Interna en un colegio de verano (Parte 1)

Leyre es enviada a un internado durante el verano por el mal comportamiento que ha tenido todo el año. Allí sufrirá humillaciones y castigos como el resto de sus compañeras pero encontrará también algo más que amistad

Interna en un colegio de verano.

Era una chica muy rebelde. Me gustaba incumplir las normas y hacía muy poco caso a mis padres. Solo pensaba en salir con mis amigas y pasarmelo bien.

Y llegó el día en el que acabamos el Instituto y como no podía ser de otra manera el resultado fue muy malo.

Estaba en mi habitación cuando sonó la puerta.

  • ¿quien es?

  • Soy tu madre Leyre, por favor, baja al salón que tu padre y yo tenemos que hablar contigo.

  • ¿Tiene que ser ahora mamá? Estaba preparándome para irme con mis amigas.

  • Si, tiene que ser ahora y será mejor que no tardes o tu padre se enfadará aún más.

Me puse una camiseta de tirantes y unos shorts minúsculos y bajé al salón. Sabía que me esperaba algún castigo.

  • Hola papá, hola mamá.

Pude ver las caras serias de los dos.

  • Siéntate hija, dijo papa con cara de enfado.

Me senté y comenzó a hablarme.

  • Bueno, después de este año que has hecho lo que te ha dado la gana, las notas que has traído del Instituto y tu comportamiento en general, del que solo hay que ver cómo vas ahora vestida que lo vas enseñando casi todo. Tu madre y yo hemos pensado que necesitas recibir una educación que nosotros parece que no somos capaces de darte por lo que esté verano lo pasarás completo en un internado para chicas en donde son educadas de manera firme. Mañana te llevaremos al centro y estarás allí hasta que comiences el Instituto de nuevo.

  • Pero papá, si me iba a ir a Benidorm con Sandra y Marta.

  • Leyre, olvidate de Benidorm y de tus amigas este verano, dijo mi madre.

Ahora sube a tu cuarto y prepara tu ropa, mañana a las 8 de la mañana ingresarás en el centro y tenemos que madrugar ya que hay casi una hora y media de viaje.

Me subí llorando a mi cuarto, me tire encima de la cama e hice una videollamada a Sandra y Marta explicándoles mi castigo.

  • No me puedo creer Leyre que no te vayan a dejar venir a la playa con nosotras decía Marta.

Tras colgar a Marta y Sandra me quite la ropa y me quedé en ropa interior y continúe un rato llorando encima de la cama.

Al rato, oi que alguien llamaba a la puerta.

  • Soy tu madre, ¿puedo pasar?

Y abrió la puerta y entró. Al verme llorando encima de la cama se sentó en ella y comenzó a consolarme.

  • Leyre, llevas un año haciendo lo que te da la gana y nunca nos haces caso, al final no hemos encontrado otra solución, esto lo hacemos por tu bien. Venga, veras como conoces otras chicas en el internado con las que te lo pasas bien y vuelves tan contenta.

  • ¿Mamá voy a estar allí casi tres meses?

  • Si hija y espero que los aproveches bien, estamos haciendo un esfuerzo económico muy grande para llevarte allí. Vamos levanta, te ayudaré a preparar la maleta.

Aun con lágrimas en los ojos, me levanté y preparamos la maleta.

Esa noche no baje ni siquiera a cenar y me fui a dormir pronto. A la mañana siguiente mamá ya estaba despertandome a las cinco de la mañana.

Corre hija levanta y date una ducha rápida que nos tenemos que ir o llegaremos tarde.

Me duché, bajé a desayunar y me puse la misma camiseta de tirantes y el short con los que iba a salir la tarde anterior. Cogí la maleta y bajamos al coche donde estaba ya papá esperando.

  • Hola papá.

  • Hola hija, veras como no lo pasas tan mal. Aunque no lo creas nosotros también te vamos a echar de menos.

