Inyecciones a domicilio (9: Diana)

Siguen las visitas a mis pacientes, entrando de nuevo Emma y Diana, empleada de hogar.

DIANA.-

Continuación del relato anterior, me encontraba con ella en el consultorio. Es colombiana, de 22 años, estatura media y muy bonita como toda chica joven. Aparte del habla tan dulce que tienen por esos lugares. Reside de hace algún tiempo en mi ciudad. Vino al consultorio a realizarme unas labores de limpieza, ya que la conocí aquella mañana en casa de otra paciente.

Una vez quedamos de acuerdo sobre las condiciones de trabajo, le dije que podría comenzar efectuando la limpieza del consultorio. No había ningún paciente en ese momento. Estaba vestida muy elegante, con un conjunto de chaqueta y falda. Portaba un bolso con la ropa de trabajo, me dijo que donde podría cambiarse de ropa.

Puedes cambiarte detrás del biombo Diana. Continuo haciendo trabajos pendientes, me toca hacerlo en ratitos libres, ya que me desplazo mayormente a domicilio a inyectar a mis pacientes. Al rato aparece cambiada, llevaba una bata abotonada por delante, por encima de las rodillas; asimismo unos panty medias. Se puso un calzado más cómodo, habiéndose quitado los zapatos de tacón. Le dije que en el cuarto de baño estaban los útiles de limpieza. Con objeto de no interrumpirla, salgo al bar de enfrente a tomar un café, diciéndole que atendiera el teléfono o si alguien entraba al consultorio. No se preocupe señor, con mucho gusto atenderé las llamadas o si entra alguna visita. Gracias Diana.

Estando en el bar, me enviaron una llamada al móvil. Se trataba de Emma la madre de Sonia, pues se encontraba en cama afectada de una afección gripal y le dije que en una media hora estaría en su domicilio.

Diana había terminado de limpiar, por lo que vamos a mi domicilio una vez cerrado el consultorio. Como saben vivo en la misma finca en el primer piso. La dejo en la vivienda para que realizara la limpieza de la misma y me marcho urgente al domicilio de Emma.

A Emma, ya la hube inyectado en otras ocasiones, al igual que a su hija Sonia. De nuevo tuve el placer de encontrarme con ellas. Emma es una linda señora de 45 años. Llamo al timbre saliendo a abrir la queridísima Sonia.

_Buenas tardes Sonia ¿Qué tal? Bien Antonio, gracias; pasa por favor mi mami no se encuentra bien, ha cogido una fuerte gripe. Debe ponerse una caja de 6 viales, uno cada 12 horas. Yo tengo prescritas unas vitaminas, me hice análisis y el doctor me ha mandado dos cajas de 5 ampollas. Una diaria la primera caja, la siguiente a días alternos. Pasemos a su alcoba por favor.

_Hola Emma, ¿Qué te ocurre? Una fuerte gripe Antonio, como sabes me duele todo el cuerpo y según me dijo el doctor viene pegando fuerte. Tenía puesto el termómetro sobre la axila derecha, toco su frente y le digo: no hay duda que tienes fiebre, comprobando cuando me lo da para su lectura. Tienes 38 de fiebre.

Sonia, ponme el supositorio por favor, vamos mami, vuélvete.

_Antonio, me dice Sonia sobre la cómoda están los inyectables. De espaldas a ella me dispongo a preparar la inyección, observando a través del espejo como su hija desliza las ropas de la cama y la mama se baja las braguitas, viendo ese maravilloso culete y como con sumo cuidado la nena separa las nalgas de su mami y quita el envoltorio del supositorio, poniéndoselo con sumo cuidado.

Mami, me voy a la cocina, vamos Antonio cuando quieras, pincha en el mofletito que mas te guste. Me siento en la cama y tranquilamente pongo el algodón con alcohol sobre su nalga izquierda, le doy el masajito de rigor e introduzco la aguja. Poco a poco administro el vial, muy lento, ¿duele? Un poco Antonio, ya me dijo el doctor que son fuertes estas inyecciones.

