IRONÍAS - Capítulo I

Cuando el mor pone a prueba a la amistad..

Reedición de Ironías

El verano comenzó. Las clases en los colegios, institutos, y en la Universidad terminaron y el trajín  característico de la ciudad cesó gracias a las vacaciones de verano que ya habían comenzado,  llevándose el ruido y el estrés a otros lares.

Aun así la ciudad no quedó desierta, ya que por ahí se veían a alguno, que al parecer, decidieron quedarse en ella a disfrutar de todo lo que ésta tiene para ofrecer, incluso en el caluroso verano que recién comenzaba en la Provincia de Misiones, más precisamente en la capital, en la ciudad de Posadas. Es en este lugar tranquilo donde comienza la particular historia de unos muchachos, amigos de la infancia, unidos por más de un vinculo, y a quienes el destino y el corazón les tienen preparadas varias sorpresas a cada uno de ellos…

PABLO:

Como un impulso nervioso autómata, mis ojos se abrieron como los de un  robot al presionar “ON”, todas las veces es así, ya me acostumbré a levantarme temprano y siempre de la misma forma. En casi todas las oportunidades le gano al despertador por escasos segundos, cosa que siempre me saca una leve sonrisa de triunfo en todas las oportunidades.

A mi edad, estas pequeñeces se volvieron parte de mí como una rutina de la cual no creo poder desapegarme. Me desperecé y dispuse darme una ducha (con noches calurosas como las de esta ciudad, es algo inevitable), me levanté y eché a andar mi cuerpo hacia el baño, uno de mis lugares favoritos de mi casa, porque además de ser muy espacioso, estaba lleno de espejos, en el techo, las paredes e incluso tras la puerta. Mientras dirigía mis pasos hacia allí y bostezando como un hipopótamo, noté que mi polla atenazaba mis bóxers, “la matutina”-pensé.

Hola mi nombre es Pablo Martínez, tengo 20 años, soy misionense, estudiante de psicología y además juego al Rugby en uno de los clubes de la ciudad, más precisamente en el Club Atlético San Martín, en el equipo de “Los Cojos de San Martin” desde hace 8 años aproximadamente. No soy muy alto, lo normal diría yo, de 1,75mts. Tengo el cabello castaño claro, más bien color avellana con leves tonos dorados, piel blanca lechosa y ojos color miel; que al sol, según me dijeron, parecen dos gemas de ámbar con destellos de oro…

El deporte moldeo mis músculos a través de estos años, pero de una forma bien proporcionada, nunca sabré por qué razón genética, nunca engordo, pero de la misma forma, mis músculos no crecen voluminosamente como los de los demás, no le doy mucha importancia a esos detalles, porque a mi parecer estoy más que bien físicamente.

Estoy en primer año de la carrera de Psicología en la Universidad, decidí estudiar una carrera como ésta más que nada por complacer a mi madre, Psicopedagoga. Y también elegí el rugby como deporte ya que mi padre, dio todo de sí en su juventud a esta disciplina y en el mismo club del que hoy soy parte.

Fue su anhelo el que yo siguiera sus pasos en ese lugar, logrando lo que él ya había conseguido en su juventud, ser campeón y máximo goleador de “Los Cojos” por muchos años, antes de retirarse. Mientras estén orgullosos de mi - siempre me lo repito a mí mismo. Si, puede que suene a como que estoy viviendo su sueño, pero la verdad no me arrepiento, ya que gracias al Rugby, pude hacerme de las personas más importantes de mi vida y que hoy me acompañan: mis amigos Lucas, Marcos y...Maximiliano.

Todo en mi vida parece estar perfectamente bien, de no ser por un pequeño detalle… Soy gay, hace cuatro años lo supe, reaccioné un poco tarde, sucedió una vez cuando me dí cuenta de que lo que yo sentía hacia Maximiliano, mi mejor amigo, no era admiración, no era amistad, no era ni siquiera algo fraternal lo que sentía por él, era simplemente amor...

