Intercambio voyeur
Dos hombres de ponen de acuerdo para un intercambio voyeur sin conocimiento de sus parejas.
INTERCAMBIO VOYEUR
Paco es un lector de mis relatos. Nos conocimos por Messenger y me propuso una historia. Una en que relatara el encuentro entre las dos parejas sin que ellas tuvieran conocimiento de que nos conocíamos. Conversando, llegamos a la conclusión de que el sexo es un juego y lo mejor que te puede pasar es que forme parte de tu vida, dándole un toque de morbo a unas situaciones que sin eso no serian nada.
Yo me limito a narrar la historia que me gustaría que se desarrollara entre los cuatro. Y si esto no sucede, por lo menos que ambos tengan un orgasmo leyendo esta historia.
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Carmen y yo llegamos los primeros. Nos situamos en una mesa apartada que dominaba todo el local. Pero que a la vez, tenía un poco de intimidad. Pedimos unas copas mientras que "yo" esperaba la aparición de Paco con su mujer. La conocía solamente por fotos (no desnuda). Al igual que el a Carmen.
Para la ocasión, le había propuesto a Carmen que se pusiera sexy y sin ropa interior. A mi me encanta que vaya así. Es más, si por mí fuera, se la tiraría toda. Me excita que vaya así, sola, paseándose en medio de hombres, sin que ellos sepan que tiene una hembra desnuda debajo de la ropa, a su lado.
Paco entro de la mano con su mujer. Habíamos quedado que yo haría como si me fallara el mechero a la hora de encender un cigarro y así me localizaría enseguida.
Se encamino hacia donde estábamos y se sentaron enfrente nuestra.
Hasta ahora seguíamos siendo desconocidos a todos los efectos.
Maria, su mujer, estaba muy sexy. Llevaba un vestido negro ajustado, con un amplio escote en pico y una falda corta.
Realmente las dos estaban muy provocadoras. A pesar de sus 40 años. Provocaban más esguinces cervicales que muchas niñatas.
Nosotros ya estábamos un poco animados, les llevábamos un cubata de ventaja y algo de calenton. A Carmen enseguida le hace efecto el alcohol. Empecé a provocarla hablándole al oído.
- No eres capaz de enseñarle a ese, un poco. A ver que hace teniendo su pareja al lado.
Carmen abrió un poco las piernas para darle una fugaz visión de su coño desnudo. El lo capto al momento. Acercándose a su mujer le dijo algo al oído y ella volvió la vista a Carmen. Miro directamente a su entrepierna. Carmen al sentirse descubierta cerró rápidamente las piernas.
- Se lo ha dicho y ella me ha mirado. ¡Que corte!
Paco volvió a decirle algo al oído a Maria. Ella abrió un poco sus piernas dejándonos a la vista su coño completamente depilado, y en medio, brillando un poco por la humedad, los labios de coño.
Mira que guarra, va como tú. Con todo al aire. Así me gusta que sean las mujeres. Exhibicionistas y viciosas.
Como crees que debo interpretar esa actitud. Me pregunto Carmen.
Yo creo que te esta retando a ver quien es capaz de enseñar mas.
Pues se va ha enterar dijo Carmen.
-Esa guarra no me gana a mí. Su pareja se va ha correr en los pantalones. Le voy a poner el listón bien alto.
Carmen volvió a abrir las piernas, pero esta vez un poco más.
Paco tenía una visión perfecta de su coño. Con disimulo me sonreía. Yo, en mi interior, me decía que las cosas estaban saliendo mejor de lo esperado.
Maria al estar de espaldas al resto de Púb se sentía protegida de las vistas del público y por eso fue más osada. Mojándose los dedos de saliva, los metió por la cinturilla de la falda hasta alcanzar su coño y abrirse los labios, dejándonos ver su interior rosado. Se introducía un dedo y nos miraba descaradamente.
Yo di un respingo sorprendido por la escena.
Carmen echándose hacia delante se acerco todo lo que pudo a Maria y le dijo.
