ropa.

-Deja-Vu... o algo así... - dijo la rubia, quien charlaba con Lucas.

-Deja-Vu?...- preguntó Maxi, mientras se sentaba cerca de Pablo. -Íbamos a ir allá, bah... Pablo propuso que fuésemos ahí, aunque ya ven... terminamos aquí, jaja-

-Queremos ir a conocer! Tenemos tiempo todavía!- dijo algo emocionada la voluptuosa morocha que no se despegaba de Pablo ni un segundo.

-SIII!!- Gritaron las amigas de esta a coro, algo entusiasmadas por la propuesta.

Si bien la noche era joven, nosotros cuatro jamás habíamos ido a ese lugar, y la idea de ir hasta allá, aunque se encontraba relativamente cerca, no me atraía del todo. Pero en ese momento, tanto el Colorado, como Pablo, el cual se había levantado y despejado un poco, animaron al grupo a ir hasta allá.

Tras deliberar un momento, decidimos que iríamos, aunque ninguno sabía con lo que nos íbamos a encontrar.

Salimos de Cu4tro y al ver que el colorado estaba buscando sus llaves, Kari lo detuvo en seco y le dijo que ella sería la que conduciría, que no iba a permitir dejar que él condujese en ese estado y que llevaría a todos de forma segura a la disco. Ella era la que mejor se encontraba de entre todos esa noche, por lo que Lucas no lo pensó dos veces y le dio las llaves. Una vez que nos subimos y nos ubicamos como pudimos; Lucas en el asiento de copiloto, con Cecilia en su falda y atrás, Maxi, Pablo, y Julieta encima de la mía, nos dirigimos en dirección al lugar. Lucas guiaba a la morocha y en todo el camino se mostraba ansioso, ya que eran muy pero muy escasas (por no decir nulas) las veces que una hermosa chica conducía su camioneta.

Luego de diez minutos, esquivando controles de alcoholemia, llegamos a las puertas de aquel lugar, desconocido hasta entonces por todos, expectantes como niños.

Pagamos las entradas e ingresamos, eso sí, en la puerta, todos nos “ adecentamos ” para evitar que los guardias del lugar nos impidieran el paso por nuestro estado etílico. Cuando entramos, no lo podíamos creer, el lugar en sí era enorme, espectacular, luces por doquier, un tumulto terrible de gente y una música que se escuchaba genial. No lo pensamos dos veces y en compañía de las tres chicas nos dirigimos a la enorme pista central, nuevamente comenzamos a bailar, aunque todos mirábamos en todas direcciones contemplando aquel lugar, algo eufóricos por la novedad y los detalles que se apreciaban en cada pequeño rincón. Pude divisar caras conocidas y otras no tanto, las cuales me dieron a entender que efectivamente la crème de la crème se reunía en lugares así. Hasta parecía que nosotros ya no éramos de mucho interés para las chicas, ya que estas se contentaban al observar a un grupo de chicos, todos rubios, los cuales no estaban para nada mal, debo reconocer, que bailaban entre ellos, como nosotros en un principio.

Nuevamente una de las chicas salió en dirección a una enorme barra iluminada, se trataba esta vez de Kari, quien luego de un momento regresó con un vaso plástico grande, lleno de algún tipo de cóctel. La ronda de bebidas comenzó nuevamente al igual que el baile. Yo me acerqué a Pablo, pero mi camino se vio truncado por la morocha Kari, quien lo tomo para sí y le dio de beber del vaso.

Me quedé a su lado, bailando como podía, Lucas bailaba con Cecilia, y Maxi le dio unas extrañas lecciones de reggaetón a Julieta, quien solo reía y trataba de seguirle el ritmo como podía.

Unas enormes ganas de orinar me hicieron salir de la pista e ir en busca de los baños, los cuales encontré al fondo del salón, por suerte no había una gran cola y pude pasar con facilidad. Al entrar, sentí que me chocaron en el hombro, algo brusco para ser un accidente, pero traté de no darle importancia, aunque si me mantuve alerta, ya que yo todavía me sentía como en un  terreno desconocido. Noté que el chico que me había dado el empujón, estaba de espaldas y saliendo, vestía una camisa clara a cuadros, remangada hasta los codos y un pantalón oscuro. Por un momento tuve la sensación de que tenía un cierto parecido con alguien conocido, pero descarté esa posibilidad inmediatamente.

Al  entrar a un cubículo, ya que los urinales estaban todos ocupados, noté que alguien se había parado atrás mío, y como mala costumbre mía de no cerrar la puerta de los cubículos, sentí por largo rato la mirada de aquel desconocido clavada en mi nuca. Luego de descargar lo que mi vejiga demandaba, me fui a lavar las manos y mientras lo hacía, alguien se paró nuevamente detrás de mí, levante mi mirada y no podía creer lo que veía.

Luego de mucho tiempo vuelven los capítulos de la historia. Espero se acuerden de cómo iba y comenten y/o valoren. Serán bien recibidas las críticas, como siempre. Saludos a todxs!  P/s: La segunda parte está en realización y será subida prontamente.