Intercambio Universitario

Historia en la que una chica francesa va a casa de una familia española a realizar un intercambio universitario.

Espero que os guste el relato. Aquí estamos, en el aeropuerto, esperando a nuestra invitada. Una chica francesa llamada Melisa. Viene de intercambio a pasarse un mes en nuestra casa como invitada, ya que mi hermana devolverá la visita en el mes de Septiembre. Mi hermana se apunto a los intercambios que promocionaba la universidad con la intención de aprender un poco mas la lengua francesa, pero de buena tinta sé, porque ella me lo ha dicho, que la intención es mas bien divertirse en Francia. Cosa que entiendo, porque yo haría lo mismo jeje. Mi hermana tiene 22 años, es una chica muy sociable y extrovertida, que le queda, porque la pobre no es demasiado guapa. Ha salido a nuestra madre, es bajita 1,58 cm, melena castaña que le llega por la cintura, tiene una cara bastante peculiar, con una nariz muy grande y ojos marrones pequeños y labios muy finos, para encima tiene un grave problema con el acne, lo que la hace bastante fea, su cuerpo no esta mal, tiene un pecho muy bonito y grande, y esta delgadita, su cintura es pequeña y su culo es muy respingón. Mis padres, que decir de mis padres. Son muy clásicos y serios, y les costo bastante aceptar que mi hermana se apuntara a los intercambios, pero al final el poder de convicción de mi hermana fue mas fuerte, porque otra cosa no, pero mi hermana convence a cualquiera. Mi padre es muy alto 1,92 cm, cara de mala ostia, pelo negro canoso, y cuerpo delgado y fino, y fumador empedernido. Mi madre pues es una calcamonia de mi hermana, es bajita, pelo castaño corto, y su cara pues igual que mi hermana salvo por el acne, y que la edad ya se nota, y tiene unos kilos de más. Yo tengo 24 años, y soy todo lo contrario a mi hermana, soy tímido y introvertido. La verdad que no tengo muchos amigos y apenas salgo de fiesta. Tengo el pelo moreno muy corto y de punta (como es la moda ahora), mis ojos son negros, mi cara es bastante ruda y muy marcada, con la barbilla muy pronunciada, unos pómulos marcados, cejas bastante belludas, ojos negros, y labios bastante gruesos. Mi cuerpo esta bastante cuidado, pertenezco a un equipo de atletismo y tengo que estar siempre en forma para las competiciones. No soy un cachitas, mas bien lo que tengo es un cuerpo fibroso. Estamos en el aeropuerto toda la familia. Mis padres Juan y Mari carmen, y mi hermana Tere, y yo claro. Me llamo Fernando. La escena era peculiar, mi hermana tenia una cartelito con el nombre de nuestra invitada escrito y no paraba de moverlo por todo lo alto, yo estaba pasando una vergüenza terrible pues todos nos miraban, y mostraban una sonrisa bastante notoria. Tras pocos minutos, nuestra invitada apareció por la puerta de desembarque. Se dirigió a nosotros al ver a mi hermana con su cartelito odioso por todo lo alto. Es una chica muy mona tendrá unos 22 años y medirá sus 1,65 cm, tiene una melena castaño claro con mechas rubias y un flequillo que le cae por su cara y la hace más atractiva, ojos verdes muy grandes, labios carnosos y muy sensuales, y una cara de no haber roto un plato. Su ropa deja entre ver un cuerpo muy atractivo y sexy, su top azul marino deja ver unos pechos muy bien puestos, y por su minifalda sobresale un culo muy carnoso donde agarrar, marcándosele las braguitas. Lo que la hace aun más bella es su piel morena. Antes de que pueda decir nada mi hermana se abalanzo sobre ella y no dejaba de abrazarla. Mi padre y yo nos encargamos de sus maletas, y sin decir nada nos dirigimos al coche. Mi hermana no dejaba de hablar con ella en francés, y los demás nos mirábamos como preguntándonos que coño se estarían diciendo. Ella parecía una chica de pocas palabras, o la situación habría hecho que se mostrara así. Llegamos a casa y mi hermana se encargo de instalarla en su