Intercambio de rabos.

Un bonito proyecto de viaje para romper el hielo de un intercambio, se convirtió en una bacanal de lujuria donde descubrí otro maduro semental que me hizo perder la concincia.

Llevábamos tiempo tratando de tocar el tema del intercambio con un matrimonio amigo con el que habíamos flirteado  en conversaciones sobre el sexo liberal, pero sin llegar a dar el salto, por lo que preparamos un viaje para romper el hielo.

Les contare que son un una pareja  madura, el 60 años se llama Juan y es muy atractivo, robusto de cuerpo pero bien proporcionado con el pelo blanco y abundante para su edad, y ella Mercedes de unos 52 años con un cuerpo también escultural, son una pareja que se cuidan mucho el aspecto y los años les han hecho incluso más sexi.

Les dijimos que si les apetecía acompañarnos en un viaje a algún sitio exótico o  romántico para dar un toque de  morbo a las noches, cosa que aceptaron encantados pues ya el tema había sido hablado como dije antes, aunque ninguno dábamos  el paso.

El sorprendentemente nos dijo si nos apetecía ir a Barcelona donde las existen numerosos locales nocturnos que amenizan e incitan a las travesuras en el sexo o bien también podíamos ir a un pueblo francés famosos por estos temas también, decantándonos por la Ciudad Condal finalmente.

Tras  llegar a la cuidad  nos dimos cuenta que había reservado en un Hotel que el ya conocía, la Suite para los cuatro, causándonos al principio un poco de asombro, pero encantados con la idea de compartir  para romper ese hielo definitivamente.

La primera noche después de la cena fue del más excitante, pues a la llegada a la Suite ellos propusieron para entrar en ambiente que cada uno se relajara con su pareja a su manera de la forma  que más le apeteciera pero sin ocultarse, tema que aceptamos encantados.

Fuimos los primeros que hicimos uso de aquella enorme cama con nuestros pequeños juegos preliminares en los que nos fuimos  desnudamos mientras ellos en el otro lado de la cama, hacían  algo parecido.

Nuestras miradas se cruzaban con cierto morbo mientras jugábamos con nuestras respectivas parejas, yo andaba deseosa de verlos desnudos y más a él con aquel cuerpazo que tenía.

Paco que no tardo nada en animarse comenzó a comerme mi sexo con su maestría característica, ofreciéndome su duro rabo también para que yo lo degustara en un 69 de lujo, mientras Juan había desnudado completamente ya a su mujer a la que acariciaba con dulzura en su sexo y pechos, mostrando a través de sus slip un empalme de miembro colosal.

Yo miraba supe excitada a ese hombre, ansiosa que mostrara ya ese enorme encanto, al que su mujer ya sobaba con la mano a través del estrecho slip mientras el inclinado sobre esta le ofrecía.

No nos cruzamos palabras,sino  solo miradas, cuando Mercedes deseosa ya de que viéramos las armas de su esposo, le quito toda la ropa, Paco y yo nos quedamos un poco estupefactos al ver duro aquel enorme rabo apuntando al frente con una belleza digna de lucir en cualquier película porno, y aunque yo había catado ya más grandes que ese, este tenía unas dimensiones tan proporcionas y buenas que lo hacían tremendamente sexy y apetecible.

Colgaban una bonita bolsa recubierta de pelo blanco con unos enormes huevos que me hicieron mojarme solo de verlos, con su duro y terso culo y su pectoral superpoblado de vello blanco y negro, hacían de Juan, un semental de aúpa.

Paco me estaba dando tal comida  amenizada con la visión de ese  espectáculo de hombre, que no tarde nada en correrme escandalosamente junto a aquella pareja, mientras ella con su cuerpo escultural mostraba sus bonitos pechos tersos que ahora eran pasto de las manos de Juan, que sabiamente  pellizcaba, mientras su boca ya trabajaba en el bonito y arreglado triangulo del sexo que tenía  entre las piernas.

La distancia era tan escasa entre nosotros que nuestros gemidos se entremezclaban, contagiándonos unos a  otros con el morbo de ese encuentro, pronto comencé a sentir el tremendo placer que me estaba dando Paco ya con la primera monta y sus sabios movimientos de cadera, como tratando de demostrar a aquel macho de la competencia que él aunque no tuviese ese tremendo cuerpo y rabo también era buen amante.

