Introducción Anal

María quiere darle una sorpresa a su novio en la noche de bodas y queda con Ana y una amiga para preparala.

María era la más joven de sus hermanas. Era la más liberal y a la vez la más romántica. Siempre intentaba hacer el amor con su novio de manera dulce y sensual. Habían decidido casarse en el mes de Mayo y María comprendió que tenía un problema. María era una mujer de veintiocho años muy delgada. Tenía un pecho pequeño y unas piernas largas. Además era guapa con un aspecto aniñado y el pelo corto rubio.

El problema de María era el día de su boda. Esa noche quería sorprender a su novio con algo más que un buen polvo. Necesitaba que su novio comprendiese que era la mujer que iba a tenerle atado tanto sexualmente como sentimentalmente. Por ello pidió consejo a una de sus mejores amigas.

-Ana, quiero que me digas qué puedo ofrecer a mi novio. Se lo he dado todo pero quiero que esa noche sea única.

Ana era bajita, también delgada pero muy sexy. Además era una mujer sin tapujos, sin miedos.

-¿Qué es lo que, sexualmente, no le has dado todavía?

-Bueno, nunca hemos practicado el sexo… anal.

-Eso, le volverá loco. Pero no te aconsejo que vayas esa noche sin haberte preparado antes.

María sabía que se refería Ana con lo de –sin haberte preparado antes- pues muchas veces habían compartido cama. No se podía decir que eran amantes Ana y María pero sin embargo habían aprendido mucho la una de la otra. Cuando eran vírgenes empezaron a ver videos pornográficos para aprender a dar placer a los hombres. Cuando empezaron con sus novios ellas aprendieron a hacer felaciones con consoladores. Todo ello era una forma de protegerse la una a la otra. Y en este momento María iba a recibir una buena lección con la ayuda de Ana.

-María, deberías aprender a recibir una polla en tu ano. Es mejor que lo lleves preparado que someterte a una sodomización de ese tipo por primera vez.

-Pero, ¿Qué pretendes?

-Mañana ven aquí, compraré un consolador adecuado.

María se fue aturdida. No sabía si era lo más correcto. A punto de casarse y tenía que hacer aquello. En realidad le ponía más que le asustaba. Pero bueno no era más que un acto sexual.

Al día siguiente, estaba Ana sentada en la cama con un arnes al que iba enganchado un falo descomunal.

-¿Qué cojones es eso? –dijo María asustada.

-¿Tu que crees?

-Bueno… ¿no pretenderas que me meta eso por el culo?

-Esto y

De repente entró una morena de 1’80 por la puerta de la habitación con otro arnes puesto.

-Pero… -dijo María

-Esta es Sonia. La mujer que me ha vendido los arneses y que dice que nos va a enseñar cómo se utilizan… Bueno en realidad es mi amante que se apunta a la fiesta.

-¿Esto me da un poco de miedo la verdad? Además vosotras habéis empezado ya la fiesta

-Hemos practicado un poco

María empezó a ponerse un poco nerviosa. Cogió un vaso, se echó whisky y se lo bebió de un trago.

Cuando terminó vio a Sofía y a Ana besándose. Sus falos rozaban sus coños con los meneos. Ana empezó a desnudarse. El juego le gustaba cada vez más.

-Sofía hazme eso que me hiciste antes.

Sofía se agacho y cogió la polla de plástico y se la metió hasta el fondo de la garganta. Veinte centímetros hasta los huevos. María se impresionó pues ella nunca había llegado a más de quince centímetros. A partír de ahí María se calentó y empezó a tomar la iniciativa. Se dispuso a lamer el coño de Ana, que ya conocía. Repasó su raja por el hueco que dejaba el arnés. Mientras Sofía que se había dado la vuelta dejó que Ana lamiese su ano y empezase a dilatárselo con dos dedos, pues iba a comenzar las perforaciones anales. María viendo aquello se apartó para verlo.

-María, tienes que dejar que tu novio te de por culo, pero antes debes dilatarte el agujero por que si no dolerá mucho.

-Ana, metió un dedo por el ano, luego dos hasta tres. Escupió y untó vaselina hasta que consiguió meter casi la mano. Después agachó a Sofía y le introdujo la polla hasta los huevos. De un solo golpe. Sofía llegó a un orgasmo en el primer golpe. Luego empezó a empujar a velocidad cada vez más alta. Ana empezó desquiciarse. De lo salida que estaba no pudo seguir. Necesitaba una polla en su culo también.

-Sofía ahora dame tu a mí por el puto culo. Destrozamelo. No me lo dilates quiero que duela.

Sofía cogio su cipote. Lo apuntó y lo insertó de un golpe. En ese momento Ana se arrepintió. Le dolió sobremanera. Le acababa de destrozar el culo, seguramente no podría sentarse en un buen tiempo. Sin embargo pronto empezó el placer. Se corrió de manera brutal.

Mientras, María miraba sorprendida mientras se masturbaba. Cuando Sofía y Ana terminaron miraron a María. Le dijeron con la mirada que llegaba su momento.

-Déjame hacer a mí. Que soy su mejor amiga.

Ana se acercó a María y le dio la vuelta. La puso a cuatro patas y empezó dilatarle poco a poco el ano. Un dedo, cariño, beso negro a dos lenguas. Dos dedos, cariño beso negro a dos lenguas. Tres dedos… Cuatro dedos, gemidos y de repente un susurro.

-Preparate que va.

Ana cogió su polla artificial y empezó a introducirla por el culo. Poco a poco que es virgen. Poco a poco.

Sofía miraba mientras se metía su polla de plástico por el coño y por el culo alternativamente. Sentía un ansia por participar. Y entonces lo hizo.

Ana que estaba penetrando analmente a María que estaba a cuatro patas se dio cuenta de las intenciones de Sofía. Ana dirigió a María justo encima de Sofía que le introdujo la polla por el coño. María dio un suspiro de placer pero no podía imaginar lo que iba a pasar. Ana penetró de nuevo por el culo. Empezaron una doble penetración con María. De repente, Ana paró y se levantó.

-Vamos a rematarlo con una cosa.

Sacó de su bolso una polla doble negra que introdujo en el culo de Sofía que estaba debajo de María. La otra punta de la polla se la introdujo Ana en su culo y Ana introdujo otra vez su falo en el culo de María. Una follada triple. Fue brutal.

-Quiero las dos pollas en mi culo – dijo María.

Ana se sorprendió y eso hicieron. Estuvieron follando durante media hora más, en varias posturas hasta que terminaron exhaustas.

Cuando se recuperaron, María le dio las gracias a Sofía y le dijo a Ana:

-Gracias, supongo que mi novio estará contento.