Irene y Yo
Lya recuerda con gran fervor y placer a una vieja amiga con la cual nunca dejo de estar en contacto, incluso después de casada, hasta el día de hoy sigue en contacto y más. La experiencia de ellas llevaría a Lya a conocer un lado de ella que no sabía que tenía y poco a poco iría desvelando sus más
Irene y Yo
¿Alguna vez probaste algo nuevo, pero que no solía ser lo “aceptado” por el resto?...Bueno, yo lo hice, este es mi cálido y húmedo recuerdo.
Pasaron unas semanas desde que me recibí del secundario, después de planear por todo un año decidí mudarme a otra provincia para comenzar mis estudios. Una provincia más grande, más impetuosa, más llamativa y llena de agradables y suculentas tentaciones.
Al llegar al departamento que logramos alquilar con mi mejor amiga de mi infancia, Irene, logramos decidir donde dormiría cada una, quien cocinaría y quien lavaría, alternándonos. En ese tiempo ambas éramos solteras, aprovechábamos cada fin de semana que llegábamos a tener libre para salir a divertirnos y bailar toda la noche, nos encantaba bailar sexy entre nosotras para provocar a los chicos, acercándonos de a poco, pegando nuestros cuerpos, poniendo una de nuestras piernas entre las piernas de la otra, sintiendo como ambas no teníamos ropa interior, acariciándonos mutuamente y al borde de besarnos, nos íbamos de la pista de baile a buscar otra copa. Todo esto nos divertía mucho, sin mencionar que era excitante la sensación de que te vean haciendo algo tan sexy y caliente.
Una noche luego de volver de uno de los boliches más conocidos del lugar, Irene entro a bañarse y yo me fui a mi pieza a recostarme, unos minutos luego Irene me pide que le alcance una toalla, al entrar al baño, grande fui mi shock al ver su cuerpo enteramente desnudo y cubierto de agua…Irene, una chica de 1,70, con pechos enormes, pezones rosa, cintura de delgada, un culo espectacularmente simétrico y firme…y su vagina….su vagina se veía increíble, recién depilada y podía observar como un pircing se asomaba de ella…le entregue la toalla tan pronto como pude y me retire. ¿Pero que me había pasado? ¿Por qué sentía tanto calor? ¿Vergüenza? No, eso no era… ¿Por qué mi vagina me cosquillea? ¿Por qué estoy tan mojada?...