IRONÍAS - Capítulo IV
Pero si me dejé hacer ese día fue por algo más, Ezequiel tenía algo, algo de él llegó a impactarme de cierto modo; por eso acepté seguir. Y aunque estaba algo ido por la cerveza, algo de ese chico llego a tocar mi resentido corazón ese día ahora me faltaba averiguar qué era: si fue un sentimiento verdadero o una mera alucinación provocada por el alcohol y la vorágine de emociones que sufrí ese día
IRONIAS –
Capítulo IV
MAXIMILIANO:
-Mierda, no me quiero levantaaar!-me dije a mi mismo, al escuchar el irritante sonido de mi celular anunciando la hora de levantarse para ir al entrenamiento.
Anoche volví tarde de la calle y sumamente cansado por distintas razones...
Salí a pasear en motocicleta con mi novia, recorriendo los lugares más bellos de la ciudad: la plaza central, el mirador del cerro, el parque y por último el centro comercial, donde nos quedamos a ver una película en el cine que allí había, al igual que un restaurant donde cenamos cuando terminó la película. Esa noche, todo salió perfectamente bien.
Anduvimos de lo más melosos todo el tiempo que estuvimos fuera disfrutando cada momento. Ella si que sabe cómo hacer que la pase bien y a decir verdad, yo también me esforzaba para que ella lo pasase de maravilla…
Al llegar a su casa, me ofreció pasar ya que sus padres, según ella, habían salido dejándole la casa para ella sola. Yo estaba muy emocionado ya que esta iba a ser la segunda vez desde hace dos años, que volvía a pisar su casa. Su hogar es de lo más lindo, muy elegante y moderno, claramente gracias a la posición social de su padre, que además de ser directivo del club del que ambos somos parte, es también un empresario de la carne bastante exitoso en la zona.
Lo que menos llegó a importarme estando allí, eran los lujos que había a mi alrededor, lo que más me apremiaba, era subir directamente a su cuarto junto a ella.
-Querés algo de beber?- me preguntó amablemente, señalándome una gran bodega llena de botellas de distintos portes y coloridas bebidas en su interior que estaba ubicada en un rincón de la amplia sala de su casa, era una mini barra de madera hermosamente tallada.
-Tu quieres algo?- le contesté yo con otra pregunta.
Creo que voy a probar… mmm a ver..- decía mientras miraba cada una de las botellas olisqueando su interior.
-Éste!- dijo tomando una botella de lo que parecía ser un caro licor de tono marrón dorado. Sirviéndose en una copa de fondo ancho, me tomó de un brazo y subimos las escaleras hasta su cuarto.
Yo no perdía ningún detalle de su sensual movimiento de caderas mientras subía elegantemente la escalera delante de mí, era tan grácil el movimiento de su respingado trasero, que yo daba gracias al cielo por tenerle a mi lado, como mi novia.
Su cuarto, digno de una reina, lleno de todos los caprichos de la única hija de la familia, hacia mirar y remirar todos los rincones de este. Pude ver todos los ositos de peluche, muñecos y demás regalos que de mi parte le obsequiaba, mimándola como a nadie.
San Valentines, cumpleaños, y los meses que cumplíamos como novios. Todos con un presente que ahora adornaban un gran mueble. Lo que no vi por ninguna parte fue una foto mia o de ambos, no la había. Y aunque sabía las razones, no le di mucha importancia… Se acercó hasta su equipo de música y puso a sonar sus canciones favoritas, amenizando el ambiente.
Ella con copa en mano se acercó hasta mí, me tumbó en su cama, dejándome sentado.
Ese era su juego y tranquilamente le seguiría la corriente, ella se soltó su cabello, el cual cayó como una etérea cortina sobre su cuerpo, le dio un sorbo a su bebida y se sentó en mi regazo dejando sus rodillas al costado de mi cuerpo y su cadera peligrosamente cerca de mi entrepiernas.
Ella acercó sus rojos y carnosos labios junto a los míos para fundirnos en un beso cargado de fuego. Noté el sabor a licor amaretto en su boca y cómo me lo restregaba en mi lengua con la suya, la sensación era tan agradable, que me dejaba llevar.
Todo lo hacía con una maestría y con una suavidad envidiable, yo no quería quedarme atrás, así que también me enredé en ese desenfreno de bocas, acariciando con mis manos su menudo cuerpo, degustando con mis dedos la tersa piel de su cuello, sus mejillas y su cabello tan sedoso como terciopelo.
Cada movimiento que realizaba al besarme, al tomar mi rostro o al acariciar mi cuerpo, repercutía directamente en mi entrepierna, ya que estaba prácticamente montada sobre él y sentía rozar mi verga que comenzaba a responder a esas caricias que su culo le propinaba, empezando a ponerse morcillón y a apretujarse en mi pantalón.
El morreo y las caricias continuaron de la misma intensidad, nuestras bocas seguían degustando el dulce licor que de vez en cuando, Jessica bebía de a sorbos besando la copa. Me recostó de un empujón en la cama y dejando la copa a un lado volvió a comerme la boca, con más voracidad en cada beso, en cada caricia.
Yo recorría todas sus curvas con mis expertas manos y ella sonreía cuando intencionalmente amasaba su hermoso trasero. Me echaba miradas llenas de deseo, mordiéndose el labio inferior, poniéndome a arder con más intensidad, el ver esos ojos grises, esa mirada gatuna, era mi perdición definitivamente.
Me quise incorporar con clara intención de tomar ahora la posición dominante, pero ella volvió a recostarme empujándome bruscamente, yo reí y me deje hacer. Comenzó entonces a quitarse su blusa, dejándose solo su brassier negro con puntillas negras, bastante ajustado, haciendo resaltar sus increíbles tetas que se bamboleaban un poco con cada movimiento…
En su cuello colgaba cerca de mi rostro, la cadenita de oro junto con el dije en forma de estrella que le regalé en su cumpleaños.
