IRONÍAS - Capítulo II
Empezando a caminar...
MARCOS:
El calor del día era inaguantable, al parecer a cada minuto la temperatura iba en aumento. Aunque toda mi vida viví en este lugar, todavía me sorprendía lo extenuante que podía llegar a ser el verano misionense cuando se encontraba en todo su esplendor… menos mal que ya estábamos dentro del Club, un segundo más afuera y de seguro que me desmayaba. Lucas, Pablito y yo ya estábamos en los pasillos del lugar yendo a los vestuarios de nuestro sector, el Club es un lugar enorme, cuenta con distintas disciplinas deportivas, todas con sus predios, sus respectivos vestuarios (o vestidores o duchas como se sientan más cómodos) para los respectivos sexos masculino y femenino, todos perfectamente equipados y acondicionados. Era un majestuoso lugar lleno de historia y fama de Campeones.
Me llamo Marcos Fiori, tengo 20 años, misionense, estudiante universitario y rugbier en el equipo de los “Cojos de San Martín”. Este deporte, el rugby y constantes sesiones de gimnasio esculpieron mis músculos de forma voluptuosa y bien proporcionada y sin un gramo de grasa, aunque soy de buen comer.... Soy alto, de 1.95 de piel bronceada, casi al estilo mediterráneo rematado por un poco de rizado vello negro en mis brazos, piernas y pecho, tengo el cabello oscuro muy rizado, gracias a la sangre italiana que corre por mis venas por parte de mi madre y unos ojos verdes claro que heredé de mi padre.
Soy algo perfeccionista y me gusta que todo lo que hago salga de manera perfecta o por lo menos lo intente, de hecho elegí la carrera de Arquitectura para aplicar esta “perfección”. Desde hace más o menos 8 años soy parte del Club Atlético San Martín, de esta prestigiosa “familia” gracias a mi padre quien formó parte de él prácticamente toda su vida, ya que fue jugador de futbol por muchos años y quiso que yo también siguiese sus pasos en esa disciplina. Pero al contrario de mi padre, yo veía una insana tendencia sumamente competitiva en el futbol que no me terminaba de convencer por lo que decidí elegir otro deporte para mí.
El rugby. Puede que sea una disciplina ruda y a primera vista se la catalogue como un juego de bestias, pero en realidad es un deporte que encierra mucho respeto y camaradería tanto con los miembros del equipo, como con los del equipo rival, además de que requiere de mucha confianza entre compañeros de quipo y un alto grado de concentración y coordinación. A final de cuentas mi padre estuvo orgulloso de la elección que hice ya que de todas maneras iba a formar parte de la historia del club que tanto le dio en su juventud.
Pero lo que que si, el no pudo imaginar siquiera es que este club me abriría los ojos a mi orientación sexual, era gay y lo descubrí precisamente en el club de sus amores; que ironía…Aunque tuve novias frecuentes, sólo eran para aparentar o simplemente tratar de dar esa imagen de pseudo-perfeccion que intentaba hacer notar ante todos. Mi vida ha sido un tanto difícil desde que descubrí que era gay ya que mi entorno deportivo era enteramente masculino y yo siempre debía dar una imagen que no correspondía con mi verdadera orientación, aunque nunca dejé de ser un hombre hecho y derecho.
Llegamos los tres a nuestro vestuario, allí ya habían algunos chicos, compañeros de equipo que ya estaban cambiándose y hablando amenamente entre ellos. Si bien nuestro grupo era muy unido y hasta algo “cerrado” por así decirlo, saludé a todos al igual que Lucas y Pablito y nos pusimos a charlar tranquilamente con ellos ya que éramos compañeros de equipo y nos conocíamos entre todos desde hace tiempo.
Nos sentamos los tres juntos en una de las bancas que había allí y nos dispusimos a cambiarnos de ropa. Las continuas y ya habituales escenas que en ese vestuario se sucedían a diario, eran realmente un espectáculo. Ver chicos veinteañeros sumamente fibrados y en la flor de su juventud era algo sumamente embriagador para la vista. Cuerpos viriles y torneados por aquí, culos magníficos, como de competición por allá… bultos de todos los volúmenes desfilando y balanceándose tan grácilmente, chicos frotándose, dándose masajes, acomodándose lo que te imagines.
Ay… suspiré por lo bajo… si éste hubiera sido mi primer día en un lugar como este, ya estaría convulsionando en el piso ante tanto macho cerca – pensé pícaramente mientras me desvestía echando fugaces miradas hacia el espectáculo que tenia a mi alrededor. Yo ya me acostumbré a todo esto y aprendí a disimular a la perfección, aunque a veces mi polla actúa por si sola dando leves cabezazos y endureciéndose como roca en un instante, pero la mayor parte de las veces que me sucede sé cómo controlar la situación.
Lucas y Pablo también se cambiaban y vi que estaban semidesnudos. Pablo con un lindo bóxer blanco como toda su piel el cual no le quedaba para nada mal y a su lado estaba Luquitas, que estaba con un speedo azul oscuro que más que otra cosa hacia resaltar exageradamente su paquete y un lindo camino de vello rubio-rojizo que subía desde su pubis hasta su ombligo. Mis amigos, al igual que Maxi estaban muy bien, inclusive Pablo mi mejor amigo aunque un poco más bajo que yo, si bien estaba fibrado y ostentaba unos abdominales de lujo poseía una anatomía un tanto lánguida, pero proporcionada de manera armónica.
Su piel lechosa puede que le dé un aspecto débil o de chico de pasarela, no apto para el deporte, pero su forma de moverse en la cancha disipaban toda clase de dudas, el chico era veloz, en cada prueba de velocidad, nos ganaba a los tres por lejos... verlo correr era un espectáculo y a decir verdad l tenerlo en la defensa, de nuestro lado, era un privilegio...
Yo también ya estaba en ropa interior y me levanté para guardar mi otra ropa en mi locker y para sacar mis botines y calcetines. Al hacerlo sentí un gran manotazo en mis glúteos, seguido de un leve ardor; era Lucas que en un movimiento azotó mis grandes pompas. Siempre bromeábamos de esa forma cada vez que alguno se descuidaba o como en mi caso, se levantaba de improviso. ¡AY! Ya vas a ver vos Colorada jajaja!- dije en un tono jocoso que hizo reír tanto a mis dos amigos, como a algunos de los muchachos que vieron la escena. -Jajaja Culón! – me dijo Lucas mientras se vestía y a su vez Pablo con una voz más picaresca que la del colorado, me decía si quería que me soben el culito – Ya van a ver manga de degenerados! Amenazaba yo graciosamente…
Pablo y Lucas ya estaban, yo aun estaba en bóxers. Ellos al igual que varios muchachos se disponían a marcharse al campo donde ya estaba de seguro don Arturo, me dijeron mientras se iban, que no me tardase y que si llegaba a ver a Maxi que no se tarde porque “el viejito”, como llamábamos cariñosamente a don Arturo, se desquitaría con él, haciéndolo guardar todo lo de la práctica – Buenoooo!- les grité para que me oyesen si es que ya estaban lejos.
