Inyecciones a domicilio (10)

Nuevas andanzas de mis pacientes.

Continuando con mi querida ginecóloga Laurita, después de descargarme en el magnifico culo estuve unos minutos sobre ella, los dos estirados en la cama. Aun mantenía mi pene dentro de su calido agujerito. Nos levantamos de la cama y nos metemos en la ducha, enjabonándonos mutuamente y prodigándonos toda clase de caricias. Tenia ganas de lavarle su lindo culo aplicando un enema. ¿Qué te parece Laurita? Hazme lo que quieras mi amor. Cojo agua templadita y la pongo en el irrigador, aproximadamente poco más de ½ cuarto de litro. Echo gel jabonoso dentro del mismo, le digo que se apoye sobre la bañera y me deleito en meterle un dedo en el recto masajeándole su interior. Seguidamente introduzco la cánula observando a través de la goma transparente la bajada del agua como iba entrando en su recto.

Llevando en su interior la mitad del enema, le saco la cánula y la penetro vaginalmente de pie en la bañera. Observaba como evacuaba el enema sobre el piso de la bañera. Afortunadamente agua limpia y perfumada del interior de su culo. Nos secamos y me visto de seguida, que pena la mía no poder quedarme con ella, aun tenia que efectuar varias visitas.

Al día siguiente procuraría que nos viéramos de nuevo. La dejo acostadita y acabándome de vestir nos damos un efusivo abrazo. Directamente paso a visitar a Pepa.

_Buenas noches Pepa, ¿Qué tal Antonio? Adelante. Has ido a casa de Laura. Ahora cuando te inyecte a ti paso por su casa. Mañana llamad a la doctora para que os de cita. Por supuesto Antonio. Ya te lo comunicaré.

Vamos a la habitación cariño. Llevaba una linda batita semi abierta, dejándome ver el camisón de dormir. Tomo el inyectable de la mesita de noche. Mientras ella fue al baño un momento. Tenía la inyección preparada. Al ratito sale del baño y despojándose de la bata se queda en camisón mostrándome sus lindos muslos. Toda sonriente se acuesta sobre la cama y se coloca de costado, deslizando sus braguitas. Observo ese lindo trasero y mojo el algodón en alcohol, desinfectándole la nalga izquierda. Muy despacio introdujo la aguja y le aplico el vial muy lentamente. Pongo el algodón en su lindo culito y le subo la braguita. Se incorpora de la cama y me dice que pena que te tengas que marchar Antonio. Deseo fervientemente pasar una noche contigo. Sobretodo hoy que estamos solos.

Yo también deseo estar contigo Pepa, pero déjame pensar. Voy a atender las visitas pendientes y si te parece te vengo a buscar, previamente te llamaría por teléfono. Estupendo Antonio, espero tu llamada.

Seguidamente, me dirijo a casa de Emma. Iba de nuevo a pinchar a mi querida paciente. Su encantadora hija Sonia, sale a recibirme.

_Buenas noches Sonia. Hola Antonio, buenas noches. Pásale a la alcoba de mi mama. Toco a la puerta de su habitación, ¿se puede? Adelante Antonio.

_Buenas noches Emma.

Salgo directamente hacia mi domicilio, no sin antes llamar por el móvil a Pepa. Que estuviera atenta cuando la llamara por el telefonillo. Deseaba aplicarle unos enemas y pasar unas horas de sexo a tope.

Hola Antonio, buenas noches. Vamos a por tu segundo pinchacito. Así es Antonio. Primeramente Emma me dijo le pusiera el termómetro en el recto.

Emma me ve la cara de sorpresa que puse y me dice no te preocupes Antonio, eres de confianza, así que manos a la obra. Se coloca boca abajo en la cama y se echa hacia abajo la braguita. Separo sus nalgas e le introduzco en su lindo agujerito el termómetro. No te muevas Emma, retenlo un momento por favor. Yo se lo sujetaba observando todo su trasero maravilloso. Al ratito lo retiro; no tienes fiebre Emma. Desinfecto el termómetro con alcohol y procedo a inyectarla. Estaba en la misma posición y como es natural tenía a la vista su maravilloso culo, de nalgas prietas y blancas como la leche. Me siento en la cama y tranquilamente le doy con el algodón previamente en la nalga izquierda; notándola bien relajadita, inyecto muy despacio el vial de 5 ml., me dice: estas inyecciones si que duelen Antonio. Pero se soportan, viniendo de tus manos tan delicadas. Gracias Emma. Eres muy amable. Terminado de inyectarla le doy con el algodón y le subo la braguita. Ya estas servida Emma. Procura descansar, vale Antonio. En ese momento entraba Sonia su hija a traerle un vaso de leche.

