Inyecciones a domicilio
Sonia tiene un tratamiento inyectable y enemas placenteros.
Sobre las 9 de la noche fui a visitarla de nuevo para su tratamiento inyectable. Emma su madre me abrió la puerta. La jovencita había pasado mal día por su estado febril. Pase directamente a la alcoba con el permiso de su madre como es lógico. ¿Cómo te sientes Sonia? Ya ve bastante fastidiada y aun con un poquito de fiebre. Es normal le dije, tienes una afección gripal bien cogida.
Que remedio me queda, amen me debo poner un enema ahora y otro mañana, la verdad que me hace muy poquita gracia. Primero pondremos la inyección y a continuación el enema. Abrí el maletín y saqué la jeringa desechable y el frasco de alcohol y algodón. Su madre se fue a prepararle algo caliente. ¿Me puedes tomar la temperatura? Pensé para mi que igual quería ponerme caliente, igual me equivocaba. Mi madre siempre me aplica el termómetro en la ingle. Por supuesto Sonia, deslicé la sabana hasta las rodillas, visionándole las braguitas por donde asomaban unos vellos suaves. Separa un poquito las piernas por favor, se lo puse pegado a su linda conchita. Retenlo durante unos minutos.
Una vez preparado el inyectable le dije, dame el termómetro por favor. Viendo la lectura comprobé que tenía unas décimas de fiebre. Seguidamente me dispuse a administrarle la inyección. Toda decidida, que remedio se puso boca abajo en la cama con sus lindas braguitas bajadas hasta medio muslo.
Esta vez la administre en el mofletito derecho de su lindo culo. Observe que estaba más confiada y relajada que en la mañana al masajearle con el algodón la zona a inyectar. Pónmela despacito me dijo.
Puedes estar segura Sonia, que duda cabe, fui inyectando lentamente todo el contenido de la jeringa. ¿Duele? Algo menos que esta mañana me dijo, ya esta Sonia, has sido muy valiente. Gracias, desde luego eres muy delicado en ello. Puedes cubrirte, se subió la braguita y tocándose la nalga me dice, me vas a dejar el culo bien surtido de pinchazos, aun quedan 4 viales todavía.
En ese momento, tocaron a la puerta de la alcoba, ¿puedo pasar? Pasa Belén respondió Sonia.
Belén es una vecina del piso contiguo, una chica bastante agraciada de unos 30 años, melena rubia y de profesión Esteticienne. ¿Cómo te encuentras? No sabía nada de tu dolencia. En ese momento entro su mama en la habitación. Portaba en la mano el irrigador compuesto de un depósito y cánula. Igualmente, traía guantes de un solo uso. Bien informada la mujer, ante todo asepsia.
Mama puedes marcharte por favor, Ya entre Belén y Antonio me ponen el enema. No tienes inconveniente ¿verdad Belén? Por supuesto cariño, ninguno. Ni por mi tampoco le dije.
Antonio, dijo Belén que posición es la recomendada para administrarlo ¿De costado o arrodillada? Mejor de costado sobre el lado izquierdo con la pierna derecha un poco flexionada.
Belén fue al baño a llenar el irrigador. Un cuarto de litro aproximadamente con el agua un poco tibia, yo me puse unos guantes de latex y le dije a Sonia se colocara en la posición antes mencionada.
Como es lógico se mostró desnuda de cintura para abajo en la posición indicada. Tuve ocasión de visionar todo su conejito desde atrás. El camisón lo subió por encima de su bonito vientre. Toda ruborizada me dijo, ves con cuidado por favor. Tranquila Sonia, ahora mantente todo lo relajada posible.
Cuando Belén trajo el irrigador con el enema a punto le dije, lubrica la cánula con este lubricante. Yo mientras le dije a Sonia, ahora debo lubricar tu esfínter anal. Puse una porción sobre el dedo de mi mano derecha, separa las nalgas por favor. Su agujerito se veía sonrosado. Con la yema del dedo extendí el lubricante. Introduje la cánula suavemente y abrí la llavecita del irrigador. ¡Ay! dijo ella. Belén mantenía el irrigador a mi lado. ¿Notas como te entra el agua? Si Antonio. Observaba que le salían gotitas del culete y le dije, no empujes Sonia. Me hizo caso y pacientemente fue aguantando la entrada en su recto del agua que iba entrando.