habitación. Sin mas el primer día con nuestra invitada paso. A la mañana siguiente, me despertó mi madre. -Venga Fernando arriba. -Anda Mama, déjame dormir que estoy de vacaciones. -No no, tienes que levantarte y salir con Melisa, que tu hermana esta en las clases particulares de francés y hasta las 2 no va a volver. -Clases de francés? Joder, y porque no le enseña francés Melisa - tras decir esto me entro la risa tonta, por lo de que le enseñara francés y mi madre se dio cuenta. -Te voy a dar yo francés y medio. - me dio un fuerte cachetazo en todo el culo y rápidamente me levante. -Vale vale ya voy, pero que hora es? -Las 9. -Las 9, ¿pero como me despiertas a estas horas? -Que quieres hijo, Melisa ya se ha levantado y desayunado, y esta esperándote a que le des una vuelta por la ciudad. Enséñale la playa, y lo típico de la ciudad anda. -Joder con la francesita, como madruga. Venga ya me preparo. Tras ducharme, prepararme y desayunar, salí con Melisa para que conociera la ciudad. Hacia un día muy caluroso, pues estábamos a primeros de Julio, y ya el calor se dejaba notar. Ella se mostraba muy ansiosa por conocer nuestra pequeña ciudad costera. Se había puesto muy guapa, con unos pantalones cortos marrones claro que dejaban ver sus preciosas piernas, y un top amarillo chillón que me dejaba ver de nuevo sus maravillosos pechos. La verdad que era una chica que me ponía muy nervioso. Solo su mirada conseguía que yo apartara la mía cada vez que se cruzaban. Decidí que lo primero que le enseñaría el Parque de Los Lagos, puesto que quedaba muy cerca y así aprovechamos bien la mañana. Cuando llegamos al parque, empezamos a dar un relajante paseo. Yo le iba hablando un poco de nuestras costumbres y cultura. La notaba muy interesada, pero no había caído en la cuenta de que ella no debía hablar español. -¿Me entiendes? -No sé. -¿Pero tu hablas algo de castellano no? -No sé. -Hay dios que esta tía no entiende ni papa de lo que les estoy diciendo. You speak english? Probé con el ingles, aunque tampoco es que hable mucho, pero es que francés no tengo ni idea, y si así nos conseguíamos entender un poco pues por lo menos podríamos comunicarnos. Ella asintió con la cabeza a mi pregunta, y con su mano me hizo un gesto de que lo hablaba un poco. Pues así fue, empecé a hablarle en un ingles españolizado jeje, y ella parecía que algo me entendía, pero no habría la boca para casi nada. Era una chica muy tímida supuse, pero bueno aunque me costara hablar a mí siempre, lo hacia. Tras nuestro paseo por el parque, nos fuimos a la playa, ella se mostraba muy ansiosa cuando le dije de ir a la playa. Y sus bonitos ojos se iluminaron. Llegamos a la playa y su cara de asombro era muy notable, se quedo mirando a la playa perpleja, parecía que nunca había visto el mar. Al verla así con su mirada perdida en el inmenso mar, y el viento azotándole en su cuerpo. Me quede mirándola fijamente, estaba preciosa. El viento alborotaba su pelo, sus pezones se empezaron a marcar en su top, y esa sonrisa que se reflejaba en su rostro hacían que me sintiera afortunado por verla así. Sin querer se me escapo una frase al verla tan preciosa. -Dios eres preciosa, ojala pudiera quedarme aquí viéndote toda mi vida. -Gracias, es lo más bonito que me han dicho nunca. Eehhhhh, había hablado en un casi perfecto español, me quede con una cara entre imbecil y estupefacto. No sabia que decir, solo pudo apartar mi mirada y ponerme colorado como un tomate. -Si, hablo castellano si es lo que té estas preguntado. -Pero pero tu, si no sabias nada de español. -Solo me hice un poco la tonta, porque ya he hecho otro intercambio aquí en España y sufrí mucho cuando descubrí como en verdad era la familia que me acogio. -Pero eso no se hace. -Lo siento, pero no quería que me engañaran de nuevo. Estudio castellano en la escuela de idiomas y estoy en ultimo curso. No sabia que decir, por mi