Nos subimos al coche y yo enseguida me dormí. Me despertaron cuando ya estabamos aparcados enfrente de un edificio en medio del campo que se supone que era el Colegio en el que permanecería internada durante todo el verano. Salimos del coche, cogí la maleta y al llegar a recepción la chica que estaba atendiendo dijo.

  • Hola, supongo que eres Leyre y estos son tus padres.

  • Si soy Leyre, contesté.

  • De acuerdo, dame un momento que avise a la directora y os llevo hasta su despacho.

La chica realizó una llamada avisando que ya estaba allí y rápidamente colgó.

  • Leyre y padres, por favor, acompañenme, les llevaré hasta el despacho de la directora.

Una vez en el despacho nos sentamos y la directora hizó una presentación muy rápida.

  • Soy Elena, la directora del centro. Les agradezco mucho la confianza que depositan en nosotros para que Leyre adquiera la educación necesaria a partir de ahora. Les aseguró que al finalizar el verano podrán comprobar los avances que ha realizado su hija. Y no les quiero entretener más, a partir de este momento pueden ustedes marcharse tranquilos, nos quedamos al cuidado de su hija y no podrán contactar con ella en todo esté tiempo sin mi autorización.

Mis padres le dieron las gracias y salieron del despacho.

Elena se levantó y me dijo.

  • Por favor, Leyre acompañenme.

  • Voy, contesté.

  • A partir de ahora tiene usted que hablar a todos sus responsables de usted, ¿entendido? Acompañeme y le presentaré a su formadora.

  • Entendido, le dije y caminé detrás de ella.

Entramos en una sala donde había una mujer.

  • Leyre, le presento a Sofía será su tutora responsable durante estos meses, espero que no tenga que reportarme quejas de usted.

  • Así será Elena.

  • Hola Leyre, dijo Sofía con voz muy seria, por favor vaya desnudandose mientras le traigo el uniforme.

  • ¿Desnudarme? ¿Aqui delante de ustedes?

  • Señorita, será mejor que haga caso a lo que se le ordena y no pregunte o será peor para usted.

  • Me quite la camiseta, las sandalias y el short y me quedé en ropa interior delante de Elena y Sofía.

  • Esta visto que esta señorita necesita un castigo, dijo Sofía. Bien, le digo por última vez que se desnude y me va a acompañar.

En vista de la situación comencé a desabrocharme el sujetador y en ese momento la directora dijo.

  • Veo que va a tener usted la primera oportunidad de aprender a comportarse y a obedecer a sus superiores, le dejo en buenas manos yo me marcho a continuar con mi trabajo.

Elena salió del cuarto mientras yo me quedaba completamente desnuda sola con Sofía.

Sofía saco una fusta de un cajón y la agitó cortando el viento, en esos momento yo estaba asustadisima y casi se me había olvidado por completo que estaba desnuda.

  • Por favor, Leyre agachate y cogete los tobillos con tus manos.

Así lo hice quedando el culo en pompa.

  • No, por favor, no irá a golpearme con la fusta, le dije asustada.

  • Leyre, la lección de hoy te va a servir para aprender a hacer lo que te digan sin quejarte pero no te preocupes, tenemos meses por delante para que poco a poco vayas aprendiendo.

En ese momento recibí el primer latigazo que me hizo ver las estrellas y soltar un grito.

  • Si quieres que acabemos pronto será mejor que no grites Leyre.

  • De acuerdo, Sofía.

Había entendido que si continuaba quejandome recibiría más golpes por lo que intenté no gritar en los siguientes golpes. Había recibido cinco latigazos y me notaba el culo al rojo vivo cuando le oi decir a Sofía.

  • Puedes incorporarte, por ahora es suficiente. Espera un momento que te traere el uniforme.

  • Gracias, Sofía. Le dije mientras me tocaba el culo con las dos manos a ver si salía sangre de los carrillos.

Apareció Sofía con una falda de tablas parecida a las que llevan las chicas de los colegios privados, un polo blanco y unas bragas blancas.