Antonio, ¿falta mucho? ¿Dios mío? No me puedo aguantar mas, por favor sácame la cánula. Ya terminamos Sonia, enseguida la retiro. Por favor hazlo ya, ¿me duele mucho el vientre? Extraje la cánula e incorporándose de la cama salio disparada hacia el baño.
Belén entro al baño para dejar el irrigador y desinfectarlo. Recogiendo mi maletín salieron del baño. Sonia se acostó y deseándole buenas noches, quede citado a primera hora de la mañana.
Belén asimismo se despidió de Sonia, deseándole buenas noches fuimos hasta la puerta no sin antes decirme si tendría unos minutos, pues necesitaba que le aplicara el anticonceptivo mensual.
Fui con Belén a su casa a ponerle su inyección. Vamos al dormitorio, prefiero que me pongas la inyección acostada. Me dio la inyección y la prepare en un instante. Ella se quito la falda, mostrándome un cuerpo de ensueño, estatura media, piel blanca. Se bajo la braga con toda naturalidad y se puso de costado. Puse el algodón en su nalga izquierda, dando el masajito de rigor. Muy relajada la encontré y clave la aguja en ese lindo moflete, administrándole el vial de 1 ml.
Masajeé de nuevo el lindo culito y muy sonriente se cubrió con la braguita y me dijo, pones las inyecciones de cine, si todo lo haces igual, quiero que nos veamos mañana pues deseo experimentar los enemas.
Toma mi tarjeta y cuando desees aquí estaré. Mañana debo venir temprano para inyectar de nuevo a Sonia. Hasta mañana y que descanses Belén. Gracias Antonio, hasta mañana.
Hoy de nuevo me encuentro en casa de Sonia, llegue sobre las 9 de la mañana, abriéndome la puerta ella. ¿Qué haces que no estas acostada? Tuvo que salir mi madre al ambulatorio, pasamos al dormitorio y me dispuse a prepararle su inyección. Ella se acostó boca abajo y se bajo el pantalón del pijama. No llevaba braguitas, ale Sonia relájate. Hoy creo que te toca el lado izquierdo. Así es Antonio, pónmela despacito por favor. Por supuesto Sonia, cuando di el masaje en su nalguita, observe que estaba más relajada. Introduje la aguja y dijo ¡uy! Fui administrándole su contenido muy lentamente y puse de nuevo el algodón en el punto de la inyección.
Se quito el pantalón del pijama y me dijo, tráeme la vaselina y me lubricas un poquito. Me puse unos guantes de latex y fui al baño a por la vaselina, viendo que ya se había preparado el enema. Se puso de costado y me dispuse a lubricar ese lindo agujerito. No se que me pasa esta mañana Antonio, pero me encuentro muy excitada. Los dos solos y pensando en que la madre podría llegar de un momento a otro.
Veía su lindo coñito y no pude por menos que excitarme yo también. Aparte que pensaba en la conversación que tuve con Belén. Desnudita de cintura para abajo, se incorporo de la cama y me dijo, ponme el enema en el baño será mejor. De rodillas sobre una silla y echada hacia delante, inserte la cánula previamente lubricada en su bello ojete, abriendo el grifo del irrigador le dije, ¿entra el liquido? Si me dijo, tenía sus nalgas bien separadas observando una buena panorámica.
Pacientemente iba aguantando como entraba el líquido. Esta vez la zorrita no se quejaba. Casi terminando, me dijo sácame la cánula, así lo hice y se sentó en el water de espaldas a mi evacuándolo todo. Yo tenía una erección de caballo, cosa que se dio cuenta al verme y ni corta ni perezosa me bajo el pantalón y me hizo una mamada de campeonato.
No me podía aguantar más Antonio. Espero que tengamos otra ocasión para hacer otros jueguecitos. Mi madre estará a punto de llegar. Como si nada hubiera ocurrido, desinfecte el irrigador y tirando los guantes de latex al cubo, me dispuse a arreglarme y lavarme las manos. Ella como buena chica se acostó, y yo me marche, dándole recado que a la noche inyectaría a su madre. Por suerte Sonia no había acabado su tratamiento, suerte la mía.