Ella encima mío, me besaba como si de eso dependiera su vida y recorría con besos y lamidas mi fuerte cuello, yo daba leves gemidos ante tan hermoso reguero de besos y caricias. Me estaba poniendo durísimo bajo mis pantalones y era Jessica la responsable…
Se sentó en mi polla y pudo sentirla dura bajo los jeans, esto le puso una picara media sonrisa en su cara y mirándome nuevamente con esa mirada felina, se salió de encima mío para recorrer con un dedo mi pecho para ir bajando lentamente hasta esa montaña que apareció de repente en mis pantalones. Me quité mi camiseta atosigado por el calor, enseñándole mi ahora sudado y fornido pecho.
Detuvo el andar de su dedo en la hebilla de mi cinturón y comenzó a quitarlo despacio, para después seguir con la cremallera con la misma parsimonia. Levanté mi cadera para que pudiera sacar mi pantalón, el cual dejó a la altura de mis rodillas de un solo tirón, estaba sacadísima, no sabía si era el amaretto o qué, pero me gustaba esa fogosidad que ahora se apoderaba de mi chica.
En mi bóxer azul, mi polla se erguía completamente erecta y ansiosa de cualquier cosa que mi chica tuviera en mente para esta noche.
Ella sin quitarme de encima ese sensual par de ojos color ceniza, comenzó a sacarse su minifalda, muy lentamente y de una forma tan erótica, que parecía una bailarina de striptease. Mis ojos se deleitaban viendo el espectáculo y mi polla parecía responder por ellos, dando tumbos por si sola.
Volvió a montarse a mi cuerpo, esta vez pude sentir que su piel estaba más caliente y despedía ese olor tan dulce a fresa que me empezaba a embriagar. Con una mano se aferraba de mi nuca para besarme y con la otra acariciaba mi cuerpo.
Empezó a llenarme de besos mis pectorales y el valle de mis abdominales, llegando hasta mi paquete. Con suavidad tocaba mi pene por encima de la tela, sobándolo. Con una mano repasaba mi pecho, dejando las marcas de sus uñas al pasar, cuatro líneas rojas bien definidas en mi pectoral.
Bajó mi bóxer y con un una sonrisa me dijo:
-Prepárate… esto no es ni la mitad de lo que puedo hacerte- dijo de lo mas salida.
Me lamio el capullo de mi verga tiesa, apoyando sus labios calentitos, besando la punta incandescente de mi falo. Dios! Estaba en las nubes! Chupaba despacio y con una habilidad asombrosa, nunca me había mamado la polla, pero esta vez parecía que el efecto del licor se estaba manifestando, sacando la perra interior que ella tenía, y sólo a mí se me ofrecía.
Manteniendo un ritmo constante y sin pausa, me estaba haciendo alcanzar el éxtasis, no quería correrme todavía, la noche es larga y quería disfrutar cada rinconcito de su cuerpo. Me incorporé jadeante y sudoroso, para besarle y tratar de recostarla, con mis expertas manos le saqué el brassier, sus hermosos pechos me saludaron y mi vista se deleito por un momento con ellos. Los recorrí a besos y descendí hasta su ombligo y más allá.
Le hice el amor en su cama, en su gran habitación, nos fundimos piel a piel, compartiendo nuestro calor, nuestra humedad... nos conectamos como siempre lo hicimos, sabiendo lo que el otro quería, dando todo de nosotros. Nuestros labios, nuestras caricias, nuestro amor.
Acabé, rendido sobre su delicado cuerpo y nos correspondimos con mas besos y abrazos sin medida…
-Que te pareció, mi amor?- me pregunto con una hermosa sonrisa mientras encendía un cigarrillo y me miraba a los ojos con un brillo especial en ellos, su rostro denotaba claramente satisfacción y un deje de dulzura que me encantaba.
-Me encantó, mi vida, te amo, te amo, te amo demasiado-dije mirándola fijamente y acercando mis labios a los suyos.
-Ya lo sé…- rió sensualmente ella, mientras daba una pitada a su cigarro y apoyaba un dedo sobre mis labios.
Nos duchamos los dos juntos, repartiéndonos más besos y caricias en todo momento, y alrededor de las dos de la madrugada partí de su casa a la mía, con una cara de bobo, locamente satisfecho y amándola más por tan deliciosa noche que pasamos juntos.
……………
La verdad que el hecho de volver a verla hoy en el Club, fue motivo suficiente para levantarme de la cama y alistarme para ir hacia su encuentro, así que con avidez me desperecé y me duché para desayunar y partir a la plaza y de allí al Club con los chicos.
PABLO:
Llego un nuevo día, y el despertador se encargó de recordármelo… tenía que ir al Club, y sabía muy bien que allí seguramente estará él, Ezequiel, esperando una respuesta y aunque no quisiera, tendría que hablar con él.
Ayer desde que volví del gimnasio, donde había ido con mi amigo Marcos, no dejé de pensar en lo que le diría a Ezequiel, no quería lastimarle pero tampoco quería lastimarme a mí mismo. De todas las posibilidades que me plantee, esperando que alguna resultase beneficiosa para ambos, no elegí ninguna, ya que irremediablemente todas tendrían a alguien sufriendo.
Necesitaba tanto que alguien me aconsejase, pero bueno… al parecer mi burbuja de inseguridad podía más que yo, haciendo que el único con quien pudiese hablar sea conmigo mismo, deseaba tanto que Marcos estuviese conmigo y me diera una de sus infalibles palabras, que para mi eran proverbios de sabiduría los cuales siempre me sirvieron, pero esto que me estaba pasando es en extremo complicado, por lo menos para mí lo era y solo de mi dependía su solución.
Ayer fue la primera vez que tuve sexo con un hombre, y así también, experimenté mi primera gran encrucijada emocional. La embarré toda, desde el momento que decidí irme con Ezequiel, todo por un maldito impulso de rabia e impotencia que surgió de algo que yo ya viví, que muchas veces escuché y en las mismas circunstancias, pero que esta vez doblegó mi defensa, quebrando mi sistema. Dando como primera reacción, como primer impulso el “utilizar” a Ezequiel como chivo-expiatorio.