  • Le puedo hacer una pregunta, le dije a Sofía.

  • Si, ¿que duda tienes Leyre?

  • No veo que me haya traido sujetador Sofía. A mis dieciséis años tenía unos pechos bastante desarrollados y no era capaz de estar sin sujetador mucho tiempo.

  • Señorita Leyre, las alumnas de este centro tienen prohibido usar sujetador, solo deben llevar el Polo blanco en la parte de arriba. Tendrá a su disposición dos polos a la semana y tres pares de bragas por lo que deberá llevar cuidado de no mancharse. Se le proporcionará una falda limpia cada 15 días.

  • Gracias por la información, Sofía.

No podía creer que tendría que llevar las mismas bragas dos días seguidos cuando en casa había días que utilizaba dos o incluso tres pares.

  • ¿Puedo ya vestirme? Pregunté

  • Si por favor.

Cogí las bragas y enseguida comprobé que eran unas bragas altas de las que siempre había odiado, me las puse y me llegaban casi hasta el ombligo. En ese momento pensé en mis amigas Sandra y Marta y lo que dirían si me vieran con esas bragas cuando sabían que yo la mayoría de las ocasiones usaba tangas.

Me puse el Polo blanco que me quedaba algo ajustado y al no llevar sujetador se marcaban muy claramente los pezones. Finalmente me puse la falda.

  • ¿Que número calza Leyre?

  • Un 38, Sofía

Y abriendo un armario sacó unos zapatos bajos casi sin tacón.

  • Ahora que ya está con el uniforme, acompañeme que le presentaré a sus compañeras de habitacion.

Caminamos por un largo pasillo y al llegar a una de las habitaciones, abrió la puerta sin llamar y en la habitación había dos pares de literas y sobre ellas tres chicas tiradas en las camas y una cama libre.

En cuanto vieron entrar a Sofía, se pusieron en pie. Una de ellas estaba en bragas y rápidamente se colocó la falda y se pusieron en fila.

  • Hola Sofía, ¿que tal está usted?

Dijeron al unísono de manera muy coordinada.

  • Les presento a vuestra nueva compañera de habitación Leyre, espero que sepan ustedes tratarla correctamente, por favor presentense.

  • Hola Leyre, yo soy Patricia.

  • Hola Leyre, yo soy Mónica.

  • Hola Leyre, yo soy Rocío.

  • Una vez que ya conoce a sus compañeras de cuarto, les dejo aquí.

  • Sofía se marchó y me quedé en la habitación con mis nuevas compañeras.

  • Hola chicas, encantada...

  • Hola Leyre, dijo Patricia que parecía la que llevaba la voz cantante. Bienvenida, espero que te podamos ayudar en todo lo posible y que tu estancia aquí sea lo menos mala posible dentro de lo que cabe.

  • Gracias Patricia, pues si porque ya recibí mi primer castigo nada más empezar.

  • No te preocupes, lo hacen con todas aunque no tengan razón para ello, es la manera que tienen de humillarnos y tenernos bajo su control. Tengo crema aquí, si quieres quitate la falda y te daré un poco para aliviarte.

Me quite la falda y me tumbe en una de las camas. Patricia con cuidado me bajo las bragas y comenzó a darme crema. Sentí un gran alivio al instante. Una vez finalizó, me levante, me subi las braguitas y volví a, ponerme la falda.

Gracias Patricia, menudo alivio. ¿Llevais mucho tiempo en el internado?

Yo llevo desde el verano pasado, Leyre. Me trajeron mis padres para el verano pero desde la dirección del centro les convencieron que sería conveniente que cursarse el año escolar aquí y mis padres accedieron y ya he cumplido un año aquí. Mónica y Rocío llevan un par de semanas.

En ese momento comprendí porque Patricia llevaba la voz cantante del Grupo. En mi cabeza daba vueltas lo que había dicho que habían convencido a sus padres se que estuviera todo el año interna.

