Intimando con el tenebroso mundo del sexo.

Como fue mi iniciación en el sexo con el esposo militar de mi abuela, cuando mis padres se separaron y nos fuimos a vivir a su casa.

Intimando con el tenebroso mundo del sexo.

Yo tenía aproximadamente 18 años, tenía el cabello castaño claro rizado, hasta la cintura regularmente se me hacían unos rizos muy marcados, cerca de la cara, mis ojos son color miel y son muy blanca.

En ese tiempo mi abuelita , la madre de mi mamá, llevó de visita a su casa a un señor de un poco mayor que ella, que era retirado del ejercito. Este señor tenía unos 50 tantos años.

Era un hombre chaparro de unos 1.64 cm., gordo, con una enorme panza, de color muy oscuro que cuando sonreía, iluminaba todo su rostro. Siempre usaba botines y metía los pantalones en ellos. Regularmente vestía guayabera blanca( un tipo de camisa tradicional de un estado de México).

Era una persona vulgar, indiferente y grosera. Desde ese día, él se quedó a vivir en la casa de mi abuela. Ella era una mujer viuda que necesitaba el apoyo de un hombre y en este señor lo vio. Me percate que desde ese día, el me veía de una forma muy diferente, recorría con su mirada todo mi cuerpo.

En ese tiempo mis padres se habían separado y mis dos hermanos y yo nos habíamos ido a vivir a la casa de mi abuela. Ella tenía un negocio de abarrotes en un mercado cerca de su casa y casi todo el día no estaba.

Mis hermanos y yo nos hacíamos cargo de la casa, ya que mi mamá trabajaba. Desde que ese hombre llego a la casa, no me quitaba la vista de encima, me seguía a todos lados, me acosaba, me vigilaba. Pasado un tiempo empezó a regalarme cosas, no falta decir que en ese tiempo nuestra situación era muy precaria y difícil ya que mi papá no le daba dinero a mi mamá y ella tenía que salir a trabajar.

La primera vez que tuve un acercamiento de índole sexual con él, fue un día que se estaba bañando y tenía la puerta abierta. Ese día yo regresaba de la escuela y escuche la regadera abierta del baño y creyendo que la habían deja así entre a cerrarla, pero cual sería mi sorpresa al darme cuenta que él se estaba bañando desnudo. Fue una impresión muy fuerte, era la primera vez que veía un cuerpo de hombre desnudo, antes había vistos a mis hermanos, pero no era igual.

Tenía una verga inmensa, grande, gorda y más negra que su cuerpo. Su estómago también era enorme, lo que más me desconcertó es que se estaba masturbando, creo que estaba esperándome, ya que cuando me vio no se inmuto para nada.

Ese día no deje de pensar en ese pene y como él se daba satisfacción. Los demás días yo trataba de esconderme de él, me daba vergüenza y miedo. Gracias a Dios él se fue unos días a su pueblo y yo puede estar tranquila, tenía mucho miedo a él y a decirle a mi madre y abuela, tenía miedo a que nos corriera de su casa, ya estaba muy enamorada de él y creía ciegamente en todo lo que le decía.

Pasaron varias semanas hasta que un día él llego para invitarnos a una fiesta en el estado de Puebla de una sobrina que se iba a casar. A la fiesta solo fuimos, un tío hermano de mi abuela, mi mamá, mi abuela , su marido y yo. Todo el día el estuvo de lo más agradable conmigo hasta de regreso de la fiesta fuimos a unas tiendas de ropa y me compro mucha ropa, lo cual puso a mi mamá muy contenta.

Ya de regreso en la autopista de noche, íbamos en un Vochito, mi tío manejaba, mi mamá iba cerca de la ventalla, mi abuelita y su esposo, como no tenía el asiento de adelante, su esposo me llevaba sentada en sus piernas. Todo dentro del auto estaba en tinieblas. Él empezó a acariciar las piernas, lo cual fue una descarga en mi cuerpo, después me tocó mi vagina encima de la pantaleta, con movimiento circulares muy lentamente, eso me desconcertó totalmente, ya que no quería esos, pero mi cuerpo reaccionaba diferentemente, mi pantaleta estaba totalmente mojada.