Me puse mi camiseta, el short deportivo, los protectores de las piernas y estaba por colocarme los calcetines que saltaron inesperadamente de mi bolsito yendo a parar debajo de unos lockers que tenía al frente, Joder! - dije y me agaché y casi gateando llegué hasta ellos sin notar que atrás de éstos había alguien que seguía allí, estaba descalzo, sin casi nada excepto unos bóxers rojos, no podía verle la cara, ya que la puerta metálica del locker se encontraba a la altura de su rostro y lo ocultaba, pero podía ver perfectamente su fisionomía.
Estaba bastante bueno a decir verdad, tenía un tatuaje a la altura de su pubis entrando un poco en sus bóxers, era un tribal, tenía además un paquetazo que no se disimulaba para nada en esa ajustada prenda. Escuché que ese chico susurraba algo, tal vez una canción o rememoraba algo, no lo sé, la verdad que yo seguía estudiando ese cuerpo atlético muy detenidamente. En un momento inesperado y que me tomó por sorpresa, con una mano tomó su miembro y comenzó a sobarlo bruscamente como si de una mancuerna se tratase, haciendo que comenzara a crecer rápidamente frente a mis ojos.
Al parecer él todavía no notaba que tenía un espectador justo en frente y continuaba con su masaje algo extremo y sin ningún recelo metió la mano que tenía libre para acariciar a su amiguito, haciendo que éste escapase por el elástico del bóxer exponiendo al mundo a un hermoso capullito rosa, algo así como un champiñón con tronco de un color un poco más oscuro que el resto de su cuerpo. Calculé más o menos 18 cm de pija, mientras estaba poniéndome algo acalorado, porque además de estar quieto como una tabla y en sumo silencio, el morbo de la situación me estaba calentando literalmente, fueron unos cuantos segundos los que esa anaconda se asomó de entre esa pelambrera para que luego de un rápido movimiento de su dueño, volviese a quedar dentro de su bóxer escarlata.
Yo seguía mirando aquel bulto algo atontado y con detenimiento, como perdido en esa silueta masculina sin poder saber aun quien era aquel chico, si bien conocía a todos, no recordaba quien podía ser aquel que tenía un tatuaje que nunca vi al descubierto. El muchacho desconocido, en un movimiento que no noté, dio un golpe al locker de forma que el ruido me hizo volver en sí, trayéndome de regreso a la realidad, los chicos debían de estar esperándome tanto a mi como a Maxi, que ahora que lo piensaba bien, se está tardando bastante con su chica.
Con suma cautela y lo más silencioso posible tomé el par de calcetines y mis botines y casi en puntitas de pie salí de ese lugar sonriente por aquel breve pero excitante espectáculo. Me terminé de calzar y corriendo salí hacia el campo de juego pensando en quien podría ser aquel desconocido, que irónicamente era un compañero de equipo y aún así no sabia quién era.
LUCAS:
Uff! Por fin llegas! – le dije a Marcos que se aproximaba hacia donde estábamos Pablo y yo; lo vi llegar con una extraña sonrisa surcando su cara, ya había visto esa rara expresión suya, cada vez que se encontraba dinero o le iba bien en los exámenes en la Uni o cuando se salvaba a último momento de alguna reprimenda por parte de don Arturo. Tras de él aparecían otros muchachos, miembros del equipo, menos Maxi, que al parecer seguía en lo suyo con Jessica…
Cómo podían permanecer tanto tiempo con ese jueguito idiota de andar a las escondidas? cuando era más que evidente que todo el mundo sabía lo de ellos, bueno todos menos el padre de Jessy, que aun con toda su plata y contactos, al parecer no sabía nada….
Dios! el calor es terrible! – musité quejumbroso mientras Pablo y Marcos me miraban sonrientes. Aunque la cancha que usábamos era cubierta, el calor se hacía sentir igual. Espero que don Arturo no nos explote esta vez – les dije a los chicos, mientras me secaba de la frente y las sienes la transpiración que me caía profusamente por ellas.
Hey Hola! Mi nombre es Lucas Epstein, tengo 20 años, soy misionense estudiante de medicina y además soy judío y formo parte al igual que mis amigos Marcos, Pablo y Maximiliano del equipo de Rugby de los “Cojos de San Martín” desde hace casi 9 años, no soy muy alto, yo creo que estoy en la medida “estándar” más o menos 1.75 o 1.80, tengo el cabello de un color naranja fueguino el cual siempre fue el centro de atención, ojos azules bastante oscuros, como un lago profundo y en mi rostro un lunar a la altura de mi mejilla derecha que es un rasgo característico de mi familia, más precisamente de mi madre, y mis dos hermanas.
Mi cuerpo recibió una buena recompensa gracias al rugby a lo largo de estos años transformando mi delgaducha anatomía en una escultural maquina de músculos bien marcados y perfectamente proporcionados. Hace 9 años y por iniciativa de mi tío, me uní al equipo de rugby del Club Atlético San Martín, ya que este no quería que me la pase de flojo en casa y practicara un poco de deporte, no me quejo, pero si por mi fuera seguiría de vago…
Mi piel ligeramente bronceada por el sol misionense, combina de manera armoniosa con todo en mí. A mi cabello en melena y algo ondulado siempre trato de mantenerlo bajo una gorra, cuando era más chico, siempre recibía por parte de muchos, insultos y sobrenombres tales como “fosforo” o “cabeza de zanahoria” y si bien ya pasó el tiempo, me acostumbré a ocultarlo así, no es que me haya acomplejado por estas estúpidas pequeñeces, sino que solamente me acostumbré y listo.
Soy amigo desde muy joven de los tres chicos más geniales, buenos y ocurrentes que la vida me haya dado, los quiero bastante, y aunque cariñosamente me llamen “colorado” los adoro más que a nada… Pero por mucho que los quiera ni a ellos me atrevo a contarles mi secreto, mi condición de bisexual, la cual terminé de asumir hace unos años dándome cuenta de que me gustan tanto las chicas como los chicos.
No es que sea la gran cosa, pero creo que podría ser algo que ellos no lleguen a entender muy bien y la relación que mantenemos desde años, poco a poco empiece a resquebrajarse hasta ser nada. Pero no me hago mucho la cabeza con eso ya que a lo largo de mi vida, mi historial amatorio ha sido solo de mujeres, porque nunca ha aparecido aquél chico por el que perdiese la cabeza totalmente, haciéndomelo gritar a los cuatro vientos. Eso me tranquiliza de cierta forma, haciendo que lleve mi vida de lo más normal. Bien este soy yo, Lucas Epstein.
Y Maxi no estaba con vos? – pregunte extrañado a Marcos ya que no veía al más alto del grupo por ningún lado y no llego con él. N o, no vino aun y no llegó a los vestidores siquiera, parece que se están dando duro esos dos babosos – dijo burlón Marcos elongando los músculos a mi lado. Qué boludos que son, se van a comer flor de garrón los dos! – dije riéndome.