Bueno, tenemos que ir a la sala de estudio. Leyre, ahora toca tres horas de estudio hasta la comida, es muy importante que no digas ni una sola palabra o te castigarán.

  • Gracias por avisar, Patricia.

Salimos de la habitación y a partir de ese momento no dijimos ni una sola palabra. Llegamos a la sala de estudio y pude comprobar que al menos había otras cuatro chicas en el centro. Saque mis libros y comencé a estudiar.

Tras las tres horas de estudio que se me hicieron interminables. Sofía que se encontraba en la sala vigilandonos dio por concluido el estudio.

  • por esta mañana finaliza el estudio. Tenéis cinco minutos libres para poder ir al baño antes de comer.

En ese momento salimos y al igual que el resto de chicas aprovechamos para ir al baño al salir me presentaron a las otras cuatro chicas. Parece que en el internado estabamos solo las ocho. Al menos todas las compañeras parecían majas.

Fuimos al comedor y estuvimos hablando mientras comíamos. Al acabar a mi me tocó ir a la cocina junto con Mónica a lavar los platos y limpiar la cocina.

  • Mañana nos toca a nosotros preparar la comida, Leyre.

  • Ufff, con lo mal que se me da cocinar.

  • No te preocupes, está encima de nosotras la cocinera y ella nos va diciendo que hay que hacer.

Tras finalizar la limpieza de la cocina, nos fuimos a la habitacion a recoger otra vez los libros y tuvimos otras dos horas de estudio. Al acabar, me dijo Rocío que tocaba ejercicio físico, subimos a la habitacion y Patricia me dio unos pantaloncitos cortos de deporte y una camiseta.

  • Toma pontelo, me dijo, que ahora toca deporte.

  • Pero y ¿todos los días hacemos deporte?

  • Así es Leyre.

  • Sofía solo me dió 2 braguitas para toda la semana.

  • Si, no te preocupes. Al acabar la sesión cada día una de nosotras lava las braguitas de las cuatro para que se sequen para el día siguiente.

  • Ah de acuerdo, pues si queréis hoy cuando acabemos lo haré yo.

Nos quitamos la falda y el Polo y nos pusimos los pantalones de deporte y la camiseta, en ese momento me di cuenta que yo no tenía zapatillas. Llame a Sofía y enseguida me trajo unas de mi número y unos calcetines.

Salimos al jardín de la escuela, el edificio por fuera era imponente, solo lo había visto un momento al llegar con mis padres en el coche. Y allí unas vez estábamos las ocho, Sofía nos puso a correr por un camino de tierra que daba la vuelta a todo el edificio, yo calculé que la vuelta completa eran unos 400 metros. Estuvimos cerca de dos horas dando vueltas al edificio, si no me equivoqué al contar dimos unas 15 vueltas lo que equivalía según mis cálculos a unos 10km. Yo que no estaba acostumbrada a correr me encontraba rendida.

Nos acercamos a una manguera que había en el jardín y bebimos todas nosotras agua.

Después Patricia me dijo que tocaba la ducha fría.

  • ¿Ducha fría? Exclamé

Si, Con esta misma manguera Sofía nos duchars en cuanto descansemos cinco minutos.

Pasados los cinco minutos tal y como me dijo Patricia, Sofía se acercó a nosotras y dijo en voz alta

  • Por favor, vayan quitándose la ropa.

Vi como todas sin decir nada comenzaron a desnudarse, yo hice lo mismo y una vez desnudas nos pusimos todas en fila. Mientras nos colocabamos pude ver cómo todas las chicas sin excepción tenían marcas en el trasero por lo que enseguida comprendí que durante mi estancia allí iba a sufrir castigos físicos diarios.

Por otro lado no se me podía ir la vista de Laura una de las chicas de la otra habitacion que tenía unos pechos preciosos. A falta de chicos a los que mirar tenía que disfrutar con ver los cuerpos de mis compañeras.