Me había enamorado perdidamente de mi amigo, todo esto se fue dando de una manera tan lenta y paulatina que no lo noté… lo más doloroso fue cuando caí en la realidad de la situación y me di cuenta de que él nunca me amaría, el nunca sería mío y que yo nunca podré ser más que sólo su amigo.

Que cruel que puede llegar a ser el destino de quienes se enamoran casi inconscientemente de alguien que nunca podría llegar a sentir algo por él sabiéndose solamente amigo, pero deseando ser otra cosa, ser correspondido, ser amado…Maximiliano, bueno, él es heterosexual, y además de tener una novia muy hermosa, él es mi amigo y sólo así me verá siempre eso siempre lo tuve muy claro siempre y dolorosamente me lo tenía que recordar a mi mismo cada vez que lo veía para no perderme en su embriagadora belleza y personalidad ingenuamente dulce e inocente.

Supongo que ese es el precio que alguien en mi situación debe pagar, creo que el no haber nacido “normal” al contrario de todos, ha dado esta carga… Amar a un amor imposible, querer tocar un dios de fuego sin pretender quemarse. Ésta es mi vida, dolorosa si, pero que guarda el consuelo en el corazón de que si bien no puedo tenerlo como el amor de mi vida, lo tengo aun como un amigo, como mi mejor amigo y eso para mí, ya es algo bastante grande y preciado, aunque me duela más que cualquier cosa el saberme tan cerca y tan lejos de aquél quien es el dueño de mis pensamientos…

Abrí el grifo de la ducha para que el agua se templara un poco, mientras esperaba, me miraba en el espejo de cuerpo entero que estaba enmarcado en la pared que se encontraba justo al frente de la puerta del baño, la verdad que me gustaba mucho observar cada detalle de mi fisionomía de forma meticulosa, siempre fui detallista en todo lo que hago, así que con detenimiento observaba cada centímetro de mi blanca piel semidesnuda.

Sobaba mis pectorales libres de vello, como si de un masaje se tratase y recorría los contornos suaves de ambos, para luego bajar por el valle bien marcado que tenia por abdominales, es un deporte rudo el Rugby, pero vale la pena el esfuerzo – pensé mientras tensaba mis músculos haciéndolos crecer notablemente, mi polla, que aun seguía erguida dentro de mis bóxers, se apoyaba cómodamente en el lavabo, y con cada movimiento que yo realizaba, esta se friccionaba contra él, poniéndose cada vez más dura.

El agua estaba deliciosa, me quite los bóxers y me metí rápidamente, hoy teníamos práctica y no quería llegar tarde porque mis amigos me esperaban. Pero ni con el agua se me había bajado la erección, que aun seguía con toda la potencia. Tomé un poco de jabón líquido del estante y lo froté por mi cuerpo que ya estaba completamente cubierto por el agua tibia.

La espuma que se generaba con la fricción, chorreaba por mis músculos bajando por todos los relieves de mi cuerpo descendiendo hasta mi polla que estaba dura como roca bajando por el tronco hasta los huevos, me estaba calentando demasiado la imagen que daba… sin dudarlo, agarré mi enhiesto miembro suavemente bajando mansamente el prepucio para descapullar aquél glande que lentamente soltaba el pre seminal babeando paulatinamente mis dedos que le daban masajes circulares tanto a la cabeza, como al frenillo que amenazaba con quebrarse ante tanta tensión.

Con los dedos aun lubricados por el agua y el pre seminal, comencé a darle un suave masaje a lo largo del tronco de mi polla, llegando hasta la base y volviendo a subir; con mi otra mano estaba apretujando suavemente mis huevos que estaban duros, en cualquier momento me corría. Muchas caras aparecían por mi mente, mis amigos, los cuales estaban tremendamente fuertes, bien fibrados y bastante guapos, los chicos del club, los de Básquet, los de natación mmmm – pensaba mientras me mordía el labio inferior con un goce de la hostia!, pero todas estas personas, todos estos rostros cayeron ante el único, ante el primero y el ultimo: Maximiliano, mi amigo, mi perdición…