timidez me sentía bien como hasta ahora. Pensaba que no me entendía demasiado de lo que le decía y eso me relajaba. Ahora estaba más nervioso que nunca, no sabia que hacer, le había dicho que me gustaba y estaba súper avergonzado, no sabia donde meterme. Ella con una dulce sonrisa se dirigió a mí y me dio un beso muy tierno en la mejilla. -Siento haberme comportado así, pero necesitaba saber que no erais mala gente. Podrás perdonarme. Pensé durante unos instantes, y logre entender su postura. Yo habría hecho lo mismo en su situación. Me dolería descubrir que la gente no es como piensas que es, y con una mala experiencia pues todos escarmentamos. -Si, te perdono. Pero en cuanto lleguemos a casa te pones a hablar en castellano eh, que mis padres y mi hermana serán lo que sea pero son buena gente. -Si si, no te preocupes de verdad. La chica cumplió lo prometido, y tras explicar lo sucedido a mi familia y pedir disculpas, mis padres, bueno mi madre y hermana en vez de enojarse la abrazaron y la achucharon muy cariñosamente. Me alegro mucho que la hubiesen entendido, porque parecía una chica muy buena y encantadora. Nuestras salidas matutinas eran maravillosas, le enseñaba la ciudad y siempre acabábamos en la playa viendo el mar. Se mostraba como una niña con un juguete nuevo cada vez que veía el mar. Su alegría, su ilusión, su entusiasmo era palpable. Su rostro cambiaba solo con ver el azul del mar. Cada día era un renacer para mí. Mis timideces y vergüenzas se evaporaban estando junto a ella. Verla salir de su sueño era mi mayor placer, y siempre madrugaba mas que ella para poder despertarla. Había pasado la mitad de su estancia entre nosotros, y yo sentía que no quería que se fuese nunca de nuestro lado. Le había contado mas de mi vida y sabia mas de mí que nadie, me hacia sentir muy bien a su lado, y tal vez que ella me contara sus problemas y preocupaciones hacia que yo le abriera mi corazón. Como cada mañana, me dirigí a despertarla. Me sentaba en la cama y me quedaba admirándola durante unos instantes. Veía su pelo despeinado, su cara sumida en un profundo sueño y su cuerpo retorcido entre las sabanas, olía el aroma de su cuerpo rezumando tranquilidad y admiraba la belleza que ante mi se mostraba. Yo podía sentir como me estaba enamorando poco a poco de nuestra huésped francesa. Ese día pude ver como con su respiración se le sobresalía uno de sus pezones sobre su pijama, admiraba ese pezón negro sobre su pecho blanco por la marca del bikini. Me quede hipnotizado mirándole sus pechos, y no me di cuenta de que ella se había percatado de que yo la miraba. No me dijo nada, solo se me quedo mirando hasta que yo me note descubierto. No sabia que decir y fingí no a ver visto nada. -Buenos días Melisa. -¿Que mirabas Fernando? -Nada, solo te admiraba. ¿Sabes? Me encanta verte dormida. -Vaya. Pero si estoy feísima cuando me levanto. -No, para mí es cuando más guapa estas. -Anda no seas tonto eh, no te rías de mí. -De verdad que estas preciosa, pareces un ángel, cuando estas sumida en tus profundos sueños estas preciosa. -Ya ya, anda. Déjame prepararme para ir a dar una vuelta. ¿Dónde me llevas hoy? -Pues hoy te voy a llevar a hacer una ruta por el campo. A las afueras, mi padre me deja el coche y estaremos allí todo el día, ¿te parece bien? -Si a mí si, pero ¿y tu hermana que pensara? -Ya se lo he dicho, y esta de acuerdo. Ella hoy ha quedado con un amigo que tiene, bueno son algo mas que amigos, es que él es de fuera y cuando puede viene a verla, para mí que son novios, pero ella no lo quiere reconocer. -Ah pues sí tu hermana esta de acuerdo por mi genial. Tras decirle que llevara ropa cómoda y calzado adecuado para una buena caminata, la deje preparándose. Desayunamos juntos y mi madre noto como nos mirábamos y nos reíamos como unos colegiales. Yo bromeaba con ella y le unté su nariz con la mantequilla de las