Sofía cogió la manguera y la dirigió hacia nosotras, el agua estaba muy fría pero con el calor que hacia una vez superado el primer momento se agradecía, nos giramos varias veces para que también nos diera en nuestras espaldas y traseros, momento que aproveché para ver el cuerpo de mis compañeras. Cuando Sofía cerro el grifo, estuvimos unos minutos al sol para secarnos, después cogimos nuestras ropas y caminamos desnudas hasta nuestras habitaciones, al entrar al edificio pude ver cómo la directora del centro Elena estaba revisando nuestra entrada sin decir una palabra. Llegamos a la habitación y nos pusimos el uniforme.

  • ¿Entonces hoy lavas tu la ropa Leyre? Me dijo Patricia.

  • Si, sin problemas.

Fui a uno de los baños y allí lave las braguitas, pantalones de deporte y camisetas de las cuatro. Después dejamos la ropa extendida en las cornisas de las ventanas de la habitación que aún daba algo de sol para que se secaran y nos dirigimos al comedor a cenar.

Cenamos y volvimos a la habitación para dormir.

  • Chicas, ¿no nos dan un camisón o pijama para dormir?

  • No Leyre. Rocío y yo dormimos desnudas, a Mónica le gusta dormir con las braguitas, tu decides.

Teniendo solo dos braguitas para toda la semana pensé que no sería buena idea el dormir con ellas por lo que me opté por dormir desnuda.

A la mañana siguiente, a las seis de la mañana Sofía tocó en la puerta. Salimos de la habitación sin ponernos nada y entramos en una sala que era un vestuario con duchas unas detrás de otra sin ninguna separación. Allí nos duchamos las ocho chicas. Por fin una ducha calentita, enseguida Patricia comenzó a enjabonarme la espalda, yo sonreí y la di las gracias y asimismo comencé a hacer lo mismo con la chica que tenía al lado que casualmente era Laura la de los hermosos pechos, comencé enjabonandole la espalda y después continué con su trasero, esa se giró me dio las gracias y comenzó a frotar mis pechos y yo hice lo mismo con los suyos.

La verdad es que no me habría venido mal una ducha fría en esos momento ya que me encontraba un poco excitada.

Salimos de la ducha y nos pusimos la toalla y volvimos a nuestras habitaciones a ponernos el uniforme.

Fuimos hacia el comedor y Mónica me recordó que hoy nos tocaba cocina. Pasamos a la cocina y comenzamos a calentar el café y colocar las bandejas, en ese momento se me escurrió una taza que se cayó al suelo rompiéndose. Pude ver la cara que puso Mónica y me imaginé que tendría sus consecuencias.

  • Lo siento, ahora mismo lo recojo, dije mientras cogía la escoba para recoger los trozos de taza. Mónica me ayudó y cuando acabamos salimos a desayunar.

  • Ahora, antes de ir a estudiar recibiremos nuestro castigo Leyre.

  • ¿Por la taza que rompí, Mónica?

  • Si, asintió

  • Pero la culpa fue mia, tu no tuviste nada que ver.

  • Somos un equipo y como tal respondemos, no te preocupes no te martirices por eso.

Cuando acabamos de desayunar, el resto de chicas se fueron a por los libros para tener la jornada de estudio. Mónica y yo recogimos el comedor y cuando todo quedó preparado, Sofia dijo

  • Ahora acompañenme

Nos llevó a la sala donde había recibido mi primer castigo el día anterior.

  • Vayan desnudandose, dijo.

Nos desnudamos y yo agarré a Mónica por la cintura tratando de pedirla perdón.

  • Leyre, usted primero, extienda su cuerpo sobre la mesa y estire los brazos. Mónica sujete los brazos de Leyre desde el otro lado de la mesa.

Así lo hice quedando en posición para recibir en mi trasero el castigo. Fueron 8 latigazos que me hicieron ver las estrellas, cuando finalizó cambiamos la posición Mónica y yo recibiendo ella el mismo castigo que yo.

  • Ya pueden vestirse e ir a la sala de estudio con el resto de compañeras.