-Si jajaja que se jodan! Maxi va a tener que guardar las cosas de la cancha por andar de galán! – remató marcos con su risa tan pegajosa. Y Maxi? No llego? – pregunto Pablo que se acercó a nosotros; No llegó todavía? – repitió. No, no llegó, sigue con su asuntito – dijo Marcos de lo más mordaz. Yo me reí y por un segundo noté una seriedad mal disimulada en el rostro de mi amigo Pablo... - A ver vengan todos para acá! – dijo don Arturo con voz a cuello haciendo que todos volteáramos hacia donde él estaba, dirigiéndonos como borregos a su alrededor.
– Buenos días muchachitos, como amanecieron durmieron bien??? – soltó irónico el viejito, ya que sabía que las horas de sueño para casi todos nosotros eran un privilegio debido las largas y exhaustivas sesiones de entrenamiento por estas fechas, las de los campeonatos locales y próximos regionales. Los tres nos miramos incrédulos…
- muy bien chicos no estamos para nada mal posicionados, de hecho el último partido nos colocó segundos, pero aun así estuve notando unos “huecos” bastante peligrosos en nuestra defensa, por suerte los rivales no se dieron cuenta porque si no nos llenaban el culo… Y eso va para tu zona Maxi, escuchaste? Maxi? Donde esta Maximiliano? – preguntó exaltado don Arturo al no ver a uno de sus goleadores en el predio todavía – donde está??? Pregunto ya algo impaciente dirigiendo la mirada hacia nosotros tres- eeeem, eeeh.. este..- ninguno podía articular una palabra siquiera y ya empezábamos a agotar la paciencia del viejito. Aquí estoy!! – se escuchó a nuestras espaldas, era Maxi que llegaba al trote ya cambiado, listo para la práctica. Ahí estás! - dijo el entrenador.
-Les estaba diciendo a tu grupo que se están descuidando bastante de su defensa, haciendo lugar para que se les metan por todos lados! Dónde estabas! – dijo el viejo.
-Disculpe don, me llamaron mis viejos y me tarde un poco – dijo transpirando y algo agitado Maximiliano.- Bueno bueno, eso es lo que tenia para recalcarles, ya que les puede traer problemas con los del Vallibián (otro equipo rival) – Decía el entrenador, mientras caminaba rodeando a todo el plantel
-Acuerdense que son muy escurridizos y su técnico ya los conoce a ustedes. No se confíen, que ese es el error más grave de su parte! Dijo don Arturo de manera de que nos quede bien claro. – jajaja ahora resulta que la culpa es nuestra – dije sarcástico, ya que a mi parecer los “huecos” se daban en la zona de los centrales, los que se encargan del “scrum” o la “melé” (que es la formación distintiva del rugby en la que ambos equipos, cada uno en su parte quedan agachados, agarrados y enfrentados haciendo puja frente a frente a fin de obtener el balón sin tocarlo con las manos, solo con los pies y piernas, para mandarlo a su lado para obtenerlo).
Donde te habías metido, casi te llevás flor de castigo y nosotros también por estar tratando de excusarte!- Dijo Marcos mirando a Maxi, siguiendo con sus elongaciones. - bah! no exageren, ya estoy acá y lo único que tuvo para decirme don Arturo era que estaban haciendo mal las cosas en la parte que no nos concierne a nosotros 4… - decía tranquilo Maxi que también estiraba sus extremidades.
Buenoooo! empiecen a trotar unos 15 minutitos que hoy vamos a corregir un par de cosas y a sacar unas jugadas nuevas para clavarlos a los de Vallibián! – dijo efusivamente el viejo mientras sacaba de unas bolsas algunos balones, conos, banderines y otros complementos.
El calor estaba inaguantable pero aun así empezamos a trotar alrededor de toda la cancha a la vez estirando y haciendo movimientos circulares con los brazos. Ustedes si que no la pasan mal no? – le dijo Marcos a Maximiliano
- jaja y ustedes están celosos y me tienen envidia porque ni los perros se les acercan jajaja – Decía Maxi sarcástico y burlón.
Y a vos te va bien con los caninos parece, no? - Dijo Pablo en un tono bajo, como pretendiendo que no lo escuchen. Jajaja es verdad! Es verdad jajaja! – lo apoyamos Marcos y yo riéndonos por tan acertado comentario, ya que a veces Jessica podía llegar a ser muy perra por los comentarios que hace respecto a nosotros.
-Que boludos que son, pajeros! - Decía Maxi tratando de dar por concluido el tema.
PABLO:
Trataba de que en el campo, nada que tuviera que ver con Maxi o Jessica me afectase ya que allí, en pleno juego, no podía distraerme con eso o podría resultar muy malo tanto para mi como para el equipo, pero a veces se me hacia tan difícil! Las imágenes se formaban por si solas en mi mente, teniéndome siempre de espectador en toda esa sesión de arrumacos, besos y caricias que me hacían tan mal. – agite mi cabeza con fuerza tratando de despejar un poco la nube que se formaba dentro de ella para escuchar lo que don Arturo tenia este día para enseñar. Eso, eso lograría distraerme… me acordé que llevaba el pequeño reproductor de mp3 en mi bolsillo junto con los auriculares, rápidamente me los coloqué y le di PLAY mientras continuaba con un trote a paso regular.
Iba a un costado de Marcos, que a su vez estaba al lado de Lucas y éste al costado de Maxi. Ellos iban hablando y riendo, yo apenas si podía escuchar algo, ya que la música estaba un tanto alta y solo me concentraba en ella. Mientras corría podía meditar muchas cosas, pensaba, analizaba, reflexionaba e incluso discutía con mi ser interior de un montón de cuestiones, tratando de hallarles una explicación razonable, la cual nunca encontraba… resultaba ser algo frustrante a veces, el no poderle encontrar solución a algo que debería tenerlo, como todo, ya que algo que mis padres me enseñaron es que para todo hay solución, excepto para la muerte.
Esto no me ayudaba en nada ya que desde que me di cuenta que estaba perdidamente enamorado de Maximiliano, nunca pude hallarle la vuelta a este imposible, a este doloroso castigo que yo no pedí.
Me di cuenta que estaba ensimismado en mis pensamiento y no noté que aceleré un poco el paso alejándome un poco de mis amigos, los cuales creía cerca. Estaba ya al lado de otros chicos que al igual que nosotros 4, también iban hablando amenamente, los conocía y me saludaron un tanto sorprendidos por no estar al lado de Lucas, Marcos y Maxi – Es que son unos lerdos (lentos) y hoy me levanté con todas las pilas! – les dije riendo. Jajaja te extrañarán – dijeron ellos, cosa que hizo ralentizar a propósito mi paso para alejarme de ellos y volver cerca de mis amigos y si bien no iba a escucharles, los iba a tener cerca sin esperar comentarios como ése.