tostadas, ella me lanzaba migas de pan y así entre broma y broma notaba como adoraba a aquella chica, como era la única ante la que en verdad me mostraba como era, y como a su lado me sentía feliz, me sentía libre y sin miedos, en definitiva me sentía afortunado. -No te había visto así antes Fernando – Dijo mi madre. Yo solo pude ponerme colorado y agachar la cabeza. Melisa me miraba con una sonrisa en su rostro, y una mirada muy cariñosa. -A ver si té estas enamorando de nuestra invitada eh jijiji – Mi madre se estaba riendo con una sonrisa muy picarona. Yo con una mirada de ira hice que mi madre cortase sus comentarios y volviera a sus labores. Melisa seguía mirándome, ver su rostro me tranquilizaba de aquel cachondeo de mi madre, suavemente por debajo de la mesa note como su mano acariciaba mi muslo y eso me relajaba y excitaba muchísimo. Para evitar excitarme demasiado, rápidamente acabe el desayuno y fui a por el coche de mi padre para esperarla abajo en el portal. Tras subirse ella al coche, me dirigí hasta el inicio de la ruta y deje allí aparcado el coche. Durante el trayecto seguimos hablando distendidamente y ella me acariciaba la mano cuando hacia el cambio de marchas, y me propinaba unas sonrisas deliciosas como solo ella sabe hacer. Estaba muy nervioso, pues sabia que pasaríamos el día juntos y con solo verla sobre mi cuerpo sentía unos escalofríos enormes. La miraba, con sus pequeños pantaloncitos vaqueros que le tapaban solo su trasero, y con una camisa blanca de manga corta bastante transparente, que dejaba ver su sujetador y como llevaba varios botones desabrochados podía admirar como sus pechos sobresalían de él. Estaba preciosa. Empezamos a caminar y al poco llegamos a la zona más bonita de la ruta, era un camino de tierra bastante estrecho, y a ambos lados había una línea de pinos que cubría todo el camino en una extensión de al menos un kilómetro. Era maravilloso admirar como los árboles apenas dejaban pasar la luz del sol, y como el camino se veía iluminado por unas fugaces ráfagas de luz. A todo esto se le unían los cantares de los pájaros que era lo único que inundaba aquel silencio. Ella se quedo maravillada admirando aquello. Y solo dijo. -Que cosas tan preciosas tiene España. -Cosas más bonitas tiene Francia Melisa. Y le guiñe un ojo. Ella se rió, y me dijo. -No seas tonto Fernando que me voy a poner colorada. -Es la verdad, para mí tú eres preciosa. Bueno eso ya lo sabes desde el primer día eh jejeje. -Jajajajaja pues sí. ¿Pero a que tu no sabes una cosa? -¿Que? -Que tu también me gustas mucho. ¿No lo has notado? -No sé, es que no quería hacerme ilusiones para luego llevarme una desilusión. -Pues tu me gustas mucho, eres un chico muy especial para mí, nadie me ha abierto su corazón como tu, y mucho menos me ha tratado tan bien. Me haces sentir muy bien a tu lado. Mientras caminábamos seguíamos nuestra conversación. -Vaya. ¿Te puedo decir algo? -Sí, claro. -Que tu me haces sentir eso y mucho más, siento que tu me completas, siento que tú eres lo que me ha hecho comprender lo que es el amor, siento que si con alguien en esta vida, si con alguien puedo ser feliz es contigo, siento... Antes de que pudiera seguir hablando ella se acerco a mí y entre lagrimas me dio el beso mas dulce, más húmedo, más tierno que jamás me han dado. Sentía todo su amor, todo su sentimiento, todo aquello que me hacia sentir cuando estaba junto a ella, me sentía el único hombre sobre la tierra en ese momento. Fundimos nuestras almas en un beso de amor, en lo mas dulce que la tierra jamás hubiera visto. Tras separarnos de ese beso, me quede mirándole a sus ojos y le limpie sus lagrimas y me las lleve a mi boca, probé esas saladas gotas. Ella sonrió al verme hacerlo. -¿Por qué has bebido mis lagrimas? -Porque si tú lloras yo beberé tus lagrimas hasta que se paren. Si tu sufres yo estaré a tu lado para aliviarte el