Involucrando a mi marido. La consumación (2)

La saga continúa... se acerca el final...

INVOLUCRANDO A MÍ MARIDO. La Consumación 2.

Cuando llegué al bar mi hermana estaba impaciente y un poco enfadada, pero, como siempre, no me regañó mucho. Nos tomamos una copa y me preguntó sobre la caja de zapatos que, por supuesto, no estaba envuelta, le contesté con una explicación un poco absurda sobre la zapatería que iban a abrir y que al dueño le había caído bien y me los había regalado, mi hermana respondió que me pasaban cosas muy raras, me reí pensando en su reacción si le hubiera contado que los había cambiado por un polvo, una comida de coño y un tanga mojado y usado. Le pedí que se viniera a comer a casa, salimos del bar y así lo hizo. Después de comer y acostar a la niña nos tomamos un café y hablamos un rato. Mi hermana llevó la conversación hacia el sexo, yo sabía que estaba "mosqueada" con mi actitud y quería saber lo que pasaba, pero yo creía que aún no había llegado el momento de decirle nada. Estuvimos bromeando sobre la calidad y frecuencia de nuestras respectivas relaciones sexuales y noté como ella se entristecía un poco, toda la familia conocía que su matrimonio pasaba por serias dificultades y, seguro, que su vida sexual no era muy satisfactoria. Mientras hablábamos recordé como en escasos meses había cambiado la mía y me estremecí, en ese mismo momento mi coño rezumaba jugos después de que me hubiera follado un perfecto desconocido y al día siguiente mi cuerpo iba a estar a disposición de mi esposo y de uno de mis amantes; sentí como mi vientre temblaba y mi coño se humedecía, estaba totalmente ausente, oí la voz de mi hermana:

Daría cualquier cosa por saber que piensas… seguro que nada bueno. – dijo

Me sobresalté, la miré sonriendo y le contesté

La verdad… espero que lo que pienso sea más que bueno –

Supongo que está relacionado con nuestra conversación ¿verdad? –

Por supuesto – le contesté desenfadadamente.

Nos despedimos con diversos comentarios picantes y quedamos para el día siguiente. Me duché antes de que la niña se despertara y me entretuve más tiempo del habitual en mi entrepierna, cerré los ojos y me vi tendida en la mesa con mi tanga colgando del tobillo y Víctor martilleándome el coño, me había dejado exhausta y satisfecha pero recordé su invitación a volver por la tarde y mis hormonas comenzaron a alborotarse. Reviví diversos momentos de mi último polvo mientras mis dedos jugaban con mi hendidura y mi clítoris, en pocos segundos me corrí dulcemente.

Después de quedarme relajada me puse un albornoz y me fui a despertar a mi hija, le di la merienda y estuve jugando un rato con ella, yo me sentía contenta y parecía que ella lo notaba pues no paraba de reír conmigo. Eran las siete y decidí vestirme y dar un paseo con la niña, pensé en Víctor cuando elegía mi ropa interior y me decidí por una pequeña braguita blanca que lo transparentaba todo, un vestido de punto con amplio vuelo completaban toda mi indumentaria, me contemplé en el espejo y me gusté, no tenía intención de volver a la zapatería, pero… ¿y si cambiaba de opinión?... quería estar atractiva y accesible.

Salimos y paseamos por las proximidades de casa, mi cabeza solo giraba alrededor de la noche siguiente, su hubiera podido me habría ido sola hasta la hora del encuentro con mis dos hombres, por más que lo intentaba no podía hacerme una idea de cómo se iban a desarrollar los acontecimientos. Solo una cosa tenía clara, "Q" sería el maestro de ceremonias, el impondría las normas y mi marido y yo las acataríamos… "acataríamos"…esta palabra me daba escalofríos, implicaba sumisión, abandono, obediencia y esto me ponía caliente… muy caliente. Sin darme cuenta me había dirigido a la cafetería donde "Q" me hizo saber que me follaría, que sería suya cuando el quisiera, donde me hizo quitarme las bragas en público y donde se apoderó de mí alma