Ya íbamos como 10 minutos de trote y el calor estaba haciendo lo suyo, en el aire el vapor del césped y la humedad del ambiente se combinaba con la fragancia de esos casi 20 tipos perfectamente fibrados muy masculinos que corrían llenos del vigor del la juventud, era una mezcla de olores que trasminaba el ambiente llenándolo todo de una sensualidad inexplicable, el desodorante mezclado con la transpiración propia de mis amigos llegaba de lleno a mis fosas nasales embriagándome y dándome una extraña sensación de bienestar o placer, no lo sé.
- Así, Bien! Bien, mantengan el paso, estiren los brazos! – decía don Arturo acompañando con palmadas mientras ubicaba en fila unos conos.
-Miren, hoy toca velocidad y esquives, parece – dijo Maximiliano mirándonos a los tres. Ajam, con lo “lindo” que está para correr y sudar la gota gorda- dijo Lucas quejumbroso mientras notaba cómo las gotas de sudor manaban de su rostro como si fuera una fuente, pobre. Nos quiere matar el anciano! Se olvida que están haciendo como 50° grados?!?!? – soltó graciosamente Marquitos mi amigo. No lloren que después se ven los frutos de tanto suplicio jajaja – les dije tratando de quitar de sus caras esa expresión de frustración.
Vengan, vengan chicos – dijo don Arturo agitando las manos. Los 15 minutos se habían transformado en media hora de trote, por lo que aquella pausa me supo a gloria…
Bien, elonguen de nuevo y préstenme atención que hoy todos van a hacer velocidad porque vamos a cambiar las posiciones con respecto a la anterior, Lucca (el entrenador de Vallibián) ya estuvo analizando los puntos débiles en la formación así que lo voy a sorprender con esta nueva, no se la va a esperar. Por eso todos van a hacer velocidad porque voy a reubicarlos.
Eso no me lo esperaba, en mi formación siempre quedábamos los 4 juntos y así nos manejábamos. Espero no nos desarme del todo la alineación – pensé.
A ver Pablo y vos Ezequiel, vengan acá – dijo el anciano señalándome un cono, me ubiqué y a mi lado se puso Ezequiel, otro compañero de equipo, quien me guiño el ojo sonriendo. Ya lo conocía y era casi parecido a mi físicamente, aunque rubio y algo más alto que yo. – Veamos que quiere ahora jeje – me dijo sin dejar de sonreírme. Yo le devolví el gesto tímidamente.
Miren, ven esos dos conos? Están a 75mts. Esto no es una competencia así que no se sobre exijan, solo quiero hacer una tabla de velocidades de cada uno para la nueva formación, entienden? – dijo don Arturo señalando con cronometro en mano a unos conos a lo lejos.
Si- dijimos Eze y yo. Bien a mi señal salen, recuerden, no se sobre exijan porque no es una competencia y no quiero que se lastimen. – señalo don Arturo colocándose el silbato y reiniciando el cronometro. Bien, en posición! – dijo y luego de un potente silbido del silbato, salí disparado al igual que Ezequiel a mi lado.
Yo llegué a sobrepasarlo sin problemas, ya que siempre fui buen corredor, pero él no estaba tan lejos de mi y cuando ya estábamos cerca de la meta se colocó inesperadamente a mi lado, en plena carrera y pude notar que me miró con una mirada extraña que me desconcentró haciendo que llegue a la meta después que él por dos escasos pasos… Muy bien, muy bien, buena marca la de los dos, muy bien – dijo don Arturo tomando anotaciones – descansen.
Yo me desplomé quedando sentado en el césped muy agitado y transpirando a lo loco, mientras que Ezequiel me daba la espalda tratando de coger aire. Volteó hacia mi, todo su rostro estaba rojo y sudado, la transpiración chorreaba por su cuello empapando su camiseta, que acto seguido se la quito de un solo tirón dejando a la vista un majestuoso torso rematado por unos abdominales y pectorales que brillaban por el sudor.
Acto seguido me miró y volvió a sonreírme extendiendo su mano ayudándome a levantar. Estas bien? Estás como un tomate y algo ido jajaja – me dijo chulo, yo reaccione- jeje si estoy bien, sos muy rápido eh? Creí que te pasaría… pero me sorprendiste – dije algo cohibido. A si? Es que yo creo que fue mi último aire el que me impulsó en el final jaja – dijo. Seguía mirándome fijo y con una extraña luz en sus ojos.
MAXIMILIANO:
Wow, le ganaron a Pablito en velocidad, eso no me lo esperaba. Bueno, sea quien sea que esté a mi lado en esta carrera se va a comer todo mi polvo jeje – les dije a Marcos y a Luquitas, que pensativos miraban los otros chicos que al igual que Pablo, ahora hacían la misma prueba de velocidad. Vos Lucas y vos José, vengan! Le señalo don Arturo a un Lucas que al parecer no se lo creía todavía… Sí a vos Lucas te estoy hablando! – le dijo nuevamente el viejo a Lucas que cayó en sí dirigiéndose de mala gana hacia los conos de largada.
Otra vez el pitido del silbato y al final un Lucas rojo como un tomate con la cara a punto de reventarle…si bien llegó primero, no era una expresión de triunfo la que su cara denotaba precisamente… Maxi y Luis, vengan ya! – grito el entrenador. Me dirigí al trote y saludé a Luisito que se puso a mi lado. Que gane el mejor perro – le dije riendo – jajaja que gane el mejor! –dijo y luego de un apretón de manos nos ubicamos y salimos disparados al oír el pitido. Le gané por amplia diferencia y volví a estrecharle la mano como buen compañero y le di una palmada en el culo como buen gilipollas jaja!
Y así fueron pasando de dos en dos, todos los muchachos, mientras que don Arturo seguía con sus anotaciones. Le toco el turno a Marcos quien al igual que Lucas, creyó que lo hablaron para un fusilamiento. Eran los últimos en correr y se ubicó al lado de Santiago, un pibe más o menos de su altura, pero bastante menos fibrado. Volvió a hacerse escuchar el silbato y en menos de un minuto llegaron a la meta, resultando primero… Santiago.
Estaba yo en el césped alongando mis piernas para que tuvieran circulación, ya que de tanta actividad me estaban latiendo, muy rojas y calientes. Me friccionaba y masajeaba alternando con sentadillas. Pablo, Lucas y Marcos vinieron hasta mí, destrozados por la carrera y el calor del día. Menuda idea la del viejito no? - les dije riendo a los chicos que me querían matar con la mirada ante tan obvia pregunta. Lo bueno es que ya nos vamos- dijo Lucas acostándose en el césped sacándose la camiseta al igual que Marcos, exponiendo su fornido cuerpo algo velludo y Pablo también, mostrando su cuerpo de “modelito” como le decía a veces por su delgadez bien proporcionada más apta para pasarela que para una cancha.