dolor, si sonríes yo estaré a tu lado para ser el hombre más feliz del mundo viéndote, sí... De nuevo me interrumpió y me beso, esta vez de una manera mucho más libidinosa que la anterior me metió su lengua y la junto con la mía, jugaban entre ellas y se conocían por primera vez. Empezamos a tocarnos y a conocer nuestras anatomías. Yo le acariciaba su cuello con una mano y con la otra le manoseaba aquellos pechos maravillosos, ella mientras me tocaba el pecho por debajo de mi camiseta y se aferraba a mi espalda con la otra. Le desabroche su camisa y deje libre aquel sujetador blanco, le saque uno de sus pezones y se lo acariciaba, ella seguía sobandome el pecho y me acariciaba mis pezones como yo hacia con el suyo. No tarde mucho en quitarme la camiseta, y quedar con mi peludo pecho al descubierto. Ella se despojo de su camisa y se desabrocho su sujetador, podía mirar asombrado aquellos dos pechos blancos por la marca del bikini y esos pezones negros como azabache. -Eres preciosa Melisa, quiero estar toda mi vida junto a ti. -Y yo Fernando, y yo también. La abrace fuertemente junto a mi pecho y notaba como sus duros pezones se clavaban en mi. Comenzamos de nuevo a besarnos y acariciarnos, esta vez con mas lujuria y desenfreno que antes, acariciaba sus nalgas y la raja de su culo sobre su pantalón con mis dos manos mientras continuábamos nuestro abrazo, ella se aferraba a mi espalda y me la acariciaba de arriba abajo. Seguía con mis manos en su culo y intentaba meter mis dedos por aquel pantalón para poder llegar a su ano, eso la excitaba y hacia que su mirada angelical se transformara en viciosa. Bajo su mano y empezó a sobar mi paquete sobre mi pantalón de algodón que ya dejaba ver un bulto muy importante. Lo acariciaba como si jugase con un juguete nuevo que quiere conocer de arriba abajo, lo sobaba y sobaba, y yo notaba como ya empezaba a babear liquido preseminal. Empecé a chuparle aquellos pechos tan duros, no eran muy grandes pero a mí me encantaban, se los lamía y mordía, mientras seguía intentando perforar con mis dedos su pantalón corto para llegar a su ojete. Ella me desabrocho el pantalón y saco una parte de mi miembro, empezaba a acariciarme el capullo con su mano y lo frotaba en círculos, hacia que mis piernas temblaran debido a la excitación que me hacia sentir. Acabe de bajarme el pantalón y ella se puso de rodillas delante de mí, empezó a chuparme el pene, lo lamía desde mis huevos hasta la punta del capullo, y ya allí jugueteaba con su lengua en él. Se la metía en su boca y volvía a juguetear con su lengua en mi capullo. Subía y bajaba su cabeza sobre mi polla y yo podía deleitarme viéndola desde mi posición, viendo como mi polla desaparecía en su boca, estaba muy mal, estaba rematadamente mal. Ella me miraba mientras lo hacia como buscando mi aprobación, y yo solo podía decirle que la amaba, que nunca me habían dado tanto placer. Se saco mi polla de la boca y con su mano se limpio la saliva que había en ellos. -Que rica sabe mi amor. -¿Te gusta? -Si, podría chupartela toda mi vida. Le pedí que se levantara, y cuando ella estuvo de pie, yo me arrodille como ella había hecho antes y le baje poco a poco aquellos pantaloncitos cortos que tenia puestos. Deje al descubierto aquellas braguitas blancas a juego con su sujetador y pude notar como estaban humedecidas ya por su flujo. Acaricie con mi mano aquella mancha húmeda en su braguitas y chupe el liquido que se quedo impregnado en mis dedos, me sabia muy dulce y era un sabor nuevo para mí. Acariciaba aquella mancha en sus bragas y le hundía mis dedos en ella. Empecé a chuparla y a lamerla, y ella se estremecía en cada lamida que le proporcionaba. Aparte un poco sus bragas y pude ver su coño peludo, empecé a chuparle su clítoris que ya estaba muy abultado por la excitación, podía notar como brillaba su vagina debido a la lubricación que su flujo ejercía