Todo de él me gusta, su voz, su sonrisa, sus ojos, todo! Lo Amo y me puede de punta a punta. El recuerdo de su cuerpazo y su sensualidad masculina, me excitó más de lo que ya estaba, haciendo que mi cuerpo comenzara a convulsionar mientras aumentaba la velocidad de mi paja haciendo temblar mis piernas. Me  corrí intensamente dando seis disparos de espesa leche caliente que cayó por todo el piso de la ducha, en el ultimo espasmo que tuvo mi cuerpo que quedó tumbado sobre la pared, pronuncie en un ahogado suspiro su nombre: Maxi…

Tras un momento, mientras calmaba mi agitación, reaccioné acordándome de  que tenía que ir al club porque teníamos práctica y los chicos de seguro me estarían esperando en la plaza. Me terminé de bañar, vestirme y alistar mi equipo a mil por hora y salí disparado de casa, no sin antes haber tomado al vuelo un sándwich y un jugo del refri. Mientras salía de casa, luego de haberme despedido de mis padres que ya habían comenzado su día, pensaba en que otra vez vería su rostro.

MAXIMILIANO:

Me levanté de muy mala gana, ya había sonado la tercer alarma pre-programada de mi celular (siempre debo poner tres alarmas por intervalos de 5 minutos, ya que con una sola, no me levantaría…) Me levanté, me di un baño de agua bastante fría, ya que mi cuerpo es un mar de sensaciones en la mañana y siempre me gustaba la reacción que el agua fría provocaba en él. Me vestí ligeramente, y bajé a desayunar con mis padres, que ya habían empezado hacía tiempo su día. Besé a cada uno de ellos y salí al galope con mi equipo deportivo en mano. Además de tener práctica, hoy me vería con Jessica.

Hola, mi nombre es Maximiliano Leonardi, tengo 22 años, estudiante universitario de Contaduría y jugador de Rugby en el equipo de “los Cojos de San Martín” del Club Atlético San Martin de la ciudad de Posadas desde hace casi 10 años. Soy alto, 1.90 y gracias a mis años de jugar al rugby desarrollé un cuerpo bien estilizado y sumamente fibrado, tengo el cabello castaño y rizado el cual mantengo un poco corto, tengo ojos verdes un tanto oscuros y piel bronceada.

Tengo novia, Jessica Hernandez creo yo, la deportista más bella y sensual de toda mi ciudad, es parte del equipo femenino de Voleibol y además de ser muy buena en esa disciplina, es la hija de uno de los directivos más importantes del club. Ella es hermosa, es alta, aunque un poco menos que yo, tiene un largo cabello castaño oscuro, piel blanca como el marfil y unos impactantes ojos grises que te fulminan si te clava la mirada.

Además de tener un cuerpo escultural y bien dotado y con todo bien ubicado en su lugar y de forma generosamente voluptuosa, es en extremo lista y persuasiva, la amé desde el primer momento que la vi hace dos años y me costó bastante el lograr que ella se fijara en mi. Aunque a ella no les caen muy bien del todo mis amigos: Marcos, Pablo y Lucas, ellos no opinan nada al respecto y aceptan todo de nuestra relación.

Estábamos casi sobre la hora, y todavía no aparecía el que faltaba: Pablo. Me extrañó que él se estuviera tardando, ya que no es de los que llegan tarde aunque sea un poco dormilón... lo conozco desde siempre, desde que éramos chicos. Ya se tardó, le mando un mensaje? – pensé, ya que se estaba tardando bastante.

El sol ya partía de lo fuerte que estaba y eso que eran las 8 de la mañana, pero bueno, por estos lares el calor que se siente parece ser mucho más terrible que en otros lados, es como si el sol se encontrase más cerca de nuestras cabezas…Menos mal que estábamos los tres, Lucas, Marcos y yo bajo la sombra de un gran y frondoso árbol en la plaza. Ésta quedaba relativamente cerca de las casas de los cuatro, por lo que coincidíamos en ella para partir al club desde allí.