- Bueno muchachos estuvieron muy bien, algunos más que otros pero bien al fin – dijo Don Arturo sin apartar la vista de su cuaderno de anotaciones. – déjenme armar esto unos días y después les paso la nueva formación, estoy más que seguro que con esto le vamos a llenar el culo a esos de Vallibián el domingo no? Jajaja! – y se echó a reír el viejo con picardía. – bueno ya se pueden ir si quieren a las duchas, aprovechen del agua y descansen esos músculos que mañana se viene otra sesión de “buen entrenamiento” jaja – dijo el viejo, ordenando sus cosas. Nosotros sin dudarlo ya nos dirigíamos a las duchas, pero en eso don Arturo me miró y me dijo: Che, che, che mirá que no me olvidé que llegaste tarde por andar de galán eh? Vení a ayudarme a guardar las cosas. Y obedecí aunque algo desconfiado por el hecho de que supiese lo mío con Jessica con tanta naturalidad… te esperamos – dijeron mis amigos mientras seguían su rumbo al vestuario. Vayan, ya voy y en unos minutos junté todo, balones, conos, banderines y los neumáticos que se usan para el entrenamiento de piernas (que de hecho no se utilizaron), los puse en sus respectivas bolsas y llevé todo al depósito del material. Saludé y me despedí de don Arturo dirigiéndome hacia los vestuarios, esperando que estén los chicos, ya que con sus ocurrencias me alegran el día, suelen ser graciosos en extremo…
Entré dando un estruendoso portazo, para que se sorprendan y dije con voz alta y en tono morboso: A ver señoritas muestren esos culitooooosss que llegó papi!!, ellos algo sorprendidos y ya semidesnudos me miraban riéndose, busqué con la mirada a los chicos, que estaban el calzones en una banca, Pablo me hizo un lugar a su lado y nos dispusimos los cuatro a cambiarse para acaparar las 4 duchas de la esquina que siempre solemos usar. Nos levantamos y agarramos la ropa deportiva y la guardamos en nuestros bolsitos.
Desnudos como estábamos tomamos toallas y productos de baño y nos dirigimos a las duchas. Solo habían tres!, un chico estaba usando una de las cuatro que siempre acaparábamos nosotros, pero luego de dar un paneo a todo el lugar me di cuenta que todas las demás duchas estaban ocupadas por lo que ese chico de seguro no tuvo otra opción que usar una de las “nuestras” bueno – pensé: uno de nosotros va a tener que compartir la ducha o esperarse. Cosa que ninguno quiso así que quedaron en compartir. Lucas acaparó instantáneamente una, al igual que Marcos que se metió rápidamente en la que estaba al lado.
Bueno, no quedaba otra que bañarme con Pablo, no me molestaba ya que él es un chico tranquilo que al parecer nada le molesta, además de ser un buen amigo. Pude notar que estaba algo tenso o nervioso, pero aun así asumí que era por la práctica, me desnudé dejando la toalla en el ganchito y miré a Pablo que miraba hacia otro lugar como dubitativo y buscando algo- eh! qué esperas, mira que nos tenemos que ir – le dije ya bajo el chorro del agua que estaba deliciosamente fresca – si, so..Solo estaba… - dijo y se metió dudoso. No te va a pasar nada a menos que vos quieras flaca jajaja, -le dije bromista, mientras le hacía lugarcito. Yo me bañaba disfrutando el frescor del agua, mientras que el a mis espaldas se lavaba la cabeza, por suerte el chorro de la regadera era lo bastante amplio como para que nos llegue a los dos.
El ya estaba notoriamente relajado y yo por lo consiguiente, porque mientras me enjabonaba me acordaba de Jessy, de su cuerpo, de sus labios carnosos de un tono rojo y de su largo y sedoso cabello. Cerré mis ojos levantando el rostro y suavemente pronunciaba su nombre, mientras acariciaba mi pecho, sintiendo a mi verga bombear sangre intentando levantarse lentamente; inconscientemente tomé mi polla y comencé a friccionarla lentamente, aunque estaba semidormida ya estaba tomando un buen tamaño - a mi lado pude escuchar a Marcos que burlonamente me decía, que cómo es que luego de tal entrenamiento tuviera fuerzas como para echarme una paja! – no era la primera vez que yo o mis amigos nos pajearamos en las duchas, ya que luego de 8 años, era como si estuviéramos en casa.
Y los demás ya lo sabían e incluso de vez en cuando hacían lo mismo… Aumenté mi velocidad y sosteniéndome con una mano en la pared me agitaba con el movimiento. Se me escapaban leves quejidos seguidos del nombre de mi chica, - en eso me acordé que estaba con compañía y note a Pablo a mis espaldas en silencio, que rápidamente tomo su toalla y en un tono neutro y apagado dijo que ya se salía, sin aportar nada más.
Yo seguí en lo mío con una excitación bestial recordando cada detalle del sensual cuerpo de mi chica: su culo, sus grandes tetas y su voz tan sexy. Me terminé corriendo inesperadamente salpicando de leche caliente las paredes del baño y mi mano, Lucas y Marcos se reían, diciendo que Pablo tenga cuidado de no quedar manchado, o embarazado. Desconocían que hacia un rato que él se había salido de la ducha. Mi agitación, al igual que mi erección iba en descenso bajo el agua fría…
PABLO:
No me esperaba eso, por Dios! no me lo esperaba, fue tan innecesario que pasase eso – pensaba mientras me cambiaba rápidamente de ropa, todavía con su voz y ese nombre retumbando en mi cabeza! hacía oídos sordos a lo que mis amigos seguían hablando en las duchas, pensando ensimismado en lo ocurrido anteriormente . Me desmoralizó la situación, la escena, todo!. Estaba furioso, no me lo esperaba, en serio! y lo peor es que lo sentí como si él me restregara la verdad de mi situación por la cara, como si me lo escupiese!
Noté como alguien se acercaba porque podía divisar una sombra aproximándose. Creí que era alguno de mis amigos, pero me equivoqué ya que al levantar la mirada pude ver los ojos pardos de Ezequiel, el chico que me venció en la prueba de velocidad hace unas horas atrás, que se quedó parado al mi lado, vestido únicamente con unos shorts de jeans y sin camisa, mostrando un recién bañado torso. – porqué esa cara? No me digas que te enojaste con lo de la carrera jaja – dijo algo irónico y sonriente… la verdad me sorprendió que volviese a hablarme, ya que no suelo tener muchas charlas con otros miembros del equipo, salvo cuando es necesario.
No, no es eso, no pasa nada, estoy algo cansado y la verdad que quiero irme a casa-le dije y noté que no dejaba de mirarme atento. Te vas con tus amigos no? Porque si estas con prisa te puedo acercar hasta tu casa en mi moto. -dijo frotándose el cabello húmedo y mirando el techo. El sol está que parte las piedras- agregó. Y si es que en verdad tienes prisa, te llevo sin problemas. Claro si tu quieres- dijo expectante a una respuesta- bueno yoo, estee.. No sé muy bien porqué pero algo en su expresión me dio confianza y de seguro haría que me olvidara del mal momento que me fumé en las duchas hace un rato, por lo que acepté su invitación.
Así que terminándome de vestir, y guardando toda mi indumentaria en mi bolso, me levanté dirigiéndome hacia donde mis amigos que ya casi estaban terminando de ducharse, para decirles que ya me iba porque debía pasar por una farmacia para comprar unas cosas. Ellos me saludaron diciendo que estaba todo bien y que nos vemos mañana en la plaza para venir al club.