El arrepentimiento casi me destruyó por completo ayer, pero la razón me dio un poco de luz a todo esto. La razón, dicen, es la adversaria al corazón y es por eso que ahora ella trataba de mostrarme una salida a esta encrucijada que yo, junto a un convulsionado corazón creamos sin querer…
Tengo la posibilidad de armar algo con Ezequiel, algo desde cero, empezando desde abajo, primero conociéndolo, luego rescatando las cosas en común que puedan llagar a haber entre ambos y luego ver si es o no conveniente el seguir con él. Obviamente todo dependía de mí, pero más y más inquietudes surgían; una lucha constante de pros y contras…
El dijo que me quiere y que desde hace tiempo lo hacía. Yo por mi parte, recién me enteraba y aunque me haya sorprendido bastante, podía haberle rechazado en ese mismo instante, ya que mi corazón estaba marcado por su verdadero dueño, Maximiliano.
Pero si me dejé hacer ese día fue por algo más, Ezequiel tenía algo, algo de él llegó a impactarme de cierto modo; por eso acepté seguir. Y aunque estaba algo ido por la cerveza, algo de ese chico llego a tocar mi resentido corazón ese día… ahora me faltaba averiguar qué era: si fue un sentimiento verdadero o una mera alucinación provocada por el alcohol y la vorágine de emociones que sufrí ese día…
En la ducha, estas inquietudes me seguían taladrando la cabeza, por lo que me salí rápidamente y bajé a desayunar junto a mis padres.
Mi padre, ajeno a todo mi sentir, leía su periódico… mi mamá, quien a su lado, preparaba el desayuno, por su parte no dejaba de observarme, analizando minuciosamente mi rostro tratando de traspasar la barrera que mi falsa y serena expresión trataban de denotar.
Salí de casa a paso lento, ya más o menos tenía claro lo que iba a hacer al verle, aunque todavía rogaba al cielo que por algún imprevisto Ezequiel no fuera este día al Club…
Me encontré en la plaza con Lucas, que sentado en un banco y a la sombra de un árbol, escuchaba música a través de su celular.
-Hey que haces?- le saludé mientras le palmeaba el hombro amistosamente.
-Esperándolos a los ustedes, las personas más puntuales de la tierra, obvio- dijo, con la mirada pegada a su celular. Su sarcasmo me irritaba a veces, pero Lucas no sería él sin su pizca sarcástica y pesimista que muchas veces me hacía reír también.
-Mira, allá vienen Marcos y Maxi, no esperes más- le dije en tono burlón, sacándole una sonrisa.
-Menos mal, aunque la verdad que ni ganas tenía de venir…- dijo, como si cada palabra le costara un triunfo…
-Pero si vos nunca tenes ganas de nada! Jajaja!- me burlé de él haciéndolo sonreír y a mí por mi parte, aminorando el peso de mi conciencia.
-Como están chicas?- nos saludó Maxi a Lucas y a mí, con un apretón de manos y una palmada en el hombro para cada uno.
-Durmieron bien anoche?- preguntó Marcos, mientras se ubicaba también al lado nuestro; conocía muy bien a Marcos como para reconocer ese deje de ironía y preguntarme si es que esa indirecta era para mí.
-Por lo menos yo si- respondí aparentando tranquilidad, mirando su reacción, para salir de mis dudas.
- yo no me quejo para nada!- dijo Maxi y su rostro pareció iluminarse de repente, seguramente estuvo con Jessica. En lo que menos quería pensar era en ellos dos, pero inevitablemente las circunstancias se encargaban de recordármelo siempre… mierda.
Qué hacemos, vamos al Club? O esperamos a que el solcito nos broncee un poco más?…- soltó Lucas, haciéndonos mover. Adoraba su poco entusiasmo, su ironía y su ocurrente sarcasmo…
Caminamos el camino de siempre, el que por casi ocho años nos llevaba al club, en donde las personas que allí vivían o tenían sus tiendas y almacenes, nos veían pasar tan compinches y vivaces. De pasada saludábamos y recibíamos saludos de todos los que nos conocían, era inevitable el no hacerlo, siempre fuimos de lo más bulliciosos y amigueros con todos.
Marcos, al igual que siempre se ubicó conmigo atrás de Lucas y Maximiliano. Ellos hablaban de lo que tal vez hicieron ayer y del entrenamiento, mientras tanto Marcos y yo no hablamos de mucho.
Ya estás mejor?- me preguntó tranquilamente Marcos, mirando al frente, a paso constante.
Si, ya estoy bien, no fue nada… anoche se me pasó todo y ya estoy como nuevo- dije mirando el suelo.
Ayer se te veía muy mal, me preocupé, en serio, me asustaste....- decía, esta vez mirándome.
-Está todo bien, gracias Marcos- le dije mientras le daba una palmada en el hombro, esta vez mirando nuevamente el pavimento…
-Qué hiciste luego en el gimnasio? Cuando me fui?- le pregunté, como para romper el silencio que se había formado de repente en nuestro dialogo.
-Mmmm me quedé usando las maquinas nuevas, y mirando un poco, la verdad que estaba aburrido el lugar. Me estaba por ir pero llegaron unos chicos y me quedé “ejercitando” con uno de ellos… - me comentaba, con una extraña media sonrisa surcando su cara.
-Ah sí? Qué bien! La verdad que me sentía culpable por arruinarte la tarde, pero se ve que la pasaste bien de todas formas eh?…Che y los conocías a los chicos esos?- dije yo.
-No, nunca los vi por el Gym, eran recién llegados… - dijo de lo más tranquilo.
-Mira que bien… Típico de vos, el andar de amiguero con todos! Jajaja!- le dije palmeándole la espalda, es que siempre fue su forma de ser y era admirable.
-Jajaja esta vez no fui yo, lo que pasó es que uno de ellos se acercó hasta donde estaba yo- dijo mirándome sonriendo.
-Es que sos tan lindo y atrayente como una cervecita un fin de semana! Jajaja!- dije, sin pensar en lo último.
-Ja! Justamente vos me vas a hablar de bebidas alcohólicas? - dijo en tono irónico, mirándome a los ojos… Fuck! la cagué!
Jajaja! Eso no fue nada- dije tratando de estar lo más tranquilo posible, pero él seguía escudriñando mis ojos, mis ojos siempre me delataban y él más que nadie sabe como leerlos. Desvié mi mirada, doblegando sin darme cuenta mi defensa, dejando aparecer un silencio que más que nada, hacia delatarme más, además empezaba a sentir la sangre subir a mi rostro.
-Nooo! Qué va! Eso no es lo que piensa el lavabo del gym! Jajaja- dijo esperando, al parecer una respuesta de mi parte.
