Intercambio de personas
Cuando tu amiga te invita a una cita de cuatro seguro que sos parte de algun trato para intercambiar personas, pero que mejor si tu acompañante te atiende como se espera.
Intercambio de personas.
Esta historia surge en el penúltimo día que estuve viviendo en la ciudad de Buenos Aires. Yo allá tenía una compañera de trabajo que nos habíamos hecho amigas; ella a su vez tenia otro grupo de amigos que siempre prometía presentar pero que en esta ultima salida se hizo concreto.
A todo esto había dentro de ese grupo un chico que le interesaba mucho a ella, que era amigo de otro del grupo, que quería conocer alguna amiga de mi amiga Sandra.
Para lograr que su amigo Pablo llevara a la cita al chico que le interesaba a Sandra, esta tenía que llevar a alguien para presentarle. Ahí entro yo a la escena.
Yo sabía que seria un intercambio, pero obviamente con la opción a que yo no aceptara y quedaría en una mera salida de 4 personas.
El día llego. Sandra en vez de ir primero a mi casa, para ponernos de acuerdo sobre algunos aspectos sobre la cita; y que los chicos pasaran en auto a buscarnos por allí; no lo hizo.
Ella paso con los chicos directamente y la situación seria sin red, sin códigos entre nosotras.
Baje de mi casa, cuando me acerco al auto veo a un chico parado con Sandra que no me gustaba para nada y me imagine que seria mi compañero, pero no, menos mal que me equivoque.
Pablo, que era el que me tocaba a mí, estaba dentro del auto porque manejaba.
Subimos y cuando lo vi en una primera impresión me pareció un pibe normal, nada fuera de lo común, pero muy calido, educado y divertido.
La noche fue avanzando y tanto el chico que estaba con Sandra como Pablo quería de todos modos halagarme y consentirme en todo lo que pidiera para que Sandra quedara bien parada con los amigos que me había presentado.
Yo me sentí muy cómoda y a medida que la noche pasaba nos fuimos conectando mas con Pablo, hasta en varios momentos que nos quedábamos solos charlábamos muy amenamente de cosas varias y parecíamos no aburrirnos.
Mi amiga Sandra quería irse con su chico así que yo me quedaría con Pablo, sin problemas claro; la pasábamos bien, pero no sabía que opinaba el de mí.
A me empezó a gustar cada vez mas y tenia ganas de probar que tan dulce podía ser en otros ámbitos. Así que empecé a ponerle un poco de calor a la situación provocándolo con palabras o gestos, el parecía que no reaccionaba, permanecía tranquilo y no respondía la provocación.
Sandra logro convencer a su chico y se fueron dejándonos solos a Pablo y a mí.
Yo me senté en una silla al lado de la ventana; hacia calor recuerdo.
En un momento, Pablo se para y va a cerrar la cortina; yo me paro para darle paso y cuando me doy vueltas para ver si había terminado y volverme a sentar, me lo encuentro parado frente a mi.
Sin palabras acerco su cara a la mía lentamente como probando hasta donde lo dejaría llegar. Llego a mi boca y me beso con sus labios carnosos y suaves. Por favor que rico, dulce y suave besaba ese hombre
Despacito me fue abrazando cada vez más fuerte y pegándome a su cuerpo. Yo comencé a acariciarle la espalda. Se saco la remera y me dejo ver su piel blanca, tersa y con un perfume espectacular.
Así besándonos me fue llevando a su habitación, cerro la persiana y volviéndome a besar me empezó a sacar la ropa lentamente y muy suavemente.
Solo faltaba una luz de color rosa para que amenizara esta situación tan dulce y amorosa. Cuando estuvimos los dos desnudos y recostados en su cama grande no podía resistirme a esa piel así que lo comencé a recorrer con mi lengua desde su cuello, bajando por el pecho y allí me detuve en sus tetillas.
