Introducción - la psicóloga
Introducción a la historia
Un llanto me sobresalta mientras yazco adormilada en el sofá, me despierto y miro el reloj que marca las cuatro de la tarde... rápidamente me levanto, me acerco a la cuna y cojo en mis brazos a ese bebé que se ha convertido desde que nació en otra parte importante de mi nuevo mundo... con el bebé en brazos, me giro sobre mí misma y veo que ya lo tengo todo perfectamente preparado... incluso la tarta está ya sobre la mesa del salón con su velita lista para encenderse... es martes, pero no un martes cualquiera... hoy se cumple un año del que ha sido uno de los días más felices de mi vida.
En breve comenzarán a llegar las personas que espero para celebrar la fiesta de cumpleaños... no son muchas, sólo esas personas especiales de mi vida que no pueden faltar en un día tan especial como hoy.
Mientras las enumero mentalmente, me acuerdo de ella... de la puta mi hermana, menos mal que no la he vuelto a ver... la mataría... me hierve la sangre con todo lo que hizo, pero ya no pongo excusas a las cosas que pasan en mi vida y sé que todo lo sucedido, en el fondo, fue completamente culpa mía... ella sólo se aprovechó de mi estupidez... afortunadamente para mí, no consiguió su objetivo...
Mientras espero miro a mi bebé... miro sus preciosos ojos verde esmeralda que brillan como dos enormes soles... unos ojos verde esmeralda que me traen muchos recuerdos de cosas de mi pasado, tanto buenas como malas.
Soy una mujer que poco a poco se va acercando a los cuarenta, estudié psicología por vocación y trabajo en ese campo desde que acabé la carrera... pero no se crean que siempre he sido tan feliz como lo soy en la actualidad, durante mucho tiempo fui estúpida, demasiado estúpida... llegué incluso a tirar toda mi vida a la basura hasta que la diosa fortuna, el azar, el destino... llámenlo como quieran... me hicieron darme cuenta que vivía en una gran mentira, mi mentira... una mentira que estaba sólo dentro de mi cabeza.
Siempre he pensado que mi profesión es una forma de ayudar a personas cuando lo necesitan... por experiencia sabía y sé, que cada persona tiene una manera diferente de pensar y afrontar sus problemas, pero siempre viene bien tener otro punto de vista... que otra persona que no tiene implicaciones personales directas contigo o con tus problemas, que sea completamente ajena a todo, te dé su opinión sobre ellos... una opinión quizá muy diferente y que te haga ver las cosas desde otro punto de vista.
Sé que muchas personas piensan que para esto que cuento están los buenos amigos o la familia, pero éstos a veces no se atreven a ser todo lo sinceros que deberían temiendo ser demasiado crueles... también existen personas que no tienen amigos o familiares cercanos, o quizá no están preparados para hablar con esas personas de su entorno de ciertos temas personales, bien sea porque no sienten cómodas contando o bien porque directamente les da vergüenza hablar de sus problemas personales con gente conocida.
Al final todos tenemos algo en común... llega un momento en que estallamos, en el que necesitamos desesperadamente contarle a alguien qué sucede, y para esas personas que son incapaces de acudir a sus familiares o a sus amistades no les quedan demasiadas posibilidades... algunas buscan un foro de internet como lugar para desahogarse... otras acuden a la barra un bar a tomar copas, donde generalmente acaban bastante borrachas contando sus miserias a alguna persona que les acompaña, bien sea el camarero que está al otro lado de la barra sirviéndoles las copas o la persona que se sienta a alguno de sus lados bebiendo y pensando también en sus propios problemas... las que menos, aunque quizá sean las más valientes en mi opinión, acaban sentadas o tumbadas en un diván como el de mi despacho.
Sinceramente, siempre me consideré una experta en el arte de escuchar y creía que daba buenos consejos... consideraba que ayudaba a otras personas y me veía capaz de resolver cualquier situación imaginable por difícil que pareciese al paciente... sin embargo, ahora volviendo la vista atrás, no podía tener una percepción más ingenua sobre mis capacidades, especialmente a la hora de aplicarlas a mí misma... todos hemos oído ese dicho popular...
en casa del herrero, cuchillo de palo
... ¡qué gran verdad!
Hace varios años, todo mi mundo s
e desmoronó y me vi completamente sola ante el abismo... tuve miedo, mucho miedo y lloré como nunca antes había llorado en la vida... una serie de acontecimientos, sueños y también pesadillas cambiaron mi vida... pensándolo bien ahora y analizando el día a día de aquellos hechos, tal vez todo fuera una sucesión de meras coincidencias... pero juntándolo todo tal cual sucedió, me sirvió para enfrentarme cara a cara a mi pasado, a mis errores y me hizo cambiar mi forma de ver la vida... mi forma de pensar, y sobre todo cambiar mis prioridades drásticamente... tuve que recomponer por completo los pilares de mi vida y para poder empezar de nuevo... decidí luchar por recuperar lo que verdaderamente es importante en la vida y yo había perdido por mi estupidez... cosas que hasta aquel mes me habían parecido secundarias, dejaron de serlo... abrí los ojos y comprendí que no hay nada mejor que disfrutar de cada minuto de esta vida y ser feliz junto a la gente que me quiere y a la que quiero.
Unos ojos verdes esmeralda... como los de mi bebé... fueron el desencadenante de una de las experiencias más dolorosas de mi vida... pero a día de hoy, doy las gracias todos los días porque aquello sucediera... esta es la historia de cómo cambió mi vida...