-Ay ya! Que si tenemos que empezar a comparar… tu quedas muy mal marcado! Jaja
-Mmmm Ah si?.. Hablando de marcas... Tenés que tener cuidado con quien te metes y ser precavido de que no te dejen marquitas…- dijo, señalándose su cuello con un dedo en un gesto que me dejó helado.
Qq-que??? – dije con la voz entrecortad, mientras me tocaba la zona del cuello, aminorando mi paso. La verdad que no había notado nada, ni ayer ni hoy, pero al parecer Marcos sí. Froté con mi mano la parte baja del cuello y allí pude sentir un leve ardor, era verdad! Y lo peor es que él se dio cuenta! -Piensa rápido!- me dije internamente, mientras veía los ojos de Marcos en mi cuello.
- Uff! Esto? Esto es sólo un raspón, me lo hice ayer con la planta, la enredadera esa que está en la entrada de casa- dije, tratando de convencerle.
-Pues la planta fue muy estratégica no?.. Vamos! Que ya somos grandes Pablo, y ese verso ni vos te lo crees jajaja..- su respuesta me dejó atónito y sin más excusas para darle…
-Pensá lo que quieras, eso fue lo que pasó y nada más.- corté yo en tono tajante, la situación se me estaba yendo de las manos.
-De qué hablan ustedes dos?- dijo Maxi, mientras volteaba para ver mi sonrojado rostro, yo evité su mirada, fijando mi vista en el suelo.
-De plantas besuconas!- dijo Marcos levantando la voz, sin dejar de mirarme, riendo irónicamente.
-Qué boludos…- dijo Maxi volviéndose a Lucas. Yo quería que en ese instante la tierra me tragase o me salieran alas y salir volando.
Lo peor es que ya estábamos llegando al Club, esto no podía ponerse más negro!
O tal vez si? Al parecer…Si! Mierda!
Escondida tras un paredón, estaba Jessica, vestida provocadoramente como siempre y a la espera del hombre que me roba el sueño… bueno, aunque eso era de esperarse, no fue tan inesperado como lo que a su lado veía… Allí estaba! podía ver su motocicleta estacionada a un costado de la entrada del club. Un sinnúmero de recuerdos se apoderó de mí, haciendo que prácticamente aminorara más el paso.
Ya estaba allí. No había vuelta atrás, a enfrentar esto con hombría y que pase lo que tenga que pasar. Que mas puedo perder?-dije para mis adentros, como si eso fuera a calmar mis nervios…
Maximiliano se quedó en la entrada con su… bueno con ella. Marcos, Lucas y yo fuimos derecho para los vestidores. Don Arturo tenía para hoy otra dosis de entrenamiento y rogaba al cielo que eso me tranquilizara.
Ya en el vestuario, nos ubicamos en una banca, y empezamos a cambiarnos. Yo lo hacía especialmente rápido para poder salir de allí sin toparme con Ezequiel, el cual estaba del otro lado de una fila de lockers, por lo que no podíamos vernos.
No quería que Ezequiel se acercase hasta nosotros y me diga o haga algo que levante sospechas, sobretodo estando Marcos presente, él me lee como a un libro y todo se iría al carajo si lo descubría.
-Los espero en el campo, voy a hablar unas cosas con don Arturo, apuren- Mentí, ya listo y esperando que me creyeran y rápidamente abandoné el lugar. Lo que no pude notar es que tras de mí, Ezequiel ya cambiado, iba detrás mío.
Me tomo suavemente de un brazo, yo me sorprendí, un escalofrió me detuvo en seco, le miré de pies a cabeza, con una expresión de susto. Disimuladamente me moví hasta detrás de una pared cercana a los vestuarios, para poder quedar ocultos.
Allí estábamos, solos los dos… él me saludo amablemente, con un escueto “hola” y a tientas yo le devolvió el saludo, un incomodo silencio nos rodeaba y mi mirada no dejaba de mirar tras la pared para ver si es que los chicos ya habían salido.
Cómo estás Pablo?, pensaba llamarte o mandarte un mensaje, pero no tengo tu numero jeje- sus ojos pardos se posaron en los míos con una mirada tierna y expectante, al igual que su voz, suave y pausada.
-Ah!, si olvidé dejártelo, perdón… Y disculpa por haberme ido así de tu casa, no me cayó del todo bien la cerveza y… tenía mucho en qué pensar…- dije tratando de mantener mis ojos en los suyos, pero se me hacía difícil hacerlo, recordando lo que habíamos hecho el día anterior.
-…y además porque desde un principio estuve tratando de asimilarlo, y todo fue tan de repente, no es que me haya molestado sólo que no me esp- seguía hablando y posó un dedo en mis labios, callándome.
-Te dije que no iba a obligarte a nada que vos no quieras… yo me abrí a vos y sos vos quien tiene la última palabra a todo esto. Solo quiero que sepas que desde que te conocí me gustaste y que siempre lo hiciste. Siempre me hice a la idea de que no podías ser como yo y lo de ayer, pues… eso me puso muy feliz.- dijo y acercó sus labios a los míos y me besó suavemente.
Mis piernas temblaban como una hoja, pero aun así le correspondí. No fue para nada malo, supongo que un beso bien dado, sea de quien sea, es hermoso, porque eso es lo que estaba sintiendo.
Nos separamos y nos miramos nuevamente, esta vez yo estaba más relajado y mi mente dejo de arremolinarse, estaba en calma.
-Te veo, en la cancha- dijo, acariciándome una mejilla y guiñándome un ojo, salió hacia el campo de juego.
Yo me quedé ahí parado un momento con mis dedos en los labios, -me gustó- me dije a mi mismo…
MARCOS:
Lucas y yo quedamos mirándonos al ver a Pablo irse, no le dimos más importancia que esa.
Estaba muy raro últimamente y lo de la supuesta “enredadera” me confundía cada vez más. En fin, es su vida y el puede hacer lo que quisiera.
Con la vista gacha hacía un paneo hacia todo el lugar, buscando el tatuaje, lo buscaba mirando cada pubis, muy discretamente esperando que apareciera… No, no lo encontré pero sabía que “allí estaba”, esto de andar de investigador, me divertía bastante, ya que esperaba que el muchacho anaconda, apareciera y que fuese gay! -Eso sería como encontrar al Monstruo del Lago Ness- pensé.