Aplico de nuevo el algodón sobre su nalga y me tomo la libertad de subirle la braguita. Puedes volverte Emma. Gracias Antonio, eres muy delicado poniendo inyecciones, amén de otras cosas como tú sabes. No te olvides que luego a la noche me debes inyectar de nuevo, es una inyección cada 12 horas. Por supuesto Emma, hasta la noche, ahora descansa.

Entra Sonia en la habitación y le dice a su mama, dentro de un ratito te traigo la comida, ahora me pondrá Antonio mis vitaminas ¿verdad Antonio? Por supuesto Sonia. Salimos de la alcoba y me dice vamos a mi habitación cariño.

Me da las inyecciones, cada ampolla era de 5 c.c. – Estas te van a doler un poquito Sonia. Ya me lo dijo el doctor, pero no tengo otro remedio. Preparando la inyección, se baja el pantalón y se coloca acostada en la cama. Tomo el frasquito del alcohol y mojo el algodón. Se echa la braguita hacia abajo, mostrando ese lindo culo redondito y prieto. Relájate, estoy toda relajadita; pongo el algodón sobre la nalguita izquierda e introdujo la aguja. Poco a poco voy inyectando el contenido de la jeringa, ¿te duele? Un poquito Antonio, pero se soporta; eres especial mi querido practicante. Termino de inyectarla y pongo de nuevo el algodón sobre la zona inyectada reteniéndolo unos segundos.

Listo jovencita, puedes cubrirte. Toda sonriente se sube la braguita y levantada de la cama se coloca el pantalón en su sitio. Me dice, aun recuerdo cuando me pusiste los enemas. Espero que encontremos alguna ocasión para poder repetirlo. No pude por menos que excitarme pensando en el suculento polvete que le di. Me acompaña hasta la puerta y nos dimos un beso de despedida. No te olvides que tienes que venir luego a inyectar a mi mami. Tranquila Sonia. A la noche nos vemos de nuevo.

Me fui para casa ya que tenia a Diana haciendo la limpieza y se aproximaba la hora de comer.

Ya había arreglado el dormitorio y los baños. Le pregunto por sus inyecciones con objeto de inyectarla antes de comer. Enseguida se las doy Antonio, le dije que eran 4 ampollas, pero en realidad son una caja de seis. Antes quisiera consultarle un pequeño problema. Dígame Diana, resulta que tengo un pequeño granito que me molesta, me da un poco de vergüenza, señalándose el lugar por encima de la ropa. No te preocupes vamos a mi dormitorio. Se desabrocha la bata y lo muestra. Lo tenía prácticamente abajo del ombligo. Quítate la bata y te echas en la cama. Mientras paso al baño a lavarme las manos y buscar unos guantes de latex.

Llevaba unos pantys. Bájatelo un poquito por favor, debajo llevaba unas lindas braguitas de color blanco. Lo tenía un poco enrojecido y simplemente desinfectaría la zona y lo pincharía presionando levemente. Ante mi vista su bonito vientre, observando una pequeña cicatriz. Te operaron de apendicitis, así es señor. Desinfecto la zona con un antiséptico y le dije que estuviera relajada. Pincho con una aguja esterilizada, ¡ay! ya esta Diana, presiono un poquito con los dedos, saliendo el mal. Delicadamente aplico antiséptico y le pongo una gasita cogida con esparadrapo. Déjate la gasita puesta y mañana la quitaremos. Gracias Antonio, es muy amable. Vi unos lindos rizos que sobresalían a través de la braguita.