Te aprovechas de que estas de espaldas al local, si no te ibas a enterar.
Paco te importa cambiarle el sitio a..........
Carmen.
A Carmen...
Paco se levanto intercambiando su sitio con Carmen. Estábamos uno al lado del otro. Y las dos mujeres enfrente nuestra y de espaldas al local.
Carmen alargo la mano cogiendo la botella de refresco que le habían puesto con el cubata. La metió del revés en el vaso mojando el cuello de la botella y después, orientándola a la entrada de su vagina, introducírsela poco a poco hasta casi hacerla desaparecer.
La dejo ahí y puso sus brazos encima del respaldo del sillón, abrió un poco más las piernas. Paco no articulaba palabra, estaba ensimismado mirándole el coño a mi mujer con la botella asomando.
¿Que? ¿Te das por perdida?
Ni lo pienses. Levanto el brazo llamando al camarero....
Carmen cruzo las piernas al acercarse el camarero tapando la botella que se hallaba en su interior. Maria las cerro un poco pero dejaba ver la los labios de su coño.
- ¿Que desean?
El camarero se había dado cuenta y miraba a Maria el coño y las tetas que por el escote, ahuecado, dejaba verlas en su totalidad.
Nos podría traer una botella de champán. Por favor. Pidió Maria.
- Ahora mismo.
Pero no se movía. Estaba ensimismado mirando.
- ¡Venga! Le dijo Maria.
Se alejo metiéndose la mano en el bolsillo del pantalón. Seguramente colocándose el miembro.
Ya de vuelta trajo la botella metida en un recipiente con hielo.
Si lo desean tenemos reservados para algunos clientes...
No hace falta, gracias. Estamos bien aquí. Dijo Maria.
El camarero se alejo.
Maria cogiendo la botella la agito enérgicamente y procedió a quitarle el corcho. Para evitar que saliera un buen chorro, puso el dedo en la boca de la botella y metiéndosela en la vagina libero la boca de su dedo. El coño inundado de golpe expulsaba chorros a raudales, mojándonos los pantalones a Paco y a mí.
Maria cogiendo las copas las fue llenando una a una directamente de lo que salía de su interior. Y mientras que todavía escurrían chorros de champan del coño nos tendía una copa a cada uno diciendo.
¿Que, brindamos por la ganadora?
Por la ganadora. Dijimos Paco y yo al unísono, levantando nuestras copas y bebiendo de ellas.
El mejor champan que he probado nunca. ¿Tu que opinas Carmen? Carmen no lo había probado.
A mi no me gusta el champan. Y todavía no has ganado. Esto no ha hecho nada más que empezar. Te propongo salir de aquí para seguir con la competición.
Soy capaz de ganarte a lo que tú quieras...Que propones.
Busquemos un lugar en el que yo te ponga a prueba, haber si eres capaz de estar a mi altura.
De acuerdo, tú mandas.
Bueno, antes de nada yo soy Carmen y mi marido Carlos.
Intercambiamos besos y manoseos en las presentaciones. Estuvimos un rato charlando entre risas y cachondeo mientras que acabábamos las bebidas y por supuesto el champan de tan rica cosecha. Halabamos lo sofisticado del envase en que nos había servido Maria.
Ya acabadas las bebidas nos levantamos y salimos del local.
Carlos, te acuerdas donde solíamos ir a ver la luna cuando éramos novios.
Si.
Pues llévanos allí.
Nos montamos en el coche y nos pusimos en camino. Paco, detrás, le metía mano en el coño a su mujer mientras que le decía.
Que guarra eres, lo que has hecho en el Púb. Nunca lo hubiera imaginado de ti. Mira como me tienes. Y abriéndose la bragueta se saco la polla. Estaba con una erección bestial. Tenía una buena polla y su grado de excitación hacia que brillara húmeda de sus jugos. Las venas a punto de reventar.
Y yo. ¿No he contribuido a que eso este así? Dijo Carmen .