Lucas me palmeó el trasero para decirme que ya estaba listo, yo lo estaba también, pero buscaba una excusa para quedarme un rato más.
-Yo ya voy, andá yendo si quieres, yo tengo que friccionarme las piernas con la pomada para evitar calambres- le dije con el pomo en la mano.
-Como usted quiera, señora...- y con un paso perezoso salió del lugar.
Todavía quedaban algunos muchachos dentro de los vestuarios, algunos estaban solo en bóxers, alistándose para salir, mientras que otros ya estaban listos.
En un momento, una idea pasó por mi cabeza -Pero claro! – Me dije a mi mismo de golpe – Cómo no se me ocurrió antes!- y discretamente me acerqué hasta la fila de lockers en la que él había estado cambiándose ayer.
Allí estaban, sus iniciales escritas en la puerta metálica del compartimiento: E.J.L…
-Enzo Javier Leonardi!- me dije a mi mismo, con sorpresa.
Como es posible que no haya reconocido a Enzo!… hablamos un par de veces, no como panchos amigos, pero sí como colegas, es una persona tranquila... Jamás hubiera creído que estaría tan bueno debajo de la ropa deportiva, y al igual que varios en el equipo, es muy reservado y hablaba siempre lo justo y necesario.
Bueno, ya sabia quien era el chico misterioso!… yyyy supongo que eso era todo…
Dudo que fuese gay, o sea que hasta aquí llegó el misterio…
Algo frustrado me giré y dispuse a irme lentamente hacia la salida, cuando de uno de los cubículos de duchas salió él, Enzo con una toalla anudada a su cintura, con su hermoso tribal en su cadera, cerca de su ombligo, resaltando en su blanca piel junto al perfecto valle que formaban sus abdominales, bañados en pequeñas gotitas iluminando ese bello tattoo
Me quedé mirándole fijo, sin notarlo, perdido más que nada en su entrepiernas, paralizado por el infortunio…
Hey! Te pasa algo? “hello”?- dijo mirándome expectante, sacándome de mi burbuja.
-Eeeem si, eeeeem estaba, estaba buscando este pomo que se me cayó y vino a parar hasta aquí…-le dije, enseñándole el pomito que por suerte llevaba en mis manos.
-Mmm ya veo… al igual que tus calcetines el día de ayer, no es verdad? Jajaja – dijo él, riendo con cierta malicia, sin dejar de mirarme. Yo estaba de piedra ante este comentario!
-Carajo! Se dio cuenta!- pensé y comencé a sudar y mis manos empezaron a temblar…
-Como dices?- le dije, tratando de mantenerme lo más calmo posible, esta vez poniendo ambas manos cruzadas en mi pecho en una posición desafiante, hinchando mis bíceps, a modo de ocultar el terrible nerviosismo que me inundaba.
-Eso, que ayer vi como estabas agazapado tras los lockers, mientras me cambiaba… No es que me haya molestado, solo que creí que estaba solo…
-Como te dije, no sé de qué me hablas- dije tratando de dar por concluido el tema para huir de allí.
-Mmmm eso decís vos, pero yo si noté como estabas ahí, te ví Marquitos… y decime, te gustó lo que viste?- dijo acercándose a mí, con una mano acariciando su entrepiernas, yo estaba catatónico, paralizado allí viéndolo acercarse. Qué hago!
No tengo idea de que me estás hablando, aparte, por quién me tomas?!? – dije seriamente, volteándome, para evitar verle y con la intención de salir de allí.
A mis espaldas el comenzó a reírse más fuerte, y en tono lascivo me dijo:
- Pues esa actitud confirma mis dudas, sabes? Qué te parece si arreglamos otro show en otro momento y lugar?
Me gire nuevamente para verle la cara y me acerqué rápidamente hacia él para darle una trompada, mis nervios me traicionaban, y en respuesta querían aparentar mi nerviosismo con violencia…
Cuando estuve frente a él, inesperadamente posicionó su mano en mi polla, eso no me lo esperaba y mirándome con una media sonrisa triunfadora me dijo:
-Tu pija, mi querido “voyeur”, te está traicionando, y por lo que veo, “grandemente” jajaja- decía sin vergüenza, mientras palpaba mi semi-erecta polla
Me quedé viéndolo un segundo con los ojos y boca abiertos de par en par y sin decirle nada salí velozmente de allí.
LUCAS:
-Marcos? Qué te pasa, que tenés loco?- le dije a un Marcos extrañamente callado y algo pálido…
-Eh?, ah no, nada estaba pensando en algo de la Universidad- dijo, sin cambiar su expresión.
-Con qué nos irá a salir este viejito- dije yo al ver a don Arturo hacer algunas anotaciones en su cuadernito, mientras le ordenaba a un chico que acomode unos conos.
-Espero que no salga con otra prueba de velocidad, porque estoy hecho mierda… ayer no pude con el maldito motor de la camioneta- dije, alongando mis músculos
-Y eso?- dijo Pablo mientras se acercaba a nuestro lado, señalando los conos.
-Ya tiene las nuevas posiciones de juego- era Maxi, quien llegaba hasta nosotros, acomodándose su camiseta.
Espero que no desarme del todo la posición, ya estábamos acostumbrados a la nuestra y así nos manejábamos…
Luego de veinte minutos de agotador precalentamiento que incluyó trote, pases de balón y entrenamiento de piernas; don Arturo nos llamo a todos para pasarnos la nueva formación.
-A ver… esto estuvo fácil, pero van a haber unos cambios leves- decía el viejito con la vista en su cuaderno.
-Bueno Luis, ustedes que son los delanteros principales, junto con Enzo, Carlos y Mario, van a cambiar con Ramón y Juanjo que van en cuenta de Carlos y Tu, Luis, ok? No es cosa de otro mundo, sólo que ustedes corren mejor en la defensa.
-Defensa: Marcos, Lucas, Pablo, Maximiliano y se les agregan Carlos, Luis y Ezequiel…
-Corredores izquierdo y derecho…- y continuó el viejito dando las nuevas posiciones. Por suerte no desbarató del todo nuestro grupo, a excepción de la incorporación de Carlos, Luis y Ezequiel, espero que esos tres no nos den problemas.