Después, sentí su verga entre mis piernas, la tenía muy dura, grande y gruesa, la pasaba entre mis piernas esos aceleró fuertemente mi corazón a mil por hora, me agarro la mano y quiso que se la tocará, pero brinque de entre sus piernas, esta reacción despertó a mi mamá y mi abuela que se habían quedado dormidas placidamente. Empecé a decir que me andaba del baño y que el carro se tenía de detener para yo hacer pipi.

Mi tío se orillo en la carretera y yo baje, hice pipi, pero no quise sentarme otra vez en sus piernas, por miedo a lo que pudiera pasa, aunque en ese momento yo desconocía que podía suceder. Me fui sentada en el piso del auto el resto del camino, aunque él se quito las botas y los calcetines y con los pies tocaba mis piernas, cuidándose que no lo vieran. También se tocaba el pito encima del pantalón.

Para ese tiempo, el tenia más confianza conmigo, cuando nadie nos veía me tocaba la vagina, me alzaba la falda, me pellizcaba mis pechos, (siempre he sido de pechos grandes y para ese tiempo, ya los tenía muy desarrollados, mucho más que mis compañeras de clases, aunque siempre yo traía un suéter para ocultarlos, por vergüenza).

Pero un día, mi abuela me pidió que la acompañara a su tienda del mercado, para que la ayudará a despachar y limpiar los anaqueles. Él trabajaba a veces con ella en la tienda, le llevaba mercancía. Ese día mi abuela me pidió que me quedará con él en la tienda, ya que estaba muy cansada y quería ir a la casa a descansar. Ella le dijo que cerrará y que se verían en la casa.

Él me tendría totalmente a su merced, puso una cara de felicidad. Ya cuando mi abuela se fue, el empezó a tocarme mi vagina, yo sentía rico, me alzó la blusa y chupo muy suavemente mi pezón, saco su pene esa era la segunda vez que la veía, la otra vez fue en el baño cuando se bañaba.

Era más grande de lo que yo recordaba y grueso, me tomo de la mano y quería que yo la agarrará, a lo cual yo me rehusé determinantemente, en eso vino clientes a pedir algo, en el transcurso de la tarde no me volvió a tocar.

Pero, cuando cerramos la cortina de la tienda, me dijo que me daba $100 pesos si agarraba con las dos manos su inmensa verga negra, yo no quería, pero el dinero me resulto tentador y accedí .

Se bajo los pantalones y el calzón, ya tenía el pito parada, lo toque con una mano primero, me dio miedo, pero el me llevo la mano otra vez y me dijo que no pasaría nada, que solo la tenía que tocarlo. Lo volví a tocar estaba muy duro, se sentían sus venas saltadas y estaba un poco viscoso y húmedo. Era la primera vez que tenía un pito en mis mano.

Él empezó a mover mis manos y a masturbarse muy lentamente con ellas, mis pequeñas manos no podían cumplir, ni una tercera parte de su pene, veía su rostro con una increíble satisfacción, fueron solo unos minutos, ya que dijo que hasta ahí, se subió el pantalón y me dio un beso en la frente y me dijo" –que hermoso se a portado mi bella princesa, ya se merece sus $100 pesos-.

Pasaron los días y diario yo le tocaba la verga a mi abuelo postizo. Diario nos encerrábamos en la tienda, ya que mi abuela había enfermado y él se tenía que hacer cargo del negocio.

Yo regresaba de la escuela e iba a ayudarlo con la tienda. Cada vez que le acariciaba el pene , el me pagaba un cantidad determinada, hasta que un día me dijo que me daba $200 pesos, si le daba unos besitos en su dura verga negra. Yo accedí y le di varios besitos, a su verga, olía a pescado podrido, pero ese olor me excitaba, me calentaba y me ponía muy cachonda, además claro además, él manoseaba todo mi cuerpo, pero muy lentamente.

Otro día me pidió que yo dejara que él me diera unos besitos en mi vagina, yo no quería, pero termine por aceptar. Me acostó en un tapanco que habían improvisado en la tienda, para cuando mi abuela descansará. Me quito el calzón, me abrió de piernas y empezó a besar mis muslos muy lentamente y con su pulgar (esas manos toscas, con callos y sucias), empezaron a darme un inmenso placer, ya que con movimientos circulares empezó a frotar mi clítoris, y me dio unos besitos cortos, suaves y lentos y metió su lengua en mi vagina, rápidamente, solo un instante. A lo cual me pidió perdón, pero eso me dejo súper estimulada y cachonda, ya eran varios meses en los cuales él empezó a trabajar en mi temprana sexualidad.