Por supuesto, me has puesto como un berraco cuando nada mas llegar me has enseñado el coño, pero reconocerás, que Maria te ha ganado la partida.
-Tú no dices nada, Carlos. Me pregunto Carmen . ¿A ti también te ha empalmado ella? Mientras que decía esto me agarraba el pene por encima del pantalón de algodón, haciendo que apareciera una mancha de humedad en donde debía estar el prepucio.
- ¿Que quieres que te diga? Una desconocida se mete una botella de champán en el coño y me ofrece su mangar en copa. ¿A ti no te excitaría?
Maria se hecho hacia delante y por en medio de los sillones delanteros introdujo la mano por dentro del pantalón agarrándome la poya.
Joder chico esto es por mí. Tenía mi miembro cogido abarcándolo con los dedos. Sácatela que la vea .
Carmen coge el volante un momento.
Soltándolo, me afloje el pantalón y saque todo el paquete, dejando mi poya apuntando al techo y los huevos colgando entre mis piernas.
En ese momento llegamos a nuestro destino. Una arboleda de las afueras, muy frecuentada por los amantes para sus devaneos. Podías encontrar de todo tipo; Gays, lesbianas, voyeur, exhibicionistas. En ese momento no había nadie a la vista. Pare el motor y apague las luces.
Maria me cojio el pene con la mano y me lo acariciaba suavemente, arriba y abajo, manteniendo una fuerte presión sobre el. La cabeza parecía que iba a reventar de lo morada que estaba y las venas como se dice en mi pueblo, parecían las de un cantaor.
Paco, por detrás, le había metido la mano por el escote a Carmen. Le manoseaba las tetas mientras que ella miraba la paja que me hacia Maria. Se frotaba el clítoris y pasaba los dedos por en medio de los labios del coño.
Por entre los árboles se habían asomado cuatro hombres que miraban desde unos 15 metros. Tenían los miembros en la mano y se pajeaban.
-Tenemos observadores dije.
Bueno Maria, aquí esta tu prueba. Haber quien es capaz de acaparar mayor grupo de mirones y conseguir mas corridas.
De acuerdo, vamos.
Carlos enciende los faros.
Encendí los faros y las mujeres se bajaron del coche a la vez.
Carmen situándose enfrente del coche y girándose para darnos la cara, cruzo los brazos por delante y agarro el vestido por la parte baja. Se lo saco por la cabeza y se quedo completamente desnuda. Los faros la iluminaban de manera que cualquiera que estuviera en los alrededores podría verla perfectamente.
Maria a su vez se quito también el vestido e inclinándose se lo saco por lo pies ofreciéndonos una visión de su coño completamente depilado.
Paco y yo estábamos dentro del coche masturbándonos mientras que veíamos la escena.
Poco a poco se fueron aproximando los mirones ante lo que evidente de la invitación.
Al momento estaban rodeadas de unos 10 hombres. Las tocaban mientras que no paraban de masturbarse. Aproximándose las manoseaban por todo el cuerpo. Las manos las recorrían, se introducían en su interior.
Carmen tenía el coño lleno de dedos que la exploraban. Se introducían en su ano. Carmen se arrodillo y aproximando a los que tenia mas cerca empezó a masturbarlos con boca y manos. Había penes de todos los tamaños, grosores y colores. Carmen los devoraba con avidez. Se sacaba uno para girarse y coger otro, no daba abasto. Los hombres para llamar su atención la golpeaban con la poya en la cara.
Paco miraba extasiado como su mujer también de rodillas devoraba poya tras poya como una posesa. Inclinándose hacia delante, apoyo las manos en el suelo.
- Follarme cerdos, que esos dos cabrones vean como me rompéis el coño.
Los mirones se la disputaban intentando colocarse en mejor posición. Uno de ellos situándose a su espalda y agarrándola por las caderas le inserto la poya en el coño. Desde la distancia se veía enorme.
Otro por delante se la introducía en la boca bombeándola fuertemente. Hasta el punto, que Maria tenia arcadas al no poder respirar.