Me tenía loca con sus embestidas pero más me ponía cachonda  ver a Juan como comía el conejito de su mujer, haciendo que esta levantara la cadera con unos espasmos y gritos de placer que nos asustaron a nosotros.

Seguidamente tomo sus brazos abriéndolos como una cruz mientras su cuerpo se deslizaba hacia arriba y tras apuntar con la cabeza de ese misil transoceánico  en su mojado y abierto chochito, tras aquella buena comida, se dejó caer clavándola con un certero golpe, ella respondió con un suspiro de placer agitando la cabeza como posesa hacia ambos lados.

Paco miraba, a la vez que me follaba con fuerza, como su contrincante golpeaba junto a él con rítmicas acometidas a su pareja a la que tenía extasiada, cambiando con frecuencia de posturas, como mostrándonos su amplio repertorio en el juego de cama.

Estaba  a punto de correrme otra vez cuando tome la iniciativa y me subí sobre Paco para cabalgar sobre su rabo y mostrarme como una experta amazona.

Juan había puesto ahora a cuatro patas a su pareja y con una fuerte monta por detrás la estaba destrozando a orgasmos, pues ella por sus gritos y sus gestos pareció sufrir dos seguidos, mientras el regulaba sabiamente sus entradas y salidas de aquel coloso perforador.

Acelere sobre Paco en mi peculiar monta y nos corrimos al unísono los dos, de forma espectacular, cosa que pareció encender a Juan que tras mirarnos, acelero el ritmo para terminar corriéndose dentro de su mujer a la que tenía casi extenuada sobre su lado de la cama.

Saco su enorme rabo y girando a su esposa, se lo puso sobre la boca para que esta tomara las ultimas gotas de esa blanquecina y espesa crema.  Exprimía toda la longitud de ese coloso con su mano para limpiar bien toda su interior, mientras Mercedes chupaba esa bonita cabeza deseosa de tomar ese jugo, y relajarse sobre la cama tras aquella monta de locura que había sufrido.

Yo me había quedado rendida junto a Paco acariciando su medio dormido rabo, que reposaba todo enrojecido tras mi fuerte  cabalgata sobre él.

No sé si fue el efecto del cava que habíamos tomado o lo cansados que estábamos pero nos quedamos dormidos varias horas, despertándome la ducha que se estaba dando Juan, al que vi salir secándose con una toalla su atlético cuerpo y no menos bonito rabo que colgaba semidormido de aquel cuerpo.

Yo estaba ahora de lado mirando a Paco con una pierna sobre la suya y este frente a mí, mientras Mercedes se despertaba tras mi esposo, diciéndole a Juan que ahora iría  a la  ducha ella.

Sin apenas darme tiempo a reaccionar Juan se acercó a mi espalda  sentándose a mi lado, mientras su mano acaricio suavemente mi sexo que estaba semiabierto por la postura de mi pierna, dirigiéndose a Paco al que dijo, “ menuda máquina de sexo tienes aquí amigo”  ¿ te gusta ver como toco a Tere?.. Paco afirmo rápidamente, diciendo que le encantaba verme gozar. Juan respondió con un ummmmm que rico este conejo que tienes aquí Tere, quiero follartelo y llenarlo de mi crema para que luego tú marido se lo coma con mi nata dentro. ¿Quieres eso Paco? Le volvió a preguntar a mi esposo, este volvió a responder que siiiiiiiiii ummm.

Acerco su boca a mi oído y me susurro, ¿ tú quieres también cariño? . Mira que tengo ya mi rabo junto a tu trasero durito y preparado para jugar contigo.. Mientras su mano jugaba ya con mi conejito que disimulamenté abrí más para que hurgada en su interior con los dedos.

Me estaba pajeando con una sabiduría, que me hacía  ya gemir,  mientras le dijo a Paco, que me besara y me pellizcara los pezones.

Paco me morreaba fuertemente mientras por detrás seguía el acoso de esa sabia mano que ya acompañaba también con algún roce  de su enorme y duro rabo.

Mercedes se había animado y ya acariciaba por detrás las bolas y el duro rabo de Paco que ya lucía un empalme de lujo con aquel juego.

Juan  se fue acomodando tras mi trasero a la vez que abrió con sus manos un poco más mis piernas para ir introduciendo aquel coloso lentamente en mi agradecido y mojado conejito.

