Iron Kaiser (3)

A aquella zorra le esperaba un infierno, mi venganza por lo que le hizo a Xirca sería terrible.

IRON KAISER 3

Se preparaba para disparar, yo grité por el micrófono:

¡¡¡¡Noooooo!!!!!!!!....¡¡¡¡¡No dispares por favor!!!!!

El Robot desconocido se quedó inmóvil como esperando.

A continuación grité:

¡¡¡¡Tengo una mujer!!!!

¡¡¡Déjame marchar y te la daré!!!

El Robot relajó su postura de ataque, dándome a entender que aceptaba mi propuesta.

Maldita sea, yo amaba a Xirca pero no me quedaba más remedio que dársela a ese hijo de puta.

Traje al Kaiser de vuelta a mi refugio seguido de cerca por ese hijo de puta.

Cogí a Xirca en brazos. Ella despertó y me miró con cariño como siempre hacía cuando nos despertábamos juntos.

Me dolía mucho lo que iba a hacer. Seguramente aquel cabrón la mataría o haría cualquier cosa peor que eso, pero no tenía opción.

La deposité en la cabina en la que llegó, ella me miró con cara de extrañeza como no comprendiendo que ocurría. Cerré la cabina.

Hice al Kaiser coger la cabina y entregársela a ese maldito cabrón.

Vi como se alejaba con la cabina en la mano. Había conseguido salvar el cuello, pero por mis mejillas resbalaban lágrimas.

"Adios Xirca."

Me quedé sólo una vez más..............................

Un día negro.................................No hay 2 días negros consecutivos.

Cuando la cosa se pone tan negra lo mejor es irse a la cama para dormir y olvidar. Así lo hice, apagué todo, incluso los radares que me avisaban cuando había peligro.

Sólo quería dormir.

Sin Xirca ya nada me importaba.

Dormí 13 horas seguidas. Me levanté como nunca, superfresco, tenía mi energía al 110%. Podría enfrentarme a todo lo que se me pusiera por delante.

El momento en que te despiertas es el momento más lúcido. Y se me ocurrió un nuevo plan.

Atacaría a mi vecino del Oeste, no podría tener tan mala suerte de que todos mis vecinos hubiesen sido invadidos por robots más potentes. Por probabilidades ahora tendría suerte.

Me dirigí hacia allí sin demorar un solo instante más.

Rápidamente apareció su robot. También era un kaiser pero un modelo anterior al mio.

Nuestras fuerzas estaban equilibradas.

¡¡¡¡ Ataqué... Ataqué...Ataqué........ y ataqué sin compasión!!!!

Su destrucción fue inminente. Aunque su robot era similar al mío y su destreza también, la gran furia y rabia que me invadía fue totalmente determinante.

Una vez destruido el robot me olvidé de su dueño, mi objetivo no era invadir su territorio, sino conseguir oro.

Como una bestia salvaje, el Kaiser destrozó todo lo que se ponía a su paso, consiguió bastantes kilos de oro. Unido al que ya tenía podría darme para un nuevo robot.

Así fue, los proveedores aceptaron mi oferta. En poco tiempo mandarían 2 robots a mi zona. Uno sería el Krator, una verdadera máquina infernal con una capacidad de destrucción infinita. Y otro sería un simple intermediario, un robot sencillo encargado de asegurarse de que la venta llegara a su destino y de recoger el oro.

En menos de 40 minutos se vislumbraron ambos robots volando en el horizonte. El Kaiser no tenía capacidad de vuelo. Me alegré al ver que había hecho una buena compra. Mi venganza estaba próxima.

"Aguanta un poco más Xirca, ya voy en tu ayuda"

Empecé a manejar al Krator. Tenía más funciones que el Kaiser y eso complicaba su manejo.

Me moría de ganas por atacar. Pero me contuve, no podía cometer los mismos errores. La impaciencia es mala consejera. Primero debía aprender a controlar al Krator.