El entrenamiento con la nueva formación prosiguió toda la mañana, y aunque algo incómodos por la nueva incorporación, pudimos complacer las exigencias del entrenador…
-Espero que esto dé resultados- pensé, yo no creía que el equipo Vallibián sea la gran cosa, pero bueno, si el entrenador lo cree así, por algo será.
-Que les parece? Ahora somos más jajaja- le pregunté a los chicos, que con cara de confusión miraban a los tres chicos que se nos unirían.
-Sigo pensando que no hacía falta… Por lo menos en nuestro sector no- dijo Maxi incrédulo y algo molesto.
-Nosotros ocupémonos de hacer bien nuestra jugada- decía Marcos sujetándose de Maxi mientras alongaba.
-Mierda- escuché decir a Pablo, quejumbroso, mirando al chico este, Ezequiel…
Tras cuatro horas que duró toda la mañana de entrenamiento, nos fuimos al vestuario a ducharnos, esta vez nuestras duchas, del rincón, ésas que acaparábamos los cuatro, estaban vacías. Nos duchamos y nos apresuramos por cambiarnos e irnos a casa, por lo menos yo, ya que estábamos sobre el mediodía.
En eso, tanto Ezequiel, como los otros dos nuevos integrantes de la defensa, se acercaron hasta nosotros y nos saludaron, hablamos un rato los siete de la nueva formación y de lo que sería de ahora en adelante, hasta que al anciano se le ocurra otra idea…
La verdad que estos chicos demostraron que podían ser buenos defensores, y ya nos estábamos entendiendo en todo, ya que sabían el estilo que manteníamos nosotros cuatro y se adaptaron bien en la práctica de hace un momento.
Luis y Carlos se fueron, ya estaban listos; pero Eze se quedó hablando de varias cosas con nosotros. Recordé que ya había hablado con Pablo e incluso se habían ido juntos ayer, parecía un buen pibe y además un gran jugador.
Hablaba con los cuatro, pero parecía que sólo yo le escuchaba porque Pablo, Marcos y Maxi estaban ensimismados en sus cosas, Pablo sobretodo ya que se le notaba algo ansioso…
PABLO:
El destino no podía ser tan cruel conmigo! Por qué me pasa esto a mi??. Al escuchar su nombre cuando don Arturo anunció que estaría en mi grupo, me sentí de piedra, de ahora en más entrenaríamos juntos, junto a Maxi y él.
Sería cuestión de tener paciencia y mantener la máscara en su lugar todo el tiempo. Aunque ya no sentía cierta aversión hacia él, como lo fué hasta esta mañana antes del beso, no podía evitar sentirme un tanto incomodo cada vez que me miraba o se acercaba.
Y justamente eso hizo… se acercó a nosotros cuatro, cuando estábamos cambiándonos, junto a Luis y Carlos. Los otros dos después de un tiempo se fueron, pero él se quedó, hablando con nosotros de distintas cuestiones. Yo no prestaba demasiada atención, solo quería irme.
Notaba como me miraba discretamente y hablaba con los chicos. Por un segundo ví que posó su mirada en mi físico, más precisamente en mi cuello, agaché mi mirada sonrojado y apuré mis movimientos. Ya estaba listo, ahora solo debía esperar a que los demás terminaran, para poder irnos los cuatro al fin.
-Estamos? Ya nos podemos ir?- les pregunté a los chicos, cortando el monologo de Eze por un momento.
-Ya vamos- dijeron Lucas y Marcos.
-Yo me quedo un toque a esperar a Jessy, me esperan? Así nos vamos juntos los cinco- dijo Maxi, a lo que lo ultimo me punzó directamente en el estomago…
Ezequiel nuevamente clavándome la mirada, me dedicó una media sonrisa. Seguía parado allí, ahora sin decir nada. Mire a ambos lados, esperando alguna acotación de parte de mis amigos, pero ninguno agregó mas nada.
Me levanté para cerrar el locker, en lo que Eze se posicionó frente a mí, y sin más agregó:
-Te vas con tus amigos?- mis amigos parecieron no haber escuchado lo que él dijo porque seguían en lo suyo, cambiándose, hablando y guardando sus cosas.
-Eeeh, sí… yo… me voy con ellos – la verdad que dudaba de esto último, ya que Maxi dijo que iríamos con él y además junto a Jessica, y la verdad que no me agradaba para nada la idea de aguantar diez minutos de martirio con esos dos devorándose frente a mi…
-Pensándolo bien, tengo algo de prisa y tal vez puedas acercarme hasta mi casa en tu moto, si no te molesta- dije de modo que mis amigos se sorprendieron por lo dicho. A decir verdad yo también, ya que fue como decir en voz alta lo que en realidad estaba pensando para mis adentros.
-Te vas? Che porque no nos esperas?- dijo Marcos, un tanto sorprendido y en un tono de reproche.
-Espera, así salimos todos juntos- dijo seriamente Maximiliano, poniéndose de pie con una seria mirada, alternándola hacia mí y hacia Ezequiel, quien solamente estaba expectante a mí reacción.
-Es que tengo que –
- Pasar por una farmacia?- dijo Marcos, cortándome lo que iba a decir.
-No, debo estar a las doce del mediodía en casa porque mis viejos van a salir- dije secamente mientras tomaba mi pequeño bolso, algo cabreado por la inesperada acometida de Marcos.
Ezequiel pretendiendo quedar ajeno a esa especie de tensión que se formó, se alejó hasta la puerta del vestuario.
-Estoy afuera- dijo, levantando el casco que llevaba en la mano, y se dirigió a la salida.
Marcos y Maximiliano miraban a Eze alejarse, duda había en sus ojos claramente. Nunca levanté sospechas y no veía en la mera propuesta de un aventón, algo más, así que no veía sus razones para molestarse.
-Es por eso que tengo que irme ahora, nos vemos mañana chicos- les dije de modo que me miraron algo mas confundidos y volvieron a lo suyo, guardando calcetines y ropa sucia en sus bolsos. Su silencio bastó para que diera la media y con un simple “chau” me fui, con una extraña sensación en el cuerpo.
Afuera ya estaba él, apoyado en una pared, a la sombra, con su caso y el que era para mí. Con una sonrisa me miró.