Enseguida te preparo la inyección. Sin la batita y en pantys, de senos no muy grandes y perfectos, cubiertos por un diminuto sujetador. Una belleza de mujer. De piel morena, una vez preparado el inyectable le dije que se colocara cómodamente boca abajo. Se desliza las braguitas mostrando un culito blanco contrastando con el resto de su cuerpo. Pongo el algodón impregnado en alcohol sobre su nalga izquierda y le aplico la inyección muy despacio. ¿Te duele? Un poco señor, pero me lo hace muy bien. Vale Diana, hemos terminado. Le doy con el algodón en la zona del pinchazo y le digo, puedes cubrirte. Se sube la braguita y levantada de la cama se pone sus pantys bien colocados. Paso al baño a tirar la jeringa desechable,

Daban ganas de echarle unas fotos en pantys y sujetador, mostrando su delicioso cuerpo. Voy a arreglarme señor, deseo llegar a casa y descansar, esta tarde no tengo que realizar ninguna tarea. Salgo de la habitación dejándola que se vistiera cómodamente. Al rato sale vestida con su ropa de calle y quedamos en que al día siguiente viniera sobre las 5 de la tarde.

Salimos juntos de mi apartamento, me dispuse a llevarla a su casa pues al parecer vivía un poquito lejos. Al principio se mostró un poco dudosa, pero me agradeció que la acercara a su casa. Cojo el coche y en cuestión de unos 15 minutos llegábamos a su domicilio. Me agradeció soberanamente el detalle que tuve con ella, respondiéndole que había sido un placer haberla conocido. Nos despedimos y como digo anteriormente nos veríamos de nuevo al día siguiente por la tarde.

Regreso a casa y una vez aparcado el coche, voy al bar de donde trabaja Cristina a comer. Luego subiría a casa a descansar un rato y sobre las 6 de la tarde abriría el consultorio. Me llama Paula la chica que trabaja en el club "La Carreta" al parecer se encontraba indispuesta y necesitaba que pasara por su domicilio. Tomo nota de la dirección y le dije que dentro de una hora pasaría por su domicilio. Ahora tenia trabajo en el consultorio. Tomas de tensión, inyectables, etc.

Llego a su domicilio, saliendo a abrir su compañera de piso de nombre Eva, sobre unos 28 años, 1.70 estatura, rubia y muy bonita. Me acompaña al dormitorio de Paula. Sobre la mesilla de noche estaban los inyectables.

_ 6 ampollas intramuscular profunda lenta, vial de 5 c.c. – Aplicación dos ampollas al día. Al parecer había cogido una afección gripal. Me dispongo a prepararle la inyección, mientras ella se coloca de costado frente a mí. Cuando tenía la inyección preparada, baja las ropas de la cama mostrando un bonito camisón cortito y un tanguita del mismo color. Colocada boca abajo me dispongo a inyectar ese lindo culito. Pongo el algodón sobre su nalga izquierda y le digo que se mantenga relajada, poco a poco inyecto el contenido de la jeringa. ¿Le ha dolido? Un poco pero menos que las otras ampollas.

Mañana vendré a primera hora. Gracias Antonio, ahora inyectas a Eva. Voy al dormitorio con ella e iba vestida con una batita. Preparo las inyecciones y observaba tímidamente. Se desviste, quedándose en bragas y sujetador. Ponte cómoda en la cama y relájate. Te pusieron estas inyecciones. Si, somos compañera de piso y al mismo tiempo trabajo en un club de alterne. Gajes del oficio. Su cuerpo perfecto y de piernas largas, de piel blanca y de pelo rubio que le, llegaba hasta los hombros. Se baja la braguita e inyecto en la parte izquierda muy despacio, ¿te duele? Ya lo creo, pero lo haces muy bien. Termino el vial y procedo a inyectarle la otra nalguita. Se sube la braga y se incorpora de la cama, me abona las inyecciones y nos despedimos hasta el día siguiente.

Tenia que efectuar un montón de visitas. Directamente paso a casa de Cristina. A su hija le tocaba la 4ª de 6 inyectables. Se había levantado de la cama, pero estaba bien arropada sentada sobre una butaca en la habitación en compañía de unas amigas. Cuando tenia la inyección preparada se recostó sobre la cama, bajándose el pantalón del pijama junto con la braguita. Cuando quieras Antonio, pongo el algodón con el alcohol sobre la nalga derecha e inyecto suavemente. Listo jovencita, puedes cubrirte.