Pablo todavía no aparecía y yo ya me estaba impacientando ya que a la entrada del club debía verme con ella, con mi novia, y no quería que se enojase conmigo porque muchas veces en nuestras distintas peleas me recriminaba el hecho de pasar más tiempo con mis amigos que con ella, y como la quiero demasiado, no quería hacerla enojar otra vez…

-La concha! Que calor de mierda! - Soltó Lucas fastidiado, mientras se secaba la transpiración que caía de profusamente de su frente y su cabellera roja.

-Ahí viene el bello durmiente- dijo marcos apuntando con un gesto de su cabeza hacia su izquierda, donde ya se divisaba la figura de Pablo que al parecer venía al trote y devorando algo. Bueno aquí estas! – dijo Lucas a quien el calor parece que lo traía muy mal.

-Perdón chicos, no sonó el maldito reloj!!!- Dijo Pablo al llegar a nuestro lado, agitado por la carrera –  Pobre, estaba todo rojo y con las venas amenazando con estallar tanto en su frente como en su cuello... Bueno ya nos vamos o nos seguimos bronceando en este lugar? – soltó Marcos sarcástico quien se apoyó en Pablo rodeándolo por los hombros con un brazo.

-Rajemos que llegamos tarde! Les dije y tomamos la calle que nos llevaba al club a paso veloz. Como siempre y como una seña particular de nuestro grupito, íbamos por la vereda hablando por lo alto y soltando groserías, recordando jugadas y movimientos que aplicábamos o que nos aplicaban… la verdad que parecíamos 4 chiquillos y al parecer la gente que ya nos conocía de hace muchos años, sólo sonreía al vernos pasar tan ruidosos como siempre. Acostumbrados a tan divertida imagen que dábamos.

Ya estábamos cerca, a lo lejos de podía ver la fachada del club, un gran edificio a  unos  minutos de la plaza y que era parte de la historia de la ciudad, caminamos  un poco y ya estábamos ahí, pude notar, cuando la buscaba con la mirada, que Jessica estaba a un costado del edificio tras una columna cerca de la entrada de servicio, sonreí cuando la ví bien, ya que estaba muy sexy con su indumentaria deportiva. Parecía salida de una portada de revista por lo ardiente que estaba este día me acerqué a ella tomándola por la cintura y ella correspondió besándome apasionadamente.

Les solté una mirada cómplice a los chicos, los cuales me dijeron que no me tarde porque Don Arturo, el entrenador, se desquitaría conmigo. Excepto Pablo, que tal vez por la carrera que tuvo o el calor del día,  agachó la mirada  siguiendo de largo sin decir nada con una expresión de cansancio en el rostro, al igual que Marcos y Lucas los cuales ya iban tras él riéndose burlonamente y murmurando seguramente de mi...

PABLO:

Ya casi llegábamos al Club, “se acabó el recorrido” – pensé cuando a lo lejos podía ver la entrada del club… Aaaahh... esas seis cuadras eran mi momento favorito del día, ya que cada vez que nos dirigíamos al club íbamos hablando infinidad de cosas incoherentes, banales y casi siempre riéndonos como tontos de nuestras propias tonterías...

Todas las veces íbamos Marcos y yo atrás de Lucas y Maxi quienes hacían la punta siempre, ahora que lo pienso creo que esa formación puede que se deba al propio rugby, ya que en nuestra formacion de defensa, ellos van delante nuestro. La verdad que no me importaba ese detalle ya que desde esa posición tenía una vista espectacular de aquel espécimen, de aquel dios griego tallado en mármol tan perfectamente proporcionado como una creación divina. A mi lado, Marcos iba hablándome animadamente de los tacles que le propinó a varios de en el encuentro pasado contra un equipo local al que derrotamos por amplia diferencia.