Me despido de ella deseándole felices sueños. Sonia me dijo que quería mostrarme unos medicamentos para ella. Que por favor la acompañara a su habitación. Me quedo un poco intrigado, pero accedí a acompañarla. Igualmente, no debería saberlo su madre.

Me había mostrado toda una serie de irrigadores de goma, en forma de pera. En concreto dos o tres tamaños, de ¼, ½ y 1 litro. Sonia estaba aficionada a que le practicaran lavativas y le dije que no era recomendable que abusara mucho de sus aficiones. No obstante, me dijo que le pusiera un enema pequeñito, que se sentía con ganas de que le introdujera la cánula dentro del lindo agujerito de su culo. Al mismo tiempo, necesitaba el anticonceptivo inyectable.

Primeramente cierra la puerta de su alcoba y me dice, prepara el enema pequeñito y me lo pones cariño, de acuerdo Sonia. Se desvistió quedándose en un bonito conjunto de braguitas y sujetador. Le dije se pusiera de costado en la cama que iba a lubricarle el ano. Me fui a lavarme las manos y traer la vaselina del armarito de baño. La perita de goma del irrigador la lleno de agua templada; primeramente me dedico a lubricarle el lindo culo, separo sus nalgas y unto un poco de vaselina sobre el precioso agujerito. Acto seguido lubrico la cánula y la inserto delicadamente en su precioso trasero. Poco a poco fue entrando el enema. Ella pacientemente me decía que notaba un placer inmenso. Terminado todo el enema, la puñetera aguantaba bien y controlaba su esfínter, se levanta de la cama y fue al baño a expulsarlo.

Había dejado la puerta del baño abierta y se sentó en el water de cara a mí, mostrándome todo su lindo coñito. Habiendo evacuado el enema me dice: que a gusto me he quedado Antonio. Se levanta y muy delicadamente se seca sus genitales con una toallita de baño.

Se viene hacia la alcoba simplemente con diminuto sujetador y le digo, colócate abierta de piernas, quiero comerme ese delicioso coñito. Le meto el dedo en la calida vagina y procedo a separarle los labios, metiéndole la lengua en la calida cuevecita. Mi pene estaba en erección, me desabrocho los pantalones y se lo meto en la boca, comenzando a chupármelo delicadamente. Estaba a punto de correrme, por lo que le digo que no aguantaba mas, me descargo sobre su lindo vientre. Acto seguido pasó al baño a lavarse y yo junto a ella.

Rápidamente, me dedico a prepararle la inyección del anticonceptivo mensual. Toda ella una vez aseada se baja la braguita y procedo a inyectarla en la cama. Me recreo dándole unas suaves caricias sobre su lindo culete cuando le puse el inyectable y le subo la braguita. Se cubre con la batita y me acompaña hasta la puerta, no sin antes darme un beso.

Paso a visitar a Laura, vecinita de ella, que vive en la puerta contigua. Al mismo tiempo tuve la ocasión de ver a mi queridísima Belén. Cuando llamo a la puerta sale a recibirme Laura.

_Buenas noches Antonio.

_Hola Laura, buenas noches. ¿Qué tal te encuentras Laura? Afortunadamente bien, aunque un poco flojita. Igual necesitare un complejo vitamínico. Belén se encuentra en cama. Tiene una fuerte gripe y debe ponerse unas inyecciones cada 12 horas. Vamos a su dormitorio.

_Buenas noches Belén, hola Antonio; ya ves aquí bastante fastidiada y teniendo que guardar cama. Ves preparando la inyección cielo. Ahora tengo puesto el termómetro. Le retiro el termómetro, desabrochando su lindo camisón; observaba sus lindos senos de aureolas color marrón. Se le apreciaba unas décimas de fiebre, Laura le dijo se pusiera de costado, para ponerle el supositorio. Yo, le preparaba el inyectable. Observo como se coloca de costado en la cama, y bajando la ropa de la cama, Laura le baja la braguita y separándole las nalgas muy delicadamente, toma el supositorio y lo introduce por ese lindo agujerito. Acto seguido le digo: Belén, ponte relajada. Aplico el algodón sobre la nalga izquierda, previamente impregnado de alcohol y lo aplico suavemente desinfectando la zona. Procedo a introducirle la aguja; una vez hecho, le aplico todo el contenido de la jeringa muy despacio, ya que era intramuscular profunda lenta. Aplico de nuevo el algodón sobre ese lindo culete y le subo la sugestiva braguita.