Eché un último vistazo a mis amigos y saludando a algunos compañeros me fui con Ezequiel quien también, cambiado tomó su casco y se dirigió junto a mí a la salida.
Tenés que pasar por una farmacia? Decime por donde y te llevo – dijo algo extrañado Ezequiel que me miraba mientras salíamos del lugar – Eeeeemmm no, a decir verdad no, no tengo que ir a una farmacia jeje – dije, dejándolo aun mas confundido al pobre, en realidad no les quería decir por qué me iba sin ellos, es todo – le comenté a Eze que no cambiaba su expresión- Aaaahh…problemas? – me preguntó, haciéndome dar cuenta de que estaba hablando de más con alguien a quien recién estaba empezando a conocer de cierta forma – Eeeeemmm no, no para nada, es que en verdad tengo prisa por llegar a casa y ellos se tardan bastante a veces jeje – dije disimulando un poco. – bueno, yo vivo cerca de aquí pero un poco más lejos de tu casa, podríamos pasar por mi casa y tomar algo fresco si quieres y de allí te llevo a tu casa sin problemas, sólo dime qué quieres que hagamos y lo hacemos – dijo y esto último me dejó un poco confuso.
Bu-bueno, por mí no hay drama –le dije algo inseguro pero aun así quería saber cómo terminaba esto, tal vez me haría bien pasar el rato con este chico que se mostraba ante mí de una forma muy amable y que irradiaba confianza. De su asiento sacó un casco extra y me lo dio el cual me incomodó un poco al principio, pero que luego me quedó bastante bien. Se subió y puso a andar el motor que bramaba muy fuerte y me indico que me suba. Salimos rápidamente por una calle que era contraria por la que habíamos llegado con los chicos.
Habremos hecho como cinco minutos y ya estábamos en su casa. Era bonita algo pequeña, como para tres personas y me invitó a pasar apenas nos bajamos. El guardó la moto en el garaje; entramos y me sorprendió de veras, el estilo que conservaba ese lugar, era algo así como marinero, con cuadros náuticos, en la pared y en algunos estantes había caracolas exóticas, valvas marinas muy hermosas y artefactos náuticos.
En lo alto de un pedestal, custodiado por dos retratos de una pareja, había una gran botella de vidrio transparente, como de 5lts que tenía en su interior un barco a escala, de muchas velas blancas- Es una fragata, como la fragata Libertad - me dijo a mis espaldas acercándose con dos vasos de cerveza rubia helada- no es temprano para eso?- Le pregunté extrañado, ya que la verdad esperaba un jugo. Es lo más efectivo para refrescarse, créeme – me dijo ofreciéndome el gran vaso con asa. Lo tomé algo sorprendido por el gran volumen de éste. Nos sentamos en el sofá de su sala, yo no dejaba de mirar sin disimulo todos los detalles del lugar, era como estar en un museo náutico por el gran numero de cosas que ambientaban el espacio de forma alegórica al mar.
Al parecer notó que estaba absorto en tales cosas, que dejando el vaso en la mesita ratona, me explicó que sus padres nacieron a la orilla del mar, su padre en Uruguay, en las costas atlánticas y su madre en las costas pacíficas de Chiloé en Chile, y que coincidieron sus caminos en la provincia de Buenos Aires en donde él formaba parte del cuerpo naval de la fragata Libertad como cabo y ella también, como encargada de la cocina. Quiso el destino que ambas almas de mar se juntasen e irónicamente se establecieran en la provincia de Misiones, algo alejados de su querido mar. Ahora ellos no se encontraban en casa, ya que como todos los años, decidieron pasar sus vacaciones en Punta del Este, en Uruguay dejando a Eze solo, para que continuase asistiendo al club. Como era hijo único y con sus 22 años, no le resultó difícil la soledad ya que tenía muy claro el sentido de la responsabilidad y sabia ser independiente – la verdad que la cerveza te ayuda eh?- le dije algo ido mientras noté que no tenia calor, pero así también ya no tenía cerveza, el me miró un poco sonriente y me invitó otra, mientras se levantaba para servirse una también, dudé un momento y caso omiso a mis modales le dije que sí.
Entre cervezas y charlas y algo de TV comenzamos a sacar temas un tanto banales y nos reíamos de cosas sin sentido, ya la cerveza comenzaba a hacer lo suyo y me estaba sintiendo un tanto “alegre”, me olvidé hasta de la hora que era y de lo que tenía que hacer luego. Inesperadamente y sin preguntar se sacó su camisa echándose un poco de aire con ésta, corriéndose con la otra mano los rubios cabellos que se le arremolinaban en la frente, yo solo miraba algo sorprendido y traté de desviar mis deseosos ojos hacia los objetos náuticos que adornaban el lugar, nadie decía nada y yo ya estaba algo nervioso calentando la cerveza del vaso que sujetaba con ambas manos, con un incomodo silencio de fondo.
Él me miraba como esperando algo de mí, no sabía que podía ser, - no tenes calor? – me dijo – perdón pero el aire acondicionado tuvo un desperfecto por lo que no lo puedo usar. – ah! Que mal…-atiné a decir sorprendido, la verdad que estaba sofocante, y acto seguido creyéndome en casa, inconscientemente me quité la camisa también. En ese momento sorpresa pasó por sus ojos que luego se transformó en lascivia, esa mirada fue la que me hizo perder la concentración y la carrera esta mañana y ahora volvía a verla en esos ojos pardos.- le quité mi mirada de encima, algo mareado y trataba de darle algún rumbo a la conversación, sin resultados ya que él solo seguía mirándome con esa contemplación tan, tan provocadoramente atrevida.
Sus ojos algo perdidos por el alcohol no perdían ese atisbo de deseo y lascivia. Yo articulaba frases esperando cortar esa especie de tensión que había en el ambiente, y en un momento repentino, acercó su rostro hacia el mío, haciéndome sentir el calor que manaba de este y en suaves susurros dijo a mi oído- me gustas mucho, sabes?- y tomando mi rostro con sus manos, me besó suavemente- yo estaba pasmado, boquiabierto y con los ojos desorbitados.
Como un acto reflejo levanté mi puño cerrado como para golpearle en la cara, esto como reacción correspondiente a mi fingida y obligada heterosexualidad que debía mostrar ante todos y que lo venía haciendo desde hace años. Pero no le golpee, no lo hice y no sabía por qué… sus labios seguían pegados a los míos y el cálido efecto que me provocaban, me hizo tan bien en ese momento, que abrí mi mano para tomar su rostro y alejarlo un poco para poder mirarle a los ojos, el me observaba expectante, yo todavía con algo de incredulidad y miedo, que luego se esfumó cuando acerqué nuevamente mis labios a los suyos fundiéndonos en un dulce beso.