-Todo bien?- dijo mientras se acomodaba en su motocicleta y la encendía, haciendo bramar ese motor. Me ubiqué atrás suyo sin decir nada y salimos rápidamente.
-Vas a hacer algo esta noche?- me dijo, apenas escuché ya que el viento que se colaba por el casco y el ruido del motor, no me dejaban escuchar muy bien.
-Nooo- atiné a decirle, mientras que en una curva me aferré a su cintura sin querer pero como reflejo de “supervivencia”.
-Me compré la PlayStation3, te gustaría ir a jugar, está muy buena- decía mirando hacia atrás a modo de que escuchara.
No le contesté nada, el recuerdo de lo que pasó justamente ayer en las mismas circunstancias no me dejó.
Pero he ahí que la razón intervino nuevamente, dándome una visión: nada perdía con ir, después de todo me podría servir para conocerle un poco más y poder llevar a cabo el plan de sacar a Maximiliano de mi sistema y ubicarlo en el lugar que siempre debió ocupar: el de amigo y nada más que eso.
-Qué te parece?- me preguntó Ezequiel con una cálida y honesta sonrisa.
-Está bien, esta noche a las ocho, si no te molesta… yo paso por tu casa- le dije.
-Mejor te paso a buscar, de paso compramos algo, dale?- me propuso y no vi dobles intenciones.
-Está bien, a las ocho, si?- dicho esto ya nos encontrábamos en mi casa.
-Dale- dijo, mientras yo le entregaba su casco. Él se disponía a marcharse, cuando lo frené y sin saber por qué razón, le di mi número de teléfono, el cual agendó rápidamente en el suyo.
-Muchas gracias Pablo…- dijo con una sonrisa radiante mirándome con ternura.
-Chau- nos dijimos y me metí en mi casa, mientras que él se perdía calle abajo con su motocicleta.
Al entrar, mi madre que andaba por allí, me miró y preguntó quién era ese muchacho, ya que estaba acostumbrada a verme llegar con alguno de los tres, Marcos, Lucas o Maxi.
-Es un amigo, del club, se llama Ezequiel – le dije y subí a mi cuarto con una sensación de sosiego, me sentía más liviano que a la mañana…me había sacado un peso de encima y empezaba a asimilar lo reconfortante que puede ser hacerle un poco de caso a la razón, supongo que estaba bien o no?
MARCOS:
Otra vez lo hizo… se fue con Ezequiel. Me decía a mí mismo, mientras llegaba a casa, Lucas, Maxi (y su chica) y yo salimos un momento después que Pablo, yendo a paso lento por esperar a la parejita que empalagosos se movían parsimoniosamente, irradiando una repulsiva dulzura y un aura de cursilería rodeándolos…
No me quiero hacer la cabeza con imaginaciones mías, respecto a lo de Pablo con ese chico Ezequiel, porque suficiente tenía para pensar luego de lo que pasó con Enzo en los vestuario, como para rallarme con otros temas.
Cómo que me vio? Qué quiso decir con que no le molestó el que yo lo haya estado viendo? Como que quiere seguirla en otro lugar y momento?
Es que ese chico era gay o simplemente estaba pensando en hacerme la vida imposible, amenazándome con eso que vio?
La verdad que estaba confundido, frustrado, molesto y algo temeroso. Decidí enviarle un mensaje a Maximiliano preguntándole si es que tenía el número de ese chico.
Debía saber qué es lo que se proponía con todo eso, y si era necesario lo enfrentaría como un hombre y no me importaría romperle la cara con tal de que no intente nada que me perjudique.
A los pocos minutos Maxi me respondió enviándome un texto con el número de ese chico, sabía que él podría tenerlo ya que él siempre se encargaba de reunir a todos en caso de entrenamiento especial en las noches por pedido de Don Arturo.
No le di detalles de porqué necesitaba el numero, sólo le agradecí.
Tenía el número en la mano y no sabía qué hacer con él…
Tecleé muchas cosas, las cuales borraba inmediatamente, no encontraba qué enviarle sin perecer obvio ni comprometerme o hacer que piense cosas de mí que me perjudiquen.
-No se que hayas visto o creído ver, pero no me prendo en tu juego- escribí y se lo envié.
Al instante recibí respuesta:
-Si claro… Te espero esta noche en Los Robles 546 a las 22:00-
-Este chico está loco?- me dije a mi mismo mientras veía la dirección y la hora en ese mensaje.
Como es capaz de citarme? Que mierda pretende?!? Y sobre todo… QUÉ VOY A HACER?????
Apenas si pude almorzar y recostarme un rato, mientras mi mente se arremolinaba en sus pensamientos.
Pensaba y repensaba hasta quedarme dormido.
Y allí estaba… despertando en mi cuarto, estaba todo oscuro, cuanto dormí? Parecía ser medianoche! Estaba todo silencioso y en calma. Desde mi baño pude escuchar el agua correr y luego el chirrido del grifo al cerrarse..
-Quien está ahí?-pregunté y nadie me contestó. La habitación estaba oscura y a tientas prendi una lámpara.
La puerta del baño se abrió y de allí asomó un muchacho, a quien no le veía el rostro por la penumbra, pero pude notar algo horrorizado que en su pelvis, cerca de su ombligo relucía un tatuaje negro de un tribal!
-Que está pasando aquí!- qué haces vos en mi casa! Le dije sorprendido por lo que veía-
-Shhh… ya te olvidas de lo bien que la pasamos? Descuida no hay nadie en casa…- dijo con la voz suave mientras se acercaba a mi cama, sentándose a un lado mío, yo estaba semi-petrificado viendo como se retiraba la toalla quedando totalmente desnudo en mi cama.
Salí disparado como por un resorte de la cama y me di cuenta que estaba desnudo también.
-Esto no puede ser! Como es que vos y yo…- no esto no está pasando!- le decía mientras me apoyaba en la pared cubriéndome con una almohada.
-El universo obra de formas extrañas Marquitos.. – selevantó de la cama desnudo, acercándose hacia mí a paso lento y sin dejar de mirarme a los ojos.
Frente a mí se quedo y puso ambos brazos a los costados de mi rostro apoyándose en la pared, yo no me movía y podía sentir su olor y su calor.