La verdad que se me hacía muy difícil seguirle el ritmo a mi querido amigo Marcos, cuando delante mío tenia al amor de mi vida charlando amenamente con Lucas caminando ostentando una espalda ancha y estilizada, con brazos fuertes balanceándose a los costados y con un culo de competición! Dios, ver aquellas dos esferas perfectamente grandes y firmes bailando en un movimiento hipnotizante en el típico pantaloncito corto y blanco, hacia que me pierda por completo en ellas, sus piernas como columnas mantenían un paso seguro que hacían danzar esas nalgas tan bien que daban ganas locas de tocarlas…

Que dulce tormento el de aquel recorrido! A Marcos no parecía molestarle o al parecer no notaba cuando yo respondía con simples monosílabos a las preguntas que me hacía de vez en cuando mientras caminábamos esquivando peatones en la vereda que nos llevaba hacia el Club.

A veces me sentía terriblemente culpable por ocultarle cosas a Marcos, el siempre fue mi amigo, mi confidente, es como un hermano. Él sabe “casi” todo de mí y yo sé todo de él, ya que entre nosotros no había secretos y nos ayudábamos mutuamente cuando alguno de nosotros estaba mal o solamente necesitaba a alguien para hablar de cualquier cosa.

Por eso no puedo evitar sentirme como un traidor al no contarle esto que me estaba pasando, pero la verdad es que el miedo a perderlo por semejante confesión, (QUE ERA GAY Y ESTABA COMPLETAMENTE LOCO POR MAXIMILIANO, QUE AL IGUAL QUE ÉL, ERA TAMBIÉN MI AMIGO), lo alejara de mi y que terminase evitádome por ello. Marcos es la persona más buena y sincera que el destino haya podido poner a mi lado y no me atrevo a pensar que sería de mi si por una confesión como la mía, el llegase a alejarse de mí, rechazarme u odiarme… sería devastador, no lo soportaría, quedaría destruido.

Llegamos… y automáticamente llego también a mi cabeza el golpe de la realidad: Al llegar, Maxi se encontraría con ella, con Jessica, como todos los días a la entrada del club. Aun hoy luego de dos años, siguen haciendo eso, encontrarse furtivamente y a las escondidas, ya sea a la entrada o salida... Qué irónico, todo el mundo sabe de su relación menos el padre de Jessica, uno de los directivos más antiguos del club, que además de ser sumamente adinerado, tenía bastante poder dentro del club. Pero que ni aun así sabía en lo que su perfecta e inmaculada hijita “modelo” andaba…

Allí estaba ella, oculta de alguna forma tras una columna cerca de la entrada de servicio, a la espera de su chico, vestida provocadoramente con su indumentaria deportiva que constaba de unos shorts sumamente cortos y apretados y una camiseta mangas cortas también pegada al cuerpo resaltando todas sus virtudes anatómicas, la verdad que era digna de llevarse cuanta mirada hubiese, lo admito. Pero aun así me corroía por dentro el hecho de saber que lo que yo no podía alcanzar, ella lo tenía a su disposición cuando quisiese y usarlo como se le ocurra.

Noté como Maxi se acercó hacia donde ella estaba, vi como la tomaba con ambas manos por la cintura acercándola a él y ella aferrándose a su fuerte cuello, acerco sus labios a los de él. La imagen me desestabilizó, me dolió bastante, más que de costumbre. Me sonrojé bastante y automáticamente desvié la mirada hacia el suelo frunciendo levemente el ceño, y seguí caminando sin esperar a nadie.

El miró a todo el grupo con una mirada cómplice seguida de un guiño haciendo que tanto Lucas como Marcos me siguieran riéndose. Los tres nos dirigimos a los vestuarios para cambiarnos de ropa para ingresar al campo de entrenamiento, ah.. la cancha... allí la acción, la fuerza y la concentración son los protagonistas haciendo que los sentimientos queden afuera…

Allí me olvido todo, pero aunque por más que quisiera nunca podía olvidarlo a él. Dios por qué no puedo simplemete sacarlo de mi mente?!? Me parece tan alto y difícil el precio que debo pagar por algo que el destino eligió para mí, sin consultar con la razón, engañando cruelmente a mi tonto corazón…

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