La sensación era tan reconfortante que me hacia continuar, por dentro mi corazón sabía que estaba haciendo mal, porque este chico, este joven hermoso no es su dueño y nunca lo será. Pero ahora mi cuerpo actuaba por si solo, ignorando lo que mi corazón sentía, de veras que no lo podía controlar- vamos a mi cuarto, vamos arriba- dijo sin separar sus carnosos labios de los míos. Y tras una pausa subimos rápidamente por las escaleras hasta llegar a su habitación que al igual que el resto de la casa, mantenía también ese estilo náutico. Me tumbó sobre su ancha cama, quedándome con ambos brazos al costado del cuerpo, quieto como tabla, mientras veía como cerraba la puerta para luego abalanzarse sobre mi cuerpo que sentía su peso sobre él.
Se poso con ambos brazos a los costados de mi cabeza, a la altura de mi rostro, mirándome a los ojos con una fogosidad que brotaba de sus pupilas y sonriéndome tímidamente volvió a decirme: sos muy lindo y me gustas mucho Pablo, en serio… - yo no decía nada y antes que siguiera hablando acerque con mis manos su rostro para comerme su boca nuevamente. Es que la verdad que no quería escucharlo decir nada más, me encontraba tratando de procesar cada palabra dicha y buscarle alguna explicación… El, estando arriba mío comenzó a descender por mi cuello dibujando un camino de besos por donde se marcaban las venas que surcaban mi garganta, al igual que a mi nuez de Adán.
Yo solo correspondía a los besos, aprisionando su espalda con mis brazos y con mi lengua, que de vez en cuando se entrelazaba con la suya. Volvió a retomar el descenso por mi cuerpo haciéndome vibrar en un mar de sensaciones que nunca conocí y que me estaban llevando rápidamente a un desconocido pero sumamente excitante trance. Su olor me llegaba de lleno y me excitaba aun mas, aumentando la presión de los abrazos que le propinaba a Eze que ahora ya se encontraba en mi pecho, sobando mis pectorales y mojando mis pezones rosa con su lengua que parecía tener conciencia propia. Yo soltaba suaves gemidos, los cuales parecían excitar aun más a Ezequiel, haciendo que este aumentara el ritmo dándome leves mordiscos en los pezones y lametazos a mis abdominales.
Yo me retorcía y apretujaba entre mis dedos las sabanas de aquella cama, con mis ojos cerrados, disfrutando de aquellas caricias mojadas. El paró y yo lo miré, se levantó y comenzó a desabotonarse su short de jean que denotaba un gran bulto amenazando con explotar. Rápidamente se lo quitó, quedándose en bóxers, acercándose a mi boca nuevamente para besarme más apasionadamente que la vez anterior, haciendo rozar nuestras pollas que palpitaban con calor…mientras me besaba comenzó a desabotonarme también mi pantalón, suavemente pero con maestría, dejándome igual que el en pocos segundos.
Se apartó para luego descender hasta mi entrepiernas para rozar con su nariz mi paquete, que ya estaba totalmente erguido y húmedo por el pre seminal. Con una mirada felina me miraba y luego comenzó a bajarme mi bóxer descubriendo mi polla que salió catapultada y en toda su majestuosidad. Sin apartarme la vista, comenzó a lamer el glande, dando masajes con su lengua en la punta y el frenillo, haciéndome revolcar de placer, gemía y me retorcía, gemía y me contorsionaba como una serpiente de tanto placer.
Con una mano acariciaba mis cojones casi sin vello, apretujándolos suavemente jugando con ellos, estaba en un puto sueño y me perdí en él olvidándome de todo y de todos, en mi mente solo había placer, y más placer. Comenzó entonces con un sube y baja con su boca en mi polla haciéndome gemir. Aah… oh si.. así, oh!- gemía ya bastante fuerte, mientras que el seguía, agregando ahora una mano a la mamada, pajeándome a la vez que se la tragaba entera.
Estaba a mil! Volvió a pararse, esta vez para sacarse sus bóxers negros para luego aventarlos contra mi cara, eso me puso muy cachondo, y acto seguido me levanté arrojándolo sobre la cama y tumbándome sobre él, quedé en la pose dominante, estaba hecho una fiera. Le besé rudamente y comencé a morder sus labios, su mentón y baje por su cuello, donde lamía y chupaba de manera salvaje. Descendí por su pecho babeando y mordisqueando sus pezoncitos erectos, lo cual hizo gemir a Eze con voz ronca y ahogada, lo hice con ambos y bajé con mi lengua húmeda por todo el valle que formaban sus abdominales definidos.
Con mi nariz recorrí ese camino de vellos castaños que subía desde su pubis hasta su ombligo, sintiendo un leve olor a macho que me excito aun más. Bajé hasta sentir su glande en mi mentón el cual noté babeante de pre seminal y muy caliente. Toda esta situación era nueva para mi, todas estas sensaciones, estos sentimientos, todo era nuevo y un tanto desconocido para mí, pero como si fuese por instinto, me dejaba llevar, hacía y me dejaba hacer.
Recapacité por un momento; estaba perdiendo mi virginidad lenta y fogosamente con alguien a quien recién estaba conociendo, le estaba dando mi cuerpo y todo de mí, no sé si a Ezequiel, sino a un impulso animal que brotó de golpe por la excitación del momento sumado a los efectos del alcohol. Lo sabía, sabía que estaba traicionando a mi corazón; a aquél que siempre anheló que este momento fuera con él, con Maximiliano…lo sabía… pero aun así no podía parar, no podía parar la traición…
Lo amaba, y no me importó en este momento el estar teniendo sexo con un chico por quien no sentía nada, porque aun retumbaban en mi subconsciente las palabras, voces e imágenes que día a día me repetían que aunque yo amase a Maxi con todas las fuerzas, él nunca sentiría lo mismo! Brotaba como una llama la escena de esta mañana en las duchas y me daban más y más ira, la cual transformaba en lascivia y se la transmitía a Ezequiel con cada lametazo que empezaba a darle a su enorme pija, la cual daba respingos de placer con cada roce de mi ardiente lengua, sentía como mis ojos se empezaban a llenar de humedad, pero aun así seguía, no podía detenerme, era como una especie de catarsis, pero que la expresaba no con palabras, sino con acciones.
Con mis ojos cerrados y a punto de llorar, continué lamiendo toda esa polla, que como un mástil se erguía prominente y de una estocada la perdí toda dentro de mi boca, al punto de hacer que Ezequiel arqueara su cuerpo de placer, dando fuertes gemidos bestiales. Sentía que este no era yo, sino un ente que nació de tanta frustración amorosa y que ahora liberado, se vengaba saciándose de aquel cuerpo que estaba a mi merced, dejando de lado todo lo que me recordaba a Maximiliano. Chupé, lamí, y mordisquee a más no poder ese falo que palpitaba y que estaba durísimo. Me detuve y Eze se incorporó sumamente transpirado, para mirarme y volverme a besar, esta vez mas salvajemente tomándome de la nuca y la cabeza, para recostarme y ubicarse entre mis piernas.