-Aléjate de mi! Esto no está pasando!- le dije cerrando mis ojos esperando que me dejara.
-Eso crees? Mira…- me dijo y posó sus labios a los míos, besándome en un principio delicadamente y luego con más fuerza, adentrando su lengua un mi boca, buscando la mía. Me tomó de la nuca con una mano y con la otra me sujetó de la cadera, acercándome a su cuerpo, dejé caer la almohada quedando ahora si completamente desnudo. Sentía su polla tomando dureza y tamaño, restregándose con mi cuerpo.
Mi pene también respondía al estimulo, hinchándose lentamente, bombeando sangre suavemente haciéndolo crecer… sentía como me tocaba mis nalgas, amasando mi culo y sobándolo. Me besaba tan bien, que empecé a corresponder tímidamente. Se separo mirándome sensualmente y comenzó a llenar de besos mi pecho, dando lametazos a mis pezones, dibujando con saliva en mis pectorales cubiertos de fino vello negro y sudor.
Leves gemidos se me escapaban, al igual que suspiros ahogados; mi pija daba respingos de placer en cada mordida que José Miguel le propinaba a mis pezoncitos erectos. Con mis manos comencé a tocar su cuerpo también, dejándome llevar por la firmeza del mismo y su suavidad. Su piel estaba muy caliente, ardía. Llevé una mano hasta su raja y pude sentir mucho más calor.
Su polla que en cada roce dejaba finos hilillos de pre seminal palpitaba al lado de la mia, acariciándose entre ellas.
Sus besos mojados fueron descendiendo hasta que noté su aliento en la punta de mi glande mientras me hablaba:
-Prepárate que esto te matará, mi Voyeur…- y comenzó lamiendo enteramente mi glande regordete, que estaba rojo y babeaba pre seminal a lo loco. Sus ojos se posaron en los míos, mientras me practicaba un masaje bucal en mi glande.
Suavemente se fue introduciendo el resto del tronco de mi gruesa polla por esa boquita de finos labios rosa. Hacia presión con sus labios y eso me excitaba aun más. Mi glande pudo sentir las paredes de su garganta, al llegar al final de ese túnel. Entonces comenzó a meter y sacar de su boca mi poste de carne, haciéndome gemir por ello.
Yo me pellizcaba mis pezones y me acariciaba el pecho. Con su mano libe me apretaba los huevos llevándome al cielo…
Saliva escurría de sus labios y mi pija brillaba de ésta. En eso el se incorporo y me lamio el pecho y el ombligo, luego me volvió a besar, esta vez mas salvajemente que me hizo trastabillar.
Nos tiramos en la cama y comenzó nuevamente a chuparme la pija con más hambre que hace un momento. Gemía retorciéndome y con un movimiento tome su igual de grande y enhiesto pollón mamándolo salvajemente al igual que él.
Ese 69 no pudo ser más perfecto. Mientras saboreaba ese glande jugoso, lubriqué mis dedos con saliva y comencé a restregarlos por su raja, buscando esa entrada al paraíso, no sentía un solo vello siquiera y era tan suave que aparté esa anaconda de mi boca y con mi lengua comencé a devorarle el culo a lametazos y a enterrarle la lengua en ese estrecho ojete.
De a poco pude sentir como iba cediendo a mi escurridiza lengua, haciendo que José se retorciera de placer, mientras el seguía haciéndome la mejor felación de mi vida.
Con un dedo comencé a abrir paso por ese agujerito, luego metí otro, despacio y bien mojado y después un tercero, que con movimientos circulares y de adentro para afuera dejaron preparado ese hoyuelo.
-Cógeme!- me ordenó y se acomodó abriéndose de piernas, invitándome a pasar. Me ubique delante de su entrada, apoyando el ya sobre-lubricado glande sin hacer presión. Me acerque a su rostro para besarle y en ese movimiento se lo metí hasta enterrarlo completamente. Ahoqué su gemido en mi boca, mordiendo su labio.
Con un poco mas de presión se lo adentré hasta casi la mitad. El se encorvaba disfrutando del dolor placentero que sentía, me quede allí unos segundos y después enterré el resto, hasta meterlo por completo.
Su ano ya recibía amigablemente a su ancho visitante y suavemente comencé a embestir, subiendo gradualmente la velocidad y la fuerza.
Vociferaba y daba alaridos guturales de placer, se reía como un maniático, exigiendo más fuerte y más duro. Me acercaba con sus manos y me apretaba, estaba salidísimo, yo correspondía bombeando más y más fuerte, mis bolas golpeteaban su culo soltando un FLAP! FLAP! A cada golpe… comenzó él a apretujarse la polla y a sobársela bruscamente, para luego pasar a masturbarla con un escupitajo que le propine para lubricársela. Mi sudor le caía en su cuerpo como una salada lluvia, empezando a mojarle el estomago. Mis embestidas iban cada vez más fuertes y violentas, haciendo mover la cama haciéndola chillar.
Me- me corro!- le dije con la voz entrecortada y el aumento la velocidad de su paja, contrayendo su esfínter haciendo que eso me haga vaciar brutalmente en su interior. Al mismo tiempo el se corrió, explotando en su pecho, salpicando el mío. Me desplomé sobre su cuerpo tratando de recuperar mi respiración. En su pecho podía sentir su corazón latir desaforadamente amenazando con estallar… nuestras miradas de encontraron, al igual que nuestros labios, pasándose humedad y calor….
En ese momento abrió su boca y de allí salió una extraña melodía, yo miraba confuso…
Una luz inundo mis ojos y una fuerte melodía mis oídos… era mi celular, sonando y la luz era la del sol, entrando por la ventana… estaba en mi cama, solo, vestido, sudado y con una erección monumental... Miré mi celular y eran las seis de la tarde. Todo había sido un sueño. En el buzón de mensajes había uno sin leer, era él, era Enzo…
-Si no venís... mal por vos-
Su mensaje me dejó helado y con más dudas en mi cabeza.
NO TENÉS CARA!
SEGURAMENTE ESO ESTÁN PENSANDO, Y DE HECHO ESTÁN EN TODO SU DERECHO, PERO BUENO.. MIL DISCULPAS
SORRY SORRY SORRY SORRY SORRY