en ella. Chupaba toda su vagina y bebía todos sus flujos, pasaba mi lengua por toda ella y le pedía que se corriera en mi, ella no tardo mucho en cumplir mis deseos. Se corrió en mi cara como si le fuera la vida en ello, le temblaban las piernas y tras correrse se derrumbo sobre mí. -Quiero hacer el amor contigo Fernando. Quiero sentirte dentro de mí. Obedecí sus ordenes, la puse de espaldas a mí, apoyada en uno de los pinos del camino y acerque mi pene a su coño. Lo frote contra su vagina para que se lubricara bien y se lo ponía en su ojete para que sintiera la dura erección que tenia. Cuando ya estaba bien lubricado con sus flujos, se la introduci suavemente en su vagina, mi pene iba entrando centímetro a centímetro. Resbalaba dentro de ella perfectamente, y mis envestidas eran muy suaves para que pudiera notar toda mi virilidad. Me apoye sobre su espalda sudada y empecé a acariciar sus pechos mientras la penetraba, era maravilloso sentir aquellos pechos duros y con sus pezones durísimos, mientras empujaba mi polla dentro de ella. Gemíamos de placer nos sentíamos completos los dos por primera vez en la vida, podía notar como ella se estremecía de placer y como meneaba su culo con mis embestidas. Yo miraba como mi polla iba entrando y saliendo en su coño, y aparte sus nalgas con mis manos para poder admirarlo mejor, al ver aquello sentí una tentación enorme de meterle uno de mis dedos en su ano. Y sin pensármelo dos veces lo hice, lamí mi dedo y se lo frote por su ojete mientras la seguía penetrando con mi polla. Le frotaba el ano con mi dedo y la penetraba con mi polla. Ella parecía no quejarse sino al contrario, cuando noto mi dedo en su ojete pude notar como su coño se encharcaba mas en sus flujos, así que se lo introduje en él. Le metí el dedo y lo saque para pobrar aquel manjar, chupe mi dedo con el sabor a su ano y se lo volvía a meter y lo volvía a chupar. -Te gusta como sabe mi amor. ¿Te gusta el sabor de mi culo?. -Si Melisa mía, me encanta el sabor de tu culo. Estaba tan mal, que empecé a restregar la palma de mi mano por las carnosas cavidades de sus nalgas que daban a parar a su ano y seguidamente a chuparla. A ella le encantaba verme hacer aquello. Le introduje dos dedos esta vez en su culo y seguía mintiéndosela en su vagina a un ritmo ya aceleradísimo. Empecé a aumentar aun más mi ritmo en ambos agujeros, hasta que ella ya gritaba de placer y me pedía que me corriera. -Por dios correte por dios... Me estas destrozando el culo, dios como me gusta. -Por favor correte conmigo, correte conmigo. Verla como disfrutaba con todo aquello me excitaba de una manera inexplicable. Ya notaba como su cuerpo empezaba a tener espasmos y como su segundo orgasmo se acercaba, saque mis dedos de su ano, que estaba muy dilatado y la agarre por su cintura y empecé un ritmo loco de embestidas. Su flujo ya chorreaba por sus piernas y humedecía mi bello púbico. Era ya inevitable mi eyaculacion. Seguí con ese ritmo hasta que ya el semen salía de mis genitales con suma rapidez, y logre sacarla justo a tiempo de correrme en su ano, pude ver como mi semen caía por las paredes de su maravillosa raja del culo y parte de él se introducía por su ano aun dilatado. Ella jugaba con el semen cerrando y abriendo su ojete para que yo pudiera ver como se llenaba su culo de mi leche. Estábamos agotados. Le di un pañuelo para que se limpiara mi semen y recogí su ropa para dársela. Tras limpiarnos, nos vestimos los dos aun sudados como estábamos. Seguimos el camino, y pasamos el mejor día de nuestras vidas, procurándonos mimos y cuidados como una pareja enamorada. Tras pasar el día juntos volvimos a casa y dormimos con la satisfacción de haber encontrado nuestra alma gemela. Ya que al día siguiente nos esperaba otro día turístico por la ciudad jejeje. Espero que les haya gustado el relato y que hayan disfrutado con él. Un saludo a todos.