Inyecciones a domicilio (6: Mis Vecinitas)

Nuevas aventuras con Pepa peluquera y Laura la ginecologa.

Pepa

De nuevo paso a visitarlas. Ya era más bien tarde. Había que inyectar de nuevo a Pepa. Me encontraba bastante relajado después de cenar con Laurita y echarle un suculento polvete. Pasaban las 12 de la noche cuando llegaba a casa de Pepa.

Su amiguita Laura salio a abrirme, perdona Laura, pero se me hizo un poco tarde. No te preocupes Antonio, estábamos viendo la tele en el dormitorio. Laurita llevaba puesto el pijama, en la habitación le digo a Pepa se desnude para administrarle el enema. Sin nada de ropa en la parte inferior se puso de costado en la cama para lubricarle el lindo agujerito. Colocándome unos guantes de un solo uso, pongo en mi dedo un poco de vaselina y lo apoyo sobre el lindo agujerito, relájate cielo le dice Laura. Separando sus nalgas, inserto el mismo muy despacio. ¿Notas molestia? No Antonio me lo haces muy bien. Ella estaba apoyada sobre la almohada y tenia su mano sobre el vientre. Ponte de rodillas sobre la cama Pepa, voy a ponerte el enema. Laura aguantaba el irrigador, mientras introduje la cánula bien lubricada y la introduje en su culo. Le dije a Laura si el agua estaba a temperatura ambiente, ni muy fría ni muy caliente.

Abrí la llavecita y procedí a administrarle el enema. ¿Notas como entra el agua? Si Antonio, es una sensación placentera la que siento, me ha venido a la mente cuando de pequeña mi madre me administraba esas lavativas que me daban pánico. Pero esto es una delicia. La zorrita se puso sus dedos en su clítoris, Laura a mi lado se la veía excitada observando el trasero de su amiga. Faltando poquito para terminar el enema me dice, sácame la cánula por favor, enseguida se la saco de su lindo culo, incorporándose de la cama fue rápida al baño a expulsar el enema.

Al ratito saliendo del baño, pude observar que no llevaba bragas, viéndole todo el felpudo de su coñito. Metiéndose entre las sabanas me dice, ¡Dios mío! Que a gusto me he quedado.Me alegro Pepa, ahora voy a pinchar esa linda nalguita. Preparo la inyección y le dije se colocara cómodamente para inyectarle. Pincho sobre la nalga derecha, muy despacio y me dice, ¡madre mía! Como duelen las puñeteras inyecciones. Me despedí de ambas, deseándoles pasaran buena noche. Al día siguiente era domingo, les dije que vendría un poquito mas tarde.

Llegue a casa bastante cansado después del día tan ajetreado y rápidamente me acosté.

Hoy domingo, me levanto sobre las 9 de la mañana, luego de darme una buena ducha y despejarme, me visto y salgo a hacer las visitas de rigor que no eran pocas. Veo si tengo alguna llamada en el contestador, anotando la llamada de Aurora, la chica embarazada. La llamo para decirle que pasaría al mediodía a inyectarla. Hoy era su segunda inyección de vitaminas. Una vez en la calle, me dirijo primero a casa de Pepa. De camino compro la prensa y entro a desayunar en una cafetería cercana a su domicilio.

Sobre las 10 de la mañana, llegaba a casa de Pepa. Laura me abre la puerta: buenos días Antonio. Hola Laura buenos días. Iba en pijama y me dice, prepárame el inyectable, pues debo irme a casa a recoger unas cosas. Luego atiendes a Pepa. Por supuesto Laura enseguida, preparo la inyección y ya estaba echada en la cama junto a Pepa con el pantalón bajado y mostrándome su lindo trasero. ¿Dónde te la pongo? En el lado izquierdo cariño. Le inyecto suavemente y le digo, listo Laura, puedes vestirte. Fue al baño a arreglarse, mientras me dispongo a prepararle la inyección a Pepa.

Laura se vistió en un santiamén y saliendo del baño me dice, os dejo pareja. Hasta la noche Antonio. Adios Laura. Sonriéndome, le dice a Pepa, pórtate bien cielo. Descuida Laura. Una vez nos quedamos solos me dice Pepa, Antonio, inyéctame primero. Tenemos un ratito, deseaba este momento. Pensé para mis adentros, esta chica tiene ganitas, igual me equivoco. Se volvió boca abajo en la cama, deslizando las sabanas por debajo de la cintura. Bajándole el tanguita, le digo ¿Dónde Pepa? En el lado derecho por favor, parece que le tengo menos dolorido. De acuerdo Pepa, relájate. Le doy con el algodón mojado un poquito en alcohol e introdujo la aguja. Poquito a poco voy inyectando el contenido de la jeringa. Terminando de inyectarla, me dice, ¿prepara el enema por favor?