Paco no decía nada, se dedicaba a observar mientras que no paraba de meneársela. Yo alargando la mano le cogi su miembro. No dijo nada y se acomodo un poco como para facilitarme la labor. Me incline e introduciéndomela en la boca se la ensalive a conciencia. Los chorros resbalan por el tronco del pene hasta ir a mojar sus huevos. Con la mano le extendía la saliva por los huevos.
El a su vez alargo la mano y me cojio el pene. Lo acariciaba y sobaba a todo lo largo.
Seguro que mi mujer disfrutaría con esta poya.
Y yo fallándomela. A ver si dejan algo esos mirones.
Seguimos manoseándonos mutuamente mientras que veíamos a nuestras mujeres, que fuera, rodeadas de hombres, se los disputaban.
Carmen ya había dado cuenta de al menos tres de los mirones. Se habían corrido encima de ella dejando sus huellas. Tenía chorros de semen que le escurrían por los pelos para ir a caer sobre las tetas. Su cara era un poema, casi no se veía un centímetro de piel que no estuviera cubierta de semen. Pero ella seguía con su trabajo intentando acaparar el mayor número de hombres en detrimento de Maria. Tenia a su alrededor otros cuatro que intentaban que les hiciera caso aproximando sus miembros a la boca.
Maria de había tumbado en le suelo y tenia encima suyo a uno que la follaba. Otros le metían mano como podían y se colocaban para recibir la atención de su boca. Estaba como Carmen, llena de semen. Se corrían en su cara y pecho uno detrás de otro. Sus tetas estaban casi tapadas de salpicaduras de semen.
Las dos eran puro sexo recogiendo corridas una de tras de otra. Intentando ganar a la otra. En la explanada delante de nosotros habían al menos diez personas que eyaculaban o dentro de ellas o por encima. Mientras que nosotros nos masturbábamos mutuamente.
Carmen apoyándose con las tetas en el coche invito a que la penetraran. No tardaron en ocupar su coño. Uno detrás de otro iba ocupando su lugar y descargando su semen en su interior que incapaz de retener tal cantidad escurría por sus muslos hasta el suelo.
Paco no pudo aguantar más rato ante ese espectáculo, entre espasmos empezó a eyacular. Yo recogía con mi boca todo el semen que salía pero se me escurría por la comisura de los labios.
Los mirones ya agotados y vacíos se fueron retirando. Carmen y Maria se levantaron y se encaminaron al coche. Sus cuerpos iluminados por los faros brillaban húmedos de las corridas. De sus tetas escurrían gotas de semen.
Asomándose cada una por una ventanilla. Nos interrogaron.
Que, chicos. ¿Quien ha ganado? Preguntaron al unísono.
La que me haga correrme a mi, gana. Dije.
Mi culo esta intacto. Me dijo Maria mientras que se ponía a cuatro patas delante mía.
Arrodillándome detrás apunte la cabeza de mi poya a la entrada de su ano y apretando suavemente fui introduciendo mi miembro, hasta que los huevos golpearon contra su culo.
Carmen se sentó de cara encima de Paco poniéndole perdido de las corridas que llevaba encima. Empezó a morrearle mientras que con la mano apuntaba su poya a la entrada de su vagina.
Yo cerca del clímax acelere mis envites para terminar de correrme en el interior de Maria. Me derrumbe encima de ella mientras que con las manos le sobaba las tetas.
Paco levantando a Carmen saco la poya y le dijo.
- Chupamela guarra, trágate todo mi semen.
Maria ya libre de mi se aproximo y se disputaba con Carmen para metérsela en la boca. Sus bocas se juntaban entremezclando los restos de semen con sus salivas. Se morreaban y se pasaban la lengua por sus caras, limpiándoselas de los restos de semen.
Agarrando a Carmen por la nuca le introdujo su miembro en la boca. Excitado por la visión de sus tetas y caras goteando semen se corrió. Entre las dos recogían con la lengua lo que salía de su poya y levantándose se fundieron en un morreo a tres.