Estuve varios días manejando y probando a aquel coloso. No podía aguantar más, tenía que atacar. Necesitaba a Xirca. Necesitaba matar a ese maldito cabrón. Iba a vencer y disfrutaría viendole caer.

Me fui a dormir, temerariamente volví a apagar todos los radares, parece que me estaba volviendo un poco suicida, ya nada me importaba. Nada tiene que perder el que no tiene nada. Y sin Xirca me sentía completamente vacío.

Me metí en la cama. Ya saboreaba mi victoria. No sería una victoria. Sería un amasacre. Pensaba destruirlo y bailar sobre sus escombros.

Dicen que la venganza es amarga, pero a mi ya me estaba pareciendo muy dulce. Mi boca estaba edulcorada de solo pensarlo. Con gesto sonriente y de disfrute cogí el sueño.

Dormí poco pero bien. Era la hora. O ganaba o moría, ya nada tenía que perder.

Y poniéndome a los mandos del Krator pensé:

"Llegó tu hora cabrón de mierda"

Moví al Krator hacia su destino, con confianza y determinación. Iba a ganar, lo sabía.

Me sentía poderoso. Me sentía fuerte. Era DIOSSSSSSSSS.

Me adentré de nuevo en el territorio de mi nuevo y despreciable vecino del Noreste. No tardaría en aparecer. Estaba ansioso por verlo de nuevo.

Así fue allí estaba.

Esta vez no tardé ni un segundo en lanzarle el Krator con toda la furia de mis entrañas.

El contrario era muy ágil y veloz, incluso para el Krator.

¡¡¡¡Maldita sea,...Maldita sea...Maldita sea...Maldita sea...Maldita sea...Maldita sea...!!!!!

Volvió a adoptar su posición de ataque, pero una sorpresa le esperaba.....

Por detrás como una exhalación apareció el Kaiser y atrapó con sus enormes brazos metálicos a aquel pedazo de chatarra.

En lo que dura un suspiro volví a disparar con todo el arsenal nuclear del Krator.

Aquello provocó un terremoto de consideración.

Un gran hongo de humo se cernía en el territorio de mi antiguo vecino.

Yo estaba expectante al resultado, con la adrenalina a 1000.

Poco a poco se fue disipando la oleada de humo.

Allí no quedaba nada, sólo un amasijo de hierros. Me había cepillado al hijo de puta, aunque me había costado el Kaiser. Pero había vencido, era un campeón. Grité:

¡¡¡¡Soy Diosssssssssssssssssssssssssss!!!!!!!!!!!!!!!!1

Había conseguido manejar a los 2 robots a la vez. El elemento sorpresa fue definitivo.

Hice volver al Krator a por mí. Monté en él.

Rápidamente busqué el refugio donde tendría a Xirca retenida. No tardé en encontrarlo.

Baje del Krator con la cabina móvil. Entré en su refugio fusil en mano.

Le vi allí, su cara de terror era indescriptible. Pero no era un hombre, era una maldita puta.

La apunté dispuesto a disparar. Pero pensé algo mejor, la golpeé con la culata y cayó inconsciente al suelo.

Busqué a Xirca, allí estaba....

Estaba colgada del techo como un jamón. Le faltaba una pierna. De repente mi mente comprendió.

La estaba utilizando para alimentarse. Mucha gente debido a la dificultad por conseguir alimento se estaban volviendo necrófagos.

Mi mente iba a estallar, todo aquello era una locura. Era el Apocalipsis.

Desaté y examiné a Xirca, estaba medio muerta. Abrió sus bellos ojos, me miró con amor y falleció allí mismo, en mis brazos.

Con rabia cogí a la otra zorra y la metí en la cabina. Volvimos a mi refugio con el Krator.

A aquella zorra le esperaba un infierno, mi venganza por lo que le hizo a Xirca sería terrible.

CONTINUARÁ...

(Nota del Autor: Muchas gracias a los que me leen, y en especial a los que me apoyan y disfrutan con mis relatos.)