Introducción
Introducción a nuestra vida
Bueno esto no es un relato en sí, es una introducción de lo que es la vida de mi reina y mía a sus pies. Llevamos 6 años juntos, nuestra edad es de 26 (yo) 28 (ella). Durante los últimos 5 años y medio hemos sido una pareja totalmente normal, tenemos una hija y tenemos otra en camino, por esa razón no tenemos la posibilidad de practicar mucho la dominación y la humillación del BDSM. Para nosotros todo esto no empezó como muchas parejas que es por aburrimiento de la pareja ni nada de eso, empezó por que nos iba gustando el pegarnos, al principio mutuamente (en la cama) y por que a mí como muchos hombres, me gusta que me metan cosas por el culo (aclaro que nunca he estado con un hombre en la cama), con el paso del tiempo fuimos innovando un poco, compramos algunas cosas como consoladores, arneses, esposas de pies y manos, un látigo y cosas así,
sin tener conocimiento del BDSM, pero hace medio año empezamos a introducirnos un poco más en el mundo llegando a hacer un contrato de reina perrito que sacamos de internet y cambiamos las cosas que a ella le parecían mejor o peor.
Este es nuestro contrato:
A partir del momento en que tu Reina te acepta como esclavo pasas a ser de su entera propiedad en cuerpo y mente.
Tú no tienes voluntad ni deseas nada. Tus únicos deseos son las órdenes de tu Reina.
Tú no tienes nombre. Eres simplemente un objeto, un instrumento que tu Reina podrá llamar como quiera y usar en cualquier momento para obtener placer sexual o mental.
No harás nada que no sea ordenado o autorizado por tu Reina. Permanece siempre expectante porque las órdenes te serán dadas de muchas formas: de viva voz o con una simple mirada, a puntapiés o a latigazos, chasqueando los dedos o señalando. Escucha con la máxima atención las palabras de tu Reina y cumple sus órdenes al pie de la letra.
A cualquier indicación de tu Reina contestarás siempre “Si, mi Reina” o lo que te ordene, agachando la cabeza. Para ti el NO es impronunciable.
Para tomar cualquier decisión, tanto en tu vida privada como en relación con tu Reina, lo harás en función de sus gustos y preferencias, según hayas sido domesticado.
No tienes derecho a cruzar tu mirada con la de tu Reina. Permanece con la cabeza agachada en señal de obediencia y sumisión.
Mientras estés en escena pero no seas usada permanecerás en el rincón que tu Reina te tenga reservado guardando la que debe ser tu posición natural: de rodillas, con la cabeza agachada y en silencio. Podrás apoyar las nalgas sobre tus talones pero mantendrás la espalda erguida y los brazos pegados al cuerpo. Apoyarás las palmas de las manos sobre los muslos y procurarás que los dedos queden bien estirados y separados.
Tu otra posición natural será a cuatro patas, como una perra.
No te preguntes las razones de las órdenes o castigos de tu Reina. Simplemente acéptalos y cúmplelos poniendo todo tu empeño en ello. Tu dolor es el placer de tu Reina y esa es la única razón de tu servidumbre
No esperes de tu Reina las más mínimas muestras de afecto. Lo más parecido a ellas serán los azotes de su fusta, que agradecerás uno a uno diciendo “Gracias, mi Reina” o lo que te ordene.
Tu Reina decidirá cuál debe ser tu aspecto en cada momento. Como debes mostrarte ante ella y cómo en público.
Tu Reina podrá depilarte como y cuando le apetezca, para castigarte o simplemente para ajustar tu aspecto a sus deseos.
Te sentirás orgulloso de llevar el collar de perra o cualquier otro atributo que tu Reina te imponga pues significan que le perteneces.
Vas a ser usado como el urinario de tu Reina. Ofrécele tu cuerpo, tus manos y tu boca para ser regado. Aprende a recibir la orina de tu Reina con la boca abierta y aprecia su sabor, porque es el sabor de tu Reina.
Cuando tu Reina te considere suficientemente adiestrado te concederá lamerle el culo.
En presencia de tu Reina no tendrás intimidad. Suplica su autorización para hacer tus necesidades y ella decidirá como y donde debes hacerlas.
Cuando tu Reina te ordene que cojas o le traigas algo tu forma natural de hacerlo será con la boca y desplazándote a cuatro patas.
Tu lugar natural para comer es el suelo, como las perras. Deberás acostumbrarte a hacerlo sin ayuda de las manos, a mordiscos y lametazos, ensuciándotela cara, sorbiendo los líquidos.
Mantén tu boca, tu lengua y tus labios húmedos y dispuestos para lamer y chupar en cualquier situación.
Cuando tu Reina te ordene que limpies algo hazlo lamiendo, tanto si se trata de alguna parte de su cuerpo como de sus zapatos o incluso del suelo.