Volvió a susurrarme al oído pero con una voz que escuchaban todos, ¿ Tere te gusta que te la meta así?, mmm que conejo más estrechito y mojado tienes cariño, es una delicia clavarte así..   Yo asentí cuando Paco me liberaba la boca con sus besos, mientras sentía un tremendo placer con las embestidas de Juan, comprendiendo ahora el porqué de tanto gemido de su mujer horas atrás cuando era follada por aquel semental.

Sabiamente había deslizado una mano por mi cuello abrazándome mientras la otra apoyada sobre mi cadera dirigía sus dulces penetraciones que me estaban destrozando, dándole rápidamente un orgasmo colosal que el agradeció con algo más de ritmo y unos mmmmmm goza tesoro, goza que quiero hacerte gozar para que tu Paco te vea caliente.

Miro a Paco y le dijo, toca mis huevos y dile a tu mujer como los tengo de caliente.. Paco encantado se los agarro entre el juego de piernas nuestro, y mirándome me dijo, mmm ummm cariño los tienes enormes y llenos de jugo, están a punto de eclosionar en tu chochito tesoro, que me voy a comer seguidamente de que os corráis los dos.

Yo estaba loca de placer por aquellas palabras y más con la maestría que entraba  y salía aquel coloso de dentro de mí, cuando su mujer giro a Paco y le dijo, ven que voy a comete este duro mástil que tienes aquí, que está a explotar también.

Paco me soltó quedándose boca arriba a espesas de ser devorado por la boca de Mercedes, que comenzó a darle una soberana mamada, que mi esposo agradecía sin dejar de mirar cómo me penetraba su amigo.

Juan me obligo a ponerme boca abajo ahora y tras abrir más mis piernas con sus rodillas, volvió a clavarme  con mas fuerza su enorme rabo en mi conejo, que estaba y abierto  y mojado como una rosa por el roció.

Ya sentía el peso de su enorme cuerpo sobre mí con unos golpes  y profundos que hacían que la tremenda longitud de aquel coloso llegara hasta mis entrañas, haciéndome desencadenar tras diez intensos minutos una serie de órganos que dejaron a mi cuerpo sin espíritu de lucha, quedando a expensas de lo que quisiera hacer conmigo.

Gire la cabeza y su mujer estaba ahora montada sobre Paco al que besaba mientras sus caderas jugaban clavada sobre su rabo, y por la cara de ambos note que estaban disfrutando mucho.

Juan me giro ahora para él, volviendo a ensartarme con aquel mástil que no parecía perder fuelle con nada, pues su dureza era tremenda, mientas me besaba y yo mesaba con  mis manos sus blancos cabellos, sintiendo cada vez más como aceleraba ese ritmo que en segundos se convirtió en frenético para terminar por descargar una corrida colosal dentro de mí.

Se quedó como un minuto sobre mí, tiempo en el cual mi esposo soltó su crema dentro de Mercedes que segundos antes se había corrido sobre él.

Juan saco su morcilla aun semidura y con gran cantidad de gotas supurando por su enorme cabezón, que me ofreció por si quería comer y limpiar, cosa que acepte encantada aunque fuerzas no me quedaban muchas, comenzando a chupar con desespero esa bonita cabeza, mientras el agradecía con leves gemidos mi sabia comida.

Duro el encantador momento unos minutos hasta que perdió todo el fuelle ese rabo, quedándose rosado y dormido por tan buen trabajo.

Mi marido que se había recuperado, bajo a mi sexo y como queriendo cumplir la promesa que antes le había hecho a Juan comenzó a limpiar todo lo que este había dejado y que se había mezclado con la gran cantidad de mis  jugos emanados, produciéndome un placer exquisito, tras un rato dejo su puesto a su oponente y amigo  y este retomo con una sapiencia increíble  ese grato trabajo, haciendo explotar en otro orgasmo tremendo que me dejo ya liquidada.

Nos duchamos los cuatro y tras  vestirnos, nos fuimos a tomar un potente desayuno en el restaurante del Hotel, donde el tema de conversación fue ese magnífico encuentro que continuo  con otros, los tres días que duró la estancia en esa ciudad.

Regresando hoy a casa a la rutina diaria pero con las pilas cargas y nuevos amigos en la agenda del placer.