Nos vestimos, recogimos los libros y fuimos a la sala de estudio. Al entrar pude ver cómo todas las compañeras nos miraban con cara de compasión a sabiendas de que habíamos recibido un severo castigo. Cuando me senté pude notar el intenso dolor que casi no me permitia mantenerme sentada.

Tras finalizar la jornada de estudio, como el día anterior tuvimos unos minutos libres para poder ir al baño. Mónica y yo enseguida nos fuimos a la cocina para que estuviera todo preparado cuando llegará el resto de chicas.

Llevaba poco más de 24h en el internado pero ya había visto la monotonía en las tareas que se desarrollaban y la necesidad de llevar especial cuidado de no incumplir ninguna norma para no ser castigada físicamente. Pero esa tarde mi monotonía cambio, cuando ibamos a la sala de estudio, Sofía me dijo

  • Señorita Leyre, usted tiene que venir conmigo, está aquí la doctora y le tiene que realizar el reconocimiento de incorporación para asegurarnos que está usted sana.

  • De acuerdo, Sofía le acompaño.

Me llevó a una sala donde se encontraba la, directora y la doctora que vestía con una barra blanca

  • Hola Leyre, me dijo amablemente la doctora, ve desnudandote, por favor.

Si algo habia aprendido en estas poco más de 24h en el internado es que tener intimidad aquí era algo que no entraba en sus planes por lo que nuevamente y ya sin rechistar para evitar castigos me desnudé sin importarme que estuvieran allí Sofía, Elena y la doctora.

  • Sujebe aquí

Me subi a un peso y después me hizo tirarme para medirme.

  • Ahora tumbate en la camilla.

Así lo hice y la doctora me tomo la tension y me ausculto el corazón, después ví como se ponia unos guantes y me pidió que le abriera de piernas, insertó sus dedos en mi vagina y me hizo una exploración minuciosa, era la primera vez que alguien me hacía algo así.

  • Ahora voy a ponerte un enema para eliminar impurezas, por favor agacha la espalda Ara que quede el culo en pompa y relajalo para que pueda insertarlo correctamente. Vi como me insertaba un tubo que acababa en una bolsa llena de agua o eso supuse, asi a ojo la Bolsa tenía una cantidad de agua que yo creia imposible que pudiera ser metida en mi. Cuando comenzó a entrar el agua fue una sensación extraña pero con el paso del tiempo y al tener cada vez más hinchado el vientre sentía como que iba a explotar.

  • Por favor, pare, ya no puedo más.

  • Aguanta un poco Leyre, queda ya muy poco líquido por introducir.

  • Creía que no aguantaría pero al final la Bolsa quedo vacía y todo el líquido en mi vientre, me quitó el tubo y dijo.

  • Toma, ya puedes relajarte y me acercó un orinal.

  • Sin pensarmelo dos veces y a pesar de la situación, tan humillante me senté en el orinal y comencé a expulsar el líquido ante la atenta mirada de Sofía, Elena y la doctora.

Cuando acabe, me indicó que me vistiera y le dijo a la directora que todo estaba correcto, que volvería en una semana a hacerme una nueva revisión.

Me dirigí a la Sala de estudio con el resto de, compañeras y de ahí nuevamente a la habitación a ponernos la ropa de deporte pero esa tarde estaba lloviendo de forma muy intensa y les dije a mis compañeras mientras nos cambiabamos

  • Haremos ejercicio en alguna zona cubierta no?

  • Hay un pabellón pero sólo lo usamos cuando tenemos baile, nunca por inclemencias del tiempo.

  • ¿Baile? Espero que sea con música moderna.

  • No, es baile clásico, ya veras lo Mona que estas cuando te pongas el traje y las bailarinas.

Salimos al exterior y caía agua a mares pero a pesar de ello estuvimos casi dos horas dando vueltas al recinto como el día anterior, estábamos completamente empapadas y llenas de barro por lo que en vez de descansar en cuanto acabamos nos quitamos todas la ropa y nos quedamos en pelotas, la situación era curiosa todas estábamos cubiertas de barro la cara, brazos y piernas y el resto del cuerpo limpias.