Paso al baño y me dispongo a verter los dos envases de ¼ en el irrigador. Una vez en el dormitorio Pepa estaba colocada de costado mostrándome todo su culo desnudo, se había quitado el tanguita. Vamos cielo, lubrícame con el dedito como sabes hacer. Con el guante puesto, procedo a ponerle un poquito de vaselina en ese lindo agujerito ¿Qué placer me das Dios mío? Ansiaba este momento, y una no es de piedra. Colocándose de rodillas, piernas separadas procedo a introducirle la cánula, observando como contraía el esfínter.

Ponte flojita Pepa., no empujes hacia fuera. Perfecto Pepa, ya va entrando el liquido en tu delicioso culito. Gracias Antonio, lo haces muy bien, me dirás que soy una viciosilla. Este será nuestro secretito Pepa.

Una vez administrado la mitad del enema, retiro la cánula del culo y me dice vamos al baño, sentándose sobre el water, de espaldas a mi, observaba como expulsaba todo el contenido del enema. Allí mismo le dije que se apoyara sobre la bañera para aplicarle el resto, así lo hizo. Me daba más morbo, viéndola delante de mí con el culo en pompa. Tienes un agujerito delicioso Pepa, gracias Antonio. Me estaba excitando a tope cuando de nuevo separo sus nalgas y procedo a aplicarle el segundo enema. El irrigador lo puse colgado de un soporte de la ducha, veía como lentamente bajaba el liquido a través de la goma transparente del irrigador.

¿Falta mucho? Aguanta un poquito Pepa, ya lo tienes todo dentro, saco la cánula y sentándose sobre el water de espaldas a mi, expulsando el agua, prácticamente limpia. Incorporándose me dispuse a secarle el lindo culito.

Gracias Antonio, eres un solete. Ahora quiero que me pongas una irrigación vaginal. ¿No tendrás inconveniente, verdad? Por supuesto que no Pepa, enseguida preparo el irrigador. Echo agua templada sobre el mismo, aproximadamente ¼ de litro, junto con un gel íntimo. Acomódate en el inodoro Pepa. Observo su lindo coño, en todo su esplendor, y le dije que se abriera sus lindos labios vaginales. Lentamente introduzco la cánula curvada y un poquito más larga en su linda concha. Ya te va entrando el agua ¿verdad? Así es Antonio.

Mientras yo le sujetaba el irrigador, ella tenía la cánula cogida con su mano. Una vez acabado el contenido del irrigador, sacándose la canulita de la vagina, se la seco delicadamente con una toallita.

Pepa, debo marcharme, tengo la mañana completa de visitas. A la noche nos vemos. Muy bien Antonio, gracias por todo, hasta luego.

Seguidamente me paso a inyectar a Aurora, la chica embarazada. Hoy le tocaba su segunda inyección del complejo vitamínico

_Buenos días Aurora. Buenos días Antonio, pasa por favor. Estaba en compañía de Alicia, una chica rubia, de aproximadamente unos 39 años. Mira Alicia, hablando del rey de roma. Te presento a Antonio, practicante. Como sabes me pongo unas inyecciones recetadas por mi doctora. Perdóname un momento, Antonio puede prepararme la inyección. Pasemos al dormitorio, por favor.

Me dispongo a preparársela, cuando quieras Aurora. Bajándose el pantalón, se puso acostada en la cama. Se le apreciaba su linda barriguita. Llevaba unas braguitas diminutas tipo slip, que obviamente le dije se la bajara un poquito. Gracias Aurora, ¿de que lado la inyección? En el derecho por favor. Aplico el algodón en la zona a inyectar e introdujo la aguja administrándole la jeringa de 2 ml.

Dejo un momento el algodón sobre el punto de la inyección, y le digo, puedes incorporarte. Echándose la braguita hacia arriba, junto con el pantalón se puso de pie. Me dice, Antonio la siguiente inyección es el martes. Iré a tu consultorio. Conforme Aurora. Hasta el martes pues. Saludo a su amiga Alicia y nos despedimos hasta la próxima visita.