Ya para ese tiempo, ya había despertado en mi innumerables sensaciones, deseos e infinidad de emociones. Para otra ocasión en la tienda, él me dijo que hoy tenia que hacer feliz a su hombre, que ese día me haría la mujer más feliz de la tierra. Primero cerro temprano la tienda, teníamos todo la tarde para nosotros, él podía hacer lo que quisiera conmigo. Después se bajó el pantalón y se sentó en una silla y me llamo me dijo -¡ ven muñeca, quiero que hagas muy feliz a tu papito, quiero sentir tu capullito, tu cosita rica, déjame meter solo la puntita, por favor cariño quiere!-.

Me metió solo la puntita de su pene, pero con el calzón puesto, fue una sensación increíble, me trepo entre sus piernas, yo me senté arriba de él y sentí aquel enorme pene que varios días atrás yo había tocado, masajeado, besado y acariciado.

Me dijo que me daria $500 pesos si solo me dejaba meter la puntita. Y así fue, solo fue la puntita, pero yo estaba totalmente desnuda y él no dejaba de acariciar las pechos y mi clítoris, después me volteo y empezó a besarme los pechos y a chuparlos. Me daba pequeñas mordidas que me excitaban más, y fue la primera vez que me beso en la boca, me metió su lengua hasta dentro, fue asqueroso, quise separarme, pero me fue imposible, él estaba totalmente agarrado a mi.

Quería vomitarme, por su olor pero al mismo tiempo eso me excitaba más. Yo estaba en aquella tienda de mercado, siendo seducida y violada por el esposo de mi abuela.

Para ese tiempo, él me tenía a su total dominio. Después que me metió la puntita de su verga, quería que le chupara su pito. Al principio solo le daba besitos, pero él me rogó que metiera en mi boca su puntita, a lo cual yo obedecí y la metí. Fueron unas pequeñas mamadas, pero el agarraba mi cabeza y metía más y más su negra verga, hasta que yo la metí hasta dentro de mi boca.

Pasados los días, un día me dijo que quería darme un regalo, y me dijo que fue a la recámara de mi abuela, que haya lo tenía. Ese día fui y cual seria mi sorpresa, él estaba cogiendo salvajemente a mi abuela por el culo. Fue una escena impactante y excitante, ya para ese tiempo yo tenía más de 10 años y estaba más desarrollada y mis pechos cada día crecían más y más.

Esa escena despertó más mi sexualidad y deseo. Para el otro día, me dijo si había visto como cogía a mi abuela, yo le dije que si y el comentó que lo hizo pensando en su hermosísima princesa, que quería volver a meter su puntita en mi vagina. Yo acepte y el me desvistió, otra vez en la tienda, me dejo totalmente desnuda y comentó -¡ eres toda una mujer con unos pechos riquísimos y un sabrosísimo olor de niña, te quiero mucho!-.

Se volvió a sentar en la silla, abrió sus piernas, se bajo el cierre del pantalón y saco su pene aquel pene, ennegrecido, grueso y grandioso que muchas veces chupe, mordí, bese y olí. Nada más que en está ocasión me metió la puntita de su verga sin calzón. Fueron unos instantes, pero volvio a meterla, pero esta vez más adentro, lo cual me dolió horrible, él la saco rápidamente pidiéndome disculpas por su error, dijo -¡solo la puntita de mi pito en tu nidito princesita, solo un pedacito de mi cosita, quieres cariño, solo quiero sentir que se siente tu calor de niña en mi pito!-.

Volvió a meterla, pero esta vez más adentro, me dolió más, pero él empezó masajearme mi clítoris y a acariciar con movimientos circulares mis pezones. Empezó a cogerme muy lentamente, cariñosamente y tiernamente. Desde ese día me pagaba dinero para que me dejará coger. Me cogía en todos lados, en los cuales tuviera oportunidad, en la tienda, en la recámara de mi abuela, en la cocina, en el baño, en el patio de la casa, esto fue durante dos largos años hasta que mis papás regresaron y yo volví a mi casa.

Espero le haya gustado mi relato.

Bye.