Miré a la terraza como hice la segunda vez que lo encontré, pero no estaba allí, me sentí decepcionada, me hubiera encantado que estuviera para que fabricara una de esas situaciones morbosas que me hacían desfallecer, ni imaginaba lo que podría haber inventado, pero habría hecho lo que me hubiera pedido. Estaba caliente como una perra en celo, notaba mis bragas cada vez más mojadas y mi coño pedía ser traspasado, me acordé de todos mis amantes, de los orgasmos que me habían arrancado, de las veces que me habían poseído, retazos de mi vida sexual pasaban por mi mente como si estuviese viendo una película, de pronto oí llorar a mi hija y sentí la sensación de haber despertado de un sueño, le di agua y se calló. Caminé hasta un pequeño parque y me senté las piernas apenas me sostenían, sentía un intenso ardor en mi sexo y mi vientre temblaba sin control. Me senté en un banco presa de una calentura asfixiante, miré a derecha e izquierda y al ver a nadie abrí un poco las piernas y subí mi falda; pronto una de mis manos subía por mis muslos buscando mi ardiente vagina, aparté la chorreante braguita y con dos dedos busqué el clítoris entre los mojados vellos que se pegaban a mis abultados labios vaginales. Lo encontré grande y erecto, un orgasmo me hizo rechinar los dientes mientras mi cabeza se vencía hacia atrás y me mordía la lengua para no gritar de placer. Poco a poco fui calmándome y volviendo en mí, vi que alguien se acercaba y sacando la mano, me bajé la falda y cerré las piernas. Un sentimiento de vergüenza me llenó, ¿hasta que límites estaba llegando?, el sexo se estaba convirtiendo en el centro de mi vida y yo no podía o no quería evitarlo, miré a mi hija mientras algunas lagrimas escapaban de mis ojos, ¿qué me había hecho "Q"?, ¿en que me había convertido?, ¿por qué algo que antes me gustaba y disfrutaba ahora se había convertido en una obsesión?, miles de preguntas me asaltaban y no tenía respuestas, pero una sobre todo me asustaba… ¿sería capaz de salir de la espiral en la que me estaba metiendo?.

Estaba anocheciendo y me levanté para dirigirme a casa, estaba próxima a ella cuando vi a Víctor que venía en dirección contraria, mi pecho comenzó a agitarse, se paró a mi lado y me besó en la mejilla

¡Hola! – me dijo – me distes plantón.

Me ha sido imposible ir no tenía con quien dejar a la niña – respondí mientras me preguntaba que por qué le daba explicaciones-

Se agachó junto al cochecito y empezó a hacerle carantoñas a la niña

¿Así que tú eres la que no ha dejado que mamá viniera a jugar conmigo? –

La niña se rió y empezó a manotear, de pronto sentí que una mano acariciaba mis muslos y me buscaba el coño.

Por favor, saca la mano, estoy junto a mi casa – le pedí.

No te preocupes, el cochecito de la niña me tapa y, en realidad, tú no quieres que la saque ¿verdad? –

En ese momento sentí como su mano alcanzaba mi entrepierna y exhalé un gemido, me miró con sorpresa y continuó hablando

Estás chorreando, ¿vienes de estar con alguien? –

Noooo – le contesté – saca la mano te lo ruego. –

No se como había bajado mi braguita hasta medio muslo y sus dedos recorrían impunemente mi raja. Aguantaba como podía mis gemidos mientras mis manos apretaban con fuerza la barra del cochecito

Te lo suplico… no me hagas esto… - le pedí

¿Seguro que no? – preguntó a su vez mientras sus caricias se hacían mas fuertes y profundas

Yo, instintivamente, había abierto las piernas hasta donde me permitieron las bragas y mí pecho se agitaba libremente bajo mi vestido. Un gemido escapó de mis labios.

¿Te quieres correr? – dijo mientras cesaba de mover sus dedos.

Siiiiiiii – le contesté

¿Follarás mañana conmigo? –

Siiii – respondí - pero por favor quiero correrme ya.

Dos de sus dedos tomaron mi hinchado clítoris y en pocos segundos me vine espectacularmente.

Víctor me subió las bragas como pudo y se levantó, con su dedo índice levantó mi barbilla y aspiré el inconfundible olor de mi sexo, su mano estaba brillante de mis jugos.

¿A que hora te espero?- preguntó

Recordé que por la tarde venía "Q" a casa, era el gran día, no sabía que decirle

Solo puedo por la mañana, por la tarde es imposible – le contesté

Yo no puedo por la mañana, queremos terminar la tienda, ¿te parece pasado mañana por la tarde? -

Suspiré interiormente, un problema menos, me puse hasta de buen humor.

Me parece – respondí

¿Toda la tarde? –volvió a preguntar.

Todo el tiempo que seas capaz de retenerme – le dije con coquetería.

Su voz se había ido enronqueciendo mientras hablábamos, le miré a al entrepierna y noté su erección. El se dio cuenta de mi mirada y los dos comenzamos a reírnos.

¿Irás mañana a tomarte una copa al bar? – su voz sonaba ronca y caliente.

¿Iré? – le contesté

¿Sin nada? –

Solo con el vestido, pervertido – bromeé – bueno, tengo que irme.

Me acerqué para besarle la mejilla, pero él se la ingenió para morderme suavemente un

labio. Miré hacia todos lados, pero las pocas personas que circulaban parecían no estar pendientes de nosotros.

Hasta mañana – me despedí.

Hasta mañana – dijo él.

Cuando llegué a casa ya estaba mi marido, me saludó con un beso y cogió a la niña en brazos, bañé a la niña mientras oía a mi pareja trastear en la cocina. Después de ponerle el pijama, me dirigí al salón, había preparado un tapeo para nosotros y la cena de nuestra hija, sentí remordimientos por lo que estaba haciendo con él y estuve a punto de decirle que dejásemos nuestro plan, pensaba que era una auténtica zorra y que mi marido no se merecía mi actitud. Cuando la niña cenó él la llevó a la cuna, al regresar yo estaba medio tendida en el sofá y debía tener una excelente panorámica de mis muslos y bragas, le sorprendí mirándome fijamente la entrepierna, no varié mi postura y le sonreí

¿Te gusta el panorama? – le pregunté.