  • Hoy lavense con el agua de lluvia, no utilizaremos la manguera, dijo Sofía.

Y comenzamos a frotarnos unas a otras para quitarnos todo el barro del cuerpo, yo enseguida me fui a buscar a Laura ya que su cuerpo me volvía loca y el poder aprovechar para acariciarla era algo que me encantaba.

Una vez acabada la ducha entramos corriendo al edificio y allí como el día anterior estaba la directora observandonos.

  • Por favor, cojan esas toallas y sequense antes de pasar no vayan mojando todo el edificio, dijo seriamente

Así lo hicimos y una vez secas nos fuimos a nuestro cuarto. Cada vez tenía unos lazos más estrechos con mis compañeras y a pesar del trato que nos daban me encontraba muy a gusto con ellas.

  • Dejadme que os de crema en el culete, nos dijo Patricia a Mónica y a mí, que lo tenéis más rojo que un macaco.

Y todas nos echamos a reir.

Hoy lavaré yo la ropa, dijo Patricia y mientras Mónica, Rocío y yo continuamos charlando en pelotas con total naturalidad.

Al acabar Patricia nos vestimos, fuimos al comedor y cenamos para después acostarnos.

Al día siguiente era Sábado y tras ducharnos y desayunar teníamos actividades extra en vez de las horas de estudio. Ese sábado tocó una clase de dibujo artístico, vino un profesor para enseñarnos a dibujar. Lo primero que pidió es una voluntaria para hacer de modelo. A pesar de que ya habíamos perdido la vergüenza al desnudo todas nos mirábamos sin decir nada, el hecho de que hubiera un hombre allí creo que a todas nos echaba para atrás y en ese momento Patricia dijo,

  • Leyre, tu eres la última en llegar, lo más justo es que hagas tu de modelo.

La verdad es que cuando lo dijo me subió algo por el estómago y no me importó.

  • De acuerdo, yo me exhibiré, me gustará ver cómo me dibujais e inmediatamente me desvesti y le acerque en pelotas al profesor. El me colocó en posición (creo que aprovechó un poco para sobarme más de la cuenta) y las chicas comenzaron a pintarme con su ayuda. Se acercaban a mi para ver de cerca los rasgos y el profesor les indicaba que no tuvieran miedo a tocarme para poder trazar bien todos los rasgos. Así una tras otra me tocaban sin mayor problema hasta que llegó Laura y cuando comenzó a tocarme los pechos lo noté como una caricia íntima. No podía creer lo que me sucedía con ella pero cada vez notaba algo más fuerte dentro de mi.

La clase transcurrió con dinamismo y alegría y cuando finalizó me encontraba tan a gusto que ni siquiera me vesti para volver a la habitación. Una vez allí volvi a ponerme el uniforme y fuimos a comer.

  • Esta tarde iremos al río y podrán ustedes bañarse ya que la última semana han trabajado duro, dijo Sofía.

A lo que todas empezamos a aplaudir.

Una vez acabamos de comer volvimos a la habitación y le pregunté a las compis.

¿Habeis ido alguna vez a bañaros al río? ¿Nos van a dar un bañador o como me estoy figurando me voy a pasar el día en pelotas?

Ellas se rieron, creo que hoy vas a estar más tiempo desnuda que vestida Leyre, dijo Rocío.

  • Pues le estoy cogiendo gusto a esto de andar desnuda por todos los sitios, le contesté.

Llegada la hora de salir, nos pusimos la ropa de deporte y Sofía nos hizo correr hasta el río. Llegamos bastante antes que ella y rápidamente nos desnudamos y tras darnos crema nos metimos al agua antes de que Sofía llegará. Cuando estábamos metidas en el agua apareció un grupo de chicos.

  • Ups, tenemos visita dije.