Eran casi las 11 de la mañana pasadas. Aun me quedaban dos visitas. Primeramente me dirigí a visitar a Cristina a su domicilio. De camino entro a desayunar en una cafetería cercana al domicilio de ella.

Ya en el domicilio de Cristina, me dijo que su hija Cristina necesitaba también de unas inyecciones. Cristinita como le dice su madre, es una jovencita de unos 16 años, alta, morena y de una belleza extraordinaria. Hacia tiempo que no la veía. Ya era toda una mujercita.

Cristina, le dije. He sido precavido y traigo tus inyecciones. Como sabes, las tenía en el consultorio. Solo te quedan 2 ampollas. Hoy y mañana. Así es Antonio. El martes iré a visitar a mi doctora, para que me examine y si cree conveniente recetarme. Ahora me preocupa Cristinita, esta mañana a primera hora no se encontraba bien y menos mal que vino la doctora de urgencias enseguida. No te he llamado, porque sabía que tenías que venir.

Le han recetado 6 ampollas parecidas a las mías, ha cogido faringitis. Aparte unos supositorios para la fiebre. Vamos al dormitorio de Cristina me dice, saludando a Cristinita le dije. ¿Qué tal jovencita? Fastidiada Antonio. Con dos o tres días en cama todo solucionado. ¿Tienes fiebre? Toco su frente y le digo a su madre que le pusiera el termómetro. Puede que tenga algunas décimas. Su madre, desabrochándole la blusa del pijama se lo puso en la axila. Mantenlo así durante unos minutos cariño. Mientras me dispuse a prepararle la inyección. A los pocos minutos, Cristina retirándole el termómetro procedió a su lectura.

Tienes fiebre cariño, en concreto 37.7. – Antonio, puedes inyectarle por favor. Le dije que se preparara para inyectarla. Ella se volvió boca abajo en la cama y echando el cobertor hacia abajo, se dispuso a bajarse el pantalón junto con unas lindas braguitas de algodón. Vamos Antonio, cuando quieras. Prefiero los inyectables a las pastillas, pues estas no me sientan bien. Sentándome en la cama, que culito más lindo. Regordete y de piel blanca como la leche. La chica prometía, era toda una mujercita y bellísima como su madre. Puse el algodón mojado un poco en alcohol y desinfecto la nalguita en cuestión. En concreto la izquierda. Dándole una palmadita, y viéndola toda relajada, inyecto suavemente el vial de 4 ml. Intramuscular lenta. ¿Duele? Un poquito Antonio. Termino de inyectarla y le dije, eres una buena paciente. Cristina ponle el supositorio. Mientras yo fui al baño a tirar la jeringa desechable. Mirando a su madre toda sonrojada le dice, cuidado mami.

Yo creí conveniente salir del dormitorio. Vale Cristina ahora voy a inyectar a tu madre. Vendré sobre las 21.00 horas, a inyectarte de nuevo..

Salgo al salón y me dispongo a prepararle la inyección a Cristina. Bajándose el pantalón junto con la braguita se recostó sobre el sofá. ¿Dónde te la pongo? Donde quieras. Froto con el algodón sobre la nalga izquierda y la inyecto suavemente. Listo Cristina, puedes incorporarte. Subiéndose el pantalón toda sonriente me dice, gracias Antonio. Procura venir pronto a la noche, para la inyección de Cristina. Descuida sobre las 21.00 horas estoy aquí. Hasta la noche pues. Adios Antonio y gracias.

Seguidamente paso a casa de Olga, la cuñada de Cristina. Toda sonriente sale a recibirme. Pasamos al dormitorio y le preparo la inyección. Llevaba un albornoz de rizo, en color azul marino. Acababa de salir de la ducha por lo que deduje. Preparo las 2 ampollitas en una sola jeringa, y colocándose en la cama, levantándose el albornoz, me muestra su bello cuerpo. Disfruto viendo sus lindos muslos y le bajo la braguita. Pongo el algodón sobre la nalga izquierda y la inyecto suavemente. Dejo un momentito el algodón, desinfectando el punto de la inyección.

Listo Olga, gracias Antonio. Incorporándose de la cama nos despedimos hasta el día siguiente. Ahora voy a inyectar a Mercedes, que vive en el mismo rellano.

_Buenos días Mercedes.

Hola, buenos días Antonio. Pasa por favor.