Con locura – respondió mirándome con deseo.

¿Y este? – volví a preguntar mientras me levantaba y me quitaba el vestido.

Cubierta solo con las bragas delante de él, me di cuenta de que mi única prenda estaba muy baja, mostraba la totalidad del vello púbico y la parte superior de mi hendidura. Me miró y me preguntó:

¿Así sales a la calle, sin sujetador y con las bragas casi en las rodillas? –

Me di cuenta de que había cometido un error, pero reaccioné con rapidez

No, el sujetador me lo he quitado cuando bañé a la niña aunque tú sabes que salgo a veces sin él, en cuanto a las bragas no me las habré puesto bien al hacer "pis", pero si a ti te gusta que salga así, desde mañana lo haré.

Enrojeció, me acerqué a él y tomándole una mano me la puse encima del coño, después le acariciaba la polla por encima del pantalón… estaba muy dura,

Al parecer es así, te gusta que tu mujer se vista de putita – le dije mientras le abría la bragueta, metía la mano por debajo del slip y le cogía con fuerza su miembro.

Tienes el coño pegajoso, ¿no habrás…?.

No le dejé terminar

No - le respondí – son mis propios jugos, estoy muy caliente y no dejan de manar.

Lo desnudé me arrodillé ante él y lamí suavemente su glande, cerró los ojos mientras su miembro se levantaba aún más.

¿Por qué me haces esto si no me vas a dejar follarte? – me dijo.

Sonreí interiormente, él tenía totalmente asumido que era un actor secundario de la situación que estábamos viviendo y creía que yo era quien dirigía todo, lo que no sabía, y se enteraría el día siguiente, era que quién realmente la manejaba era "Q".

No contesté y continué lamiendo suavemente su glande, cuando observé que iba a correrse retiré mi boca, la polla se movía de un lado a otro, creo que nunca la había visto así

Sigue por favor – me pidió.

Sin decir una palabra le cogí de los testículos y, suavemente, le arrastré a nuestro dormitorio, le empujé y cayó en la cama, me miraba con deseo. Me quité lentamente las bragas, me arrodille a su lado y pasé mi mojada prenda por todo su cuerpo, le impregné de los jugos que Víctor había sacado de mí, después fue mi lengua la que lo recorrió de arriba abajo, sus gemidos resonaban por toda la habitación, hice que se diera la vuelta y continué ensalivando su espalda y glúteos, estaba a punto de estallar, le empujé para que volviera a ponerse boca arriba y me puse entre sus piernas, la polla estaba congestionada. Acerqué mi boca y con la punta de la lengua comencé a darle pequeños toques desde el glande a los testículos, mi marido gemía y se retorcía, de pronto, levantó las caderas violentamente, sabía que el momento había llegado y me metí su miembro en la boca, estaba ardiendo y se contraía con fuerza, le arañé suavemente el escroto y, con un grito, se descargó en mi boca, noté su semen caliente y muy liquido, lo retuve en la boca hasta que noté que su polla se calmaba e iba poniéndose más pequeña. Me senté en su pecho, abrí la boca para que viera su semen y me lo tragué, después me tendí sobre él y nos besamos con pasión.

Ya tapados por las sábanas, me pasó el brazo por debajo del cuello y me atrajo hacia su pecho.

¿Por qué no hablas?- preguntó.

No se que decir – contesté.

¿Esto ha sido para compensar lo de mañana?

No, te aseguro que no, me apetecía hacerlo y lo he hecho. ¿No te ha gustado? –respondí.

Sabes que sí, pero no es habitual que hagas estas cosas –dijo.

¿Y es habitual que veas como tu mujer se desmadra en un restaurante, liga con un tío y se deje hacer todo delante de ti? – respondí enojada.

No quería… decir… -balbuceó.

¿Qué es lo que no querías decir?, ¡¡quieres que "Q" me folle, te pone caliente verme penetrada por alguien, te gusta verme jadear debajo de otro tipo…!!

Estaba enfadada y no me contenía, continué hablando

Te di la oportunidad de parar todo esto y tú no quisiste, te lo vuelvo a repetir, ¿quieres que anulemos todo?, yo te quiero, mírame a los ojos y dime que lo dejemos… ¿serás capaz de darme lo que necesito?...

Me miró fijamente y con voz contenida me contestó:

Al menos se lo que necesitas ahora… quieres seguir adelante y seguirás, mañana vendrá "Q" y tú llevarás la batuta… yo me amoldaré a lo que tu digas

Las lagrimas brotaron de mis ojos mientras pensaba en lo equivocado que estaba, me pregunté como reaccionaria al ver que el que imponía las normas era "Q"

Solo quiero que recuerdes que de lo que pase mañana tú también eres responsable – le dije entre sollozos.

Antes de dormirme rememoré alguna de las situaciones del Parador y me estremecí, el día siguiente sería placentero y duro para los dos

(CONTINUARÁ)