  • No te preocupes Leyre, a partir de esta hora comienza a venir más gente.

Nosotras continuamos bañandonos y por lo que pude comprobar no era la primera vez que venían mis compañeras ya que a la gente no se la veía sorprendida con que estuviéramos desnudas.

Cuando llegó Sofía salimos del agua y nos tumbamos en las toallas. Yo comencé a juguetear con Laura ella me siguió la corriente haciéndonos tocamientos hasta que nos tumbamos la una de cara a la otra yo eche mi pierna por encima de ella y en ese momento ella acercó sus labios a los míos y yo sin pensarlo le correspondí, dándonos un cálido beso que se vio interrumpido por los silbidos de nuestras compañeras. Ello provocó que Sofía nos viera y se acercara.

  • Veo que estas dos hermosas damas no saben comportarse en público por lo que tendrán su correspondiente castigo al llegar al internado.

Nuestra cara cambio por completo, aun no habían desaparecido las marcas en nuestros traseros y sabía que cuando llegaramos al internado recibiriamos otro castigo.

Cuando Sofía dijo que recogieramos que volviamos al internado, a Laura y a mí nos dijo que deberíamos volver desnudas como parte del castigo. La verdad que no me pareció mal, así podía admirar los bonitos pechos de Laura durante todo el camino.

Cuando llegamos al internado, la directora estaba en la puerta esperando.

  • Veo que dos de las muchachas no han sabido comportarse en la excursión, ¿cierto Sofía?

  • Así es.

  • Bien, el resto vayan a sus habitaciones y ustedes dos acompañenme.

Esta vez no nos llevaron al cuarto donde había recibido los castigos anteriores sino que fuimos a otro cuarto donde había una especie de bañera llena de agua. Allí nos ataron los pies con unas cuerdas y las manos en la espalda para que no pudieramos movernos y después dijo Sofía

  • ¿Quien va primero?

Ninguna de las dos dijimos nada y entonces Sofía dijo

  • Vamos Laura, usted que ya lo conoce acérquese y así que su compañera Leyre vea lo que va a pasarle después por no saber comportarse en la tarde.

Laura se acercó a pequeños saltos ya que con los pies atados no podía caminar y Sofía le cubrió toda la cabeza con un trapo de tela, atandoselo a la altura del cuello para que no se lo pudiera quitar ni pudiera ver, luego acercó a Laura a la bañera y la metió boca abajo, sujetandole la cabeza bajo el agua durante unos interminables segundos, repitió la operación durante 10 veces y cada vez que sacaba la cabeza de debajo del agua solo se oían las toses de Laura. Posteriormente la saco y la hizo quedarse de rodillas con la cabeza aún tapada mientras continuaba tósiendo.

  • Es su turno, señorita Leyre.

Cuando me metio por primera vez la cabeza bajo el agua pensé que me ahogaba, la sensación permanecía una vez que sacaba la cabeza debido al trapo totalmente mojado, después de todas las inmersiones me colocaron de rodillas y nos quitaron el trapo a ambas.

  • ¿Estas bien Leyre? Pregunto Laura

  • Si, ¿tu también?

  • Si, gracias.

Despues nos desató manos y pies y dijo

  • Id con vuestras compañeras. Estáis castigadas una semana sin uniforme.

La realidad era que estar desnuda había pasado de ser una humillación a llevarlo con gusto y como castigo no me importaba y menos cuando durante toda la semana iba a poder disfrutar de la visión del cuerpo de Laura.

Llegó la hora de la cena y entre nosotros hubo comentarios y risas, llevas dos días y ya más conseguido tu primer castigo semanal Leyre, llevas buen ritmo, ten cuidado que los castigos cada vez van siendo más duros y humillantes. Y a pesar de la situación nos reíamos.

Nos fuimos a dormir a la habitación. Ya en la cama lo pensaba y estaba muy contenta con mis compañeras, si no fuera por los castigos a pesar de estar en un internado me encontraba contenta después de estos primeros días.