En el dormitorio procedo a prepararle la inyección. Iba con ropa cómoda de estar por casa. En concreto un pijama estampado. Colocándose en la cama y con el pantalón bajado me dice, luego de la inyección necesito darme con este gel en la espalda. ¿Puedes darme el masaje? Claro Mercedes, ahora voy a inyectarte. No llevaba braguitas, pudiendo observarle todo el trasero a mi antojo. Se la pongo en el glúteo derecho.

Fui un momento al baño a lavarme las manos. Ella estaba en la misma postura. Quitándose la blusa del pijama, pude observarle toda la espalda. No llevaba sujetador. ¡Dios mío! Que lindo cuerpo. Me siento en la cama y procedo a darle un masaje por toda su espalda. Que bien lo haces, como me alivia esto.

Listo Mercedes. Gracias Antonio. Incorporándose de la cama, nos despedimos hasta el día siguiente.

De momento no tenía que realizar mas visitas por la mañana, así que me dirigí a mi domicilio. Miro si habían dejado algún mensaje en el contestador. Cual sorpresa la mía. Había un mensaje de mi amiga Laura la ginecóloga. Al parecer no se encontraba bien. La llamo por teléfono diciéndole que en una media hora estaría en su domicilio.

Llego a casa de Laura, encontrándola pachuchita. ¿Qué te ocurre cielo? Me temo que me encuentro algo resfriada. Vamos al dormitorio, necesito acostarme. Toco su frente y le digo, creo que debes tener fiebre. Llevaba una bata, y automáticamente le dije se la quitara y se metiera bajo las sábanas. Pude observar un camisón cortito acompañado de unas lindas braguitas. No pude por menos que excitarme viéndola de aquella manera.

Sobre la mesilla de noche, tenia el termómetro junto con unos medicamentos. En concreto unos inyectables y supositorios. Ponte el termómetro, descubriéndose lo puso en la ingle, visionando sus lindos muslos. Tapándola con las sabanas, le dije tenlo puesto un momentito. Al ratito me lo enseña, comprobando que tenía un poco de fiebre. Será mejor que me pongas el supositorio. Bajándole la sabana, la digo se ponga de costado y se descubra. Braguitas bajadas, separo sus nalgas y visionándole el lindo agujerito, lo introduzco en su culito.

Gracias cariño, vete preparando las inyecciones, como puedes ver son balsámicas, espero que quedándome en cama hoy pueda mañana visitar a mis pacientes. Caso contrario deberé posponer las citas.

Preparo tranquilamente el inyectable, un vial de 4 ml. Ella nuevamente se puso boca abajo mostrándome su lindo trasero, de nalgas redonditas y prietas. Le bajo la braguita y desinfecto su nalga izquierda, introduzco la aguja y procedo a inyectar suavemente el contenido de la jeringa. Listo mi amor. Antonio, tienes que realizar hoy mas visitas. No cielo, hasta la noche que debo realizar un par de ellas. Estupendo pues, ¿podrás quedarte conmigo? Claro que si Laurita. Desnúdate Antonio, deseo sentirte junto a mi. Me desvisto y me meto bajo las sabanas junto a ella. Tenía una tele en su dormitorio y nos pusimos a ver unos documentales. Al rato apagamos la televisión y procedimos a acariciarnos bajo la ropa de la cama nuestros cuerpos. Se puso de costado frente a mí, yo rozaba con mi pene sus lindas posaderas. Al mismo tiempo acariciaba su vientre y bajando la mano a la altura de su pubis, me entretuve en acariciarle los lindos rizos. Sigue así amor, me das mucho placer. Me calenté de tal forma, que le dije quiero penetrar esa linda conchita. No te cortes amor, adelante. En esa misma postura, con mi pene erecto, ella misma lo guió hacia su dulce conchita. Comencé con unos movimientos de mete y saca, al mismo tiempo la sujetaba por las caderas. Notaba como sus flujos vaginales se mezclaban con los míos. Alcanzamos el clímax al mismo tiempo. Algo sorprendente que no ocurre muchas veces .No te retengas amor, descarga tu semen en el fondo de mi vagina, sabes que tu mismo me pones el anticonceptivo inyectable.

Después de descargarme completamente, nos levantamos de la cama y fuimos al baño a lavarnos. Le dije que se sentara sobre el bidet y me dispuse a prepararle una ducha vaginal. Los dos aseaditos nos metimos en la cama de nuevo. Nos quedamos dormidos entrelazados.