Por regla general permanecerás en silencio, pero cuando dirijas la palabra a tu Reina hazlo con el máximo respeto y dándole el tratamiento que te ha enseñado (mi Reina, mi Dueña, mi Señora). Mantén la cabeza agachada y háblale sin levantar el tono de voz. Utiliza frases cortas y di las cosas con claridad, brevedad y precisión. No hagas preguntas innecesarias. Tienes terminantemente prohibido decir cosas del tipo “quiero…”, “deseo…”, etc. pues tu voluntad y tus deseos han sido anulados.
Si tu Reina lo desea, podrá incluir a terceras personas en el acto, siempre y cuándo mandando ella en todos los aspectos, y tu deberás negarte si esa tercera persona quiere hacer algo que tu tengas prohibido por tu Reina, tampoco podrás mirar a esa persona si tu Reina no te lo ordena.
No aspires a ninguna prioridad o trato preferencial.
Tus órganos sexuales no te pertenecen. Como todo tu cuerpo son propiedad de tu Reina que dispondrá de ellos a su antojo. En ningún caso podrás usarlos para buscar placer por tu cuenta sin la autorización de tu Dueña.
Tus orgasmos serán siempre autorizados y administrados por tu Reina. No tendrás ninguno sin su permiso, que incluso suplicarás cuando estés siendo usado por ella. Si incumples esta regla te expones a un castigo muy severo.
Tu ano y tu boca serán follados indistintamente.
No rehúyas ni opongas resistencia a la disciplina o los castigos que tu Reina te imponga. Superarás mejor cada una de las pruebas si aprendes a tensar o relajar tu cuerpo en función de las situaciones, cuando tu Reina te azote, te fustigue, te golpee, te pellizque, te arañe, te ate, te amarre, te suspenda o te folle.
Acepta las marcas que los azotes de tu Reina dejarán sobre tu cuerpo. Son adornos para su placer.
El adiestramiento y el aprendizaje de un esclavo no acaban nunca. La imaginación es el mejor instrumento para un perfeccionamiento constante.
Confiesa a tu Reina todo aquello que realices en contra de su voluntad, incluso los pensamientos negativos. Se absolutamente transparente porque la mentirao el engaño significarían el fin de tu servidumbre. Ahuyenta tus dudas exponiéndolas abiertamente. Tu Reina decidirá los castigos que mereces y tomará las decisiones oportunas para tu reeducación.
El poder y la autoridad de tu Reina te infunden temor y respeto. Su sabiduría y su perverso refinamiento te fascinan. Estás orgulloso de pertenecerle y tu máxima satisfacción es comprobar que se siente a gusto.
Como perrito esta terminantemente prohibido follarse a otra persona,dejar que me chupe el pene otra persona o lamer otro ano que no sea el de su reina, ni tampoco dejar que me lo lama otra persona que no sea mi Reina.
La palabra rojo significará en el contrato el pare inmediato de la acción a realizarse.
Cualquier acto realizado dentro del contrato Reina/perrito no tendrá consecuencia en el pacto realizado anteriormente.
El castigo más severo recibido por tu Reina será el estar ella con otro sin tu presencia y cuando ella lo desee lo verás por grabación este acto solo se hará si el perrito mira, desea, quiere, escribe, queda o piensa en otr@.
Solo actuarás como perrito cuándo tu Reina te lo ordene, si tu Reina no te autoriza la relación que prevalece es la de marido y mujer, igual que dejarás de actuar como perrito cuando tu Reina te lo ordene.
El contrato puede quedar suspendido en cualquier momento por ambas partes , excepto por momentos de enfado o discusiones.
Si tu Reina se va con sus amig@s, como perrito debes estar viendo videos vuestros o fotos de ella, pensando en cada momento en tu Reina y nada más que ella.
Trabajaras de lo que tu Reina te ordene.
Nunca aceptarás ninguna orden de terceras personas, si tu Reina no lo autoriza antes, (Excepto en el trabajo que tu Reina no estará o en cualquier situación que no puedas preguntárselo a tu Reina).
Siempre y sobre todas las cosas prevalece la relación marido/mujer que Reina/sumiso.
Si el perrito en algún momento necesita dinero, coche o alguna cosa, siempre debe ser autorizado por su ama, y luego demostrando el gasto del dinero o el uso del coche.
Estas reglas son válidas en cualquier parte del mundo estemos o no juntos.
Ante todo somos una pareja, no tenemos una relación reina/sumiso las 24 horas del día, ella decide cuando y dónde. A causa del embarazo no hemos podido practicar mucho ni hacer sesiones como nos gustaría, pero dentro de poco cuando tengamos a nuestra segunda hija podremos seguir probando cosas nuevas, muchas que ella tiene pensadas como castigos y de más.
Quiero resaltar que todo lo que se pone aquí y en el relato contado anteriormente es totalmente real y si alguna vez subiera algo irreal lo sabréis