Muchas gracias Antonio, no hay duda que pones las inyecciones como nadie. Gracias Belén, ahora voy a ponerle otra a Laurita. Allí mismo preparo la ampolla y de pie frente a mi se dispone a bajarse el pantalón. Se recuesta junto a Belén y le aplico el vial, ultimo de su tratamiento. Me despido de ambas y paso a casa de Pepa.

La llamo al telefonillo de la calle y subo a su domicilio. Toda sonriente me coge de la mano y pasamos al dormitorio. Deseaba fervientemente que la penetrara por el culo, no sin antes aplicarle una lavativa que se había cuidado muy bien de prepararla ella misma.

Llevaba puesto el pijama y enseguida le dije que se desnudara. Deseaba fervientemente explorarle todo ese culo a conciencia. Pepa, ponte de costado en la cama y relájate corazón. Ahora voy a lubricarte ese lindo culito mi amor, sentirás mucho placer. No lo dudo Antonio, deseo que me metas el dedito y luego la lavativa de ½ litro. Me corro solo de pensarlo. Me dispuse a lavarme las manos detenidamente y cuando salgo del baño, la panorámica de Pepa era extraordinaria. Desnuda de cintura para abajo con la pierna derecha hacia delante.

Pude contemplar el lindo agujerito de su culo y sentándome en la cama a su lado me dispuse a meterle el dedo lubricado de vaselina. Pepa tenía la cabeza reclinada sobre la almohada y las manos sobre su lindo vientre. Toda lubricada, y levantada de la cama pasamos al baño. Cojo el irrigador y la hice ponerse apoyada junto a la bañera. Ponte flojita mi amor, poco a poco le inserto la cánula del irrigador, observando a través de la goma transparente la bajada del agua. Tenía mi mano izquierda apoyada sobre sus nalgas y la derecha sujetaba la cánula insertada en el culo.

Pacientemente aguantaba como iba entrando el enema en su recto. Cuando llevaba introducido ¼ de litro, saco la cánula y la hice ponerse sentada en el water para que evacuara. A continuación me dispuse a administrarle el otro ¼ de litro restante. Mi pene se puso en erección, pensando que pronto iba a penetrar ese lindo culete. Pacientemente y con cara de placer retuvo la otra lavativa. Una vez evacuada, pasamos a la cama y comenzamos a acariciarnos mutuamente. Nos colocamos en la posición del 69, ella encima de mi y mientras me entretenía en meterle los dedos en el culo y chuparle todo el coñito. Ella me hacia una suculenta mamada.

Luego se puso en la posición del misionero y me entretuve en comerle el coño nuevamente, separando los labios vaginales y masturbándola con mis dedos. Paso a penetrarla primeramente por el coñito, piernas encima de mis hombros y yo arremetiéndole con todas mis ganas. Estuvimos un buen ratito de mete y saca. Seguidamente me dispuse a penetrar ese lindo culo; puesta a estilo perrito, de rodillas en la cama y le puse una almohada bajo su vientre. Me puse vaselina en el pene, al mismo tiempo le puse a su lindo agujerito. Muy despacio la fui penetrando, observaba como poquito a poco iba entrándole; ella gemía de placer. No pude aguantar más y descargo todo mi esperma en sus entrañas. Puesta en la misma posición, me daba morbo lavarle el culito. Le dije que no se moviera. Seguidamente fui al baño a por una manopla y una pequeña palangana; echo agua templadita y unas gotas de gel y me dispuse a asearle delicadamente ese lindo culo.

Nos fumamos un cigarrillo, comentando el suculento polvete y con muy poquitas ganas de marcharme, pero no había otro remedio nos levantamos de la cama y pasamos a darnos una ducha mutuamente. Me visto rápidamente y espero que ella salga de la bañera. Acompañándome hasta la puerta nos besamos apasionadamente.

Salgo directamente hacia mi domicilio. Antes de entrar a casa me dirijo a cenar al bar ubicado junto a mi domicilio.