Bueno Cristina buenas noches, hasta mañana Antonio. En el comedor estaba su madre y juntos pasamos a su dormitorio. Ya era la última de sus inyecciones. Echada sobre la cama paso a inyectar el culete de su mami, toda relajadita y con el pantalón bajado me dispongo a inyectarle en el lado derecho.

Llevaba puesto el pijama y no portaba braguitas. Observando su culo precioso en toda regla.

Continuando con mis visitas, paso a casa de Mari, vecinita de Laura – Ginecóloga – e incondicional amiga. Le pregunto por Carmen su empleada interna, comentándome que se encontraba en cama. Esta mañana no pude inyectarla porque se encontraba ausente. Mari me acompaña a la alcoba de Carmen.

Sale de la habitación y me dice: os dejo solos, Carmen te comentara su pequeño problema.

¿Qué le ocurre? Cuando se me avecina la regla, paso unos días fatal. Tengo puesta una bolsa de agua caliente a ver si me alivia algo. No te preocupes Carmen, te pondré un analgésico inyectable. Dejaremos las otras inyecciones para mañana.

Preparo el analgésico, 1 vial de 5 ml., intramuscular profunda lenta. Ella estaba acostada de lado y retiro las ropas de la cama hacia abajo, la bolsa de agua caliente la tenía sobre su vientre. Se baja la braguita y observo ese lindo culo prieto y moreno. Voy inyectándole muy lentamente todo el contenido de la jeringa. Doy con el algodón sobre el punto de la inyección y le subo la braguita junto con las ropas de la cama. Mañana te aplicare las otras inyecciones Carmen, de acuerdo Antonio, muchas gracias.

A continuación paso a inyectar a Mari, . Una ampolla de 2 ml., y 1 ampolla de 1 ml., mezcladas ambas en la misma inyección. Como es habitual entro a su alcoba donde ella ya se encontraba dispuesta, se había bajado el pantalón del pijama y recostada sobre la cama mostraba su lindo trasero. Pongo el algodón con alcohol sobre la nalguita derecha e introduje la aguja, aplicando el vial muy lentamente como es mi costumbre. Le doy de nuevo con el algodón y con toda confianza le subo el pantalón.

De nuevo en casa de mi querida amiga Laura, Ginecóloga y amiga preferida. Se había marchado Ana su enfermera por lo que estábamos solos en casa.

Hoy le tocaba su última inyección. Ella se encontraba levantada y repuesta para comenzar su labor al día siguiente. Acababa de salir de la ducha, estaba envuelta en un albornoz de color blanco y pasamos a su dormitorio. Preparo la inyección y mientras ella se quita el albornoz mostrándome un lindo conjunto de braguitas y sujetador. Recostada sobre la cama, con toda confianza le bajo la braguita y desinfecto con alcohol y algodón en su nalga derecha, administrando el antibiótico muy lentamente.

_Antonio, cariño necesito sentirte dentro de mi. Desnúdate por favor. Obedezco al instante y la hago ponerse en la cama, piernas separadas, quería deleitarme en saborear su lindo coñito. Me pongo entre sus muslos y procedo a meterle mi lengua todo lo más profundo. Mi pene se estaba poniendo en erección por lo que deseaba fervientemente penetrarla todos sus agujeros. Deseaba que me chupara el rabo, le digo que se voltee y encima de mí practicamos el 69. Postura preferida. Separo sus nalgas y le lubrico el agujerito con mi saliva y con los jugos vaginales que afloraban al exterior.

Colocada estilo perrito, golpeaba con el pene sus nalgas y se lo meto en su calida vagina. Entreteniéndome en agarrarla de sus lindos senos.

Dame mas fuerte amor, me decía, quiero que lleguemos juntitos al orgasmo. Pongo una almohada bajo su vientre y me dedico a embestirla por detrás, lubricando delicadamente el agujerito de su culo y poco a poco observaba como aquello se iba dilatando, expulsando todo el semen en sus entrañas.