Las acaricie con mi lengua y eso comenzó a excitarlo mas aun, las rodié mojándolas con mi lengua, las chupe suavemente con mi boca y hasta las mordí despacito.
Eso le empezó a despertar el instinto y a mi mas excitación; ya me estaba olvidando lo amoroso y lo dulce para pasar a lo intenso y fuerte como me gusta a mi.
Seguí el recorrido y llegue a su cosito, que era de tamaño normal pero estaba durísimo, brillante y con sus venas a reventar de la excitación. Jugué con él unos momentos, con mi lengua, acariciándolo con mis manos, con mis pechos, con mi boca, pero encontré algo que le gustaba mas aun
Note que se ponía loco cuando mi lengua bajaba más por su ingle y llegaba a sus huevitos, me fascino acariciarle los huevitos con la lengua, con las manos, chuparlos suavemente mientras lo masturbaba con mi manito.
Pero sus gemidos me ubicaban por el lugar que quería que siguiera y así llegue a su ano.
Coloque una almohada debajo de su cadera, le levante las piernas, metí la cabeza entre ellas, las apoye en mi espalda y me dedique a darse una de sus mejores sesiones de besos negros que haya tenido.
Comencé bajando por sus huevitos, llegaba a su ano cerradito y lo rodeaba con mi lengua, mojándolo todo.
Hacia todo el recorrido hacia abajo y luego hacia arriba, primero con la puntita de mi lengua y luego con toda la anchura y humedad que podía poner mi boca en mi lengua.
Acompañaban una de mis manitos el recorrido acariciando los huevitos y la otra seguía masturbándolo sin descanso.
Llego un momento que no puede aguantar mas y luego de rodear su ano lo penetre con mi lengüita despacito y suavemente. Ahí sus gemidos ya no eran más disimulados, se transformaron en gritos diciendo que se moría de placer, que no me detuviera.
Yo seguí lamiendo su ano y penetrándolo con mi lengüita. Pero quería llegar más allá, así que en cierto momento comencé a introducirle despacito mi dedito bien mojadito y pidiéndole con mi voz, susurrándole dulcemente, que se relajara y lo disfrutara.
Mi dedo comenzó a penetrarlo y Pablo explotaba de placer, su cosito empezó a largar más juguito y a mojar cada vez más mi mano. Pero no acabaría ahí; no quería que lo hiciera así que mientras el gemía yo le repetía suavemente que no acabara, que quería hacerle gozar mas. Eso lo ponía peor, así que saque mi dedito y en un arrebato se levanto, me agarro y me subió a la cama, me tendió boca abajo y abriendo mis piernas me empezó a penetrar despacio pero continuado en mi cosita.
Yo con toda la escena anterior de verlo y escucharlo gozar estaba mas que excita y mojada así que su cosito entro más que rápido.
Me penetraba con una fuerza animal, me sacaba el aire en cada envestida y me estaba haciendo gemir a mi como yo lo había echo con el.
El tipo mas dulce del mundo se había trasformado en un animal que me encantaba como me hacia gozar.
No le bastaba escuchar como gemía, quería escucharme gritar, así que metió una de sus manos en mi cosita y comenzó a masturbarme. Ahí si comencé a gritar de placer.
La situación era un desparramo de instinto, sexualidad, sudor, fuerza e intensidad.
No soportamos mucho así y acabamos los dos con gritos de placer que deben haber despertado a más de un vecino.
Quedamos tendidos en la cama, con casi nada de fuerzas. El encima mío que al cabo de un momento recupero su dulzura dándome besos suavemente en mi espalda toda mojada de sudor. Me ofreció prepararme el baño, si quería ducharme antes de irme. Así lo hice, y luego me llevo a mi casa. Como todo un caballero.
Quedamos en que cuando volviera a Buenos Aires un fin de semana podríamos ir a una casa de campo que tiene un amigo. No se, puede ser. Lo único que se, es que el intercambio a mi me favoreció bastante, así que no voy a enojarme con mi amiga, solo le agradeceré.