Ya sabía adónde iba todo esto, sin embargo continué. El comenzó a lamer nuevamente mi polla que manaba pre seminal como una vertiente y bajó succionando mis huevos que estaban duros como piedra, con su lengua apresuró el paso posándose en la entrada de mi culo y echándome una última mirada llena de erotismo me dijo: -esto te gustará…- y comenzó a lubricar mi estrecho agujero de manera bestial, parecía tener un motor en su lengua, ya que me estaba haciendo retorcer del placer, dando gemidos guturales.
Con un dedo todo baboseado empezó a abrir camino por entre los pliegues de mi ano, mientras lo giraba y restregaba suavemente, agregó otro con la misma parsimonia y luego un tercero, que ya había cumplido con el cometido. Se levantó acercando su rostro hacia el mío y suavemente, con la voz algo seca me dijo: me gustas mucho Pablo, y nunca te haría daño, esto te va a gustar… pero si quieres que pare, sólo dímelo-mi amor…- esto último lo dijo tan sutilmente que poco lo pude entender, y atiné a decirle de la forma menos dulce – sólo hazlo-mientras una lagrima se escapaba furtivamente por el rabillo de mi ojo…
Y comenzó él a hacer un poco de presión sosteniendo su tiesa verga con una mano y con la otra sobaba mi torso. Yo podía sentir el calor que tenía ese capullo que estaba durísimo y que con sumo cuidado trataba de hacerse paso por la estrecha entrada de mi virginal ano, yo trataba de relajarme lo más que podía, pero el dolor que comenzaba a sentir con cada milímetro de polla que se adentraba en mi ser hacia que me retorciese y bufara de un dolor que extrañamente comenzaba a gustarme.
El me miraba, como tratando de cerciorase de que no me estuviese haciendo daño, pero sin detener la marcha de ese potente cipote que trataba de meter completamente. Pude sentirle a la mitad y sin poderlo evitar solté un quejido de dolor que hizo detener en seco a Ezequiel, quien preocupado me miraba fijamente – estas bien? Te dolió? Voy muy fuerte?, si quieres puedo parar, dímelo Pablo, si te estoy lastimando solo dímelo y paro - mirándome expectante con una clara expresión de preocupación en su rostro, yo voltee mi cara para que no notase la humedad en mis ojos, que ahora brotaba a mayor cantidad, y en sollozos le dije que todo estaba bien, que no se preocupara.
Mi cuerpo ya estaba prácticamente amoldado a su pija, y él con su parsimonia y suavidad continuó su puja hasta lograr meterla toda, así quedamos por un momento y su expresión de preocupación se cambió por una de total satisfacción, Notaba en esa mirada que él estaba sintiendo en su interior la esencia de hacer verdaderamente el amor, ya que estaba cargada de sentimiento y no de lujuria. Yo me estaba poniendo un poco incomodo porque podía ver claramente que estaba armándole en su corazón un sinfín de falsas esperanzas, porque esta sesión de carnalidad y placer no significaba nada para mi corazón, era solo sexo, simple y vacio sexo.
Comenzó a bombear sobre mi cuerpo ahora con mayor velocidad, gimiendo y sudando, mirándome, mordiéndose el labio esperando, al parecer que yo disfrute de la misma forma en que lo hacia él. Yo estaba hecho un mar de sensaciones ya que por un lado disfrutaba también en cierta forma de ese desenfreno sexual que me propinaba tan bien Ezequiel, y por otra parte volvía a sentir el frio lamento de mi corazón que en cada latido gritaba TRAICION! , los cuales trataba de acallar con gemidos que también soltaba, correspondiendo al vaivén de ese muchacho dentro de mí.
Aumentando los embistes daba señales de pronto acabar, convulsionando de manera brutal entrando y saliendo de mi interior, yo estaba llegando al clímax de igual forma, curvando mi espalda del placer, corriéndome inesperadamente en todo mi estomago de forma bestial. Sentí claramente cada trallazo dentro mío; y seguido de unos espasmos Eze se desplomó sobre mí. Con la respiración sumamente agitada y sudando profusamente. Se incorporó como pudo, acercando su rostro hasta el mío, con una franca mirada llena de ternura, me contempló un momento y me besó con la más pura pasión.
Yo le correspondí, aunque algo menos pasional, aunque muy discretamente. Nos volvimos a quedar mirándonos fijamente sin decir nada. Yo intenté incorporarme y él tomándome suavemente de un brazo me detuvo. Te amo demasiado Pablo, entiendes? Me gustas y lo hiciste siempre. Nunca me animé a decírtelo por miedo a tu rechazo. Fui un estúpido, pero ahora me doy cuenta de que el destino te tenía reservado para mi…- dijo serenamente, esas últimas palabras me abrieron un posible panorama a futuro, que tal vez llegase a servirme para poder desenamorarme de Maximiliano, tal vez esto podría llegar a funcionar y me permitiría dejar de sufrir, aunque no quisiese a Ezequiel de la misma forma que quiero a Maximiliano, probablemente el tiempo se encargaría de que las cosas cambien llevando a buen puerto mi situación, tal vez… pero es que en realidad quiere mi corazón que esto sea así?
Aguantaría el estar con otro, pero seguir correspondiendo solamente a Maximiliano, a aquél que por mí no siente nada más que una sincera amistad? Estas dudas me estaban comenzando a punzar mi cabeza de forma espantosa. Mi cara reflejaba una inseguridad total y palpable, y aunque no dijese nada, Ezequiel podía notar la duda en mis ojos.
Por favor, no te quedes en silencio, dime qué piensas, sientes lo que yo siento?- dijo tomando mi mano, posándola en su corazón, el cual pude sentir como latía. Su mirada lentamente iba pasando de expectante, a seria y luego a preocupada, esperando una respuesta de mi parte. Yyooo… no sé qué decirte, Ezequiel, esto es nuevo para mí y aunque me haya gustado, son muchas las cosas en las que ahora debo pensar, entiendes? No quiero lastimarte, pero debo pensar un poco más la situación ya que es muy complicado para mí en este momento… no voy a presionarte de ninguna forma Pablo, yo te expongo mi corazón y tu tienes la última palabra a todo esto. No quiero obligarte a nada, te quiero muchísimo y esa es mi única verdad – dijo acariciándome mi mano, para luego besarla.
Debo pensarlo le dije, algo asustado y nervioso, y de golpe me levanté de esa cama, tomé mi ropa que estaba por todos lados y echándole un vistazo a Eze quien me miraba algo atónito, baje rápidamente las escaleras para vestirme a tientas en la sala. El bajó con una toalla anudada a la cintura rápidamente y sin decir nada. Solo me observaba… Debo irme ya- dije seriamente y el acercándose hasta mi rodeando con sus brazos mi cintura, volvió a besarme con una calidez y suavidad angelical, volví a recapacitar y me aparté dando un paso atrás. Que pasa, sucede algo?- dijo, a lo que rápidamente agregué:- yo te voy a llamar, sólo te pido que por favor me dejes pensarlo si?. Dije con la voz entrecortada y tomando mis pertenencias salí de su casa velozmente y sin mirar atrás, con una sensación de peso en mi conciencia que a cada paso carcomía mis pensamientos, humedeciendo nuevamente mis ojos…