Iron Kaiser

La tecnología se ha desarrollado impresionantemente a pesar de la guerra. La robótica ha llegado a niveles insospechados.

Iron Kaiser

Año 2011, el mundo está desolado después de una gran guerra Nuclear, que tuvo lugar en el 2006 entre China y EEUU, las 2/3 partes de la población mundial ha fallecido. Sólo queda un habitante por km cuadrado.

Todas las instituciones han caido, no hay economía, no hay Ley. La única Ley que impera es la Ley Marcial, la ley del más fuerte.

La tecnología se ha desarrollado impresionantemente a pesar de la guerra. La robótica ha llegado a niveles insospechados. Yo gracias al patrimonio de mi familia tristemente fallecida, he podido hacerme con un prototipo Kaiser ZX10. Es un Robot humanoide, con un gran arsenal de combate. Ha sido caro pero merece la pena, gracias a él puedo defender mi territorio de intrusos, a los cuales líquido si se acercan.

Vivimos en sótanos como ratas debido a la contaminación nuclear subsistente en el exterior. Los únicos que pueden moverse por el exterior son los robots, manejados por los humanos a través de ordenadores en sus respectivos refugios.

Gracias a estos robots obtenemos comida, la cogemos de antiguos supermercados, pero es comida que no caduca, tipo galletas. Nuestra alimentación es verdaderamente precaria.

Llevo ya 1 año en esta situación y mi soledad es terrible. Gracias a internet consigo hablar con alguien muy de vez en cuando.

Desde hace tiempo no hace más que pasarme una idea por la mente, encontrar a un oponente femenino, para en vez de liquidarla secuestrarla.

Cada 2 o 3 días aparecía alguien por mi territorio, normalmente eran robots sin tripulación, los liquidaba sin contemplaciones, pero en otras ocasiones se trataba de prototipos tripulados, esos eran mucho más duros de destruir, porque no sólo acababas con el robot sino también con su tripulante. No era nada agradable, las circunstancias me habían convertido en un asesino despiadado. Que bajo había caído y todo gracias a los hijos de puta de los políticos.

Una buena tarde en la que estaba disfrutando de una buena merienda a base de galletas mohosas por supuesto, apareció lo que tanto llevaba esperando. Era un robot femenino, al verlo me ilusioné, aunque debía asegurarme. A través del micrófono grité:

"¡¡¡Quién eres!!!,...¡¡¡¡que buscas en mi territorio!!!"

A lo que respondió una voz femenina. Yo al oirla dí un brinco de la silla, por fínnnnn.....

Con todos mis sentidos a 100, empecé a disparar a discreción y sin contemplaciones, pero con mucho cuidado de no dar a la cabina del tripulante. En pocos minutos lo dejé absolutamente destrozado, con cuidado y suavemente acerqué al Kaiser al humanoide femenino y arranqué la cabina del robot.

Hice al Kaiser volver rápido al punto donde yo me encontraba enterrado. Y por el agujero donde me metía la comida, le hice meter la cabina. Después de cerrar las compuertas y de una ducha descontaminadora de la cabina. Me acerqué a la cabina, con la metralleta en mano y dispuesto a disparar al menor peligro. Así era mi vida ahora, o mataba o me mataban.

Después de forzar la puerta de la cabina, eché un vistazo en el interior. Lo que vi dentro me maravilló, era lo que pensaba, una mujer, pero mucho más bella de lo que hubiese podido imaginar. Estaba sin conocimiento.

Rápidamente la saqué de ahí, y la até bien en mi cama, para evitar problemas.

Cuando la chica despertó, estaba histérica. Y me miraba amenazante. Era como tener a un animal salvaje allí metido. No me convenía no ganaba nada con aquello solo podía perjudicarme debía hacer algo.

Durante todo este tiempo había almacenado todo tipo de cosas en mi sotano, cosas útiles y otras no tan útiles. En una de mis inspecciones con el Kaiser, le hice entrar en una clínica, de la que me trajo todo tipo de medicamentos y material para curarme en caso de accidente. Entre ellos, había material de un manicomio para hacer electroshocks. Era el momento adecuado para utilizarlo.

Enchufé el electro a la Bateria que daba corriente eléctrica a mi refugio, y se lo puse en la cabeza a la mujer. Ella me miró asustadísima y muy histérica pensaba que iba a soltar las cuerdas de un momento a otro. Una vez preparado, lo arranqué sin contemplaciones, empezaron a soltarle descargas eléctricas en el cerebro de manera brutal. Ella daba saltos en la cama.

Esperaba que no le diera un infarto sino se me chafaría todo el plan. Y no podía soportar seguir tan solo. Después de media hora metiéndole descargas lo paré. Salía un poco de humo del aparato. Ella no se movía, le miré las pulsaciones, seguía viva gracias a Dios, pero había perdido el conocimiento.

No me atrevía a desatarla, tal vez el electro no había sido eficaz. Así que me dediqué a dar vueltas por la ciudad con el Kaiser, yo sin moverme del refugio claro. Hasta que pasadas bastantes horas despertó mi prisionera.

Cuando abrió los ojos, no había vida en ellos, era como un vegetal. Tal vez me había pasado con las descargas. Pero mejor así, menos peligro.

Después de unas horas comprobando que realmente tenía frito el cerebro decidí desatarla. Su ropa estaba quemada y desgarrada. Mandé al Kaiser a por ropa de mujer a alguna tienda abandonada.

Pensé sonriente: "Voy a vestirte como a una reina con marcas de calidad"

Me acordé de Pretty Woman, ni ella era puta, ni yo millonario, pero en esta situación que más daba. Con el caos que había en el mundo cualquiera podía ser lo que quisiera.

El Kaiser volvió con casi toda la ropa de la tienda, para que escatimar, jejejej.

Una vez que estuvo en mi poder, empecé a examinar todo lo que había traido. Estuve toda la tarde probándole cosas como si fuera una muñeca. Ella no reaccionaba, ya que no le quedaba cerebro. Decidí dejarla vestida con botas de tacón alto, falda de cuero y sin braguitas. De arriba un simple jersey.

Ella tenía los ojos casi en blanco, yo la ayudaba a desplazarse. Por fín estaba acompañado, ahora si que podría aguantar allí metido hasta que toda aquella pesadilla terminara, si terminaba algún día.

Pasaron los días, yo seguí combatiendo con mi coloso, siempre invicto, no esperaba menos después de lo que me costó. Cuando no había peligro y la zona estaba despejada cogía a Xirca que es como la había bautizado, y mantenía con ella interminables horas de sexo.

Ella no decía nada, no sabía hablar. Yo la penetraba una y otra vez por su vagina y por el ano. Le iba enseñando como si de una niña se tratase, lo primero que la enseñé fue a mamarmela. Para que aprendiera bien hacerlo le daba de helados y chupa chups. Y mientras yo manejaba a Kaiser para conseguir provisiones ella me la chupaba, cada vez lo hacía mejor, la tenía todo el día comiéndome la polla, me encantaba.

Cuando el peligro se cernía sobre nuestro territorio, rápidamente la encerraba en un armario para que no me diera problemas, ya que tenía el cerebro de un bebe. Y yo necesitaba toda la concentración posible para luchar, nuestra vida estaba en juego.

CONTINUARÁ